Takano se incorporó en su cama estirándose, pero se detuvo al sentir dos pequeños cuerpos aferrados a él.
Alzo la sabana encontrándose con un niño de ¿dos años? Aferrado a su cuerpo y de otro lado una niña de alrededor de cinco años, se quitó de encima con mucho cuidado a los dos niños levantándose de la cama, tuvo suerte de no despertarlos, si algo había aprendido lo últimos días era que los niños solo son agradables cuando duermen.
“¿Que mierda está pasando?” se preguntó al observar a los pequeños, no recordaba haberlos visto nunca en su vida.
Salió de su habitación y lo primero que escucho fue el llanto de un bebe más el sonido de alguien cocinando. Vio como una beba de meses se encontraba llorado en una sillita alta y otro niño de entre tres y cuatro años estaba sentado frente al televisor.
El ruido del bebe le hacía doler la cabeza, su casa estaba llena de niños desconocidos, aquello se escuchaba y se veía muy mal.
“seguramente todo es culpa de Ryu”
- Amor veo que ya despertaste.
Ritsu salió de la cocina, Takano comenzó a babear pues el castaño estaba vestido con un lindo delantal que resaltaba las perfectas curvas de su cuerpo y tenía una hermosa sonrisa en el rostro. Se acercó a él abrazándolo, le sorprendió que este no lo apartara, al parecer ese día estaba de suerte, fue un poco más haya he hizo lo que llevaba tres meses deseando (aunque para el parecía toda una eternidad) y poso una de sus manos en el trasero del castaño apretándolo.
- Amor, no hagas eso, sigo muy sensible por lo de anoche, además de que los niños están aquí – dijo Ritsu sin atreverse a apartar la mano.
- ¿Lo de anoche?
- Si, ¿acaso no recuerdas? – Takano lo miro con duda – Lo hicimos en tu oficina, me empotraste contra el escritorio – finalizo con el rostro completamente rojo.
- ¡¿Eh?! – aquella imagen era tan erótica, el tan solo imaginarlo…
Takano se separó de Ritsu y golpeo su cabeza contra la pared, pues no recordaba nada de la noche anterior.
“Sé que están ahí recuerdos, por favor regresen”, por primera vez en su vida le estresaba olvidarse de algo.
- Amor te vas a lastimar – pidió Ritsu preocupado – ¿podrías atender a la bebe? No ha dejado de llorar, debe de tener hambre.
- Disculpa Ritsu ¿sabes porque mi casa está llena de niños? – el castaño lo miro extraño como si su pregunta fuera lo único fuera de lugar.
- Pero que dices mi amor ¿acaso no recuerdas a nuestros cuatro hijos?
El mayor casi se desmaya al oír eso.
- ¿cuatro hijos? Yo no tengo hijos – Ritsu sonrió mientras se tocaba el vientre.
- Bueno podrían ser pronto cinco, anoche te corriste tantas veces dentro que no me sorprendería.
Esto debía de ser una puta broma.
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- ¡¡¡TÍO, TÍO, TÍO, DESPIERTA IDIOTA!!!
Takano despertó de su perturbador sueño. Aunque al ver la cara de su sobrino quiso volver a dormirse, cerró los ojos, el Ritsu de sus sueños era mil veces mejor que ese renacuajo.
- ¡¿Que no me escuchaste maldito? dije que te levantes! – se subió a la cama y comenzó a patear al mayor,
- ¿Por qué eres tan molesto? – Takano se levantó de la cama.
- Quiero que me lleves otra vez a ver a Ritsu-san.
- De acuerdo, pero solo si prometes no hacerme quedar mal con él.
- Como digas – sonrió – no lo hare.
Habían pasado un par de días desde que el menor llego, y cada día se preguntaba mas ¿cómo era que su hermano lo soportaba?, o más bien ¿Cómo era que su cuñado soportaba a ambos?
Ambos se arreglaron para ir a desayunar al trabajo de Ritsu. Lo único que agradecía era que el menor se hubiera levantado primero, levantar al mocoso por las mañanas era realmente un infierno.
Al llegar el castaño se acercó a ellos felizmente a tomar sus órdenes.
- En unos momentos les trago su pedido – respondió nervioso, el tan solo ver la cara de Takano le era vergonzoso, aun recordaba lo que había hecho aquella noche.
Se despidió haciendo una rápida y torpe reverencia.
- Tío, ¡vamos al parque acuático! – pidió el niño a sabiendas de la respuesta.
- No – el pequeño frunció el ceño e inflo las mejillas.
- Bien, pues tú te lo pierdes, apuesto a que Ritsu-san se hubiera visto muy bien en traje de baño.
- Ahora que lo pienso no tengo nada que hacer este fin de semana.
Ver a Ritsu en traje de baño y tener la posibilidad de que su sobrino se ahogara en alguna de las albercas.
Tentador.
- ¡Qué bien! Ahora solo tenemos que preguntarle a Ritsu-san si quiere ir.
Ese niño se había salido de nuevo con la suya, pero bueno, por lo menos esta vez ganaría algo a cambio ¿no? Ya no se conformaría con un pequeño beso en la mejilla.
Aquellos suaves y cálidos labios besando su mejilla.
*cachetada mental*
No, takano Masamune nunca se sentiría feliz con un beso en la mejilla, él quería otra cosa y no descansaría hasta conseguirlo.
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- Takano-san mira ese tobogán sí que es enorme – decía Ritsu caminando frente a el señalando hacia alguna dirección.
- Si es enorme – refiriéndose a otra cosa, tenia la vista posada en el trasero de Ritsu, era la primera vez que no lo veía en pantalones, ahora podía apreciar esas lindas piernas y espalda (eso daba un excelente panorama)
Pero al parecer no era el único que pensaba de esa forma, pues varios hombres tenían posada la vista en SU castaño. Eso lo puso de mal humor.
Aunque el tambien atraia la mirada de muchas jovencitas.
Trato de no tomarle mucha importancia, pues al fin estaba cumpliendo una de sus fantasías, aquello hacia que ese día valiera la pena. Ryu vio lo que su tío hacía.
- ¡¡Pequeño idio…!! – el pequeño le había pisado el pie.
- Mirar a las personas de forma lujuriosa sin su consentimiento es malo.
- Habla más bajo que Ritsu te puede escuchar… además prometiste que te portarías bien – le recordó, el pequeño hizo un puchero.
- ¿De qué están hablando? – pregunto Ritsu caminando hacia a ellos, apenas había notado que se habían detenido.
- Le decía a mi tío que debíamos de ir al tobogán que dijiste Ritsu-san.
- Si hay que ir Takano-san – Ritsu lo tomo de la mano sonrojándose al darse cuenta de lo que había hecho, iba a apartarla, pero el pelinegro la apretó más fuerte.
Ambos se sonrieron.
Aunque a Takano le encantaba tener a Ritsu caminando delante de él, por obvias razones, debía de admitir que caminar a su lado no estaba nada mal, le agradaba la sensación de tener aquella mano ligeramente pequeña y suave entre la suya
Miro a sus dos acompañantes, los dos parecían estarse divirtiendo, el castaño desprendía un aura infantil, bastante inocente y tal vez un poco maternal, Ritsu sería una buena madre. En el caso de Ryu si no lo conociera hasta podría decir que parecía un niño normal.
Tal vez aquel sueño le había afectado más de lo que esperaba.
No, a él nunca le agradarían los niños.
….
“Juraría que alguien me ha tocado el trasero” pensó Ritsu sonrojado, había sido tan solo un rose, volteo atrás encontrándose con Takano-san hablando con su sobrino “Takano-san sería incapaz de hacerme algo asi, creo que fue mi imaginación”
- Tío – hablaba Ryu con entusiasmo, en serio que se estaba divirtiendo, tanto que no había prestado mucha atención a su horrible tío toda esa mañana – volvámonos a subir – pidió corriendo a nuevo hacia el tobogán.
- Espera un momento.
Takano se sentía demasiado abrumado como para volver a subir al mismo juego, además de que le había intentado tocar el trasero al castaño y no estaba seguro de si este se dio cuenta. Por otro lado, Ritsu seguía perdido en sus pensamientos, se había sentido observado desde que entro al lugar y eso hacía que tuviera escalofríos.
- ¿Ritsu estas bien? – pregunto Takano tocándole el hombro haciendo que el menor pegara un salto.
- Me asustaste Takano-san – se quejó.
- Lo siento, es que te veías distraído ¿sucede algo?
- Nada, estoy bien, no te preocupes – sonrió tranquilizando al mayor – Takano-san ¿Dónde está Ryu?
El pelinegro miro a su alrededor, aquel niño no se había esperado, lo busco con la mirada encontrándolo resbalándose del tobogán de nueva cuenta.
Suspiro, y el que ya se estaba preocupando.
- Takano-san, Ryu-kun aun no ha salido del agua.
Y volvió a preocuparse de nuevo.
Ritsu tenía razón, pero ¿cómo si el mocoso sabía nadar?
“Bueno, después de todo creo que tuvo una buena vida”
- ¡¡Takano-san!! – grito Ritsu haciendo que el pelinegro reaccionara yendo a buscar al niño.
Lo encontró al parecer el pequeño si se estaba ahogando, lo saco del agua lo más pronto que pudo.
“Mierda” si el mocoso se moría él también se podría considerar hombre muerto.
Ritsu se encontraba asustado.
- Creo que debo de darle respiración de boca a boca.
- No yo lo hare – “primero muerto antes de que alguien bese a Ritsu antes que yo”
Takano se arrodillo a un lado del mocoso, no tenía tiempo de pensar en lo desagradable que era aquella situación, con cuidado se acercó a los labios del niño, cerró los ojos fuertemente y luego…
Lo siguiente que sintió fue a alguien escupiendo agua en su cara.
Abrió los ojos encontrándose con su sobrino ya despierto como si nada hubiera pasado, pudo ver la burla en sus ojos. Como pudo olvidar que se encontraba con el más grande actor que había conocido.
Juraba que iba a matar a ese niño.
- Ryu-chan – Ritsu corrió a abrazar al mencionado, el pequeño comenzó a “llorar” apenas estuvo en los brazos de Ritsu.
- Ritsu-san – sollozo el peliplateado aferrándose a Ritsu.
Aunque la verdad si se encontraba algo asustado, el hecho de haber estado a punto de tener su primer beso con su tío, era lo suficientemente perturbador como para hacerlo llorar.
Por otro lado.
Takano no lo podía creer, el mocoso llevaba tan solo poco más de una semana ahí, había estado más cerca de besar a Ritsu de lo que él.
“Bien jugado mocoso”
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Los tres se encontraban en la casa del pelinegro. Takano había que tenido que cargar a Ryu hasta el departamento, este se había quedado de nueva cuenta dormido en el auto del pelinegro, lo aventó a la cama como si de un vil saco de patatas se tratara, suerte que el menor tenía el sueño tan pesado como su padre, Ryu se acomodó en la cama de forma inmediata abrazando uno de los tantos osos que había en la cama donde dormía, viéndolo así se veía… odiaba admitirlo, pero se veía quizá algo ¿adorable?
- Es lindo ¿verdad? – Ritsu había entrado a la habitación sentándose al lado del pequeño mientras acariciaba con ternura la cabellera plateada.
- Supongo – nunca lo admitiría en voz alta.
- Creo que no es bueno que Ryu-chan se haya dormido sin cenar, debes asegurarte de despertarlo en un rato.
Takano vio la oportunidad de pasar un tiempo a solas con Ritsu, sin el mocoso merodeando por ahí tal vez podría…
- ¿Por qué no te quedas a cenar? Pediré una pizza, Ryu me ha comentado que quería comer una esta mañana.
Ritsu se sonrojo, algo demasiado común en esos días siempre que el pelinegro estaba cerca, pero no podía evitarlo, la simple cercanía de Takano-san provocaba muchas de emociones en él.
- Acepto, solo si me dejas elegir la que yo quiera – no es que lo deseara realmente, pero el pelinegro tomo su mano dándole un pequeño beso.
- Lo que desees – susurro Takano divertido al ver la cara roja del contrario.
Decidieron que despertarían a Ryu hasta que llegara a comida, mientras tanto ambos se sentaron en el sillón a ver la televisión, aunque ninguno de los dos prestaba realmente atención al aparato.
Takano tenía su brazo detrás de Ritsu, provocando que el menor se pusiera demasiado nervioso debido a la cercanía, comenzaba a pensar que quedarse no había sido una buena idea, podía sentir a Takano cada vez más cerca, giro su rostro nervioso para ver al pelinegro, encontrándose con aquellos penetrantes ojos.
- Ritsu – susurro Takano mientras le tomaba del mentón.
“¡¡¡Mi primer beso!!!” pensó Ritsu con el corazón latiendo fuertemente, cerró los ojos, eso era lo que siempre veía que hacían los protagonistas en las películas de romance.
- ¿Tío podemos ordenar pizza? – Ryu salió de la habitación somnoliento.
“Estuve tan cerca”
Ritsu se separó de Takano volviéndose a acomodar en su lugar cubriéndose el rostro debido a la vergüenza.
- Ya lo hice Ryu – contesto Takano sonriéndole a su sobrino, aunque por dentro gritaba todos los insultos que se sabía.
- ¡!Si!! Así Ritsu-san se queda a cenar y a dormir con nosotros será como una pijamada.
“No, Ritsu dormirá solo conmigo”
Miro a su sobrino quien le sonreía malicioso.
“Creo que tendré una mala noche otra vez”
Continuara…