Takano condujo por mucho tiempo, el castaño se puso nervioso cuando se dio cuenta de que estaban a las afueras de la cuidad, al parecer la cita no sería en uno de los lugares que ya se imaginaba, como el cine o algún restaurante.
Pero fuera donde fuera el lugar, podía afirmar que mientras estuviese al lado del pelinegro se sentiría seguro.
Por otro lado Takano-san pensaba en la maravillosa noche que iba a pasar con Ritsu, en lo lindo que seguramente sería hacerlo con él, pues sabía que el menor era totalmente inexperto en las cosas de índole sexual. Le entusiasmada la idea de que el castaño entregará su virginidad.
Los nervios de Ritsu se dispararon súbitamente, Takano había parado en medio de la nada y no parecía haber rastro de civilización alrededor, ambos se bajaron del auto.
- Takano-San ¿Dónde estamos? - el pelinegro no respondió simplemente tomó su mano y lo comenzó guiar por un sendero qué apenas se podía apreciar.
El castaño siguió un poco confuso al principio se iba dando cuenta de que había un bello jardín de flores imagen, a lo lejos se encontraba una pequeña cabaña bastante linda y bien cuidada. Aunque todo se encontraba protegido por una alta barda que rodeaba gran parte del terreno.
- ¿Te gusta? - preguntó Takano colocando su cabeza en el hombro de Ritsu abrazándolo por la espalda.
- Es un lindo lugar, jamás había estado en un lugar tan lindo - le ponía feliz la idea de que para novios hechos todo aquello por él.
En la cabeza de dicho ya se formaban escenas sobre la cama quería ser con él en aquel lugar, Lo más seguro era que le pidiera ser su novio, incluso tal vez matrimonio, dudaba más de la segunda debido a que ellos nunca habrían aclarado su relación.
Ambos entraron a la propiedad, el menor se toma el tiempo necesario para mirar el paisaje, y ganar tiempo necesario para prepararse.
Llegaron a la entrada de aquella acogedora Cabaña, la cual para sorpresa del menor era muchísimo más amplia de lo que parecía, además de estar perfectamente ordenada.
- Takano-san ¿Cómo conoces este lugar? - preguntas con un rubor en las mejillas, aquel lugar parecía sumamente caro y exclusivo, estaba feliz estando allí pero debía de admitir que no quería que Takano hubiese pagado tanto sólo por él.
- Le pertenecía a mi familia, pero ahora me la han dejado a mí - contesto indicándole a Ritsu que se sentara en uno de los sillones de la sala, Mientras tanto el comenzaba a servir dos copas de vino.
- Ya veo…
Camino hacia a Ritsu con una sonrisa en el rostro entregándole al contrario una de las copas de vino, sentándose a su lado, muy, pero muy cerca del el, pasando uno de sus brazos por detrás de Ritsu. No pudo evitar recordar que se encontraban en la misma posición de la vez anterior.
“Solo que esta vez no hay mocosos molestos cerca” pensó Takano aun sin perdonar a su sobrino por la interrupción del otro día.
Pero no estaba ahí para pensar en su sobrino y en lo molesto que era, no, él estaba ahí para admirar a Ritsu y lo lindo que era, para hacerlo suyo, arrebatándole su inocencia.
Ritsu bebió de forma nerviosa de su copa, tal vez de esa forma lograría relajarse un poco, Takano estaba demasiado cerca de él, no tenía duda que de pasaría algo entre ellos pero antes que nada…
- Takano-san – llamo girando el rostro e dirección al pelinegro, tratando de ocultar su nerviosismo – he estado pensando esto desde hace un tiempo.
- Dime – susurro Takano pidiéndole que continuara al mismo tiempo que pasaba su brazo por la cintura del castaño.
Si el corazón de Ritsu estaba hace unos momentos acelerado, ahora sentía que estaba al borde de sufrir un colapso.
- Es que yo me he dado cuenta de que no conozco casi nada de ti – soltó con algo de tristeza en su voz – y que tú tampoco conoces nada de mí.
- Eso se puede solucionar, hay formas de conocernos mej…
- ¡Ya se! – exclamo Ritsu sonriendo – creo que lo mejor sería hacernos preguntas el uno al otro – Takano bufo para sus adentros, no tenía tiempo de andar perdiendo tiempo en esas cosas.
Pero cometió el error de mirar a Ritsu a los ojos descubriendo que estos estaban desbordantes de curiosidad y felicidad.
- De acuerdo – accedió sonriendo de manera forzada.
Al parecer tendría que retrasar todo un poco más.
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Mientras tanto en casa de los Kirishima.
Los dos adultos cenaban junto con los niños, aunque claramente los últimos eran los únicos que lo disfrutaban.
Kirishima al principio no tuvo ningún inconveniente con que el ¿hijo? ¿Sobrino? ¿Ahijado? O lo que sea que fuese ese niño para Takano se quedara tan solo una noche con ellos, pero no tardó mucho en cambiar de opinión.
Desde que había llegado a su casa Hiyori no le había hecho mucho caso por andar jugando con el pequeño invitado. Al cual había ingeniosamente apodado como “copia barata de villano de cuento de hadas”, porque según él quería mal encaminar a su princesa pero era demasiad largo así que simplemente lo llamaría “Estúpido mocoso”
Yokozawa ignoraba todo a su alrededor, después d todo le había advertido a Takano sobre lo que le podía suceder a su sobrino.
Hiyori era demasiado inocente como para darse cuenta de la situación, o más bien ya estaba demasiada acostumbrada y Ryu con su naturaleza de hacer molestar a las personas que no le agradaban no desaprovechaba la oportunidad para hacer molestar al mayor.
- ¿Y en donde dormirá Ryu? – pregunto Kirishima tratando de sonar normal.
- ¡Quiero que Ryu-chan duerma conmigo! – pidió Hiyori.
- No – contesto Kirishima de inmediato.
- Pero papi – volvió a pedir la menor con ojos de cachorro mirando a Yokozawa.
- No creo que haya ningún problema zen – dijo Yokozawa mirando con reproche al mayor – además solo será una noche.
Zen accedió no muy convencido, conocía a Takano, si aquel niño compartía sangre con él, no merecía ni un poco de confianza.
Yokozawa suspiro, si tan siquiera zen pudiera ver lo infantil que se veía estando celoso de un niño de siete putos años ¡si hasta Hiyo era mayor que ese niño!
Además de que en lo que llevaba estando en esa casa había sido suficiente como para darse cuenta de que era un buen niño, tal vez algo travieso y mal intencionado pero se veía incapaz de hacer daño a alguien realmente. Tal vez solo se trataba de que se sentía solo.
Llego el momento de que todos se fueran a dormir, Yokozawa ordeno a los niños que se lavaran los dientes y se cambiaran para poder irse a dormir. Hiyori no se acostó en su cama, sino que ambos niños decidieron dormir en futones.
Pero antes de que se fueran a dormir Kirishima entro a la habitación y con una cinta de color amarillo, la cual comenzó a pegar en el piso, dividió el cuarto por la mitad dejando a un niño en cada parte.
- Escuchen bien – dijo de forma seria, pues ninguno de los niños entendía la verdadera razón del porque había hecho eso – ninguno de los dos debe de cruzar esa línea, cada quien se debe de quedar en su lado ¿Entendido?
- ¡Papá! – se quejó Hiyori haciendo un puchero y sonrojándose ligeramente.
Mientras tanto Ryu solo atino a levantarse mover su futon al lado en donde se encontraba Hiyori, sonriéndole a Zen con superioridad.
A kirishima de salió una vena en la frente.
Ahora entendía porque Takano odiaba a ese niño.
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- Entonces empiezo yo.
Ambos se encontraban sentados en el piso del lugar, con las piernas cruzadas, uno frente al otro.
- ¿Cuántos años tienes? Yo tengo veinte – pregunto Ritsu, pues enserio no conocía ni una cosa tan básica de Takano.
- Veinticinco – respondió Takano, no tan sorprendido, pues siempre pensó que esa era la edad del castaño tal incluso algo mayor a lo que esperaba.
“Por lo menos no es menor de edad, soy muy joven como para ir a la cárcel”
- Entonces debes de estar estudiando ¿no? – Ritsu asintió.
- Trabajo medio tiempo en la cafetería y apenas salgo me voy a la universidad.
- ¿Y que estudias? – pregunto acercándose de forma lenta al castaño, el tenerlo cerca se sentía tan bien, hacía que su cuerpo se calentase de forma rápida.
- Literatura.
“Un momento… ¿Qué?”
- ¿Enserio? Que coincidencia yo también estudie eso – el pelinegro se había llevado una grata sorpresa a parecer Ritsu y el tenían mucho en común después de todo, Ritsu abrió los ojos sorprendido.
- Que bien y entonces ¿de que trabajas Takano-san?
- Soy editor de manga, pero también he editado uno que otro libro.
- Pues yo la verdad no soy de leer manga, yo me quiero dedicar a editar libros, aunque para eso falta mucho – soltó una risita.
Sin darse cuenta Takano ya estaba de nuevo a su lado mirándolo, tomándolo de la mano y mirándole con aquellos ojos que reflejaban algo que nunca había visto antes.
De pronto un gran silencia había llenado la habitación y la atmosfera había cambiado de forma abrupta, pero no era incomodidad, más bien era una sensación agradable. Los dos mirándose al uno al otro a los ojos sin apartar la mirada, Takano tomándole del mentón acercando sus labios los cuales no tardaron un unirse por primera vez, como lo habían deseado desde hace mucho en un momento único y maravilloso.
Ahora Ritsu entendía aquel concepto de tener mariposas en el estómago, el cerrar los ojos y disfrutar de aquella hermosa sensación, intentando grabarse en la mente cada detalle del aquel momento. Sintiendo que el corazón se le pararía en cualquier instante.
Era su primer beso de amor.
Mientras tanto Takano sentía que se le paraba pero a diferencia de Ritsu, él no hablaba de su corazón.
Continuara…