Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Roy Swan por Eowyn Fitzgerald

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Me reí, lo hice y muy fuerte. No pude evitarlo, su piel brillaba como una especie de diamante, era hermoso pero... La imagen de campanita llego a mi mente y entonces solté la carcajada, y Edward que había estado tan preocupado de parecerme desagradable se río conmigo, solo que él claro lo hacía de alivio. En medio de las risas me cargó haciendo que lo abrazará con mis piernas en su cadera, me besó las mejillas, de verdad parecía en paz con mi reacción.

—Perdon, lo siento, no quise reírme de ti.

—Está bien, me gusta escuchar tu risa. Pero, ¿campanita? ¿De verdad?

—No puedo explicarlo ni yo, perdón.

—No te preocupes, ahora gracias a ti cada vez que me miré en el espejo pensaré en hadas y no en historias de terror.

—Eres igual de depresivo que yo.

—¿No lo haz notado? Compartimos la misma neurona.

—Oh, es por eso que tomamos tan malas decisiones.

—No podría estar mas de acuerdo.

Me besó de forma lenta pero intensa y comenzó a caminar hacia el árbol, una vez bajo su sombra lentamente nos acostó en la hierva, el arriba de mi dominando todo el espacio. Usaba una mano para sostener mi cabeza como una almohada, y la otra recorría un camino desde mi cintura y que cruzaba el contorno de mi piernas. Cuando paramos no quitó sus manos de donde las había colocado en mi cuerpo, solo me miró a los ojos y bueno, no hacían falta demasiadas palabras para entender que era feliz conmigo, aquí en éste momento en medio de la nada.

—Te amo Eddie.

—Si, y yo te amo mas haya de lo que puedes imaginar.

—No vamos a jugar quién ama mas al otro.

—¿Por qué no?

—Porque quién sabe cual sea tu edad real, tal vez llevas mil años de experiencia en estas cosas y lo que sientes no tiene limites. Y yo tengo dieciséis años, y tu eres el único amor real que he conocido, a veces aún me cuesta entender la pubertad, no hablemos del amor...

—No tengo mil años, pero si los tuviera igual no haría diferencia porque tu también eres el único amor de mi vida, inmortal o no. Tenemos la misma experiencia y aunque así no fuera, nada de eso tiene importancia. Lo que sientes y puedo ver no es un simple amor adolescente, lo puedo ver con tanta claridad que casi lo siento sobre la piel.

—¿Y aún así apelaras a que me amas más?

—Puedo leer mentes, y en mi larga vida jamás he conocido a alguien que ame mas, de lo que yo te amo a ti.

—Es algo cursi, pero... Es lindo, gracias.

—Solo soy honesto, y ya que estoy en eso hay algo que te debo contar sobre mi pasado.

—Si es algo malo no quiero saberlo, bueno si quiero, me encantaría no tener mentiras ni nada oculto de tu parte porque mis pensamientos están muy expuestos y me siento algo desnudo. Pero no quiero saberlo ahora, no sé si podré digerirlo rápido o me voy a tardar o si voy a desarrollar un nuevo trauma, y por ahora solo quiero no arruinar nuestra primera cita.

—Entonces hablemos del tema mañana.

—Si, ahora besame Eddie.

Esperaba que atacará mis labios, pero de fue directo a besarme el cuello, jaló el cuello de mi camisa y repartió sus medos tiernos hasta mi hombro.

—Jamás he tenido que controlarme tanto para algo.

—¿Quieres morderme?

—Si, pero no es de eso de lo que hablo.

—¿Entonces?

—Lo sabes perfectamente. Quiero hacerte mío de todas las maneras que existen.

—Si, me quedó claro cuando nos mandaron a dirección por casi hacerlo en la biblioteca. ¿Por qué te contienes ahora? Ya me siento mejor, o algo así, y sé que después de que empiece mi tratamiento no volveré a estar tan bien en mucho tiempo, o puede que nunca. Deberíamos poder dar ese paso ahora.

—Quiero que sea perfecto, en un día en el que en realidad te sientas listo y no intentando ocultar que tienes miedo de lo que pueda pasar.

—Lo siento.

—Está bien si no te sientes listo para ello, puedo esperar lo que haga falta, lo que no está bien es que te presiones para hacerme sentir bien. Yo sé que me amas, no necesito nada mas que eso. Además, aunque este es un lugar especial ahora que estamos en nuestra primera cita oficial, no es el lugar que quiero para cuando podamos consumar.

—Consumar, que palabra tan elegante.

—No te burles de mi.

—Lo siento, debo aprovechar que mi novio es del siglo pasado. Bien ¿entonces, a donde iremos cuando lo hagamos?

—Aún lo estoy planeando, hasta que entonces será un secreto, no quiero ver tu reacción hasta que lo tenga listo.

—Me saqué la lotería contigo.

—No Roy, tu suerte es un asco, yo soy el afortunado aquí.

—Oh no, no vamos a pelear por eso, tal vez no vayamos a hacer el milagro de hacer que un friki como yo pierda la virginidad hoy, pero seguro que todavía podemos hacer algo mas interesante que pelear como el par de tórtolos enamorados mas cursis del mundo.

—Yo si quiero ser así —empezó a repartir besos por todo mi rostro, jugaba con toda la intención de molestarme pues estaba siendo muy melosos—. Haré de mi misión en la vida demostrarte cuanto te quiero.

Me irrite un poco, todavía no estoy del todo acostumbrado al cariño excesivo, pero el muy maldito me cambio el humor haciéndome cosquillas. Reí hasta que me dolió, solo entonces paró, y cuando lo hizo me acercó a él hasta el punto en el que el espacio no existía y me volvió a besar.

Pasamos las siguientes horas prácticamente sin hacer nada mas que darnos pequeñas caricias, besarnos, o simplemente estar acostados en la hierva sin hacer nada, si acaso paramos un par de momentos para que pudiera comer algunos sándwiches que la mamá de Edward me mandó con él. Hace tanto que no me sentía en tanta paz, tal vez esto no fue muy tradicional, pero a mi forma de verlo lo sobrepasó increíblemente, el tener este momento de tranquilidad en medio de mi tormenta era todo lo que necesitaba y no sabía.

Edward comenzó a cantar; Back in the USSR, en una voz tan baja que casi no lo escuchó. Amaba esa canción.

—Canta mas fuerte, quiero escucharte.

Claro, como en todo lo demás en esto Edward también era bueno, no tenía una voz angelical, pero era muy bueno. En lo que iba elevando su voz me le uní, mi voz era un tanto mas promedio y desafinaba cada tanto, pero la estábamos pasando bien mientras cantábamos a todo volumen, sin darme cuenta empecé a usar el pecho de Edward como una especie de batería y él seguía el ritmo con un piano imaginario en mi espalda baja.

Pronto recorrimos un buen repertorio de los Beatles solo haciendo el tonto. Hasta nos paramos y bailamos de forma ridícula. La mejor cita de la vida, y solo se requirió de dos idiotas alejados de el mundo entero, de verdad, ojalá pudiera detener el tiempo en este instante para siempre, de verdad, es lo que mas quisiera.

Es sorprendente lo que nos hacemos el uno al otro.

Yo siempre fui una depresivo, sarcástico y malhumorado chico, él un bipolar atormentado y aterrador... Y cuando estábamos juntos sacábamos partes de nosotros mismos que padecían impensables de existir, pero allí estaban y se hacían muy evidentes cuando nos dejaban a solas. Ahora solo había dos adolescentes semi adultos cantando y bailando solo porque se sentía bien, porque eramos felices de solo estar aquí y ahora, de poder tocar la mano del otro.

Regresamos cuando ya estaban las estrellas en lo alto, pero no me importó demasiado caminar tomando su mano en medio del bosque el la oscuridad, a pesar de todo lo que hemos pasado para llegar hasta ahora, y de que no podía superar del todo mi fobia, a su lado por motivos más allá de la razón me sentía seguro.

Como me acabé mis fuerzas rápido, él me cargó casi todo el camino de regreso al auto y no protesté en ningún momento, no tenía la energía para ello, pero me divertí porque usó sus raros poderes de vampiro y aceleró a toda velocidad, incluso se subió a un par de árboles, me sentí como en tarzan cuando el y Jane escapaban de los monos. Está de mas decir que llegamos mucho más rápido al auto.

—De ahora en adelante tal vez deba llevarte en mi espalda a la escuela ya que lo disfrutaste tanto.

Dijo una vez que estuvimos en el auto.

—No creo que sea una buena idea, si mi papá nos atrapa seguro te matará.

—Oh cierto, olvidaba esa parte. ¿Y no se supone que iba a esperarme con un arma cuando te recogiera?

—Seguro que lo hará en nuestra siguiente cita. Todavía tiene oportunidad de avergonzarme, no te preocupes.

Y nos reímos. Me llevo por una pizza que comí mientras permanecíamos acostados sobre su auto, en el estacionamiento mientras escuchábamos la musica country del bar al otro lado de la calle.

—Vamos, haz la pregunta, sé que quieres hacerla Roy.

—¿Qué edad tienes en realidad?

—Bueno, te diré el año en que nací y tu puedes hacer las cuentas.

—Adelante.

—Nací el mil novecientos uno.

—Wooh... Bueno, de todas maneras es menos de lo que imaginé, si eres un anciano pero al menos no haz vivido un millón de años o algo así.

—Aún que se ha sentido así, el tiempo se vuelve extraño cuando eres inmortal. Y si, me siento como de mi edad real la mayor parte del tiempo así que estoy muy cansado mentalmente, pero.

—¿Pero?

—Estar contigo me hace sentir humano, incluso me hace sentir como un adolescente torpe de nuevo. Como si el tiempo no me hubiera dejado estancado, e incluso agradecido de todo lo que pasó aun con lo horrible que suena, porque gracias a eso estoy aquí contigo.

—Ay Edward, tu eres tan... Te amo, y también soy feliz cuando estoy a tu lado. ¿Algún día me contaras como te transformaste?

—Si, solo que no ahora.

—¿Por qué?

—Es algo triste, y no quiero que eso eclipse ni un solo segundo de este momento.

—Lo entiendo. Oye, solo por mencionar algo ya cambiando de tema... Creí que no te gustaba nada la musica de los sesenta y setentas ¿no eres mas de los que se van por la musica de los años cincuenta y cuarenta?

—Si.

—¿Y cómo sabes tantas canciones de los Beatles?

—Por que es de tus grupos favoritos.

—¿Los escuchas solo porque a mi me gustan?

—No es el único grupo, hice una lista y tengo toda una estantería llena de discos que en mi vida jamás creí que compraría.

—¿Por qué harías algo como eso?

—Me hace sentir cerca de ti.

—Nunca estamos alejados mucho tiempo, hace poco me dijiste que incluso me espías mientras duermo señor acosador.

—No lo he hecho tanto como te imaginas, de solo pensar en tu incomodidad, bueno, no puedo seguir. Aunque todo lo que quiera hacer es estar a tu lado, me controlo bastante bien, y la musica que te gusta me ayuda.

—¿Si sabés que lo normal en lo que refiere a espiar a otro es cero, verdad?

—Estoy muy consciente.

—¿Y por qué lo haz hecho?

—Soy como un animal, y tengo el absurdo instinto de querer protegerte hasta en tus sueños. Yo sé que no es correcto e intento no hacerlo, pero es complicado, cada vez que he ido a tu casa a observarte siempre me juro que solo voy un segundo para asegurar que estés a salvo, pero siempre termino quedándome horas solo porque amo tu cara y te vez hermoso mientras duermes.

Me sonroje bastante, estoy seguro porque sentí todo mi rostro caliente en menos de un segundo.

—Eres un gran idiota, Edward.

—Lo sé. El amor me hizo así.

—No me culpes, estoy seguro que ya venías así de fábrica.

—No, yo no era así, tu me rompiste y me hiciste lo que soy ahora. Tienes que hacerte responsable por mi.

—No puedo mantener a un pez dorado vivo, ¿como se supones que me haría responsable de un vampiro?

—Yo tampoco estoy seguro, pero ya se nos ocurrirá algo.

Cúando acabé de comer, me llevó a casa y todavía nos quedamos quince minutos en el auto sin querer despedirnos, pero a la vez llegaron los coches de Charlie y Bella, y tuve que bajar, no sin antes darle un último beso. Había sido un día excelente. De los mejores en mi corta existencia, y eso que solo nos quedamos sin hacer nada todo el día, supongo que no fue por el lugar ni nuestras actividades sino la compañía que tenía.

¿Quién sabe? Tal vez la próxima vez podría dar el paso y podríamos pasar toda la noche juntos... Necesitaba una excusa buena, por nada del mundo le iba a contar a Charlie mis planes reales.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).