Hashirama
Estaba en la Aldea de Uzushiogakure con su hermano, su esposa y su hija. El padre de Mito estaba esperando ver a su nieta.
— Es igual a Mito, es muy bonita.
— Ya lo creo yo, ¿la ceremonia será mañana? —Preguntó un Hashirama curioso, y algo somnoliento, no había parado de pensar en el Uchiha.
— Sí, todo está listo para que Tsunami sea presentada como princesa oficial.
— Me alegro por aquello.
— Pueden revisar la Aldea, los aldeanos han preparado todo para su llegada.
— Nos retiramos —Salió Hashirama junto a Mito y a la bebé.
— Los veo después, iré a practicar el Mokuton.
— Adiós cariño, cuídate —Se despidió la pelirroja con un beso. Hashirama, iba a buscar a aquel pelinegro.
Madara
Estaba con su pequeño bebé, el cual lo estaba durmiendo en una silla. Le estaba cantando al menor para calmarlo, había estado llorando demasiado, temiendo Madara que estuviera enfermo.
— ¡Nande! —La chica pelirroja llego corriendo, el pelinegro esta desesperado.
— ¿Sí señor? Perdone, estaba arreglando unos papeles.
— Necesito que revises a Hiroki, ha pasado llorando todo el día —Activó su Byakugan, tomando al bebé y revisando minuciosamente.
— El bebé agarró un resfriado, un simple reposo más un jarabe lo puedes curar, agarre un paño y coloque el mismo en la frente ya que anda algo caliente —Desactivó el Byakugan y le entrego a Madara una papel para que pudiera conseguir los ingredientes del jarabe—. Vaya a conseguirlo, cuando vuelva yo lo prepararé, estamos cerca de Uzushiogakure.
—Gracias —El pelinegro se retiró corriendo a la entrada de la guarida.
Madara caminaba por el bosque con el Mangekyou Sharingan activo, mientras sintió una presencia poderosa.
— Este chakra se me hace conocido —Habló mientras se acercó un poco hacia la presencia— ¡Hashirama! —Se tapó la boca por la imprudencia, buscando como huir.
—¿M-Madara? —Corrió en dirección a la voz, no encontrando a nadie pero al alzar la vista vio un pequeño mechón pelinegro que se asomaba por un árbol corriendo por su rastro.
Madara corría, enojado con sí mismo por tal imprudencia, ¿Cómo un Ninja como él podía cometer tal barbarie?, se regañaba mentalmente, hasta que se sintió caer por un peso extra, el cual era Hashirama encima suyo. Sintió una cálida presión en sus labios, a lo cual no correspondió.
— Madara, al fin te encontré —El castaño lo abrazó, colocando su rostro en la clavícula del pelinegro.
— ¿H-Hashirama? —Tartamudeo el menor, para después reaccionar con enojo— ¡Aléjate de mí!
— No, Madara, te necesito, no quiero que te alejes de mí —Lo levantó del piso y lo cargó estilo novia, mientras le devolvía un beso.
— Hashirama —Correspondió el beso, pero él recuperó su cordura y empezó a alejarlo de él— Ya, déjame, no quiero estar contigo.
— Madara, tengo 26 años para saber lo que quiero, y yo te quiero a ti —Con eso lo calló besándole nuevamente con más ternura. Madara sólo se dejó llevar por el momento, sabría que cuando él estuviera cansado se iría por la medicina, y buscaría como huir nuevamente.
— Hashirama, sólo por esta vez —Lo abrazó por el cuello, dándose un beso apasionado, como muestra de la necesidad de ambos a darse amor mutuo entre ellos. Sentían la necesidad de esto, sólo una vez más.
El castaño lo levantó, pegándole a un árbol donde empezó a quitarle la camisa, dejando su torso desnudo para que el más alto lame su clavícula bajando a los pezones y chupando suavemente, Madara estaba rojo de la vergüenza ya que Hashirama de plantó como bebé a chupar de ahí, hasta sentía pena de su hijo que hoy su padre dio prueba de lactancia.
— Se siente, demasiado delicioso —Siguió con su trabajo, sacándose del líquido que salía del menor, el cual gemía suavemente.
Subió a la boca del menor para que él también deguste un poco su milagro. Le bajo el pantalón sacudiendo el miembro de su amado, el cual se retorcía suavemente por el placer dado. Un poco de líquido pre-seminal bastó para lubricar los dedos del mayor, los cuales introdujo por la entrada de este, moviendo suavemente, hasta llegar a los 3 dedos.
Su miembro ya estaba molestando en su pantalón, se lo bajó, posicionándose en la entrada del Uchiha, entrando suavemente y dando pequeñas estocadas. El pelinegro se sujetó de la nuca de su amante, rodeando con sus piernas y apoyándose en el árbol para que las penetraciones fueran más profundas.
Cambiaron de posición, con el azabache colocándose en 4 mientras el Senju lo penetraba esta vez de forma más rápida y potente. Ambos disfrutaban aquel choque de pieles, los gemidos eran de esperarse. Con una mano más turbada a su contrario el cual le causaba que temblará levemente por el placer causado.
Se separó y se acostó boca arriba, el Senju introdujo su miembro para seguir con aquel ajetreo, mientras lo besaba con necesidad. Ambos estaban en su punto de llegada. Primero se corrió Madara llenando su pecho, mientras el castaño en el interior.
Cayó rendido Hashirama, abrazando al otro, se durmió. El azabache se levantó cuando vio que el otro estaba profundamente dormido, se vistió.
— No mi amado enemigo —Le plantó un beso tierno en su boca— No voy a volver —Salió corriendo hacia Uzushiogakure por las hierbas que le encargó Nande.
(...)
Hashirama despertó con una sonrisa en su cara, la cual se borró rápidamente al no hallar a Madara por ningún lado.
— Mierda —Se agarró la cabeza con las dos manos y pegó un fuerte puño en el suelo, lo había perdido de nuevo cuando hace unos momentos tuvo relaciones con él. Las lágrimas no se evitaron— Por favor, vuelve a mí.
(...)
Madara caminaba de nuevo con todas las hierbas, corría llorando, por el suceso que le rompió de nuevo el corazón.
~FB~
— Deme 3 de esas raíces por favor —Madara estaba convertido como mujer para que nadie lo notará. En eso paso Mito con su bebé y el vendedor hizo una pequeña reverencia a lo cual, al azabache le ganó la curiosidad— Perdone, soy extranjera, ¿Quienes son ellas?
— Es la princesa Mito y su hija con el primer Hokage, Tsunami. Están pasando por la aldea ya que mañana será la presentación de la bebé ante todo Uzushiogakure, se nota que son una pareja muy feliz —En eso Madara sintió como su corazón se quebraba en pedazos más pequeños de lo que ya estaba. Mostró una sonrisa falsa.
— Que felicidad por ellos dos, deben ser una pareja muy completa, muy feliz. Pero bueno, sigamos con las compras —Señalando otras hierbas, terminó de pagar, no sin antes echar un reojo a aquellas dos.
— Mi hijo si se parece a él, esa niña es igual a ti, puta —Corrió fuera de la Aldea, conteniendo sus lágrimas.
~Fin FB~
Ahí está corriendo con lágrimas en los ojos con dirección a la guarida.
—¿Cómo pude haber pensado en tal vez darle una oportunidad? ¿cómo pude haber sido tan idiota de nuevo? —Se sentó en el borde del lago, donde podías entrar para ir a la guarida, sacando todas sus lágrimas contenidas. En verdad lo seguía amando, en verdad necesitaba ser más fuerte, porque si pudiera, tomaría a aquella mujer de sus moños y la mataría junto a su hija.
Ya más calmado, se lavó la cara y entró a la guarida. Nande lo recibió, tomando las hierbas, y noto como su maestro estaba mal.
— Maestro ¿Qué le pasa?
— Felicidades Nande, eres tía —Se limitó a decir, dejando a la pelirroja plantada inmóvil por la sorpresa que le dio.
Madara se dirigió hacia donde su hijo, tomándolo entre sus brazos y abrazando a este, volvió a soltar en llanto.
— Yo, te protegeré, no volveré a fallar contigo, no dejaré que mueras, yo te amo —Trataba de autoconsolarse a sí mismo, despertando más su instinto materno.
Mientras tanto Nande estaba feliz preparando la medicina.
— Soy tía —Una sincera sonrisa apareció.