Madara caminaba por el pasillo de su casa, inquieto y pensando que podría haber sucedido si no fuera por la culpa de Tobirama, lo maldecía y mucho.
Se sonrojó grandemente, en frente de nadie podría hacer tal cosa, su orgullo lo impedía. Caminó hacia su cuarto, se recostó en su cama y trató de dormir, pero no podía conciliar el sueño.
(...)
Las dos hermanas caminaban junto con su padre y unas 3 damas de compañía atrás de los susodichos. No estaban tan lejos de la Aldea Oculta entre las Hojas, lograban divisar a lo largo la entrada.
Entraron, toda la gente lo recibió con flores y pastelillos del agrados de ellas. Se limitaban a sonreír, moviendo la mano en forma de saludo, hacia aquellos amables pobladores. Divisaron a lo largo la torre donde trabaja el Hokage, a un paso más apresurado entraron en ella.
—Buenas tardes señor Hokage, he venido a como hemos acordado —saludó bajando la cabeza de una forma amable el líder de Uzushiogakure— Vengo a consultar donde nos iremos a hospedar, también le presento a mis dos hijas: Mito y Nande.
—Buenas tardes señor Hokage —Saludó Mito de una forma respetuosa y agachando la cabeza. La verdad le parecía más atractivo el Senju en persona, a como lo habían descrito es mil veces más bello.
—Buenas tarde —Se limitó a decir la menor bajando la cabeza en señal de respeto. Ella quería descansar para después entrenar en algún lugar de esta aldea.
—Oh claro, Tobirama les indicará donde vivirán por el momento, espero les guste —Se paró Hashirama de su asiento para estrechar la mano del líder a lo cual la menor se quedó sorprendida.
—¡Por todo lo bueno, eres un gigante de veras! —Gritó conmocionada Nande a lo cual su hermana y su padre dieron un suspiro.
—Pues... —Hashirama no sabía como reaccionar ante la pelirroja que lo veía con una cara rara— Creo que soy algo alto —Finalizó rascando su nuca.
—Disculpe a mi hija, a veces es algo inmadura. —El líder se sobó la frente.
—No, no hay ningún problema, no me molestó en lo absoluto —Sonrió el castaño a lo que posteriormente su hermano llegó, encargado de dirigir donde vivirían los Uzumaki.
Caminaban, siguiendo al Senju, hasta que llegaron a una casa bien acomodada, él ayudó a acomodar las cosas a Nande, mientras Mito arreglaba las suya y las de su padre.
—Tobirama-san ¿cuántos años tienes? —Preguntó algo aburrida Nande.
—21 ¿tú?
—20 ¿tu actividad favorita?
—Perfeccionar mis técnicas y ayudar a mi hermano ¿tú?
—Crear sellos y entrenar ¿comida favorita?
—Bolas de arroz ¿tú?
—Ramen.
Así pasaron un rato platicando, al terminar de empacar Tobirama se despidió de Nande, ella se recostó a dormir.
(...)
Nande se levantó para salir a entrenar un poco, se colocó su traje shinobi, y salió a las afueras de la aldea.
Encontró el lugar ideal, en el cual comenzó a formar sus cadenas de diamantina para destrozar los árboles de la zona, esta vez tratando de agregar su elemento natural el cual era el viento. No lograba hacer mucho puesto que su nueva técnica aún estaba en desarrollo. Quiso probar con los sellos, el cual usó una máscara que ella misma elaboró para invocar al Shinigami. Cuando estaba a punto de terminar, escuchó un ruido proveniente un arbusto, lo cual la alarmó.
Tiró dos shurikens, las cuales apuntó uno hacia aquella cosa. Corrió con su katana en la mano, vio una cabellera negra, la cual se quejaba de dolor con el Mangekyo Sharingan activado. Ella notó que claramente era un Uchiha por lo cual colocó su arma en el cuello del contrincante.
—Dime tu nombre —Respondió sonando fría y dura su voz. No iba a permitir que alguien tratara de pasarse de listo.
—Uchiha Madara —Respondió para atacar a su contrincante con su hoz, antes de que pudiera lograrlo, ella chocó su espada. Notó que traía en su pecho el símbolo del clan Uzumaki por lo cual bajó su arma. La menor se limitó a abrir los ojos por la sorpresa.
—¿Uchiha Madara? ¿No eres el líder del Clan Uchiha? —Estaba frente a su ídolo que casi asesina.
—Sí, ¿tú quién eres?
—Uzumaki Nande, hija del líder del Clan—Ella estrechó su mano con la del pelinegro en señal de paz.
—¿Vienes por lo del tratado de paz? —Respondió algo perezoso Madara. Trataba de ser amable por el bien de la Aldea, y de su hombre, sí, por la Aldea.
—Sí, con mi hermana y mi padre. —Esbozó una sonrisa, estaba feliz de conocer al gran Uchiha Madara.
—Oh ya veo, es tarde, necesitas ir a dormir —Quería terminar rápido la conversación para ir a su casa, descansar un poco y tranquilizar su mente.
—Oh cierto, bueno me despido hasta mañana —Sonrió para irse caminando.
—Te acompañaré hasta tu casa.
—Bueno gracias.
Madara caminó al lado de ella, Nande le preguntaba cosas de su vida hasta que llegaron a su destino. Madara se despidió directo al complejo Uchiha. Había sido una noche rara.
Nande se iba a dormir cuando escuchó a su hermana llamarla, regañando suavemente el que haya llegado tarde, y posteriormente ambas se acostaron.
(...)
El Uchiha despertó muy de mañana para hablar con Hashirama sobre la reunión. Se fue a duchar y colocar su ropa de civil, salió caminando hacia la oficina de él.
Al llegar vio a Hashirama, con una taza al lado, en un papeleo intenso, al notar la presencia de su amigo, se levantó y fue a saludar al poseedor del Sharingan .
—Buenos días Madara —Le sonrió para abrazarlo, la verdad el asunto de la semana pasada no quedó muy aclarado que digamos, así que aprovechó para darle una muestra de cariño. El nívea se limitó a corresponder.
—Buenos días idiota —Se mantenían abrazados, el moreno se separó.
—¿A qué se debe tu visita Madara?
—Vine a preguntarte acerca de la reunión de mañana, según supe ya llegaron nuestros invitados.
—Sí, llegaron ayer por la tarde, el líder y sus dos hijas.
—Ayer me encontré a una de ellas —Respondió desinteresado Madara, pero despertó algo que Hashirama jamás hubiera sentido, ese sentimiento, celos.
—¿Qué estuvieron haciendo? —Le dio una sonrisa algo siniestra para el gusto de Madara, a lo cual el rió internamente, su hombre estaba celoso, lo conocía tan bien.
—Nada en específico, nuestro presentación no fue del toda agradable, pero sólo charlamos —El castaño se calmó un poco— Es muy linda —Dio en el blanco el Uchiha.
—Sí, e-es muy bonita —Se acercó peligrosamente a Madara, acorralando al más bajo contra la puerta.
—Sí y muy agradable, una kunoichi muy fuerte ¿tendrá novio? —Sólo echaba más leña a los celos internos de su amado, quería acción. Y su plan funcionó a la perfección, cuando sintió que tomó su cintura y lo acercó mucho más a su cara.
—¿Ah sí? —Sus narices rozaban, muy peligrosamente cerca.
—Sí Hashi —Madara lo dijo en un tono adorable pero seductor, eso derramó la paciencia del castaño. Lo debilitó ese "Hashi" de su amado.
Lo apegó más a su cuerpo, besando por fin sus labios con una pasión desatada, el otro correspondió al beso, colocando sus manos detrás de la nuca de su hombre. El hokage mordió el labio inferior de él, dando cabida a una batalla de lenguas por el control del otro. Lo ganó el más alto, pegándolo más a la puerta. El oxígeno hacía falta por lo que se tuvieron que separar, encontrándose el Senju un muy sonrojado Uchiha.
—Ma-Madara yo... —Le tapó la boca Madara.
—Vuelve a hacerlo Hashi.
Sin repetirlo dos veces, lo tomó de las piernas, pegando su cuerpo a la pared para seguir besándolo, mientras el otro lo abrazaba. Repetían la acción muchas veces más, no se querían cansar de hacer eso. Cuando escuchan la puerta ser golpeada.
—Ya va —Madara se bajó del agarre de Hashirama, el castaño se sentó mientras que el nívea se paró frente al escritorio.
Entró Tobirama, el cual se irritó al ver a su enemigo parado frente al escritorio de su hermano mayor.
—Buenos días Hashirama, buenos días Uchiha —Le colocó unos papeles en la mesa a su hermano, el cual suspiró por más trabajo.
—Más trabajo, bueno —Tobirama sin mediar ninguna palabra más salió de la oficina, enojado.
—¿Puedes ir a mi casa hoy?
—¿Hora?
—8 de la noche, no faltes —Se fue el hombre de sus sueños por esa puerta, recordar que tocó esos labios tan suaves le contentó la jornada.
—Bueno, es hora de trabajar.
(...)
Madara se encontraba algo inquieta en la sala de su casa, esperando a su bebé. Recordar que lo besó de una forma muy pasional lo sonrojaba. Oyó tocar la puerta, la abrió encontrando al moreno que tanto esperaba. Cuando entró cerró rápidamente la puerta, besando a su macho. Este le correspondió de manera dulce.
—Buenas noches —Hashirama respondió de manera dulce, sentándose.
—Buenas noches Hashirama, con lo del asunto de los Uzumaki ¿Qué específicamente haré en la reunión? —Respondió de manera directa para terminar su asunto de la mañana.
—Representarás a tu clan y me ayudarás a firmar el tratado de paz, en el cual te comprometes a brindar tu apoyo.
—¿Sólo eso?
—Sí —Madara se sentó en las piernas de él. Hashirama se estaba sonrojando.
—Pues entonces, creo que sólo era eso Hashi —Le ronroneó de una forma sensual, a lo cual el pobre Hashirama se estaba resistiendo a hacerlo suyo. '
Él lo besó de una forma suave, romántica y muy adorable. Lento, pero lo disfrutaban. Se separaron por falta de oxígeno.
—Madara ¿quieres ser mi pareja? —Hashirama soltó rápidamente, lo cual hizo que Madara se sonrojara.
—¿Pero que dirán los de la Aldea? —Estaba preocupado, su reputación estaba en juego.
—Nadie tiene que saberlo, ni siquiera Tobirama —Prosiguió a besar a un confundido Madara.
Entre besos y caricias, pasarían su noche hasta que ya de madrugada se fue Hashirama a su residencia dejando a un feliz Madara.
(...)
La reunión se estaba llevando a cabo, ambas aldeas habían firmado el tratado de paz lo cual estaban a gusto, pero el líder pedía una cosa más.
—Señor Hashirama, para reforzar nuestra alianza he decidido pedirle usted se una en matrimonio con mi hija Mito —La cara de los dos amantes se había puesto pálida— Tiene esta semana para dar una respuesta, hasta luego —Se retiró el líder de Uzushiogakure.
Qué rayos iba a pasar...