Mierda, mierda y más mierda. Se repetía constantemente un desilusionado Madara, acostado en su cama, no iba a llorar, no se lo iba a permitir su orgullo.
¿Iba a poner en peligro a toda la Aldea por su amor apenas correspondido? En él estaba depositado la respuesta.
~Flashback~ Hashirama estaba conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir. Madara lo abrazaba para tranquilizarlo, le dolía en lo más profundo pero no sería capaz de demostrarlo.
—Madara, necesito que tú decidas si casarme o no-Habló un decidido Hashirama, eliminando la tensión que había.
—Yo... —Sudo frío no teniendo una respuesta apropiada.
—Tenemos esta semana, tú decides.
Madara se fue sin mediar palabra alguna, a pensar seriamente sobre lo que él podía darle de respuesta. Un no daría como resultado un sueño roto y una economía en crisis, un sí daría como resultado dos corazones rotos.
~Fin del flashback~
Este es un negro día, no podía decidir fácilmente, tenía que prepararse mentalmente para esta situación.
— Vamos Madara, tú te has enfrentado a una guerra, eres el líder del clan. Podrás contra esto, tranquilo —Se frotaba la sien suavemente.
Sintió unas manos rodear su cadera, bajó la mirada para encontrarse al pequeño Kagami, dando ánimos a su líder. Él había aceptado ayudarlo en su entrenamiento. Se limpió con la manga sus ojos, tratando de ocultar su tristeza.
—Buenos días maestro ¿cómo amaneció? —El menor soltó de su agarre al mayor, el cual le vio con ternura, se agachó a su altura para hablarle mejor.
—Bien ¿tú pequeño? —Le acariciaba suavemente su cabellera azabache.
—Bien maestro Madara, estoy listo para el entrenamiento de hoy.
—Bien, vamos al campo de entrenamiento, iremos a practicar con lanzamiento de shurikens.
—¡Bien! Le demostraré que he mejorado -Corrió fuera de la casa para dirigirse hacia los campos. Madara se limitó a reír.
Hashirama
Un cansado Hashirama se encontraba ordenando el papeleo, sintiéndose aún mal, más por Madara que por él. Decidió visitarlo mañana, por el asunto del casamiento con Mito. No era desagradable la joven, pero la miraba como una amiga. Mientras que Nande la miraba como su hermana menor, estos dos días ella lo había apoyado para que no se sintiera tan mal por dejar a "la joven que había cautivado el corazón de su próximo cuñado", no tenía ni la mínima idea que era aquel guerrero temido "la amada perdida". Si bien estaba en contra de casar a Mito porque era arreglado, no tenía más opción que obedecer a su padre.
Se levantó de la silla para servirse café, sería una larga noche.
Madara
Había regresado de entrenar con su pupilo, se alegró de ver como había mejorado en su puntería y reflejos. Sólo se acordaba de Izuna, porque Kagami junto con él eran igual de sonrientes, con mucha pasión, ganas de entrenar, con un amor hacia su persona.
Se colocó su yukata para dormir, cuando oyó unos ruidos en la puerta. Alguien llamaba por su presencia. Se levantó de la cama, caminando por el pasillo hasta abrir la puerta y encontrarse con la menor del Clan Uzumaki.
—Buenas noches Madara sama, vengo a pedirle ayuda para mi investigación —Saludó amablemente la pelirroja, quería saber información sobre el porqué era tan importante esa mujer para su cuñado.
—Buenas noches Nande, pasa y dime de qué trata tu investigación—No quería ser descortés con aquella muchacha, pero si pudiera la colgaría viva junto a su familia por la propuesta hacia su novio.
—Es sobre Hashirama-sama, me preocupa verlo demasiado serio, ya que los pocos días que había pasado me di cuenta que es muy risueño y alegre —Se sentó en el pequeño sofá para seguir con su charla—. Me ha hablado sobre una joven, así que quería saber quien era para hacer que mi hermana se parezca más a ella, porque no quiero que su amor pierda, más que yo estoy en contra, pero no tengo más que hacer. Le pido que me ayude a saber de ella.
—Oh, ya veo —Madara se puso algo celoso por la joven, aunque se regaño mentalmente porque recordó que era él, y sólo usaba un disfraz-. ¿Te describió a la joven?-Sólo se quería asegurar que era él.
—Me dijo que era alta, cabello azabache caído en forma de cascada, de piel muy pálida, con pechos pequeños pero de una forma adorable, con un gran trasero —Se sonrojó por esa parte— De un carácter muy explosivo pero era una persona muy amorosa en el fondo.
—Deja que piense en quién es-Sonrió interiormente porque si era él, pensó un nombre falso para darle— Creo que hablas sobre Maddya, justamente ayer partió de Konoha sin decir un destino fijo, era muy agradable.
—¿Entonces la conoce? ¿Me podría decir como es? —Se le iluminaron los ojos a la menor, acercándose un poco al azabache.
—Ella es de mi clan, era una aguerrida guerrera, con un buen control de su poder, jamás dejaría morir a los suyos, algo exigente con la limpieza, y sobre todo, quería verdaderamente a Hashirama.
—¿Usted la considera muy bonita?
—Es muy linda persona tanto en físico como en personalidad, aunque algo agresiva —Río en sus adentros y su ego estaba presente.
—¿Mi hermana es buena competencia con ella? —Se le soltó a la menor, indignado un poco a Madara.
—Siendo sincero no, se tendría que esforzar mucho para superarla, pero tendrá que saberlo ganar.
—Oh ya, gracias Madara-sama, pase buena noche —Salió por la puerta, dando al mayor uno suspiro de cansancio, posteriormente se fue a acostar. Mañana otro día para pensar.
(~) Todo está lleno de sangre ¿dónde estás Ashura? Te quiero conmigo, perdón por querer verte muerto, hermano ¿puedes oírme? Te amo, estaba celoso de ella.
Te quería para mí, fui un egoísta, por favor vuelve conmigo, quiero abrazarte, acariciarte, besarte ¿será que podamos ser más que hermanos? Incluso nuestro padre lo considera una aberración, te extraño. (~)
Madara despertó sobresaltado, no tenía ni la mínima idea de que significaba aquel sueño, y las palabras de aquel tipo de cabellera larga amarrado en una coleta baja, le recordaba a él.
Se levantó de su cama, a prepararse una taza de té muy cargado, seguía en su mente la imagen de ese tipo y sus palabras. Hoy quería ir a visitar a Hashirama, tenía la respuesta ya lista, se sentía decidido a hacerlo, no se dejaría achacar tan fácil.
Fue directo al baño, su respuesta era el futuro de Konoha.
Hashirama.
El Hokage estaba en su oficina, ordenando el papeleo, no podía sacar de su mente aquel sujeto de su sueño.
(~) Indra, no podemos seguir en guerra, recapacita y vuelve a mis brazos. Te extraño, te amo demasiado.
Sé que te duele que me hayan escogido como el sucesor, no quería, fue decisión de nuestro padre. Era mejor que tú lo fueras, estaba dispuesto a morir sino fuera por los aldeanos que tenía que proteger. Quería morir en tus manos, porque te amaba de una forma insana, no era correcto. Volveré por ti, aunque pasen años, te demostraré mi amor, esa es mi voluntad. (~)
Seguía con la incógnita de saber quién era ese tipo, quién era Indra, porqué estaban en sus sueños, porqué le recordaba a Madara y a él. Tan sumido en sus pensamientos estaba que no se dio cuenta cuando cierto azabache entró a su oficina, se sentó en frente de su escritorio, y lo miraba fijo a sus ojos cafés.
—M-Madara ¿cómo estás? —Se rascó la nuca el primero, con un pequeño sonrojo.
—Ya tengo tu respuesta Senju, pero primero quiero algo —Suspiró levemente para acercarse al asiento, agarrar las manos, colocarlas detrás de la cabeza de Hashirama y pegarse a su cuerpo—. Quiero que hagamos el amor. Hashirama se sonrojó a más no poder antes de sentir una presión en sus labios, el cual era Madara. Lo besaba con desesperación, recorriendo su cavidad, guerra es guerra.
Empezó a tener el dominio sobre el menor, comenzando así la batalla de lenguas. Mordió el labio del Uchiha, logrando explorar los dominios de su boca. Se iba tornando más romántico y apasionado, mientras lo sentaba en sus piernas para aprisionar su cuerpo hacia él.
Quitaba lentamente su camisa, dejando rastros de besos, pequeñas mordidas, al quitarla toda dejando el torso desnudo, atacó los pequeños pezones que resaltaban en su piel pálida. De una forma suave, para no lastimar a su amante. Los gemidos no tardaron en salir de la boca del menor, eran una sinfonía hermosa para él. Colocó sus manos detrás de la nuca del mayor, mientras volvía a besar esos labios que lo traían loco. Se levantó de su regazo, para quitarse las últimas prendas, el Senju Se relamia los labios,al mismo tiempo que se quitaba él su ropa.
Ya completamente desnudos, la colocó encima del escritorio, donde empezó a lamerla entrada del menor. No faltaban los gemidos, esos roncos sonidos de parte de ambos, cuando se dilató su entrada introdujo dos dados para adaptar sentir esa presencia extraña. Los movía circularmente, de forma calmada, constante.
Sintió ya su entrada dilatada, posicionó su miembro de un tamaño muy grande y grueso. Introduciendo suavemente en el esfínter de su amado.
Madara le dio la señal para que comenzará con las estocadas, primero lentas, muy fuertes, para seguir rápidas con un ritmo desenfrenado. Mientras lo penetraban, él mismo le daba placer a su amigo. Cambio de posición.
El líder Uchiha estaba colocado como un animal, apoyándose en el escritorio, para volver a ser penetrado por el usuario del Mokuton. El clímax se acercaba, ambos lo sabían. Primero se vino el pelinegro llenando el piso, seguido del castaño, el cual llenó todo el interior del más bajo.
Ambos cansados se vistieron, Madara abrazó a Hashirama con una cara neutral.
—Mi respuesta es...