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No es de sangre por Heartshaoi

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Notas del capitulo:

Volví despues de años, lo sé. Pero estoy feliz de seguir con esto.

 

Si ya nadie lee estas cosas, no importa, creo que por ahí habrá alguien a quien le guste esta historia. 

 

 

Gracias :)

Había pasado un año desde que comenzó a acompañarlo cada domingo, el tiempo había dado sus frutos en su nueva relación, cada día más y más el albino se acercaba a su hermano, un saludo, una sonrisa, parecía ayer que ni siquiera hablaban y ahora podían compartir más palabras que órdenes.

Y con casi 11 años Killua se preguntaba si su hermano lo quería como él lo hacía.

Sí, cada reunión, cada vez que le hablaba de un tema nuevo y lo instruía se sentía lleno de amor, no entendía de que tipo, pero sabia que no era como el de un hermano. Lo respetaba, lo quería para pasar sus días bajo su mandato le hacía sentir bien. Era obediente y sabia que eso le complacía al mayor.

Illumi por su lado, presa de la rutina, se estaba dejando llevar por todo lo que Killua hiciese, recordaba las palabras de su padre, de su madre, palabras duras llenas de amargura y crueldad. En cambio, aunque él se lo negara su hermanito le daba poco a poco dulzura con sus ocurrencias, muchas veces se contenía para no reír de alguna que otra travesura que notaba desde su silla.

Después de la ultima pelea con su madre no deseaba complacerla dañando a Killua, por fin la resignación de no ser nada más que un títere había terminado de convencerle. Estaba decidido a darse una oportunidad de sentir todo lo que quisiese, siempre y cuando sea un deseo propio, y no uno compartido. Entonces ahí estaba dejando su trabajo con la cúpula, con todos sus socios, un domingo más, para acompañar al niño que cada día se le hacía más interesante.

Empezó a recordar las incontables veces que le recibía y sonreía, antes no se imaginaba contestando estos ademanes, ahora igualmente le contesta con más confianza. ¿Qué había pasado? Su corazón había cambiado tan seguro de perdonar y pedir perdón, que estaba viviendo como si el resto de su vida oscura no existiese. No le importaba su trabajo con los mafiosos, no.

No al menos después de ver como Ging acorralaba a Kurapika en el casino - a lo que se creían solos - observaba como se devoraban la boca entre empujones contra la pared, abrazándose, entrelazando sus piernas, demostrando sus inmensas ganas de seguir por más.

Ver esa escena le movió algo en su interior, vivía como un robot, nunca anhelo más que el cariño fraternal, había olvidado por completo que jamás se había enamorado, y aquella duda entro en su cabeza. Más que cuestionarse el porque esos dos estaban besándose, se ensimismo en el porque él, no tenia a nadie a quien amar.

Estaba sorprendido claro, el Kuruta joven tenia la misma edad que él, y el otro era un viejo, donde la diferencia era más de 15 años sin embargo, eso no era lo que le preocupaba, los dos eran adultos, no pensaría que alguno estuviese siendo manipulado, el problema era que estaba prohibido que dos personajes de esta organización estuviesen juntos, pero de ninguna manera pensaba delatarlos, no antes de obtener más información.

Así que con ese dato – que no relató a su padre – hizo un informe y le dijo que pasaría más tiempo con Killua. La curiosidad que le invadía por querer experimentar algo diferente lo controlaba, pero se detenía al ver que sus oficios seguían siendo lo mismo. Se decía que al menos estaba logrando quitarse la barrera del desamor.

Aparte de servir a su familia, aparte de mal vivir, se cuestionaba si él estaba hecho para el amor…

 

 

A pesar de todos sus deseos y odio había comenzado a leer aquel libro que Killua le regaló. Se permitió a si mismo calmarse y meditar, si su padre se enterase que no esta haciendo bien su trabajo dejándose llevar por deseos personales, le impondría un castigo, desde más trabajo, o amenazas. Pero no le importaba, tenia demasiada curiosidad por saber más de las relaciones amorosas, el anhelo que vivió por años de ser amado por su familia se esfumaba ante la idea de tener un amante, alguien con quien olvidar y dejar de lado su miserable vida.

 

Pero… ¿Alguien lo querría si se enterase lo que es?

 

Su deseo se esfumaba al darse cuenta que nadie lo querría así. Ese pensamiento lo lleno de dudas en un instante mientras vigilaba a Killua, lo miraba reír mientras este veía teatro grabado. Sintió envidia al saber que ese niño sí podría tener relaciones de todo tipo al haber vivido una vida normal, celoso de eso se levantó y cambio lo que observaban por una película diferente. De alguna manera quería dejar de escuchar su risa, aunque había dejado de desatar odio, no precisamente lo amaba.

Killua en cambio se sorprendió, era la primera película que verían juntos, le daba igual cual fuese, ese seria un buen tema para conversar después, era la mejor idea que se le había podido ocurrir a su hermano, o eso creyó, ya que lo miraba leer mientras la película empezaba.

-          ¿No la vera conmigo? – le preguntó muy bajito, con tan poco coraje quizá su mensaje pase desapercibido.

 

-          Estaré atento – dijo después de una observada más y siguió con su lectura.

Eso no era lo que planeaba Killua, todo el día era deberes, mandatos, lectura, practicas. Cuando por fin podía hacer algo diferente con su hermano, este, lo ignoraba. Pero con eso le bastaba, en su onceavo cumpleaños le pediría ver juntos una película de verdad…

Ya faltaba poco, le recordaría la torta que por primera vez le llevó, quería una exactamente igual, no podía dejar de tener buenos recuerdos, las anécdotas lo invadían mientras el narrador comenzaba su discurso en la televisión.

Estaba creciendo, él sabía que no tenía permitido muchas cosas, conocía demasiado poco de todo a su alrededor, encerrado, sin diversión, sin hacer más que estudiar y prepararse, estaba cansado y su cumpleaños le recordaba lo poco que faltaba para que fuese libre – o en eso se esperanzó siempre – Se decía que de grande viajaría por el mundo, ahora deseaba hacerlo con su hermano, sí, deseaba ser una familia con él, la pregunta era.

 

¿Desearía Illumi quedarse para siempre en su vida?

 

Después de conocer a su hermano sabía que no podía preguntarle eso directamente, las emociones o sentimientos eran temas que no eran tocados en la presencia del mayor. La duda lo mataba, quería saber si Illumi se quedaría al menos una temporada larga con él. No sabia como verlo, no era el hermano que él deseaba, los hermanos se daban amor, se demostraban otros actos, en cambio siempre supo que su mayor no era un familiar común. Solo le bastaría con saber si lo quería, aunque sea un poco, eso seria suficiente.

La película fue avanzando en bajo volumen, tras más de media hora de tiroteos y gritos, Killua se levantó de un salto que rompió la paz de la sala, el moreno lo observó, lo veía extraño, estaba tan concentrado en la lectura de su libro que no se dio cuenta de lo que ocurria en la pantalla del frente. Una escena para mayores con desnudos y gemidos salia en plena vista.

El niño lo miró sonrojado, y su corazón volcó, de manera que lo asustó. Se maldijo de no haber elegido una correcta, estaba tan pensativo y desinteresado que ahora estaba seguro tendría muchas preguntas que responder. El menor sabía que los besos y caricias se dan entre quienes se aman, pero no entendía la vulgaridad de las imágenes, los golpes y gemidos se repetían en su cabeza.

En pleno silencio después de apagarlo todo Killua le preguntó por qué agredían a la mujer del video y que era eso.

El hermano mayor se quedó sin palabras - ¿Estaré pagando algo? – se preguntó.

-          Estaban dándose amor – pudo armar una oración corta pese a la incomodidad. Lo miraba tan manejable, por un momento pensó en pudrir su mente, pero no pudo. El rubor de Killua le estaba diciendo algo más ¿Acaso esa información no era suficiente?

 

-          Entonces Illumi -san no me quiere ¿verdad? – esa línea lo mató, parecía que quería darle un infarto porque no supo que contestar. Si decía que no lo quería estaba mal, se supone debe tratarlo bien por Silva, se supone no debe dañarle con desprecio, ya no. Pero tampoco podía decirle que lo quería, era la primera vez que se lo cuestionaba, sus sentimientos hacia su hermano, qué eran exactamente, no lo sabia.

 

-          ¿Por qué dices eso? ¿He hecho algo para demostrarte aquello? – contestar con otra pregunta no era de su agrado, pero el niño lo miró a los ojos tenso, casi con pequeñas lagrimas queriendo escapárseles. Illumi tragó saliva, su lado más humano salía a flote al observar la constipación del menor.

 

-          Si usted me quisiese haría esas cosas conmigo – fue su última línea antes de salir corriendo sin permiso, dejando sin palabras al otro.

 

Illumi no podía creer lo que escuchaba, como es que no se había dado cuenta de que su más grande enemigo y rival, solo era un niño pequeño que al igual que él solo estaba esperando ser querido. Se levantó para seguirlo, debía aclarar que aquello en la televisión, no era apropiado para dos personas como ellos.

Pero ¿Qué sí era apropiado? - se preguntó antes de ir a su habitación - ¿Había algo apropiado para su relación tutor – familiar?

No lo sabía, pero estaba seguro que amor no era, mucho menos de hermanos. No sentía nada con el pequeño. El enojo cedía, las molestias terminaban, la curiosidad y otros deseos lo llenaban. Así que jamás había pensado que los sentimientos de Killua eran importantes hasta este punto. Si él lo hiriese estaría apoyando a su madre, si lo maltratase y complicase la vida, su padre algún día lo llegaría a saber.

 

¿Qué debía hacer ante aquello?

 

Caminó y vio Gotoh en la puerta de Killua, si el mayordomo se enterase de la escena anterior le iría mal, como podía haberle puesto algo pornográfico a su pequeño hermano, y como le diría a alguien más que acaba de confundir al niño con lo que era correcto y lo que no.

-          ¿Sucedió algo Illumi – sama? No quiere abrir su puerta, ya casi es hora de su baño.

 

-          Él está bien – contestó secamente.

 

Los dos sabían que algo pasaba, pero Gotoh no podía meterse no importase cuanto amase a Killua, si algo había sucedido en su ausencia debía confiar en su amo mayor. Asi que retirándose lentamente observó a Illumi, buscando algo en su expresión que lo delatara. Y logró descubrir ansiedad, una gran ansiedad por irse.

Ya cuando el moreno se quedó solo, toco la puerta despacio – Killua, ábreme, soy yo. Tengo que decirte algo, vamos sal de ahí, no me hagas usar la fuerza.

Pensó que esperaría, es más, pensó que seria ignorado como muchas veces en casa, pero el albino estaba ya en frente suyo, sobándose los ojos y al verlo solo pudo encerrarse con él.

Era la primera vez que se encontraban solos en su habitación, olia a dulce como de costumbre. Y lo miraba sin hacer nada mas que escucharlo quejarse entre sollozos.

 

-          Yo te… no se, estoy… no puedo, ahg, ah es que… - lloraba entrecortado sin poder decir nada razonable.  Y sin poder más aguantar su deseo, se abalanzó a Illumi en un fuerte abrazo, enterrándose entre su vientre, apretándole, aunque tuviera miedo, aunque sabia que esas cosas no estaban permitidas.

 

Illumi abrió muy bien los ojos de la impresión, observaba como el cabello blanco de su hermano se revoloteaba en su cuerpo, como un cachorro, suave, caliente, tan pequeño. Por un momento solo se quedó en blanco.

 

Esto no debe estar pasando – pensó.

 

Lo separó de su cuerpo y Killua no podía mirarle más, avergonzado de haber hecho eso, algo que quería hace mucho, se preguntaba si lo castigaría después. Quería seguir pegado a sus músculos pero el momento no lo dejaba. Lloraba por la incertidumbre de no saber si es querido o no. Illumi no le ayudaba con su silencio, quería que hablase, y al ver que no había respuesta a nada, comenzó él.

 

-          Yo si quiero a Illumi, Illumi viene a casa y comparte todo, me enseña, me cuida, me trae alegría, ¿está mal que quiera yo compartir esto que siento?

 

-          Killua… - pronuncio su nombre lentamente mientras se agachaba a su altura. Su corazón le dolia de tanto latir, un latir miedoso, cobarde, inseguro, incorrecto a sus ideales.

 

“Yo no lo quiero”

 

Pero que hermosas palabras retumbaban cada segundo en su mente. Un simple te quiero le brindo calidez, estaba apunto de regañarlo por dejarlo solo sin permiso en la sala, pero con eso se le olvidó por completo por que estaba ahí. Un deseo se encendió sin avisarle, sin que el supiese si quiera qué era, solo estaba esperando a escuchar esa frase otra vez, una frase que nunca había escuchado con tanta sinceridad.

 

-          Escucha bien Killua, yo soy tu hermano mayor, los hermanos se quieren, no llores más por esa razón, ¿De acuerdo?

 

Killua sintió su pecho hincharse, las lagrimas se secaron, vio claro por primera vez, una primera sonrisa solo para él, quería agarrarle la boca y llevársela para poder verla cuando quiera. Illumi le sonreía por compromiso, pero aun así era real y sintió otra vez esa sensación en su estómago y pensó.

 

-          ¡Estoy lleno de mariposas!

 

No se cuestionó mucho y se marchó. Sin arreglar todas sus dudas, pensando en que estaría bien. Le dijo indirectamente que lo quería, para calmarle y calmarse, poco le importaba si el pequeño estaba confundido en algo, solo podía escuchar incontables veces en su cabeza una vocecita quejosa.

 

Te quiero Illumi…

 

Era demasiado bueno para ser verdad, no creía que pudiese pasar algo como eso, un hermano que lo quería era lo mas extraño en su vida. Más extraño que ver a sus padres, o ser un trabajador del bajo mundo, todo aquello era tan hermoso en su corazón, que lo hicieron suspirar. Sobre todo lo quería aquel hermano que alguna vez odio tanto, y despreciaba tanto, se sintió conmovido, y un poco miserable.

Hasta que se asustó, sí el correspondía ese amor, estaría mal, jamás podría volver a hacer algo en contra de él. Se decía que no lo quería, no podía quererle de ninguna forma, nisiquiera como un maestro a un alumno.

 

“No lo quiero”

 

Y aun así moría de ganas de seguir viéndolo en su memoria, por primera vez la sonrisita juguetona de su hermano le hacia doler el pecho. Así que se llevó una mano apretándose la camisa, queriendo arrancarse los latidos  ocasionados por tener poca claridad en lo que sentía.

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando llegó a casa su madre lo esperaba para conversar, quería saber porque ahora iba tantas veces a ver al albino. Por primera vez Illumi la ignoró a tal grado que se quedó perpleja. La mirada de su hijo mayor no era la misma, un brillo hermoso en el oscuro de sus ojos reflejaba cualquier luz cerca de él. Se movía suave, caminaba tan firme como si hubiese encontrado a Dios.

No pudo esperar para encerrarse en su habitación, tenia tanto trabajo con los mafiosos, tenia tantas cosas que hacer y reponer, pero por primera vez una sensación diferente lo gobernó, una paz indescriptible lo inmovilizó cuando se tumbó en la cama. Su cabello le tapaba un poco la cara y mirando sus manos se preguntó ¿Cuántas veces lo habría tocado con esas manos? ¿Cuántas veces quiso hacerle daño? ¿Cuántas veces fue tan despreciable y había ignorado el amor que tenia solo para él?

-          Un amor de hermanos… - pensaba que era aquello, un amor fraternal como el que tenia por su padre, pero ahora al ser él el mayor, sentía un deber de cuidar y proteger.

 

Solo se preguntaba por que el amor de hermanos le hacia palpitar tanto, eso si no le agradaba, lo desconocido y abrumador que era el sentimiento lo tenían sin poder razonar nada más.

 

 

Estaba tan ciego, ese era el amor que tanto buscaba…

 

 

...

Notas finales:

Me duele mi kokoro.

 

-Heart


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