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Betta turquoise por Siri_Looper

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Cuando Ji Yong subía por la rampla escucho un alboroto en el barco, corrió lo poco de camino que le quedaba hasta la cubierta, cuando llego se quedó estático, su corazón comenzó a latir como loco y se mareo ante la visión inesperada, apenas puso ambos pies en las tablas del barco sus ojos se encontraron con otros más profundos y grandes, aquellos ojos lo miraban desde un rostro sonriente, era una sonrisa arrogante como no las había visto hace tiempo en él.

 

— ¿Adónde crees que vas Ji Yong? — Seung Hyun tenía puesto su sombrero negro de capitán y estaba apoyado en uno de los pilares de las velas con su espada en la mano.

 

— Seun… — Ji balbuceo en respuesta completamente atónito.

 

El menor no sabía que decir, su corazón no paraba de golpearle el pecho y su cabeza estaba hecha un lio, sin entender que pasaba miro alrededor, sus hermanas lo miraban confusas desde un rincón, los siete hombres coreanos estaban prisioneros de las espadas de los cinco hermanos de la mansión, también por las de Young Bae y SeungRi, este último tenía una enorme sonría juguetona en su rostro. Ji vio también al capitán del barco con la pistola de Daesung amenazándole la sien. Otros trabajadores de la mansión y tripulación del Bigbang tenían inmóviles al resto de los marinos.

 

— Te hice una pregunta princesa — dijo Seung Hyun dando un paso adelante, hace mucho que no lo llamaba así y eso causo que Ji saliera de su estupor y lo mirara con fingido enojo.

 

— Me voy a mi casa.

 

— Esta es tu casa — dio nuevos pasos en dirección a Ji, este quiso dar un paso atrás, pero no lo hizo consiente que a su espalda solo estaba la rampla por la que acababa de subir y no quería caerse al mar.

 

— Mi casa está en Corea — respondió tratando de mantener la compostura, hacia un gran esfuerzo para que su voz saliera natural, pero en realidad quería llorar, reír y gritar, todo a la vez.

 

Seung Hyun ya estaban frente a Ji Yong, este no se esperaba lo que paso a continuación, el mayor lo hizo tan rápido que no se dio cuenta cuando ya estaba prisionero, Seung lo atrapo de la cintura con el brazo en el que no tenía la espada, de un solo empujón fuerte y duro lo atrajo pegándolo a su cuerpo, Ji inclino la columna hacia atrás y puso ambas manos en el pecho ajeno intentado soltarse, no pudo sostener su mirada enojada, ahora tenía angustia en sus ojos.

 

— No… — dijo en tono muy bajo, casi un susurro, el rostro del corsario estaba muy cerca y se acercaba cada vez más, el menor miraba sus labios, ya sabía lo que planeaba hacer y quería que lo hiciera, pero estaba avergonzado, no era como la primera vez en el callejón, ahora todo el mundo estaba mirando incluso sus hermanas — no… Seung… no… — dijo en un balbuceo casi imperceptible.

 

Ji Yong ya no pudo hacer nada, sus labios fueron atacados con rabia por el mayor, este sin permiso y sin nada de delicadeza introdujo su lengua por entre sus labios, ambas lenguas se tocaron, ese fue el momento en que Ji perdió la cabeza, se relajó dentro del agarre y movió sus labios al ritmo del beso, inclino su columna hasta que esta se enderezo, arrastro una de sus manos por el pecho del mayor hasta rodear su cuello con la palma. Seung Hyun estaba igual de abstraído saboreando la saliva deliciosa del más pequeño, dejo caer la espada al suelo y llevo su ahora libre mano a la espalda de Ji para apretarlo más fuerte temeroso de que esos labios divinos se le escaparan, lo tenía doblemente atrapado pero al castaño no le importo, de hecho disfrutaba estar inmovilizado.

 

Cuando Ji se dio cuenta de lo que estaba haciendo abrió los ojos de golpe y se separó del beso, otra vez puso las manos en el pecho de Seung e intento apartarlo pero estaba muy bien sujeto.

 

— ¡Déjame! — grito Ji forcejando en vano, su expresión enojada había regresado.

 

— Jamás te soltare… te amo Ji Yong… — el aludido dejo de forcejar y miro al otro a la cara atónita — te amo y eso te hace mío, no dejare que te alejes ni un metro de mi ¿me oíste bien?

 

Ji sintió su rostro enrojecer, fue como si el barco se balanceara de un lado a otro como cuando había tormenta, pero solo era su interior el que se había sacudido, no estaba seguro de donde terminaban las tablas del navío y comenzaban sus pies, se quedó inmóvil mirando con los labios entreabiertos al mayor tratando de asimilar lo que acababa de escuchar, era lo más bonito que le habían dicho nunca, terriblemente posesivo, pero era agradable saber que alguien tanto como para obligarlo a no irse, además era la primera vez alguien le decía te amo, súbitamente Ji recordó lo que le dijo en el callejón la primera vez que se besaron “ya no puedo vivir sin ti” hizo un esfuerzo por no sonreír como idiota, siguió forcejeando porque se suponía que era eso lo que debía hacer, pero no era lo que de verdad quería, el olor y el calor de Seung le encantaban.

 

— ¡Quiero a esos en el calabozo! — grito Seung Hyun mirando a Taeyang, tenía bien sujeto al castaño que seguía retorciéndose en sus brazos.

 

Young Bae, los cinco hermanos y SeungRi comenzaron a avanzar fuera del barco arrastrando a los hombres coreanos que estaban más que confundidos, hablaban entre ellos en su idioma natal preguntándose unos a otros que era lo que estaba pasando.

 

— Hazte cargo de las hermanitas — ahora miro a Daesung quien de inmediato libero al capitán y camino hasta las dos jóvenes, ambas estaban tomadas del brazo totalmente horrorizadas.

 

— Después de ustedes — Dae les hizo un gesto con el brazo dándoles el paso para que avanzaran rumbo a la rampla, ellas no se movieron, solo miraron a Ji atrapado entre los brazos de Seung como preguntándole que era lo que debían hacer, pero su hermano estaba muy ocupado forcejeando para soltarse — por las buenas o por las malas.

 

Daesung sacó su pistola, ellas dieron un salto y muertas de miedo comenzaron a caminar hacia el muelle con el corsario siguiéndolas de cerca.

 

— Muy bien… vámonos — dijo Seung con una sonrisa. Se agacho sin soltar a Ji, arrastro su abrazo desde su cintura hasta las rodillas del castaño quien veía hacia abajo horrorizado.

 

— ¿¡Que estás haciendo!? ¡Suéltame, suéltame Seung Hyun! — comenzó a golpearle los hombros, pero no estuvo mucho en eso cuando sus pies fueron elevados del suelo por el agarre firme del otro.

 

TOP se puso de pie, Ji perdió el equilibrio y cayó sobre su hombro, estaba siendo cargado como si fuese un costal. 

 

— ¡Bájame maldito! — grito Ji golpeando su espalda, comenzó a darle patadas peligrosamente cerca de su entrepierna.

 

— No princesa — le dio una fuerte nalgada con la mano contraria a donde tenía colgando a Ji y después con el mismo brazo inmovilizo sus piernas para parar las patadas — esto es un secuestro Ji Yong, deberías estar muriendo de miedo.

 

— ¡Que miedo ni que mierda! ¡Bájame! — TOP comenzó a avanzar hacia afuera del barco con una sonrisa, a pesar de que Ji se había vuelto un poco más fuerte y había desarrollado algo de musculo en los últimos meses, su contextura seguía siendo delgada, cargarlo al hombro no era difícil — ¡Te odio Choi Seung Hyun!

 

— No me importa si me odias Ji, los secuestradores no preguntan la opinión de sus víctimas.

 

— Púdrete…

 

TOP disfruto del camino hasta la mansión, no tanto de los golpes de que Ji Yong le daba en la espalda, pero sí de sus gritos enojados, era como una pequeña fierecilla enjaulada de la que tenía pleno control, rio durante toda la caminata aunque al llegar al final de la escalera ya le dolía la espalda por el esfuerzo, pero había valido la pena.

 

En el hall de entrada a la mansión estaban los amigos de TOP riendo y hablando entre ellos, ya habían encerrados a los coreanos en el calabozo y a las hermanas en la habitación de huéspedes que habían utilizado hasta esa mañana.

 

Cuando Seung Hyun comenzó a subir las escaleras hacia el segundo piso Ji Yong tuvo a la vista todo el hall, estaba al revés porque su cabeza colgaba sobre la espalda de su captor, pero pudo vislumbrar claramente las sonrisas de todos en el lugar, la más grande era la de SeungRi.

 

— ¡A ustedes también los odio! ¡Sobre todo a ti! — apuntó a su amigo rubio y todos rieron — ¡Seguramente todo es fue tu idea estúpido panda!

 

— ¿Panda? — rio Mino.

 

— Jajaja si parece un panda — dijo ahora entre risas Daesung.

 

— Oye Bae — Ri al parecer no había escuchado su nuevo apodo, estaba muy concentrado en otra cosa más interesante, tomo el brazo de su novio y lo sacudió — hazme eso igual que Seung.

 

— ¿Qué? — pregunto el moreno aun sonriendo, la pareja ya había desaparecido en uno de los pasillos del segundo piso pero aun podían escuchar los gritos histéricos.

 

— Eso, cargarme a la habitación.

 

— ¿Quieres que te lleve a la fuerza? — rio lascivo y posó sus manos en sus caderas, junto sus cuerpos lentamente.

 

— Si, oblígame mi Bae Bae — respondió SeungRi en un susurro, luego juntaron sus labios en un beso muy caliente, estaban excitados y enérgicos por lo que acababa de pasar, todos ahí estaban contentos por su jefe que había encontrado el amor y porque Ji Yong no se iría, por lo menos no por el momento.

 

Ji dejo de forcejear ya cansado, no había tenido caso en todo el trayecto, así que, qué más daba seguir reclamando si ya estaba en los pasillos del segundo piso. Dejo su cuerpo lacio, sus brazos se balanceaban inertes sobre la espalda de Seung Hyun, su cabeza estaba de lado así que podía ver por dónde lo llevaba, pensó que lo encerraría en la habitación de huéspedes que había ocupado, pero pasó por fuera sin detenerse. Entro en pánico cuando se dio cuenta hacia donde iban, nunca había entrado a esa habitación, pero sabía muy bien donde estaba, comenzó a forcejar otra vez, su estómago se estrujo por el nerviosismo.

 

— ¡Noooo! ¡Bájame! ¡Bájame ahora! — Seung solo sonreía a pesar que los golpes en su espalda habían regresado.

 

No fue mucho lo que Ji Yong pudo reclamar, pronto se vio fuera del pasillo, ahora estaba en la habitación del capitán TOP, era el cuarto más grande de la casa, una enorme cama con dosel estaba pegada a un gran ventanal, incluso había una mesa con un par de sillas y una mini sala con un sofá, dos sillones individuales y una mesita de centro.

 

— ¡No por favor, déjame ir!

 

— Ya te dije hermoso, eres mío, no te dejare ir jamás — dijo adentrándose en el lugar.

 

Seung tiro a Ji sobre la cama, después puso sus manos atrás e hizo tronar los huesos de su espalda para calmar la molestia que le había causado el esfuerzo, si bien era fácil cargar al otro, era cansado hacerlo por mucho tiempo y sus forcejeos no habían ayudado. En cuanto el castaño se vio libre salió de la cama enseguida y corrió a la puerta, trato de girar el pomo, pero Seung le había puesto llave, siguió intentándolo otro par de veces y movió la manija adelante y atrás desesperado, hizo la madera crujir dentro del marco, pero la puerta no se abrió.

 

— ¿No creerías que sería tan tonto de dejarla abierta no Ji? — comenzó a caminar en su dirección, Ji se escandalizo ante su mirada ladina llena de lujuria.

 

— ¡Aléjate! — corrió por la habitación en busca de con que defenderse, a lo lejos vio un candelabro de metal y fue por él, este estaba encima de un cómoda con cajones donde Seung guardaba parte de su ropa — ¡No me toques! — grito amenazándolo con el candelabro tomado con ambas manos.

 

— ¿Qué harás con eso? — pregunto el mayor mientras seguía acercándose.

 

— Golpearte ¿Qué más?

 

— No puedes golpearme…

 

— Claro que puedo ¡Lo hare si te sigues acercando! — Grito desesperado — me he vuelto más fuerte.

 

— Yo sé que te has vuelto fuerte, no me refería a eso — detuvo su caminar, solo estaba a un metro de Ji Yong — no puedes golpearme porque sientes cosas por mí, quizá no me ames como yo a ti, pero no puedes negar que te provoco algo.

 

— No es verdad, no me provocas nada… — mintió con descaro.

 

— Ji… — sonrió son suficiencia y dio un nuevo paso adelante, el otro apretó el candelabro con más fuerza — ¿acaso olvidaste esa noche en el callejón? A mí no se me ha olvidado, recuerdo como gemiste cuando pegue mi cuerpo al tuyo…

 

— ¡Cállate!

 

A Ji le dio mucha vergüenza, sintió como el calor llegaba a sus mejillas, tapo sus oídos, uno con una mano y el otro con el antebrazo pues aun cargaba su “arma”, apretó los ojos, pero enseguida los abrió al darse cuenta lo tonto que había sido.

 

Solo basto un segundo de descuido para que Seung Hyun actuara, tomo ambas muñecas y las inmovilizo en el aire sosteniéndolas con fuerza, no le dio tiempo de reaccionar, antes de que pudiera poner resistencia o hacer cualquier cosa el mayor lo beso, atrapo sus labios y lo beso despacio, las dos veces anteriores lo había hecho desesperado, cegado por el deseo, pero esta vez se tomaría su tiempo, lo tenía encerrado en su habitación, tenía todo el tiempo del mundo para besarlo a su gusto.

 

Ji Yong quería eso, su entrepierna estaba despertando, solo basto un ligero toque de esos labios para que unas cosquillas placenteras lo invadieran por todo el cuerpo, pero su cerebro aun decía que todo eso estaba mal, que no era el camino correcto. Seung Hyun siguió besándolo lento, el respondió al mismo ritmo, pero él quería más, quería que lo besara como lo había hecho antes, con furia como si fuese la única boca en el planeta, pero “¡Diablos!” Exclamo Ji en su interior al darse cuenta lo que deseaba, no podía comportarse así por un simple beso, no podía deja todo de lado solo porque TOP lo besara ¿Qué clase de persona débil era? Las mujeres se dejaban llevar por los sentimientos y por una cara bonita, él no era una mujer ni un débil ¿Por qué estaba sintiendo que la fuerza en sus piernas se desvanecía?

 

Seung atrapo el labio inferior de Ji entre los suyos, lo tiro solo un poco y luego lo soltó, apoyo su frente sobre la ajena y ambos se miraron a los ojos. Los profundos ojos negros del mayor atraparon la mirada del más pequeño, Ji veía sus oscuros orbes fijamente todavía debatiendo en su mente, durante los segundos en los que se miraron pasaron por su cerebro sus hermanas, sus padres, sus hermanos de sangre, el matrimonio Park, todos mirándolos con rostros enojados o decepcionados, pero enseguida se concentró en los iris que tenía en frente, esos que lo miraban con tanto amor como nadie nunca lo había hecho ¡A la mierda! Pensó Ji ¡Se pueden ir todos a la mierda!

 

Esta vez fue Ji Yong quien lo ataco desesperado, separo sus frentes y lo beso, introdujo de inmediato su lengua en la boca de Seung y respiro fuerte, el mayor respondió con la misma efusividad bañándose en el deseo que el más pequeño le transmitía a través del contacto. Ji dejo caer el candelabro al suelo sin preocuparse donde cayó ni de la marca que había dejado en el suelo, lo único en que podía pensar, lo único que podía sentir en ese instante era los labios exquisitos que le estaban quitando el aliento de forma muy literal, porque realmente sentía que le faltaba el aire, su respiración se volvió más rápida.

 

Se separaron y se miraron a los ojos otra vez, Seung sonrió, Ji pensó que era la sonrisa más bonita de todo el mundo y volvió a atacarlo a besos, solo estuvieron unos segundos separados, pero Ji Yong lo creyó una eternidad, realmente sintió como si le hubiesen quitado un brazo, necesitaba de esos labios, necesitaba de su amor y es que a esas alturas el castaño ya tampoco podía vivir sin Seung Hyun.

 

El mayor aun sonriendo dentro del beso soltó el agarre de sus muñecas y arrastro sus manos por el rostro del otro, acuno sus mejillas un momento, después llevo sus manos a sus caderas para pegarlo a su cuerpo, Ji dejo salir un suspiro placentero dentro de sus labios, Seung acaricio su espalda baja y lo empujo hasta que chocaron contra la cómoda donde antes estuvo puesto el candelabro, una de las manijas de los cajones dolió en la espalda del menor, pero no lo sintió, las sensaciones en otras partes de su cuerpo eran más potentes como para notar el dolor en su espalda.

 

— Te amo, te amo, te amo… — dijo Seung en un murmullo aun rozándose los labios, arrastro su boca hacia su mejilla y siguió besando hasta su oreja.

 

Ji había rodeado el cuello el mayor y solo se dejó besar, gimió cuando el otro atrapo su lóbulo, un segundo gemido más sonoro, Seung había suspirado encima de su oreja diciéndole te amo otra vez, el aliento caliente que choco contra la piel blanca se sintió como el mismo cielo.

 

Seung continuo besando por el cuello y hasta sus clavículas, Ji ahora tenía los ojos entreabiertos pegados en el techo y le acariciaba los cabellos de la nuca con ambas manos, su boca estaba tan caliente que lo hacía sisear y no lo dejaba respirar bien.

 

El mayor se enderezo y lo beso esta vez en los labios, llevo sus manos desde su espalda hasta sus nalgas, lo hizo lento como esperando que el otro protestara o se apartara, pero nada de eso ocurrió.

 

— ¡Ah! — dejo salir un pequeño grito Ji rompiendo el beso, Seung habia encajado cada uno de sus glúteos con sus palmas, lo había apretado tan fuerte que le hizo dar un respingo.

 

— Voy a hacerte el amor Ji Yong — el menor abrió los ojos grandes.

 

— Seung… yo… — esas palabras lo regresaron la parte consiente de su cerebro e hicieron que sintiera un nudo en la punta del estómago.

 

— Después de hacerlo tendrás una razón más para no irte, me rogaras por quedarte en la mansión a mi lado — sonrió arrogante movió sus caderas para que sus erecciones de sintieran por sobre la ropa, Ji se mordió el labio inferior.

 

— Yo… — quería hacerlo, su cuerpo realmente lo necesitaba, pero estaba asustado — yo nunca, lo he hecho… con otro hombre…

 

— ¿Con mujeres si? — suavizo el agarre en su trasero, aun lo sostenía, pero ahora acariciaba suavemente.

 

— Solo una, fue hace mucho — Seung sonrió y dejo salir una pequeña carcajada, Ji frunció el ceño — ¿De qué te ríes?

 

— Es que cada cosa nueva que se de ti es mejor — apoyo su frente en la del castaño — eres el hombre más perfecto que he conocido jamás, si sigues contándome cosas harás que me enamore aún más de ti.

 

— ¿Tú… estás enamorado de mí?

 

— Si… locamente enamorado… ¿tú que es lo que sientes Ji? — pregunto con un poco de miedo, Seung tenía claro que causaba cosas en el pero cabía la posibilidad que esas cosas solo se limitaran a algo físico.

 

— Yo… no lo sé… — estaba avergonzado, aun con las frentes pegadas desvió su mirada hacia abajo y continuo hablando — nunca me he enamorado antes, creo que sí lo estoy, pero no estoy seguro de cómo debería sentirse…

 

— De esta forma se siente — soltó su agarre, dio un paso atrás y tomo una de las manos de Ji, la puso sobre su pecho — ¿sientes eso?

 

— ¿Tu corazón? — podía sentir claramente los latidos incluso por sobre su camisa.

 

— Ya no es mío, es tuyo, si te alejas de mi harás que deje de latir, si te vas yo me muero, por eso no puedo dejar que te vayas a Corea, así se siente estar enamorado.

 

— Lo siento — bajo su mirada, Seung soltó su mano, pero Ji no la quito, acaricio los pliegues de su ropa y luego su cuello — te hice daño al querer irme, no debí hacerlo, perdón…

 

— Esta bien — le sonrió — también es mi culpa, no debía haber aceptado la recompensa, apenas vi a los hombres de tu padre debí haberlos encerrado en el calabozo, me cegó el orgullo y la pena.

 

— Los dos somos unos tontos — Ji le sonrió, llevo su mano a su mejilla y la acaricio.

 

— Pero estamos a tiempo de arreglarlo ¿te quedaras conmigo para siempre?

 

— Para siempre es mucho tiempo ¿no crees? — Ji seguía acariciando su piel, ahora llevo su mano de vuelta al pecho, volvió a sentir los latidos rápidos de su corazón.

 

— No, es poco si estoy a tu lado, ojala tuviera la eternidad completa para estar contigo.

 

Ji Yong sonrió y tomo una de las manos morenas, al igual que hizo el mayor antes la coloco sobre su pecho.

 

— Seung Hyun, creo que yo también estoy enamorado — lo miro a los ojos con una sonrisa y ojos brillantes  — creo que si te me alejo de ti yo también moriré.

 

— Entonces no te alejes — TOP se acercó y lo tomo de las mejillas.

 

— No lo hare, que quedare a tu lado por siempre — Ji Yong sintió como si fuegos artificiales hubiesen estallado en su interior, como si se sacara un enorme peso de encima al pronunciar esas palabras, por primera vez en la vida dejaba de lado lo que tenía que hacer y hacia lo que de verdad quería, había lanzado todo y a todos por la borda sin importarle las consecuencias, creía que era egoísta pero ¡Rayos! Era la primera vez que se comportaba de manera egoísta en toda su vida y se lo merecía, muchos habían actuado de forma egoísta respecto a él, esta vez era su turno.

 

Nuevamente se besaron, Seung Hyun estaba muy feliz, más que nunca, “Por siempre” esas dos palabras retumbaron en su cerebro mientras besaba lento a Ji Yong, se vio despertando a un lado del castaño todas las mañanas, cuidándolo cuando enfermara, haciendo el amor a bordo del Bigbang, envejeciendo a la par, la vida era hermosa, le dieron ganas de llorar de felicidad.

 

— — — — —

 

Seung Hyun llego al calabozo, en una de las manos tenía el pequeño cofre con la recompensa y en la otra entrelazados sus dedos con los de Ji Yong, este último no tenía ni idea porque el mayor lo había arrastrado hasta ahí.

 

Varios guardias designados por Hoon estaban en el lugar, habían instalado antorchas para vencer la oscuridad, pero había un desagradable olor a humedad, se paró enfrente de una de las celdas, la del líder de la comitiva.

 

— La puerta — ordeno a uno de los guardias y este abrió de inmediato.

 

Seung no se movió, desde fuera lanzo el cofre al interior, al tocar el suelo se abrió y un poco de su contenido se desparramo, todos miraban atónitos y confundidos.

 

— No quiero su oro, quiero a Ji Yong y como corsario tomare simplemente lo que quiero, pueden decirle a mis suegritos que se metan su oro por donde mejor les quepa.

 

Se dio la vuelta y se fue dando grandes zancadas y arrastrando de la mano a un Ji Yong sonriente, los guardias cerraron otra vez la celda del coreano que estaba más confundido que antes, Seung que había vivido toda su vida en el caribe solo hablaba español, en ese idioma hablo así que ninguno de los sirvientes de los Kwon entendió ni una palabra de lo que dijo, aunque ya tenían una idea de lo que estaba pasando, más tarde ese día y a petición de Ji Yong, Jin Woo bajaría a explicarles en su idioma lo que había ocurrido.

 


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