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Betta turquoise por Siri_Looper

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El calor de aquel país era terrible para Ji Yong, ya llevaba una semana como huésped obligado dentro de la mansión del capitán TOP y no lograba acostumbrarse al clima del lugar. En su séptima noche allí ya llevaba unas tres mil vueltas inútiles en el colchón de su cama hasta que se rindió, aburrido de no poder dormir se levantó, se vistió y salió al jardín por la puerta principal que siempre estaba abierta, incluso de noche. Afuera estaba más fresco, se sentó en el borde de la fuente de la entrada a mirar las estrellas y el mar que desde ahí parecía infinito y reflejaba la enorme luna llena.

 

En aquella mansión siempre había mucha gente por lo que Ji Yong se sintió aliviado al verse completamente solo, al parecer todos ya dormían porque estaba silencioso y eso le ayudo a reflexionar sobre su futuro, el capitán TOP ya había enviado un mensajero a Corea para exigir su recompensa, pero estaba un poco asustado, no veía a sus padres hace trece años, solo había recibido unas cuantas cartas durante ese tiempo y se preguntaba si realmente su familia sanguínea entregaría el rescate o lo dejarían a su suerte que es lo que habían hecho durante todo su tiempo en España.

 

Calculo que si el mensajero no tenía ningún problema en el camino, debería estar de vuelta en cuatro meses, eso era mucho tiempo por lo que se propuso comportarse y controlar su lengua para no empeorar su situación de huéspedes a prisioneros del calabozo. Sandara y Chaerin se habían adaptado bien a su casa provisoria, tenían muy buena relación con Jin Woo quien estaba todo el día preocupado que las señoritas estuvieran cómodas, les había asignado un par de sirvientas que las seguían a todas partes así que se pudo desligar un poco de su función de cuidarlas para concentrarse en sus propias inquietudes. 

 

— ¿Qué haces aquí a estas horas? — una voz ronca lo llamo a sus espaldas, Ji dio un salto sorprendido y miro a Seung Hyun que acababa de salir de la casa secundado por Mino, Hoon y Daesung.

 

— Tenía calor y no podía dormir, ya me iré — se levantó y se dispuso a entrar a la casa, pero TOP lo detuvo de la muñeca cuando paso a su lado.

 

— ¿Tenias esclavos en España Ji Yong?

 

— ¿Qué? — era una pregunta extraña.

 

— Responde.

 

— Si, había cuatro esclavos, pero…

 

— Ven conmigo entonces — lo soltó y comenzó a caminar hacia un costado de la mansión.

 

Ji iba a negarse, pero antes de abrir la boca Daesung lo empujo obligándolo a caminar atrás del más alto. El grupo de cinco hombres cruzo los jardines y descendió por un angosto camino de tierra en dirección al muelle, pasaron por algunos de los pequeños edificios que parecían un pueblo diminuto, las oficinas de Mino y Hoon, estaban allí, también el lugar de descanso de los guardias, el cuarto donde guardaban las herramientas del jardín, etc. Se detuvieron a un par de metros de un edificio un poco más grande que el resto, se notaba una leve luz proveniente de velas salir por las ventanas empolvadas.

 

— ¿Ahí es donde los tiene? — pregunto el mayor.

 

— Si — respondió Hoon.

 

Aquel edificio era el lugar que usaban algunos de los subordinados de Mino, era una especie de sala de espera donde invitaban a los clientes del muelle algo de beber, hablaban de negocios o solo descansaban. Ese lugar no debería de estár iluminado a esa hora. Seung Hyun se acercó a la puerta seguido por Ji quien no paraba de preguntarse porque lo habían obligado a ir hasta allí. Entro después del capitán y lo que vio lo dejo atónito.

 

El lugar estaba lleno de sillas y mesas puestas de forma desordenada en la habitación, también habían unos sofás viejos pegados a una de las paredes que estaban ocupados por mujeres de raza negra, siete en total, una de ellas tenía un bebe apretado entre sus brazos y otra parecía estar embarazada. En la pared contraria había hombres también de color, pero estos estaban amarrados de pies y manos sentados en el suelo, algunos tenían poca ropa y la que tenían estaban magulladas. Algunos dormían, otros lloraban y los demás simplemente miraban alrededor con ojos vacíos.

 

Dos hombres en la habitación ocupaban un par de sillas, eran hombres que trabajan en la propiedad de TOP, reían y bebían de unas petacas de ron. Ambos se levantaron al ver que su jefe había entrado.

 

— Señor Seung Hyun — se acercó uno de ellos — que bueno que ha venido, nosotros pensábamos contárselo en la mañana, pero ya que está aquí…

 

El hombre paro de hablar lentamente al notar que el semblante de su jefe era totalmente serio, no era la reacción que esperaba, él esperaba que lo felicitara, que le diera unas palmadas en la espalda y lo subiera de rango como recompensa. 

 

— ¿Decirme que? — pregunto, pero él sabía muy bien lo que pasaba.

 

Mino y Hoon le habían explicado lo que sucedía esa tarde, nadie les conto a ellos, lo descubrieron por si mismos observando y escuchando con atención. Si el capitán hubiese estado en un de sus viajes hubiesen actuado bajo sus propios criterios, de manera no tan diferente a la que lo estaba haciendo Seung, pero como él estaba en casa decidieron contárselo y esperar las ordenes.  

 

— Señor… — se acercó el otro hombre quien se había dado cuenta antes que su amigo que habían cometido un grave error — un barco que estibo en el puerto los traía de polizones… los iban a vender como esclavos, pero el trato no les funciono y… bueno… nosotros los trajimos aquí.

 

— ¿Los trajeron aquí? — Pregunto con voz neutra tratando de controlar la ira que sentía en su interior, les estaba dando la oportunidad de explicarlo, quizá la situación se había malinterpretado — ¿Por qué los trajeron sin decirle a nadie? 

 

— Bueno… nosotros pensamos que… — estaba cuidando sus palabras, sus ojos iban desde el capitán hasta Hoon en busca de ayuda, pero el joven se mantenía inmutable a pesar de ser el superior más directo de aquel hombre.

 

— Planeaban venderlos… — TOP afirmo haciendo una mueca de asco.

 

— Pero le íbamos a dar el dinero — ahora hablo el primer hombre, el que parecía ser menos inteligente — lo juro, nosotros queríamos venderlos en su nombre y le entregaríamos todo el oro.

 

— ¡Pero que mierda les pasa! — Seung Hyun estallo, Ji Yong estaba mirando su espalda muy sorprendido y atento, todos los esclavos voltearon a mirarlo, pero eran aborígenes, no entendían lo que estaba ocurriendo — ¡¿Ustedes creen que necesito esa clase se oro bastardos imbéciles?!

 

— Por favor perdóneme señor, yo le dije que estaba mal, pero él no me escucho… — hablo el más inteligente en un desesperado intento por salvarse solo, su cómplice le miro sorprendido.

 

— Debería matarlos…

 

— ¡NO, No por favor! — uno de ellos se arrodillo y el otro le imito, comenzaron a suplicar por sus vidas, se inclinaron tanto que sus frentes tocaron el suelo, estaban llorando como dos niños asustados — por favor perdónenos, fuimos unos estúpidos.

 

— Quítense la ropa — dijo Seung Hyun y los hombres se sobresaltaron.

 

— Por favor señor perdónenos — uno de ellos se arrastró hasta los pies del capitán y coloco la frente en su bota, TOP se lo sacudió de encima con una patada dando un paso hacia atrás.

 

— Quítense la ropa — repitió.

 

— Perdone, no quiero morir… por favor… por favor — ambos suplicaban aun en el suelo.

 

— Daesung — ordeno Seung Hyun y el aludido no necesito más para saber qué hacer.

 

Dae sacó la pistola que tenía en la cintura y apunto en dirección a los hombres con el rostro serio, los ojos de los encañonados se volvieron muy grandes y grititos ahogados se escucharon desde los grupos de prisioneros, los hombres se levantaron del suelo con las mejillas llenas de lágrimas y obedecieron con manos temblosas.

 

— Toda la ropa — exigió cuando los tipos lo miraron solo vistiendo ropa interior y botas. Cuando se quitaron esas ultimas cosas lo volvieron a mirar murmurando ruegos con el montón de prendas apretada contra sus pechos — dénselas — apunto con su mentón al grupo de hombres sentados en el suelo, ellos obedecieron, los hombres a quienes le entregaron sus cosas las recibieron confundidos — ahora quiero que se larguen de mis tierras, si los vuelvo a ver los matare, donde sea, incluso si es en el pueblo, no me quiero cruzar con sus sucios rostros jamás.

 

Los hombres se fueron dando gracias al capitán, seguían llorando, pero en cuanto cruzaron la puerta salieron corriendo completamente desnudos. Seung Hyun dejo salir un suspiro cansado cuando los hombres se fueron.

 

— Mino, Seung Hoon, asegurase que salgan — los nombrados obedecieron en silencio y salieron por la puerta — Daesung, por favor despierta a Jin Woo, explícale, que prepare comida.

 

Cuando el ultimo se fue Seung se pasó las manos por el rostro, estaba cansado, cada vez se sorprendía un poco más de la crueldad del mundo y que pasara justo en sus propias narices lo hacía sentirse impotente. Por un momento se olvidó de Ji Yong, quería darle una lección llevándolo hasta ahí y mostrarle que los esclavos también eran personas, lo busco con la mirada esperando verlo observándolo con odio como siempre, pero se sorprendió mucho cuando sus ojos lo encontraron arrodillado frente a la mujer embarazada.

 

— ¿Se encuentra bien? — le preguntaba el castaño refiriéndose a su bebe no nacido, pero la mujer no le entendía, él empezó a hacer gestos señalando su propio abdomen y moviendo las manos para hacerse entender.

 

Seung Hyun se acercó a las mujeres para imitar a Ji Yong, se puso frente a aquella con él bebe, pero ella se asustó y apretó a su hijo contra su pecho para protegerlo, recibió miradas de miedo de ella y de las otras más cercanas.

 

Seung se había acostumbrado al rechazo desde niño, fue criado por su padre y él le dio el suficiente amor para soportar el odio y temor del resto, estaba consciente que ahora su cabello color turquesa era una ventaja, pero jamás podría ser indiferente a aquellas miradas angustiadas. 

 

Ji Yong se estaba rindiendo, la mujer no entendía, dio un suspiro y pasó la mirada por el resto de las mujeres en busca de ayuda, pero noto los rostros temerosos de algunas de ellas, miro a TOP y lo entendió, le hablo aun hincado frente a la mujer.

 

— Yo me encargo Seung Hyun, creo que te tienen miedo.

 

Por primera vez Ji lo miro de forma neutral, sin el ceño fruncido, como si le hablara a cualquier otra persona y por primera vez también lo llamo por su nombre. No es que Ji Yong se haya ablandado al ver el trato del capitán hacia esas personas desvalidas, es que estaba tan preocupado por ellos que por un momento olvido su antipatía.

 

Era cierto que había tenido esclavos en España, pero estos le pertenecían a la familia Park y estando en su casa no se podía negar a usar los servicios de aquella pobre gente cautiva, pero no estaba de acuerdo. En Corea no había esclavos, solo sirvientes que trabajaban de forma voluntaria a cambio de techo y comida, cuando llego a Europa le fue muy difícil entender la filosofía de la gente acerca del asunto, aun se lo preguntaba ¿Qué era aquello que hacia tan diferente a los esclavos de la gente libre? Nunca menciono sus pensamientos rebeldes en voz alta, no quería causar polémica ni parecer maleducado frente al resto de los burgueses, mucho menos incomodar a los Park que tan bien lo habían acogido. Pensar que todas las personas eran iguales en ese entonces era un pensamiento revolucionario.

 

El capitán TOP estaba sorprendido, se alejó y se apoyó en el marco de la puerta a observar a Ji quien no pudo hacerse entender con palabras, pero si las tranquilizo con su sonrisa y algunos adorables gestos hechos en su intento por comunicarse, las mujeres comenzaron a hablar en un dialecto indígena entre ellas al igual que los hombres que murmuraban aun atados en el suelo.

 

Seung Hyun le pidió a Taehyun ayuda para encontrar a alguien que conociera ese dialecto aborigen, él era el que mejor conocía el pueblo y a su gente, era el encargado de hacer todos los mandados, desde comprar la comida hasta buscar un nuevo miembro de la tripulación del Bigbang. Fue a la iglesia de Nirilia donde hablo con un acolito que había sido misionero y conocía varias lenguas indígenas, lo llevo a la mansión a cambio de una importante donación para la templo y a través de él pudieron explicarles a los nativos que se encontraban a salvo, que eran libres de irse y recién cuando todos lo entendieron desataron a los hombres y llevaron a todos a la mansión.

 

Con la ayuda de Jin Woo y de los sirvientes de la casa acomodaron a todos en el hall principal, les dieron nuevas ropas y comida e instalaron catres improvisados para que pudiesen descansar, el grupo no se quería separar y no habían habitaciones suficientemente grandes para acogerlos a todos a la vez de forma cómoda.

 

Ya era de madrugada, muchos de los sirvientes vivían en el pueblo, eran pocos los que dormían en la mansión así que Ji Yong ayudaba a Jin Woo, también Taeyang y Ri habían despertado para cooperar junto con Seung Yoon, en resumen todos estaban ayudando, claro menos Dara y Chaerin que se enterarían de lo ocurrido a la mañana siguiente.

 

El dueño de casa miraba todo desde lejos, no se acercó para no asustarlos, así que se sentó a la mitad de la escalera a observar la faena, de forma involuntaria no despego los ojos de Ji Yong quien torpemente ayudaba sirviendo la comida, se notaba que jamás en su vida había hecho algo así, pero lo hacía con energía y  sonreía cada vez que le entregaba su alimento a alguno de los desvalidos, era la primera vez que lo veía sonreír y pensó que tenía una sonrisa atractiva, sacudió de su cabeza ese pensamiento rápido, hace muchos años había descubierto que le gustaban los hombres, pero de allí a que le gustara un niño mimado y maleducado como ese eran cosas totalmente diferentes.

 

Mierda, pero ahí estaba sonriendo otra vez tan radiante, mostrando las encías y achicando los ojos, Seung no lo había notado hasta ese momento y se sorprendió al hacerlo, ese niño era jodidamente bonito.

 

Allí sentado con el codo encima de una de sus rodillas y una mejilla apoyada en su puño recordaba aquella noche en el Bigbang cuando celebraba con su tripulación, tenía vagos recuerdos por culpa del alcohol, pero una parte estaba clara en su cerebro, le habían dado ganas de besarlo y como él era un hombre acostumbrado a simplemente tomar todo lo que quería intento besarlo sin su consentimiento y fue tirado al suelo de un empujón. Otra vez quería besarlo, miraba de lejos sus labios y maldijo por haber estado tan ebrio aquella noche, si no lo hubiese estado no hubiese caído al suelo y hubiese logrado su objetivo, no le importaba que fuese a la fuerza, después de todos casi todo lo que tenía había sido obtenido de esa forma. Ya era muy tarde para robarle un beso, no quería que Ji se pusiera como loco y después tener que encerrarlo en el calabozo.  

 

Su mirada se cruzó un momento con la del cataño, este le frunció el ceño un segundo y siguió con lo que estaba haciendo, esto lo saco de sus divagaciones ¿¡Que le gustase esa princesa grosera y descortés!? ¡No jamás!

 

Después de comer poco a poco fueron cayendo dormidos en sus distintos colchones, el trabajo disminuyo y  Ji se vio con las manos desocupadas, al igual que los demás, solo Jin Woo seguía moviéndose de aquí para allá y les dijo que podían retirarse a dormir, era de madrugada ya, pero ninguno tenía sueño así que se dirigieron a una de las salas por un trago antes de irse a sus camas, en la sala encontraron a Seung Hyun compartiendo una petaca de ron con el acolito traductor.

 

— Oh, perdón, no sabíamos que estabas ocupado Seung — Daesung fue el primero en entrar.

 

— No, pasen, pasen — dijo moviendo las manos invitándolos a entrar — este buen hombre me explicaba algo importante, cuéntele lo que me dijo — le pidió al monaguillo y bebió de su petaca.

 

— Su aldea fue atacada, dicen que unos hombres aparecieron en la noche y solo se llevaban a la gente, no robaron nada, solo personas, mataron a algunos, pero la mayoría pudo escapar, yo les dije que eran libres y que se podían ir como usted me dijo — miro a TOP — pero solo quieren volver a casa y no saben cómo hacerlo.

 

En lo que hablaba el hombre todo el grupo de recién llegados se acomodó en la sala, algunos en los sofás, otros de pie, Taeyang se sentó en una butaca individual y abrió mucho las piernas para que Ri se sentara en el triángulo que quedaba entre ellas y recargara su espalda contra el pecho del moreno quien en esa posición empezó a jugar con una de sus orejas lamiendo y mordiendo, Ri daba pequeñas risitas por las cosquillas y lo apartaba cada cierto tiempo. Ji recargo su cuerpo en una de las paredes y cruzo los brazos, Seung lo miro de reojo.

 

— ¿Dónde está su aldea? — pregunto Taehyun.

 

— En una isla a unos seis días de aquí…

 

— Podemos llevarlos — dijo Seung Hyun a lo que todos se sorprendieron, se suponía que el capitán no volvería a alta mar en un par de meses a menos que la Marina digiera lo contrario — ¿En cuánto tiempo puedes tener listo el Bigbang Mino?

 

— Las mantenciones están hechas, solo faltaría la limpieza y las provisiones para el viaje, mañana en la tarde lo tengo desanclado para usted.

 

— Perfecto, iremos a aquella isla entonces, mañana nos vamos, Taehyun, por favor ve en la mañana por la tripulación y explícales, se les pagara al regreso, solo es un viaje de doce días ¿Cuántos hombres necesitamos? — pregunto mirando a Taeyang.

 

— Mmmm… aparte de nosotros cuatro, necesitamos ocho más como mínimo — respondió con los labios rozando el hombro de Ri.

 

— Que sean siete — dijo Ji desde el fondo de la habitación, todos se voltearon a verlo — quiero ir.

 

— ¿Tu? — TOP lo miraba incrédulo.

 

— Quiero ver como liberas a esos esclavos, déjame ir — insistió el menor con el semblante serio.

 

Ji Yong no se creía aquello, el capitán TOP era un despiadado pirata que se había convertido en corsario, no podía ser tan incrédulo y tragarse todo lo que estaba pasando, que liberara a esos esclavos, que los acogiera en su casa y para colmo los devolviera a su hogar, no, algo oculto debía haber allí y él lo descubriría, si realmente iba a esa isla a liberarlos él quería verlo con sus propios ojos.

 

 — Tú no me sirves como tripulación niño ¿es que acaso sabes siquiera hacer un nudo? — Seung lo miro con una mueca molesta.

 

— Claro que no, pero puedo aprender…

 

— Yo puedo enseñarle — dijo SeungRi enderezándose en la butaca, alejando su espalda del cuerpo de su amante — por favor Seung deja que vaya, yo le enseñare y me encargare de él.

 

— Esta bien — respondió después de pensarlo unos segundos, miro a Ji Yong sonriendo con una ceja alzada — pero yo me encargare de enseñarle… será divertido.

 

Ji le frunció el ceño y lo siguió mirando con rostro serio de forma impasible, ambos se sostuvieron en silencio la mirada, el resto podían sentir el aire hacerse más pesado y el chisporroteo de sus ojos.

 

— Que sean los ocho de todas formas, los que llevan más tiempo, lo de más confianza — miro a Taehyun — Daesung te dará los nombres, no quiero que nadie sepa que iremos a liberar a un montón de esclavos.

 

— Pero señor, todo el pueblo puede ver cuando el Bigbang se va y cuando regresa, la Marina preguntara a donde está saliendo sin su autorización, yo no… — Seung Yoon parecía angustiado.

 

— Por eso mañana temprano iras a ver a Tablo y le pedirás autorización e inventaras cualquier cosa para que esos malnacidos no me molesten cuando regrese — el joven dio un suspiro, bajo la cabeza y se rasco entre el cabello, ya le había tocado hacer eso antes y no le gustaba, pero no discutió, después de todo era por una buena causa.

 

La conversación siguió su curso en preparativos para el zarpe del día siguiente, todos bebieron un poco de licor y se fueron a la cama, los invitados quedaron bajo la supervisión de algunos guardias designados por Seung Hoon, aunque fueran personas abusadas Seung Hyun no los quería deambulando tan libres por su propiedad, después de todo eran aborígenes con costumbres muy diferentes.

 

Al día siguiente Ji Yong le explico a sus hermanas porque el desayuno no estaba servido a la hora que era costumbre, Jin Woo durmió hasta tarde por ordenes de su jefe al igual que las sirvientas que habían ayudado hasta el amanecer. Ji había aprendido un par de cosas en la noche ayudando con los prisioneros, pero no lo suficiente para prepararle el desayuno a Dara y Chaerin, que pegaron un grito al cielo cuando lo vieron entrar a la cocina con la idea de cocinar algo para ellas. Ji removió algunas cosas en busca de las respuestas de cómo cocinar unos simples huevos, pero no lo logro, se sintió inútil, pero no se rindió hasta que las sirvientas que vivían en el pueblo aparecieron por la puerta de la cocina y lo corrieron escandalizadas porque el invitado del Señor Seung Hyun estaba ensuciando sus manos allí.

 

El castaño se sintió mal, muchas veces el capitán le había dicho que era inútil, pero él no creyó que fuese cierto hasta ese momento, no era capaz de cocinar nada para sus hermanas, así como no fue capaz de protegerlas durante su viaje, definitivamente debía hacerse más fuerte o al menos aprender un poco de cocina.

 

A las hermanas Park no les gusto el hecho que su hermano las dejara por doce días completos, no temían por ellas, aquella mansión se parecía a su casa en España, no en apariencia, se parecía por la forma en que eran tratadas, como dos soberanas, por eso se sentían cómodas allí y se aclimataron en seguida. Lo que realmente temían es que su hermano navegara otra vez en aquel barco espeluznante, mucho menos con ese extraño hombre de cabellos exóticos, temían que se enojara con él y lo abandonara en una isla desierta.

 

Aquella tarde estaba todo listo para el zarpe del Bigbang, la tripulación ya estaba embarcada a excepción del capitán que como siempre antes de navegar le daba la últimas instrucciones a los cinco hermanos. Ji Yong estaba apoyado en el borde del barco mirando a los cinco jóvenes formados en fila sobre el muelle y frente a su jefe quien hablaba y movía las manos, Mino finalmente le entrego su sombrero a TOP, este se despidió y subió a paso firme la rampla hasta la cubierta, paso a un lado del castaño, se detuvo y se puso su sombrero.

 

— Aun estas a tiempo de arrepentirte y quedarte acá Ji Yong — le hablo sin mirarlo.

 

— No tengo nada de que arrepentirme Seung Hyun — el más alto torció el rostro al escuchar como lo llamaba por su nombre a bordo del barco — iré, te guste o no.

 

— Bienvenido entonces, eres parte de la tripulación del Bigbang ahora, no pienses que te tratare con amabilidad porque tienes cara de princesa, más te vale ser útil y si vuelves a llamarme por mi nombre a bordo te encierro esta vez sin la llave — volteo el rostro y Ji hizo lo mismo, se miraron desafiantes a los ojos — en el mar soy el capitán TOP — se inclinó un poco para que sus ojos quedaran a la misma altura — ahora soy TU capitán, ya no eres mi invitado, eres mi subordinado, así que prepárate, estos serán los doce días más divertidos de tu vida — le sonrió de lado alzando las cejas y se fue rumbo al timón.

 

Ji no lo había pensado de esa forma, pero cuando lo escucho lo sintió como cierto, quedo congelado, como si un gran bloque de hielo hubiese caído sobre él, por sí mismo se había ofrecido como miembro de la tripulación, ¡Por dios! ¿Qué es lo que había hecho? ahora era un corsario y estaba bajo las órdenes del capitán TOP, trago duro, definitivamente esos doce días serian especiales.


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