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Betta turquoise por Siri_Looper

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Ji Yong nunca se hubiese imaginado que aprendería cosas nuevas a bordo del Bigbang. Cuando el capitán TOP se percató que no se paseaba libre con sus hermanas por el barco y que se habían auto confinado a su jaula fue a reclamarle a la prisión, le recrimino sarcásticamente que era un invitado muy mal agradecido que no aceptaba su hospitalidad, Ji Yong pensó que lo había hecho enojar, pero a los cinco minutos de haberse marchado volvió con los brazos llenos de libros y los dejo caer frente a los barrotes.

 

— Para que tú y tus mini princesas no se aburran.

 

— Gracias — pronuncio Ji sorprendido mirando la pila de libros en el suelo.

 

— ¡Vaya! así que si tienes modales.

 

Los tres devoraron los libros prestados, novelas para las señoritas y libros de navegación para Ji, por cierto, Ji creía que aquellas novelas de amor que sus hermanas estaban leyendo no eran aptas para damas de bien, pero no podría prohibirles la única diversión o el único atisbo de felicidad que parecía tener sus vidas en ese momento.

 

SeungRi quien era el encargado de llevarles la comida todos los días a los seudo prisioneros se fijó en lo que Ji estaba leyendo y comenzó a hablarle emocionado sobre la navegación, se las pasaba horas conversando con Ji Yong a quien le comenzó a caer muy bien. Cada vez que SeungRi aparecía frente a ellos con la comida automáticamente una sonrisa se dibujaba en el rostro del castaño, admitió en su interior que la primera impresión que tuvo de él estaba errada, ebrio y besando a otro chico le pareció un salvaje más, pero SeungRi era un joven amable y demasiado bromista, solo cuando estaba cerca de Taeyang su personalidad cambiaba, Ji se avergonzaba cada vez que los veía juntos, mirarlos les producía pudor y evitaba hacerlo, ambos hombres parecían dos calientes bolas de fuego cuando estaban cerca, se besaban y tocaban sus cuerpos sin importarles estar frente a otros, eso sin mencionar que Taeyang nunca usaba camisa, en las semanas que llevaban a bordo Ji jamás lo había visto usando una.

 

Algunas noches Ji y sus hermanas dejaban la prisión para subir al exterior y mirar las estrellas junto a SeungRi quien les enseño algunas constelaciones y como usar un sextante, hasta los dejaba mirar por su catalejo aunque lo único que alcanzaban a ver era mar y estrellas. Fue gracias a ese joven rubio que Ji se dio cuenta que aquellos corsarios o al menos los de altos rangos como el capitán, SeungRi, Taeyang y Daesung quizá no eran tan barbaros como él pensó, nunca se imaginó antes el trabajo que significaba manejar un barco de aquellas envergaduras ni mucho menos que se podría encontrar el camino a casa a través de las estrellas. Nunca lo admitiría en voz alta, pero en su interior creía que esas cuatro personas eran un poco interesantes.

 

Otra cosa que aprendió es que TOP no era tan despiadado como los rumores hacían saber.

 

La prisión del barco solo consistía en dos pequeñas jaulas ubicadas en una esquina de la bodega, cuando Ji obtuvo las llaves se quedó en la misma celda que sus hermanas, dejando la de al lado vacía, esta se ocupó una noche en la que entraron Daesung y Taeyang arrastrando a otro de la tripulación y lo lanzaron dentro de los barrotes, atrás de ellos entro caminando el capitán y Ri.

 

— Las llaves Ji Yong — le dijo TOP estirando su mano por entre los barrotes.

 

Cuando obtuvo las llaves las acerco al cerrojo para cerrarlo, el prisionero se arrodillo frente a TOP y se abrazó a una de sus piernas pasando sus brazos entre las barras.

 

— Gracias señor, gracias… — lloraba el preso.

 

— ¡No lo toques! — Daesung paso uno de sus pies por ente los barrotes y lo despego de una patada tirándolo al suelo.

 

TOP le devolvió las llaves a Ji y salió seguido de Daesung y Taeyang, este último aprovecho de darle una nalgada a Ri en cuanto paso a su lado quien se había quedado a un lado de la celda de los hermanos.

 

— ¿Qué fue lo que hizo? — pregunto Ji mirando al nuevo prisionero llorar arrodillado en el suelo.

 

— Le robo a un compañero.

 

— Pero… ¿Por qué le daba las gracias?

 

— Porque el capitán debió de haberle cortado las manos y lo perdono.

 

— ¿Lo perdono? — Ri noto la cara de confusión de su amigo, que un corsario antes pirata perdonara era algo confuso para él, le hizo un gesto para que el castaño se acercara.

 

— Seung sabe que tiene hijos y esposa esperándolo en tierra, si le corta las manos los condenara al hambre — murmuro de forma que solo Ji lo escuchara.

 

— ¿Seung? — pregunto Ji doblemente confundido. Ri se llevó las manos a la boca, lo había dicho sin querer.

 

— Lo siento, es el verdadero nombre de TOP, Seung Hyun, por favor no le digas que te dije, se enojara conmigo si lo sabe, solo nos permite llamarlo así en tierra. 

 

Al siguiente mediodía SeungRi volvió a entrar a la prisión, pero se detuvo a mitad de las escaleras.

 

— Vengan a ver esto, estamos llegando — y volvió a subir sin esperar respuesta.

 

Cuando Ji y sus hermanas salieron a la cubierta todo era un desorden, en realidad eso es lo que pensaron ellos, pero todo estaba perfectamente organizado, todos corrían de un lado a otro lanzando cuerdas y gritando, a lo lejos se escuchaban las ordenes a viva voz de Daesung y Taeyang instruyendo el arribo de la nave. Ji Yong miro al puente y vio al capitán detrás del timón, sus miradas se cruzaron un momento, TOP le sonrió con suficiencia, pero Ji lo ignoro. Miro hacia el frente y la vio por primera vez, la ciudad de Nirilia, subió corriendo las escaleras hacia la proa, sus hermanas ya estaban allí junto a Ri mirando el paisaje a lo lejos.

 

Nirilia era una de las ciudades costeras más importantes del país y el lugar que la Marina le asigno a TOP cuando se volvió un corsario. Era una enorme bahía perfectamente redonda, desde el Bigbang Ji podía ver diminutas casa de colores por todas partes, comenzaban en la costa y seguían subiendo por los cerros cercanos, el puerto estaba a un lado donde el agua se veía más azul, claro, habían escogido el lugar más profundo de la bahía para construir el muelle y así los grandes buques pudiesen arribar sin problemas.

 

Cuando al fin desembarcaron cerca de diez hombres que esperaban en el muelle subieron al Bigbang para hacerse cargo del anclaje, la limpieza y mantención del barco, solo uno de esos hombres se quedó en las tablas del puerto, un joven moreno que TOP saludo con un abrazo afectuoso.

 

— ¡Mino!

 

— Bienvenido señor — dijo Mino correspondiendo al abrazo de su jefe con una sonrisa.

 

El capitán tenía varios empleados de confianza, en mar aquellos hombres eran Daesung, SeungRi y Taeyang, pero en tierra las cosas cambiaban, ellos dejaban de ser sus subordinados y se convertían en sus mejores amigos. En Nirilia tenía otros cinco seguidores a su cargo que asumían la difícil tarea de tener todo en orden mientras no estaba, que era la mayoría del tiempo pues sus viajes solían durar meses. Uno de esos hombres era Mino, a su cuenta estaba todo lo que ocurría en el muelle, aquel era un puerto grande que no solo ocupaban las naves de Seung Hyun sino que también otras ajenas que debían pagar por estibar allí, también ofrecían servicios de mantención entre otras cosas, todo eso estaba a cargo del joven Mino.

 

El joven saludo muy afectuosamente a Daesung, Ri y Taeyang y después se dirigió a el resto de la tripulación.

 

— ¡Por favor señores, esperen fuera de mi oficina, Taehyun bajara en un momento con su paga! — grito Mino a lo que la masa de hombres comenzó a avanzar hacia fuera del muelle conversando y riendo entre ellos, algunos le gritaron toscos gritos de despedida a su capitán que el respondió de la misma manera.

 

— ¿Cómo estuvo todo? — pregunto TOP caminando junto a Mino rumbo a tierra.

 

— Bien, tuvimos algunos problemas con marejadas hace un par de semanas, aún estamos reparando los daños, pero está bajo control.

 

Daesung le dio un empujón a Ji para que también caminara, el obedeció mirándolo con una mueca molesta, sus hermanas se arrimaron cada uno de sus brazos. SeungRi y Taeyang, caminaban detrás cuchicheando y riendo entre ellos.

 

Ya fuera del muelle el terreno se presentaba ligeramente en diagonal, empezaron subir unas escaleras, Ji observaba todo atento escudriñando la forma de escapar, pero el terreno parecía ser muy grande, al lado derecho había un bosque con árboles enormes y al lado izquierdo se encontraban una serie de pequeñas habitaciones, fuera de una ellas a lo lejos estaba la tripulación haciendo fila detrás de un joven con el cabello partido en dos quien le entregaba a cada uno una pequeña bolsa color café.

 

Cuando llegaron al final de las escaleras se encontraron con una zona plana, un pequeño jardín con una fuente en medio, alrededor habían árboles frutales y muchas flores, estaban fuera de una mansión de dos pisos pintada de color amarillo pálido, la gran puerta doble de madera estaba abierta de par en par y en el umbral un joven sonriente.

 

Mino se despidió argumentando que tenía mucho trabajo que hacer y se fue por donde habían llegado, en cambio por el lado contrario se acercó Jin Woo y el grupo se saludó afectuosamente ignorando a Ji y a sus hermanas.

 

— ¿Tenemos habitaciones de huéspedes libres Jin Woo? — pregunto TOP mientras entraban a la gran casa.

 

— Si señor, actualmente no tenemos ningún huésped ¿desea que mande a preparar algunas habitaciones? — pregunto mirando de reojo a los tres extraños.

 

— No todavía, debo hablar de negocios con ellos primero, pero por favor consígueles ropa limpia y asígnales un par de mucamas a las señoritas para ayudarlas a asearse.

 

Jin Woo movió la cabeza de forma afirmativa y se retiró, pero Ji Yong casi ni noto cuando el joven desapareció por los pasillos, estaba demasiado absorto mirando alrededor, al entrar por la puerta principal se habían encontrado con un hall de piso muy brillante, un candelabro colgaba de lo alto y una escalera que se partía en dos llevaba al segundo piso.

 

SeungRi y Taeyang reían y se adelantaron camino a la enorme escalera con barandales de mármol.

 

— Seung, nosotros vamos a nuestra habitación un momento, tenemos que… hacer algunas cosas… — Ri hablaba sonriendo tontamente. 

 

— Ya déjalo Riri, él sabe lo que vamos a hacer — Bae lo tomo del brazo y lo empujo detrás de el por las escaleras a lo que el menor rio.

 

— ¡Recuerden que tenemos señoritas en casa! — Grito Seung Hyun cuando la pareja ya se desaparecía en el segundo piso entre risas y murmullos poco disimulados — Asssh ese par… no tiene remedio.

 

— Jamás cambiaran — dijo Daesung sonriendo.

 

— Eso espero, me gustan así. Dae, ve a descansar también, te lo mereces — le dio una palmada en la espalda.

 

— ¿No necesitas ayuda con ellos? — se refería a los hermanos.

 

— No, estaré bien — miro a Ji — creo que Ji Yong es lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de la situación en la que se encuentra y no intentar nada estúpido — el susodicho solo desvió la mirada ignorándolo con una mueca de desagrado — aunque claramente sus modales requieren un poco de… instrucción.

 

— ¡Mis modales no requieren nada, mucho menos de un sucio pirata como tú! — Chaerin y Dara veían aterradas la actitud de su hermano, estaba secuestrados, esa no eran las palabras más convenientes para su seguridad, pero Ji era de la idea que no podía dejarse amedrentar por las palabras de aquel hombre, sus ojos profundos, su voz ronca y su altura ya lo intimidaban bastante, necesitaba demostrar de alguna forma que él era también alguien con quien no se debía jugar.

 

— Escucha princesa — se acercó y tomo el cabello de la nuca Ji en su puño para obligarlo a alzar la cabeza y mirarlo hacia arriba, esto hizo al joven sentirse terriblemente pequeño, Dara dio un pequeño grito ahogado y se pegó a Chaerin, pensaron que su hermano seria golpeado — más vale que te comportes, esta es mi casa por si no te habías dado cuenta, no sé cómo mierda te criaron tus padres, pero la gente respeta la casa de los demás, si me vuelves a alzar la voz te juro que se me olvidara la razón por la que los traje acá y te venderé a ti y a tus lindas hermanitas como esclavos por un par de monedas.

 

Soltó a Ji del agarre de forma brusca y este le devolvió una mirada llena de odio.

 

— Vete a descansar Dae, le diré a Jin Woo que te avise cuando sea hora de cenar, yo puedo encargarme de estas tres damas — Daesung sintió eso más como una orden que como un permiso, así que se retiró hacia las escaleras sin decir nada más.

 

Después que se quedaran los cuatro solos Seung Hyun guio a los hermanos por los pasillos de su mansión, era un edificio de techos altos al igual que las puertas, todas dobles que llegaban casi hasta el techo. El lugar estaba exquisitamente decorado, los muebles, los cuadros, las cortinas y cada ramo de flores parecía estar ahí por alguna razón muy concreta. Tal orden y perfección era el resultado del trabajo de Jin Woo que era el jefe del personal de la casa y encargado de todo lo que pasara dentro de esas paredes, su labor más difícil sin duda era acomodar todo el mobiliario nuevo y las obras de artes que traía su jefe cuando llegaba en cada uno de sus viajes. Lo que veían ahora Ji y sus hermanas era el resultado de horas en las que el joven se las paso llevando los muebles de acá para allá tratando de adivinar como le gustaría más al dueño de la mansión.

 

El capitán los guio hasta un rincón de la vivienda, se cruzaron con varias mucamas en el camino que saludaron a Seung Hyun con leves inclinaciones de cabeza. Era un rincón escondido con una puerta de metal la cual tenía un par de argollas para pasar un candado y cerrarla, pero en esos momentos no había ningún candado, el mayor la abrió simplemente empujándola.

 

— Después de ustedes — sonrió y estiro su mano en signo de permiso para que pasaran adelante.

 

Ji le hizo un gesto a sus hermanas con la cabeza para que pasaran primero, se encontraron con un oscuro agujero, la única luz que entraba era la de la puerta que acababan de traspasar, bajaron con cuidado unas escaleras de madera que rechinaban a cada paso. Cuando estuvieron al final se descubrieron un largo pasillo que se perdía en la oscuridad y celdas a ambos. Cuando Ji llego al final se dio la vuelta y sus hermanas se pegaron a cada uno de sus brazos en la penumbra.

 

— La cosa es así — comenzó a decir Seung — como a mi mis padres si me enseñaron modales les ofrezco un trato, pueden quedarse acá en el calabozo pudriéndose junto a las ratas hasta que su rescate llegue… o pueden vivir como mis invitados, ustedes eligen, huéspedes o prisioneros.

 

Si Ji hubiese estado solo hubiese elegido prisionero, no estaba dispuesto a ceder a ningún trato con ese hombre, pero esta vez el amor por sus hermanas pudo más que su orgullo, estaba a punto responder cuando una enorme rata paso por sus piernas corriendo y chillando.  

 

— ¡Huéspedes, huéspedes! — grito Chaerin dando saltos y pegándose más a su hermano quien resistió el impulso de mirar al suelo en busca del animal, pues a él también lo había asustado.

 

Seung sonrió y se dio la vuelta para comenzar a subir de vuelta. Chaerin y Dara se apresuraron a ir hacia las escaleras después del capitán casi corriendo por miedo a los roedores.

 

El dueño de la mansión los guio otra vez de los pasillos hasta una pequeña sala con grandes sillones, una enorme alfombra cubría gran parte del suelo y un candelabro colgaba en medio de la habitación, era una sala muy grande, las paredes estaban adornadas con cuadros y estantes llenos de diversos ornamentos como figurillas y floreros. Ji se dio cuenta que, excluyendo a su casa en corea, aquella mansión era el lugar más lujoso que hubiese visto jamás.

 

Seung Hyun los invito a sentarse en los ostentosos sillones mientras él se daba la vuelta hacia un pequeño bar ubicado en una esquina de la habitación y se servía licor en un vaso. Regreso al lado de los huéspedes y se sentó en una butaca individual de terciopelo rojo y posa brazos dorados.

 

Un joven entro a la sala caminando muy rápido, parecía agitado y llevaba un montón de papeles abrazados a su pecho.

 

— ¡Señor! Lo he buscado por todas partes. Que alegría que ya ha vuelto, tenemos muchas cosas que tratar y…

 

— Espera… para, para, más despacio Seung Yoon, apenas he llegado y ya me quieres hacer trabajar, además tenemos invitados — con la misma mano con la que sostenía el vaso apunto al trio sentado al frente.

 

— Lo siento — se dio vuelta hacia los invitados y agacho un poco su cabeza — no me percate que tenía compañía — se acercó a Ji y le ofreció la mano como saludo, luego hizo lo mismo con las mujeres — Seung Yoon para servirles — el joven parecía acelerado, saludo rápido y volvió al frente de su jefe.

 

— Señor, lamento haberlo interrumpido, pero tenemos muchas cosas que ver, la Marina…

 

— Seung Yoon…

 

— ¿Si?

 

— Me importa un carajo la Marina, para eso te tengo a ti, por favor busca a tus hermanos y dile que vengan, quiero hablar algo importante con todos.

 

— Pero Señor…

 

— Hazlo.

 

El joven se dio la vuelta suspirando y salió de la sala aun con todos sus papeles colgando entre los brazos.

 

— ¿Les gusta mi casa señoritas? — dijo después de que Seung Yoon desapareciera, se dio cuenta que ambas miraban alrededor con interés.

 

— Es muy… elegante — dijo Dara después de pensar mucho sus palabras, los ojos del corsario y su mirada ladina le provocaban temor.

 

— Elegante es poco, la alfombra que pisan sus pies es persa y ese sofá es de Turquía.

 

— De seguro es robado — Ji deseo no haber dicho eso, debía comportarse, por sus hermanas debía controlar su genio y su boca.

 

— Si Ji Yong, es robado, de hecho casi todo aquí lo es — dio una pequeña carcajada antes de continuar hablando —  incluso ustedes son robados.

 

Ji chasqueo la lengua, iba a responder a eso, pero se controló y solo le devolvió una mirada de ceño fruncido.

 

— ¿Y? ¿Cuál es su historia?

 

— ¿Historia? — pregunto Ji.

 

— Yo tengo un gran ojo y sé que están metidos en un lio ¿Por qué otra razón un par de señoritas viajarían con un jovencito enclenque en medio del océano?

 

— No hay ninguna historia allí, solo queríamos llegar a nuestra casa en Corea…

 

— ¡Corea! — Fingió sorpresa y dio otro trago a su licor — mi padre era de ese país, también los son la mayoría de mis amigos ¿Qué hacen tan lejos de casa?

 

— Vivíamos en España, surgieron problemas y nos tuvimos que ir — Ji sabía que esa pregunta llegaría en algún momento, pensó mucho en el trayecto a bordo del Bigbang que era lo que debía responder, pero todas las posibilidades lo habían llevado a la misma conclusión: lo mejor era decir la vedad. No quería que aquel hombre obtuviera parte de la fortuna de su familia, no por un asunto de avaricia, sus padres lo habían abandonado en un país extraño hace mucho y no sentía necesidad de cuidar nada que les perteneciera. El verdadero problema era su orgullo.

 

— La guerra — adivino el corsario.

 

— Nuestro padre está en la cárcel señor TOP, por favor déjenos ir, él no tiene nada de valor para darle — lo intento Dara con la voz ahogada, Ji pensó que era algo inútil, aunque los dejara ir en ese instante ¿Qué venia después? Ni siquiera sabían en qué país se encontraban, el secuestro los había desviado de su ruta y los corsarios les habían quitado lo poco de valor que llevaban, sin ayuda no podrían regresar a Corea, ni siquiera a España.

 

— Señorita Sandara — le hablo con dulzura, la joven se sorprendió al escuchar su nombre — ya me di cuenta que ustedes no son hermanos de sangre, yo he escuchado acerca de la familia Park. Sandara y Chaerin no son nombres comunes por aquí y cuando SeungRi me los dijo supe que los había escuchado antes en algún lado, estuve mucho tiempo escudriñando mi mente para recordar donde lo había oído hasta que al fin lo hice —  rio — varias veces me he robado el oro que viaja desde América hasta España, apostaría que algunas de esas veces era el oro de los Park.  

 

— Entonces déjenos ir, ya obtuvo suficiente oro de nuestra familia… — intervino ahora Chaerin.

 

— ¡Ese oro no les pertenece, es de los indios! — Alzo la voz sobresaltando a las mujeres — ¿acaso saben cuanta gente murió defendiendo sus hogares mientras ustedes llevaban una puta vida de princesas? Por supuesto que no, han vivido siempre pudriéndose en oro y además se atreven a juzgarme porque yo me robo una de sus alfombras persas de vez en cuando.

 

— Robar es robar, se a quien se sea, es un delito y es inmoral — el comentario de Ji le pareció divertido y dejo salir una carcajada por sus labios entreabiertos, el otro lo miro mordaz — si esta tan bien robar ¿Por qué castigaste a aquel ladrón en tu barco? Deberías haberlo subido de rango…

 

— Eres un niño estúpido, no tienes idea de cómo funciona el mundo, una cosa es que te robe un compañero en quien confías y otra muy distinta es que te robe alguien que esperas que lo haga.

 

Ji dio un bufido y desvió la mirada del rostro del capitán que dio otro trago a su bebida para acabarla.

 

— No creas que no sé quién eres Ji Yong — se estiro para dejar el vaso en una mesita cercana — no sé qué mierda hacías en España, pero lo supe apenas me dijiste tu apellido, no tuve que esforzarme para recordar donde había escuchado hablar de los Kwon antes, tu familia sí que se pudre en oro y pretendo sacarle cuanto pueda, no creas que es codicia, como puedes ver yo también tengo bastantes tesoros, es para darle un poco de equilibrio al mundo, los Kwon tienen más de lo que podrían gastar en mil años, pero lo que les sobra lo guardan como malditos gusanos cuando hay gente que se muere de hambre en la calle y eso sí que es un delito, eso sí es inmoral. 

 

Ji quería responder argumentando que ellos no tenían la culpa que esa gente muriera de hambre, pero en la sala entro otra vez aquel joven de labios gruesos con su montón de papeles.

 

— ¿Dónde están tus hermanos?

 

— Ahí vienen… — respondió con voz agitada y el pecho subiendo y bajando rápidamente, acababa de subir las escaleras desde el muelle después de avisarle a Mino que debía ir a la mansión.

 

Jin Woo entro a la sala también y se paró a un lado de Yoon con las manos detrás de la espalda, al momento después entraron los otros tres hermanos restantes conversando entre ellos. Taehyun se acercó tímido al capitán y lo saludo de mano con una sonrisa nerviosa, Seung Hoon también lo saludo de mano, pero el ocupo ambas para dar un apretón muy efusivo mientras le mencionaba que estaba contento de tener de vuelta a su jefazo.

 

— Chicos, ellos son nuestros invitados por tiempo indefinido, Ji Yong, Sandara y Chaerin — ahora miro a estos últimos — ellos son mi tripulación en tierra — los jóvenes sonrieron orgullosos — son igual que ustedes, se llaman hermanos, pero en realidad tienen distintos padres y madres, Jin Woo, ya lo conocieron — el joven hizo una pequeña reverencia sonriente — Mino, también lo vieron en el muelle — hizo un saludo marino con mano en la frente — Taehyun y Seung Hoon — Tae levanto una mano y Hoon les sonrió — creo que se llevaran bien, ellos son de Corea también. 

 

Los más jóvenes abrieron los ojos grandes al escuchar eso y murmuraron algunas palabras, se callaron cuando Seung Hyun prosiguió.

 

— Seung Hoon, estos son huéspedes muy especiales, no pueden salir de mis terrenos, tienen permiso para ir donde quieran dentro de la mansión y en los jardines, pero nada más — el mayor tenia intención de prohibirles también ir al muelle, allí habían botes y embarcaciones pequeñas capaces de ser manejadas por tres personas, pero lo pensó mejor, las manos perfectas de sus tres cautivos delataban que no serían capaces ni siquiera de subirse por sí solos a ninguna de esas pequeñas naves, miro a los tres hermanos sentados en el sofá — Hoon es el encargado de mis terrenos, de los animales, de los jardines y de la seguridad, nada sale ni entra a mi propiedad sin que él lo sepa, por favor considérenlo antes de hacer algo estúpido y Taehyun conoce el pueblo tan bien como la palma de su mano, aunque lograran salir él los encontraría de inmediato, nadie se atrevería a esconderlos de mí.

 

Ji Yong miraba a los jóvenes mientras Seung hablaba, sus rostros tan sonrientes en todos parecían demasiado inocentes y buenos como para estar bajo el liderazgo de alguien como el capitán TOP.

 

— Jin Woo, por favor encárgate de ellos, prepárales las habitaciones de huéspedes y que se aseen para cenar, ah… y avísale a Dae cuando esté listo para que baje — a Daesung no le gustaba cenar solo.

 

— Si señor ¿y SeungRi con Taeyang?

 

— Avísales, si no vienen llévales la cena a su habitación, seguramente estarán encerrados allí tres días — el joven afirmo con la cabeza y dio varios pasos adelante hacia los huéspedes.

 

Jin Woo era un jefe dentro de la casa, todas las tareas las designaba a las mucamas, eran poca las cosas que él hacía por sus propias manos, pero llevar la comida a la habitación de esos dos era una de ellas, varias de las mucamas a quienes les había encargado aquella tarea abandonaron su trabajo en la casa argumentando que era una casa hereje y del demonio, en una ocasión una mujer de edad avanzada menciono que allí permitían los rituales satánicos, así que Jin Woo dejo de intentarlo y hacia esa tarea por sí mismo, ya hace tiempo había vencido el pudor que conllevaba esa labor.

 

— Por favor acompáñenme — dijo con su adorable sonrisa que tranquilizo a las jóvenes y le dio un poco de confianza a Ji Yong.

 

El anochecer Ji Yong estaba aseado y con ropa limpia, también sus hermanas que llevaban nuevos vestidos más delgados que los anteriores, estos estaban hechos de tela más fresca acorde al calor húmedo de aquel país. Jin Woo los acomodo en una larga mesa, el comedor era igual de ostentoso que el resto de la casa. Los huéspedes se sorprendieron cuando Daesung entro a la sala con un nuevo peinado partido a la mitad, ahora podían ver sus ojos claramente, estaba sonriendo y oliendo fuerte la comida puesta sobre la mesa, la expresión de su rostro era totalmente distinta a la que habían visto a bordo del Bigbang. Los cinco hermanos también estaban sentados a la mesa, por ultimo entro al comedor Taeyang y SeungRi sonriendo, sonrisas tan grandes que pareciera salir de sus rostros, una nueva sorpresa, Taeyang llevaba camisa, era la primera vez que lo veían usar una, era una camisa blanca holgada que dejaba ver la mitad de su pecho.

 

Una nueva rareza para Ji, Chaerin y Sandara, las catorce sillas del comedor estaban casi completas por los sirvientes del dueño de casa, eso era algo imposible dentro de su crianza, que la servidumbre se sentara en la gran mesa el jefe era algo demasiado extraño, pero al escuchar como conversaban y bromeaban entre ellos Ji comprendió que TOP no consideraba a esas nueve personas como servidumbre, para él era sus amigos y tal vez hasta los consideraba su familia.  


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