El viento soplaba inclemente sobre la cima de la montaña de Aznieth mientras una figura negra y envejecida se encorvada para protegerse, arriba el brillo innatural marcaba su destino, era un prisionero, la barrera se expandía desde lo alto del firmamento y se enterraba profundo en el corazón de la Tierra, sabia que era inútil atacar ya a Mesiel no tenia fuerzas y se encontraba mal herido pero aun así el gran Mago enderezo su postura y en una lengua olvidada llamo a su carcelero.
-No te sobre esfuerces no podrías tirarla, creo que ni yo podría echarla abajo- dijo una voz a su espalda
-Me crees ignorante Mesiel- respondió el anciano- has roto tu juramento, lo sabes, como también sabes que no estaré para siempre atrapado en esta prisión-
-Lo estarás, al menos el tiempo suficiente para lograr mi objetivo, y cuando lo logre no podrás hacer nada para detenerme Ariel-menciono su nombre de manera dulce y burlona mientras su figura se volvía borrosa y desaparecía en la oscuridad.
-¿Atrapado?, ah Mesiel no es a mi de quien deberías cuidarte-silbo el anciano mientras levantaba los brazos y un fulgor verde bajaba de sus manos envolviendo su cuerpo, y en un momento el anciano dio paso a un joven alto, moreno, fibroso con una mirada penetrante, su cabello largo llegaba hasta los hombros y su túnica le quedaba pequeña- Pronto sabrás el castigo de lo que has hecho, mientras tanto descansa y sueña Mesiel ¡Sueña! y olvida las leyes que rigen el mundo-
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20 Años después
Era una fría mañana, el sol apenas mostraba su aureola sobre el mundo, el viento no se desperezaba adormilado sobre las nubes y la noche aun rasgaba el aire con melancolía cuando, en medio del Mercado surgió un estruendo y luego humo, el fuego apareció de la nada y se expandió por todas partes; un fuego verde y violeta, los signos de Ariel.
Y como se invoca una tormenta o se atrae la mala suerte se levanto una figura roja de las llamas quien levantando una mano ahogo las llamas y, con ayuda de un sortilegio grito:
-acaso crees que soy un niño Ariel-su voz se escucho en toda el Mercado- o pensabas que las llamas me consumirían esta vez-
-No, no lo creo- dijo Jack a sus espaldas mientras daba el golpe de gracia con su daga- aunque si pusieras mas atención quizá la pelea hubiese sido mas interesante-
Escupió al cuerpo en el suelo y se disponía a marcharse cuando una mano tiro de su bota he hizo que cayera al suelo con el mentón por delante
-Lo mismo digo chico- dijo el hombre poniendo se en pie y apresándolo con las piernas- Es una lastima que alguien tan joven muera de esta forma no lo crees- dijo mientras aparecían dos cuchillos en sus manos, pero antes que pudiese hundirlas en el pecho del joven un rayo choco contra el pecho del hombre y lo arrojo al suelo.
-Levántate Jack- dijo la tercera figura mientras se alejaba del cuerpo quemado en el suelo- Apresúrate, Mezdic no es un idiota, pronto recobrara el sentido- y mientras se volvía añadió- y no creo que el sea tan misericordioso contigo-