- ¡Ah! Aah... Kagaho... Ufff... Si, así... Continúa....¡AH!
- Ay, por favor... - dijo un chico rubio con lentes sentado en la sala que trataba de estudiar.
- ¡Aaaah! - se escuchaban los gritos de una mujer.
- Creo que me vengo... -la voz ronca de su compañero peliazul.
- Grrr, ya cállense. - murmuro el rubio y se puso los audífonos desesperado. Sus mejillas se tornaron rojas. -¡intento estudiar! - dijo un poco más fuerte pero esos gemidos continuaron un momento más.
Luego de un rato su compañero salió en fachas junto a una chica bella pero algo desaliñada que se ponía unas zapatillas rojas. La dejo bajar sola las escaleras y se despidió desde arriba.
- Nos vemos luego, Ayumi- dijo coquetamente Kagaho con una sonrisa ladeada.
- Adiós, senpai. - contestó de igual manera juguetona y salió por la puerta.
- Agh por fin... - susurró el rubio.
Kagaho lo miró y rio divertido.
- ¿qué pasa? ¿Estás molesto? - metió las manos en el bolsillo de su pantalón y se sentó junto a Alone en la mesita.
- Haces demasiado ruido, eres muy molesto. - Kagaho comió de los bocadillos que Alone tenía en la mesa- ¡Hey! Deja eso, es mío.
El mayor volvió a reír sin hacer caso.
- Vaya, cuando te vi en la fiesta de la playa pensé que eras más divertido. No me digas que eres uno de esos niños mimados que nunca se ha divertido con las chicas.
Alone se puso rojo.
- Eso no te importa. -comenzó a leer de nuevo su libro.
- ¿O es que acaso te gustan los chicos? Pensándolo bien, eres bastante femenino. - seguía comiendo las papas fritas de Alone.
- Ya déjame estudiar, mañana tengo clase.
- De acuerdo. - rio y se levantó de la mesita- pero debes divertirte un poco, ahora vives solo, así que está bien romper las reglas de vez en cuando. - sonrío de lado y le guiñó el ojo. - nos vemos, Alone.
Alone suspiró una vez que su acompañante se fue. Es cierto, él era exactamente como lo describió. Y si... Le gustaban los chicos, pero ese chico era demasiado, todo un caso de libertad.
- Ajajajajaja, ¿así que tú nueva casa parece un motel? - reía Yuta y se agarraba el estómago. - pobre Alone. Nada que ver con la viejita con la que vivías cuando llegaste.
- Lo sé, es terrible. Además la otra chica que se llama Anna también hace lo mismo, su novio se queda a dormir casi todos los días. Apenas llegue y no duermo bien.
- Pues lo siento amigo, tendrás que acostumbrarte. Esta es la vida de los estudiantes. Además toma el lado bueno, tú también podrás llevar a dormir a quien quieras y nadie podrá decirte nada. Tal vez tu ex novio pueda venir a visitarte.
- No, Eso ya quedó atrás. -dijo riendo un poco. - y quizá tengas razón, tengo que acostumbrarme.
Ambos rieron bromeando de nuevas situaciones que podrían surgir en aquel departamento. De lejos, Alone pudo ver a Kagaho con una nueva chica, coqueteando. Se preguntó si ella sería la siguiente.
Esa noche, Alone regresó al departamento luego de hacer compras para la cena. De nuevo estaba todo en silencio. Anna, la chica de universidad que estudiaba veterinaria permanecía en su habitación, quizá dormida. Eran apenas las ocho de la noche y Alone hizo una cena muy mala pues apenas aprendía a cocinar y después se metió a su habitación. Comenzó a extrañar su pequeña ciudad y al ponerse melancólico quiso asomarse al balcón de su habitación para ver la luna. Su sorpresa fue al ver a Kagaho también desde su propio balcón, apenas había una pequeña brecha entre ambos balcones. El mayor al parecer no se había percatado de la presencia de Alone y permanecía enmudecido, con una expresión ida, mientras veía el cielo, más no la luna. Un rostro demasiado triste.
- Pero qué cara tan triste... Si es un cielo hermoso. -le dijo con una cálida sonrisa.
Kagaho salió de sus pensamientos y le miro atontado por unos momentos, después sonrió con tristeza.
- Es verdad, es un cielo hermoso.
- ¿Piensas en tu novia? La del bikini rojo...
El mayor rio sin ganas.
- Ya no somos novios.
- Si lo imagine. Se ve que fue una gran discusión.
- Estabas poniendo atención, ¿eh?
Alone rio travieso.
- Lo lamento. - dijo con un leve sonrojo en sus mejillas. Kagaho lo miró por unos instantes y asintió.
- Si, fue una gran discusión. Ella... Me engañó con un gran amigo. O pff. Eso pensé que era, pero no lo es, ¿verdad? -rio suavemente.
Alone lo miró con tristeza pues sus palabras eran amargas.
- Llevábamos dos años juntos...
El rubio vio como el mayor apretó los puños y entonces rompió el silencio.
- ¿Fuiste feliz? - preguntó de pronto sorprendiendo al mayor. El chico de pelo azul asintió.- pues... Dicen que si fuiste tan feliz con la persona equivocada, deberías imaginar la felicidad que tendrás con la correcta. -le miro con sus preciosos ojos más azules que de costumbre a causa de la noche. El joven moreno sintió una calidez en su pecho con esas palabras reconfortantes.
- Gracias. -le sonrió. - Alone.
El pequeño se puso un poco nervioso y con un leve sonrojo volvió la vista a la luna.
- N-no hay de qué.
La noche se hizo fría y ambos se metieron a sus respectivas habitaciones, recordando de nuevo el pasado... Aya y el antiguo amor de Alone.