Hoy recordé tu risa de seda, tus labios de rosa y tus caricias cálidas.
Hoy recordé la inocencia de nuestro primer beso, de nuestro primer amor, cuando eras mi luz que iluminaba siempre mis más terribles miedos.
Recordé, cuando me entregaste tu dulce corazón, tan frágil y precioso como tu mirada bajo el ocaso.
Te he amado en cada momento siempre; amé la timidez que tenías al robarme un roce de labios, la ternura de tus caricias cuando necesitaba de ti.
Mi corazón se a desbordado al tenerte, eres a quién amo y amaré.
Pero hoy recordé también aquella tarde con lágrimas.
Recordé cuando el tiempo te robaba de mis brazos al paso de cada momento a tu lado.
No podía hacer nada más que amarte y dejarte ir cuando tu cuerpo no resistiera más.
La muerte se apiadaba pero tu propia sangre te producía agonía.
Y ver tu agonía teñía mi mundo en tinieblas.
Porque tú, eras mi mundo.
¿Que podía hacer sin mi mundo?
¿Por qué no podría ver más tus ojos brillar en el sol?
Disfrutar de tu risa tierna, probar tus labios dulces.
Oír la dulzura de tu voz al reír o ver el rojo de tus mejillas por un beso furtivo.
Recordé cuando comenzabamos a soñar sobre nuestros planes del futuro, aquel en el que tú y yo teníamos una vida juntos riendo.
Con tu alegre forma de vivir revoloteando a mi alrededor, tratando de quitar la expresión estoica de mi rostro.
No me olvides- dijiste.
Pero te aseguro que quien no quiere dejarte soy yo.
Mi corazón sangra pero soy feliz así.
Porque tú ya me has dado todo lo que quería del amor.
Y puede que volvamos a vernos nuevamente en otra vida y entonces nos reiremos al vernos.
Pero por ahora siempre serás mi tímido, maravilloso y tierno primer amor.
Y el último.
Shizuo Heiwajima observó la lápida cubierta de Lirios color blanco, Izaya y él se habían conocido por medio de un amigo de ambos.
Luego de ello había sido inevitable que sus vidas no dejaran de entrelazarse.
Así que terminaron saliendo y compartiendo charlas triviales hasta que el sol aparecía anunciando el día.
Luego un día se besaron y esto dio paso a una relación de muchos años.
El destino aveces era muy curioso para guiarte a la persona con la cual compartirías la vida.
Y también era cruel al decidir el tiempo que les permitiría estar juntos.
Shizuo más que nadie sabía de ello.
Te amo Izaya - declaró al viento soltando el humo que había calado de su cigarro.
Tiró la colilla para apagarlo presionándolo con la suela de su zapato y tras mirar por última vez aquella lápida de mármol negro se alejó lentamente.
"You are my only sunshine"