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Pets ; Vkook por SugxR

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—Señor Jeon, su hijo está aquí. — El sofisticado hombre levanto la mirada de los documentos que tenía en la mano y miro neutro a su asistente.

 

—Por favor hazlo pasar. —El joven asintió y salió de la oficina haciendo una leve reverencia. Pronto las puertas se abrieron dejando lucir a un joven realmente hermoso y brillante, portando un traje empresarial que, a simple vista lucia caro, camino con pasos seguros hacia el escritorio con una expresión seria en el rostro. —Jeongguk

 

—Padre…— hizo una pequeña reverencia y tomo asiento frente al escritorio. —¿Me llamabas? —El hombre asintió y abrió uno de los cajones del escritorio de madera, saco un habano, el cual no tardo en encender y llevarse a la boca.

—Así es, Jeongguk. —Miro a su hijo y sonrió. —Quiero que te mudes a la mansión que compre en Seúl. —El azabache frunció el ceño. — Necesito con urgencia que tomes un avión hoy mismo y te instales, te he puesto al mando de la Tower en esa área y te necesito ahí lo más antes posible. — El pelinegro iba a alegar, pero solo recibió un chasquido por parte del mayor. —Y sin rechistar jovencito, te quiero a las ocho en punto en ese maldito avión y como me desobedezcas olvídate de tu herencia.

 

El pelinegro rodo los ojos y bufo sonoramente. —Como quieras. — Se levantó y se dirigió a la puerta sin despedirse.

 

El día iba de mal en peor, cuando llego a la residencia se encontró con la grata no tan grata sorpresa de todas y cada una de sus pertenencias ya habían sido enviadas a su nueva residencia en Seúl, no tuvo mejor remedio que tomar una ducha y usar sus conjuntos de hace un año, antes de volverse sucesor y heredero de toda la corporación Jeon.

Se miró en el espejo y sonrió, los pantalones de cuero seguían sentándole de maravilla y ni hablar de sus Timberland, dios como las había extrañado. Camino por su fría habitación y tomo lo único que había encontrado en esta al volver: su documentación y una maleta de mano con cargador, audífonos, una laptop, entre otras cosas.

La bocina del auto se escuchó del otro lado del ventanal, con un suspiro resignado salió de la habitación y de la residencia.

 

—Joven Jeon…— el aludido se detuvo y miro a la joven sirvienta corriendo hacia él, se detuvo a unos pasos y le extendió su mano. — Su billetera, la olvido. — el azabache se golpeó mentalmente.

 

—Gracias Mihae.

 

La castaña negó sonrojada y agito su mano. —No es nada señor Jeon, tenga un buen viaje. —El pelinegro asintió y se despidió con un gesto antes de subir al automóvil.

 

 

 

 

. . .

 

 

 

 

 

—Mierda…— gimió el azabache dejándose caer sobre la silla de cuero.

 

—Deja de chillar rata. — el pelinegro miro al a su amigo, quien yacía sentado en la silla frente a su escritorio, y le saco el dedo de en medio. — no aguantas nada, y eso que apenas ha pasado una semana.

 

—Yoongi no me estés jodiendo, yo debería de estar en alguna fiesta o follando con alguna puta, no aquí regañando imbéciles por no hacer su puto trabajo bien.

 

—No es mi problema Jeon. —se burló el rubio y dejo la carpeta en su escritorio. —Revísalo niño, si no te gusta lo despides, así de sencillo.

 

Jeongguk asintió y revolvió su cabello. Tomo la carpeta y comenzó a revisar el informe con atención.

 

A media noche se encontraba saliendo del lujoso edificio, su expresión era neutra, no lucia cansado, aunque internamente estaba arrastrándose. Como el dueño y cabeza de la torre debía de dar una imagen dura y segura, eso es lo que hacía exactamente.

Se adentró en el automóvil, saludo al chofer y este arranco de vuelta a la residencia. Esta era grande, no tan grande como la de sus padres en Busan, aun así, daba la imagen y el nivel de quien era propietario, el señor Jeon se había encargado de que Jeongguk tuviera la imagen y actitud necesitada.

 

El chofer saludo al portero y este abrió las puertas dejando que el automóvil entrara en la residencia.

 

Jeongguk se encontraba acomodando su agenda del siguiente día en su teléfono inteligente cuando el coche aparco. —Llegamos joven Jeon. —El pelinegro asintió y agradeció saliendo del coche.

 

Camino por la acera y subió los escalones con la mirada fija en su iPhone cuando sintió sus piernas chocar con algo blando y casi haciéndole perder el equilibrio.

Rápidamente bajo su móvil y frunció el ceño viendo el objeto con recelo; una caja.

 

Era algo grande, miro hacia los lados con desconfianza, ¿Qué diablos hacia eso ahí? Se giró esperando encontrar al chofer ahí para preguntarle, pero este ya no se encontraba ni mucho menos el automóvil.

Bufo y se agacho, posando con desconfianza y sumo cuidado sus manos sobre esta, listo para abrirla. Pudo esperar muchas cosas, como un animalito, una pila de documentos sin revisar, incluso una bomba por detonar, sin embargo, nunca espero ver a una niña dentro de esta.

 

Parecía estar dormida, el azabache abrió sus ojos y no dudo en tomarla en brazos, su rubio cabello estaba atado en dos tiernas coletitas, llevaba un adorable vestido azul pastel y unos botines a juego.

Se sorprendió al darse cuenta que no era una pequeña niña, sus piernas eran largas y esbeltas, era una joven de aproximadamente 17 años, una joven muy hermosa. Miro más detalladamente a la joven y pudo notar la sangre seca en su labio inferior, su mejilla estaba morada y con algunas cortadas, al igual su vestido estaba un poco roto, sucio y algo manchado de sangre. Sus nudillos igualmente estaban cubiertos de sangre.

 

No tardo en llamar al personal y entrar a la gigantesca casa con la pequeña e inconsciente joven en brazos.

Notas finales:

7u7 tambien disponible en wattpad 

—txestry


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