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35. Locas Navidades familiares en la Manada Kim (24) por dayanstyle

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SUHO Y LAY 

Lay trató de correr en dirección opuesta, pero era demasiado tarde. Era como si hubiera un accidente automovilístico que hiciera el tráfico lento. Corrió, pero sus piernas se movían malditamente despacio para alejarse del Alfa que se movía a un ritmo normal, atrapándolo rápidamente.

Jongin sonrió y empujó el libreto contra el pecho de Lay, entonces Jongin se giró y se alejó. «¡Nooooo! » dijo Lay moviéndose en cámara lenta, la voz se oía extraña… y entonces el ritmo normal regresó.

—¡Maldición, me atrapó!

 

Suho se carcajeaba mientras Lay hacía pucheros. Sabía que la obra era para los niños pero él no quería estar en una apestosa obra. No quería ver qué papel le había asignado Jongin. Lay cerró los ojos levantó el libreto y entreabrió un ojo.

—¿Desde cuándo hay un vampiro en la representación de la navidad? —preguntó y entonces gruñó.

—Desde que todo esto es por diversión, Unicornio —dijo Suho envolviendo los hombros de Lay con su brazo—. ¿Qué papel te asignó?

—¿Uno de los magos? ¿Desde cuándo uno de los magos es un vampiro? —Lay gruñó y se dirigió a su recámara. Tomó sus botas y abrigo y se giró hacia Suho. —Vámonos de aquí antes de que Jongin decida agregarte a ti en su excéntrica obra.

La expresión de Suho cayó y abrió más los ojos. —¿Crees que lo haría?

—Dulzura, no puedo decirlo de ese hombre. Todos sabemos que él no juega con una bolsa llena de cordura. —¿No era eso cierto? Jongin era un excéntrico.

Suho tragó saliva y asintió. —Si, es una buena idea. Salgamos de aquí antes de que empuje uno de esos en mis manos, Unicornio.

Lay colocó sus manos en las caderas y sacó la mandíbula.

—Deberías actuar. Si yo lo hago, deberías de hacerlo tú.

 

Suho se volvió encantadoramente pálido, casi del tono de Lay mientras se separaba. —Los hermanos Wu no usan mallas.

Lay se carcajeaba mientras se ponía sus botas. —Nadie dijo nada acerca de las mallas. —Lay detuvo las manos mientras veía a Suho—. ¿Crees que tendré que usar mallas? —Su trasero era más grande que el de un hombre normal. Las mallas harían que se viera como un balón. Usaba pantalones entallados pero Suho había dejado muy en claro que su pareja solo le mostraría su cuerpo a su lobo. No es que le molestara a Lay, provocar a Suho podría ser divertido—. Me pregunto de qué color serán las mallas que tendré que usar.

—¡No mallas! —Suho gruñó.

 

—Eres muy sexy cuando eres todo posesivo. —Lay se carcajeó.

 

Suho sacó su pecho, pavoneándose mientras se dirigía al armario. —Soy un diablo sexy, ¿no es así?

Lay rodó los ojos mientras terminaba de atar sus botas. Nunca había tratado de caminar en nieve antes, pero la Villa Kim parecía ser un maravilloso paisaje invernal. Había comenzado a nevar días antes y no se había detenido.

Hablando de milagros.

 

Lay estaba un poco emocionado de salir a jugar con eso. Había tenido visiones de lanzarle bolas de nieve a Suho y de hacer ángeles en la nieve, quizás incluso haría un muñeco de nieve. Los niños habían construido un mono de nieve. El mono de nieve era adorable.

—¿Por qué tenemos que ir a la ciudad de nuevo? —Lay preguntó tomando su abrigo. Amaba que los días fueran cortos en invierno. Le daba más tiempo para poder salir. Vivir fuera del sol apestaba, pero se había estado acostumbrando con los años.

—Necesito revisar algunas órdenes. Alguien ordenó una motocicleta para navidad y necesito asegurarme de que todo est listo, unicornio.

A Lay incluso le gustaba el hecho de poder interactuar con la gente del pueblo ahora que los días eran mas cortos. La gente de la villa Kim era amable y Lay amaba charlar con ellos.

Siguió a Suho fuera de la recámara, su pareja movió la cabeza de un lado a otro y rápidamente bajó las escaleras. Lay se carcajeó y sacudió la cabeza. Si Jongin quisiera darle un libreto a Suho, no habría nada que su pareja pudiera hacer para evitarlo. Jongin tenía sus endiabladas maneras Jedi, el Alfa sabría cómo encontrar a Suho.

 

Dudaba que Suho fuera a estar en eso, pero era divertido verlo sufrir. Vio a Jiyong y Taeyang recorrer el pasillo con un plato de galletas.

—Fediz Navidad —dijo Taeyang feliz.

 

Aw, ¿no era eso adorable? Lay se inclinó y le dio a Taeyang un rápido abrazo. —Feliz Navidad para ti, amiguito.

Lay sintió sus pantalones apretados cuando se puso de pie y los jaló de la pretina. Debería de haber aumentado algunos kilos con todas las galletas y dulces navideños que se permitió.

Quizás necesitaba hacer dieta.

 

—¿A dónde van? —Jiyong preguntó mientras tomaba la pequeña mano de Taeyang.

—Al pueblo. ¿Necesitas que te traigamos algo? —Lay preguntó mientras hacía su mejor esfuerzo para no retorcerse. Sus pantalones se sentían realmente ajustados. Quizás debería subir a cambiarse. El problema era que todos sus pantalones eran del mismo tamaño así que eso no ayudaba.

—Me gustaría uno de esos latte de navidad si no te molesta.

—Lo tengo —dijo Lay dirigiéndose a la puerta. Suho había corrido para salir dejando atrás a Lay por su miedo a tener un libreto en sus manos. Marica.

—Gracias —dijo Jiyong mientras Lay buscaba a su gallina pareja. Encontró a Suho ya en la camioneta, sus ojos viendo alrededor, eso era cómico como el infierno. El enorme cuerpo de  Suho estaba doblado casi a la mitad, escondiéndose  detrás del volante.

Lay subió a la camioneta, riéndose mientras se abrochaba el cinturón. —¿Sabes que es una causa perdida, verdad?

—Ya veremos eso, unicornio —dijo Suho mientras encendía la camioneta y salía—. Él no podrá dármelo afuera. La obra es pasado mañana. Si no encuentra a quien quiere, ¿quién va a memorizarse sus líneas en tan poco tiempo?

—Es una obra pequeña, dulzura, Puede dártelo la mañana de navidad y aun así tendrías tiempo. —La declaración no pareció hacer feliz a su pareja.

Entraron al pueblo. Lay estaba asombrado de toda la blanca nieve que cubría el pueblo. Era simplemente hermoso y frío como el infierno. Salió de la camioneta, se cerró el abrigo y se dirigieron a ‘Motocicletas Wu’.

—Feliz navidad —alguien les dijo.

 

Suho y Lay respondieron los navideños saludos. Lay gruñó sintiendo sus pantalones súper apretados. Los desabrochó, necesitaba más lugar del que originalmente había.

—¿Qué estás haciendo, unicornio? —preguntó Suho cuando vio la mano de Lay.

—Mis pantalones están demasiado ajustados. Creo que comí demasiadas galletas quemadas de Rasa.

Suho se rio y palmeó el trasero de Lay. —Me gusta tu trasero. Todo suave y con movimiento.

Lay rodó los ojos y empujó el hombro de su pareja para que se moviera. —No te gustará si fuera del tamaño de un dirigible.

 

Suho Abrió la tienda de motocicletas y se encogió de hombros. —Creo que me gustaría si fuera del tamaño del Titanic.

—Gran comparación, bebé —«¡No!» Lay pasó su mano por su trasero, notando que parecía estar más grande—. ¿Mi trasero se ve más grande?

Suho movió su mano frente a él mientras se dirigía al fondo, a las oficinas. —No caeré en eso. Si tu pareja te pregunta si su trasero se ve grande, nunca hay una respuesta correcta. No nací ayer.

Lay gruñó. —En serio, creo que está creciendo.

 

—Eso es imposible.

—Díselo a mi trasero.

 

Suho se detuvo y jaló a Lay a sus brazos. —¿Quieres hablar de tu trasero? ¿Qué quieres hacer con eso, unicornio? —Suho preguntó con la voz baja y los ojos llenos de lujuria.

—Pervertido —dijo Lay mientras palmeaba el pecho de Suho—. Quiero que veas mi trasero y me digas si está más grande.

Suho suspiró y jaló a Lay dentro de la oficina. —Bien. Bájate los pantalones.

Lay bufó. —No voy a caer en eso.

 

—Entonces, ¿cómo se supone que te diga?

 

Lay concedió, se giró y se bajó los pantalones mientras trataba de ver sobre su hombro para ver si se veía más grande. No podía verlo, así que esperaba que su pareja pudiera ver lo que él sentía. Incluso se sentía más grande.

Suho los bajó hasta las rodillas, cuadrando sus manos como si fuera una cámara y tratara de enfocar. —, un poco, pero no mucho. Aunque me gusta eso.

 

—¡Lo sabía!

—Deja de llorar por eso, bebé. Te dije que me gusta. —Suho se inclinó hacia adelante, besando ambas nalgas. Está bien, eso no es lo que Lay tenía en su mente, pero los labios de su pareja se sentían divinos en su trasero. Lay movió su trasero, ganando un gruñido de Suho.

Su pareja se giró, colocando el pene de Lay a nivel de su boca. —Ese no es mi trasero.

—Tengo que revisar si no has crecido en algún otro lugar, unicornio —dijo Suho con lujuria en sus palabras mientras se inclinaba hacia adelante y tomaba el eje de Lay dentro de su boca.

Lay se olvidó de cualquier protesta mientras Suho expertamente chupaba su pene. Abrió las piernas más mientras Suho lamía su eje de la raíz a la punta y entonces lo tragaba. Ahora Lay se sentía caliente como el infierno y quería joder a su pareja en el maldito escritorio, pero no quería que Suho dejara de chuparlo.

Sus rodillas temblaban mientras su orgasmo se acercaba. Lay estaba cerca de descargar su carga en la garganta de Suho. Tomó el hermoso cabello de Suho. —Suho —Lay gruñó.

—Córrete en mi boca, bebé.

Lay no podía negar la petición mientras gritaba, su semilla se esparció por la garganta de Suho. Maldición, el hombre sabía cómo hacer que su obediente pene soltara hasta la última gota. Lo loco era que Lay ¡seguía duro!

—Ahora jódeme, unicornio.

Oh, infiernos. En días como estos Lay agradecía al cielo el ser gay. Ni siquiera se movió. Suho se bajó los pantalones y se inclinó. Lay sentía sus colmillos hormiguear por hundirse en el cuello de Suho mientras lo jodiera.

 

Tomó la pequeña botella de lubricante que Suho siempre mantenía en el escritorio y entonces lubricó su pene y el agujero de Suho. Lanzó la botella a un lado, sin importarle dónde caía mientras alineaba su eje con el agujero de Suho y se hundía profundamente.

Tomó las caderas de su pareja mientras Suho gritaba, golpeando la piel mientras cazaba el segundo orgasmo. No le tomó tanto tiempo. Suho seguía excitado y listo para explotar justo con su lobo.

—Más duro, unicornio, más duro —Suho le gritó.

Lay empujaba su pene más profundo dentro del culo de Suho. Su pareja gritó mientras su agujero pulsaba alrededor de su pene, haciendo que Lay se inclinara y hundiera sus dientes en el cuello de Suho y bebiera profundamente mientras se empujaba como martillo dentro de su culo. Gruñó cuando su pene hizo explosión de nuevo.

Finalmente, Lay lentamente removió sus dientes y lamió la herida, cerrándola. Estaba débil y agotado mientras Suho se vestía y venía a Lay.

—Ahora debo de revisar para asegurarme que el pedido esté listo —dijo su pareja mientras besaba los labios de Lay.

Lay movió la mano, realmente no le importaba mientras pudiera descansar. Una vez que Suho terminó, tomó la mano de Lay y lo jaló por la tienda de motocicletas. —Necesitamos terminar las compras. Mañana es noche buena.

Lay sacó la lista de cosas que aun necesitaban comprar de su bolsillo delantero. No era una gran lista pero quería terminar hoy. —Guía el camino.

Cuándo entraron a la tienda de video juegos, Lay buscó alrededor buscando un nuevo juego para Luhan. Su Santa secreto era Luhan, pero Lay había comprado regalos para todos. No le parecía justo darle a Luhan y a nadie más.

—Feliz  Navidad  —dijo  un  chico  con  problema nasal—. Avísenme si necesitan alguna ayuda.

 

Lay gruñó, sintiendo que sus pantalones se tensaron más. No había absolutamente ningún lugar para moverse. —Suho —le murmuró a su pareja—. Mi trasero está más grande.

—Impos… —Los ojos de Suho se abrieron más viendo el trasero de Lay—. ¡Puto infierno!

—¡Te dije! —Lay gritó, girando alrededor como un perro cazando su cola, Haciendo su mejor esfuerzo para ver su enorme trasero—. ¡Está más grande!

—¿Cómo? —Suho preguntó, sus cejas juntas mientras pasaba sus dedos por el trasero de Lay.

—¿Puedes dejar de jugar con eso? Puede ser el gatillo para que crezca más.

—¡Pero eso es imposible!

 

—Díselo a mi trasero.

 

—¿Aun quieres que hable de eso? —Suho bromeó. Lay podía decir que su pareja quería calmar la tensión, pero nada lo lograría hasta que descubriera qué infiernos estaba sucediendo. Necesitaba hacer las compras rápidamente e ir a casa donde podría intentar descubrir qué por Júpiter estaba sucediendo.

Salieron de la tienda y se dirigieron a la librería de Sungmin.

Quería algunos libros para los niños.

 

—Feliz navidad —dijo una mujer.

 

Lay gimió cuando de nuevo sintió que su trasero se inflaba como un globo. —¡Eso es!

 

—¿Qué? —Suho preguntó.

 

—Las palabras ‘Feliz Navidad’, ¡parecen hacer crecer mi trasero! —gritó cuando lo sintió crecer más. Oh infiernos, ni siquiera podía decirlas—. ¡Nadie puede decirme eso de nuevo!

Suho asintió. Cuándo terminaron sus compras, Lay casi corrió a la camioneta. Cada vez que alguien trataba de decir las palabras, Suho los interrumpía y decía gracias antes de que pudieran terminar.

Eso fue un alivio temporal, pero Lay necesitaba descubrir cómo todo eso había sucedido. Entró a la Casa, mortificado porque sus pantalones se habían desgarrado por el crecimiento de su  trasero.

—¿Qué infiernos? —Siwon preguntó mientras entraba en el vestíbulo y veía el trasero de Lay—. ¿Alguien puso en oferta los grandes traseros?

Lay empujó el latte en la mano de Jiyong. La pareja gimió al ver su trasero, trató de alejar la vista pero sus ojos seguían fijos en el trasero de Lay.

Suho gruñó y jaló a Lay a las escaleras. No era su culpa que su trasero se mostrara. Si Lay encontraba al responsable de eso iba a patearle su trasero.

Justo tan pronto como descubriera cómo desinflar el suyo.

 

Hangeng se limpiaba los ojos mientras se carcajeaba tan duro que casi se orina.

De nuevo, eso no fue lindodijo Nick dentro de su cabeza.

—Eso fue divertido. ¡No me importa lo que creas, fue cómico como el infierno!

Una pareja más, Hangeng, y entonces vas a aprender lo que es  realmente divertido.

 

Hangeng no estaba seguro de que le gustara el tono en la voz de Nick, pero solo quedaba una persona más para causar estragos.

¿Qué podría dañarlo?

 

continuara....


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