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35. Locas Navidades familiares en la Manada Kim (24) por dayanstyle

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BAEKHO Y REN

 

 

Ren tarareaba mientras caminaba por el pasillo, haciendo su mejor esfuerzo por recordar sus líneas. No sabía por qué tanto lio acerca de eso. Él iba a hacer esa obra. Nunca había hecho nada de eso en Japón y estaba emocionado con todo el asunto.

Aunque no estaba seguro acerca de inetrpretar a una virgen. Ren se preguntaba si Jongin sabía lo que estaba haciendo cuando lo escogió para esa parte. Habían pasado muchos años desde que era inocente. Su pareja, Baekho, se había asegurado de eso, cada vez que veía a Ren.

—Hey, tigre —dijo Baekho mientras llegaba detrás de él, envolviendo los brazos alrededor de los hombros de    Ren—. ¿Qué haces?

 

Ren se reía graciosamente mientras palmeaba los brazos de Baekho. —Practicando para ser virgen.

Baekho gruñó en sus oídos. —No puedo ayudarte con eso. Si recuerdo correctamente, fui yo quien lo tomó la primera vez.

Ren se reía graciosamente incluso más duro. —Lo recuerdo muy bien —dijo ruborizándose—. Pero actuaré como virgen. No sexo.

 

Baekho se tensó mientras su cara se caía. Realmente parecía que iba a gritar. Ren pensaba que era divertido. —Por favor dime que es broma, Ren.

Las risitas graciosas de Ren explotaron en esta ocasión, mientras sacudía la cabeza y asentía. —Si, estoy bromeando.

Baekho levantó a Ren, haciendo que gritara con deleite mientras su pareja besaba toda su cara. —Estoy tan feliz por ti, Ren.

—Lo sé —dijo Ren. Realmente era afortunado. Había sido bendecido con la mejor pareja del mundo. Baekho hacía todo lo que estaba en su poder para hacer que Ren fuera feliz. ¿Qué más podía pedir?

—Vamos, bebé. Te ayudaré con tus líneas —dijo Baekho y entonces besó repetidamente en los labios a Ren antes de dejarlo de pie.

—Ahora no. Estoy hambriento.

 

—¿Tiritas de pollo y papas fritas? —Baekho preguntó moviendo sus cejas.

—Roger that. —Ren se reía graciosamente mientras seguía a Baekho a la cocina. Se dirigió a los gabinetes, listo para bajar algunos platos cuando vio a un ciervo en el patio. Le recordó la primera vez que hizo un picnic con Baekho.

Ese era uno de los recuerdos favoritos de Ren. Había pasado un maravilloso momento ese día. Ren suspiró. Era tan inocente entonces. Se alegraba de ser tan mundano ahora. Ya no era más el inocente jovencito que seguía a Baekho como un cachorro perdido, feliz de cada palabra que le decía su pareja.

—¿Tiritas de pollo? —Baekho preguntó.

 

Ren se giró, saltando de alegría cuando Baekho sacó una bolsa del congelador. —¡Si!

Baekho se reía mientras sacaba las cosas para  prepararlas.

r13;Recita tus líneas mientras las cocino.

 

Ren se dirigió a la mesa y tomó asiento. —María está embarazada con un niño… —Ren se detuvo—. ¿Baekho?

—¿Hmm?

 

—¿De quién está embarazada María?

 

—José.

 

—Pero…

 

Baekho se giró y vio la expresión cuestionadora de Ren mientras dejaba la bolsa en el mostrador. —¿Qué sucede, bebé?

Ren frunció el ceño. —¿Ella no es virgen?

 

Baekho se carcajeó mientras cruzó el cuarto y besó  la cabeza de Ren. —Realmente necesitas leer la historia. José era su esposo, pero un ángel colocó un bebé en su matriz.

Ren frunció el ceño profundamente. —¿Entonces por qué José no se embarazó? Jiyong y Byung tienen bebés.

Baekho abrió la boca y entonces la cerró, inclinando la cabeza a un lado. —Buena pregunta. Supongo que porque no es un vampiro ni fue secuestrado por malvados científicos.

—Oh —Ren contestó y entonces reflexionó sobre las palabras de su pareja—. ¿Baekho?

Baekho se reía mientras dejaba caer las tiritas sobre el sartén antes de limpiarse las manos en una toalla y entonces ver sobre su hombro a Ren.

—¿Si?

 

—¿Por qué José no era un vampiro?

 

Baekho se carcajeó más duro mientras sacudía la    cabeza.

r13;Amo la manera en que funciona tu mente, amor. Honestamente lo hago.

Bueno, no contestó su pregunta. Era una pregunta lógica.

¿No tendrían vampiros antes? Ren estaba confundido como el infierno, incluso más que cuando comenzó a hacer las preguntas. Nada tenía sentido.

Ren decidió dejar el tema antes de que le doliera la cabeza. Se alejó de la mesa, vagabundeando hacia la ventana para ver si el ciervo seguía ahí.

Sonrió cuando vio al ciervo mordisquear una paja en el patio. La cosa tenía una muy bonita cornamenta. Ren sentía la urgencia de mimarlo. Había mimado a un ciervo antes. Muchos de ellos vagabundeaban por el patio.

Ren vio a Baekho frente a la estufa, tarareando alguna canción de navidad. Salió por la puerta de atrás, cerrándola detrás de él. Ren se estremeció con el frío, pero quería ver al ciervo de cerca.

—Eres hermoso —dijo mientras se acercaba. El ciervo dejó de comer y lo veía con curiosidad—. No te lastimaré, amigo.

Ren levantó la mano y el ciervo se acercó olfateándolo. Se reía graciosamente cuando el ciervo sacó la lengua y lamió su palma. —¿Cuál es tu nombre?

El ciervo olfateó, levantó la cabeza y vio a Ren. Jadeó cuando vio la nariz roja del ciervo. —¿Estás enfermo?

El ciervo bufó fuerte, viendo a Ren con extrañeza. Ren guió al ciervo al establo de Rasa y E.Den, abriendo la puerta y guiándolo al interior. —Está caliente aquí —le dijo mientras colocaba una manta en el lomo del ciervo.

 

El ciervo se inclinó y lamió la cara de Ren.

 

—¡Ew! Eso es asqueroso —protestó mientras se limpiaba la cara con la manga de su suéter—. No besos. —Ren juraba que había oído al ciervo reír. Pero era imposible. Los ciervos no se reían. No era un shifter como lo eran Ren y Baekho. Era solo un animal. Ren pasó su mano por la cornamenta del ciervo, contando cada punta—. Tienes doce.

—Ren, ¿estás afuera? —Baekho gritó con un tono de preocupación en su voz.

Ren se llevó el dedo a sus labios y guió al ciervo a una de las caballerizas. —Quédate en silencio. Aquí está caliente. Regresaré con comida.

El ciervo lo lamió de nuevo.

 

—Dije que besos no. —Movió su dedo reprendiéndolo y entonces le sonrió—. Está bien, un beso.

El ciervo entró en la caballeriza y se acostó sobre el heno.

Ren rápidamente cerró la puerta y corrió fuera del establo.

 

—Estoy aquí.

 

Baekho se veía aliviado cuando vio a Ren apresurándose a salir del establo. Ren cerró la puerta para mantener el calor y regresó a la casa. ¡Tenía una mascota! Si, ¡él!

—¿Qué estabas haciendo ahí, bebé? —Baekho preguntó mientras Ren corría al calor de la cocina, su comida esperaba por él en la mesa. Ren estaba demasiado emocionado para comer. Quería regresar al establo.

Nunca había tenido una mascota antes. ¿Qué se suponía que iba a hacer para llevarlo a pasear y bañarlo?

—Ayudando a un amigo.

 

Baekho lo miró fijamente por un minuto y entonces asintió hacia la mesa. —Come, tu comida se enfría.

Ren tomó asiento, mordisqueando su comida mientras veía hacia la puerta. Apenas se mantenía sentado para comer. Estaba tan emocionado que saltaba. ¿Cuál sería un buen nombre para una mascota?

¡Baekho!

 

Ren podría llamar a su mascota Baekho. Después de todo era su nombre favorito. Ren comió rápidamente, tentado a salir corriendo afuera. No estaba seguro cómo se sentiría su pareja acerca de que Ren tuviera un ciervo. Quizás debería de mantenerlo en secreto por ahora. A Ren no le gustaba tener secretos con su pareja, pero su mascota no era un grave secreto. Él podría esperar y entonces presentarle a su pareja su mascota lentamente, dejar que se conocieran uno al otro.

Ren sabía que una vez que su mascota conociera a Baekho, le gustaría tanto como le agradaba Ren. Sabía que eso sería un hecho. Ren terminó y subió a su recámara. Tenía que encontrar juguetes para que su ciervo pudiera jugar.

Ren corrió al armario, lanzando cosas mientras buscaba juguetes chillones.

 

—¿Qué estás haciendo, Ren? —Baekho preguntó    detrás de él.

 

Ren se tensó. Aun no podía decirle a su pareja sobre su mascota. —Uh, busco algo para Baekho.

Su pareja se reía mientras sacaba a Ren del armario. r13;No necesito nada, bebé. Vamos, tengo algo para ti.

Ren vio sobre su hombro con curiosidad. Sus ojos se abrieron más cuando vio a Baekho sentado ahí desnudo. Rápidamente se olvidó del juguete chillón mientras Baekho tomaba su pene, sosteniéndolo mientras le indicaba a Ren que se acercara.

Ren se puso de pie y se ruborizó mientras se acercaba a su pareja. —Tengo que ayudar a Baekho.

—Oh, puedes ayudarme, puedes ayudarme desnudándote y sacudiendo ese apretado culito para mí en la cama.

Ren podía sentir su piel caliente del rubor que todo su cuerpo experimentaba. Eso sucedía cada vez que Baekho quería hacer el amor. Incluso después de todos esos años, Ren aun se ruborizaba cada vez que tenían sexo incluso aunque él y Baekho habían hecho juntos casi todo bajo el sol.

—Pero Baekho me necesita con él —dijo Ren viendo hacia la puerta de la recámara.

—Si, te necesita —su pareja gruñó suavemente mientras sacudía su pene—. Necesito que vengas conmigo y te corras para mí.

Ren se reía graciosamente mientras Baekho se ponía en cuatro patas y se acercaba a él, gruñéndole como un lobo. Rápidamente olvidó su protesta mientras corría lejos de su pareja hacia el otro lado de la recámara.

—No huyas, Ren. Te cazaré.

 

Ren se quitó la camiseta y la lanzó a un lado mientras Baekho se lamía los labios, arrastrándose lentamente hacia él.

—¿Baekho va a comerme?

 

Baekho asintió mientras se arrastraba solo un poco más. r13;Oh, tienes razón, planeo comerte.

Ren se bajó los pantalones y entonces se los quitó pateándolo. Corrió hacia la cama y saltó hacia ella, y entonces vio por el rabillo del ojo a Baekho. —Cómeme.

 

Baekho saltó a la cama y empujó las piernas de Ren hacia atrás mientras se tragaba su pene. Los puños de Ren se aferraban a los cobertores mientras gemía, pero Baekho no lo dejó. Su pareja lo lamió desde las bolas a la cabeza del pene y cualquier lugar a su paso.

Ren tomó el hermoso cabello de Baekho mientras apartaba las rodillas. Dejó salir un gemido mientras sentía que Baekho lo estiraba mientras lo chupaba.

Nada en el mundo se sentía mejor que cuando Baekho le hacía el amor. Él quería perderse por siempre, como siempre lo hacía.

Baekho pasó su mano por la pierna de Ren, dejando que sus uñas rasparan la piel. Ren se estremeció al contacto, empujando su pene un poco más dentro de la boca de Baekho. Trató de empujarse hacia la garganta de Baekho mientras jadeaba para liberarse.

Gruñó en protesta cuando Baekho liberó su pene y tomó la botella de lubricante. Su pareja retiró sus dedos, algo que Ren odiaba que hiciera.

—Quiero que me montes, Ren.

 

Ren se puso de rodillas y lamió sus labios mientras Baekho vertía lubricante sobre su pene y entonces lo masajeaba. Ren subió por el cuerpo de Baekho, montándose a horcajadas y sonriéndole a su pareja.

—¿Recuerdas la primera vez que me montaste, Ren?

 

Ren asintió viendo a su hermosa pareja. —En nuestro primer picnic —contestó mientras levantaba su trasero.

—Eso es correcto, amor. Te veías espectacular sentado arriba de mi, justo como ahora —dijo Baekho mientras tomaba su pene y lo sostenía mientras Ren lentamente bajaba su trasero, sintiendo que el pene de Baekho pulsaba en el interior de su agujero.

Ren gemía mientras lentamente tomaba todo el eje de Baekho. Nunca se cansaría de esa sensación. Nunca.

—Móntame, bebé —dijo Baekho tomando las caderas de Ren y animándolo a moverse.

Ren plantó sus pies en la cama y las manos en el pecho de Baekho. Levantó el trasero y lo bajó, sintiendo el pene de su pareja estirándolo y llenándolo.

—Te sientes tan bien, Ren.

 

Ren aumentó el ritmo y su pene saltó libre frente a él. Baekho lo tomó y comenzó a acariciarlo, girando la muñeca y tomando el presemen del pene de Ren.

—Baekho —Ren gruñó cuando sintió sus bolas subir cerca de su cuerpo. Él estaba tan cerca.

—Eso es, bebé. Córrete para mi —Baekho dijo mientras aumentaba el ritmo sobre el eje de Ren—. Córrete sobre mí.

Ren gritó cuando la otra mano de Baekho pellizcaba su pezón. Baekho sabía que Ren amaba eso. El sudor cubría todo su cuerpo mientras Ren aumentaba el ritmo sobre Baekho, alcanzando su liberación.

Baekho se tensó, haciendo que su pene golpeara la próstata de Ren. Gritó el nombre de su pareja mientras su semilla se esparcía sobre la mano y pecho de Baekho.

Baekho gruñó, se giró y empujó las piernas de Ren hacia atrás. Se enterró en el culo de Ren hasta que se tensó y rugió su liberación, jodiendo a Ren como si su vida dependiera de eso.

Ren jadeó, retirando el cabello de su cara mientras Baekho besaba toda su cara. —Te amo, Ren.

 

—También te amo, Baekho.

 

Baekho ayudó a su pareja a vestirse. Amaba ayudar a Ren a vestirse. Le daba la oportunidad de tocar un poco más a Ren antes de que la vida entrara en su tiempo íntimo juntos. Su mano se deslizaba por la espalda de Ren mientras le ponía la camisa viéndolo maravillado.

Siempre estaría agradecido de tener a Ren en su vida. El hombre era su mundo. —Vamos, dejaste el libreto en la cocina, te ayudaré con tus líneas.

Baekho inclinó la cabeza cuando Ren entró al armario y tomó su abrigo. —No creo que la cocina esté fría.

Ren le sonrió, haciendo que Baekho se derritiera en el lugar. ¿Podría incluso cansarse de esa sonrisa?

—Necesito revisar a Baekho.

 

Baekho no estaba seguro de por qué Ren seguía jugando ese juego. Había pensado que era caliente cuando trataba de joderlo hasta que el cerebro saliera por las orejas de su pareja, pero ahora tenía curiosidad de ver lo que sucedía.

—Está bien, guía el camino.

 

Ren salió del cuarto, viéndolo sobre su hombro. —Te gustará Baekho. Él es lindo.

Está bien, Baekho estaba oficialmente preocupado. Ya no le gustaba ese juego. Lo que Ren decía no tenía sentido, menos que lo usual, y eso lo ponía nervioso.

—Muéstrame a ese Baekho —le dijo a su pareja mientras entraban en la cocina. Necesitaba saber de qué infiernos estaba hablando Ren.

 

Faltaban dieciocho días para navidad. ¿Tendrían tiempo suficiente para que Ren recuperara algo de salud mental y aun tener tiempo para celebrarlo?

Se detuvo y tomó la mano de Ren cuando vio a Jongin apoyándose en el mostrador hablando con un extraño que estaba en la puerta trasera.

—Baekho, trae aquí a Ren, por favor —Jongin dijo con un ligero brillo en su mirada—. Él es Nick.

Baekho inclinó la cabeza hacia el extraño, jalando a su pareja más cerca a su lado, viéndolo de cerca. No estaba seguro de qué estaba sucediendo, pero Baekho no tenía un buen presentimiento acerca de esto.

Nick inclinó la cabeza hacia Baekho y entonces miró a Ren. —Parece que tienes algo que me pertenece, Ren.

Baekho mostró sus caninos hacia Nick mientras envolvía su brazo alrededor de Ren. —¡Mi pareja no tiene nada que te pertenece!

Nick se rio, su estómago saltaba mientras subía los lentes por su nariz. —¿Sabes a lo que me refiero Ren, no es así?

Baekho vio a su pareja. Ren parecía no tener ni idea al igual que como Baekho se sentía. ¿Qué infiernos era de lo que hablaba ese tipo? Baekho no estaba seguro, pero sabía que si Nick hacía algún movimiento hacia su pareja, él defendería a Ren.

—Necesito a Rodolfo de regreso.

 

Baekho inclinó la cabeza. ¿Ese tipo era real? Era un jodido loco, y Jongin estaba ahí con una gran sonrisa en su cara. r13;Eso es tan cool.

Baekho sacudió la cabeza mientras los ojos del Alfa regresaron a Nick. —Creo que necesitas irte.

 

Nick suspiró. —Estoy tratando de hacerlo de la manera correcta, así que no quiero que te enojes cuando me vaya de aquí con Rodolfo. Por favor no quiero más dificultades de las que ya hay.

—¿Dónde está el ciervo, Ren? —Jongin preguntó suavemente.

Ren tragó saliva mientras se presionaba a un costado de Baekho. —Baekho es mio. Él es mi mascota.

Baekho estaba tan malditamente confundido. ¿Hablaban sobre un ciervo o hablaban sobre él?

—A Rodolfo le gusta jugar y hacer que lo busque. Me pertenece, Ren.

—¡Yo lo vi primero! —Ren gritó cruzando sus brazos sobre su pecho.

—Muy bien —Nick dijo mientras abría la puerta de la cocina y salió. Ren salió detrás del hombre, Baekho salió detrás de su pareja. Jongin se carcajeó y caminó detrás de ellos.

—¡No! —Ren gritó mientras Nick caminaba desde el establo con un ciervo siguiéndolo de cerca. Baekho se quedó con  la boca abierta cuando vio la cornamenta y la nariz roja. ¡No había una jodida manera! Tomó a su pareja alrededor de la cintura, evitando que Ren fuera más allá y todos recibieran maldito carbón en navidad.

No estaba seguro de que viera las cosas correctamente, pero él no correría ningún riesgo.

—Tienes que darle algo en correspondencia, Nick —dijo Jongin al lado de Baekho—. No puedes llevarte su mascota. —El Alfa se reía con la última palabra de la oración.

Baekho vio a Jongin antes de ver a Nick. Ahora estudiaba al tipo…

 

—Muy bien —dijo Nick y llevó su dedo a un lado de la nariz.

 

Todo el mundo jadeó cuando dos esponjosos conejos aparecieron frente a ellos. Ren gritó y se inclinó, levantándolos y abrazándolos fuerte. —Adiós, Baekho —dijo y comenzó a hablar con los conejitos, arrullándolos.

—¿Le pusiste mi nombre al ciervo? —«Gracias». Baekho había pensado que Ren había perdido la cabeza.

—Si. Me gusta Baekho. Es un lindo nombre.

 

Baekho sonrió y entonces parpadeó cuando Nick y Rodolfo desaparecieron de la vista.

—Eso fue tan jodidamente cool. —Jongin se reía mientras regresaba a la casa. Baekho estaba de acuerdo. Eso en si mismo era extraño.

—Vamos, Ren. Dejemos a los conejitos en el establo así no tendrán frío.

Eso había sido un momento mágico para Baekho, pero cuando Ren le sonrió, sus ojos brillaban de felicidad y cambió de opinión. Ese era el más mágico momento que él hubiera experimentado.

 

El elf pegó la espalda a la casa. Si Nick lo veía, su trasero estaría en fuego. Vio a Ren abrazar a los conejos con fuerza.

Está bien, él no le haría bromas a Ren. El chico solo era malditamente lindo para las palabras. Se giró y desapareció de la vista.

Eso estaba bien. Aun tenía a Rasa.

 

continuara...


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