Shizune termino de comer, por lo que salió del comedor, allí habían quedado los nobles vampiros quienes seguían ingiriendo sus alimentos.
Sus pasos se dirigieron a la habitación de Kaname, quien no había bajado a desayunar, como era costumbre, para subir las escaleras no utilizó sus poderes vampíricos, no utilizarlos se había convertido en una costumbre de todos en la mansión, por alguna razón preferían caminar como los humano. La única manera para que los utilizaran era que hubiera una emergencia.
Toco la puerta suavemente, pero nadie contesto, era muy extraño que Kaname no bajara, se preguntaba si era porque había llegado muy tarde, no, lo conocía bien seguramente se había quedado toda la noche despierto, pensando en cómo solucionar el problema de los asesinatos, como siempre él intentaba resolver los problemas sin ayuda.
Ella suspiró.
Abrió la puerta y se adentró en esa habitación, miró hacia la cama y sonrió al contemplar esa escena.
Kaname se encontraba acostado en el centro de la cama, a su derecha estaba un niño de 5 años, sus cabellos eran negros cual alas de cuervos, en la izquierda estaba otro niño, pero de cabellos rubios cenizos. Ciertamente hasta un pura sangre como Kaname, podía parecer muy tierno con dos niños a su lado, esa imagen era muy lejana al severo Rey de los Vampiros, se veía muy inofensivo, por lo que no pudo evitar sonreír con ternura.
Se giró para salir de allí, pensó que sería buena idea dejarlos dormir por más tiempo.
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Las cosas con su lobo interno iban de mal en peor, las discusiones entre ellos cada vez se volvían constantes.
—Te arrepentirás de tratar de hacer ese ritual –gruño molesto Luka.
—En qué sentido. Hare el ritual y tú no podrás detenerme –contesto fríamente.
—Entonces dime, que sucederá conmigo, me obligaras a estar con alguien a quien no amo. –protesto colérico.
Por un segundo el silencio reino.
—Una vez dijiste que querías a Yuuki. –dijo Zero.
—Lo dije, es cierto, pero es muy diferente, le quiero como a una hermana, como si fuera una más de nuestra manada, nunca he dicho que la amo.
Zero apretó los documentos que tenía en sus manos, sabía que estaba siendo egoísta con Luka.
—Dime Zero, ¿Qué sucederá si antes de hacer el ritual, primero encuentras a nuestra pareja? – pregunto calmadamente Luka, quien intentaba ser racional.
Trago fuertemente, sintió un nudo en su garganta, sabía que a Luka no le gustaría su respuesta.
—Si la encuentro primero –empezó a decir —Yo… la rechazare.
Sintió una ola de calor apoderarse de su cuerpo, no cabía duda, su lobo interno, ardía en cólera.
—¡Jamás me escuchaste! No permitiré que rechaces a mi dulce compañera –posesivo, enojado, así sonó el tono de voz de Luka.
—Luka necesito terminar de revisar estos documentos, discutamos este tema después. –dijo cortando la conexión.
Dijo que iba a revisar esos documentos, pero solo los lanzó en el escritorio y suspiro pesadamente, por alguna razón se sintió irritado y muy molesto cuando Luka dijo “Mi dulce compañera” ella era de ambos.
Sacudió rápidamente la cabeza al percatarse de lo que pensó.
Después de que encontrara a Yagari haría el ritual de la luna, uniría su vida con la de Yuuki, pero que pasaría con su pareja destino, con su preciada mate, posiblemente ella encontraría a otra persona que la haría feliz, que la besaría, que la tendría entre sus brazos.
Gruño al imaginarse eso.
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—¡Ven aquí, Kaien! –exclamo Aido, quien perseguía a un pequeño niño de ojos ámbares y cabellos rubios cenizos.
El pequeño corría de un lado para otro, mientras reía sonoramente, el niño en sí, tenía un rostro bastante infantil, el cabello suelto que le llegaba por los hombros, parecía disfrutar hacer que el vampiro noble le persiguiera.
Cerca de allí, precisamente sentada en un sillón estaba la vampiresa de cabellos azabaches, quien bebía elegantemente un poco de café.
Ella se mantenía serena, no parecía importarle cuanto le costaba a noble poder vestir al infante, a su lado estaba un niño similar a ella, de cabellos ondulados negros y profundos ojos azules.
—No deberías ayudarle –interrogo el pequeño.
—No te preocupes Toga, Aido sabrá como ingeniárselas para poder atraparlo. –contesto suavemente.
Sintieron como una presencia conocida y miraron hacia las escaleras, bajado por allí se encontraba un joven de cabellos castaños ondulados y bellos ojos borgoñas, su sola presencia era atrayente, pero había algo en él, que te decía que acercársele era demasiado peligroso, tu instinto te comenzaba a gritar que él estaba demasiado lejos de tu alcance.
Al terminar de bajar las escaleras, Kaien se acercó a Kaname y le abrazo, el mayor sonrió y acaricio el cabello del menor, haciendo que este se alegrara.
—Kaien ve con Aido para que te arregle –pidió amablemente.
El asintió repetidas veces, no le agradaría que Kaname se molestara con él, eso no lo soportaría.
Ambos niños subieron con el noble dócilmente.
—Sabes que a eso se le llama manipulación –dijo Shizune, dejando aparte su taza de café.
—Te equivocas a eso se llama, pedir las cosas amablemente.
Él se sentó y se sirvió un poco de café, mientras comenzaba a revisar unos informes, Shizune le observo un rato y luego suspiro, parecía que él no se daba cuenta del impacto que ejercía sobre los demás.
Kaname frunció el ceño, eso quería decir que no estaba de acuerdo con alguna pauta que decía en el informe que leía.
—¿Ocurre algo? –pregunto la vampiresa.
—El consejo quiere que la reunión con los hombres lobos se haga aquí.
—Acepta –dijo suavemente —les pediré a Seiren y a Akira que se lleven a Toga y a Kaien a un lugar seguro, mientras dura la reunión.
—Concuerdo contigo Shizune.
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Al entrar en la limusina, esta inmediatamente arranco, Zero se encontraba al lado de Kaito, ya había pasado la semana por lo que se dirigían al territorio de las sanguijuelas, todo iba muy mal, por alguna razón habían encontrado a otros 3 hombres muertos, y no poseían ninguna pista, que los ayudara a encontrar a los responsables del asesinato, aunque les molestara era imprescindible que los Cazadores, Vampiros y Hombres Lobos hicieran un tratado hasta que pudiera dar con esos asesinos, lo más importante era proveerle a su manada seguridad, esa era su obligación y deber, por lo que iba dispuesto a aceptar ese tratado.
Llegaron a la asociación, al bajarse algunos Cazadores se les quedaron viendo, seguramente el presidente les puso al tanto de su situación, las otras limusinas que venían detrás de la de ellos, eran en donde estaban, los ancianos del consejo, pero estos no se bajaron.
De los edificios, salió un hombre de cabellos rojos y ojos turquesas, era el joven presidente de la Asociación, mejor dicho lo era, mientras Yagari y Cross estuvieran desaparecidos, pero cuando ellos volvieran solo sería otro Cazador a disposición de ellos.
—Como ya te informe la junta se hará en la mansión Kuran. Solo asistirán los representantes del consejo, el Jefe de la Sociedad Vampírica Kuran Kaname y la sangre pura Sakurai Shizune con los respectivos nobles a su servicio –informo rápidamente Hiroki.
—Entonces marchémonos, no hay que perder tiempo innecesariamente. –explico Kaito.
Zero solo se dio la vuelta y se dirigió a la limusina, Kaito tenía razón, el tiempo no se podía perder, cuando los coches de los cazadores encendieron, inmediatamente, se comenzaron a dirigir a la mansión Kuran.