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Dudando a amarte por Ali-Pon

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Ali pasa a dejar el 2° cap OwO Disfrutenlo!!!

¿Cuánto tiempo había pasado desde que había dejado su tierra natal? ¿Meses? ¿Años?


Un suspiro escapó de sus labios tras recordar porqué había ido a América: HoSeok. Aquel muchachillo beta con una sonrisa hermosa y deslumbrante. Llevó su mano a un pequeño collar que colgaba de su cuello con elegancia, teniendo la forma de una estrella. Sí, ése era su amuleto, su recuerdo amargo y dulce.


El avión había tocado tierras coreanas y ahora estaba con su maleta a rastras recorriendo el aeropuerto en busca de la salida. Con audífonos a todo volumen, lentes de sol a pesar de ser un día nublado. Llevaba una playera blanca, unos pantalones ajustados con rasgaduras en las rodillas  y un cardigan negro. Su cabello rubio hacía un juego tentador con su piel pálida y sus orbes oscuras (hasta ese momento cubiertas).


Al llegar fuera del aeropuerto se topó con un auto negro sumamente lujoso esperando por él. Más a fuerza que porque realmente quisiera subir a ese automóvil, se adentró con ayuda del chofer. Odiaba que tuviera tantos privilegios, que pareciera un chico mimado al momento de regresar a su amada Corea. En América se había cuidado por sí mismo durante cinco años, habiéndose negado a ocupar las tarjetas que le habían dado, negándose a pisar el departamento que le habían comprado y negándose rotundamente a regresar pronto a Corea.


Hasta ese momento él se sentía un poco más fuerte para hacer frente a lo que había dejado por cobarde.


Tiempo atrás, siendo joven, inexperto y con las hormonas alborotadas a causa de los primeros cambios, YoonGi había sido todo un busca pleitos. Cada tanto se peleaba con cualquiera que siquiera respirara a su lado. Odiaba a la gente y tanto sus acciones como su vocabulario se habían vuelto cada vez más agresivos. Siendo hijo del alfa dominante de la manada de Aulladores no podía ser reprendido como los demás jóvenes, y eso le enfurecía. Las diferencias, los privilegios, las distinciones: le enfermaban.


Fue hasta que su padre decidió ponerle un alto que mandó al lindo de HoSeok como alguien que reprendería al menor de los hijos del alfa líder. Al principio YoonGi se rehusó a tener a alguien de "niñera", hasta llegó a enfrentarse con el alegre y siempre sonriente de Hobi (como solicitaba que le llamara). En todas sus peleas perdió, sintiéndose cada vez más humillado, como si hubieran atentado contra su posición como futuro alfa; pero eso tenía sin cuidado al beta de ojos brillantes y cabellos castaños como la caoba.


Pasó el tiempo y pronto YoonGi se acostumbró a la compañía del otro. Llegó un punto donde comenzó a participar de las pláticas que solía llevar solo el castaño: «¡Es lindo escuchar tu voz, Suga!». Sí, Hobi le había puesto Suga puesto que: «Tu piel parecida al azúcar; sin ofender». Al principio sí que se había ofendido, pero terminó aceptándolo.


Siguieron los meses y ya hablaba más con Hobi, disfrutaba de su compañía y su agresividad había disminuido, tranquilizando a su manada y a sus padres. Sin embargo, la sensación de tener acaparada la atención del castaño se estaba volviendo una obseción. Siempre que podía, trataba de atraer aquellos orbes aceitunados, trataba que la bella sonrisa del otro fuera sólo para él, cuidaba de que no se hiciera daño, tenía esa imperiosa necesidad de saber qué estaba haciendo el otro, cómo estaría, si le extrañaba como él lo hacía.


Sí, YoonGi se había enamorado del castaño y tardó en salir de la negación a tal cosa.


«¡No! ¡Es sólo que es mi amigo, por eso me preocupo, por eso golpeo a todo aquel que le dice feo, por eso...!»


Tantas veces quiso ignorar aquel sentimiento hasta que se dio cuenta que anhelaba que aquel bello beta se volviera su pareja, aunque no fuera destinada; ya eran tiempos "modernos" ¿por qué preocuparse si era su pareja destinada o no?


Todo habría estado perfecto, quizás el futuro que tanto había soñado se volvería realidad si se confesaba, y estaba dispuesto a hacerlo, a arriesgarse por HoSeok, desafiando la advertencia de su padre: «Si HoSeok llega a ser tu pareja tal y como quieres, YoonGi, no calificarás para suceder como alfa de los Aulladores». Mandó aquella palabrería a tomar culo, pues estaba seguro que HoSeok aceptaría sus sentimientos, pues le trataba de una manera diferente, aquellas sonrisas deslumbrantes eran para él...


Las ilusiones son como una burbuja de jabón: tran atrayentes y agraciadas, pero tan frágiles y efímeras.


Esa noche que decidió confesarse, que se había armado de valor, el castaño dijo: «¡Te traigo buenas nuevas, Suga! ¡Creo que ya encontré a mi pareja!». Y ahí se fue por la borda su intensión de abrir su corazón por completo, de confesarse. Esa vez sonrió lo mejor que pudo y escuchó atento a su parlanchín compañero, sintiendo sus ojos picar por querer llorar.


Y, después de aquella larga conversación, decidió irse al extranjero, huir de ver aquel brillo enamoradizo en los ojos aceitunados de Hobi. Decidió dejar todo eso atrás, teniendo en mente iniciar de cero otra vez en tierras lejanas, deseando olvidar a quien consideró como su futura pareja.


Nadie sabía de su partida, sólo sus padres y hermano, pero de alguna manera Hobi se enteró y fue a despedirle dándole aquel collar como símbolo de su amistad, de una relación preciosa y a la vez con amargo final (según el rubio).


No pudiéndose negar a aceptar tal objeto, es que, cinco años después, sigue colgado alrededor de su lechoso cuello.


—Hemos llegado, señor —anunció su chofer, sacándolo de sus recuerdos.


Sin decir alguna palabra, bajó del auto y ante él se dejó ver una enorme casa de color blanco, con bellos jardines frontales y una fachada al estilo americano. Con manos en sus bolsillos, es que se adentró a aquella mansión que le traía tantos recuerdos.


Pasó de largo a las sirvientas que le había abierto las puertas y se dirigió al despacho de su ocupadísimo padre, entrando sin tocar siendo testigo de que varios pares de ojos se posaban en él.


—Eh... ¿sorpresa? —dijo con cierta ironía y con gesto de fastidio.


—¡Hijo! —exclamó feliz y con voz entrecortada su madre, lanzándose a abrazarle con efusividad.


—¡Mujer! ¡Suéltalo que lo asfixias! —gritó su padre, levantándose de su silla para ir a tomar del brazo a su expresiva pareja.


—¡Cállate! ¡¿Qué no ves que es la primera vez que vemos a nuestro bebé en cinco años?!


—¿Bebé? —inquirió su hermano, NamJoon aún sentado frente al escritorio de su padre. —¿Estás bromeando? Ya tiene veintitrés.


—¡Tú, cállate!


Sip, así era su querida familia.


Con desgano sonrió a su madre e hizo un gesto con su cabeza a modo de saludo hacia su hermano quien le miró fíjamente antes de sonreír de lado y volver sus ojos a algunos papeles.


—¡Y tú...! —. Su madre le dio un fuerte golpe en la cabeza con un manojo de papeles que traía en mano. —¡Nunca hablaste, ni una mísera carta, malagradecido! ¡Mal hijo! ¡¿Qué no sabes que tu madre te ama mucho y se pone nerviosa cuando no sabe de ti por mucho tiempo?! ¡¿Cinco años?! ¡¿Sabes lo que sufrimos, lo que sufrí?!


—No exageres, mujer.


—¡Cállate, mal padre! ¡Dejaste que nuestro hijo se fuera al extranjero! ¡Lo dejaste ir a América! ¡¿Quién en su sano juicio dejar ir a su cachorro ahí?! ¡¿Qué tal si lo secuestraban o le hacían meterse esas cosas humanas tan dañinas?! ¡¿Ah?!


—Mamá, estoy aquí, deja de decir tonterías como esas.


La mirada dolida, acuosa y molesta de su madre le hicieron querer retractarse de lo que había dicho.


—Con que tonterías, ¿eh?


Y sin más, su madre se fue, dejando a los tres hombres de la casa con una sensación incómoda por haber tratado así aquella mujer tan amorosa, aunque algo exagerada.


—Descuida, hijo, sabes que tu madre es muy sentimental —habló calmo su padre, posando su fuerte mano en el hombro de YoonGi quien sólo asintió. —¿Por qué no mejor nos cuentas cómo luce América y lo que viviste ahí? Vamos, siéntate.


Las palabras amables, aquellos ojos que reflejaban un cariño inmenso le estremecieron por completo.


Realmente no deseaba hablar, de hecho no sabía porqué estaba ahí siendo que quería buscar a quien le había regalado aquel collar de estrella. Tragó saliva al ver la mirada serena de su padre aún posada en él, y quiso hacerle caso, contarle como buen hijo lo que había vivido en el extranjero y también saber cómo lo había pasado su familia en su ausencia, pero él era YoonGi y él no se caracterizaba por ser un buen hijo, por no ser como su hermano, por no ser lo que la mayoría deseaba.


Sin más salió del despacho sin decir alguna palabra, dejando un poco desilusionado a su padre y a su hermano con una sonrisa irónica en su rostro.


Realmente era un mal hijo.


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Se hallaba caminando por los pasillos del edificio de la Acamademia, dónde se les enseñaba a los jóvenes a controlar a su lobo y a acoplarse a él, también a combatir y a estudiar como cualquier otro humano. Aquel edificio tan sofisticado con paredes de tonos grises y con poco mobiliario, le traían recuerdos de sus tiempos mozos.


Despreocupado andaba, buscando a HoSeok aunque dudaba que éste estuviera ahí. A esas alturas su corazón latía con fuerza, sus manos las sentía sudorosas, pero su semblante inexpresivo ocultaba todo aquel nerviosismo.


Se topó con varios con quienes había intercambiado golpes, mordidas y arañazos, pasándolos de largo. Miraba dentro de cada salón, cada sala, cada oficina, pensando en desistir en su estúpida búsqueda, porque en cinco años pueden pasar muchas cosas. Quizás HoSeok se había mudado, y él ahí de idiota buscándolo en la Academia.


Se detuvo en un pasillo con un ventanal que daba a los jardines internos de la escuela, pensando en que debía volver a casa para en verdad ser un buen hijo y platicarle a su familia su experiencia fuera de casa, fuera del abrigo de sus padres, fuera de la protección de su manada.


—Aquí estás, Suga.


El timbre de voz de aquel llamado le hizo mirar a través del tenue reflejo del cristal para notar a aquel que le había robado el corazón y que también se lo había roto sin saberlo. Con lentitud giró su cabeza para mirar nuevamente a HoSeok quien ahora traía el cabello anaranjado haciéndole ver más hermoso a como le recordaba.


—Hola —dijo seco el rubio, ganándose una risa tan familiar aunque seguía igual de estresante y ruidosa que antes.


—Por lo visto sigues igual de pocas palabras como en los viejos tiempos —canturreó divertido HoSeok sonriéndole tal y como le recordaba.


—Supongo —afirmó, encogiéndose de hombros.


—NamJoonie me dijo que habías regresado y supuse que vendrías aquí. Creo que sigues igual de predecible —confesó el de cabello naranjas con una media sonrisa y una mirada de disculpa.


YoonGi por un momento pensó que había sido una casualidad encontrarse con él ahí, que había sido el estúpido destino, pero luego de escuchar lo dicho por el otro, sintió un poco de decepción.


—¿Mi hermano? —cuestionó con el ceño fruncido.


—Sip, el mismo que lleva tu sangre —confirmó el de orbes verdes cual infante.


—Tus chistes siguen siendo igual de estúpidos —dijo, dándose media vuelta para ir hacia la puerta que llevaba a aquellos hermosos jardines internos de la Academia.


De inmediato sintió la compañía del otro, como hace cinco años.


—Algunas cosas no cambian —comentó despreocupado el otro, restándole importancia al insulto ajeno, sabiendo que así era el rubio.


—Sí, me he dado cuenta —habló vagamente YoonGi, sentándose en la primera banca de metal vacía que había divisado.


—Sigue igual que antes, ¿cierto? —. Los ojos curiosos de HoSeok le atraparon un instante antes de que fuera descubierto observando al otro.


—Sí, con colores de mierda y que me hacen pensar en mil maneras de suicidarme —dijo después de carraspear un poco, desviando su mirada de la ajena.


—No digas esas cosas, la vida es bella y se debe disfrutar, Suga.


—Como digas.


Por unos momentos estuvieron en silencio, escuchando platicas de jóvenes que andaban por ahí, oyendo el trinar de pájaros que había en los pocos árboles que ahí había.


—¿Cómo es América? —dijo HoSeok, rompiendo el silencio; como siempre. —¿Es como en esas películas en las que hay fiestas en casas con alcohol y drogas, además de haber mujeres que se prestan a ser tocadas por todos? ¿O como en esas otras donde los negros asaltan, venden drogas y secuestran? ¿O en esas donde las personas como nosotros viven en barrios? ¿Es así?


—No, todo eso son exageraciones —explicó YoonGi sereno, sin mirar al otro que tenía la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, dejando que el poco viento le despeinara los cabellos. —Donde estuve nada de eso ocurría. Sí, existen barrios chinos, donde van varios de nuestros compatriotas, pero no por ello viven ahí. Conocí a gente de color y ninguno quiso secuestrarme, de hecho me dieron empleo estos años.


—¿Ah sí? ¿De qué?


—De varias cosas. Fui mesero, intendente, di clases de defensa personal, hice muchas cosas, Hobi.


—Woah —canturreó el otro, captando la atención del rubio. —Tenía rato que alguien me llamaba así. ¡Qué bonito se siente escucharlo después de mucho tiempo! ¡Gracias!


Y sin más, YoonGi recibió un abrazo cálido como recordaba, con aquel aroma a orquídeas silvestres que tanto le había fascinado en el pasado y que, al parecer, le seguía nublando los sentidos.


Pero, ¿por qué percibía la estela de un aroma familiar en HoSeok?


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YoonGi, luego de pasar toda la tarde con Hobi, llegó a su casa en compañía del último. Se topó a su familia en la sala con las miradas posadas en su figura. De pronto sintió un aura posesiva y una mirada fiera sobre sí, notando que se trataba de su hermano NamJoon.


Con el ceño fruncido, obedeció a la orden de su padre de tomar asiento en uno de los sillones mientras veía a Hobi sentarse a un costado de su hermano, acariciando un poco el muslo del otro quien comenzó a relajarse, pero seguía sin apartarle la mirada.


¿Qué estaba pasando?


Por unos minutos largos nadie habló, todos mirándose entre sí, hasta que el alfa dominante decidió romper aquel silencio.


—Bien, ya que estamos reunidos y a un par de días de la Gran Reunión es que haré un anuncio, que va especialmente para ti YoonGi.


El aludido miró a su padre con el ceño fruncido sin comprender qué estaba pasando. Su mente seguía con la imagen de NamJoon y de HoSeok estando demasiado cerca, como si fueran...


—Es mi pareja —soltó NamJoon de la nada, ganándose un resoplido de su padre quien cerró los ojos, sabiendo qué vendría después.


La familia de YoonGi sabía del enamoramiento de éste hacia HoSeok. Todos lo sabían y notaron que seguía aquel sentimiento latente, después de años, pues la mirada disgusta, los puños ya con los nudillos más blancos, le delataban.


—¿Qué? —espetó YoonGi con la voz una octava más gruesa. Se estaba conteniendo. De repente se sentía lleno de ira, pues percibía esa sensación de pérdida, y dolía, dolía como la mierda.


—Lo que escuchaste, así que te voy a pedir que no estés tan cerca de él, YoonGi, te lo advierto.


—¡NamJoon! ¡Es tu hermano! —reclamó HoSeok alarmado de las palabras de su pareja.


El contacto visual entre los hermanos, la tensión que iba incrementando conforme pasaba el tiempo, era tan palpable y parecía que ni siquiera el alfa dominante podría intervenir.


—¿Tú, advertirme? —ironizó YoonGi, sonriéndole como un bastardo a su propio hermano. —Mejor ven y chúpame la polla, porque me vale mierda tu estúpida petición.


Sí, así era YoonGi. Estaba saliendo nuevamente aquel joven rebelde, bastardo e hijo de puta que fue tiempo atrás.


NamJoon pareció enfurecerse aún más con aquello y tenía intensiones de levantarse y plantarle un buen golpe en la quijada al imbécil de su hermano.


—¡YoonGi, basta! —exclamó alarmada su madre.


Pero el aludido no dio reparo alguno en aquel llamado, estaba sumamente concentrado en los movimientos de su hermano. Sintiendo su cuerpo arder en furia por las caricias consoladoras que HoSeok le daba a su hermano, la manera en que sus ojos suplicantes miraban al estúpido de su hermano, todas aquellas atenciones que tanto deseaba recibir, pero que le estaban siendo cortadas...


NamJoon le sonrió tal y como él lo había hecho antes, riendo cínico y hasta burlón.


—¿Creíste en algún momento, hermanito, que HoSeok correspondería a tus sentimientos?


—¡NamJoon! —regañó la madre de ambos sin obtener una respuesta.


Aquello fue un golpe tan bajo, tan humillante. De repente los ojos sorprendidos de Hobi se posaron en él y la vergüenza se apoderó de su ser. La impotencia se estaba acumulando en su cuerpo y la idea de volver a América y jamás regresar estaba rondando en su cabeza cual buitres.


¿Por qué había regresado? ¿Por qué seguía portando aquel collar? ¿Por qué se aferró a ese amor que, tal y como NamJoon dijo, jamás sería correspondido? ¿Por qué había sido tan estúpido como para haberle confiado aquel "secreto" a NamJoon tiempo atrás, siendo que le quitaría a su Hobi, a su luz, a su hogar tiempo después?


—¿Qué... has dicho? —. La voz entrecortada de HoSeok le dolió siquiera escucharla. —NamJoon, ¿qué has dicho?


—Lo que escuchaste, amor, él lleva años enamorado de ti y creyó que podría convertirte en su pareja, pero ¡oh, sorpresa! resulta que soy la pareja destinada de HoSeok, oíste YoonGi. ¡Él es mío así que aléjate de él! ¡¿Entendiste?!


YoonGi en ningún momento dirigió su mirada a nadie.


—¡¿Cómo puedes ser así, NamJoon, es tu hermano?!


—¡Y tú mi pareja!


—¡Eso no te da derecho a humillarlo así! ¡Mira nada más cómo está!


Eso fue todo, sin más el rubio salió de aquel lugar. No quería la lástima ajena, no quería migajas, no quería ver esa mirada compadecida en aquellas orbes que amó y que aún amaba. Su hermano había sido todo un bastardo.


—¡Eres un imbécil, NamJoon!


Fue lo último que escuchó gritar por parte de HoSeok, tras subir aquellas elegantes escaleras y encerrarse en su habitación, dando un portazo y lanzándose a su cama. Se sentía al borde de la locura, necesitaba salir, necesitaba liberar su alterado lobo, lo necesitaba.


Sin más, volvió a salir de su habitación, bajó las escaleras con rapidez, esta vez dirigiéndose a la parte trasera de la casa, donde había un poco de arboleda topándose con un HoSeok preocupado.


—YoonGi, espera —suplicó HoSeok. —Lo que dijo tu hermano--


—Quítate —musitó YoonGi con su voz entremezclada con la de su lobo, alarmando al otro.


—N-no —tartamudeó HoSeok.


—Muévete —ordenó más molestó y con su voz más cambiada, YoonGi.


—Suga, por fa--


—¡Que te quites!


Dicho aquello lanzó lejos a HoSeok importándole poco que este se había golpeado con una mesa en la cadera. YoonGi corrió, quitándose la ropa para transformarse en un lobo con pelaje café y algunos tonos grises en la cabeza, ojos negros y colmillos prominentes. Corrió por aquella arboleda, aullando dolido, enojado y triste.


Dolía demasiado perder a alguien quien jamás pudiste tener.


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Ya era de madrugada cuando regresó a casa. Desnudo, YoonGi, se adentró a oscuras en la mansión. A paso lento y con la cabeza agachada, subió cada peldaño como si se tratara de una ardua tarea. Caminó por aquel pasillo que le llevaría a su habitación cuando escuchó un gemido, luego un golpeteo, jadeos y siseos. Se detuvó frente a una puerta tan conocida, una puerta que pertenecía a la alcoba de NamJoon.


—¡Ah! ¡NamJoon!


Escuchar a HoSeok gemir el nombre de su hermano fue lo último que desquebrajó su corazón. ¿Por qué no lo había notado antes cuando recibió aquel abrazo de Hobi? Ese olor a tierra húmeda y un poco cítrico le pertenecía a su hermano.


Cerrando los ojos con fuerza, caminó rápidamente hacia su alcoba, encerrándose en ella y llorar amargamente. Porque resultaba amargo todo aquello y no encontraba razón para su desdicha. Quizás ya debía rendirse en cuanto a tener a alguien a su lado, pero había un problema: en realidad no quería a alguien más si no era el hermoso y bien parecido Hobi.


Durante toda la noche no durmió, vio el amanecer desde su cama. Su desnudez le tenía sin cuidado y aunque hacía un poco de frío, él ni se inmutaba, no hacía amago de querer cubrirse. Se sentía vacío y sin ganas de hacer algo por sí mismo. ¿Tanto le dolió saber que HoSeok jamás sería suyo?


—Hijo, ¿puedo pasar? —habló su padre desde afuera. YoonGi no replicó.


Sin más la puerta se abrió dando paso a la imponente figura de su padre quien le veía con culpa y hasta pena. YoonGi bufó en cuanto quedó encerrado con su progenitor en su habitación.


Parecía que su progenitor deseaba entablar una conversación, una que suponía tenía que ver con lo sucedido el día anterior. Él no quería hablar de ello, aunque estuviera curioso de si su hermano siempre supo que Hobi le pertenecía. Si fue el caso, fue todo un hijo de puta al no decirle que ese, ahora de cabellos anaranjados, beta era su pareja destinada. Tal vez todos lo sabían y él fue el único estúpido en desconocerlo.


—Hijo--


—¿Tú sabías? —inquirió sin mirar a su padre. —¿Sabías que HoSeok era la pareja destinada del estúpido de NamJoon?


Silencio.


—Sí.


—Por eso me amenazaste aquella vez, ¿verdad?


La platica estaba siendo calmada. No había gritos, pero la tensión estaba presente. Era de esas conversaciones en las que las dos partes se estaban sincerando, diciendo aquello que ocultaron, aunque sin insultos, malas miradas o gritos, simplemente relatando.


—Sí, por eso lo hice.


—¿Y por qué no decirme desde el inicio esa información? —cuestionó ya un poco alterado YoonGi, formando puños en el edredón de su cama.


—Nunca me escuchas, y sabía que si te decía aquello causarías más problemas.


Ante aquella respuesta YoonGi sonrió irónico, sentándose en la cama sin mirar a su interlocutor.


—Más problemas —repitió con voz burlona. —Siempre los he dado, ¿cierto? Siempre he sido un dolor en el culo para ustedes, no me sorprende mucho la forma en la que quieren evitarse "más problemas".


Su padre quiso replicar, sin embargo calló puesto que sabía que tener una discusión no les llevaría a nada.


—No he venido a discutir, YoonGi.


—¿Ah no? ¿Entonces veniste a decirme que ya encontraré a mi futura pareja? Me darás ese discurso de mierda para dejar de lado el hecho de que mi propia familia me ocultó información que merecía saber. ¿O acaso crees que sentí de puta madre saber que el imbécil de NamJoon ya marcó a HoSeok? Lo peor es que quisieron evitarse que su malparido hijo, busca pleitos, les diera más dolores de cabeza y por eso accediste con enviarme a América, pero ¿sabes qué? ¡A la mierda! ¡Tú y toda la estúpida manada se pueden ir al puto infierno!


—¡YoonGi! —reprendió su progenitor, viéndole fiero a los ojos justo como el mencionado lo hacía. 


La electricidad y tensión que había en aquelas cuatro paredes, parecía aumentar a medida que sus ojos se encontraban.


—Sí, fue nuestro error no decirte y nos lamentamos por ello.


—Y una mierda con tus disculpas —murmuró YoonGi provocando que el otro apretara su quijada.


—Cállate y déjame hablar —sentenció su padre. —A lo que venido no ha sido por lo ocurrido ayer, sino porque ahora que tu hermano tiene pareja, tú irás a la Gran Reunión mañana en su lugar.


¿Había escuchado bien? ¡Asistir a la Gran Reunión? Estaba de coña, ¿no?


—¿Qué?


—Te necesitamos ahí, YoonGi. Eres nuestro único hijo soltero, debes ir. Los años pasados tuvo que asistir NamJoon, pero sabes que está penalizado que los hijos de las parejas dominantes de las Cinco Céntricas estén emparejados, así que ya no podemos ocultar más el emparejamiento de tu hermano; su olor ya es más perceptible.


YoonGi estaba en blanco. ¿Ahora sería utilizado como una manera de asegurar que su manada no perdiera los privilegios de estar entre las Cinco Céntricas? ¡De puta madre!


—No —respondió firme, con el ceño fruncido y la mirada fija en la de su padre. —No pienso ir y te jodes.


—Yo soy el alfa aquí y eres mí hijo, así que harás lo que yo diga. Por mucho que te ame y que seas de mi sangre, no permitiré que te pases de listo; no esta vez. Así que mañana irás a la Gran Reunión con tu madre y conmigo y punto, ¿entendiste?


YoonGi bufó desviando la mirada, accediendo a regañadientes.


Odiaba tanto su vida.


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Que alguien hiciera el milagro divino de matar a ese tal JiMin porque estaba hasta la madre de escuchar su nombre; cortesía de su madre parlanchina.


Que JiMin es guapo.


Que JiMin es educado.


Que JiMin tiene unos ojos azules hermosos.


Que JiMin esto.


Que JiMin lo otro.


¡¿Qué coño tenía su madre con ese mocoso?!


El día anterior, luego de la "plática" con su padre, sus progenitores había ido a visitar a una familia muy amiga de ellos: los Zafiro. Si bien, YoonGi sabía de la existencia de la manada, sin embargo, desconocía qué hacía y si la pareja dominante tenía más de un hijo. Tiempo antes le valía madre su entorno, él no prestaba atención en cosas estúpidas. Él buscaba un anhelo, algo que le motivara a querer suceder el puesto de alfa que su padre tanto le mencionaba.


Su hermano NamJoon tenía la convicción de quere ser el alfa dominante de los Aulladores, por lo que se esforzaba en agradar siempre a su progenitor. En cambio, YoonGi se dedicó, por mucho tiempo, a causar estragos en su familia y manada, importándole poco que tenía que competir con su estúpido hermano.


Y ahí estaba, en aquel coche de lujo, yendo hacia la Gran Reunión con gran molestia.


—¡Ay, debiste ir con nosotros, YoonGinie! —chilló su madre. —JiMin es tan encantador, que creo que hasta eclipsa al lindo de Hobi.


Y con ello, sólo con eso, odió a JiMin; aunque no le conociera.


¡Nadie podría ser mejor que Hobi! ¡Absolutamente nadie!


Al llegar, bajó rápidamente del auto para observar aquel edifico con luces de colores iluminando la fachada. Se adentró con sus padres al recinto sintiéndose asfixiado en el primer instante que pisó aquel salón. Todas las miradas se posaban en él, pues era increíble que el hijo problemático de los Aulladores por fin se dignara a aparecer.


Su vestimenta tampoco ayudaba a alejar miradas. Vestía un saco rojo oscuro con estampado de rosas, camisa de cuello redondo blanca con los puños abiertos, pantalón negro entubado y zapatos lustrosos.


Su olfato detectó muchos aromas, unos dulces otro fuertes, pero todos desagradables. Pasó quince minutos de su vida saludando familias, tratando de ser menos bastardo con la gente. Y estaba por acabarse su paciencia cuando tuvo que saludar a la última pareja de las Cinco Céntricas: los Zafiro.


—¡Ay, hola! —exclamaron contentas las dos mujeres, dándose un abrazo afectusos, mientras los varones hacían una ligera inclinación con su cabeza, como signo de respeto mientras estrechaban sus manos.


—¡No te vi cuando llegué, amiga! —confesó la madre de YoonGi.


—Acabamos de llegar —sinceró la otra mujer. —Nuestro hijo tardó un poco en alistarse.


—Con que el chiquillo nos salió vanidoso, ¿eh?


—Supongo.


Las dos mujeres rieron de lo lindo.


—¡Oh! Este es YoonGi —comentó la madre del mecionado, señalándolo  con una de sus manos. 


—¡Oh, pero cuánto has crecido, YoonGi-ssi! —elogió la otra mujer.


—Gracias —respondió seco el rubio.


—Perdónalo, es de pocas palabras —disculpó su progenitora mirándole de soslayo con reproche.


—Descuida, entiendo.


—¿Y JiMin-ssi? ¿No vino? —cuestionó de vuelta la progenitora de YoonGi.


—¡Oh! Estaba justo destrás de nosotros —replicó la otra mujer, viendo en todas direcciones hasta que vio a su pareja. —¿Sí, verdad?


Su pareja también buscaba con ímpetu al susodicho hasta que sus ojos dieron él.


—¡JiMin! ¡Por aquí! —llamó aquel alfa, alzándo uno de sus brazos para que el otro le viera.


YoonGi estaba que le llevaba el demonio. Su paciencia se estaba quedando en números rojos y el simple hecho de que conocería. Su lobo y él refunfuñaban y gruñía de lo molestos que se encontraban. Juró que le partiría la cara a ese tipejo en cuanto le viera porque, por su culpa, su Hobi era considerado menos lindo. Y YoonGi no permitiría que se dijera semejante cosa, a pesar de que HoSeok ya estuviera emparejado.


Ya tenía pensada la manera de golpearlo, importándole un pepino que ahí hubiera mucha gente, la rabia se estaba acumulando y necesitaba ser desahogada. Todo estaba listo en su cabeza hasta que un olor dulce, como a manzana dulce con unos toques de rosa mientras que una sensación a hogar se instauraba poco a poco. Una combinación algo exótica, pero que parecía nublar a su lobo, desconcertándolo por unos instantes.


Por instinto buscó a aquel que portaba ese aroma tan peculiar y predominante. Tan avasallador y que le molestaba, le enfurecía que ciertamente se le olvidara cómo olía Hobi; siendo que el olor de aquel beta, le encantaba. Pero este parecía fascinarle a su lobo, mas no a él.


Su orbes negros buscaron entre la gente alguien, el que fuera, hasta que se topó con esos zafiros impresionantes.


YoonGi no negará que se sintió atraído por aquellos ojos de hermoso color, pero su lado humano se encargaba de recordarle que no había ojos más bellos que los aceitunados de HoSeok.


Antes de que el tipo se acercara por completo, vio a la omega dominante de los Zafiro abrazar efusiva al chico de cabellos negros.


No prestó atención a lo que le decía aquella mujer, siplemente se dedicó a observar al otro. Vio toda su fisonomía y le enojó que se viera tan caliente. ¡Por la mierda! Sus facciones se endurecieron y es que no era para menos, él no quería ver a nadie más atrayente como Hobi lo era, no quería pensar que aquel tipo, que sabía tenía por nombre JiMin, le parecía atractivo y que tenía que darle en parte razón a su madre, porque era encantador a simple vista y aquellos ojos le hipnotizaban.


¡No! ¡Fuera pensamientos estúpidos!


—Un gusto, soy JiMin —dijo aquel pelinegro, trayéndole de vuelta a la realidad. Al ver la mano extendida del otro, no evitó siquiera ocultar su desagrado y la estrechó, sin embargo.


—Ya sé quién eres, mocoso.


"Mi madre casi te hace su ídolo"


A pesar de su indiferencia aparente, de su molestia infundada, pero coherente para él, al momento de estrechar aquella mano algo regordeta y pequeña, sintió una corriente eléctrica ir hacia todo su cuerpo, erizando su piel bajo la ropa y su lobo deseando tener más contacto, deseando ver qué tan hermosos pueden verse unas mordidas en aquel cuello que tenía de adorno un moño blanco, deseando constatar que tan firmes eran esas nalgas y esos muslos que se marcaban por esos pantalones.


Y todo eso le enfermaba, le hacía querer golpear a su lobo por estúpido. Porque él no cedería ni caería ante ese olor indescriptiblemente atrayente, ni ante esos ojos, ni ante JiMin por completo.


¡Nunca!

Notas finales:

¿Y bien? ¿Qué opinan de YoonGi ahora? ¿Qué creen que suceda?

 

Como dije, en unas horas estaré subiendo los caps que faltan para estar a la par del de Wattpad ^^

Muchas gracias por leer y comentar~

Mi dinámica es: respondo comentarios hasta que actualizo ^^

Bien, esperen el siguiente cap~

Cuídense~

AliPon fuera~*~*


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