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Un demonio desmemoriado por reydelosPK2

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LAS SOBRAS QUE AMENAZAN LA FELICIDAD.

Existen ciertas cosas molestas para un mazoku como Wolfram:

1 no tener memoria actualizada.

2 estar casado con un completo extraño que es un hibrido.

3 no tener magia por culpa del  año de abstinencia para alimentar a su hijo.

4 ser un prisionero en ese castillo y no poder tener acceso a las armas ni los caballos.

De verdad debía hacer algo o terminaría volviéndose loco.

Wolfram tomaba a su pequeño en brazos. Era aburrido de ser solo mamá. Deseaba regresar a sus entrenamientos, a su vida militar, a sus prácticas de espada de hechicería, pero… Ya no estaba julia, y nadie se dignaba a ayudarlo a entrenar o prestarle una espada… Ya no estaban muchas de las personas que conoció… murieron en al guerra.

-Es una deshonra de mi parte no recordarlos- repuso mirando el jardín de flores de su madre, mientras el niño jugaba con un juguete de plástico en forma de patito y lo presionaba contra el cachete de su madre para después metérselo a la boca y luego contra el cachete. Como si jugara a la comidita.

Wolfram suspiro y giro a ver a su hijo.

-Es verdad…- repuso para sí mismo- las guerras siempre implican bajas. Nadie tiene la razón, la razón es del más fuerte…-siguió caminando –yo quiero ser fuerte…- concluyo, mas su niño comenzaba a balbucear sonidos extraños y jaloneando a su juguete. Wolfram nuevamente lo miro. Ser fuerte era imposible cuando debía cuidar a ese niño. Y era más difícil decidir dejarlo. Lo quería- necesito una niñera…- se reprochó llegando a la conclusión de que si podía ejercer ambos cargos. Una de las sirvientas cuidaría a su hijo mientras el entrenaba como debía ser. Pero para logarlo debía (rodo los ojos). Debía pedírselo al hibrido (Yuuri) pues nadie le daría nada por su actual condición sin la autorización de Yuuri. Según todos: no estaba en sus cabales.

Desde que nació el niño las espadas y cosas peligrosas estaban prohibidas cerca Wolfram o el niño. He hecho su propia espada ya no estaba en su lugar, y según Yuuri no era nada bueno darle armas a una persona desmemoriada. Ni espadas, ni caballos, apenas dejaron de vigilarlo dentro del castillo, pero afuera de este los guardias tenían la clara orden de no dejarlo salir. Era preso en el castillo de Pacto de Sangre hasta que recuperara sus recuerdos.

Camino con pasos decididos a esa oficina, pero a medio camino se regresó, ni loco le pediría algo, eso sería aceptar su superioridad, aceptar ese compromiso y someterse. ¡No!.

Camino en búsqueda de Gisela, quizás ella sería la única que podría ayudarlo, pues sus hermanos bailaban al son de Yuuri.

Apenas intento salir al patio dos guardias detuvieron su camino.

-Excelencia se puede saber ¿dónde va?-Pregunto uno de los soldados y Wolfram con molestia respondió

-Voy a ver Gisela. Tiene algún problema con ellos- el guardia medito, era verdad que la médico estaba en el reino, pero ahora mismo se hallaba en el castillo de Shinou, quizás el rubio tenia algún malestar o el niño. Hizo una seña para llamar a dos soldados que hacían vigilancia en el jardín

-Acompañen a su excelencia- repuso el soldado. Wolfram solo suspiro… debía ser inteligente.

-Excelencia- saludo la médico con educación al verlo

-Gisela…- repuso el rubio al mirarla y con claro enfado giro a ver a los guardias- hagan guardia fuera

-Pero su excelencia nuestras ordenes son

-solo me hare un chequeo médico y eso lo hare en privado- reprocho mostrando su mal genio. Ambos soldados solo salieron de cuarto que Gisela ocupaba para realizar sus consultas.

-¿Alguna molestia?

-No.

-Has recuperado algunos recuerdos de los últimos 30 años

-no

-Quizás tu hijo este refriado

-No- repuso para verla fijamente- necesito un favor

La peliverde miro al demonio de fuego con duda, pero lo comprendió.

Cansado de sus deberes reales, Yuuri se estiro sobre su sillón y comenzó a buscar  los regalos que su madre había mandado para su nieto. Estaba claro que su madre deseaba ver al pequeño, de hecho exigía ver a ambos y se mostraba algo decepcionada de que su hijo no trajera a su esposo durante su gestación.

“! Quiero ver un hombre embarazado!” exclamaba eufórica “Capaz que mi nieto si tenga alas… ¡será todo un demonio!” Anunciaba mientras el padre de Yuuri trataba de calmarla, pero el fuego en la mirada de su madre parecía eterno.

-Supongo que sí puedo llevarlo por un día…- analizaba abriendo esa caja donde se veía una ropita elegante para bebes- ¿Cuándo va a regresar la memoria de Wolfram…?- se lamentaba, vivir así no era el tipo de vida que deseaba- aprovecho para llevarlo a un médico… Shiori puede recomendarme alguno supongo…

-¡Majestad!- entraba a su oficina Gunter algo alarmado con una carta en mano

-¿Qué pasa?-Pregunto Yuuri algo preocupado.

-Waltorana acaba de mandar una carta exigiendo ver a Wolfram. Al parecer ha recibido rumores sobre que tuvo un hijo y exige verlo, de lo contrario el mismo vendrá- repuso preocupado y es que existían dos razones para mantener al rubio encerrado en el castillo y todas derivaban de su amnesia:

1.- Wolfram había amenazado 12 veces con marcharse a Bielefeld, pues no veía motivos para seguir en Shin Makoku si no existía una guerra. El como heredero de Bielefeld deseaba regresar y continuar su educación para suceder en el trono. ¿Cuándo se ha visto a un rey que no habite en su reino?  

2.- Wolfram buscaba cualquier motivo para mantenerse alejado tanto él y su hijo de Yuuri.

Tanto mantenerlo cerrado en Pacto de Sangre como el mantener en secreto su embarazo, cuando dio a luz y su pérdida de memoria fueron cruciales, para impedir que alguien metiera sus narices en este asunto. Era claro que Waltorana no vería con buenos ojos que su sobrino viviera donde no deseaba vivir en su estado actual. Adjudicaría que lo mejor para el rubio era que regresara a Bielefeld hasta que recuperara la memoria y después él podría decidir por su cuenta, más si llegaba y descubría que tenían al rubio en contra de su voluntad.

Según lo contado por los hermanos mayores de Wolfram, Waltorana amaba a su sobrino como si fuera su propio hijo, y era claro una parte de la infancia del menor la compartió con ese hombre que suplió el rol de padre para el rubio.

Recordó la vez que Wolfram fue nombrado Maou, la vez que se marchó a Bielefeld, aun en ese entonces no estaba enamorado de Wolfram, pero si sabía que la vida sin el rubio no sería la misma. Ahora que lo amaba, ahora que tenían un hijo, peor aún se dignaría a entregarlo a nadie. Era suyo, estaba desmemoriado pero seguía siendo suyo… solo era cuestión de tiempo para que recuperara la memoria… tiempo (Su cara se llenó de angustia, ya iban más de ocho meses y Wolfram no recuperaba la memoria).

-Y si su memoria jamas regresa…- susurro leyendo esa carta. Que debía hacer… Regalarle rosas no serbia, el rubio solo las menos preciaba.

Recordó al vez que lleno la habitación del rubio con las rosas y este solo llamo a las sirvientas para que retiraran todos esos pétalos de rosas diciendo que era dañino para él bebe.

Recordó la vez que le regalo un equipo completo de óleo y pinceles, incluido cuatro cuadros para que pasara el tiempo no sirvió. El rubio no tenía humor para el arte y menso ganas pues su bebe aún era pequeño y los oleos podían ser algo tóxicos.

Ropa… siempre las rechazaba y usaba el uniforme azul de siempre.

Juguetes para su hijo… solía guardarlos en una esquina y decía que aún era muy chico para esos extraños artefactos, además su hijo solo le importaba jugar con su pato de plástico.

La vez que le regalo chocolates, quizás fue la primera vez que el rubio acudía a su despacho pero para arrojarle los chocolates en la cara, pues según el trataba de bajar de peso, después del parto dubio unos kilos y odiaba ser gordo.

Sinceramente no sabía cómo llegar a Wolfram y lo peor es que estaba atrapado en las labores de reino y las audiencias con el consejo y el mismo pueblo.

-¿no hay forma de detenerlo? –Pregunto angustiado

-No lo creo, según el escrito da tres días para que se presenten en el palacio Bielefeld, de lo contrario el mismo vendrá con sus guardias reales y el mismo consejo de los diez reinos para tomar una decisión. No pueden mantener cautivo a un noble en otro reino en contra de su voluntad

-Pero es mi prometido

-Sí, pero le recuerdo que ese compromiso hace mucho dejo de ser visto como algo serio, incluso para varios nobles ese compromiso carece de validez, y creen que usted lo usa pues aún no se tiene intenciones de establecer una familia.

-Ya veo…- lamento, su lentitud en descubrir sus emociones, el incidente del partido de béisbol que no llego a nada más que un simple capricho de meter un nuevo deporte. El accidente de Wolfram que todos presenciaron y se les informo que solo fue una contusión. Todo indicaba que ambos solo eran un compromiso de apariencia. Nadie sabía que el rubio estaba embarazado… a nadie se le dijo y menos su amnesia. 

-Tenemos que buscar una salida…- lamentaba Gunter, pues en estos casos siempre se daba prioridad a las madres para la tutela de los niños. Prácticamente Wolfram podría marcharse a Bielefeld, concluir el compromiso. Tanto el rubio como su hijo y no regresar hasta que el niño tuviera unos 35 años o quizás menos. Yuuri tendría que sacarse tiempo para ir a verlo y en esos lapsos de tiempo todo podría pasar.

No era secreto para nadie que Wolfram era muy apuesto, heredero de un reino… No faltaría el metiche que intentara ganárselo.

Se paró firme y camino en busca de la razón de sus angustias. Debía acabar con esto. Con memoria o sin memoria Wolfram debía volver a aceptar ese compromiso, debía aceptar quedarse a su lado.

Wolfram sujetaba esa espada con una malicia que había olvidado. La sacaba de su funda y experimentaba el placer de la adrenalina de saber que volvería a practicar ese arte ancestral.

El soldado calvo tenia al niño en mano y miraba con preocupación la práctica de ambos, pero como siempre no se metería, quien era el para ir en contra de la sargento.

Dio inicio la práctica y el choque entre ambas armas dejaba al descubierto algunas chispas, y el sudor en ambos oponentes. La medico jadeaba pero aun así se mostraba feliz. Igualmente Wolfram, podía ser verdad que practicar con una mujer en el pasado hiriera su orgullo, pero esa era la condición de Gisela para prestarle un arma y desverdecer al rey. Que practicara con ella.

Las reglas eran simpes, uno tenía tres ataques y el otro se defendía luego cambiaban. No era la gran cosa, pero para Wolfram estaba bien. Simples actos de repetición para volver a acostumbrar a los músculos a esos movimientos.

Yuuri abrió la puerta de la recamara de Wolfram y su hijo, pero estaba vacía. Giro mirando a uno de los guardias que caminaba por el pasillo

-¿Dónde esta?-Interrogo serio. Cada cosa que tuviera que ver con el rubio lo tensaba. Más ahora que tenían un hijo en común.

-Salió del castillo escoltado por dos soldados en dirección de castillo de Shinou, dijo ir a ver a Gisela para un chequeo medico

Yuuri miro de reojo al soldado, luego solo asintió y marcho en dirección del castillo de Shinou.

-¡Majestad!-aparecía Conrad que de lejos diviso a Yuuri salir del castillo a caballo solo. Por lo cual simplemente lo alcanzo, no era bueno dejar al rey andar solo. Sin importar que vivieran un tiempo de paz, era mejor prevenir- ¿Ocurre algo?-Indago mirando al cara seria de Yuuri

-Voy a buscar a Wolfram

-No sería mejor darle su espacio

-No creo que  eso sea posible ahora- le extendió al carta de Waltorana, Con solo leer la primera estrofa comprendió la situación y esto le preocupo más. Su hermano solía ser un cabeza dura y si se lo confrontaba cuando se creía tener la razón se obstinaba más- ¿Qué se supone que debo hacer…?-Pregunto a su padrino.

-yo… no lo sé- respondió con sinceridad, no lo sabía.

Cabalgaron hasta llegar al castillo de Shinou, dentro supieron dar con la ubicación de Wolfram y Gisela.

La ceja de Yuuri tembló al descubrirlos. De verdad…  de verdad hacían eso a espaldas suyas. Suspiro, es verdad que no le agradaba que el rubio manejara armas, pero podía darle permiso para entrenar… era mejor que verlo hacerse del modo a sus espaldas.

-¿Qué quieres?-repuso molesto el rubio, dedicándole la única cara que le dedicaba desde que se puso de pie: la cara de pocos amigos.

-¿Podemos hablar?-Pregunto

-Habla. Te escucho- replicaba agitando la espada como si sus palabras y las reglas que había puesto le valieran un cacahuate. Gisela solo se paraba al lado de Conrad algo apenada por desobedecer al Maou. Mientras el soldado no sabía si entregar o no al bebe a alguno de sus padres.

-recibí una carta de tu tio Waltorana-Apenas dijo el nombre y Wolfram bajo la espada y le presto toda su atención. Yuuri sentía el deseo de mandarlo a encerrar.

-sabía que llegaría alguna de las palomas mensajeras- rio con malicia y Yuuri con menos empatía miro a Wolfram, así que el rubio fue el que lo había saboteado. De verdad no se le podía descuidar ni cinco minutos.

-Wolfram- Llamo Conrad- tienes idea de lo que acabas de hacer. Si Waltorana y los nobles deciden romper el compromiso de ambos por culpa de tu amnesia cuando recuperes la memoria lo lamentaras.

-Cuando recupere la memoria...-Rio con cinismo -Llevo escuchando eso desde que desperté, pero eso parece que jamas sucederá, por que debo resignarme a aceptar estar comprometido con él- señalo a Yuuri- no lo amo, no me agrada y de no ser por Yuma no siquiera no me creería que de verdad fuimos pareja- replico- aun hoy no lo puedo creer, no sé qué tipo de artimañas uso, pero definitivamente no caeré en ese juego. No.

-¡WOLFRAM!-Le grito Yuuri furioso y algo desesperado. ¿Cómo lo convencerían? Era obvio que Waltorana sabía que Wolfram tuvo un hijo, que perdió la memoria y que el rubio no deseaba estar en Shin Makoku. Claro que no menciono saberlo todo, pero estaban seguros que Wolfram no se callaría nada, por algo amenazaba con venir con el consejo de los diez nobles. Los únicos que podían nombrar a un nuevo maou o disolver compromisos matrimoniales entre nobles- de verdad quieres marcharte… quieres quitarme a mi hijo. Soy su padre y tu bien sabes que lo quiero.

Wolfram desvió la mirada, pues si, el hombre si quería a su hijo, lo demostraba cuando iba a verlo por las noches y jugaba con el pequeño mientras Wolfram fingía leer un libro o hacer cualquier cosa con tal de ignorarlo.

-Puedes ir a verlo a Bielefeld- repuso

-¡Wolfram!- lo volvió a llamar más calmado. No era el modo de lidiar con el rubio. De verdad no era el modo… ser amable no era el modo.  Entonces recordó algo: cuando se comprometieron la primera vez fue porque lo derroto en un duelo. Claro… uso el poder del maou y solo entonces parecía que el rubio comenzaba a tratarlo diferente. Comenzó a respetarlo y verlo como lo que era su prometido. 

Se sintió feo al analizar que si no fuera por el poder del maou Wolfram jamas lo hubiera aceptado… el rubio podía ser… algo interesado. –Qué opinas si arreglamos esto con un duelo-todos miraron a Yuuri sorprendidos. No esperaban esa propuesta. – sí tu ganas podrás irte a Bielefeld con tu tio y Yuma, si así lo quieres romper el compromiso- repuso dudoso de su propia propuesta- pero si yo gano te quedaras en Pacto de Sangre, nos casaremos y como es la tradición deberás acatar mis órdenes- Concluyo.

Conrad suspiro, era algo extrema pero quizás era la salida al problema de la visita de los diez nobles. Convencer por las buenas a Wolfram era difícil. Era testarudo.  

Wolfram miro al hibrido con desconfianza. No es que dudara de sus habilidades, la verdad dudaba… podía usar la magia de fuego, pero eso no se compraba al poder del maou… todos decían que era muy fuerte, no lo aprontaba pero decían que sí lo era.

-Acaso me tienes miedo- Replico Yuuri maliciosamente, pues veía la clara duda del rubio. Tenía todas las de ganar, pero si aceptaba el duelo quizás perdería su única oportunidad de escapar- no me digas que de verdad temes perder contra mí no decías que solo soy un hibrido, un enclenque… no me digas que de verdad me tienes miedo… quizás el enclenque seas tú.

Cual cuchillo esas palabras herían el orgullo del rubio que tomaba nuevamente la espada y apuntaba el filo contra Yuuri

-Miedo a ti. ¡Jamas!- concluyo- Acepto, pero si yo gano me marchare a Bielefeld, el compromiso se rompe y jamas te acercaras a Yuma, solo será hijo mío y no tuyo.

Ambas miradas se enfrentaban poniéndose en posición de combate. Sería un duelo de espadas, podrían usar magia. Las reglas eran simples, ganaba el que quedaba de pie.

Yuuri solo cerraba los ojos y respiraba. Debía ganar pero sin hacerle mucho daño… aunque mirando al rubio, este se desvivía por matarlo.

El choque de espadas fue inevitable, tanto Yuuri como Wolfram tenían un buen nivel de dominio. Wolfram mismo se asombraba de sus reflejos (Quizás mi otro yo no fue un completo fracaso) se dijo riendo antes de atacar nuevamente. Al parecer pese a no recordar nada su cuerpo si recordaba y entonces.

“No hay nadie más en el mundo que pueda comprender mis sentimientos hacia mi prometido adultero y atractivo” cual breve flash su mente le jugaba una mala pasada. Ambos en la cama y el diciendo semejantes palabras.

-eso es majestad!-Animaba  Conrad. Pues parecía que estaba a punto de ganar. Wolfram se veía algo perturbado.

-Esto debe ser una broma…- replico Wolfram retomando su equilibrio y mirando a  Yuuri fijamente mientras jadeaban por el cansancio- esto debe ser un broma de mal gusto…- susurraba negándose a aceptar que él hubiera dicho eso y más que aceptara a un prometido adultero, pues parte de esa visión también pudo verla… su sangre estaba que ardía- ¡Me niego a aceptar eso!

-¿Wolfram…?- llamo Yuuri pues no comprendía porque el rubio  se mostraba más agresivo que antes y como era de esperar ya le soltaba a los leones.

-Genial…- repuso Yuuri mirando a su hijo y el resto, él bebe comenzaba a ponerse algo nerviosos y parecía querer llorar. Quizás por ello tanto Gisela como el soldado se adentraron nuevamente al castillo, no era bueno para un niño ver a sus padres peleando.

Yuuri suspiro escuchando la invocación del rubio. Era hora de usar el poder del maou, supuso que igual que la primera vez usaría las serpientes de agua para contener al rubio y no dañarlo.

“!Debo salvar a Yuuri!” nuevamente otro recuerdo tonto. Sacudió su cabeza. No era momento de recordar tonterías.

Los leones de fuego aparecían pero su forma era algo difusa. Yuuri noto esto, y noto el extraño comportamiento de Wolfram, quizás por eso solo atino a esquivarlos y le miro fijamente. Wolfram y ano lo miraba serio, más bien miraba el piso contrariado.

“Se buen rey… Yuuri”

-¡Ya cállate!- Grito furioso golpeándose la cabeza con la mano y sacudiéndola.

-Wolfram… ¿Estas bien?-Pregunto Yuuri bajando su espada y acercándose al rubio que por instinto retrocedió y lo miraba aterrado.

-aléjate de mí… -repuso, al ver como el azabache se le acercaba a paso firme.

-No- fue la respuesta de Yuuri al momento que tomaba la muñeca del rubio que pese retroceder no parecía ponerle resistencia a su agarre, cualquier otro día solo lo le daría una patada o algún golpe para mantener la distancia.

-Wolfram…-le llamo con suavidad acercándose a su cara peligrosamente, mientras veía como el rubio se ponía rojo como un tomate.

“Como tu prometido es mi deber ayudarte y protegerte… que remedio no importa cuánto tiempo pase sigues siendo un enclenque inútil que no puede hacer nada solo y siempre se mete en problemas ajenos. Pero eso es lo que me gusta de ti…”

Fueron solo segundos pero al fin pudo besar esos labios pálidos que extrañaba y mirar esos ojos que lo contemplaban sin odio, solo duda, tanto que al separase apenas pudo articular el nombre de Yuuri. Y de la nada el rubio simplemente se desmayaba.

-¡Gisela!-Llamo desesperado Yuuri con el rubio en mano

-¿Qué paso?-Pregunto la médico atendiéndole

-Ni idea. Solo se puso nerviosos y cuando lo bese no rehuyó mi tacto, incluso dijo mi nombre y se desmayó.

Nuevamente todos esperaban el despertar del rubio. Todos con la esperanza de que este recuperara sus memorias y todo regresara a la normalidad.

-¡Wolfram!-Llamo su madre preocupada la verlo abrirlo ojos.

El rubio miro a los presentes, uno a uno iba reconociéndolos.

-Papa-Llamaba Greta que venía de visita. Había oído todo lo que ocurrió. Como humana su cuerpo era el de una chica joven y de gran belleza. La joven temía que su padre adoptivo tampoco al recordar, pero aun así deseaba verlo y saber cómo estaba.

-¿Greta?-Llamo Wolfram y todos abrieron sus ojos y comenzaron a sonreír- realmente eres tu… ¡Estas enorme!- dijo Wolfram sentándose  y analizándola. No sabía cómo su hija de ocho pasaba a ser toda una mujer.

El pequeño Yuma la ver a su madre despierto solo extendía sus manitas deseoso de volver a su regazo.

-Wolfram-repuso Yuuri acercándose al rubio- ¿Quién soy?

Wolfram arqueo sus cejas

-¿a qué viene esa pregunta?-Dijo el rubio mirándolo con desconfianza y poniendo una mano en la frente del moreno- ¿Yuuri estas bien?-Pregunto y de la nada Yuuri lo abrazaba con fuerza

-Oí… me estas aplastando- se quejaba el rubio divertido pro tal muestra de cariño de su infiel prometido

-Wolfram te extrañe tanto- soltó Yuuri mirándolo con ternura.

-De verdad ¿Qué ocurre?-Pregunto nuevamente el rubio cuando su madre se le acerco

-Ya, ya… ya puedes ir con mamá- extendía él bebe al rubio que miraba al niño sin comprender

-¿Y ese bebe?-Todo rodaron los ojos. Al parecer aun el rubio no se curaba.

-Wolfram-Llamo al médico seria- dime todo lo que recuerdes de hoy

-Mmm- analizo el rubio mientras miraba al niño desesperado porque lo tomara entre sus brazos. Era bonito… sin duda sería un apuesto al crecer. Pero no era asunto suyo.

-Bueno se suponía que hoy se probaría la máquina del viento seco que se encontró en el castillo de Shinou, si no me equivoco Nicole deseaba probarlo…- replicaba el rubio confundid tratando e aclarar sus recuerdos.

Todos miraron al rubio. Al parecer esto estaría para rato, pero al menos este era más fácil de lidiar que el anterior

-Wolfram-Dijo Yuuri mirándolo con esa expresión de resignación. Pero al menos ya lo reconocía ya aceptaba, al menos eso serviría para que no se fuera de su lado- te presento a  Yuma- repuso tomando al bebe en sus manos para extendérselo a Wolfram que miraba al bebe- es hijo mío y…

-¡Lo sabía!. ¡Sabía que tarde o temprano me serias infiel maldito rey lascivo!- gritaba el rubio poniéndose de pie listo para atacar a Yuuri que solo resguardaba a su hijo de los gritos de su madre

-Cálmate Wolfram – suplicaban todos en conjunto- no es lo que piensas

-como que no, ¡Él mismo acaba de admitir que ese bebe es suyo!- renegaba mientras Conrad lo sujetaba de los brazos

-Sí, ese bebe es de Yuuri y también es tuyo…- dijo Cheri y el rubio se petrifico

Nuevamente comenzaba a relatarle todos los hechos importantes.

Wolfram mismo se presionaba la cicatriz que tenía aun en la cabeza y miraba asesinamente a Yuuri. Y de la nada se le acercaba para quitarle al bebe, le cual al fin dejaba de llorar y se cobijaba en los brazos de su madre hundiendo su cabecita en su pechos.

Wolfram miro ese acto y sin saber cómo solo abrazaba al niño. Podía ser que no recordara nada de cómo lo tubo y aun no tuviera en claro las cosas. Pero ese bebe… sin duda era su hijo.

-Wolfram- susurro Yuuri feliz de tenerlo de regreso, pero aún tenían muchas cosas de que preocuparse. Había pasado los tres días y de seguro el consejo junto con Waltorana estaba de venida. Supuso que ahora tenía más razones para luchar por su familia.

Se acercó a su amando y su hijo y los abrazo frente al resto y el rubio le miro. Yuuri era más alto que el, y se veía más adulto.

-Wolfram- repuso Yuuri sin dejar de abrazarlo- Wolfram von Bielefeld- nuevamente llamo- ¿Quieres casarte conmigo?

El rubio trago saliva mirándolo fijamente y mirando al resto de su familia… quizás aún soñaba… pero si era un sueño quería ir hasta el final.

-Enclenque… ya era hora…- dijo avergonzado- por supuesto que sí quiero casarme contigo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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