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Un demonio desmemoriado por reydelosPK2

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Maternidad. Complicada maternidad…


De las cosas que molestaban a Wolfram:


1 no tener memoria actualizada.


2 estar casado con un completo extraño que es un hibrido.


3 no tener magia por culpa del  año de abstinencia para alimentar a su hijo.


4 ser un prisionero en ese castillo y no poder tener acceso a las armas ni los caballos.


Ahora se podían decir que solo le molestaban:


1 no tener memoria actualizada


2 haber usado su magia sabiendo que estaba en el año de abstinencia.


3 Ser un inútil



Después de aquella propuesta de matrimonio añorada por el demonio de fuego, todos creyeron que los problemas desaparecerían.


Yuuri miraba alegre a Wolfram sujetando a su niño. Explicarle a detalle lo ocurrido no fue del todo necesario. Solo comentaron que había perdido la memoria de los últimos treinta años, que no reconocía a Yuuri como su prometido e insistía en marcharse a Bielefeld, al grado de mandar una carta a Waltorana, carta que el noble tomo de mala manera y por eso tanto el cómo los restantes nobles estaban de venida a Pacto de Sangre.


Para todos estaba claro que el rubio convencería a los nobles explicándoles las circunstancias, también hablaría con su tio para calmarlo y presentarle a su sobrino. La única persona que parecía algo preocupada era Gisela que monitoreaba constantemente al rubio, pues había usado magia en su año de abstinencia, temía alguna descompensación, pero al verlo tan enérgico y con el niño en manos, supuso que estaba bien.


-Debe guardar reposo- repuso al Maou cuando este salía enérgico de aquella habitación para alistar todo y esperar a los nobles.


-¡Hi! No te preocupes, esta vez no dejaremos que nada le pase- reformó en su inocencia, mientras Cheri se veía algo preocupada.


-Estará bien… No es bueno que haya usado magia durante el año de abstinencia   


-¿Eh?-Interrogo a las dos mujeres que pese a la alegría de momentos antes ahora se veían serias y no solo ellas, miro a los hermanos del rubio, al mismo Gunter.


-aparentemente si lo está, supongo que solo debemos pasarle energía y estará bien.


-¿Ocurre algo?-Yuuri volvió a preguntar, y es que el único sonriente era él al grado que se sintió apenado de sonreír y comenzó a preocuparse. ¿Ahora qué pasaba?


-Majestad- dijo Gisela mirándolo- lo siento de saber que Wolfram se atrevería a usar magia no hubiera permitido ese duelo.


-Ok. ¿Alguien quiere explicarme que ocurre?


-Existe un año de abstinencia para los varones que dan a luz. Durante ese año no pueden usar magia. Su misma magia está reservada para alimentar a su hijo


-¿Eh?- volvía a contrariar su rostro. Pues si ya era raro ver a un hombre embarazado, pero con todo lo ocurrido jamas pregunto nada sobre los detalles de la maternidad masculina que al parecer solo los demonios podían alcanzar. Más de ocho meses, seis de la gestación y más de dos de conocer a su hijo.


-En el caso de las mujeres estas producen leche y alimentan a sus hijos y estos crecen de forma lenta… cinco veces más lenta que un humano…- comenzaba a explicar Cheri y Yuuri al fin lo analizaba, su hijo había crecido bastante para tener solo meses de vida. De hecho recia como si fuera un simple humano. Si el rango de crecimiento era cinco veces más lento que el de un humano ahora mismo su hijo debía tener el tamaño de un bebe de unos 18 días de nacido. Pero no. Su hijo ya se sentaba, jugaba… estaba demasiado activo y grandecito-Pero en el caso masculino, los varones no pueden generar leche y alimentar a los niños, por ello estos son algo diferentes y necesitan crecer lo más rápido que puedan por lo menos durante ese primer año de vida y para lograrlo se alimentan de la energía mágica de la madre…- Según Cheri explicaba Yuuri lentamente comprendía la razón por la cuales los leones del rubio salieron difusos, creyó que era por su estado anímico, pero al parecer esta no era la única razón- Pero al parecer todo está bien. Supongo que si hay algún problema podremos ceder nuestra magia para alimentarlo- concluyo la rubia sonriendo, más la médico solo meditaba… Quizás la reina tenía razón, de todos modos ella seguiría monitoreando al rubio y dándole parte magia sanadora para que reestableciera su magia.


Quizás por el miedo de esa explicación Yuuri apenas acabo de hacer algunas cosas marcho a ver a Wolfram. Su pecho no dejaba de acelerarse, no podía explicarlo pero sentía la sombra de la desgracia cerca y eso lo aterraba.


-Calma Yuuri, ya todo está solucionado- se animó acelerando el paso para ver al rubio.


Todos en el castillo comenzaba a correr realizando los preparativos para la llegada de los restantes nobles y más que nada Waltorana. Gisela acaba  de revisar al rubio y se marchaba a seguir sus faenas, miro como el rey se dirigía a la recamara del rubio


-al parecer todo va estar bien- sonrió marchándose  de ver a sus amigos nuevamente contentos.



Por su parte Wolfram se sentaba sobre la cama, después del mal momento que paso el pequeño ahora dormía en su cuna. De verdad quería verlo con más detenimiento. Y es que le parecía sorprendente que fuera madre.


Basto que pusiera los pies en el suelo y se parara para sentir como todo su cuerpo se azotada adolorido, como si hubiera entrenado por días sin descanso alguno, apenas hacia una hora que había alimentado al niño y que Gisela volvía revisarlo.


Pese al dolor decidió no darle importancia, supuso que era por el desgaste de magia o quizás era una secuelas de su estado mental, después de todo le dolía la cabeza  pero con ayuda de Gisela se encontraba mejor. Le costó un poco acostumbrar a su cuerpo y comenzó a caminar en dirección de la cuna.


Ese niño era hermoso, fruto del amor. Su máxima ambición. 


De verdad la maternidad era algo extraño y asombroso. Recordar a Yuuri y aceptarlo costo más de ocho meses, aceptar a su hijo y reconocerlo, amarlo, sentir que sin ese niño la vida no tendría sentido… solo minutos.



Apenas entro a la habitación descubrió al rubio de pie frente a la cuna. Se veían adorables con esa tenue luz iluminándolos. El rubio estaba tan asordo mirando a su hijo que ni se había percatado de la presencia de Yuuri, el cual tampoco hizo ruido alguno. Mirarlos le parecía algo mágico. Quizás solo se preocupaba demás, la amnesia de Wolfram puso su mundo de cabeza, pero ahora mismo el rubio lo recordaba. Si era complicado para el rubio alimentar a Yuma todos se comprometieron a darle parte de su poder mágico. Eran una gran familia, ¿por qué algo debía de salir mal? Se casarían, serian felices como en los cuentos de hadas.



Yuuri miro con expresión angustiada al rubio recostado en la cama. Ahora mismo el rubio pagaba las consecuencias de atreverse de su osado proceder en el duelo al invocar los leones. Su cuerpo  después simplemente colapso en la maña del segundo día que recupero parte de sus recuerdos. Su hijo requería grandes cantidades de magia para desarrollarse, cantidades que el rubio ya no pudo compensar, simplemente estaba vacío y eso él bebe no lo comprendía.


-Esto es ridículo…- se quejó Wolfram echado en la cama, le dolía todo el cuerpo, como si toda su energía hubiera sido drenada y algo así paso, pues al alimentar a su hijo sin recordar la invocación que hizo, simplemente su cuerpo se quedó sin nada de energía y se desplomo. Apenas si podía hablar. Moverse por el momento era imposible, y lo peor era que el niño no quería dejarlo otra vez por eso su llanto no cesaba, simplemente la manos de los extraños que siempre lo cuidaban se convertían en criaturas tenebrosas que lo alejaban de su madre, que lo lastimaban por no dejarle alimentarse.


Un llanto Tan fuerte y desgarrados al llegar un nuevo amanecer y dejarlo hambriento y sin ver a su madre por más de 24 horas, todos estaban aterrados y tratando de calmarlo o tratando de alimentarlo con su magia, pero él bebe no aceptaba esa oferta. Quizás por presenciar esa pelea, quizás porque de la nada lo alejaron de su madre. Era un Bebe y en su mundo su madre era lo único que importaba, el resto solo eran simples personas que lo trataban bien. Pero su madre… era su madre, su mundo, su alimento, su protección… su todo. No renunciaría a ese ser.  


Yuuri se debatía entre la pena de ver al rubio acostado en la cama y oír el llanto de su hijo en la otra habitación, donde todos intentaban calmarlo sin éxito.


-¿No puedo yo pasarle parte del poder del Maou?-Interrogo a Murata que fue llamado por Yuuri a Shin Makoku, interrumpiendo sus vacaciones laborales en el caribe.


-Es imposible. El niño no aceptara otro tipo de energía… Por algo se estableció el año de abstinencia… durante ese año los bebes suelen estar regidos por el tipo de magia de la madre- Remarco- sinceramente Shibuya, no esperaba que me ocultaras todo esto, ya se me hacía raro que todo estuviera color de rosas…-Suspiro- supongo que tener vacaciones es solo un espejismo… y habían tantas chicas lindas en bikini…- recordaba con melancolía.


-Lo siento…- dijo Yuuri- supongo que en si todo es mi culpa. De verdad debo aprender todas estas cosas…- miro nuevamente al rubio que seguía maldiciendo su estado y es que a toda madre el llanto de su hijo llega a alterarle los nervios e impacientarlos por querer calmarlos. Esto sin duda no ayudaba a su recuperación.


-¿Y si le paso mi energía a Wolfram?-Murata analizo, podía hacerlo, pero era algo peligroso, pese a que Yuuri como maou tenía acceso a los elementos con su magia, no sabía como controlarlos y es que no puedes mesclar dos tipos de magia como el agua que dominaba Yuuri hasta la fecha y el fuego… en este caso los opuestos no se atraen, al contrario podría matarlo. Como estaba el rubio, si podía matarlo.


-¿Crees que falte mucho para que llegue Waltorana?-Pregunto Murata, pues estaba no  estaba seguro del tiempo que paso de la carta y el tiempo parecía crucial ¿Cuánto tiempo aguanta un bebe en crecimiento sin alimento? ¿Cuánto demoraría Wolfram en reponer su magia? Y para colmo sospecha que el niño seria alguien fuerte pues como comía… debía de serlo.


El sabio término de analizar a los presentes: Conrad pese a ser del elemento viento, por ser hibrido no podía usar magia. Gwendal era del elemento tierra, Cheri la magia de agua… entre los presente no había nadie que dominara la magia de fuego, la mayoría de este tipo de demonios habitaba en Bielefeld.  Renegó contra Shinou que no daba la cara. Quién sabe dónde se había metido el Maou original, quizás finalmente se marchaba al más allá… (Bonito momento para marcharte) le reprocho mentalmente.


-No lo sé- repuso Yuuri con mas preocupación. Pese a que Wolfram ya lo recordaba esto seguía poniéndolo en riesgo- Pero eso es lo que menos me interesa ahora… solo quiero que Wolfram y mi hijo estén salvos


Murata suspiro, al parecer solo habría una persona que podría ayudarlos y esa persona venía con la clara intención de llevarse al rubio y su hijo. Y Analizando el estado de ambos quizás sería lo mejor por unos meses hasta que el rubio se recuperara por completo. Miro fijamente a Yuuri, la pregunta del millo: ¿Yuuri los dejaría marchar?. Era hora de preguntarle y darles la única opción que le quedaba. El niño era tan terco como su madre y rechazaba a todos.


-Waltorana es un demonio de fuego…- comento haciendo una pausa y mirando como Yuuri abría los ojos de par en par y lo miraba aterrado. Finalmente comprendía lo que su amigo y sabio trataba de decir.


-¡Debe existir otra forma! ¡Ese hombre quiere llevarse a Wolfram a Bielefeld!


-sí, es verdad, pero mira el lado bueno… en Bielefeld  Wolfram se recuperara más rápido y ahora te recuerda, supongo que regresara apenas su estado mejore.


-No. En ese caso Waltorana es quien debería quedarse, ¿acaso no quiere a Wolfram como si fuera su hijo…? Él debería ayudar a que…- cayó al escuchar como el llanto de su hijo cambiaba el típico ¡wa! ¡wa! ¡wa! Y se reducía a un sonoro ¡Waaaaaaaaa! Hasta apagar su voz por un buen rato y nuevamente soltar otro sonoro ¡Waaaaaa!


Rápidamente corrían con Murata a ver al niño. Al parecer se trajo a un soldado que dominaba el elemento de fuego, pero el menor termino rechazando la magia de un extraño y al hacerlo termino con una quemadura en la manita por el rechazo de la magia. Sinceramente ese llanto ahogado que perdía sonido por la falta de respiración y después de ponerse su carita casi morada aspiraba aire para volver a gritar. Partía el corazón de todos. Más que nada el de Wolfram, que trataba de arrastrarse en la cama para saber que había pasado, porque todos lo dejaron solo. Donde estaba su hijo, ¿Qué le paso a su hijo…? era desesperante no poder hacer nada.



Waltorana simplemente entro al castillo con los miembros del consejo pero nadie a excepción de las sirvientas los recibió.


-¿Dónde están?-Interrogo serio como siempre. Si era verdad la carta de su sobrino, ni loco lo dejaría en manos del maou. No en contra de su voluntad y menos ahora que era madre. Un Mazoku durante el primer año de crianza dependía enteramente de su madre y eso implicaba un gran desgaste mágico, tanto la madre como el niño eran casi indefensos como simples humanos, quizás por eso dependían de su pareja para que estos los protejan. Pero conociendo al Maou y su origen dudo que estuviera capacitado para tal responsabilidad, era un extranjero, ni si quiera le molestaba el hecho de que fuera hibrido, sino que era un completo extranjero de ese mundo. Que sabría de estas cosas.


Lo mejor era llevar a su sobrino a las tierras de fuego donde podría criar a su hijo con tranquilidad y su magia se mantendría estable y el mismo podría ayudarlo, después de todo también era un demonio de fuego.


Lentamente una sutil sonrisa se dibujó en su cara según avanzaba en busca de su sobrino y el resto del consejo iba en dirección del salón del maou para esperarlo. La sutil sonrisa de Waltorana se debía a los recuerdos de esos años que crio a Wolfram en su reino. Era un niño tan lindo y tierno… de seguro el hijo de Wolfram sería igual. La idea de tener a ambos en su reino lo alegraba en demasía. Él era un hombre solitario que gobernaba ese reino. Su hermano ya había muerto, sus padres también. De su familia de primer rango solo le quedaba Wolfram que era el legítimo heredero, fuera del rubio solo quedaban familiares de tercer y quinto rango, familiares que no vio crecer no ayudó a criar.


Según avanzaba en dirección del cuarto de su sobrio, el llanto del bebe atrajo su atención y acelero el paso, mas cuando  este llanto cambio de uno “Normal” a uno “Desesperante”



La puerta simplemente se abrió y Yuuri tomo a su hijo en brazos tratando de calmarlo sin éxito y uniéndose al resto en su agonía de no poder clamarlo. Cuando de la nada aparecía Waltorana


-¡¿Qué demonios ocurre aquí?!-Exclamo furiosos mirando a todos los presentes y al bebe que seguía gritando agónicamente por el dolor, el hambre y el miedo y las ansias de ver a su madre.


-Wal…Waltorana – repuso Cheri con una gotita de agua en al cabeza. Su ex cuñado había llegado en el momento menos oportuno.


-Tiene hambre y miedo- Repuso Murata- trataron de alimentarlo pero rechaza la magia de todos- concluyo Murata mientras Yuuri entregaba la bebe a Cheri, pues por la cara de Waltorana en cualquier momento le saltaría encima. El rubio mayor empuño las manos. Que un niño llegara a tal estado no era por gusto y gana de la madre. Algo debió pasar, Para la descripción de ese niño y en las cartas que recibió se notaba que el rubio amaba al niño pese a ser hijo de un hibrido y deseaba regresar a Bielefeld.


Sus ojos cual ojos de halcón miraban a tos en busca de Wolfram sin hallarlo.


-¡¿Dónde está Wolfram?!- Exclamo con furia caminando en dirección de Yuuri para tomarlo del cuello. Mataría al maou si algo le había ocurrido a su sobrino, si algo le pasaba a ese bebe.


-Eso precisamente es lo que queremos hablar con usted- dijo Murata poniéndose en medio con la calma que lo precedía en estos casos.


Señalo la dirección de la otra habitación. Waltorana solo siguió al sabio. Para calmar al niño era necesario que la madre lo alimentara. Un niño no podía estar más de tres días sin alimentarse del poder mágico de su madre. Podía romperse el lazo y las cosas agravarse, pues al tercer día ya la madre no podía alimentarlos y estos morían.


Waltorana miro a su sobrino en el borde de la cama, de alguna forma Wolfram en su angustia había logrado moverse un poco y jadeaba por el agotamiento. Deseaba llegar con su bebe. Waltorana cerró los ojos, el lazo entre ambos era fuerte… más fuerte que el de una mujer, pues estas si podían abandonar a sus hijo y estos ser alimentados de diferente forma, pero en el caso de los hombre no, por eso mismo toda su fisiología cambiaba, sus mismas hormonas hacían que un varón rechazara a su hijo aunque no fuera planificado, por eso mismo cada que moría la madre estos niños en el parto el niño moría.


Sin dudarlo se acercó a su sobrino y frente a todos puso una mano sobre su frente cediéndole su poder mágico. Una gran cantidad de poder mágico que ayudo al rubio a recuperar su movilidad.


-¡Wolfram!-Llamo Yuuri al verlo sentarse con la cara sombría


-¡Dame a mi hijo!-Rugió el rubio como jamas antes lo pudo haber hecho tratando de levantarse y siendo Waltorana quien lo detuviera con las manos. Y es que más que el dolor físico que sentía, más que sus recuerdos o el amor que sentía por Yuuri estaba ese amor irracional que tenía por su hijo. Simplemente todos desaparecían, todos menos su hijo, la muerte misma le parecía algo estúpido pues sin reparo alguno daría hasta la última gota de su magia para calmar a su hijo… simplemente haba perdido su razonamiento y egoísmo. Su hijo era su mundo.


Aun con el cuerpo adolorido Wolfram tomo al niño y sin importarle su estado lo sujeto y comenzó pasarle su poder mágico que se había recuperado levemente gracias a su tio.


Todos miraron como el niño se aferraba Wolfram con desesperación, como el rubio lo abrazaba y susurraba su nombre… lentamente el llanto cesaba y solo dejaba paso a los suspiros  de angustia, miedo y alivio al verse nuevamente en el cobijo de su madre.


-No le des mucha energía. Trata de reservar algo para ti- susurro Waltorana serio, al ver que su sobrino ni si quiera lo había reconocido, solo se acostaba abrazando a su hijo de forma protectora ignorando al mundo entero.


Waltorana giro y miro al Maou y el resto. Esa mirada color cielo que dominaba el fuego ahora mismo estaba helada por el odio que tenía a los que considero culpables del estado actual de su sobrino. Dejarlo con el maou… primero muerto- el consejo nos espera- concluyo manteniendo su postura soberbia.  


Wolfram nuevamente sentía el desgaste, pero no aprecia tener intenciones de soltar a su hijo nuevamente y él bebe tampoco parecía tener intenciones de soltar su madre. Sus manitas estaban apretando y aferrándose con todas sus fuerzas la ropa del rubio, no lo volvería a dejar.



Las explicaciones que dieron todos. Las excusas de cómo llegaron a ese duelo, de como el rubio invoco su magia. Sin duda para muchos fue razonables e irresponsable. El típico caso de amor y deseo de posesión, pero el amor deja de ser lo mismo cuando hay un hijo de por medio, entonces el bienestar del padre, en este caso se va a la mierda pues estaba claro que Wolfram requería regresar a Bielefeld, por lo menos hasta que concluyera el año de abstinencia o estuviera en buen estado para que él solo se regresara a Pacto de Sangre


-Debe haber otra forma- repuso Yuuri- ¿no puede usted lord Waltorana quedarse en pacto de sangre hasta que Wolfram se recupere?- casi rogo. Pero sus ruegos eran inútiles contra el mazoku de fuego que tenía a Yuuri en la mira para matarlo.


-Me parece una insolencia su petición- extendió sobre la meza las cartas que Wolfram había enviado antes de reconocer a Yuuri. Cartas donde explícitamente anunciaba sus deseos de regresar a Bielefeld.


-Pero eso era antes. Ahora no es…


-Ahora no depende de lo que ustedes quieran. Es por el bien de Wolfram y su hijo!-Exclamo Waltorana mostrando su furia. Furia elocuente por la veracidad de esas palabras. Ahora no era lo que Yuuri quería. Ahora era por el bienestar del rubio y su hijo.


-Debo pedir que salga de la sala Maou- repuso uno de los diez nobles- comprendo su desesperación, pero no creo que se halle ahora mismo en una posición objetiva de la situación. Así que prefiero dejar este asunto a votación.


-¿Cómo que dejarlo a votación? ¿Es mi prometido y mi hijo? ¡No pueden decidir sobre ellos! yo soy…-Conrad le puso una mano sobre el hombro


-Wolfram ya te recuerda… es obvio que apenas se recupere regresara…


Yuuri lo comprendía, pero… era difícil. Recordó lo ocurrido, su impotencia. Simplemente agacho al cabeza y salió del salón, dejando dentro a los diez nobles que decidieran el destino del rubio que aunque fuera momentáneo, para Yuuri parecía una eternidad. Quizás porque dentro su corazón algo le advertía que no debía dejarlo marchar.


Cuando fue llamado de nuevo, solo supo la decisión: un voto a favor de que el rubio se quedara, era obvio que ese era Gunter. El resto voto por lo evidente: el rubio debía regresar a Bielefeld  hasta que se recuperara por completo.


-entonces ¡Yo iré con él!-repuso Yuuri decidido, pero el consejo lo negó


-Es usted el maou, debe permanecer en su castillo y reinar su reino- repuso Albert Von Grantz y el resto asintió. Pese a que al fin se había logrado la paz, no se podía arriesgar a crear inestabilidad en el reino por la partida del maou a Bielefeld, más si era con el rubio y ese niño en ese estado. Los secretos saldrían a la luz y mil rumores se crearían, rumores que se encaminaban la verdad o que buscaban simplemente ensuciar la reputación y la confianza en el maou.


Con un Yuuri impotente, todos miraron como el rubio nuevamente inconsciente y el niño eran llevados en la camilla al carruaje de Waltorana y su escolta privada.


Yuuri miro con desdén la partida de su familia. Apenas pudo poner sobre la camilla del rubio el patito de plástico que fascinaba  su hijo



Wolfram solo sintió como una manito le jalaba los cabellos. Lentamente abrió los ojos, aún estaba dolorido y débil, pero extrañamente podía moverse. Elevo una mano en dirección de la carita de su hijo y le acariciaba la mejilla, su pequeño se veía clamado y aburrido de estar en esa cama, deseaba que su madre despertara y lo llevara a pasear con su amigo el pato. Varias manos trataron de seducirlo y le mostraron varias cosas: juguetes, animalitos, de tantos tamaños y formas. Pero, esta vez no caería en la misma trampa, apenas los veía volvía a aferrarse a su madre con todas sus fuerzas y amenazaba con llorar. Las manos solo se apartaban y dejaban en paz.


-El consejo decidió que lo mejor sería traerte a Bielefeld hasta que tú y el niño estuvieran fuera de peligro- repuso su tio atrayendo la atención de Wolfram que al fin se percataba que esa no era su recamara, ni sus sabanas de Shin Makoku, de hecho ese era el cuarto que ocupaba en Bielefeld. En un abrir y cerrar de ojos simplemente estaba en Bielefeld lejos de Yuuri, su madre y hermanos.


-Unas vez que te recuperes si es tu voluntad podrás regresar a Shin Makoku… yo no planeo obligarte a quedarte. Solo quiero que tú y tu hijo estén bien.


Las palabras y reclamos que tenía Wolfram simplemente murieron al recordar la desesperación que sintió por la impotencia de no poder ayudar a su hijo, recordar ese llanto le hizo comprender todo. Su tio le dio algo de su energía y no dudo en alimentar a su niño… sin duda, no deseaba volver a pasar por eso nuevamente. Se sorprendió a sí mismo. Siempre creyó que jamas se dignaría a abandonar a Yuuri, que lo amaba más que a su propia vida, pero ahora…


-tarde más de ocho meses en recordar a Yuuri- repuso recordando lo que le contaba su familia- pero no tarde ni una hora en recordar a mi hijo…- concluyo.  Y abrazo nuevamente a Yuma que seguía jugando con la cabellera del rubio y a veces con su nariz- me quedare hasta que me recupere y pueda alimentar a Yuma por mí mismo- concluyo y su tio asintió satisfecho. Quizás no sería mucho tiempo, pero está feliz de tenerlos cerca.



Fue algo triste para Wolfram descubrir como el niño se alteraba cuando pensaba que su madre lo dejaría. Ni si quiera deseaba que nadie lo alzara, simplemente lloraba. Wolfram suspiro. Supuso que fue demasiado estrés para el pequeño y las secuelas del trauma perdurarían quizás unas semanas.


Se sentó en su escritorio y comenzó a escribir una carta a Yuuri en respuesta a las diez que el azabache la había mandado.


Rio. De verdad Yuuri lo amaba. Quizás a estas alturas estrían preparando la boda. Renegó contra su otro yo, de verdad ¿qué pensó cuando hizo la invocación de los leones de fuego?


En su descuido sintió la humedad en sus dedos y miro la tinta empapar las hojas. Yuma curiosos jalo el mantel y la tinta cayó manchando la carta que Wolfram escribía y las que recibió de Yuuri también se vieron manchada. Suspiro, le era imposible enfadarse con su pequeño, solo negó la cabeza


-Supongo que esa es tu firma- reprendió al menor que miraba el bote de tinta rodar en el suelo y luego alzaba la mirada en dirección de su madre.


-¡Pon!-dijo en clara indicación de caída y Wolfram lo abrazo, era divertido verlo empezar a articular lo que podía denominarse palabras. Verlo descubrir y comprender el mundo a su manera.



Yuuri miraba esa carta y no dejaba de darle vueltas. No se entendía nada de las oraciones. La mitad estaba manchada con tinta, solo abajo un posdata:


“Es la firma de tu hijo.”


-supongo que eso significa que están bien-interrumpió Murata. Pues solo habían pasado días desde la partida del rubio y Yuuri parecía tan ansioso que era casi insoportable. Pero al menos con esa carta el azabache nuevamente sonreía y volvía amostrarse calmado.


-Si… y cuando se recupere regresara…- se dijo para animarse.



Como era de esperarse los rumores comenzaron a divulgarse entre los empleados, soldados y todos los que fueron testigos del incidente, también los que atestiguaron la partida del prometido real.


Al carecer de bases sólidas comenzaron a convertirse en historias algo locas, algo cómicas y a su vez a sembrar la desconfianza entre algunos súbditos que no comprendían por que el buen maou casi intento matar a su prometido y al su propio hijo. Lo rumores seguían creciendo.


-solo déjalos-repuso Gwendal- cuando regrese Wolfram todo se aclarara en el reino- concluyo mientras Gunter seguía exaltado por oír tales barbaridades en contra del maou.


Todos deseaban que el rubio regresará. Paz era algo efímero y tan frágil… unos tontos rumores podrían prender la pólvora para un nuevo conflicto. Después de todo no todos estaban felices con esa paz, la paz no genera riquezas y poder, la guerra si y para que una guerra ocurra es necesario que la sangre corra.


 


 


 


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