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Un demonio desmemoriado por reydelosPK2

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Un demonio desmemoriado

Del príncipe terco.

Wolfram quedo con la boca abierta mirando su pequeño vientre, luego mirando a Yuuri, luego a su familia, luego simplemente se quedó estático.

-Esto es una broma ¿cierto?- interrogo a su madre y hermanos. Todos negaron con la cabeza

-Wolfram…- llamaba Yuuri con tono suave. El rubio perdió la memoria de los últimos 30 años- cálmate, como dijo Gisela, solo será temporal, luego recuperaras tus recuerdos y todo volverá a ser como antes- trataba de calmar al rubio que mantenía su semblante serio y sombrío. De la nada lo volvía a mirar fijamente.

-Así que… Tú eres el nuevo Maou… y ¿estoy casado contigo?…- aun con dudas replicaba  mirándolo de pies a cabeza, pues no parecía la gran cosa, fuera de esos ojos y cabello negros… no, no parecía fuerte o de virtud alguna, de hecho parecía un enclenque. Aparentaba la edad de un mazoku de 90 años… Pero ese no era el principal problema.

El problema su edad, demasiado jóvenes para un hijo. El con sus 65 años aun no terminaba su entrenamiento militar, según lo que recordaba aun debía estar en Bielefeld con su tío. Se suponía que ese año recién regresaría al lado de su madre para comenzar su entrenamiento militar, aunque tenía buen conocimiento en lucha, pero aun el faltaba mucho. Bueno era verdad que según su madre ya tenía 95 años, pero… no tenía esa mentalidad.      

-De hecho… No están casados solo comprometidos- dijo Gunter restándole importancia al estado de Wolfram. Siempre lo vio como el príncipe caprichoso y eso no cambiaría más bien según el empeoraría, así que para que ser delicado con el demonio de fuego- de verdad me sorprende que su majestad se halla rebajado a tu nivel y accedido a tus maléficos planes… mi pobre rey… fue seducido por un ofrecido

-¡¿Qué dices?!- renegaba Wolfram poniéndose de pie violentamente en busca de su espada- ¡Te hare tragar esas palabras!

-¡Wolf-chan!-recriminaba Cheri a su hijo menor tomándolo de los hombros- no puedes hacer movimientos bruscos, aun te estas recuperando. Piensa en él bebe

-Es verdad Wolfram- replicaba Yuuri acercándose al rubio para obligarlo a recostarse nuevamente- piensa en nuestro hijo no creo que sea bueno que…

-Más te vale que te alejes de mi o te matare…- repuso tan frio como pudo, odiaba ser tocado por extraños- esto debe ser una…- se sentó en la cama- Gwendal dime que esto es una broma de mal gusto…

El mayor miro a su hermano y suspiro, como explicarle lo que tomo tanto tiempo por entender y aceptar. Fueron treinta años que le tomo a Wolfram aprender a ser humilde y menos agresivo con los extraños, no lo aprendería de un día a otro.

-No. No lo es- dijo Conrad

-Nadie te pregunto a ti- repuso con desprecio.

-al menos dime que pertenece a una familia noble

-Bueno… no exactamente. Los Shibuya son una típica familia japonesa

El rubio sentía que su cabeza explotaba, las palabras de su hermano eran devastadoras, y no entendía a ese extraño: japonesa… ¿eso era un reino, un estilo de vida… Qué?

-Por lo menos es un demonio de sangre pura… es el Maou después de todo

-No- repuso Cheri comenzando a verlo con pena- de hecho es hibrido- Wolfram abrió los ojos a mas no poder y volvió a levantarse buscando a Gisela

-¡Dime que aun puedes sacar a este engendro de mí! ¡Yo no traeré al mundo un hijo de un apestoso hibrido!

Todos tenían una gotita de agua en la cabeza. El rubio solía ser muy racista cortesía de Waltorana, y no era extraño pues tenía la memoria de los años que los demonios estaban en guerra con los humanos y su extraña tecnología. Acaso no fue en una de esas guerras que su padre murió… Waltorana siempre le inculco el odio a los humanos y el orgullo de ser un demonio puro, al grado que estos sentimientos clasistas superaron el amor que sentía por su medio hermano Conrad. Admiraba a su tío, no deseaba decepcionarlo por tanto no podía llevarse bien con los humanos o híbridos. No podía decepcionar a su familia paterna como su madre lo había hecho.  

Una cachetada fue lo que recibió de Yuuri en un ataque de ira. Acaso el rubio hablaba de matar a su hijo. ¡Eso no! Podía estar desmemoriado pero no iba a justificar que hablara así, menos que planificara matar a su hijo.

-Lo, lo siento- se disculpó inmediatamente al percatarse de la acción

-Majestad de verdad no creo que sea el momento de pedirle matrimonio-renegó Gunter con los ojos húmedos, al fin todas sus esperanzas morían y todo por culpa del lord mocoso.

-No, no… yo no quería hacer eso… bueno si, pero cuando recuperara la memoria… ahora mismo yo…

-Y ¿qué demonio en su sano juicio desearía casarse con un asqueroso hibrido?- se puso de pie caminado en dirección de la cocina

-¿Wolfram dónde vas?-Pregunto su madre preocupada

-Obvio… voy a buscar la bajilla, quiero un duelo para disolver este insulto. Ni loco me caso con él. También quiero romper este compromiso… dios ¿en qué demonios pensaba?… un Bielefeld con un asqueroso hibrido… no denigrare mi linaje con semejante burla- seguía protestando el rubio mientras llegaba a la cocina y tomaba un juego de tenedores, y cuchillos. Todo lo seguían. Todos preocupados, era normal para ellos lidiar con ese Wolfram como con el que amaba a Yuuri, pero hora el rubio estaba delicado y embarazado. Para su familia tanto el Wolfram del pasado como el del presente eran buenos solo que algunas veces algo cabezotas y decía cosas hirientes sin pensar, claro que jamás abortaría, pese a ser hijo de un hibrido Wolfram no mataría a ese bebe.

Yuuri por lo contrario. Caminaba en dirección de la cocina molesta. Si, el solo conoció al rubio racista los primeros días que estuvo en el castillo, pero de la nada el rubio dio un giro de 180 grados y se volvía su amigo y cómplice en las misiones. ¿Cómo paso de ese chico racista a su amado Wolfram? Supuso que debía encontrar una respuesta rápido, su matrimonio y su compromiso dependían de eso.

Wolfram arrojó el juego de bajilla al suelo en dirección de Yuuri. Este lo miro de mala gana. Sus ojos negros miraban cada uno de los utensilios de comida, nuevamente elevaba la mirada y miraba los ojos esmeraldas de Wolfram, ciertamente ese Wolfram y el que conocían eran el mismo. No podía creerlo. Suspiro mirando la expresión furiosa del rubio. “Si las miradas mataran” pensó.

-No voy a levantar nada de eso- reprocho Yuuri dándole la espalda- mejor regresa a descansar, quizás cuando vuelvas a despertar recuerdes algo…

-¡Oye! ¡No me des la espada! ¡He dicho que no me voy a casar contigo y menos voy a tener este niño!…- Gritaba molesto Wolfram, odiaba ser ignorado y menos preciado y más si era por un hibrido enclenque. Pero fue Gwendal que lo tomo del tórax y llevándolo contra su voluntad lo volvió a depositar sobre la cama real.

-quizás Yuuri si tenga razón. Mejor duerme. No hagas cosas de las cuales vas a arrepentirte- índico dejando un par de guardias para que lo vigilaran. 

Todos marchaban a concluir sus labores y despachar al resto de los jugadores del torneo de béisbol. Aunque uno que otro se quedaron para conocer el reino.

-Dime que recuperara su memoria rápido- rogo Yuuri a la médico, y es que ganas de llevarlo a la tierra e internarlo en el hospital psiquiátrico no le faltaban pero allí lo darían por loco no por desmemoriado.

-no hay forma de saberlo con certeza…- La medico miro al azabache apretando los puños

-Yo y mi tonto campeonato… si esa pelota no lo hubiera golpeado… si hubiera sabido que esperaba un hijo mío…- renegaba de sí mismo. Y es que era fácil superar obstáculos cuando el problema era ajeno a ambos. Una disputa en algún reino, peleas familiares, incluso las peleas entre ambos eran más sencillas de lidiar a esto pues se querían y se tenían respeto… Ahora: El desamor por parte del rubio.

Si había llegado a donde llegaron era por la perseverancia de Wolfram, un Wolfram que ahora desaparecía y dejaba en remplazo a otro que a su parecer lo odiaba a muerte.  Y para colmo esperaba un hijo suyo, hijo el que tampoco quería mucho por lo que puedo apreciar.

-Voy a tomar una baño- renegó de su guardia, no le parecía divertido que cuatro soldados lo vigilaran como si fuera enemigo del reino. Cerro la puerta del baño con fuerza para denotar su molestia, pero ya dentro lo primero que hacia después de meterse en la tina era observar su vientre.

-¿de verdad hay alguien allí?- o presionaba con poca fuerza, si… aparentemente si había alguien allí.  Suspiro pesadamente- No quiero ni pensar que artilugios uso para acostarse conmigo… Por lo menos dime que serás fuerte, un demonio completo y no un hibrido como tu padre…

Exigía al feto. Matarlo supuso que no podía, era su hijo después de todo.

Se hundió en el agua tibia y comenzaba a hacer burbujas. Esto estaba de locos. Tan extraño... De verdad ¿cómo debía comportarse como madre? ¿Cómo debía comportarse como soldado? sinceramente era muy pronto para ser madre… solo tenía 65 años… era como un simple humano con mentalidad de casi 13. Pero bueno ya estaba allí. Renegó al recordar al azabache. Ese Maou aparte de ser de apariencia débil… no encajaba en sus expectativas del amor ideal. Digo ni si quiera  enamorarse o casarse, solo quería ser soldado y ayudar a sus hermanos y a su madre en la guerra contra los humanos. Y de la nada aprecia premiado. Se hundió por completo

“Quizás si me ahogo me desmaye y luego despierte y todo será un simple sueño.”

Después de sentir incrementarse su dolor de cabeza por al falta de oxigeno simplemente salió a respirar y miro sus manos arrugadas. Eran más grandes de las que recordaba.

-¿De verdad he perdido la memoria…?- se interrogo- ¿Que paso todos estos años… seguimos en guerra… se terminó. Quien gano. Por qué hay un nuevo Maou…?

Se comenzaba a cuestionar todo y la cabeza le dolió más. Toco la venda y sintió el algodón… supuso que era una herida seria.

-Sabes Mamá no fue la mejor de las madre… Bueno no tenía tiempo, debe resolver los problemas del reino… Sin mencionar que Shin Makoku tampoco es el mejor lugar para criar a un bebe. No, tomando en cuenta que el Maou lo rige y los enemigos buscan siempre derrocarlos. Dudo que ahora sea diferente sin importar que el Maou sea hibrido, los humanos siempre atacaran sin razón… son unos destructores. Quizás debamos regresar a Bielefeld. Claro, allí obtendrás la mejor educación, mi tío nos recibirá con los brazos abiertos y…- guardo silencio al sentir una fuerte punzada en la cabeza. De verdad ese golpe fue duro- no te preocupes… todo saldrá bien… no soy débil y un tonto dolor de cabeza no afectara tu desarrollo- concluyo. Aceptando la responsabilidad de ser madre.

-Te enseñare a usar la espada y montar caballo. Sera divertido. Siempre quise…- guardo silencio. Era verdad siempre quiso alguien con quien jugar, pero en medio de una guerra cuando tu madre es el Maou, tus hermanos son sus soldados… no hay muchos niños que juegan con uno. Recordó a Conrad y negó con la cabeza. Ese pensamiento no era bueno… no podía sentir afecto por ese hibrido. Recordó a su tío. Si, ese era un buen ejemplo a seguir… fuerte, orgulloso…

-Se enfadara conmigo si le digo quien es el padre… de seguro debe odiarme…- volvió a hundir su cabeza en el agua… de verdad le importaba mucho lo que su familia paterna le dijera. Ser abandonado por su padre nunca era grato y luego saber de su muerte tampoco era grato.

“¿Qué quieres Cheri…?” recordó la última conversación de sus padres, solo tenía 15 años (cerca de tres en edad humana)

“Bueno, solo quería decirte que…”

“Es obvio que aún lo amas, mejor guarda tus explicaciones. Tiene que defender un reino y yo debo marchar a Bielefeld a defender el mío”

Era verdad su madre amaba al padre de Conrad, pese a estar casada con el padre del rubio. Su padre no fue tonto y lo comprendió por eso solo se marchó dejando lo atrás, claro que regresaría a ver a su hijo, pero murió. Murió al igual que todos los maridos que tubo Cheri. Todos en la guerra tratando de ayudar a la mujer a gobernar los diez reinos. Ser el Maou no era fácil. Nunca lo fue.

Ser rechazado por la mujer que amaba, que este fuera un simple humano… y uno viejo… fue una ofensa para los Bielefeld una ofensa que solo acrecentó el odio de ambos hermanos hacia los humanos.

Waltorana era su tío y el segundo al trono y rey de Bielefeld hasta que Wolfram tuviera la edad adecuada para gobernarlo. Pero algo interrumpió ese plan: El nuevo Maou, que de la nada se comprometió con el rubio y así el muchacho se quedó en Shin Makoku.

Pero bueno eso era el pasado.

Se puso de pie y cobijo su cuerpo con la bata de baño. Lentamente comenzó a caminar fuera del baño y miro a sus guardias con enfado mientras buscaba entre los cajones su ropa. Lo primero que encontró fue un camisón rosa. Arqueo las cejas… el no solía usar camisón rosa.  Sus camisones solían ser blancos o azules. Con menos bordados que ese camisón… a su parecer era algo afeminado.

Renegó buscando algo menos llamativo y de la nada encontró una camisa blanca de mangas largas y unos pantalones. No eran para nada elegantes, pero eran mejor que ese camisón. ¡Dios que tipo de persona era! ¿Y su orgullo?

-¿Qué? ¿Se quedaran allí parados mientras me cambio?- acuso a los soldados y los vio salir de la recamara real.  Rápidamente se secó y cambio pero en el proceso de hacerlo se quedó perplejo de ver cuánto su cuerpo había cambiado en tamaño, pues lo demás seguía igualito. La misma cara de chico lindo. No, no tenía bello facial. Seguía igualito a Shinou pero aun un poco bajo de estatura a comparación, después de todo era su descendiente.  Termino de vestirse y giro a ver algunas prendas negras que por lo que no to no eran de su talla, eran algo más grandes.

-esto debe ser…- se le puso la piel de gallina y giro veloz mente en dirección de la cama real- a no, eso sí que no…- se quejó caminado a paso firme a la puerta para encontrarse con Yuuri que tenía intención de entrar.

-¡Wolfram!-Exclamo asustado al descubrirlo detrás la puerta vestido con esa camisa y ese buzo. Ese no era su camisón rosa. Y definitivamente esa cara furiosa tampoco era el Wolfram que conocía.

-Apártate o te golpeare- amenazo el rubio, mirando a Yuuri hacerse  a un lado, mientras el rubio se encaminaba a otra habitación.

-Wolfram ¿dónde vas?-Quizás la pregunta no era la idónea, pero… después de ocho años compartiendo el lecho… le pareció tan raro verle marcharse de la habitación.

-Obviamente que no dormiré con un desconocido y más aún: ¡Primero muerto que compartir el lecho con un hibrido! ¡Me voy a mi habitación!- concluyo

-o…ok- dio Yuuri recordando nuevamente que debía ser paciente con el rubio hasta que recuperara la memoria. ¿Qué más le quedaba? Forzarlo a quedarse, no, además solo era un cambio de habitación, no era el fin del mundo. Todo sería solo por unos días, luego recuperaría la memoria…  Además no debía perturbarlo, estaba embarazado.

“Ojala que recupere la memoria mañana”

Pensó al momento que miro a su guardia y los miro seriamente dando a entender que debían seguirlo y vigilar que no cometiera imprudencias. No pondría a su hijo en peligro alguno.

Pero… que molesto era no tenerlo a su lado para dormir. Incluso sus malos hábitos de sueño… Los extrañaba.

“Recupérate pronto…”

………

El rubio bajo a desayunar y encontró a su familia sentada en la mesa tranquila. Los analizo de pies a cabeza.

-¿Y cómo va la guerra?- todos miraron a Wolfram con lastima, el rubio aun no recordaba nada.

-La guerra concluyo. Ahora mismo vivimos tiempos de paz- conto Conrad

-A pesar de su apariencia logro estabilizar al reino- acoto Gwendal

-Es un excelente monarca. No merece a un prometido tan complicado- acoto Gunter haciéndole un gesto grosero.

-Cariño. Yuuri ha logrado lo que yo no pudo. Todos los reinos viven en paz. Debes estar orgulloso de él. Sin importar su origen es un gran chico- concluyo Cheri tomando la mano de Wolfram que los veía a cada uno desconfiado. Supuso que todo era nuevo para su hijo menor. El pobre cuestionaba todo como lo hacía en esos años.

-Ya veo… así que no es un enclenque bueno para nada- repuso serio y cruzando sus brazos dudando del juicio de todos.

Todos los humanos eran malos. Los híbridos también… era imposible que ese rey mestizo lograra lo que su madre no logro.

-Quiero…- repuso dudoso sentándose. Quizás se adelantaba en su juicio. No sería bueno ir a Bielefeld no con un hijo hibrido en su vientre.  Volvió a contrariarse sobre ese niño. Lo quería porque era su hijo, lo odiaba por ser hibrido. Todos lo miraron esperando la petición del rubio- nada. Olvídenlo…

Sentado y serio tomaba su desayuno mirando atento la expresión y movimientos de su familia. De la nada aparecía Yuuri con cara de tener sueño, pero al verlo le dedico una sutil sonrisa, a que el rubio solo ignoro.

-Buenos días- dijo suspirando decepcionado de chocarse con la cruel realidad- ¿aún no recupera la memoria?-Pregunto lo obvio

-No, pero mejor, así al fin se da cuenta de la clase de persona que es- replicaba Gunter antes de sentir a Cheri darle un pellizco en la mano por insultar a su hijo.

-Y… ¿Qué clase de persona se supone que soy?-Pregunto el rubio a sus hermanos. De verdad que clase de persona era. El jamás se fijaría en un hibrido. Menos tendría un hijo suyo- ¿Cómo termine comprometiéndome con un mestizo? Con eso- señalo a Yuuri molesto consigo mismo.

Era como el despertar de un niño que espera ser médico y exitoso de grande y solo encontrar se siendo un vendedor ambulante que aún vive en la cochera de sus padres.

-Ah, bueno…- Repuso Yuuri al ver la cara confusa quizás por causa de las hormonas- cuando llegue aquí… sin duda eras como eres ahora

-¿EH?-cuestiono Wolfram. ¿Cómo que era como es ahora?. Eso no es respuesta, no una que aclare sus dudas

-Discutimos por ser un mestizo, mi madre es humana y tú la insultaste y yo me enfade mucho y termine dándote una cachetada. Mira que yo no sabía nada de sus costumbres y de dónde vengo una cachetada no es una solicitud de matrimonio.  

-Como ayer…- repuso el rubio llegando a una conclusión muy obvia a su razonamiento, un razonamiento alejado de un interés amoroso. Y es que Wolfram al inicio de la historia tampoco deseaba casarse con Yuuri o comprometerse, pero después de verlo en modo Maou y el sermón que le soltó… simplemente se sintió maravillado, vio lo que muchos notaron, Yuuri no era igual a los otros maous, era diferente.

-Eso. Exactamente una similar y luego tú arrojaste los utensilios de la mesa y yo sin querer recogí el cuchillo. Así que fuimos a un duelo para disolver el compromiso y…

-no…- repuso Wolfram asombrado y molesto- ¡No!- negaba- ¡No! No me digan que yo perdí un duelo con el! ¡Con un hibrido!- reprocho – ¡Un hibrido!

-Wolfram es el Maou, era obvio que te ganaría.

-dos veces- remarco Gunter y el rubio se rasco la cabeza tan fuerte, olvidando su lesión, la cual por la fricción violente le dio una tremenda punzada.

-¡Auch!- se encogió y Yuuri quizás por instinto se acercó a revisarlo y el resto decidió no moverse de sus asientos y dejar al rey tratar de ganarse al rubio.

-¡No me toques!- exclamó el rubio – que vergüenza… yo de verdad perdí contra ti… ¿Qué clase de persona soy?- no lo podía creer, aun siendo el Maou ese hombre no dejaba de ser un hibrido. No podía aceptar haber perdido frente a él. No era lógico y dos veces...

-Wolfram…- llamo Cheri tomando a su hijo del hombro- no importa si es humano o demonio. Nunca juzgues a las personas por su tipo de sangre. Mira que terminaste enamorándote de un mestizo y ahora esperas un hijo suyo. Acaso ¿vas a odiar a ese bebe?

Wolfram miraba en todas la direcciones. De verdad, no era justo, este jamás fue el futuro que deseaba. Nada era como el recordaba. Todo comenzó a dar vueltas y simplemente se desplomo.

Todos se aglomeraron alrededor de la cama del rubio. Todos preocupados. Yuuri se animó a frotarle la frente. Verlo herido, verlo confundido, verlo ajeno era doloroso.

-¿Cuánto durara esto?-Pregunto a Gisela, al cual negó con la cabeza. No lo sabía.

-Wolfram…- le llamo.

….

En la oscuridad de su mente simplemente se sentó en una esquina y se encontró consigo mismo. Ambos frente a frente.

-así que tú eres mi otro yo…- repuso molesto. Pero el otro no respondió y de la anda solo cambio su forma y apareció la imagen de su padre frente suyo. Lo miro fijamente. Un Mazoku de fuego imponente, similar a Shinou, pero más varonil y serio. Lo que deseaba convertirse, y ser su orgullo.

Trato de acercarse pero este simplemente se desvaneció.

-Mamá- escucho otra voz detrás suyo giro y era una luz.

-…- no respondió, solo camino hacia esa luz. Y se sentó a su lado, era cálida y de por si se veía débil e indefensa, debo protegerla… sí. El no fallaría como padre. Como su madre. Pero como no fallar si su mera existencia le obligaba a renunciar a todo lo que creía. Era difícil renunciar a uno mismo por algo que no planifico. O no recordaba haber pedido.

Abrió sus ojos y miro a todos a su alrededor. Incluido el azabache que estaba sentado en el piso tomando su mano y mirándolo con preocupación.

-tu… - quería preguntar si es que lo amaba y por qué lo amaba. El mismo se daba cuenta que Gunter tenía razón. ¿Cómo un híbrido podía amar a alguien como él?, a alguien lleno de prejuicios y como alguien como el termino enamorándose o teniendo un hijo para lo que él consideraba la peor de las razas pues denigraba la suya y estimulaba la raza inferior y tramposa  como los humanos.

-Wolfram- apretó la mano del rubio y este miro el techo

-Madre… -Llamo decidido- quiero regresar a Bielefeld. Ya no estamos en guerra no veo razón para seguir aquí- repuso. Quería volver al único lugar al que sentía que pertenecía o consideraba un hogar.

-¿Estás loco!-Exclamó Yurri sin soltar su mano, de hecho al presiono con más fuerza- ¡Esperas un hijo mío!… ¡No puedes irte solo porque estas desmemoriado!. Gisela dice que esa condición es temporal. Pronto recuperaras la memoria- replicaba – no voy a dejarte ir a Bielefeld. El viaje es largo, será peligroso en tu estado. Piensa en nuestro hijo

-yo no quiero este hijo- contradijo Wolfram tratando de liberar su mano sin éxito.

-Eso lo dices ahora porque no tienes memoria- reprocho- cuando tu memoria regrese veras que estas equivocado. Tu querías ese hijo y yo también…. Ambos nos amábamos. No puedes simplemente olvidar todo lo que hemos vivido paras siempre. Lo recordaras, solo se paciente- replicaba Yuuri peleando por no soltar la mano del rubio que luchaba por liberarse.

-Quizás sí- exclamo el rubio al moreno- pero ahora mismo. ¡No!. No sé quién eres. No siento nada por ti, lo único que sé que nada es como recuerdo. Ni si quiera yo soy lo que recuerdo… como pude unirme con un hibrido y esperar un hijo suyo….esto no soy yo.

-Wolfram- llamo Cheri molesta con su hijo menor - y ¿Quién se supone que eres?- el rubio miro fijamente a su madre y sus hermanos.

-Soy Wolfram von Bielefeld. Heredero de la casa Bielefeld. Un demonio de sangre pura que gobernara un reino que ha estado en guerra con los humanos por más de cien años. Soy un soldado. No soy el prometido del Maou hibrido, menos seré la madre de un tercio hibrido… no soy el prometido del Maou…

-Y que tiene de malo ser solo la madre de un hibrido… seguro cuando nazca lo amaras. De la misma forma que lo amarías si fuera un demonio puro. Que tiene de malo ser solo el esposo del Maou, si lo miras él te quiere… ¿qué tiene de malo tener una vida sencilla con una familia sencilla?

Ambos rubios seguían mirándose, hasta que al final el rubio bajo la mirada en señal de derrota. No podía contradecir a su madre aunque deseaba hacerlo. Claro que tenía mucho de malo, no lo criaron para ser las cosas que se suponía debía ser ahora. Lo criaron para ser soldado y un futuro rey. No para ser madre no consorte.

-Bueno… solo hasta que nazca. Luego ya veré…-Repuso el rubio molesto

Todos decidieron ser más pacientes con el rubio. Darle su espacio. Por lo menos hasta que el embarazo concluyera luego ya verían. Todos rogaban porque sus recuerdos regresaran. Wolfram no era tan problemático, pero fue un golpe muy fuerte, sus hormonas alborotadas por el embarazo y una fuerte crisis de identidad.

Yuuri solo tuvo que resignarse a su lejanía. A su rechazo cada que intentaba tocarle aunque sea una mano, el rubio simplemente se alejaba sin decir palabra alguna, ni siquiera pudo tocar su vientre y sentir a su hijo moverse. Apenas si pudo esperar fuera de la sala el parto del rubio y nuevamente preguntarse. Cuando recuperaría sus recuerdos. Esos siete meses e parecieron una eternidad.

Miro al pequeño entre sus manos. Era un bello varoncito de cabellera castaña y ojos marrones claro. Una clara combinación de luz y oscuridad. Lo abrazo con tal desesperación pero sin lastimarlo. Al fin algo de felicidad a su vida. A la vida de ambos.

-y… ¿Cómo esta él?-Pregunto preocupado, los partos masculinos eran más complejos que los femeninos. Eran más riesgosos e implicaban una cesárea.

-está recuperándose. Quizás quiera verlo majestad- animo al peli verde. Quizás con el niño, Wolfram al fin cambiaría su postura y dejaría su orgullo para rendirse a su realidad.

Yuuri se acercó y escucho la puerta cerrarse. Solo eran los tres, el resto estaba fuera. Solo los tres para volver a intentar empezar de cero o algo.

“Regresa a mi Wolfram…” llamaba el rubio mentalmente a esa parte de sus recuerdos que si lo conocían y dejaban libre ese amor. De verdad no podía comprender como el amor que sentía el rubio podía desparecer. Algo así de grande no podía extinguirse. Quizás por eso seguía esperando con paciencia. Acaso Wolfram no espero por él ocho años. Siete meses no significaban nada a comparación de lo que el rubio espero.

-Wolfram- lo llamo y el rubio abrió los ojos y lo miro contrariado, bajo la mirada a ese bulto que el azabache agarraba en brazos

-eso…- repuso esforzándose por aparentar normalidad y frialdad, aunque lo que deseaba era tomar a ese niño en brazos y abrazarlo. Soporto un parto doloroso, donde creyó que se le iba la vida, era lógico que ahora quisiera conocer la razón por la que soporto el dolor.

-¿Eso?...-repuso Yuuri con molesto- no llames eso a nuestro hijo- reprocho

Wolfram cerró los ojos estaba cansado, pero nuevamente los abrió

-eso… es tu hijo… no mío…- concluyo terco. Recordándose a sí mismo su plan original. Dejar al niño y regresar a Bielefeld y tomar control de su vida y su destino como debió ser desde el comienzo. El nació para ser simplemente un soldado y después un rey. No para ser madre y criar niños a la sobra del Maou.

-¿Cómo puedes decir eso a estas alturas?-Reclamo. Que tan cabeza dura podía ser el rubio. Que ganaba. ¿Contra quien luchaba? ¿Cuál era la razón? No lo comprendía.

Molesto pero tratando de mantener la calma se acercó al rubio y deposito a su lado al recién nacido.

-Quieras o no es nuestro hijo. Dudo que puedas ignorarlo para siempre- remarco Yuuri poniendo una mano sobre la cabeza del rubio revisando esa cicatriz que aun marcaba la razón de sus penas. Ese golpe, esa caída… se volvió a sentir culpable.

-es…- replicaba Wolfram contrariado entre su negación y su felicidad- tan pequeño…- rio poniendo una mano sobre el niño y se mordió los labios. La oxitócica hacia efecto, las hormonas maternales comenzaba a llenarlo nuevamente con un claro instinto de protección y afecto por ese pequeño ser. Su cabeza podía decirle que debía odiarlo por ser hibrido, pero su cabeza no era tan fuete como sus instintos.

Yuuri sonrió al ver como el rubio con desesperación hundía su cabeza contra el pequeño y lo abrazaba con delicadeza. Unas leves lágrimas se resbalaban. Se arrodillo al lado del rubio y su pequeño heredero y los abrazo protectoramente. Eran su tesoro. Aun existían esperanzas.

Quizás la memoria del rubio no regresaría pronto, pero de algo estaba seguro Yurri. Wolfram no era una mala persona solo un cabeza dura. Y lentamente los muros que ponía comenzaban a caerse.

….

-mmm- se quejaba el rubio mirando de reojo al azabache. A ese hombre que se supone era su prometido y padre de su hijo. Hacía más de dos horas que lo tenía metido en el cuarto tratando de armar quien sabe que cosas en la esquina de la habitación. De verdad no tenía idea de qué demonios trataba de armar.

Se veía complicado o solo era un inútil. Suspiro y volvió a ver  a su hijo. El pequeño dormía plácidamente. De verdad era un hermoso bebe. Tan lindo… no pudo evitar sonreír, y luego tocar su vientre. Aún seguía la cicatriz, aun debía guardar reposo por una semana- ¡hey tú!…- le llamo con tono indiferente

-Ya te dije que no me llamo “Hey tu”- renegaba Yuuri girando a verlo. Después de siete meses y más Wolfram aún seguía testarudo y empeñado en menos preciarlo.- me llamo Yuuri y eso tú lo sabes

-como sea- miro con más curiosidad- me puedes decir que es ese extraño artefacto que tratas de armas… ¿no será peligroso para mi hijo?.

-Este extraño artefacto es un columpio-mecedora para niños de dos semanas a un año. Vez- señalo el asiento inclinado de material resistente que servía como mecedora para bebes pequeños- podrás poner al bebe aquí y ese suave movimiento lo relajara, así podrán descansar. Y no, no es peligroso para ¡NUESTRO HIJO!- remarco ese nuestro pues al rubio aún se empeñaba en llamarlo suyo como si Yuuri no existiera. Bueno al menos ahora hablaban. Algo era algo.

-Puedo llamar a las sirvientas para que lo mesan, lo que has hecho es solo perder tu tiempo, no meteré a mi bebe a esa cosa extraña

Yuuri sintió un par de venitas en al frente

-De verdad…-suspiro para no gritar- es muy seguro Wolfram- se paró para acercarse a ambos con la intención de tomar a su hijo y hacer la prueba. Al fin terminaba de armar el columpio.

Wolfram al comprender sus intenciones tomo al bebe entre sus brazos y se cubrió con las sabanas. No entregaría a su hijo  a un desconocido y su extraño artefacto. ¿Qué pasaba si fallaba como los inventos de Anissina?

-¡No te daré a mi hijo para tus tontos experimentos!- concluyo el rubio mientras Yurri comenzaba a jalar las sabanas

-No son tontos experimentos y ¡también es mi hijo!- remarcaba usando toda su fuerza para arrebatar esas sabanas y dejar descubierto el rubio y su hijo.

Yuuri trago saliva al ver nuevamente semidesnudo a Wolfram. De verdad hacia mucho que no lo veía así… Era hombre y estaba enamorado de Wolfram… obvio que tenía ganas. Cerro os ojos tratando de controlarse. No era el momento, debía ser paciente. Debía tener cuidado el rubio aun no recuperaba su memoria, acababa de dar a luz hace dos semanas y aun le faltaba una para que esa herida en su vientre terminara de cicatrizar adecuadamente.

-No te daré al bebe- reafirmo Wolfram y el bebe comenzaba a quejarse por los bruscos movimientos entres sus padre con el afán hacerse con él.

-Wolfram dame a mi hijo, no lo muevas así, lo puedes lastimar.

-Pues no molestes. No lo movería si no intentaras quitármelo- regañaba el rubio. Más Yuri no se rendía. Quizás porque eso era lo más cerca que llegaba a estar del rubio los últimos siete meses. Tan cerca que podía oler su esencia. Tocar de forma furtiva algunas partes de su cuerpo y…

De la nada un mal movimiento y ligera perdida de equilibrio dejo que ambos cayeran sobre las almohadas, con él bebe en medio. Quizás por eso los brazos de Yuuri marcaban una distancia por encima de los hombros de Wolfram, para no lastimar al niño, pero aun así ambos e miraba fijamente y las palabras morían en ambos. Solo sus iris se contemplaban.

-Wolfram-llamo Yiro y el rubio sintió un escalofríos recorrer su espalda mientras miraba como ese hombre se acercaba más a  él y de la nada sus labios se juntaban, pero el llanto del bebe acabo el encanto antes de que el rubio comprendiera que había pasado. Yuuri tomaba a su hijo y lo ponía sobre el aparato y miraba al rubio confundido mirándolo.

-Yu…- susurro el rubio como si recordara esa sensación, y los ojos de Yuuri se abrían de par en par al oír esas palabras a medio pronunciar. El rubio al descubrirlo solo frunció el ceño- Yuma- ese será su nombre- concluía y Yuuri negaba con la cabeza. Que tan terco podía ser Wolfram. Que le costaba admitir que no le fue indiferente, que por segundos estuvieron sincronizados.  

Se paró y camino en su dirección. Cosa que molesto al rubio. Tenerlo cerca era molesto

-Ok- repuso sentándose al lado de Wolfram que le voltio la cara en símbolo de rechazo. Mas el moreno tomo una de sus manos- sabes…- repuso besándola- una vez no sé cómo llegaste amarme. Tengo fe de que puedas volver a enamorarte y aceptarme tal como soy… y esta vez soy yo quien te dice que no me voy a rendir hasta que vuelvas a enamorarte de mí.

-Pues pierdes tu tiempo.

Ambos guardaron silencio resignados. Y mirando al niño nuevamente dormir en la mecedora.   


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