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Locura por Kyoko chan

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen (porque si lo fueran, ufff, otro sería el final) estos son de propiedad de Kshimoto, un hombre que ama el dinero por encima de su obra, y yo solo los uso para saciar mis frustraciones y escribir.

Notas del capitulo:

Hola a cualquier personita que decidió entrar a leer esto, ciertamente, yo escribí este fic hace un tiempo, casi casi 2 años atrás pero lo abadoné por diversos motivos, y hoy que se me metió las ganas por editarlo y ver si podía continuarlo pasó algo curioso, en vez de editar se eliminó. No, ni idea de por qué pero pasó y como no puede quedar así decidí resubirlo.

Es un reto personal volver a escribir, estoy demasiado oxidada pero me propuse terminar esto y lo haré, espero (?) Me aleje del fandom que más amo por mi decepción con el final y con lo que le hicieron a mi bello Naruto que le destrozaron el sueño más hermoso que tenía, el ser hokage por un berrinche peeeero después de meditarlo, volví (?) Amo el NaruSasu, amo mi ship y sé que su vínculo no se rompe, ni con mil bufandas ni con mil homúnculos feos.

Espero les guste y ¡A leer!

La voz cansada de una enfermera le llamó la atención, alzó la vista y posó sus azules ojos en la figura delgada y femenina de la dama que acompañaba a un anciano hacia la otra sala de la clínica, hizo un puchero y volvió a enfocar sus ojos en el ramo de bellos lirios blancos que traía entre sus fuertes manos, en realidad estaba algo preocupado y algo ansioso, así como también bastante impaciente por ver a Shizune entrar y darle buenas nuevas.

Nunca se acostumbraría a ese olor que solo los hospitales y clínicas tenían, menos al tipo de personas que podía conocer, sentía cierta fobia y más cuando los pacientes de ese dichoso lugar no eran exactamente el tipo de pacientes que comúnmente se veía en cualquier otro sanatorio.

- Naruto-kun.

La suave voz de la mujer lo sacó de sus cavilaciones, de un salto se levantó del frío sillón y vio el rostro bonito junto a la sonrisa suave impresa en los labios de la morena. La dama se acercó y posó su mano delicada sobre el hombro del rubio.

- Lamento haberte hecho esperar tanto, puedes pasar a verlo pero tendrá que ser breve.

- No importa, en realidad mientras pueda verlo… aunque sea un instante – el hombre apretó el ramo – solo quiero verlo. Shizune-san, la crisis que tuvo…

- No te preocupes por eso, es normal que tenga crisis, aunque últimamente están siendo más frecuentes pero Tsunade-sama se está encargando de controlarlo, solo necesita mayor vigilancia y medicarse un poco más – la morena veía como los ojos azules se oscurecían con sus palabras, apretó sus labios y quitó el agarre del hombro, no sabía cómo darle apoyo moral a un hombre que religiosamente iba todos los días de visita con una esperanza de mejora tatuada en la piel, agachó la mirada y fue cuando sus ojos negros se enfocaron en el bonito ramo de flores – Naruto-kun ¡qué lindo ramo!

El rubio apretó las flores y sonrió con tristeza.

- Si, por fin pude juntar lo suficiente para comprarle los lirios que tanto le gustaban, ttebayo – Naruto se rascó la nuca mientras recordaba que por las próximas semanas comería de las sobras de sus amigos.

La mujer recibió el ramo, era en verdad muy bello a pesar de que era algo pequeño, observó los ojos azules tristes y sintió remordimiento por no poder decirle el estado real del muchacho frágil a quién Naruto visitaba con fervor y le llevaba hermosas rosas y en este caso, delicados lirios.

- Te acompaño a verlo, mientras tanto vamos a ponerle las flores en su habitación.

- ¿Está de nuevo en su habitación? – el rubio suspiró aliviado al ver a la dama asentir, posó su mano en su pecho y sintió un peso menos – menos mal ya no está en ese lugar horrible donde lo recluyen cuando se sale de control.

- Ese lugar horrible como tú lo llamas es el lugar más seguro donde Sasuke-kun puede estar cuando entra en crisis, allí no puede hacer daño a nadie y menos hacerse daño a sí mismo.

Naruto bufó, la enfermera que lo acompañaba y la vieja directora podían decirle eso mil veces pero nunca lograrían que entendiera que encerrar a un paciente con los brazos atados en un cuarto blanco donde no había nada, era para su bien. No era normal y no era sano, no era por el bien del paciente, el rubio siempre pensaría que era para el propio bien de los enfermeros y doctores.

- Encerrar a alguien así me recuerda a la época medieval cuando recluían a los enfermos de peste en cuarentena, deseaban que murieran lejos sin intención de ayudarlos. Shizune-san ¿en verdad Sasuke se pone tan agresivo que le temen? – Naruto pronunció sin ver a los ojos a la dama que apretó el ramo y se estremeció.

Shizune era una enfermera con años de experiencia a pesar de su juventud, había tratado con muchos casos, desde esquizofrénicos hasta personas bipolares pero con vergüenza tenía que admitir que nunca una mirada la había perturbado tanto como la de ese muchacho pálido y delgado, la anterior crisis psicótica le había helado la sangre.

- Naruto-kun, no dudes de los métodos del hospital – Shizune recuperó su voz y su expresión de seriedad – todo lo que Tsunade-sama hace es por el bien de Sasuke-kun. No le hacemos daño y a pesar de que puedas creer que le tememos, el principal objetivo de esa habitación es evitar que él se haga daño.

Naruto suspiró y se detuvo, la mujer siguió caminando por el pasillo, se detuvo frente a una habitación, se volvió y miró los ojos tristes del hombre que estaba a un metro de ella, apretó los labios y tomó la manecilla de la puerta.

- Espera aquí, Sasuke-kun en estos momentos no está en su habitación pero quiero dejar tu regalo primero, cuando vuelva estoy segura que le va a gustar.

El rubio asintió, se recostó contra la pared y cerró los ojos, incluso el pasillo era tétrico y blanquecino, alumbrado únicamente por unas luminarias largas que estaban empotradas en el techo, su luz blanca le incomodaba, daba una sensación fría al ambiente que en las noches debía tornarse aún más gélido. Escuchaba pasos por todos lados y estaba seguro que si abría los ojos vería a enfermeras caminar con los pacientes frente a él, no deseaba ver a nadie.

Un grito lo sobresaltó, se irguió y abrió los ojos. Se tensó cuando una mujer anciana que caminaba con una enfermera rubia no dejaba de mirarlo, entendió que ella fue quién gritó, sonrió amablemente con nerviosismo pero la anciana al ver eso trató de acercarse con mayor afán, balbuceaba cosas ininteligibles mientras la mujer más joven comenzó a hablarle al oído y hacerla caminar hacia otro lado, sintió esa mirada vacía enfocada en él por varios minutos hasta que la perdió de vista.

Naruto no era cobarde pero debía admitir que se sintió perturbado.

- Listo, podemos seguir, Naruto-kun ¿Naruto-kun?

El rubio se sobresaltó al sentir la mano blanca de la morena, volvió su rostro rápidamente y al ver a Shizune se tranquilizó, la mujer lo mirada sin entender pero le esbozó una sutil sonrisa. Le indicó que siguieran caminando y así lo hizo no sin antes volverse a ver nuevamente hacia el largo pasillo por donde la anciana desapareció, volvió a escuchar la voz femenina y fue recién cuando decidió caminar y olvidar ese pequeño suceso.

- No debí haberte traído, supongo que algo te asustó – la mujer caminaba lento – pero no deberías estar tan a la defensiva, los pacientes afuera de sus habitaciones están monitoreados por sus enfermeras, es poco probable que te hagan daño.

- ¡No estaba asustado, Shizune-san! Solo que… solo que no me gusta este lugar, ttebayo – Naruto alzó sus brazos hasta ponerlos tras su nuca y hacer un mohín.

La enfermera rio y siguió su vista al frente, no lo culpaba porque el hospital era bastante antiguo y también bastante frío, las paredes blancas, los muebles viejos, los pacientes y el mismo personal era sombrío, Tsunade siempre le dijo que era normal que ese lugar diera miedo, después de todo ante sus ojos experimentados no había nada más aterrador que una enfermedad que te encerraba en un mundo de tinieblas.

Las enfermedades físicas son terribles, se necesita de mucho conocimiento para poder curarlas pero una enfermedad mental no solo es terrible sino pavorosa, si no tienes el temple necesario puedes no solo fallar en la curación sino ser parte del problema o caer en el desolado abismo de la locura”. Tsunade una vez le había dicho eso y desde ese momento no pudo sacar esas palabras de su mente, en verdad después de tantos años comenzaba a entenderla, comenzaba a entender lo pavorosas que eran esas cadenas que ataban a los pacientes de ese lugar.

Naruto vio a la dama muy callada después de esa risa extraña, quizás la ofendió pero él decía la verdad, ese lugar era peor que un sanatorio normal y lo único realmente bueno que tenía eran los enormes jardines entre los tres edificios que conformaban todo el complejo, Naruto no sabía de arquitectura pero algo le decía que esos jardines eran buena idea, le quitaban lo triste a ese lugar además de que eso debía de ayudar en algo a los pacientes.

Comenzó a buscar con su mirada a Sasuke ¿dónde estaría? Quizás sentado en el pasto como la última vez que lo vio o quizás caminando cerca a las flores de los arbustos o simplemente debajo de la sombra de las pérgolas porque se negaba a caminar en el jardín con el sol en su punto más alto. No pudo evitar sonreír, a pesar de que muchos decían que Sasuke estaba perdido en su propio mundo, él jamás dejaría de ser un maldito bastardo engreído. Nunca dejaría de ser su Sasuke ¿verdad?

El Uzumaki ignoraba lo que Shizune había comenzado a decirle y seguía con su búsqueda, odiaba que todos se vistieran de blanco ¡Eso solo complicaba las cosas! Se detuvo y fue allí cuando lo vio, sentado en una de las bancas debajo de un enorme árbol de cerezo. Naruto tembló por un instante antes de comenzar a correr hacia donde estaba la razón por la que seguía vivo, corrió hacia donde estaba Sasuke.

Su corazón latía muy rápido, su respiración era irregular y sus pasos ágiles, solo deseaba estar más cerca, más, mucho más.

 

 

 

 

 

- Supongo que no son buenas noticias – el hombre suspiró con pesadez y tomó el informe que la mujer le entregaba.

- No del todo – los ojos miel de la dama se enfocaron en el hombre cansado que ojeaba las hojas de la historia clínica de su paciente – tiene avances pero sus últimas crisis psicóticas nos han obligado a medicarlo más.

- Sigue sin recordar nada de lo ocurrido ¿verdad?

- Su memoria está bloqueada, sigo pensando que él mismo la bloqueó y se niega a recordar los hechos que desencadenaron… - la mujer interrumpió lo que estaba por decir, apretó sus manos y retomó la oración – No creo conveniente que Sasuke recuerde todo lo relacionado con los sucesos traumáticos.

La voz de Tsunade sonó dura y severa, el hombre frente a ella dejó el informe y alzó su vista hacia los ojos claros de la rubia que mantenía esa posición rígida ¿Desde cuándo estaba en esa situación? ¿Desde cuándo tenía esas reuniones mensuales con esa mujer? Todo parecía tan irreal y dantesco que por momentos pensaba que despertaría y volvería a ver la hermosa sonrisa en el delicado rostro de Mikoto, si tan solo pudiera ver nuevamente esa sonrisa su mundo volvería a cobrar sentido.

- Tampoco yo, Tsunade-sama. Mi intención es evitarle el sufrimiento pero si es necesario que vuelvan sus recuerdos estoy dispuesto a asumir la responsabilidad, Sasuke lleva 4 años internado y veo pocas mejoras – el hombre volvió a suspirar – sigue teniendo alucinaciones, brotes psicóticos, confunde la realidad, confunde recuerdos y me confunde a mí.

- Kakashi, entiendo tu impotencia pero recuerda el trauma psicológico que sufrió Sasuke ¿crees que es fácil curar a un paciente que fue sometido a tales torturas?

El hombre de cabellera plateada se sorprendió ante esa pregunta, volvió su vista hacia los ventanales de la oficina que daban al jardín en un intento fallido de ignorar las imágenes que volvían a su mente, los vacíos y tristes recuerdos de aquella noche donde Sasuke lo perdió todo e incluso su cordura.

 - Tsunade-sama ¿Qué ha pensado de mi propuesta? ¿La cree conveniente?

La mujer se sorprendió, no pensaba que eso iba en serio.

- No, no es posible. Es exponer a Sasuke y a los que lo rodeen.

- Pero puedo conseguir personal calificado así como el medicamento y cualquier instrumento necesario para simular la habitación de este hospital. Enfermeras como Shizune-san podrían aceptar dedicar su cuidado a Sasuke con un buen incentivo económico y mi atención estaría dirigida enteramente a él – Kakashi con voz suave hablaba sin desviar su vista del jardín – quizás…

- Quizás eso altere su percepción de la realidad. Alterarlo es fácil y a pesar de que contigo no muestra ningún signo de agresividad eso no es suficiente para alejarlo de los cuidados de un hospital – Tsunade suspiró y se recostó contra el respaldar de su sillón – el tipo de psicosis que padece no es tan simple ¿sabes? Sasuke parece, por momentos, completamente desconectado de la realidad.

Esos ojos negros aún estaban tatuados en sus recuerdos, Tsunade era una mujer que había visto innumerables casos de trastornos, la agresividad no era algo que la llegara a asustar pero la indiferencia en esos ojos oscuros que no reaccionaban a nada, que no parecía sentir nada le había llamado mucho la atención. La mujer creí que el problema estaba en Sasuke, en la negativa de Sasuke de salir de ese mundo de tinieblas donde probablemente no había dolor y quizás donde su familia seguía viva.

- Los medicamentos y el tratamiento están ayudando pero si Sasuke no pone de su parte todo lo que yo haga puede ser inútil. Kakashi, tú que puedes hablar con él sin que se desconecte ayúdame a que no se pierda, háblale de su anterior vida, de Fugaku, de Mikoto e incluso de… de Itachi.

El hombre se volvió y la miró fijamente, en los ojos miel de Tsunade brillaba la esperanza y fortaleza de su determinación, sonrió por debajo de la bufanda y asintió, seguiría confiando en esa mujer que era considerada como el mejor médico psiquiatra del mundo.

- Tsunade-sama – Kakashi volvió a sonreír – me gustaría ver a Sasuke antes de volver a la empresa.

 

 

 

 

 

 

 

Naruto se detuvo cuando estuvo a unos pasos de Sasuke, apretó los puños y sintió un nerviosismo que atravesó toda su columna como una corriente eléctrica que lo sacudió, quería acercarse pero también quería grabar en sus pupilas la sublime imagen del muchacho de cabello azabache con la vista perdida

Sasuke se veía igual, igual de inalcanzable y hermoso, vestía las típicas ropas blancas, sus ojos negros vacíos estaban enfocados en algo que Naruto no podía ver, se veía un poco más pálido pero esa bonita y perfecta piel se mantenía tersa a la vista como pétalo de rosa, quizás lo único que siempre le encontraba diferente era su cabello, en verdad estaba un poco largo.

Intentó hablar pero la voz se le perdió, no podía pronunciar alguna palabra.

Shizune que había estado caminando hacia ellos lentamente los vio, se acercó y notó la duda en el rostro del rubio, apretó los labios y caminó hacia donde estaba el azabache.

- Sasuke-kun, Sasuke-kun – la mujer posó su delicada mano sobre el hombro del azabache, lo movió con delicadeza y fue allí cuando el muchacho recién despegó la mirada de lo que sea que estaba captando su atención y enfocó sus ojos vacíos en la morena -¿me escuchas, Sasuke-kun?

El muchacho asintió, fue allí en que esos ojos sin vida se posaron en Naruto, la mujer lo notó y sonrió.

- Sasuke-kun, él es un amigo tuyo que viene a visitarte siempre ¿lo recuerdas?

- No

La mujer abrió sus ojos sorprendida, la voz del azabache sonó fría y sin emociones pero también sonó sincera y cortante, ella volvió su rostro, enfocó sus ojos en el rubio que parecía como si acabaran de dispararle a matar, trató de sonreír nerviosa, Naruto no se merecía eso.

- ¿Estás seguro? Debes estar confundido, Sasuke-kun, después de todo llevas días sin salir al jardín y…

- No importa, Shizune-san – Naruto la interrumpió, su voz sonaba falsamente alegre y su sonrisa era fingida – si no me recuerdas me presentaré de nuevo. Soy Uzumaki Naruto, un gusto Sasuke.

El rubio trató de mostrar su mejor sonrisa y sonar amable aunque sintiera que algo se había roto en su interior, Sasuke al parecer siempre olvidaría quién era él, por más que se esforzaba el Uchiha seguía olvidándolo ¿acaso importaba tan poco?

La mujer titubeó, se alejó del azabache y miró preocupada al rubio.

- Te dejo, Naruto-kun. Vendré en un momento, recuerda que no debes alterarlo ¿si?

La enfermera hizo una leve reverencia y desapareció, el hombre rubio suspiró y apretó sus puños, los ojos de Sasuke habían vuelto al lugar donde estaba eso que Naruto no podía ver, quería tocarlo, quería sentir esa blanca y bonita piel entre sus dedos, embriagarse en su delicado aroma y volver a estrecharlo entre sus brazos. Extrañaba a Sasuke, lo extrañaba tanto que aunque fuera patético, el solo verlo llenaba un poco el vacío de su alma pero también le hacía desear más, ese Uchiha era como una droga para Naruto, una droga de la que siempre necesitaría más y más.

- Es-es normal que no me recuerdes, llevo una semana sin visitarte pero no porque no haya querido venir, tú… tú no podías recibir visitas y siempre me dejaban afuera, ttebayo – Naruto se rascó la mejilla – Estaba preocupado pero con solo verte me siento aliviado porque sé que ya estás un poco mejor.

Naruto se sentó a un lado de la banca, sus ojos seguían fijos en el perfil bonito de Sasuke, esa nariz pequeña y respingada siempre le gustó al punto que muchas veces se ganó una patada en sus Narutitos por darle un beso allí. Sonrió con melancolía, extrañaba tanto los pequeños e incluso insignificantes momentos que vivió a su lado.

- Ahm… - tosió y trató de llamar la atención del azabache pero no lo logró, Sasuke nunca fue una persona habladora, era antisocial, indiferente, amargado y huraño pero era precisamente Naruto quién siempre logró traspasar ese muro de hielo que el Uchiha ponía entre él y el resto del mundo, el Uzumaki siempre consiguió acercarse pero ahora en verdad sentía que le era imposible.

Nada había cambiado, después de una semana sin verlo nada parecía haber mejorado. Sasuke se mantenía tan perdido en su mente que Naruto comenzaba a creer que lo tenían dopado de cierta forma y eso le impedía comunicarse. Tsunade le había dicho miles de veces que la medicación era importante pero ¿Hasta qué punto? Sasuke estaba quebrado mentalmente y eso era algo que no podía ser curado con drogas, o por lo menos eso pensaba el hombre rubio.

Volvió a enfocarse en esa cara bonita, Sasuke parecía en calma pero en un momento vio como cerró los ojos con fuerza y alzó sus manos para taparse los oídos con ímpetu y su cuerpo comenzó a tiritar. Parecía estar teniendo una crisis de pánico.

- Sasuke ¿estás bien? ¡¿Sasuke?! – Naruto se asustó, se levantó con rapidez, se puso frente al Uchiha y posó sus manos en los delgados hombros del muchacho en un intento de tranquilizarlo.

El azabache abrió los ojos nuevamente al sentir ese tacto, alzó su rostro hacia Naruto que lo veía con preocupación, el rubio no supo cómo interpretar esa mirada vacía, no había sentimientos en esos ojos negros solo un color sin vida en el que se veía reflejado. Lentamente quitó sus manos, Sasuke no quitaba la mirada del Uzumaki, había algo en esos ojos azules y en el tacto de ese hombre que lo ayudó a disolver aquellas imágenes distorsionadas que en su cabeza comenzaron a dar vueltas. No debía dejar de ver ese azul intenso porque si lo hacía muy en el fondo sabía que esas pesadillas volverían, esos gritos resonarían nuevamente en su cabeza y el rostro de ese hombre cuya risa lo atormentaba quizás apareciera en su confundida mente.

- ¿Naruto-kun? ¿Sasuke-kun?

Shizune se asombró, era una de las pocas veces que Sasuke miraba con interés a alguien y no se mostraba molesto con la cercanía, Naruto se alejó un poco más del azabache y la mujer notó que la mirada oscura seguía los movimientos del rubio. Caminó hacia ellos y se acercó a Sasuke, él dejó de ver al hombre de piel bronceada, se enfocó en la mujer y en la bandeja que traía entre sus delgadas manos.

- Sasuke-kun, es hora de tus pastillas.

En la bandeja de la dama había una jarra de agua, un vaso y dos frascos de pastillas, depositó la bandeja en la banca y tomó uno de los frascos de pastillas de dónde sacó una pequeña cápsula blanca que depositó con delicadeza en la blanca palma del Uchiha que no hizo ademán de querer tomarla, solo la veía con desinterés.

- Toma la pastilla – Shizune no perdía la vista de los movimientos de Sasuke, no debía descuidarlo, era normal que algunos pacientes escupieran u ocultaran los medicamentos pero él metió la pastilla en su boca y aceptó el vaso con agua que la morena le ofrecía, tragó y cuando terminó recibió otra cápsula un poco más grande y azul. Repitió el mismo proceso, terminó el agua y le entregó el vaso a la mujer que sonrió – muy bien, Sasuke-kun.

Naruto cruzó sus brazos con cierta molestia, no podía negar lo mucho que le preocupaba la gran cantidad de drogas que metían en el cuerpo de Sasuke.

- Naruto-kun, el tiempo de visita terminó.

- Lo sé – el rubio se rascó la nuca y sonrió con tristeza – nos vemos mañana, Sasuke, quizás no a la misma hora pero voy a venir ¡Lo prometo! – el Uzumaki apretó su puño en alto, el azabache no alzó la vista, ni siquiera parecía haberle escuchado pero Naruto no se movió, hubiera querido tomarlo del mentón y obligarlo a que lo viera o abrazarlo pero se contuvo, sabía que no debía mantener contacto con alguien que se alteraba con facilidad.

Suspiró con desdén y metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta, le hizo una mueca de despedida a la enfermera y se dio la vuelta para emprender su salida cuando vio como dos siluetas se acercaban, una mujer de apariencia joven y baja estatura, con unos senos increíblemente grandes eran sus rasgos más característicos. Ella caminaba y hablaba apaciblemente con un hombre de alto, maduro, cabellera plateada y una bufanda que cubría mitad de su rostro dejando solo visibles sus ojos negros que lo miraron fijamente cuando estuvieron frente a frente.

- Naruto ¿Qué haces acá? Deberías estar en clase – Tsunade posó sus manos en su cadera y entrecerró los ojos para escanear con su mirada al hombre rubio que estaba frente a ella y le sonreía con nerviosismo.

- Vieja Tsunade hoy… hoy no tuve clases temprano – dijo el rubio desviando la vista y rascando con su mano derecha una de sus mejillas.

- ¡Deja de llamarme vieja! Eres un mocoso malcriado – la mujer dio un paso hacia el rubio y este retrocedió instintivamente, esa mujer era conocida como la mejor médico psiquiatra del mundo pero también era conocida por el terrible temperamento que se cargaba.

- No se enfade, Tsunade-sama. Naruto solo vino a ver a Sasuke – el hombre de rostro cubierto posó su mano en el hombro de la rubia sin quitarle los ojos de encima al joven que reía nervioso – gracias por visitarlo.

- No agradezcas, Kakashi-sensei. Visito a Sasuke porque jamás podría dejarlo, ttebayo – Naruto dejó de sonreír y vio con seriedad al hombre que una vez fue su maestro.

- Lo sé – el Hatake soltó el hombro de Tsunade y caminó dejándola parada frente al rubio, pasó por el lado de este sin mirarlo, apurando el paso para encontrarse con el muchacho que era la obsesión de los dos.

Naruto se volteó, sus ojos se enfocaron en la expresión de Sasuke, esa mirada vacía cobró vida cuando el Hatake se paró frente a él, los delgados labios se curvaron en una delicada sonrisa antes de que de ellos mismos saliera una dulce palabra.

Papá”.

Se volvió rápidamente y aceleró sus pasos ignorando a Tsunade que lo vio con preocupación, no quería ver la cara bonita de Sasuke iluminada solo por ver a Kakashi, no quería que esos celos lo cieguen y lo llevaran a hacer alguna escenita que alterara al azabache, no quería ni siquiera escuchar alguna otra palabra de la boca de ese hombre y mucho menos quería volver a sentir esa amargura de saber que mientras él era olvidado día tras día de visita, Kakashi era recordado con una sonrisa en el rostro perfecto de su Sasuke.

Volvió a meter sus manos en sus bolsillos y bajó la mirada, Uzumaki Naruto en verdad no quería pensar que estaba perdiendo a la razón por la que seguía vivo.

 

 

 

 

Notas finales:

Si llegaron hasta acá ¡Gracias! En serio, me sentiría feliz de recibir algún comentario, tomatazo, crítica, sugerencia o lo que sea, todo es bienvenido (: Aunque de antemano me disculpo, estoy oxidada jjajajaja

Kyoko chan13


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