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Libro 1. Nacimiento de un pecado. por reydelosPK2

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El baile


Cual última alternativa Yuuri finalmente cedió ante las mujeres del su reino: Cheri, Anissina, Greta. Las tres podían ser muy convincentes cuando querían, más cuando se trataba de fiestas.


El trio planifico el baile. Y es que era perfecto. Todos participarían, sería un decreto que todos hombres. Mujeres, adultos, niños, ancianos… todos debían estar allí y el maou debía mínimamente bailar una pieza de diez segundos con ellos.


Los soldados comenzaron a ser cuidadosos con la entrega de los boletos y carnets de identificación, hasta se hizo un censo para garantizar la participación de todos.


-Voy a encontrarte Wolfram… - dijo Yuuri nuevamente afirmando esa promesa que hizo cuando el rubio fue secuestrado.



Dela era la hija de Greta, una chica de mediana belleza. Su cabellera castaña asemejaba a la de su madre pues era ondulada y largas hasta tocar su cintura, su piel canela como su madre y sus ojos celestes eran clara herencia de su padre. Hombre que tenía prohibido pisar Shin Makoku por su seguridad, sin duda Yuuri se encargó de dejar malos recuerdos en su memoria. El pobre hombre de carácter pacífico, un bueno para nada según Yuuri, era según todos quien más se asemejaba al maou en cuando este comenzaba a reinar Shin Makoku.


Incluso Wolfram en ese tiempo admitía tal parecido y observaba que Yuuri era más parecido a su tio Waltorana de lo que jamas hubiera pensado. Pues en celos ambos seguían el mismo comportamiento. Ambos trataban de separar a sus seres queridos de sus maridos alegando falsos y valiéndose de todo para lograr su fin.


Cuantas veces Wolfram aguanto las habladurías de su tio contra su marido. Cuantas veces su tio no trato de abrirle los ojos al rubio y hacerle comprender que todos eran mejores que Yuuri. Que el merecía algo mejor que ese hibrido, cuantas veces su tio no le trajo evidencias o sembró la duda de la infidelidad del maou. Sin duda fueron tantas que el rubio en ese entonces perdió la cuenta.


Cuantas veces Wolfram escucho a Yuuri tratando de convencer a Greta de abandonar a su novio que con el tiempo y en secreto se convirtió en su marido. Cuantas veces vio a Yuuri intentando ahogar al esposo de su hija adoptiva con sus serpientes de agua para espantarlo y obligarlo a desistir de seguir al lado de Greta. Cuantas veces Wolfram engaño a Yuuri sobre la ubicación de su hija en las vacaciones de verano para que Greta pudiera enamorar con su novio antes de ayudarlos a casarse a escondidas.


Yuuri miro a Dela y suspiro recordando esas  épocas. Ya imaginaba a Wolfram mirándolo fijamente atento listo para interrumpir si Yuuri intentaba hablar mal del esposo de Greta. Sonrió. Quizás usaría su última técnica… cuando Wolfram estaba embarazado siempre usaba sus mareos para atraer la atención de Yuuri y dejar respirar a su hija y su nieta. Sinceramente Wolfram seguía haciendo falta en cada momento de su existencia.


Dela bajo la mirada al ver  a Yuuram caminar cerca. Mientras su madre Greta y las demás nobles correteaban con los soldados y las empeladas alistando todo para el baile. Ella solo quedo paralizada mirando a su tio político. Sus mejillas se colorearon por su imaginación.


Yuuram sin desearlo volteo a verla y al saludarla, la descubrió colorada cual tomate, supuso que quizás estaba enferma.


-¿Dela?-La llamo por su nombre y se acercó a su sobrina política tocándole la frente preocupado- ¿Estas bien?-Interrogo más Dela solo salió corriendo a toda velocidad- ¿De… La…?-llamo mirándola sin comprender. Cuando eran niños solían ser tan unidos.  Después del secuestro de la madre de Yuuram su tía Greta solía venir a ver a su padre adoptivo con frecuencia y quedarse meses pues comprendía que necesitaban de su ayuda moral para salir adelante.


Si… esos años fueron sombríos. Su padre solo se perdía buscando a su madre entre los diferentes mundos. Nunca dio con él. Su abuela, tíos, Gunter y las sirvientas lo criaron.   


Ambos niños compartieron tantas cosas juntos y para suerte de Yuuram Dela era un hibrido, por tanto aparentaban similar edad, aunque claramente Dela era la mayor.


Dela corrió y corrió a toda velocidad por el reino. No pillo a su madre y no tenía intención alguna de quedarse en el palacio. No, no con esa actitud. Prefería los regaños de su madre por la noche que hacer el ridículo frente de Yuuram. Y era demasiado tonto admitir que tenía sentimientos por su tio político.


Sin percatarse choco con un hombre extraño. Un hombre bello similar a Shinou, pero esta tenia cabellera negra y sus ojos eran rojos cual carmesí. Mirándolo mejor… era idéntico a su abuelo desaparecido en sus años mozos: Wolfram


-¿Esta bien?-Interrogo el hombre de belleza descomunal extendiéndole un brazo para ayudar a levantarse, pues el golpe de ambos cuerpos solo tumbo a la chica.


-S…si- dijo Dela sin dejar de verle, realmente era hermoso, pero fuera de ser hermoso era frio… se sentía un frio. Algo que no supo explicar, solo frio, aun si el joven le sonreía amigablemente se sentía el frio helar sus huesos- gracias… - le volvió a contemplar y si… era demasiado bello, y demasiado parecido, diría idéntico a su abuelo- ¿y  usted es…?-Pregunto la chica sospechando lo inevitable: un usurpador


Sí, todos advertían que esto pasaría, más de un usurpador aparecería en el baile según los rumores avanzaran. Quizás esa era la razón por la cual Yuuri no  quería los bailes, pero el tiempo pasaba y por más que buscara no encontraba a Wolfram y este parecía no tener intenciones de dar señal alguna.  


-Wolfram von Bielefeld- Repuso el hombre con una ligera sonrisa


-jajaja- rio Dela- déjeme informarle que él era rubio y tenía los ojos color esmeralda- Dela divertida se acomodó un mechón de pelo detrás de la oreja mirándolo nuevamente- de seguro si tiñe su pelo y usa lentes de contacto… serian idénticos. Sin duda el maou caería a sus pies- aconsejo Dela- podría engañar a mi abuelo- delato su identidad como nieta del maou. Mas el moreno no abandono la sonrisa y de hecho rio más.


-Niña- dijo el apuesto joven que asemejaba su edad en apariencia- No me interesa ver al maou ahora… yo solo estoy recordando donde dejo mi corazón-concluyo y siguió su camino en dirección del bosque.


Dela le miró fijamente, algo confusa, esa frase no tenía sentido. Solo lo vio  desapareció entre los arbustos. Realmente extraño. Su aura fría, sus ojos carmesí y su pelo negro… aun así se parecían tanto a su abuelo Wolfram.


-De seguro mi abuelo lo escogería- repuso pues de todas las imitaciones que había visto hasta ese momento era la más certera y al primera que no se desvivía en tratar de convencerla de ser su abuelo adoptivo.   


Desde no muy lejos alguien más miraba fijamente al hombre de cabellera negra e idéntica a apariencia a Wolfram en sus años mozos. Euj le miraba atento al hombre que asemejaba su figura y la de su madre. De hecho fue el cruce de mirada de ambos los que hicieron que el hombre de cabellera negra abandonara sus intenciones de ir al castillo y regresara al bosque.


-Hermano-Aparecía Jue mirándolo preocupada- ¿Ocurre algo?-Interrogo mirando en la dirección que su hermano mayor miraba, mas no encontró nada


-Nada- repuso el mayor desapareciendo cual hilera de humo.


Las cosas comenzaban a tensarse y es que ese hombre no debía estar allí, no debía existir. Los pecados no debían nacer…


Recordó una conversación con su padre. Cuando un dios está a punto de morir, las energías no se acumulan más en sus esferas… Ellos ya nos e alimentan de ese poder. No… las energías se liberan y buscan nuevos contenedores.


Su padre era un dios oscuro, algo así como uno de los dioses de la guerra o el caos. Alguien que se alimentaba de la oscuridad en los corazones de los mortales. Pero sus días estaban contados por romper las reglas, sin embargo aún le quedaban algunos miles de años para estar junto a ellos.  


De los tres hijos Jue era quien más conocía  sus padres, era la mano derecha del dios. Era quien protegía a su madre al esconderse en su sombra y frenar a su padre de sus abusos contra su madre o los intentos de erradicarlo de la faz de su olimpo.


En el olimpo apareció y miro a su progenitor y este también le miró fijamente… Comenzaron a hablar.



Las personas somos chismosas. Vivimos del chisme, respiramos el chisme, nos agrada la emoción de oír un chisme, más si este puede abrirnos las puertas al cielo o las del infierno de alguien.


Recogió sus cabellos castaños y no dudo en teñirlos de dorado. Si bien varios apreciaban su belleza y era considerada una de las más bellas chicas de ese pueblo. Ahora mismo no podía darse el lujo de que la delataran. Simplemente tiño su larga cabellera y al verla que no cambiaba mucho tomo el cuchillo determinada a lograr sus objetivos. De un solo movimiento corto su pelo y este quedo cual peinado de varón, apenas si rozaba algunos mechones sus orejas.


Nació en ese pueblo de fuego y era afamada por ser bella. Sus padres murieron a temprana edad y uso su belleza para salir adelante. No fue una vida sencilla. Estaba repleta de malos recuerdos. De diversas formas de abuso. Pero aun así no se dejó caer, simplemente aprendió de ellos y convirtió su experiencia en sus armas de guerra. Cuando una amiga le comento lo que otra le dijo que escucho de una de las sirvientas del castillo rápidamente busco la foto del ex consorte del maou. Sin duda era hermoso, tan bello como ella. (Rio)


-tienes los mismo ojos- dijo su amiga animándola a intentar.


Analizo con más detalle la foto. Se miró al espejo. Si el maou buscaba a su consorte que fue secuestrado por ese dios hacía más de 85 años, ella podría devolverlo. Ella podría ser ese consorte y vivir el resto de su vida en Shin Makoku como reina y soberana.


¿No lo merecía?


Es decir, ese consorte jamas padeció pena alguna o vivió en la miseria. Solo fue un noble rico y engreído paso a ser el consorte del rey. Alguien que jamas soltó lágrima alguna por necesidad.


A su modo de ver el verdadero consorte no merecía tanta dicha. Que sabría el consorte de la vida de mierda que ellos llevaron desde nacimiento. Si bien la paz reinaba todos los reinos no significaba que la pobreza estuviera extinta. Aun había quienes la pasaban mal y esos merecían una oportunidad de ser felices. De cumplir la fantasía de los cuentos de hadas y segura estaba que de más de uno lo intentaría. El maou era un premio por el cual uno si podía jugárselas el todo por el todo.


-El baile será dentro de una semana- anuncio la otra prostituta y Ana asintió. Sin duda no sería la única que lo intentaría. Ese baile abría muchas posibilidades y quien no en todo ese reino y en los otros reinos, añoraría ser  la nueva esposa/o del maou. Del rey que trajo al paz. Del hombre que pasaría a la historia después de muerto. Una leyenda viviente. El más fuerte, el más rico… el más poderoso.


-Ana- llamo su amiga al verla distraída


-Ana ya no existe- repuso la chica mirando que efectivamente tenia gran parecido con el demonio de fuego, quizás no igualaba sus rasgos finos por ser una plebeya o su piel de porcelana, pero sus ojos verdes y sus pestañas largas se asemejaban tanto a las del ex marido del maou- llame Wolfram- rio la joven demonio de fuego. Dando gracias a su suerte de tener varias similitudes con el ex marido del maou. Ambos eran bellos, ambos demonios de fuego, ambos con la terquedad destacando su personalidad.


-necesitaras un vestido de gala- anunció su amiga, más Ana negó con la cabeza


-Recuerda que fue secuestrado por el dios- rememoro Ana tomando uno de su collares y comenzando una invocación para calentarlos cual brazas y ponerlos sobres sus muñecas marcándolas dolorosamente con marcas de grilletes delgados- alguien que fue secuestrado no va vistiendo galas. Solo busca regresar a casa- comenzaba a gimotear- ¡realmente extraño mi hogar!- lloro cual actriz profesional y su amiga comenzó a reírse a carcajadas. Confiaba  en su amiga, de verdad si alguien podía quedarse con el puesto de pareja del maou era Ana.  



-Seguro de esto- cuestiono Gwendal mirando  Gunter correteando con los preparativos de la fiesta


-Si. Al parecer a su majestad se le acabaron las ideas y se cansó de buscar por todo el reino, el tiempo se está acabando y él está desesperado- dijo Conrad a su hermano


-Una fiesta… supongo que con lo celoso que era vendrá solo para impedir que Yuuri baile con alguna mujer o varón- rio el mayor recordando como era su hermanito. Un chico celoso a más no poder. Alguien que presentía las infidelidades incluso donde no las había


-Ese es el plan- dijo Conrad- hacer que venga o traer a los hijos de Wolfram y obtener más información


-supongo que aunque Jeu sea hijo de Wolfram, un niño no es suficiente para  obtener información de esos pergaminos y del paradero de Wolfram- ambos miraron al niño que seguía metiéndose comida en la boca. Parecía jamas estar satisfecho y solo dejaba de comer cuando algo atraía su intención-  sin embargo…- Gwendal hizo una pausa y Conrad comprendió- No comprendo que le impide regresar al castillo. No es necesario que diga su identidad, pero solo con presentarse sería suficiente…


-Bueno… supongo que quizás haya hecho eso. Según el registro hay más de 40 nuevos sirvientes, más ninguno que dio señales de ser Wolfram- concluyo Conrad mirando a la servidumbre acomodar el gran salón. Y era verdad. Yuuri interrogo a cada uno más ninguno despertó sospechas alguna de ser Wolfram.


-Nada de esto tiene sentido- concluyo Gwendal molesto. Supuso que Waltorana también estaría furiosos cuando se enterrara del juego de ese dios y el mismo comenzaría a buscar a su sobrino, pues consideraba que Yuuri era un incompetente.


Pasaron unos días y Anissina corría con los últimos arreglos para la gran festividad. La ex maou y Gisela también ayudaban.


-será como los cuentos de hadas- replicaba una Greta de edad avanzada a su abuela adoptiva y sus amigas


-Claro. Ya me imagino. Yuuri tomara de su mano. Bailaran y en al verlo a los ojos descubría que es él…Él a quien ha buscado por tanto tiempo y sin duda dirá su nombre y lo besara…- suspiraban las mujeres


-¡El hechizo se romperá y vivirán felices para siempre!- replicaban al mismo tiempo soñando con la felicidad de ambos reyes. Pues se merecían ser felices.


-Nada puede salir mal esta noche- concluían las mujeres que ponían su alma en la fiesta.



Yuuri tomaba una bebida energizaste. Esa sería una fiesta larga, el festejo duraría aproximadamente cinco noches. Bailaría con todos. Hombres, mujeres. Con todos y buscaría algún rasgos que delatara a Wolfram.


Estaba tan nerviosos que tumbo su bebida. La verdad no comprendía porque Wolfram no venía a él. La duda lo carcomía. ¿Qué le costaba presentarse en el palacio como algún sirviente? Acercársele. Es verdad que debía ser él quien lo reconozca, él quien se le declare según recordaba las reglas del juego que comentaron los hijos del dios. Pero nada le costaba a Wolfram acercársele, darle pistas. Renegaba por no comprender al rubio.


Yuuri se moría de ganas de verle. De hablar con él. ¿Cuantos semanas y meses busco en el pueblo vestido de civil a su esposo?. ¿Cuantas veces no llamo su nombre sin respuesta alguna?. Ya había pasado casi medio año y nada.


Camino en dirección de las caballerizas. Estaba nerviosos, supuso que dar un paseo lo clamaría. Necesitaba dejar de pensar.


Entro a las caballerizas y descubrió al caballo blanco de Wolfram peleándose con su caballo negro. Sinceramente desde que Wolfram fue secuestrado su caballo parecía un salvaje que atacaba a todo quien intentase acercársele. A todos menos a él, Yuuram y Cheri. Incluso rechazaba al caballo negro que era su compañero desde hacía más de cien años.  


Rio por la ironía de la vida. Desde que llego a  Shin Makoku conoció el caballo blanco de Wolfram un espécimen muy peculiar. Un caballo demonio como solían llamarlo pues como los demonios poseían un tiempo de vida longevo y según su dueño adquirían una personalidad acorde a la necesidad de este. 


Rio acariciando su lomo y mirando como el caballo se calmaba. Semanas después de llegar a Shin Makoku Conrad le regalo un caballo de demonio de color negro a Yuuri, sin duda el compañero del caballo blanco de Wolfram, incluso llegaron a tener dos potrillos cuando el rubio era su prometido.


“Incluso nuestros caballos anuncian que estamos destinados. ¡¿Por qué ere tan cabeza dura y sigues negando nuestro destino?!”


Yuuri podía oír los reclamos de Wolfram cuando solo eran prometidos. Cuando aún tenía prejuicios. Cuando aún no lo amaba… empuño las manos… Su vida giraba entorno a Wolfram y los recuerdos de ambos… que su vida volvería a avanzar adelante cuando el rubio regresara a su lado.


De los potrillos que ahora eran caballos adultos de buena edad, uno que se fue entregado a Dela y el otro a Yuuram. Ambos potrillos eran negros


Miro como el caballo blanco volvía a alterarse. Nuevamente desconocía a todos y volvía a atacar al caballo negro.


-shuuu- intentaba calmarlo -calma…- le acaricio el lomo- clama…- le rogo al caballo de su esposo- él regresara pronto- anuncio cual promesa. Sin duda Wolfram debía regresar por el bien suyo, el de su familia, el de su caballo… debía volver a traerles paz con sus ocurrencias, sus celos, su franqueza.


Y de la nada el caballo simplemente se calmó. Yuuri arqueo las cejas… eso era raro.


Escucho algunos ruidos y el Maou giro y miro entrar a una persona. Era un hombre adulto, quizás uno 45 años en apariencia humana. Algo deforme por lo menos la mitad de su cara. Gordo, bajo de estatura y algo mal oliente, no por falta de aseo. Simplemente ese olor que algunas personas tiene por alguna enfermedad con en las glándulas sudoríparas.


-hola- saludo


-Maou…- repuso el hombre regordete mirándolo sorprendido. Yuuri noto su expresiones supuso que no esperaba encontrarse cara a cara con el maou. Muchos reaccionaban así pues era un hombre de fama mundial. Cual estrella de rock, más de un fanático solía desmayarse ante su presencia.


-Por favor ten más cuidado con este caballo- señalo al caballo de Wolfram y aun le miraba sorprendido pues el caballo estaba tranquilo…Todo lo contrario de hacía solo segundos. 


El hombre gordo abandonaba su expresión de asombro y miraba en silencio al maou.


-Es un buen caballo. Algo viejo pero aun de aguante-Dijo el hombre regordete molesto acercando las cubetas de alimento a los caballos. Mientras el maou seguía mirando a los caballos extrañado. Jamas se mostraba apacible con tal facilidad. Les vio devorando sus alimentos… supuso que solo estaba hambriento. Rio, por segundos creyó que quizás… negó con la cabeza. Era imposible… Ese no podía ser Wolfram, no encajaba en lo que su inconsciente buscaba, ni su físico ni su carácter.


-Cuídalo bien. Es el caballo de mi marido… estoy seguro que le dará gusto volverlo a ver cuando regrese.


Un sabor amargo sintió en su ser. Tomo ese trabajo pues fue la única forma de ingresar al castillo. Trabajaba como cuidador de las caballerizas por casi dos meses esperando ver a Yuuri. Comprendía que sus hermanos lo ignoraran y no reconocieran, eso no le importaba pues debía ser Yuuri quien lo descubriera y al fin se daba la oportunidad. Cuando lo vio su pecho se paralizo y sus ojos se abrieron a mas no poder. Seguro estaba que Yuuri lo reconocería a primera vista pero… no. Ni si quiera la calma del caballo al cual Yuuri miraba con asombro sirvió para delatarlo.


-Por supuesto…- repuso algo choqueado y nuevamente elevo la mirada hacia Yuuri que miraba con melancolía al caballo blanco. Quizás debía enfadarse con él, pero al verlo así suspiro… ya habrían más encuentros, además una fiesta estaba cerca. Era lo idóneo para pedirle al maou un baile y conversar… si lo hacían estaba seguro que tarde o temprano lo descubriría. Aún tenían tiempo, sin embargo al mirarse en el reflejo del agua de los caballos nuevamente su forma física lo intimidaban. Era feo, era gordo y Yuuri… los años solo le dieron esa apariencia de hombre atractivo y maduro- seguro estoy que el también estará feliz de verlo- concluyo y Yuuri asintió para luego retirarse, esa noche seria el baile. Wolfram también sonrió al verlo marchar.


Ambos tenían su esperanza en ese baile. Ambos deseaban que el final de cuentos se hiciera realidad y vivieran felices para siempre.



Todo se llenó de alegría al ver tantas personas y de la nada con trompetas anunciaban la entrada del maou.


Quizás el único que no se veía para nada feliz era Waltorana.


-Vamos… todos son felices. ¿Por qué no intentas sonreír?- amenazaba Cheri a su cuñado


-Bien, solo porque deseo volver a  ver a mi sobrino. Apenas lo encuentren me lo levare conmigo a Bielefeld, de donde jamas debí dejarlo salir


-Él amaba a Yuuri. Solo lo harás sufrir si al tocar nuevamente la felicidad intentas separarlos. Es amor verdadero ¿Sabes?


-Amor…-negó con la cabeza- El maou solo le hizo sufrir. Todas las desgracias de mi familia llegaron justo con ese idiota- repuso mirando a Yuuri


-Como digas… solo trata de disfrutar la fiesta- Suplico Cheri abandonándolo, tenía cosas mejores que hacer que discutir con Waltorana. Sus ojos verdes buscaban a su amigo de infancia y actual pareja: Reven



-La belleza es una virtud y una carga compleja. Puede abrirte tantas puertas y cerrarte otras…- repuso el joven de cabellera negra y ojos escarlata dentro de la caballeriza. Las ataduras del caballo blanco se soltaron, y este se le acerco y apoyo su rostro sobre su hombro recibiendo algunas caricias del extraño, pero después solo cayó al suelo muerto mientras el chillido del caballo negro resonaba en las caballerizas intentando liberarse de la soga que lo sujetaba al poste sin éxito. Su pareja de años finalmente había muerto y el hombre frente suyo era el culpable. Podían ser solo animales, pero sentían.


-la fealdad es solo el espejo de la vida que refleja la verdadera personalidad de las personas. No buscan ganar nada, por eso no esconden nada y rebela su oscuridad…- concluyo tocando la puerta de las caballerizas y estas comenzaron a quemarse con el caballo negro dentro, el cual agonizo por más de una hora en el humo y las llamas.


Elevo una mano y mariposas de fuego aparecían y al extinguir sus llamas se veían cual polillas negras que volaban al palacio.


El joven de cabellera negra y ojos escarlata giro la mirada y descubrió al dios mirándolo seriamente. Rio amigablemente antes de hablarle con simpatía


-Hola cariño. ¿Me extrañaste?- dijo al ver como el dios extendía su mano y de esta salía una espada negra. El joven simplemente desapareció antes de recibir el ataque. Aun no era el momento.


El primogénito del dios igualmente a aprecia y miraba a su padre que lanzaba un suspiro.


-Sabes lo que debes hacer- ordeno el dios para nuevamente desaparecer.



Las mariposas volaron y lentamente se posaron sobre las personas. Ana miro una de estas y esta se posó sobre su mano. Ana rio. Era bella, una polilla bella, negra como al noche, pero de alas grandes y elegantes. La polilla simplemente se hizo humo y se fundió con su persona.


Ana sintió la liberación de sus restricciones, la capacidad de hacer cualquier cosa. Simplemente se creía invencible y una ganadora destinada a tener todo lo que según ella merecía.



Yuuri miro de mala gana a los presentes. Retrocedió algo aterrado de sus súbditos y es que de la noche a la mañana la mayoría se volvía rubio de ojos verdes… Decepción. Si, era decepción… se sentía avergonzado de su pueblo y sus intereses nefastos.


-Vamos papa- animo su hijo- sabias que no sería fácil- reprocho Yuuram animándolo a sentarse sobre el trono. Mientras todos hacían fila esperando su turno para bailar con el maou.


-Esta será una larga noche…-lamento Yuuri



Jue solo miro serio a su madre con su cuerpo deforme.


-¿Cómo me veo?-Pregunto Wolfram sombrío. Pues por más que vistiera galas con ese cuerpo nada le quedaba bien


Jue rodo los ojos y suspiro.


-si él te ama debe reconocerte aun siendo el de antes o el de ahora. Si no es capaz de hacerlo, no merece el esfuerzo- sentencio la segunda hija del dios = jue. Sentía una opresión en el ambiente. Una diferente a la presencia de su padre que de la anda apareció y desapareció, Una diferente a la presencia de sus hermanos. No era tan fuerte como su padre, no era tan fuerte como Euj. Sin embargo era fría similar a la misma muerte. Incluso su padre tenía algo de calidez humana al conocer a su madre y querer a sus hijos, pero esta presencia carecía de calidez alguna.



Yuuram miro a Jeu dejar de comer y mirar serio a los invitados. Supuso que ver a tantos rubios y de ojos verdes llamo su atención y sintió que era un insulto a su madre. Así que solo le acaricio la cabeza


-Mamá solo es una- dijo orgulloso, pero el menor ni lo escucho. Solo camino recto en dirección del maou y tomo su mano.


-Ten cuidado…-susurro antes de seguir adelante. Yuuri quiso detenerlo pero no pudo. De la nada un guardia venia escoltando a su primer súbdito para el baile. Murata miro a  Yuuri y asintió para seguir al niño. Cualquier pista era útil. Mejor seguirlo y así quizás descubrir a Wolfram.


Jeu miraba las mariposas posarse sobre algunas personas. Miraba la frialdad y maldad que emitían. Las miraba fundirse sobre esas personas y su alma misma oscurecerse. Sin duda había una muy grande sobre una mujer.


Jeu sabía que esas mariposas eran malas, todo lo que cambiara el alma de una persona era malo. Pero esas mariposas le recordaban a su madre y eso atraía su atención, su madre no era fuerte. Era solo un demonio de fuego, no debería tener tal poder. No debería tener esa habilidad tan aterradora.


-Hola-sonrió Ana al menor que se le quedaba mirando serio- ¿Perdiste a tu mami?-Pegunto al chica al niño depositando una manos obre su hombro. Jeu ante tal acto simplemente desapareció. No le agradaba, ya no le agradaba sentir tales energías. Podía parecerse a su madre de alguna forma pero eran energías cargadas de muerte. No guerra, no dolor, no sentimientos sombríos… solo muerte. Y la muerte era la nada y la nada no era buena para nadie.


Murata miro a la mujer sonreír al niño y murmurar algunas palabras para luego desaparecer.


¿Era esa mujer Wolfram? Se pregunto


-si es así… no cambio mucho- dijo aliviado. Pues la única diferencia era el sexo a su parecer.



Yuuri sonrió satisfecho al oír el reporte de Murata. De hecho todos miraban a la joven que esperaba su turno para el baile. Se notaba nerviosa, se notaba ansiosa. Conrad pasó cerca de ella y noto las marcas sobre sus muñecas que encubiertas por algunas joyas aun eran visibles. Suspiro lamentando esas heridas sobre su hermanito. Y más se convencían de que era Wolfram.


-Y si la hago pasar… es decir. Sabemos que ella es Wolfram. ¿Por qué seguir con esto?- replicaba ansioso Yuuri aburrido de ser cortes con los demás. Solo quería correr donde estaba ella y verificar que si era Wolfram.


-recuerda que no puedes profesar tu amor por ella hasta no estar seguros de que es Wolfram- recordó Murata.



-su nombre-Preguntó uno de los soldados al hombre deforme y regordete


-Wa…Walter- dijo Wolfram y es que era la primera vez que le preguntaban el nombre, siempre lo llamaron gordo. Bugís…en fin un montón de motes insultantes en el trabajo.- jamas presto atención a estos, solo trabajaba con la esperanza de ver a Yuuri o su hijo. Y no podía verlo, pero ese día las cosas parecían cambiar. Ese día en la mañana hablo con Yuuri, ahora bailaría con él.


“Le llamare estúpido enclenque”


Imaginaba, pues deseaba regañarlo por no reconocerlo a la primera, pero si decía esas palabras en pleno baile… de seguro sería más que suficiente para que se diera cuenta.


Miro el número de su papelito. A este paso bailaría con Yuuri la tercera noche. De poder marcharse lo haría, era mejor estar lejos de las miradas criticonas de los bellos invitados que para su enfado se tiñeron el pelo de rubio y usaban lentejillas de contacto verde esmeralda. Incluso más de uno le insulto


-Tu no necesitas teñirte el pelo o ponerte lentillas- dijeron por el color de su cabello y sus ojos, las únicas pistas que el dios le dejo conservar- necesitas volver a nacer y rogarle al primer maou piedad para renacer como alguien aceptable


Silencio, no fue capaz de defenderse solo escuchar más y más insultos.


-Monstro…


-Debería darte vergüenza…


En fin mil comentarios que decidió obviar pues apenas bailara con Yuuri ganaría. Y todos lo pagarían. Les haría encerrar por tres noches en los calabozos por usurpadores. Planificaba su venganza. Nunca más dejaría que alguien lo lastimara. Nunca más se doblegaría ante nadie. Al fin regresaría a casa, al fin volvería a su hogar. Con su familia… a ser quien fue…


“Seré libre…” susurro feliz de no escuchar más su lado oscuro.


Pero la felicidad no estaba predispuesta a ponerse de su parte. 


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