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Entre Letras por Marieene

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Capítulo III
 
-¿Hacia dónde nos dirigimos? -No estaba seguro si alarmarse o tomar la situación con suma tranquilidad, pero de lo que sí estaba seguro era que comenzaba a meterse en un barrio suburbano al que no sería bueno entrar. Dobló en la esquina y luego otra vez buscando retomar la calle principal, no sabía a dónde ir, detenerse de seguro no era una opción y Sasuke no dejaba de hablar por teléfono, interrumpirlo parecía no ser una opción tampoco.
 
-Jūgo, “protocolo alerta”. -Dijo seriamente y Naruto lo observó de reojo, doblando en una nueva esquina. ¿Protocolo alerta? ¿Qué demonios estaba pasando? –Toma la autopista y baja en la 118. Vamos a mi departamento. -Se miraron un segundo y un extraño cosquilleo de adrenalina recorrió el cuerpo de Naruto, una situación que nunca había vivido y de pronto sintió que era parte de una persecución. La adrenalina lo hizo sonreír y aceleró hacia la autopista. Sasuke sólo elevó una ceja pero no dijo nada, simplemente se alegraba de que el rubio manejara con mayor velocidad. -No, que nos espere dentro. -continuó dando órdenes. -a Karin dile que no venga pero que controle las redes e investigue. La informática es lo de ella, que se encargue. -Luego colgó y suspiró. Guardando el celular en uno de sus bolsillos y comenzó a masajearse la cien con la otra mano. Se lo notaba estresado pero no alarmado.
 
-¿Es algo que suele suceder? -preguntó Naruto mirando por un segundo al de cabellos negros antes de concentrarse nuevamente en la ruta. Su tono tan imparcial no demostraba nada más que una simple duda. Estaba manejando tan rápido como podía, sin preocuparse de las posibles infracciones, se sentía como un adolescente. Rio para sí ante tal pensamiento. 
Por su parte Sasuke no le respondió. Se lo notaba muy atento a sus propios pensamientos, con el ceño fruncido y los labios rectos, los ojos fijos en algo imaginario y su mano derecha en el mentón. Apenas y se movía. De pronto el teléfono sonó y de inmediato lo atendió. Tras una breve pausa sólo respondió con un simple “okey” y colgó. Cuando estaban llegando a la manzana donde se ubicaba el edificio donde el joven escritor vivía, éste desbloqueó su celular y abrió una aplicación. 
 
-Mételo al garaje. -Y diciendo eso apoyó su pulgar en la pantalla del táctil y una sirena junto a un pitido regular comenzó a sonar. Inmediatamente la atención de Naruto se posó en el ruido y la luz titilante y observó cómo un portón eléctrico se abría para él. Haciendo las respectivas señalizaciones ingresó el auto y el portón se cerró tras ellos. -Estaciónalo junto al porsche. -Y así lo hizo. Ambos bajaron y fueron recibidos por Jūgo, quien los guió hasta el ascensor. 
 
-Estaré vigilando. -Informó a Sasuke. El escritor asintió y entraron al cubículo de metal. Presionó el 23 y las puertas se cerraron. El ascenso fue silenciosa, sólo se escuchaba una sutil alarma que sonaba con cada piso que cruzaban hasta llegar al último, el duodécimo tercero. Allí la doble puerta metálica se abrió y Sasuke a paso apresurado avanzó por un corto pasillo hasta una puerta de madera con el número de planta. Naruto lo alcanzó en unas pocas zancadas y con un tímido “permiso” ingresó al departamento como Sasuke le había indicado con gestos. 
 
-Ven. –Lo llevó a un comedor, el cual tenía una barra desayunador en el extremo opuesto con tres butacas altas. Justo ahí se detuvo. –Toma asiento. -Y viendo que Naruto acataba la oferta. Torció el labio en una media sonrisa. -Prepararé café. Supongo que te debo una explicación y una disculpa. -Luego desapareció por un breve momento hasta reaparecer del otro lado del desayunador, que era ni más ni menos que la cocina. Puso en marcha la cafetera y sintiendo que los ojos de Naruto se clavaban como dagas en su espalda se volteó y se arrimó al rubio. 
 
-¿Acaso debo preocuparme por algo que desconozco? -Preguntó cauto mirando el hermoso rostro del joven. No deseaba ser mal pensado, pero había terminado de alguna forma en la casa del escritor y la situación en la que se había visto arrastrado, era algo realmente sospechosa y poco normal. -Es la primera vez que me sucede algo como esto. -Comentó el mayor y pudo apreciar una sonrisa en el
otro. 
 
-Tú insististe en salir a cenar conmigo. ¿Te arrepientes? -Cuestionó irónicamente, aún con la sonrisa en su rostro. 
-Para nada…-Luego de quedar pensativo un segundo, prosiguió. –... a menos que esté en problemas legales, claro. -Sasuke se quedó serio. -¿Lo estoy? -Preguntó algo más alarmado el rubio. Y ante esa mirada azul preocupada, el menor comenzó a reír tomando desprevenido al rubio. Encantado y más enamorado Naruto se dejó llevar y soltó la tensión de sus hombros. 
 
-Se ve que se están divirtiendo. –Dijo una voz detrás del mayor haciendo que el corazón de éste saltará del susto. – Lo siento, lo siento. No quería interrumpir y mucho menos provocarte un ataque.- Se burlaba Suigetsu mientras caminaba hasta Sasuke. Éste último escuchó un leve “demonios” de parte del de ojos azules, quien tenía la mano derecha sobre su pecho. -Parece que está todo tranquilo. De cualquier forma, me quedaré dando vueltas por aquí. Descuiden, ni notarán que existo. -Con eso último le guiñó el ojo a Naruto y se fue por donde había aparecido. 
 
-Casi me mata. –Suspiró el mayor reacomodando su respiración. El joven escritor rio una última vez y aprontó dos tazas, para luego servir el café caliente, acompañando con un pocillo de azúcar y otro de leche de soja. –Gracias. Ahora, creo que es buen momento para que me expliques lo que está sucediendo. 
 
-¿Eres idiota? Acaso no es obvio. –nuevamente casi se le sale el corazón por la boca cuando Suigetsu apareció detrás de él interrumpiendo su conversación sospechosamente adrede. Naruto lo miró con seriedad y el de cabellos blancos solo rio abiertamente. –Ya hablando en serio, lo que sucede es que tú no eres precisamente el primer Romeo en la vida de Julieta. –Y con esas palabras la mente del rubio se iluminó y una alarma se encendió a su vez. Aquello significaba que había un “ex” de por medio y eso nunca era nada bueno, al contrario, la experiencia le había enseñado frívolamente que cuando había un ex involucrado, las cosas terminaban siempre mal, con alguien lastimado y no deseaba pasar por algo así. Nada bueno saldría de aquello. No quería ser él el lastimado. Involuntariamente se echó hacia atrás en la butaca digiriendo las novedades. Suigetsu se sirvió una
taza de café y se fue, dejándolos solos. 
 
-¿Tu ex te está acosando? –Cuestionó el mayor no estando seguro si quería verdaderamente saber la respuesta. Pero para su mala suerte el aludido asintió.  
 
-Algo así. Desde que terminamos hace un año atrás, no ha dejado de molestar. –Contaba con algo de fastidio en su tono y mirada. –Pero lo que tienes que saber Naruto, es que cada vez se esa volviendo más agresivo e impredecible. –Eso sí que no esperaba escuchar, observó con preocupación a Sasuke y este continuó diciendo; -Estoy seguro de que jamás me lastimaría ni haría nada que pudiera afectarme físicamente, pero sí podría herir a las personas que están cerca mío. 
 
-¿Es la chica del oro día? –Preguntó alarmado. 
 
-No. Sakura intentó ayudarme haciéndose pasar por mi nueva pareja. Pensé que podría funcionar, e incluso por un tiempo él desapareció, pero no por mucho. Cartas con amenazas comenzaron a llegar a la casa de ella, llamadas telefónicas nocturnas y escraches mediáticos. Pero poco a poco él se fue animando a más, como producir perdidas de gas en la vivienda personal de Sakura y lo último, una noche que salimos a cenar comida italiana, le incendió el vehículo. Todo era una farsa y no iba a permitir que la lastimara por eso, así que me aparte de ella para evitar más problemas. –Naruto lo miraba con ojos sorprendidos y ralamente preocupados.
 
-¿Lo denunciase? Lo que me cuentas es grave Sasuke. –El nombrado bajo la visa y terminó su café ya algo frio.   
 
-Lo hice. Tiene 6 perimetrales, pero cada vez que puede las desobedece. No hay evidencia del incendio ni de que haya entrado realmente a la casa de Sakura, por lo tano no le pudimos iniciar ninguna causa. Las amenazas no pueden ser peritadas porque son hechas a computadora. Y las llamadas telefónicas podría ser cualquiera. –Se frotó la frente buscando relajarse. Era la primera vez que le contaba aquello a alguien que acababa de conocer, con quien solo había tenido una cita. No se había percatado que el más grande se había levantado de la buraca y había caminado a su lado, para cuando lo notó físicamente, los brazos fuertes del rubio tenían su estrecho cuerpo atrapado en un cálido y reconfortante abrazo. Aquel acto tan simple le brindó una sensación de paz y tranquilidad, de calor y seguridad, sentimientos que hacía mucho tiempo no sentía con nadie. Invadido por un impulso desconocido y de su subconsciente, dejó que su cabeza reposara en el hombro del opuesto y que sus manos agarraran su espalda con firmeza, respirando él suave perfume de Naruto, mesclado con el olor de sus rubios cabellos y de la ropa recientemente lavada.   
 
-¿Te quedaras a dormir? –Dijo en un acto de debilidad del cual pronto se arrepintió. Se aparó con brusquedad y se giró para quedar de espaldas al mayor, cerró los ojos con fuerza para esconder la vergüenza que calentaba su interior como un fuego ardiente, haciendo que su rostro se iluminara con un pequeño rubor. Naruto sonrió con ternura  volvió a su lugar del oro lado de la barra de madera, no quería sobrepasarse dejándose llevar por las emociones y comprometer el momento. No estaba seguro de que fuera apropiado quedarse, principalmente porque esa había sido la primera noche que salían juntos, pero sus ganas eran más grandes. –Es lo mejor. –Carraspeó entre dientes el de cabellos oscuros intentando apaciguar la vergüenza del momento anterior. –Jūgo está peinando el área y pasará la noche vigilando. Así nos aseguraremos que no te siga hasta tu casa. Es mucho mejor que no conozca donde vives, detestaría involucrarte en su locura, en ésta locura.
 
-Supongo que de alguna forma ya estoy involucrado. Y está bien, nadie tiene la culpa. –Su instinto de supervivencia estaba fallando olímpicamente. La razón le decía, le ordenaba que se fuera, que se alejara de esa situación tan irregular y de cierta forma peligros, que no se involucrara ni un ápice más sentimentalmente con ese chico, pero su corazón no escuchaba razones ni escusas. Sasuke le había quitado el juicio racional con su persona, con su hermosura y su escritura.      
El dueño de casa no podía creer lo que estaba escuchando. Cualquiera con dos dedos de frene saldría tan prono como pudiera por la puerta principal o incluso por el balcón del edificio. ¿Tal vez era un tipo tan loco como el anterior? Y cuando miró a los ojos azules, en su profundidad  brillo, supo que no. Naruto era diferente, aún no sabía como de distinto, pero lo era y algo le decía que no lo lastimaría. Suspiró para su interior… seguía pensando que no estaba interesado en relacionarse con nadie, no necesitaba una distracción, pero aquel hombre que lo miraba con cariño, que parecía completamente enamorado hasta el puno de no importarle el pasado que lo seguía y que podía alcanzarlo, le impedía tomar la decisión de rechazarlo
.
-Dormirás en el cuarto de huéspedes. –Estaba más que claro que no dormirían juntos, ni de broma, y notando como la mirada de Naruto se desilusionaba, sonrió pícaramente y caminó esperando que el otro lo siguiera hasta la correspondiente habitación.
 
-¿De verdad? –Tanteó Naruto juguetonamente, cruzándose en el camino del más bajo. Sasuke elevó una ceja y lo aparó entrando por una puerta al cuarto de visitas. Haciendo una mueca mu aparecida a un puchero, Naruto entró también. 
 
-Es aquí. EL baño es compartido con el cuarto contiguo a este que es el que ocupará Suigetsu, pero no te preocupes, de seguro quedara dormido en el sofá. –Se giró para mirarlo a los ojos, se acercó y elevando el rostro depositó a un atónito Naruto en los labios. –Que descanses. –Disponiéndose a irse, casi cruzó el umbral de la puerta abierta cuando fue jalado del brazo con fuerza, chocando por el impulso con el pecho firme del más alto. Y sin poder protestar ni decir palabra alguna, Naruto lo agarró del rostro y lo beso con tana pasión que su mente se nubló completamente, su corazón se aceleró y sus ojos se cerraron con el deseo de no abrirlos por mucho tiempo. Poco a poco el contacto se disolvió y ambos quedaron con sus frenes apoyadas en la opuesta, sin ganas de apararse más. 
 
-Tú también Sasu, y que tengas dulces sueños. –Apresurado por ocular su rubor, el menor salió a toda prisa de la habitación, dejando al rubio solo. 
 
Naruto se tiró en la cama como acostumbraba hacerlo en su propia casa, dejando caer los zapaos por el borde. Luego se desvistió y quedando solo en bóxer se metió entre las sabanas. Había sido una noche realmente cargada, no había notado lo tensionado que estaba. Fue cuestión de minutos que, pensando en el azabache y en lo bien que se sintió besarlo, se quedó completamente dormido.          
 
Notas finales:

¿Como les gustaría que se llame el ex de Sasuke? x3


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