Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

My Name Is John Watson And I'm Not Your Husband por SweetandCoffe

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

John llega al fin a la habitación de Thorin, tocará esta vez...
O no...

Sube dos escaleras y vacila, cree que al final no fue una buena idea. Quiere volver con Gandalf. Baja dos gradas, se insulta a sí mismo y vuelve a subir dos gradas.

Pasa las dos primeras puertas y siente lo mismo; no cree que pueda hacerlo a este paso.

Seguramente Thorin ya debe de estar durmiendo, solo, supone.

Oh por todos los casos sin resolver… ¡Thorin y Bilbo están casados! ¡Claramente dormirán juntos! Y harán todo lo demás…

Un escalofrío recorre todo su cuerpo y continúa pasando puertas sin pensarlo mejor. Puede distinguir, de entre todas las puertas, la única con detalles tan meticulosos de oro debe ser la que estaba buscando.

¿Debería tocar? ¿O solo entrar?

Levanta su puño con un pequeño impulso para tocar la puerta, y termina dando media vuelta.

Se ha decido, se tomará su tiempo.

Incontables lámparas de aceite cuelgan de las paredes impidiendo que el mediano se pierda más de lo que ya está.

Regresa frente a la puerta, tocará esta vez.

O no…

No le da tiempo de pensar ni de esconderse cuando la puerta se abre sin que él haga acción alguna. Se queda paralizado, como un pingüino al saber que su muerte es inevitable.

Y su suerte le guiña un ojo al ver que no es más que el barbudo Balin tras la puerta, quien disuelve su expresión de enojo al verlo, intercambiando sus facciones a unas de total sorpresa.

“¡Bilbo!” exaspera risueño el enano. “Creímos que te habías perdido… Oh mi pequeño amigo”

Recibe el más fuerte de los abrazos, arrancándole varias bocanadas de aire. No hubo más de eso. El enano toma una frazada que resulta ser su abrigo y con un “Él está dentro” sale como si lo hubiesen llamado.

John ya no toma de mucha ayuda al enano, y se decide al fin en entrar. Cerrando la puerta a su espalda, y con la duda inicial, recorre los pequeños pasillos que seguramente llevarían a la habitación que buscaba. Se escuchaba un zumbido a lo lejos que se convierte en balbuceos inentendibles y luego en la fuerte y clara voz de Thorin

“¡Es mi decisión! ¿Me oyes?” escucha gritar, ya a una pared de la habitación.

Se alienta a continuar, aunque a pasos más lentos

“¿Qué no te he dicho yo…? ¡Qué te largues!” vocifera violento, y justo en el momento que el mediano aparece, un jarro de metal lo tiene en su trayectoria.

No está seguro si Bilbo hubiese sobrevivido a ello, pero John lo hizo. No estuvo en la guerra en vano. Tirando de su cabeza hacia abajo, el castaño pudo esquivar tal brutal ataque, volviéndose a erguir en una instante, con sus ojos desbordantes de sorpresa. La jarra ha terminado deformada gracias a la fuerza con la que fue tirada en el suelo.

Oh y ahí estaba él… Thorin.

Con una sola camisa blanca con detalles imperceptibles a su distancia, su cabellera igual de alborotada que siempre y ese ceño fruncido que solo él puede tener. Bueno, a esas alturas, parecía que habían puesto en una licuadora la intriga, la sorpresa y felicidad y se la hubieran echado en la cara a Thorin.

“Bilbo… yo… como lo siento” habla. Esta vez más tranquilo. “De verdad… creí que Balin volvía a molestar…”

El hobbit solo ríe y se deja llevar por las disculpas de Thorin hasta que este estaba a pocos centímetros de él. Deja de hablar de repente, como si esperase algo del mediano. John lo toma como una señal de que debía hablar.

“Um…” musita despacio. “Lamento haberme ido así de la nada… La verdad es que, yo…”

Thorin lo mira fijamente, como si fuera la única cosa interesante que ver en esa habitación.

“El dragón es un tema serio” termina diciendo antes de que el mayor se le adelantara en algo. En apenas algunos segundos, recibe otro abrazo. Sin embargo, este no era fuerte, ni le arrebataba nada de los pulmones. Era uno lleno de cariño y nada más.

E iba siendo verdad que Gandalf no se equivocaba… puesto que no hubo más que algunos besos en su mejilla y el rey había quedado dormido.

Le gustaba verlo dormido, su rostro sereno, como si no tuviese a todo un imperio en sus hombros; su respiración ligera, que le causaba un cosquilleo ciertas veces.

John no durmió ese día ni ningún día desde entonces con Thorin.

Quería seguir trazando las líneas de cada una de las expresiones del rey que dormía a su lado en ese momento. Le parecían hermosas y entendía por completo a Bilbo. Thorin era algo hermoso en sí, alguien quien encontraba comodidad bajo la tierra tan solo porque tenía a alguien a su lado.

Era maravilloso… como podía crear un imperio solo para dos.

El problema era que John, no encajaba en ese lugar.

 

 


 

 

 

Lamenta la tardanza con algunas disculpas, y apenas sube a su caballo, Thorin parte en el suyo haciéndole señas de que está en una carrera y que él, va perdiendo.

Apenas se han despertado y tomado el desayuno colosal, el rey ha tenido la buena idea de ir a la ciudad del Lago porque Bard le había invitado. Para ser ciertos, nunca fue bueno en eso de ir a caballo, pero hace lo que puede.

No veía a Gandalf por ningún lado en su camino de ida ni en el palacio, por lo que se despreocupó de él por ese momento.

Thorin llega con varios metros de ventaja y fresco como una lechuga. A comparación del mediano, que tiene varios problemas con ese caballo – que luego se ha enterado de que era un poni–.

Aparece frente a ellos un hombre, al cual no había visto venir, pero Thorin lucía familiarizado con él. Era notablemente más alto, pero no tenía nada en especial. Quería decir, no tenía barba peculiar o alguna parte graciosa en su cara, era un humano común y corriente.

El hobbit no tiene la menor intención de hablar la boca así que asiente a todo lo que ambos dicen, sin entender realmente.

“¿Sabes algo Bilbo?” comenta llamando su atención. “Thorin ha venido llorando conmigo como una niñita cuando desapareciste” dice el hombre, a quien llamaban Bard y recibe el más grande de los codazos por parte de Thorin –en la pierna– solo respondido por un “Auch” mezclado con algunas risas.

“Vine a por tu solemne ayuda” replica Thorin, cruzándose de brazos. “Si no querías hacerlo estaba bien”

Bard lo miró con sarcástica diversión y le susurra al mediano con intención de que Thorin escuchara.

“Luego volvió a su habitación a chillar”

Otro codazo y al fin, el hobbit ríe.

El pueblo en el que yacen se nota pequeño y humilde, con las frutas en cajas deterioradas y las casas de madera antigua; sin embargo, todos lucían felices. Nunca había oída tantas risas en su vida.

En lo que parecieron minutos, Bard ya les había invitado a una comida, que no era lo que conocía dentro del palacio de Thorin. Era más bien una cena cercana, con él y sus dos hijos. No discutieron temas que John pudiese entender en totalidad, y evadía toda pregunta sobre su comportamiento.

Después de tal comida, la gente volvió a invitarlos fuera. Se decía una pequeña feria entre todo el desastre inicial, donde la gente correteaba igual de alegres que antes. El mediano se anima de gran manera, y por primera vez en el día, logra escabullirse del lado de Thorin para explorar un poco por su cuenta.

El lugar era extenso, de eso estaba seguro, pero trataba de mantenerse en su área por cualquier emergencia.

El sol deja de ser una molestia en unos minutos, se disuelve de repente en el maravilloso fenómeno del atardecer, ya mismo sería noche y quizá todo resultaría más interesante.

Con un sonido grave, la mayoría de personas, en especial niños, salieron corriendo en dirección a la carpa blanca más grande. El hobbit con curiosidad, los sigue.

De nuevo, siendo desapercibido, logra observar todo lo que pasa allí dentro. Liras bastante elegantes siendo tocadas por mujeres de igual belleza yacían en la mitad, coreando algunas palabras que no puedo entender.

Una de ellas abandona la lira y se sienta en el centro, alentando a los niños a acercarse. La mujer sonrió, sacando un puñado de hojas de sus delicadas manos como arte de magia, cosa que los niños apreciaron entusiasmados. Ella deja su delicada sonrisa y comienza…

 “Cuentan que la magia apenas nacía en un noviembre hace mucho. Había paz, y con ella se convivía. Se podían degustar de todos los frutos y el oro se encontraba en cada rincón que buscasen… Siendo oculto de la obscuridad.

» Esto no duraría por siempre. Por culpa de la envidia, la avaricia, y la sed de poder, una bruja malvada, aún con sus poderes a medio descubrir creó un arma”.

Thorin aparece a su lado cuando la mujer exclama esparciendo las hojas con el mismo misterio,  luego, ella continua.

“Los magos guardianes de esta magia sintieron esa fuerza, e indagaron en toda tierra a esa presencia maligna que comenzaba a crecer, clavando sus raíces cual panta carnívora...”

En un abrir y cerrar de ojos, la mujer desaparece; asustando a la multitud, haciéndose que las liras parasen.

“Un dragón” exclama saliendo de la nada, volviendo a hacer que las liras sonasen. “Los magos buscaron en cielos, saquearon tierras hasta que encontraron a la bruja, la cual fue obligada a confesar el paradero de su bestia.

» Sin embargo, ella prefirió la amargura de su muerte a que ellos llegasen a descubrir su tesoro. La búsqueda apenas había comenzado con la muerte de su creadora. Nunca se descubrió el paradero del huevo que traería la desgracia hasta que nació.

» Se dice, que el dragón fue escondido en un pozo, al sur del bosque negro donde creció y se escondió por los siguientes 300 años”

Mostrando con su mano tres dedos, volvió a desaparecer para salir del otro extremo de la carpa.

“Como es sabido, el dragón despertó y se llevó la luz de Erebor, siendo derrotado por hombres y enanos… Empero se dice, que los indicios de vida del dragón, yacen como una llama ardiendo y la magia que lo ampara, se acuna en este antiguo pozo.

» Oro y gemas sin fin, seres de otros mundos y el poder de la eternidad duermen debajo de la maldita piedra, y solo la fuerza del dragón podrá despertarlos”.

Con un golpe fuerte, las liras y ella volvieron a cantar, junto con todos.

“Come un lampo di vita”.

El rey sonrió con ello, y el hobbit a su lado tuvo que procesarlo un poco.

“Thorin” llama el mediano, consiguiendo su total atención. “¿Eso es verdad?”

“Mi abuelo solía contarme aquellas cosas cuando era muy joven, y no volvió a hacerlo cuando Smaug nos había arrebatado nuestro hogar” habla pacífico. “No obstante, yo creo en la veracidad de esas palabras… Es un lindo cuento ¿no lo crees?”

Este asiente.

Si esa historia resultaba ser cierta, entonces sería su boleto de salida. Una salida oportuna, a decir verdad.

Se escabulle entre las personas de nuevo, perdiendo esta vez a Thorin, para volver donde habían comenzado. La luna lo observaba fijamente mientras cumple su cometido, zafando de sus cuerdas al primer caballo al que pudo subirse, y con toda prisa, vuelve a Erebor. No se demora en vano, sabe cómo regresar.

Esa noche, muchas cosas cambiarían. 

 


 

 

Lo ha tomado despistado, el filo de  la daga roza su cuello, y sin embargo, sigue manteniendo el contacto visual. Es una gama de azules entre ambos.

"John" susurra tratando de tranquilizarlo y apartarlo de él.

"No vuelvas a decirme así ¿me oyes?" responde, precipitado, presionando el arma. "Será la última vez que lo digo... Mi nombre es Bilbo Baggins, esposo de Thorin Oakenshield y gobernador de Erebor... ¿Dónde estoy?"

 

Notas finales:

Gracias a mi hermosa beta que he podido completar esta parte.
Graacias también a todos los que comentan y les dan sus sabrosos reviews de verdad :D.
Estaré acá de vuelta cuando menos se lo esperen...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).