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Tormenta por Momoka Yuuki

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Notas del fanfic:

¡Hola!


Nuevamente con un corto fic :)


Este One-shot pertenece al #RetoLiterario del grupo Shhh... SasuNaru NaruSasu, en el cual debía incluir tres palabras que me fueron proporcionadas, siendo las siguientes:


- Terraza


- Huracán (palabra que confundí con la misma que estoy utilizando en el título)


- Reposabrazos


Je je, en automático ya "perdí" y me gustaría corregirlo, pero tardaría otro mes para ordenar ideas y hacer algo acorde...


¡Lo siento! ú.ù


Conciencia: "Momo, debes prestar más atención, si ya conoces lo despistada y distraída que eres, ¿para qué te confiaste?"


Yo: ... (sin palabras)

Notas del capitulo:

Espero y les guste este pequeño fic, me gustó mucho escribirlo :3

Creo que con las notas iniciales ya dije todo, así que pasemos a las advertencias de siempre ^v^

- Los personajes no me pertenecen, son de Masashi Kishimoto.

- Posibles faltas de ortografía y redacción.

- Las palabras en negrita son las que pertenecen al #RetoLiterario.

- Las palabras en cursiva nos redactan el pasado.

- Letra normal, es el presente.

Ahora sí, sin más que añadir a leer!

Tormenta

Se encontraba en la terraza de aquel lujoso departamento que había comprado junto a su pareja el día en el que ambos decidieron vivir juntos, de eso ya cuatro años.

Miraba el cielo gris, mismo en el que se podían notar las densas nubes cargadas de agua, asegurando que más tarde se desataría una gran tormenta. Sus cabellos se mecían al ritmo del viento, que todavía por el momento se tornaba medianamente tranquilo y le dejaba disfrutar de la vista de aquella pululante ciudad. Soltó un largo suspiro, sin apartar su mirada de la gente que caminaba apresurada sobre las calles, anticipando los hechos por aquella tormenta que estaba a nada de caer sobre ellos, o solo porque así su rutina diaria los obligaba a comportarse siempre.

Sasuke dejó caer su peso sobre sus brazos, mismos que se encontraban descansando en el barandal que lo separaba de caer de más de treinta pisos de altura, mirando fijamente sin realmente ver nada, solo pensando lo que cada día de lluvias le hacía recordar, algo que muy en el fondo jamás superaría y esperaba “pacientemente” a que Naruto llegará con bien luego de haberse ausentado por más de una semana al tener una conferencia en el extranjero.

Las primeras gotas de lluvia se hicieron presentes, cayendo una tras otra, logrando que la gente que deambulaba sobre las calles corriera a buscar un rápido refugio o simplemente una vista de mil pálidos y oscuros colores empezaran a desfilar frente a la vista de Sasuke, al abrir cada quien su paraguas, mientras que este se mantenía inmóvil en su lugar, dejando que aquella fina capa de agua empezara a cubrir y empaparlo poco a poco. Levantó su vista hacia el cielo, viendo como las nubes empezaban a ponerse de un color más oscuro y girando todas en conjunto hasta ir formando una sola nube que presagiaba lo que más temía, una tormenta eléctrica. Y a pesar de ello, no se movió de su lugar.

La lluvia se volvió más intensa, aquella vista de colores había desaparecido por completo y solo se podía escuchar la lluvia caer y el crujir del cielo. Su mirada seguía fija hacia la acera, mientras mil imágenes pasaban delante de sus ojos, recuerdos dolorosos, que a pesar de haber asistido con un psicólogo por tanto tiempo, jamás pudieron ser neutralizados por completo.

El noticiero de la mañana había pronosticado una gran tormenta en la costa este del territorio japonés, recomendando que todos se mantuvieran alejados de las costas y resguardados en sus viviendas en caso de que aquella contingencia evolucionara para pasar a mayores. A pesar de solo contar con cinco años, Uchiha Sasuke sabía que a pesar de todo estarían él y su hermano seguros, ya que su residencia quedaba dentro de la prefectura de Nagano, recordando cómo una vez su hermano le había mostrado un mapa. Todo hubiera surgido con tranquilidad, si no hubiese visto la expresión preocupada que mostraba el mayor en esos momentos y con el teléfono inalámbrico en mano.

— Ita-nii, ¿pasa algo malo? —se atrevió a preguntar, ya que su hermano para él y delante de él siempre mostraba una pequeña y cálida sonrisa, misma que notó como trataba de formar, mostrando nada más una mueca.

— No te preocupes, todo estará bien Sasu — su hermano le había rodeado con un abrazo en el cual había aplicado bastante fuerza, sintiendo también que aquellas palabras que le había dicho hace nada las había pronunciado, pero a sí mismo.

Luego de aquel suceso, los días seguían transcurriendo y la expresión de su hermano mayor no había cambiado, al contrario, se le mostraba más estresado y desanimado, además de que sus padres no habían llegado de su supuesto viaje de aniversario. Pero aquel sentimiento de incertidumbre aumento luego de que su “nii-san” recibiera una llamada y terminara devastado al finalizarla.

Sin ni siquiera pensarlo corrió a abrazar a su hermano y preguntarle de nueva cuenta que ocurría, al igual del porque sus padres todavía no llegaban a casa, recibiendo en su momento un fuerte abrazo como respuesta.

— Sabes Sasu — comenzó diciendo Itachi, mirando fijamente a su pequeño hermano y esbozando una pequeña sonrisa— recuerdas que un día mamá nos dijo que todos nuestros antepasados nos observaban desde el cielo, convirtiéndose en aquellas brillantes estrellas— espero a que el menor asintiera, con ojos brillantes y con las mejillas levemente sonrosadas por la emoción — pues ahora mamá y papá ya están con ellos.

— Eso no es cierto —dijo Sasuke inflando sus mejillas infantilmente y reprochándole con la mirada — mamá dijo que eso ocurre cuando uno ya está viejito — se cruzó de brazos sin dejar de ver a su hermano.

— Tienes razón — soltó un corto suspiro— ¿recuerdas el día de las noticias cuando anunciaron la tormenta? — vio como el menor asentía, sin deshacer el puchero de su rostro — mamá y papá habían ido a un crucero y aquella tormenta arraso con el barco en el que ellos viajaban — ahora Itachi vio como el rostro de su hermanito se transformaba en uno de incertidumbre— por ese motivo, ahora ellos están en el cielo con toda la familia.

Sasuke a pesar de ser muy joven, entendía al menos un poco lo que significaba la muerte. Negándose a creer lo que su hermano dijo, se levantó corriendo y fue a encerrase en su habitación. Ahora comprendía el porque la tristeza de su hermano, pero más triste se sentía él al no haberse despedido correctamente de sus padres luego de haber hecho una rabieta al querer ir con ellos.

Su cuerpo estaba completamente empapado y la lluvia no daba indicios de querer parar pronto, al contrario, esta apenas estaba comenzando. Su cuerpo titiritaba levemente, pero aun así no hizo mella por moverse o regresar al calor de su apartamento. No lloraba, al menos eso era lo único que habían conseguido aquellas sesiones, remover un poco el sentimiento de culpa que todavía laceraba en lo más profundo de su alma. Volvió a levantar su vista hacia el cielo, esbozando una pequeña sonrisa, recordando como Itachi había peleado con uñas y dientes para que no los separaran aquel día en el que ambos fueron trasladados al orfanato.

— Nunca voy a dejarte— fue lo que dijo Itachi, mientras le tomaba de la mano y ambos caminaban hacia las habitaciones que al parecer a partir de ese momento ocuparían— pase lo que pase, solo nos tenemos a nosotros.

Sasuke solo atino a asentir, pegándose más al cuerpo de su hermano. El mayor le había dicho que en ese lugar convivirían con otros niños que al igual que ellos se habían quedado sin sus papas o probablemente nunca los conocieron, pero que por el momento iban a tener un techo en donde vivir. Su curiosidad de niño le quería hacer las preguntas del porque no se habían quedado con la familia de su tío y del porque se había peleado con ellos, pero al ver tan serio a su familiar prefirió esperar hasta que este se lo contará.

De repente dejo de sentir como el agua impactaba sobre su cuerpo, escuchando ahora también el sonido ampliado del agua impactando sobre una superficie. Abrió sus ojos, ya que los había cerrado al recordar a su querido hermano, y levantando un poco su vista notó como un paraguas color azul marino le cubría en su mayoría.

— No puedo dejarte solo un par de días, porque lo único que logras es querer enfermarte, ttebayo — sin importarle mojar su traje al atraer a Sasuke a su cuerpo, Naruto lo estrecho entre sus brazos, sabiendo lo que en su mayoría de veces ocurría con Sasuke cuando se encontraba solo en casa con aquel clima— vamos dentro, ¿sí?

Dócilmente Sasuke ingreso al fin al calor de su apartamento, viendo como su rubio iba directo a la habitación al parecer por unas toallas. Frunció el ceño, lo último que le gustaba era verse débil y vulnerable ante los demás y eso incluía a su pareja. Sin esperar a que esté llegara a la sala, inmediatamente se dirigió al cuarto de baño. Se quitó la ropa empapada, depositándola en el cesto de ropa, ya más tarde la pondría a lavar. Abrió la llave del agua caliente seguida del agua fría, esperando a que el agua se templara, ingresando casi inmediatamente a aquella ligera cortina de agua.

Mecánicamente empezó a ducharse, mientras que nuevamente se volvía a perder en sus recuerdos.

— ¿Por qué aquel día peleaste con el tío Obito? —ya sin poder esperar un día más, Sasuke pregunto al mayor mientras ambos, junto con otros niños limpiaban una de las habitaciones que compartían, viendo solamente como su hermano soltaba un corto suspiro.

— El tío es joven y no quiere nuevas responsabilidades— dijo tranquilo, esbozando una sonrisa y alborotándole los cabellos al menor— pero vas a ver que no estaremos mucho tiempo aquí.

El pequeño Uchiha no había comprendido a que se refería con “nuevas responsabilidades” si siempre su tío había sido amable con ellos, además de que no había escuchado muy convencido a su hermano con lo último dicho.

— No pienses tanto, ototo —escucho divertido como el mayor reía ligeramente— que me sorprendes con tanta seriedad.

Inflo sus mejillas fingiendo molestia, aunque realmente no se había sentido ofendido de ninguna manera, al contrario, le hacía feliz ver a su hermano contento y más relajado. Ignorante completamente a su realidad.

Ahí fue en donde conoció a Naruto, un niño rubio con tres marquitas, figurando bigotes en cada una de sus mejillas, dándole un aspecto adorable y a la vez rebelde. Era un niño problema, así lo catalogo en cuanto lo vio, siempre haciendo travesuras y siendo reprendido más de varias veces al día por cada uno de los cuidadores del lugar. Siempre pensó que ese niño de la misma edad que él, era alguien molesto pero feliz, demasiado feliz al verle siempre sonreír por todo, nunca lo había visto quejarse ni llorar por nada, hasta una noche de lluvia.

— ¡A ti nunca te quisieron! —exclamó un niño, con un tono de absoluto desprecio.

— Por eso te abandonaron en cuanto naciste —ahora fue una niña quien continúo.

— Eres un estorbo, por eso nadie te adopta— volvió a añadir el primer niño— nadie te va a querer, fenómeno.

Ambos infantes de aproximadamente nueve años, rieron al ver la mueca que había hecho el pequeño rubio, observando como con sus manitas trataba de limpiar las lágrimas que querían deslizarse sobre sus mejillas.

— No seas llorón Uzumaki— empujo el mayor al más bajo— mejor acepta que nadie te va a querer.

La niña apoyo las palabras de su compañero, burlándose del rubio hasta que este salió corriendo de aquella habitación, golpeando levemente el brazo de Sasuke al haber pasado corriendo sin fijarse. Uchiha alterno su mirada entre el rubio que se estaba perdiendo a través del pasillo y los niños que seguían riéndose por el dolor ajeno. Soltando un pequeño bufido corrió en dirección a aquel niño rubio.

Logro ver como Naruto había ingresado al baño, encerrándose de inmediato. Cuando llego al cuarto de baño escucho claramente los sollozos que el menor emitía, eran tan tristes que a él también le dieron ganas de llorar. “¿Yo pensé que siempre eras feliz?” se preguntó interiormente Sasuke, “Creí que todos eran tus amigos”. Sin atreverse a tocar la puerta al no saber qué hacer o decir, se sentó en el suelo, recargando su espalda en la puerta del baño, escuchando los balbuceos y sollozos que emitía su compañero, acompañados del crujir del cielo al estar lloviendo.

Los toques de la puerta lo volvieron a sacar de sus recuerdos, cerrando las llaves del agua y tomando la toalla para secarse y colocársela encima. Salió del cuarto de baño, viendo como Naruto le miraba preocupado y a la vez recriminatoriamente, dedicándole solo una pequeña sonrisa mientras se dirigía a la habitación de ambos a ponerse algo de ropa. Notó como su Naruto dejaba salir un poco de aire entre sus labios y negaba suavemente con la cabeza mientras caminaba hacia la cocina.

Nunca le llego a pasar en mente que Naruto iba a ser parte esencial en su vida. Desde aquel día ambos se volvieron amigos, para después volverse inseparables. Se enteró también del porque la mayoría de los demás niños insultaba al rubio y era por aquellas curiosas marcas de nacimiento, creyendo ingenuamente que era un descendiente de algún demonio y que por eso sus padres lo habían abandonado en el orfanato. Recordar aquello todavía le deja un mal sabor de boca.

— Sasuke, mañana va a venir una pareja a visitarte exclusivamente a ti, así que pon tu mejor sonrisa y esperemos a que en esta ocasión te adopten— con voz dulce y calmada, Shizune, una de las cuidadoras le dijo a Sasuke eso.

Por inercia Uchiha asintió, dando la media vuelta y regresando a tomar las clases que ahí mismo les daban. Ya habían pasado cuatro años desde que llego a ese lugar junto a su hermano manteniéndose siempre juntos y evitando siempre aquel proceso; la adopción. No es que estuvieran en contra ni nada por el estilo, pero era siempre a él quien aquellas parejas siempre escogían, ignorando por completo a su hermano, justificándose que él ya era un adolecente. Con ayuda de su rubio amigo hacían de todo para evitar que una de esas personas se lo llevara.

— Mañana va a venir otra pareja— empezó diciendo Sasuke, sentándose en el borde de la cama de su hermano mayor, mismo que ya ocupaba otra habitación al tener los quince años.

— Será mejor que esta vez no lo pongas difícil— sonrió Itachi, al parecer recordando cada una de las travesuras que su hermanito elaboraba junto con el otro niño.

—Pero yo no quiero irme de aquí sin ti y sin Naruto— dijo con cierta tristeza, después de todo el tiempo de estar residiendo ahí, sabía cómo se manejaban en su mayor parte el proceso de adopción.

— Es lo mejor Sasuke— su voz había sonado seria, pero era necesario para que su hermano menor entendiera que tendría una vida mejor fuera de ese lugar, lugar en donde escaseaba constantemente la comida, no había los recursos suficientes para todos y tenían que compartir materiales. Al menos les daban educación, pero sabía que si su hermanito seguía creciendo en ese lugar más difícil tendría las oportunidades de salir— y creo saber que lo entiendes perfectamente.

Fue todo lo que había dicho su hermano, importándole poco su seriedad. La pareja llego al día siguiente y obviamente con ayuda de su rubio amigo logaron espantar a aquella pareja que se lo quería llevar. Los días siguieron transcurriendo tranquilamente, hasta que tiempo después ocurrió lo que jamás pensó.

— ¡Naruto, por fin serás adoptado! — emocionada menciono Shizune, esperando ver una reacción positiva del pequeño rubio que jugaba en la cancha con su azabache amigo.

— ¡No quiero! —fue lo que atinó a decir Naruto, tomando la mano de Sasuke y alejándose de la mujer.

— ¡Esta vez no tienes escapatoria! — grito la pelinegra al ver como los menores corrían alejándose de ella.

— ¿En verdad no quieres que te adopten? —cuestionó Sasuke una vez que estaba lejos de su profesora— si es lo que siempre habías deseado.

— Ya no dattebayo— esbozo una pequeña sonrisa— porque si me voy ya no estaríamos juntos como ahora.

El azabache se sonrojo levemente, bajando la mirada al no soportar la de su amigo en su persona. No entendía porque aquellas palabras logaron que su pequeño corazón bombeara y saltara de alegría, sintiendo como la mano ajena tomaba la suya, reaccionó, enredando sus dedos y tomando asiento debajo de aquel árbol, mirando el cielo y perdiéndose cada quien en sus pensamientos.

El rugido de un trueno y la resplandeciente luz que ingreso por la venta, de nueva cuenta lograron sacarlo de sus pensamientos. Ya había terminado de cambiarse, colocándose algo cómodo y caliente para recuperar totalmente la temperatura de su cuerpo. Salió de la habitación, viendo como su pareja estaba sentado en el sofá individual, demasiado concentrado en su agenda electrónica, además de que una taza de café se encontraba reposando sobre la mesita ratona de centro. Caminando tranquilamente hacia el varón, Sasuke se sentó en el reposabrazos del sofá, mirando como al parecer el blondo terminaba de ajustar algunas cosas.

— Sasuke— susurró Naruto al sentir como el azabache tiraba levemente de sus cabellos, al parecer jugando con sus mechones rebeldes— ¿mejor?

Esbozando su característica sonrisa prepotente y viendo como su pareja giraba en su dirección para verlo directamente a los ojos, dejó todo movimiento con su cabello — no sé a qué te refieres, dobe.

Sus azules ojos titilaron de la emoción y una amplia sonrisa decoró su rostro. Sin pensar, Naruto atrajo al azabache hacia su cuerpo, logrando que este trastabillara y quedara sobre sus piernas en una posición algo incomoda. Tomando las caderas del moreno, lo obligo a que se sentará correctamente sobre su regazo y recargará su cabeza en su pecho. Sasuke ante tal acción, solo atino a cerrar los ojos, aspirando la fragancia de su amado y escuchando el tranquilo palpitar de su corazón, olvidando momentáneamente todo a su alrededor.

— ¡No! Yo no me voy a ningún lado— Uzumaki gritaba, negándose a irse con el hombre que indicaba sería su nuevo tutor— yo ni siquiera lo conozco.

Naruto pataleaba, agarrándose fuertemente del marco de la puerta al ser tirado para que se marchará con aquel hombre mayor de larga cabellera color blanco. Sasuke miraba a través de la ventana todo lo que hacía Naruto para evitar que se lo llevarán, no entendiendo por qué si ni siquiera su amigo había pasado el proceso de selección y visita que los adultos tenían en un inicio.

— Debería dejar de resistirse— escuchó como le dijo su hermano mayor— no hay nada ni pero que valga.

Sasuke levantó su vista, dirigiéndola hacia Itachi, que se mostraba inexpresivo ante el escándalo que estaba provocando el blondo — ¿por qué? —preguntó temeroso ante la respuesta que le daría su hermano.

— Es obvio que aquel señor es familiar de Naruto, por ello no necesita de trámites innecesarios para llevárselo, solo documentación básica— explico simple el Uchiha mayor, sin dejar de mirar a través de la ventana que los separaba de aquella oficina.

— ¡Sasuke! — el nombrado escucho como Naruto gritaba a todo pulmón su nombre, corriendo hacia él, sin importarle la cara de desaprobación por parte de Itachi.

— Naruto…— en cuanto llego a con su amigo, el azabache vio como al parecer le habían aplicado algo al rubio para que se calmara, ya que se había quedado quieto a un lado de la persona y con la mirada hacia el piso. Angustiado corrió hacia su dirección.

— ¿Qué le hicieron a Naruto? —pregunto alterado Uchiha, mirando a Shizune y exigiéndole respuesta con la mirada, la mujer solo le dedico una triste sonrisa.

— No te preocupes Sasuke, Naru va a estar bien. Solo le aplicamos un ligero somnífero para que se calmará— vio como la expresión del moreno se tornaba preocupada— antes de que caiga rendido, ¿por qué mejor no te despides de él?

Dejó de prestarle a tención a la morena en cuanto cayó de nueva cuenta a su realidad, viro su cabeza en dirección a su mejor amigo, notando como poco a poco empezaba a derrumbarse, sosteniéndose de la ropa del hombre para evitar caerse, luchando contra la somnolencia.

— Sasuke, lo siento ‘tteba— escuchó como se disculpaba el rubio— no fui capaz de quedarme a tu lado.

— Esta bien dobe— trató de sonar indiferente Sasuke, pero las lágrimas que estaban a nada de salir y su temblorosa voz le impidieron hacerlo correctamente— solo prométeme que te mantendrás en contacto conmigo.

Con algo de esfuerzo, Naruto levantó su mirada y ampliando su sonrisa y haciendo un ligero asentimiento de cabeza, acorto la poca distancia que había entre ellos, obsequiándole un abrazo.

— Lo prometo, dattebayo — se separó lentamente y al sentir como el mayor le empezaba a tironear del brazo suavemente para que no cayera, le dio un corto y casto beso en los labios al azabache.

Las mejillas de Sasuke se pintaron de carmín, y sus ojos se habían abierto desmesuradamente de la sorpresa, todo ruido o exclamación desaparecieron, observando solamente como su amigo se desvanecía lentamente y era cargado por el hombre de larga cabellera blanca. Observando también como lo subía al parecer a su vehículo y se marchaban lejos del orfanato. Salió de su trance cuando su hermano mayor lo zarandeo, parpadeando varias veces consecutivas y levantando su vista hacia el cielo, observando lo claro y despejado que se encontraba aquel día, así como también el clima era cálido, cálido como aquel sentimiento que surgió luego de ver partir a su amigo.

Naruto estaba concentrado acomodando los últimos detalles del reporte de la conferencia a la que había asistido, sintiendo solamente el acompasado respirar de su pareja. Sabía que Sasuke ya había superado en su mayoría todo aquel trauma que siempre relacionaba con un día de tormenta, pero parecía siempre quedar en una especie de trance cada vez que se encontraba solo, decayendo de nueva cuenta y culpándose de todo como antaño. Afortunadamente ahora simplemente con su compañía su moreno volvía a sonreír, justamente como lo estaba haciendo en esos momentos.

— ¿Qué piensas teme? — dijo alegre Naruto, dejando la tableta sobre la mesita y mirando divertido al moreno.

Sin abrir los ojos o si quiera moverse, Sasuke habló— estaba recordando aquel día en que te vi por última vez en el orfanato.

— ¡Oye! Ese no es motivo para estar feliz— hizo un puchero Naruto, escuchando una suave risa del azabache— no sabes lo feo que se siente ir perdiendo tus fuerzas luego de una punzada.

— Serás dobe— otra risilla emergió de Sasuke— pero no me refería a eso… —“aquella vez, nos dimos nuestro primer beso” a completaba siempre Sasuke en su mente, ya que al parecer Naruto lo había olvidado a causa de aquella droga que le inyectaron, no le molestaba, al contrario, lo guardaba como un lindo y valioso recuerdo para sí mismo— creo que esa ocasión, fue la única vez en que estuvo completamente soleado y despejado.

Uzumaki le obsequio un beso en su frente, viéndolo con ternura y apresándolo entre sus brazos, obligando al azabache a que ocultara de nueva cuenta su rostro en su amplio pecho. Era totalmente consiente del porque Sasuke odiaba los días de tormenta, porque al contrario de otras personas que disfrutan aquel clima para pasar un día relajado en compañía de sus seres queridos o simplemente para relajarse un tiempo a solas, el azabache no podía evitar relacionarlos con cada una de sus “desgracias”, los momentos más tristes de su vida han pasado siempre en un día de tormenta.

“Eres especial” aquellas palaras no las podía sacar Sasuke de su cabeza. Itachi le había dicho aquello luego de haber visto el beso que hubo entre ambos, sonrojándose al recordar aquello. Especial, ¿en qué? Seguía sin comprender, pero a sus cortos nueve años no quería darle demasiadas vueltas al asunto, tratando de rehacer su vida en el orfanato al ya no estar su mejor amigo en el mismo.

Naruto había cumplido, al menos una vez cada quince días le mandaba una carta, relatándole en ellas cada una de sus aventuras fuera, conociendo el nombre de su tutor, que resultó ser su padrino y fue por ello que había ido por él. Sasuke se sentía feliz y dichoso al recibir y mandar una carta a su amigo. Aunque al pasar el tiempo, está empezaron a ser menos constantes hasta que finalmente un día jamás volvieron a llegar.

— ¿Será que Naruto ya se olvidó de mí? —cuestionó un Sasuke de once años a su hermano de diecisiete.

— No lo sé— se levantó de hombros Itachi, restándole importancia— mejor dejemos el tema por olvidado y pasemos a algo importante.

El menor de los Uchiha frunció el ceño ligeramente, su hermano cada vez que tocaba el tema de Naruto se mostraba evasivo y serio, cambiándole el tema y creyendo que él tenía mucho que ver con ese asunto.

— No te molestes Sasuke— volvió a hablar Itachi, mientras tomaba asiento en una de las sillas que se encontraban dentro de la habitación— sabes que cualquier cosa pudo haber pasado— esbozo una pequeña sonrisa— no te preocupes, yo sé que en algún momento lo volverás a encontrar.

Con ojitos expectantes, Sasuke asintió, mirando fijamente como el mayor le sonreía débilmente y con un gesto le indicaba que se tomara asiento en una de las camas, acción que acató de inmediato.

— ¿Qué es lo importante que ibas a decirme? —cuestiono el menor, notando como el contrario meditaba seriamente.

— En sí, son dos cosas— con los dedos de su mano derecha recalco la cantidad— por ello es mejor dejarlo claro de una vez— Itachi vio cómo su menor levantaba su ceja, reflejando duda— ¿recuerdas cuando te dije que eras especial? — Sasuke asintió, un poco emocionado porque al fin su hermano iba a darle el verdadero significado a esas palabras— son pocas personas que poseen ese don, y afortunadamente tú eres uno de esos pocos en poder dar al mundo una nueva vida— el mayor sonrió, notando como la cara de su hermanito reflejaba entre sorpresa y duda, al parecer negándose a creer lo que le había dicho.

— No entiendo— fue lo que dijo Sasuke, negándose a aceptar lo que el mayor le dijo— se supone que son las mujeres que pueden dar vida, no los hombres— cruzo los brazos y miró mal a su hermano— a eso te refieres a ¿especial?

— Sí, ¿acaso nunca te preguntaste porque nunca estuviste en el mismo cuarto junto a Naruto y los otros niños? —le cuestiono Itachi, notando como Sasuke asentía débilmente— te dije que son pocos, pero tampoco eres único, con los niños que estuviste conviviendo son iguales a ti, así que no te sientas mal ni excluido, por favor.

Sasuke bajó su mirada hacia su regazo, mientras se ponía a meditar y repasar lo que el mayor le dijo. Ahora comprendía muchas cosas, desde nimiedades que le molestaban por omitirlo en ciertas actividades. No es que le molestara que Itachi luego de casi dos años se lo aclarara, pero se le hacía extraño del porque ahora volvía a sacar el tema.

— ¿Por qué…? —no pudo siquiera preguntar cuando Itachi le indicaba simplemente con una negación que no dijera nada, guardando silencio a lo que su familiar fuera a decirle.

— Todas las respuestas respecto a tu condición las irás conociendo poco a poco en la escuela— sonrió— me gustaría compartirte ideas y experiencias, pero desafortunadamente no soy “especial” y solamente podría orientarte con teoría, aunque siento que no soy precisamente el indicado para decírtelas— sus mejillas ligeramente se habían coloreado de carmín, pereciéndole divertido de cierta forma a Sasuke— y no es gracioso— añadió al ver como el menor quería reír— debes cuidarte y no solo físicamente.

El Uchiha menor asintió, mirando todavía expectante al mayor, notando que al parecer la segunda cosa más importante le estaba costando como decirlo— ¿recuerdas aquella vez que te dije que era mejor que fueras adoptado? — espero a que el menor asintiera para proseguir— espero que en esta ocasión no te niegues ¿bien?

— ¡No! Yo no quiero que me adopten— exclamó Sasuke— no quiero que me separen de ti, dijimos que íbamos a estar siempre juntos.

— Y siempre lo estaremos Sasuke— la voz de Itachi era calmada, aunque se podía apreciar un ligero tinte melancólico— aunque tengamos que separarnos en algún momento.

— ¿Qué quieres decir? —su voz había sonado un poco temblorosa, temiendo a lo que fuera a decir su querido hermano.

— Sasuke, mi tiempo en el orfanato ha terminado— sentenció Itachi, sin vacilaciones— no he sido adoptado totalmente, pero por parte de la institución que me recomendó, por mis logros académicos me ofrecieron la oportunidad de estudiar en Londres hasta concluir mis estudios universitarios— a pesar de ser una gran noticia, no había emoción en la voz de Itachi, al contrario se podía percibir lo difícil que le era tomar esa decisión, ya que no sabía si volvería a tener algún contacto con su hermanito, aunque realmente todo lo estaba haciendo por él, ya que una vez cumplida la mayoría de edad y con un  trabajo estable podría tomar la custodia del menor— deseo algo increíble para ambos y siento que haciendo esto, estoy tomando la decisión correcta.

— Pero prometiste no alejarte de mi lado— con las lágrimas amenazando por salir de sus ojos y con la voz entre cortada, Sasuke miro tristemente a su hermano— ¡Lo prometiste! —alzó la voz al no oír respuesta del contario.

— Te quiero Sasuke— Itachi se levantó de su asiento para ir abrazar a su hermanito, mirándole fijamente después— esto es por los dos— limpio las lágrimas que se estaban deslizando sobre las mejillas del menor, juntando su dedo índice y medio, dándole un ligero golpeteo en la frente, juntando su frente poco después— la próxima vez que nos reunamos será cuando al fin podamos de nueva cuenta estar libres de este lugar.

Sin añadir algo más, Itachi salió de la habitación, dejando a un Sasuke que tristemente analizaba todo lo recién dicho. Escuchó como el crujir del cielo acompañaba también el sonido de su corazón que poco a poco empezaba a quebrarse por aquel sentimiento del abandono. Primero sus padres, se iban y le dejaban solo en compañía de su hermano, luego Naruto, su mejor y único amigo en aquel lugar también lo dejo solo, además de que había dejado de enviarle aquellas cartas que le dejaba una cálida sensación en su pecho. Y ahora su hermano, la única persona que todavía permanecía a su lado, también lo dejaba solo. Las gotas de lluvia empezaron a caer, de la misma manera en la que Sasuke dejo que el llanto hiciera de la suyas con él, dejando que sus sollozos fueran silenciados por el crujir del cielo y el tiritar de su cuerpo fuera el pretexto del aire que se colaba entre las ranuras de las ventanas.

— ¿Tienes frío? — cuestionó Naruto al sentir como su azabache temblaba ligeramente y negaba con la cabeza al mismo tiempo y buscaba acurrucarse lo más posible en él— bien…— el rubio no agrego más, sabía que eso conllevaba estar con Sasuke cada vez que recaía, volviendo a tomar su Tablet continuo con su reporte.

Mientras tanto, Sasuke buscaba el calor de Naruto, quería sentir que su presente no era solo una obra de su imaginación y que se encontraba solo, en aquella oscuridad que le fue envolviendo poco después de que su hermano se marchara y fuera adoptado.

No paso ni una semana cuando Itachi por fin se fue del orfanato a cumplir sus “metas y objetivos de vida”, palabras sin sentido para Sasuke en ese entonces.

Estuvo alrededor de un año más, hasta que su tío Obito se presentó en el orfanato, adoptándolo como su hijo. Eso a Sasuke no le pudo haber caído de maravilla, ya que al menos no le tocó irse con un desconocido, aunque aquella ilusión termino por romperse luego de que estar conviviendo con su tío en menos de un mes.

Obito ya era un hombre hecho y derecho, estaba casado con una linda mujer de cabellos castaños de nombre Rin que, al no poder haber tenido hijos, el Uchiha mayor decidió ir por su sobrino, al menos para así mantener un poco contenta a su mujer. Algo que en definitiva no había funcionado.

— Yo te dije que quería un bebé, un niño pequeño el cual dependiera de mí, no…— casi desde que llego ese era el discurso que lanzaba la mujer a su marido, Sasuke solo se mantenía encerrado en la habitación que le habían asignado.

— Es más fácil lidiar con un adolecente que un niño— escuchó como el mayor siempre trataba de convencerla con ello— además es mi sobrino, no lo puedo simplemente regresar…

Y siguieron hablando, para Sasuke siempre era la misma discusión y estaba seguro que, aunque la mujer no lo quisiera y su tío lo mantuviera ahí todo el tiempo posible, jamás iba ser aceptado en aquella “familia” al cien por ciento, porque por primera vez en su vida se sentía completamente solo.

Su tío a pesar de todo, lo mantuvo viviendo con ellos, siempre viendo la mala cara de la mujer, pero ambos acostumbrándose a la presencia del otro con el pasar de los años. Se había vuelto una persona solitaria, seria y demasiado reservada. No quería volver a confiar en la gente para después volverse a sentir solo y miserable. Así término su escuela elemental, la secundaria baja, hasta que llego a la secundaria alta, llevándose una grata sorpresa.

En aquel lugar volvió a encontrarse a la persona que jamás volvió a creer que volvería a ver. Su mejor amigo de orfanato, Uzumaki Naruto.

Sasuke se removió un poco, saliendo lentamente de su refugio y sintiendo la intensa mirada de su pareja sobre su persona. Alzó su mirada, fijándola en la contraria, permitiendo perderse de nueva cuenta en los zafiros y deslumbrantes ojos de su marido. Llevaban apenas dos años de casados, pero al estar juntos sin separarse desde su rencuentro, aquellas etiquetas dejaron de importar. Acercándose lentamente hacia el rostro del varón, el moreno le proporciono una suave caricia de labios, separándose a penas nada, sin dejar de mirar a Naruto. Sintiendo como el rubio, con sus nudillos acariciaba su mejilla y pasaba uno de sus mechones detrás de su oreja, con suma delicadeza y ternura.

— Sabes que jamás me voy a ir de tu lado— susurró Uzumaki sobre sus belfos, aspirando casi el aire del contrario— te amo demasiado como para permitirme semejante barbaridad— volvió a juntar sus labios en un toque suave, volviendo a separase casi nada— no tienes nada que temer o cual preocuparte.

Lo sabía, Sasuke lo sabía, pero necesitaba escucharlo hasta que se terminara cansando de ello, sabiendo de antemano que jamás lo haría. Gustoso recibió el nuevo beso que su esposo, pareja, amante, amigo, compañero y rival le daba, reacomodándose de mejor manera sobre el regazo de su pareja, para profundizar más aquel contacto.

Su reencuentro estuvo demasiado lejos de volverse un momento emotivo, lleno de lágrimas y disculpas por todos lados. Él era una persona orgullosa, y el simple hecho de que Naruto se le viera feliz, rodeado de mucha gente y sin ni siquiera haberse percatado de su presencia ya pasado un mes de clases, solo lograban que la oscuridad y opresión en su corazón crecieran día a día. Y aquel sentimiento de soledad aumento al saber de la relación que mantenía el rubio, con una linda chica de grandes atributos y aura inocente, sintiéndose al fin despojado de su vida y encontrándole al fin un sentido al porque dejo de enviarle aquellas hojas de papel doblado.

Cuando al fin Uzumaki se dio cuenta de su presencia, le habló, se disculpó de mil maneras posibles, trato de acercarse lo más que pudo a su persona y finalizando casi el semestre escolar, finalmente decidió dejar a un lado su orgullo, dedicándole ahora una mirada.

Esperando un sinfín de palabras, hasta una humillación que probablemente el blondo haría ante él, misma que trataría de evitar, lo único que necesito el varón fue darle un abrazo, un abrazo que sintió que le devolvía un poco de la luz que se estaba consumiendo, correspondiendo el gesto y retomando la amistad que en antaño tenían.

Las ropas poco a poco empezaron a descender, las traviesas y ansiosas manos del varón acariciaban cada pedazo de piel expuesta, sin dejar la ternura de lado, besando despacio sus labios, separándose solo necesario para retomar el aire y en ese lapso de tiempo decirse con la mirada lo mucho que siempre se necesitarían. Sasuke volvió a escuchar el crujir del cielo y las gotas de lluvia impactando con más fuerza sobre el cristal de las ventanas.

Luego de haberse reconciliado y vuelto a retomar su amistad, el azabache al fin supo la verdadera razón del porque Naruto había dejado de comunicarse con él, enterándose y reconfirmando sus sospechas, Itachi se había involucrado, pero siendo el rubio el que estaba de acuerdo con cada una de las palabras que el mayor le había redactado del porque debería de dejar de hacer aquello. No muy convencido y con un sentimiento de traición a su familiar, acepto la explicación, tratando de olvidar aquel hecho.

Todo marchaba bien, Naruto poco a poco lo volvía a hacer sentirse útil y querido, a pesar de que en la casa de su tío seguían lo problemas con su “presencia” además de que Rin, después de tanto intentarlo, al fin pudo tener a su hijo. Una noche de tormenta Uzumaki se dio cuenta de su fobia a los truenos (él pensaba que era ello), acurrucándose con él y susurrándole palabras de que todo iba a estar bien. Pocos días después de aquel hecho se volvieron aún más cercanos y pasados otros días más, al fin Naruto terminaba con la niña Hyûga. Se volvieron novios unos meses después, en el que Naruto le confesos sus sentimientos, correspondiéndolos casi de inmediato y con una alegría que hace ya mucho tiempo no sentía.

Sus inseguridades y el miedo a que le abandonara de nuevo, lograron que su “miedo a los truenos” no desapareciera, al contrario, este se volvió más severo con el tiempo, empeorándolo justamente un par de años luego de su graduación.

Su piel la sentía caliente, en cada lugar que tocaba el rubio le sentía arder y desear por más. Era la primera que Sasuke se sentía con la urgente necesidad de entregarse de nueva cuenta a su marido, sentirse especial y protegido en un día de tormenta. Siempre en aquellos días prefería pasarlas encerrado, lamentándose por cada recuerdo, a pesar de tener a Naruto a su lado, aunque ahora sentía esa imperiosa necesidad de volverse uno con él, complacerlo y complacerse con lo que Uzumaki siempre quiso, una familia.

Itachi se había puesto en contacto con él de nueva cuenta cuando había cumplido ya los diecisiete años, escuchándolo aliviado al saber que se encontraba bien, a pesar de conocer en completo la situación de su tío. Por un corto tiempo se mantuvieron distanciados por el sentimiento de traición que nació en Sasuke, Itachi tratándolo de reparar como solo él sabía hacerlo, con paciencia y destreza.

Tiempo después, Uchiha Sasuke veía a su hermano como un gran hombre, había logrado lo que le había prometido, había tenido éxito con su carrera en Londres y ahora trabajaba como uno de los socios de una reconocida empresa. Sasuke inflaba su pecho de orgullo al escuchar y saber cada uno de los logros personales que su hermano había logrado y alcanzado, poniéndose como meta alcanzarlo y después superarlo.  Desafortunadamente, aquel éxito no lograba que conviviera con él, viéndolo por mucho un par de días cada tres meses, siéndole también casi imposible contactarlo por vía telefónica, por su apretada agenda. Hasta que un día su hermano anunció que se tomaría unas vacaciones por tiempo indefinido en la casa de su tío, en donde extrañamente nadie dijo nada y aceptaron como si nada la situación.

Una tarde, llegando del colegio a la casa en donde todavía residía, esta la encontró completamente sola, notando que había solo una nota colocada en el refrigerador, que indicaba que todos estaban en el hospital. Con un mal presentimiento y aun con el uniforme puesto, salió en dirección hacia allá. No tenía idea de lo que pudo a ver ocurrido, aun cuando el cielo empezaba a colorearse de gris y el ligero roce de las nubes emitían un suave rugido, Sasuke trato de no amedrentarse ante su “fobia”. Por la repentina lluvia, además de la hora pico y algunos contratiempos llegó al hospital, encontrando a Rin en la entrada, al parecer esperándolo.

—  Lo siento— fue lo que escucho decir por parte de la mujer, no comprendiendo a que se debía aquella lúgubre disculpa— pasa, Obito te está esperando— señalo un pasillo, mismo en el que Sasuke con el corazón en la boca, siguió.

Vio cómo su tío se levantaba de una de las sillas de metal con su niño en brazos, y lo abrazaba mientras se disculpaba reiteradamente y le indicaba que entrara a la habitación de enfrente. En cuanto Sasuke cruzo esa puerta quedo paralizado por completo, su hermano, su amado hermano mayor se encontraba recostado en aquella camilla con un sin fin de aparatos conectados a su cuerpo. Con cautela se acercó, notando como el mayor miraba al parecer a la nada, reaccionando en cuanto sintió su presencia.

Naruto repartía besos sobre todo su pecho, regresando hacia su cuello para volver a tomar su boca, mientras que con una de sus manos se dedicaba a masajear su miembro y la otra a repartir caricias. Sasuke gemía débilmente, disfrutando de las atenciones que le estaba dando su compañero, aprovechando para también repartir caricias en esa amplia espalda y dejándose envolver por el placer que estaba empezando a despertar completamente en ambos. Su entrada estaba húmeda, deseaba a Naruto en su interior, necesitaba fundirse con él, pero le era incapaz pedírselo, ya que simplemente también disfrutaba de los mimos que le otorgaba antes de pasar a aquel acto.

— ¡¿Por qué nunca me lo dijiste?! — grito alterado Sasuke, luego de escuchar la razón por la cual Itachi se encontraba en el hospital— tantos años juntos y nunca fuiste capaz de decírmelo— sin querer las lágrimas se deslizaban sobre sus mejillas— estabas esperando este momento, este jodido momento para decírmelo— tomo aire, sorbiendo los mocos— justo cuando te estas muriendo…

Lo último lo dijo quedito, siendo su llanto amortiguado por el ruido de las gotas de lluvia impactando en los cristales. Su hermano había tenido problemas de salud desde su infancia, misma que le mantuvieron oculta hasta ese momento. Según lo que le explico, luego de haber salido del orfanato y a pesar de que su tío nunca lo había desamparado con los medicamentos, su enfermedad progreso hasta un punto en el que se volvió incurable, solo sobreviviendo de puras pastillas y tratamientos, hasta que terminará por debilitarse en su totalidad.

— Entonces…— no era capaz de formular oración alguna, se sentía impotente ante todo lo que le estaba sucediendo y mucho menos cuando su hermano con un solo gesto le indicaba que se acercara, haciéndolo inmediatamente.

— Te amo Sasuke— con notable esfuerzo, levanto su brazo, pasando su mano tras la nuca del menor y pegando su frente con la suya, mirándolo fijamente a los ojos— quiero que seas feliz y no te preocupes, jamás volverás a estar solo— le dedico una pequeña sonrisa, mientras sus ojos empezaban a cerrarse lentamente y la fuerza que Itachi mantenía sobre la cabeza del menor se iba debilitando.

Las lágrimas comenzaron a salir sin control, cuando el último suspiro por parte de Itachi había terminado. El sonido de la máquina que indicaba el pulso cardiaco había dejado de funcionar y el grito que quería ser lanzado para apaciguar su dolor fue retenido en su garganta en un gran nudo, sintiendo el crujir del cuarto al haber escuchado de igual manera un gran relámpago que iluminaba toda la habitación. Cayo de rodillas al suelo, sin percatarse completamente de nada y del cómo los doctores y enfermeras entraban y salían de la habitación.

No había podido esperar más, esa imperiosa necesidad pudo más con él y su pudor. Sacando el miembro de su pareja de aquella prisión de tela, dándole un rápido masaje para que se terminara de poner completamente erecto, Sasuke se acomodó sobre aquel hinchado pedazo de carne, auto penetrándose, mientras bajaba lentamente sus caderas, acostumbrándose a la intromisión en su cuerpo. Unas cuantas lágrimas brotaron de sus ojos, sintiendo como después su pareja volvía a tomar sus labios en contacto suave y dulce, mientras acariciaba de nueva cuenta cada parte de su cuerpo con delicadeza y dulzura.

Te odio— fue lo que dijo Sasuke aquel día del entierro, mirando la tumba en la que reposaba el cuerpo de su hermano en aquel gran hoyo de tierra— te odio, te odio, te odio… te amo

Volvió a derrumbarse. No podía odiarlo, y menos sabiendo que su hermano todo lo había hecho por él y para él, ocultándole todo para que no pasará por ningún problema y teniéndole un futuro asegurado. Nunca había entendido porque siempre tenía que llover en los panteones, pero agradecía que con él estuviera su novio, si no, no hubiese sido capaz de soportar la sola idea de mojarse con aquella lluvia que parecía quería desmoronarlo por completo.

— ¡Ah! Naruto— arqueo su espalada al sentir como el nombrado golpeaba directo en aquel punto que le hacía delirar de placer. Haciendo más rápido el vaivén, subiendo y bajando y sin dejar de abrazar al varón por la espalda, que repartía suaves mordidas sobre sus hombros y gruñía con cada embestida que recibía. No entendía la razón, pero en esta ocasión se sentía más conectado con el rubio que en veces anteriores. Se sentía protegido y amado.

Uzumaki tomo sus caderas, haciendo aún más rápido el contacto, sintiéndose cerca del orgasmo, empezando a arañar los formados y anchos brazos del varón y sintiendo de igual forma como Naruto bombeaba su miembro, haciendo que liberara aquella sustancia blanquecina, soltando un prolongado gemido, para poco después sentir como era completamente llenado con la semilla de su consorte.

— Te amo— beso suavemente detrás de su oído, sin dejar de abrazarlo.

— También te amo Naruto— completo Sasuke, capturando de manera suave los labios de su pareja, dándose un tierno beso y abrazándose de nueva cuenta, compartiendo su calor corporal, mientras que la lluvia seguía cayendo fuera del edificio.

***

Naruto estaba emocionado y nervioso al mismo tiempo. Habían pasado a su pareja al área de parto desde hace más de cinco horas y no tenía noticias sobre él. Estaba caminando de un lado a otro, hasta que una enfermera se paró delante de él y con una sonrisa y un gesto de mano le indico que le siguiera. Uzumaki sin vacilar siguió a la mujer al cuarto en donde al parecer Sasuke iba a permanecer hasta que le dieran de alta.

Sasuke se veía cansado y un poco más pálido de lo normal, pero la sonrisa que estaba formando en aquel momento y la mirada dulce que le dirigía al bultito entre sus brazos, dejaron más que encantado al rubio. Sin ceremonia ni nada por el estilo, el varón se acercó a su esposo, dándole un beso en la frente y esperando a que el moreno descubriera de aquella tela color azul cielo a su hijo. Sus ojos deprendieron lágrimas de felicidad, su bebé era hermoso, una copia casi exacta de Sasuke, salvo por las marquitas que decoraban sus mejillas al igual que las suyas, ambos esperaron pacientes a que el recién nacido abriera sus ojitos, viendo que eran de un color carbón con un ligero color carmín alrededor.

— Itachi— susurró Sasuke, sin dejar de ver a su bebé— nuestro bebé debe llamarse Itachi.

El rubio asintió, estando completamente de acuerdo con su pareja, el bebé era casi la viva imagen del Uchiha mayor, salvo por las marcas de nacimiento que heredo de él. Acercándose completamente a su nueva familia, Naruto beso suavemente los labios de Sasuke, siendo correspondido de la misma manera, mientras que el bebé volvía a cerrar sus ojitos.

La lluvia caía a borbotones sobre la ciudad, siendo una tormenta eléctrica la que la había desencadenado, pero por primera vez en toda su vida, un día de tormenta le trajo a Sasuke un valioso y maravilloso regalo, no pudiendo estar más agradecido por ello.

Porque los momentos más bellos y felices de su vida estaban a punto de comenzar.

 

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer!

Espero y les haya gustado :3

Nos vemos luego y saludos

°w°/


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