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Retazos de vida por Alisevv

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Titulo: Retazos de vida

Autora: Alisevv

Pareja: Severus Snape/ Harry Potter

Clasificación: de PG a NC17

Disclaimer: Nada es mío, todo de Rowling. No gano nada con estos, sólo diversión.

Advertencia: Esta historia es Slash, es decir, relación chico/chico



Retazos de vida

Capítulo 1




Era una fría tarde de finales de Agosto y el viento golpeaba con fuerza sobre las grises rocas de las paredes de la hermosa mansión de los Snape, enclavada en plena región montañosa cerca de Inverness, en medio de un paisaje precioso lleno de bosques y lagos, una zona que había sido especialmente hechizada para pasar desapercibida al mundo muggle.

La vivienda era un pequeño castillo que había pasado de generación en generación, y que Snapes de todas las épocas habían utilizado para pasar largas temporadas de tranquilidad en el campo, lejos del bullicio y la vida acelerada de Londres.

En ese momento, el fuerte bramido del viento azotando opacaba los gritos de los jóvenes que charlaban y reían sentados bajo un castaño del jardín, disfrutando de sus últimos días de vacaciones.

-Podíamos ir a montar en escoba- decía un chico alto y delgado, de unos quince años, de pelo negro y ojos azules, que estaba acostado sobre el pasto-. Tengo ganas de echar una carrera.

-No creo que sea una buena idea, Frank- replicó un rubio aún más alto, con unos ojos grises, casi plateados, que estaba sentado en un banco del jardín-. El viento está muy fuerte y es peligroso. No creo que al abuelo Harry le haga mucha gracia tener que componer unos cuantos huesos rotos.

-Sin contar lo que diría el abuelo Severus- agregó una niña de diez años, de ojos verdes y pelo castaño, que se recostaba cómodamente sobre el chico rubio.

-Verdaderamente, Draco- bufó un chico idéntico a Frank-. Los abuelos te están lavando el cerebro con ese asunto de que eres mayor y vas a empezar la universidad, y debes ser formal, antes eras más divertido. Y tú, Lisa- continuó, fijando la vista en la niña-, ¿desde cuándo te volviste tan sensata?

-Es que la enana está creciendo- dijo Frank, con una sonrisa burlona-. El año que viene empieza en Hogwarts.

-No me digas enana- reclamó Lisa, echando chispas por los ojos-. Lo que pasa es que tú y Mark son un par de...

-¿Qué trae ahí Bob?- la interrumpió el aludido, señalando al perro ovejero que se acercaba al grupo con algo en la boca-.Bob, ven aquí- llamó al animal, que se le acercó presuroso-. ¿Qué tienes aquí? Dame, vamos- sacó el objeto que el animal traía entre sus fauces y le palmeó la cabeza-. Muy bien amigo, así se hace.

El objeto en cuestión era una bolsa marrón hecha de un tejido muy resistente, y estaba totalmente cubierta de tierra.

-¿De dónde demonios sacaría eso Bob?- preguntó Frank, mirando intrigado la bolsa, que en ese momento su gemelo estaba abriendo.

-Creo que la acaba de desenterrar- contestó Draco, señalando un agujero cercano.

-Miren, es un libro- exclamó Mark, mostrando un grueso volumen encuadernado en cuero rojo.

-Más que un libro parece un cuaderno- señaló Draco-. De hecho, a juzgar por el candado, yo diría que es un diario.

-¿Un diario?- repitió Mark, con una sonrisa traviesa-. ¡Fantástico! Tienen idea de las cosas que podríamos averiguar leyéndolo- intentó abrirlo pero sin éxito-. ¿Hay alguna llave en la bolsa?

-Nada- replicó Lisa, registrando en su interior.

-No importa- dijo Frank-. Draco, tú tienes dieciocho años y puedes hacer magia, ábrelo.

El joven rubio sacó su varita y lanzó un encantamiento hacia el objeto en cuestión.

-Nada- gruño Mark, luego de intentar abrirlo por segunda vez.

-¿No creen que si la persona que lo escribió se tomó tantas molestias para guardar su privacidad deberíamos respetarlo?- comentó Draco, aunque no podía negar que a él definitivamente le intrigaba el dichoso cuaderno.

-Tonterías- replicó Frank, cada vez más curioso.

-¿Y qué hacemos?- preguntó Lisa, a quien también había ganado la curiosidad.

-Lo que hacemos siempre que necesitamos un adulto que nos apoye en una travesura- contestó su primo Mark.

-¿Pedir ayuda al abuelo Harry?

-Exacto- y sin más se encamino hacia la casa, seguido de tres jóvenes muy, pero muy curiosos

°°°°°°

-¿Qué escándalo es ese?- preguntó Severus, levantando la vista del ejemplar de El Profeta que estaba leyendo en ese momento.

-Parecen los chicos- contestó Harry, quien leía una revista de medimagia donde explicaban los nuevos avances en la cura de anomalías físicas congénitas.

Ambos hombres estaban sentados en un sofá frente a la chimenea, en la acogedora calidez de su estudio, una habitación cuyas paredes libres estaban totalmente cubiertas de anaqueles de madera con libros. El piso estaba completamente tapizado por una alfombra color beige con dibujos marrones y sobre ella, se distribuían varios cómodos y elegantes sofás, dos mesitas ratonas, dos mesas de trabajo, varias sillas y un armario con plumas, pergaminos y material de oficina diverso.

La chimenea era enorme y una verdadera joya, muy antigua. Estaba totalmente construida en mármol sobre cuya superficie estaban esculpidas escenas sacadas de la antigua mitología celta y sobre la repisa se podían observar una gran variedad de fotografías mágicas, mostrando a todos los miembros de la gran familia Snape-Potter.

En una esquina de la chimenea se elevaba un elegante paragüero y una alta pértiga doble donde en ese momento se posaba Portus, un halcón peregrino, la mascota preferida del abuelo Severus.

En la única pared desprovista de libros se abrían unas puertas dobles de cristal que comunicaban con el jardín, y por las cuales, justo en ese momento, entraban los cuatro primos formando una gran algarabía.

-Abuelitos- gritó Lisa lanzándose al sofá donde estaban sus abuelos, besándolos y acomodándose sobre el regazo de Severus, quien de inmediato la abrazó y la acurrucó contra su pecho, antes de mirar al resto de sus nietos.

-Se puede saber qué escándalo se traen- preguntó frunciendo el ceño, mientras Harry sonreía al verlo, algunas cosas no cambiaban nunca.

-Hola, abuelos- saludó Frank, sentándose en la alfombra a sus pies. Su gemelo lo imitó, mientras Draco se sentaba cómodamente en un sillón frente a los dos hombres mayores.

-Verán- empezó Mark, sacando el cuaderno recientemente descubierto-. Queríamos preguntarles si saben qué es esto y cómo abrirlo.

-No tengo ni idea- replicó Severus, mirándolo intrigado.

-¿Dónde lo encontraron?- preguntó Harry que había palidecido.

-Bob lo desenterró del jardín- contestó Draco, mirando fijamente a su abuelo-. ¿Tú sabes de qué se trata, verdad?

Para ese momento, Harry había enrojecido fuertemente.

-Abuelito- dijo Lisa poniendo la mano sobre su mejilla-, estás rojo.

Harry miró los cinco pares de ojos, Severus incluido, que lo miraban con expresión interrogante.

-Vale, les diré de que se trata pero antes deben prometer que no se van a reír.

Mientras todos los jóvenes aceptaban, Severus murmuró:

-No prometo sin saber primero de qué se trata.

-Entonces no les digo- declaró Harry

-Vamos, abuelo, promete- pidió Frank-. Mira que ese cuaderno tiene un hechizo muy fuerte, si el abuelo Harry no habla, moriremos con la duda.

Todos los demás apoyaron la petición

-Vale- aceptó con una sonrisa.

-Es un diario- confesó Harry-. Mi diario.

-¿Llevabas un diario?- preguntó Severus a punto de lanzar una carcajada.

-Recuerda que prometiste no reírte- advirtió Harry, pero al ver a los gemelos que se retorcían de risa en el piso y a Draco que también hacía grandes esfuerzos por no reír, se rindió y sonrió ampliamente-. Vale, ríanse, ya me vengaré

-Pues yo no sé de qué tanto se ríen- dijo Lisa con ojos soñadores-. Me encanta la idea del diario, es muy romántica. ¿Nos dejarías leerlo, abuelito?

-Aunque te dejara no podrías hacerlo, mi niña- explicó Harry, acariciando su mejilla-. La escritura está hechizada, sólo puedo leerlo yo.

-Wow, que de cosas habrá allí escritas cuando tomaste tantas precauciones para ocultarlas- comentó Frank, guiñándole un ojo.

-Nada importante, hijo- musitó Harry, sonriendo-. Sólo mi vida, y la vida del abuelo.

-¿Y por qué no nos lo lees tú?- preguntó Draco con seriedad-. No sé por qué, siento que en ese diario hay muchas cosas que deberíamos saber.

-Sí abuelito.

-Por favor.

Harry miró a todos sus nietos y luego fijó la vista en Severus.

-¿Tú que dices, Sev?

-Si eso es lo que creo, sí, pienso que ellos deberían escuchar lo que dice allí.

Vencido, tomó entre sus manos el cuaderno y acarició la cubierta de piel como si saludara a un viejo amigo. Murmuró unas palabras en voz tan baja que nadie las logró captar y de pronto, en letras doradas, sobre la cubierta apareció el título:

Diario de Harry Potter Snape

Abrió el diario en la primera página, miró a su familia y empezó a leer.


31 de Julio


Querido Diario

¡Vaya que se escucha cursi, pero la verdad no sé de que otro modo llamarte. De hecho, nunca se me pasó por la cabeza llevar un diario, y cuando observaba a Hermione escribir como una desaforada en el suyo, me reía internamente de su ingenuidad.

Pero ya me ves, escribiendo en tus páginas en blanco. ¿Que por qué lo hago? Quizás porque he estado reflexionando en las palabras que me dijo Remus cuando te entregó a mí.

No me mires con esa cara, Harry. declaró al ver la burla en mi rostro. Eres muy reacio a expresar lo que sientes. Quizás si lo escribes tu alma pueda hallar algo de consuelo. A mí me ha ayudado más de lo que te imaginas

Algo de consuelo. Ojalá fuera tan fácil y con sólo escribir sobre tus hojas mi alma de verdad descansara. Pero es imposible, creo que jamás encontraré reposo.

¡Apenas cumplí diecisiete años y ya he perdido tanto! Claro, al fin pude vencer a Voldemort, ¿pero a qué precio? Fue una batalla difícil, cruel, ¡tantos murieron! El señor Weasley, el Profesor Dumbledore, Blaise, Ojo Loco, todos víctimas de la locura de un ser que ojalá nunca hubiera existido.

Pero existió, y yo tuve que destruirlo. Me convertí en asesino. Porque por mucho que los demás puedan decir que era necesario, que era un monstruo que no debía vivir y con su muerte salve muchas vidas, no puedo olvidar que yo fui quien pronunció las malditas palabras y le arranqué la vida.

No, nadie lo comprende. O sí, quizás él me entendería, él que también tuvo que matar y destrozar en nombre de una causa. Sí, probablemente Severus sería capaz de entenderme. ¿Quién sabe?

Me apoyó tanto. Si no hubiera sido por él no hubiera podido destruir al monstruo. ¿Y como pago qué recibió? Esa desgraciada maldición que lo dejó desfigurado. Sabes, Remus me contó que los medimagos dicen que tiene cura, que pueden curarlo, pero que todo depende de él, de su voluntad de operarse y su deseo de curarse. Pero por lo visto no está dispuesto a hacerlo, quisiera saber por qué.

Y lo extraño tanto

Harry



-¿Por qué pensaste que eras un asesino, abuelo?- preguntó Draco, suavemente-. Era una guerra, o matabas o morías. Triste pero inevitable.

-Sí, lo entendí más tarde, gracias a tu abuelo Severus- miró a su pareja con profundo amor-. Pero tenía diecisiete años y nunca había herido a nadie. Pero saben- miró a sus nietos con calidez-, todo lo que sufrimos valió la pena. Las sonrisas de sus rostros hacen que todo aquello valiera la pena.

La sonrisa de todos sus nietos se amplió.

-¿Y cómo es que estabas desfigurado?- preguntó Mark, mirando a Severus, interesado, nunca les habían hablado de eso.

-Durante la batalla final un hechizo me dio en la cara y me la quemó.

-¿Y por qué no querías operarte, abuelito?- preguntó Lisa, levantando la cabeza para mirar a Severus

-Pensaba que ese era el pago por todas las infamias que había cometido antes- musitó Severus casi para sí mismo, mientras los viejos recuerdos de su época como mortífago acudían a su memoria.

-¿Qué infamias, abuelo?- preguntó Frank.

-Las maldades que me hizo cuando fui su estudiante- se apresuró a contestar Harry. Sabía que Severus había hablado sin pensar, y ver su rostro sobresaltado se lo confirmó. Muchos años atrás habían decidido que jamás contarían a su familia su pasado como mortífago y lo habían cumplido. Había cosas que debían permanecer para siempre en el olvido-. Pero eso es lo que el abuelo dice para disimular- siguió, haciendo cosquillas a Lisa que rió alegremente-. La verdad es que el abuelo Severus tenía mucho miedo a los medimagos y las inyecciones.

-Y por eso Harry se convirtió en medimago, para vengarse de mí.

Todos se rieron ante el mohín de contrariedad en el rostro de Harry, hasta que Draco pidió:

-Vamos, abuelo, sigue leyendo


15 de Agosto



Querido Diario


Estos quince días han sido espantosos. Hace unos días, ante mi insistencia, Remus accedió a acompañarme a visitar a Severus. Sabes, me mataría si supiera que lo llamo por su nombre, pero al menos contigo siempre lo voy a llamar así. Fuimos hasta Escocia, donde tiene una mansión que pertenece a su familia desde tiempos ancestrales, y donde está convaleciendo, o mejor dicho, donde se está escondiendo.

No nos quiso recibir, un elfo rechoncho nos atendió y dijo que el señor estaba mejor pero no recibía a nadie. Sentí que mi corazón se rompía por el dolor. Pero claro, como pude pensar que querría verme precisamente a mí, al culpable de su desgracia.

En unos días empiezan las clases pero no creo que Severus vaya a estar en el colegio. ¿Cómo voy a hacer para acercarme a él si va a estar tan lejos? ¿Cómo podré ayudarlo? ¿Cómo podré convencerlo de que tiene que luchar por recuperar su vida si ni siquiera me permite verlo? Si él supiera cuanto lo necesito.

Hoy recibí una lechuza de Draco. Pobre, desde la muerte de Blaise está muy triste, y no es para menos, se amaban tanto. Esta maldita guerra le robó tanto, sus padres, su vida, su amor, hasta su apellido. Me contó que no se estaba sintiendo demasiado bien, así que hablé con él y casi lo obligué para que pidiera una cita para una revisión en San Mungo, de hecho, yo se la pedí.


"Eres un fastidioso, Potter", me dijo haciendo un gesto de desdén pero yo no cedí. "Está bien, conseguiré la maldita cita para mañana"

"No me fío, Malfoy", le contesté en el mismo tono. "Yo te voy a pedir la cita. En cuanto sepa la hora te mando a Hedwig para que me esperes”

"¿Para que te espere? ¿De qué demonios hablas?"

"Ni creas que te voy a dejar ir solo"
le contesté con ironía. “Te conozco, sé que si te dejo solo no vas a ir"

Mejor no te digo lo que me contestó a esto, es demasiado fuerte hasta para ti. Mañana te contaré lo que le digan, espero que no tenga nada malo.

Harry




-Te vi partir desde la ventana de mi cuarto- musitó Severus.

-¿Cómo?- preguntó Harry, mientras todos los chicos clavaban la vista sobre ambos, definitivamente curiosos.

-Esa tarde que viniste a verme, te vi partir desde mi cuarto. Quería verte, no sabes cuanto.

-¿Por qué no lo hiciste?

-Pensé que venías por lástima o por un sentimiento de culpa, y yo no quería eso.

-No fui por eso- dijo Harry, mirándolo con intensidad.

-Ahora lo sé.

-Pensaba que me culpabas por todo lo que te había pasado.

-Nunca te culpé, Harry. Jamás.

Por toda respuesta, Harry se inclinó hacia Severus y depositó un tierno beso en los labios de su pareja.

-Bueno, señores- llamó Frank, carraspeando para romper el nudo de emoción que tenía en la garganta-. Déjense de arrumacos que están frente a sus nietos, tienen que comportarse- los dos hombres se separaron sonriendo, ya conocían las bromas de sus nietos y no los perturbaban.

-Ja, tú lo que tienes es envidia- declaró su gemelo, antes de girarse hacia los hombres mayores-. Es que recuerda a su novia. Ay, Camila, cuanto te extraño- continuó, imitando la voz de su hermano.

Ante la risa general, Frank miró al otro furioso.

-Envidia tienes tú, porque yo tengo novia y a ti Ivonne ni te pela.

-Bueno, chicos, haya paz- intervino Severus, pues sabía que estaba a punto de formarse una de las acostumbradas trifulcas de los gemelos, que habitualmente terminaban mal tanto para los implicados como para los espectadores.

-¿Qué tenía mi abuelo?- pregunto Draco, que se había mantenido algo distante, con aire taciturno.

-Nada malo, hijo- contestó Harry, mirándolo con ternura y aferrando su mano por encima de la mesita que los separaba-. De hecho, en San Mungo recibió una noticia que lo hizo muy feliz.


16 de Agosto



Querido diario

Recién regreso de acompañar a Draco a San Mungo y no tienes idea de la noticia tan maravillosa que le dieron. Pero mejor te cuento como pasó para que no te pierdas de nada.

-Draco- llamó Harry tocando en la puerta de la pequeña casa donde vivía su amigo-. Vamos, hombre, abre ya que se nos hace tarde.

-De veras eres insufrible- gruñó Draco luego de abrir la puerta-. De saber que eras tan fastidioso, nunca me habría hecho tu amigo.

-Yo también te quiero- se burló el mago de pelo negro con una sonrisa-.¿Estás listo? La cita es a las diez y ya vamos tarde.

-De veras no entiendo la insistencia, yo...-de pronto se detuvo y se aferró al marco de la puerta presa de un súbito mareo, mientras palidecía visiblemente.

-Claro, no entiendes la insistencia- comentó Harry, sosteniéndolo y ayudándolo a llegar a la sala, y sentándolo en un sillón. Luego, convocó un vaso de agua-. Toma- musitó suavemente, mientras acariciaba el rubio cabello-, te sentará bien.

El joven tomó el agua y lentamente fue recuperando el color.

-Te sientes mejor- preguntó su amigo suavemente. Draco asintió en silencio-. ¿Crees que puedas viajar por la chimenea?- un nuevo asentimiento-. Entonces vamos, tiene que verte un doctor.

°°°°°°

-No lo puedo creer- balbuceaba Draco mientras Harry lo guiaba hacia un banco en los jardines del hospital-. Embarazado- se sentó al lado de el Gryffindor todavía alelado-.¿Te das cuenta, Harry? Voy a tener un bebé.

Harry no dijo nada, se limitó a aferrar la mano del otro chico y apretarla con fuerza.

>>Un bebé de Blaise- siguió hablando Draco, como hipnotizado-. Sabes, unos meses antes de que muriera hablamos de que después de graduarnos, nos casaríamos y tendríamos muchos niños. A Blaise le encantaban los niños, hubiera amado a éste tanto como lo voy a amar yo- una lágrima solitaria se deslizó por la mejilla blanca-. ¿Qué voy a hacer, Harry? ¿Cómo vamos a superarlo mi bebé y yo, sin Blaise a nuestro lado?

-Tranquilo, Draco- musitó Harry, consolándolo-. Me tienes a mí, no te voy a abandonar. Y tienes a tus amigos. Y a Remus. Y al Profesor Snape, sé que en estos momentos está mal pero te quiere, cuando se entere seguro te va a apoyar. Y vas a tener un hermoso bebé, ¿porque quieres tener tu bebé, verdad?- preguntó, dudando

-Por supuesto que voy a tener mi bebé- replicó Draco, casi con fiereza-. Es lo único que me queda de Blaise, ¿cómo no iba a quererlo?

-Entonces regresemos al consultorio- lo animó Harry, levantándose-. Tenemos que preguntar al doctor qué debes tomar y los cuidados que debes tener. Mira que mi sobrino o sobrina debe nacer en perfectas condiciones.

-¿Tu sobrino?- inquirió Draco con una sonrisa.

-Por supuesto, ¿o qué pensabas? Me muero porque me llame tío Harry.

Y sin más, jaló al joven rubio de regreso al hospital


°°°°°

Fue asombroso, te lo juro. Y para rematar el día, cuando llegué a casa me encontré el halcón peregrino de Severus. Al principio me ilusioné pensando que era para mí, pero no, era la poción matalobos para Remus

¿Puedes creerlo? Está deprimido y enfermo, y aún así encontró tiempo para elaborar la poción. ¿No es maravilloso?

Harry




-¿No es maravilloso?- se burló Frank, imitando la voz de Harry.

-Más respeto hacia tu abuelo- lo regañó Severus.

-Déjalo, Sev- dijo Harry, sonriendo-. Además, no me importa repetir mil veces que eres maravilloso.

-Ainssss- se burlaron a coro los gemelos, ante la hilaridad general.

-Conocía la historia, mi madre me la contó, pero es diferente oír cómo pasó- comentó Draco, visiblemente emocionado-. ¿Así que mi abuelo estaba contento de estar embarazado?

-Estaba feliz. Fue la primera vez que lo vi sonreír desde que murió Blaise y siguió sonriendo durante todo su embarazo- dijo Harry, inclinándose y acariciando amorosamente el rubio cabello de su nieto, como una vez, muchos años antes, había hecho con el de su amigo-. Y si la vida le hubiera dejado, también te habría amado profundamente, te lo puedo asegurar.

Con una sonrisa, Draco se levantó y besó al hombre mayor.

-Gracias, abuelo- musitó, con el corazón en los ojos-. Gracias por apoyarlo.

-Bueno, bueno- dijo Frank desde la alfombra, señalando el diario-. Basta de sentimentalismos, queremos saber más.

-Eres insensible- dijo su prima, que seguía muy cómoda entre los brazos de Severus.

-Frank tiene razón- siseó Draco, regresando a su asiento, como apenado por haber tenido un momento de debilidad. Tanto Harry como Severus sonrieron internamente, el chico era la copia de su abuelo, tanto en el exterior como en el interior-. Queremos saber más.

-Vale, ya entendí- Harry tomó nuevamente el diario y lo abrió en la siguiente hoja, empezando a leer.


Continuará......

 

 


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