-por favor… ya no mas papi- rogaba el niño de 12 años de edad, estaba hecho un mar de lagrimas su ano sangraba por el pene que tenia adentro y la insensibilidad del que lo estaba violando, solo rogaba por que acabara rápido, le dolía demasiado solo esperaba que después de eso su mami no lo regañara por ser un mal niño.
-tranquilo… este será nuestro pequeño secreto, mami no pude saberlo, porque se enojaría mas contigo- susurro la voz de un hombre de 45 años, que tapaba la boca del menor para que no fuera escuchado.
-aag… duele… rojo….rojo…- solo podía decir entre las manos de su violador.
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Un chico de cabello castaño, ojos negros como la noche y un cuerpo delgado casi semejante al de una mujer, tenía 17 años en esa corta parte de su vida. Caminaba por los extensos y largos caminos de la ciudad con dirección al instituto, con una mirada perdida, en su rostro se veía el cansancio de una noche en vela, no era precisamente una causa importante por la cual se había quitado horas de sueño, simplemente el joven le había importado mas los videojuegos que el descansar bien para un día de provecho.
Paso la mano por su cabello deteniéndose por un momento, detrás de él se escuchaban las pisadas y la respiración agitada de un chico, el cual sin bacilar se lanzo en el castaño, era de mayor estatura por lo que el menor trato de no caer ante el impacto de los cuerpos –Ren!!!, nos volvemos a ver después de tanto tiempo- dijo con una voz chillona el contrario, un chico demasiado enérgico, sus cabellos estaban teñidos de un rojo llamativo, alto, vestía ropas de color oscuro y una sonrisa radiante se dibujaba en su boca.
El contrarío solo hizo una mueca mientras sacaba un suspiro, cuenta hasta tres Ren, se repitió en sus adentros el castaño mientras que con una vuelta ágil se puede escapar del agarre del contrario, quedando de frente de aquel chico, se froto el cuello molesto –te he dicho que no me sorprendas, maldito idol…- se queja tratando de sonar lo más relajado posible.
-Ya lo sé, eres un maldito amargado, siempre trato de darte mi amor y mi amistad y a cambio recibo rechazos.- suspira y alza los hombros diciendo que no estaba conforme, pero se lleva una mano al mentón y mira con curiosidad al amargado – ¿acaso estas molesto por lo que me contaste esta mañana?- pregunto curioso y el contrario solo abrió los ojos, se sonrojo y sigue su camino ocultando su cara mirando hacia el pavimento.
El de cabellos rojos no puede evitar sonreír ante la reacción del chico, solamente empieza a seguirlo, suspira mirando hacia arriba las nubes pasaban con reacción al viento simplemente no podía interrumpir los pensamientos del contrario, quería que de esa boca saliera lo que le había escrito en el mensaje de hace unas cuantas horas. De repente el de más baja estatura se detiene en seco, el pelirrojo solo se quedo mirándolo desde una corta distancia, el contrario alza su cabeza y aprieta sus puños.
-Junk…- pudo formular en un hilo de voz, mientras sus mejillas se tiñen de rojo y aprieta sus piernas, mirando al mayor con lujuria, su cuerpo había reaccionado así con tan solo pronunciar su nombre, mierda tan dañado estaba el chico –déjame practicar unas mamadas con tu pene- soltó sin escrúpulos el menor. El otro solamente abre la boca pero después soltó un suspiro de alivio y se dirigió al lugar donde estaba el chico, paso su diestra por el rostro del menor, sus cuatro dedos se posan en su cuello mientras que el pulgar pasa por los subes y carnosos labios del castaño, lo cual hace estremecer al contrario.
-Quien diría que bajo ese lindo rostro, se esconde un maniático sexual- revela Junk pasa de nuevo su pulgar por los labios pero esta vez lo mete en la mojada cavidad de Ren, el solo cierra sus labios aprisionando el dedo, su lengua se mueve en círculos alrededor y succiona fuerte mirando a Junk. Como describir el aura que sacaban esos dos, era más que candente, pero a los dos se les había olvidado que estaban en la calle hasta que unos automóviles pasaron al lado de los dos estudiante, el primero en reaccionar fue el pelirrojo que solamente saco el dedo y se dio la vuelta dejando con las ganas a Ren, el chico solo comprendió y camino al lado de el tratando de recuperar su respiración.
-¿hoy con quien saldrás?- cuestiono el famoso mientras metía sus manos a los bolsillos de su pantalón.
-Luan quiere que nos veamos después de la escuela, dice que quiere sexo casual, su novia lo ha dejado y necesita sacar su energía de estar en abstinencia- platico sin expresión alguna, mirando a lo lejos la gran escuela a la que asistían, el otro solo sintió una corriente desagradable pasar por su cuerpo.
-Cuando vas a dejar esa maldita vida, no puedo comprender, usar tu cuerpo para divertirte es asqueroso, solo de pensar...- no término la oración cuando fue interrumpido por el contrario.
-Que!!!, te da asco que me meta con otros cuando tu eres uno de ellos, no me jodas ahora, si ya no quieres que nos acostemos solo dime.- dice exaltado, en realidad lo único que quería Junk era ser el único en la vida de Ren, el tan solo imaginarlo en los brazos de otro, se llenaba de rabia. –Te veré en tu casa en la noche, si no quieres envíame un mensaje- dijo en seco el de menor estatura caminando hacia dentro del instituto. Ahí lo estaba esperando un chico de cabellos rubios de ojos azules y cuerpo fornido, era el jefe del club de básquet, el cual recibió al menor con los brazos abiertos, paso una mano por la cintura del menor y este solo se sonrojo.
-mierda…- musito el chico mientras miraba como Ren se dejaba llevar por el engreído ese, se sobo el puente de la nariz y dio una vuelta en su propio eje para tranquilizarse, abrió los ojos y ahí estaban tres chicas, las tres eran fans de Junk. Desde hace poco Junk se había logrado unir a una banda de J-pop la cual últimamente estaba de moda, él era el rapero principal y se destacaba por su gran estilo y voz, a menudo estaba de viaje y se le dificultaba estar junto a Ren, empezaba creer que esa era la razón por la cual se metía con varios chicos, solo era una suposición.
Mientras Junk hablaba con las chicas y recibía presentes. En el Ala oeste justo en el gimnasio del club de básquet se encantaba un castaño besando los labios de un fuerte y semental hombre, sus labios pasaban por el cuello del mayor, Luan estaba sentado en una de las bancas mientras que Ren reposaba en su regazo moviendo sus caderas de atrás a delante y en círculos sobre la prominente erección.
-ohhh… mierda como es que eres tan bueno en estas cosas, me encantas…- susurraba entre jadeos el rubio, sus manos pasaron de la cintura a las nalgas del castaño apretando con desesperación, Ren solo gime bajo ante la excitación, y levanta un poco sus caderas para después dejarse caer en la erección, provocando placer y dolor a su acompañante. –Ahg… Ren baja tus pantalones- el de arriba solo ríe y empieza a desabotonar su playera dejando ver su piel y pezones rozados.
-¿quieres meterla? – dijo mientras sonríe de lado con una cara completamente corrompida por el placer que sentía, se paro del regazo del rubio y se dio la vuelta, se recarga en unos estantes que había en la bodega en la cual se encontraban, su trasero destacaba, lentamente empezó a bajar su pantalón hasta dejar ver sus nalgas y separa con sus dedos sus dos glúteos, Luan se estremece al ver tan rosada y palpitante entrada a su merced. –Adelante yo también quiero- rio y el más alto solo se paro tomando la cadera del chico y sacando su erecto amigo.
-Ren… se mío- susurro el capitán para guiar su pene al ano del chico y penetrarlo de una sola estocada, el contrario chilla ante la entrada, mueve sus caderas apretando las manos y dejando salir lagrimas de placer y dolor.
-aaah….mmg… duele- rio, en verdad quería fingir, pero estaba más entrenado que una mujer, su ano ya estaba más que listo para ser penetrado.
-me corro!!!- advierte el chico para después dejarse venir dentro del chico, Ren solo siente el liquido recorrer su cuerpo y se corre casi al mismo momento que el rubio, llegando al clímax, quedando desecho y sucio…. Sucio igual que esa vez.