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Lebt por Melu102

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Notas del capitulo:

Holu~ hoy traigo la continuación de esta colección de historias, y tenemos “Melodía”, situaba en la infancia de los hermanos Yamato y Takeru, del anime Digimon.

Espero les guste, que lo disfruten~

Gritos, insultos, golpes, discusiones y más insultos. Todo, absolutamente todo se conjuntaba al final en una sola palabra: “Padres”.

    Aquellos que Yamato y Takeru amaban tanto, que los encantaba verlos juntos y en paz, ya no eran para nada estos que ahora se gritaban cosas sin sentido, completamente fuera de sí y sin ningún tipo de entendimiento por parte del menor de los dos hermanos, por tan solo tres años.

   Aun si Takeru no lograba comprender a diferencia de su hermano mayor lo que aquellas palabras llenas de violencia significaban, le dolían, le dolían en cada parte y centímetro de su pequeño gran ser. Porque él podía sentir cada grito, cada palabra, cada golpe tan cerca de sí, que dolía incluso más que si a él se lo estuviesen haciendo. Porque con tan solo cuatro años de edad, Takeru no tenía el valor suficiente para poder interferir.

   El menor tenía miedo, en cada parte de su cuerpo, sentía el miedo de saber que estaba perdiendo a dos personas realmente importantes para él, porque al final de cuentas, Takeru ya no veía a sus padres como lo que eran, ya que, ni siquiera todos los monstruos en las historias que su hermano mayor le leía antes de dormir, daban tanto terror como aquellos dos monstruos que a medida que pasaba el tiempo, los gritos obligaban a ambos hermanos a esconderse aún más a fondo del arco de la puerta que los protegía.

   Yamato sacudió su cabeza y sacó valor de donde no había, tomando con la mejor dulzura, suavidad y sonrisa que podía articular la pequeña manita de su hermano menor, este giró a verle de inmediato y pudo sentir como todos los demonios y otras horribles cosas se alejaban al verle junto a él. Porque Yamato sabía muy bien que su hermano poseía el miedo en sus ojos, y Takeru, casi olvidaba que no estaba solo, que Yamato estaba ahí, a su lado.

   -Vamos. – Expresó mayor sujetando con fuerza la manito de su hermano. No lo admitiría, pues él también tenía miedo, solo un tanto diferente tal vez, pues Yamato por ninguna razón quería perder al pequeño que le acompañaba a su lado. Podía perder toda su casa, a sus padres, su dignidad y su orgullo, pero sabía que por ningún motivo podía perder a Takeru, ya que, Yamato sabía y comprendía, con sus siete años completamente cumplidos, que su mundo entero se derrumbaría si perdía a la razón de sus sonrisas.  

   El menor solo asintió, mientras se encaminaban juntos a las escaleras y las subían lentamente por petición del rubio mayor. Cuando llegaron a su cuarto, Takeru se sentó en su respectiva cama mientras su hermano cerraba con cerrojo la puerta a petición del menor, como tantas veces lo había hecho. Fue entonces cuando ambos hermanos pudieron sentirse a salvo de todo, allí arriba no se escuchaban ni los gritos, ni los golpes, ni los insultos, todo estaría en paz  por fin, por un tiempo.

   Tiempo que casi nada duró, pues un golpe seguido de una palabra que Yamato no quería reconocer pero sabía bien que significaba, sacudió a ambos hermanos que solo buscaban un minúsculo segundo de paz. Takeru cubrió sus oídos con ambas manos, asustado, solo le imploraba a todo lo existente que aquello parara, porque ya no podía soportar, porque nada paraba aquellas dos bestias, y comenzaba a perder la esperanza.

   Aun así, la salvación llegó cuando dos brazos le sonrieron y acogieron con dulzura, con suavidad, alejándolo de cada dolor en su pequeño pecho. El menor subió su vista, encontrándose con la cálida sonrisa de su hermano, y fue solo en ese entonces que supo que podía llorar, sabiendo que una gentil mano acariciaría sus cabellos con amor y consuelo. Los minutos pasaron, y aunque al mayor le doliera, agradecía que los llantos de su hermano cubrieran la discusión que no aminoraba allí abajo, pero para su felicidad y mala suerte, Takeru dejó de llorar y los gritos siguieron escuchándose.

   En cuanto Yamato notó que el cuerpo al que se aferraba comenzaba a temblar, supo que ya no tenía dudas, dirigió una mano hacia el bolsillo de su pantalón y tomó la armónica que allí descansaba. Tomó aire, remojó sus labios y los dirigió al instrumento, comenzando a tocar. Las primeras notas dieron el comienzo de la felicidad, pues aquella melodía a Takeru le encantaba, Aquella que siempre tocaba su hermano, esa que reconocía desde que tenía memoria, la que lo ayudaba a dormir, a dejar de llorar, a sonreír, a bailar, a ver la luz al final del camino y lo alejaba de la maldad.    Porque aquella melodía, Yamato la había compuesto específicamente en el momento que vio una sonrisa en aquel inocente bebé sobre los brazos de su madre, hace tan solo tres años. Y le encantaba tocarla y ver la misma e inocente sonrisa sobre los labios de su pequeño hermanito. Yamato prometió con solo tres años de edad que siempre le protegería, y allí estaba él, con sus labios secos de tanto tocar, sin la noción del tiempo en absoluto, pero con la apremiante seguridad de que nada se escuchaba ni veía más que una cálida sinfonía y un sonriente Takeru, quien comenzaba a dormirse sobre su pecho.

   Ambos sabían, que esa melodía siempre significaba un final y un comienzo de algo, un alivio y un sentimiento, una lágrima y una sonrisa, una noche y un día nuevo, una conexión entre dos almas, y un lazo que nunca se rompería.

   Porque Yamato y Takeru podrían perderlo todo, pero sabían que a pesar de los obstáculos y el futuro cruel que se les avecinaba, ellos estarían juntos nuevamente en algún momento, porque nada podía sepáralos ni a ellos, ni a la melodía que a sus oídos aliviaba.

Notas finales:

Terminamos, y quiero decirles que, me duele, me duele escribir sobre ellos dos, porque tienen un destino totalmente cruel, pero siempre hay esperanza ¿No? :”) Bueno, el que haya visto Digimon entiende a que me refiero, ya que esta historia se sitúa antes del divorcio de Natusko y Hiroaki, los padres de estos pobres hermanitos, y todos sabemos lo que pasa en los divorcios, podes tener suerte y quedarte con tu hermano, o que te separen de él y solamente lo puedas ver muy pocos días cuando vas a visitar a tu padre/madre.

Es horrible, feo y complicado, pero es peor cuando debido a la corta edad de sus hijos, los padres hacen lo que quieren y separan a un chico de su hermano/na cuando ninguno de los dos tiene la culpa de algo. Por eso, si algún día llegan a tener hijos y quieren separarse, nada los detiene, si no hay amor nada puede hacerse, pero déjenles elegir a sus hijos, porque ellos también sienten el dolor, los gritos, golpes y discusiones, incluso más fuerte que ustedes, porque duele ver como dos personas se pelean y nada puede uno hacer al respecto, ya sea por miedo, dolor o lo que sea. Por favor, entiendan, acepten y dejen hablar a los demás, porque todo el mundo tiene opinión, pero un hijo va primero ante todo.

Disculpen si les ofende mi opinión, y muchísimas gracias por leer.

Un abrazo. 


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