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Luz en la oscuridad por Bichien

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Notas del capitulo:

Perdón por demorar tanto en actualizar, gracias por darte el tiempo de seguir leyendo, no sientas miedo en comentar o dar tu opinión, me alegraria muchisimo.

Se me olvidó mencionarlo antes, en este universo digamos que los hombres puede tener hijos, (me da mucha pereza el omegaverse por ello no lo inclui en el fanfic), a pesar de que pueden concebir, no es muy normal en la sociedad que aún tiene prejuicios por las parejas del mismo sexo, por ello Taiki era victima del bullying, realmente la pasó super mal pero no quise enfocarme tanto en su pasado, espero que quede claro, si tienes más dudas solo pregunta.

sin más que decir, disfruta la lectura :3

Largos pasillos de colores suaves y un blanco persistente, impregnados con un aroma a limpieza; un lugar donde la muerte y el nacimiento conviven en paz. El hospital no era el lugar favorito de la familia Aomine, los tres caminaban por el laberinto buscando una puerta en específico, los padres conocían a alguien de confianza para atender a su pequeño el cual tras unos minutos encontraron, apenas tocaron un pelinegro los recibió con una sonrisa.

—Bienvenidos a mi cueva—reía divertido—Pasen, que no muerdo.

—Gracias por darnos una hora, sé que estas super ocupado y, además— el Medico lo interrumpió. —vamos no se preocupen, luego hablamos, ahora hay que atender a su pequeño.

Taiki miraba con atención al pediatra, era delgado y más bajo que sus padres, no dejaba de sonreír, algo que lo ponía nervioso, tras conversar con los adultos, empezó su revisión médica, la cual fue rápida y tranquila, el pequeño pelirrojo no escucho absolutamente nada de lo que el medico decía, estaba más concentrado en ver la reacción de sus papás, la cual no era para nada feliz. Cuando todo terminó lo obligaron a salir del cuarto, al parecer los adultos debían hablar en privado, sin quejarse se retiró rápidamente quedándose parado fuera de la puerta, metió las manos en su hoodie para observar con atención los alrededores. Pacientes y enfermeras pasaban a toda prisa, cada uno centrado en sus cosas, nadie lo miraba, algo que lo tranquilizaba mucho, no le gustaba mucho estar en lugares públicos, mucho menos en los hospitales, el olor lo mareaba, todos estaban tristes y enfermos. Perdido en sus pensamientos, se dio cuenta que un chico lo miraba, no entendía el porqué de su intensa mirada, nervioso intentó mirar el piso, pero la sensación de ser observado no se iba, —¿Es alguien de mi antigua escuela?, espero que no— El pequeño no estaba listo para ver sus antiguos compañeros, cuando intentó volver a ver al niño, este había desaparecido, el pelirrojo estaba tan aliviado que suspiró y como por arte de magia la puerta frente a él se abrió.

—Un gusto volverlos a ver, nos vemos pronto, cualquier cosa me llaman ¿Entendido? — Los adultos se dieron la mano después de agradecerle al médico por su tiempo.

El camino de regreso a casa fue muy silencioso, ninguno de los 3 hombres dijo nada hasta llegar a su hogar, Taiga se dedicó a hacer un gran almuerzo para su familia, mientras Daiki hacia algunas llamadas, el pequeño no entendía nada ¿Qué les había dicho el medico? ¿Por qué no decían nada?, no comprendía el actuar de sus padres, trató de dejar de pensar en ello. —Papás, ¿Qué haré con la escuela? — no le gustaba el tema, pero no quería ver a su familia tan distante, los fines de semanas siempre eran super bulliciosos, el carecer de eso le inquietaba mucho.

—¡Ah!, se me había olvidado decirlo— decía Taiga con una sarten en su mano—llamé a mi hermano Tatsuya, iras a la escuela donde estudia Mio, está un poco lejos, pero es un buen lugar, además ella estará a tu lado.

Mio era la “prima” de Taiki, hija de Tatsuya y Atsushi Murasakibara, cuando eran pequeños pasaban todo el tiempo que podían juntos, pero debido a la distancia de sus hogares y los empleos de sus padres, dejaron de verse tan seguido. El pequeño cuando escuchó la noticia se dirigió a su cuarto, amaba a su prima, pero no quería verla, no quería que ella lo viese de esa manera, la chica por años fue su modelo a seguir, no podía decepcionarla y mucho menos obligarla a ser su niñera, estaba seguro que sus tíos le habían comentado todo lo ocurrido en su anterior escuela además conociendo a la peli morada, debía estar super preocupada y enfadada.   Se tiró en su cama y miró el cielo raso esperando que le llamaran para almorzar, estaba molesto consigo mismo, había pasado solo unas pocas horas sin sentirse miserable, su ánimo bajó a el mínimo, le dolía la cabeza y el estómago, solo quería dormir.

 

Pasaron los días, debido a sus pésimas notas, le obligaron hacer una prueba para ingresar a su nuevo establecimiento, el chico no tuvo ningún problema en pasar los exámenes, no le iba mal en clases por falta de habilidades, solo perdía la concentración demasiado rápido. A pesar de que varios días habían pasado, sus padres no mostraban mejoría, Taiki notó que ellos peleaban mucho más seguido y apenas se hablaban, sabía que era su culpa, sus pesadillas lo atormentaban más frecuentemente, soñaba con sus padres, con lo mucho que lo odiaban; su apetito estaba mucho peor que antes, no quería comer nada, pero su médico lo obligaba a comer, Taiga y Daiki estaban super pendientes de que siguiera las recomendaciones del pediatra al pie de la letra, eso le molestaba, ningún chico era feliz siendo vigilado por su familia y mucho menos siendo obligado a hacer cosas que no quería, lo soportaba tanto como podía, hasta que llegó su primer día de clases. Su casa era un caos, vuelta a su rutina, sus papás corrían de un lado a otro, que el desayuno, su almuerzo, que no olvidara su mochila, que no olvidara su estuche, miles de cosas que solo retrasaban aún más la salida de su casa. —Vas a llegar tarde, come tu desayuno. — con suma rapidez corrieron a su auto y viajaron hasta la escuela, ambos padres lo irían a dejar, estaban muy preocupados, aun así, en el vehículo apenas hablaban, Taiki seguía molesto por ello.

Los miles de niños y adolescentes que caminaban hacia la misma dirección, indicaban que ya habían llegado a su destino; la ansiedad de el pelirrojo menor crecía con cada paso que daba, no se sentía preparado para presentarse frente a toda su clase, sus padres lo acompañaron lo máximo que pudieron — No se preocupen señores Aomine, su hijo está en muy buenas manos, nos encargaremos de integrarlo lo más pronto posible a su clase, el profesor está esperándolo y sus compañeros igual— decía una señorita que se acercó a ellos apenas los vio entrar. Todos estaban enterados de su llegada, aumentando aún más la ansiedad del menor, así con un gran abrazo se despidieron ambos papás, no querían dejar ir a su niño, pero llegarían tarde a el trabajo, se fueron alejando sin dejar de mirar hacia la escuela.

La señorita acompañaba con una sonrisa al pequeño, mientras caminaban le iba explicando todo lo básico que necesitaba conocer, pero Taiki no le prestaba atención, solo se concentraba en los posibles accidentes que le ocurrirían al hablar en público, su corazón se aceleraba más y más, quería huir como siempre, el pensar en el sacrificio de sus padres lo calmó un poco. Caminaron a través de largos pasillos, todos iguales, parecían eternos, el pequeño ya no podía ni leer los números en las puertas de lo nervioso que estaba, después de unos minutos se detuvieron frente a la puerta 102, se podían oír las voces de los niños que conversaban entre ellos cosas banales, Taiki definitivamente no entraría, estaba a punto de escaparse hasta que sintió una mano en su hombro. —Tú debes ser mi nuevo alumno, un gusto conocerte, puedes llamarme Tetsuya— el chico saltó de la impresión, no se había percatado que su profesor estaba a su lado, la señorita que lo acompañaba se reía, estaba acostumbrada a ver esas reacciones.

—Vamos a entrar, o los niños se van a impacientar— el maestro le brindó una sonrisa muy sutil, a pesar de ello, Taiki la sintió muy confortante.

Con ayuda de su profesor, entró sin muchas esperanzas, sus nuevos compañeros dejaron de hablar apenas ingresó, todos le miraban curiosos, algunos le brindaban sonrisas, otros susurraban con sus compañeros de asiento. —Como les comenté ayer, tendremos un compañero nuevo, espero que lo reciban de manera agradable— el maestro empujó suavemente al pelirrojo para que se presentara. Taiki se congeló, no sabía qué hacer, todos posaban sus ojos en él, su ansiedad crecía, el temblor en su cuerpo volvió a presentarse, los alumnos susurraban mucho más, el pobre pensaba que se desmayaría, pero la mano de su profesor en su hombro volvió a calmarlo.

—M-me llamo Taiki, Aomine Taiki. Un G-gusto el conocerlos—fue lo único que pudo decir, apenas terminó miró el suelo tratando de evitar la mirada de todos.

—Muy bien, bienvenido a nuestra escuela Taiki, ahora siéntate al final de la tercera fila por favor— con rapidez el chico se sentó en su puesto, ni siquiera fue capaz de ver a su compañero de asiento, esperaba con todas sus fuerzas que quien sea que estuviese a su lado, no le hablara ni lo mirara. Pero la suerte jamás estaba de su lado, apenas se acomodó en su pupitre, escuchó la presentación de su compañero, el niño no dejaba de hacerle preguntas en voz baja además intentaba por todos los medios llamar su atención, el pelirrojo no era capaz de despegar su mirada de su cuaderno, creía que, siendo distante, el chico a su lado se cansaría de él y lo dejaría en paz, pero estaba en un error. El timbre sonó y todos los niños salieron de la sala para ir a el recreo, Taiki esperó a que todos se fueran para salir, pero fue en vano, su compañero lo estaba esperando, no tenía la más mínima intención de rendirse.

—No has dicho nada en toda la clase, debes ser muy aplicado, no querías que el profesor te regañara ¿verdad?, me llamo Kazuo, Midorima Kazuo. ¡Un placer conocerte! — tras decir aquello, el pelirrojo fue capaz de mirarlo a los ojos por primera vez.

¡Qué ojos más verdes tiene! Pensaba Taiki, tras mirarlo por unos segundos se percató de que ya lo había visto antes, pero no recordaba donde, sin pensarlo mucho solo fue capaz de asentir ante la presentación del pelinegro, no estaba muy acostumbrado a sociabilizar con niños de su edad.

—Debes ser tímido, ¡no te preocupes!, me encargaré personalmente de enseñarte la escuela ¡vamos! El recreo no dura mucho— decía con una gran sonrisa, tras esto, tomó la mano de su nuevo compañero y corrió al patio de la escuela, estaba muy emocionado, por otro lado, el pelirrojo no entendía nada, solo le seguía la corriente.

Kazuo no soltaba la mano de Taiki, lo arrastró por todos lados sin dejar de hablar en ningún momento, le enseño todo lo que debía saber para pasarla bien en la escuela, desde los chicos con los que no debía meterse, hasta la forma de actuar frente a la mayoría de profesores; el pelirrojo lo escuchaba a medias, no dejaba de preguntarse tantas cosas ¿Por qué sonríe tanto? ¿Por qué se toma la molestia de ayudarme?, no comprendía a su compañero, no entendía porqué perdía su tiempo en él, ni siquiera era capaz de decirle una palabra ¿Por qué no se enfada conmigo?, poco a poco su cabeza se llenó de interrogantes, se había perdido como siempre en sus pensamientos.

—Tai, ¡Tai-chan! El recreo terminó es hora de volver— el chico seguía sonriéndole.

—¿Tai-chan? — Un apodo, le había llamado con un apodo, el pelirrojo estaba confundido y un poco avergonzado, solo sus familiares le llamaban de forma distinta, estaba seguro que solo los amigos se decían apodos.

—¡Hablaste!, por un momento creí que eras mudo, desde ahora te llamaré así, tú puedes decirme como quieras, ya que ¡seremos amigos! — antes de que Taiki pudiera procesarlo, era arrastrado una vez más por su compañero de asiento, debían volver a clases o llegarían tarde.

 

Amigo, una palabra un tanto en desuso para Taiki, recordaba haber jugado con algunos niños en su antiguo vecindario, pero jamás llegó al punto de decirles amigos, en la escuela era exactamente lo mismo, siempre estaba solo, nadie quería acercarse a él, todos tenían miedo de ser el blanco de los bullies. Kazuo le despertaba miles de interrogantes y sentimientos distintos, tenía miedo, al escuchar aquella palabra con A, su ansiedad volvió, tenía muchas ganas de llorar, pero no encontraba la razón para ello. Mientras era arrastrado por el pelinegro, veía todo en cámara lenta, en blanco y negro, se sentía muy distante al punto de separarse del chico que lo miraba con preocupación.

—¿eh? ¿Qué ocurre?

—No… no quiero ser tu amigo— Tras decir esto, se fue corriendo, dejando a un muy confundido pelinegro en medio del patio.

Notas finales:

Los personajes del anime Kuroko no Basuke, pertenecen a su repectivo creador Tadatoshi Fujimaki.

 

 


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