Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi pequeño y amado Icaro por Mokona negra

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que no les moleste los saltos de un personaje a otro. Si es asì, no se preocupen, intentare no volver a hacerlo ñwñU 


Advertencias: disfruten el fluff.


Nota: Los personajes no me pertenecen, creditos a su respectivo autor.


...


...


...

 


Las nubes sofocaban la infinita muralla con sus cándidos colores del ocaso eterno. Su apariencia tibia era una mentira. Ahí, en la orilla del paraíso, no había calor, solo frío. Y a ese frío, Arthur le cantó cuando lo tocó por su ausencia. De nuevo lo habían dejado solo.


...


Sus ojos de iris claro, contemplaban las flores carmín que crecían a su alrededor a sus anchas, en un valle de espinas.


-Ese ángel, seguramente está de nuevo bajo el árbol.


Dijo guardando sus manos en sus ropas oscuras. No podía dejar de pensar en ese ángel y su canto, en su sonrisa y el mal estar que le afectaba al no verlo.


-Me encapriche con él.-Sonrió y miró con desprecio la muralla infinita más allá del valle de espinas. Las nubes comenzaban a cubrirla con lentitud, borrando su presencia.


Se lo habían advertido un centenar de veces, mismas veces que había ignorado al cruzar a sus anchas el cielo de ida y vuelta. Después de todo, muchas cosas solo tenían una fama o una leyenda que agrandaban el temor en los corazones, pero que, en realidad, la verdad, era que solo eran monumentos al miedo, al orden y la dictadura.


-Sigh.- Resopló y se agachó cortando el tallo de la rosa que había estado observando. -Es solo un capricho.-Se volvió a recordar al ver al ángel en sus pensamientos. -Y desaparecerá en cuanto el ángel me mire con miedo.


Alfred desplegó alas demoníacas y los capullos de las flores se agitaron con el viento que su presencia provocó.


-Cuando el ángel se dé cuenta, se acabara el capricho. -Dijo cogiendo la flor muy cerca de su boca para percibir su elegante perfume. El color intenso que poseía era bello, pero no tan bello como su ángel cantor.


Hace tiempo que el demonio no cantaba con el ángel, era hora de volver a encontrarlo.


...


La nueva melodía del Arthur arrullaba pastos y hojas mientras le dedicaba una vez más su voz al frío de la muralla y sus nubes húmedas. Esperando, teniendo fe, de que de nuevo alguien le acompañara para aminorar las sensaciones que le ahogaban, que le hacían notar el verdadero significado de la eternidad. Era difícil decir cuanto espero, pero lo hizo.


Sus alas se plegaron y el iris de sus ojos quedo oculto tras sus parpados, tal vez, si no dejaba de cantar, de nuevo podría escucharle.


Su voz decayó a un tono bajo y apenas audible, su garganta se cerraba y el aire le faltaba ¿Por qué?


Arthur de nuevo estaba confundido con lo que sentía y pensó en detenerse, pero antes de finalizar su triste melodía, notas largas se escucharon.


El ángel mantuvo los ojos cerrados y dejó que el silbido le guiara por un momento antes de acompañarle con su canto. Notas altas y bajas crearon canciones intimas que comenzaron a calmar al ángel, deseoso en verdad en jamás parar, pero debía hacerlo.


Cuando las alas blancas de Arthur se extendieron, tranquilizó su corazón y pensó en sus palabras siguientes.


-Gracias.-Abrió los ojos.-Por no dejarme solo.


Para Arthur había sido muy difícil decir esas sencillas palabras, pero el ángel quería agradecerle, fuese quien fuese, esa compañía tan grata.


Sus pies desnudos se despegaron del suelo, era hora de marcharse, tenía trabajo que hacer.


-¿Volverás? -La pregunta repentina lo detuvo, había sentido una pequeña punzada en el pecho.-Yo...disfruto mucho tus canciones.


El ángel se percató que la pequeña punzada se repetía. Sus manos, inconscientes, tocaron su pecho, avergonzado de ese dolor.


Si el desconocido preguntaba algo como eso, quería decir que el también disfrutaba estar ahí ¿No?


-S-sí.-Contestó.


...


Alfred estaba ansioso por el último encuentro con ese pequeño alado de ojos esmeraldas. Caminaba por el valle de espinas observando las flores que ignoraban su corazón inquieto. Nuevas cuestiones se formulaban en su cabeza y respuestas poco gratas aparecían.


<<Es un ángel poco común. Pero tal vez no vuelva a preguntar por mi apariencia. Tal vez sea sumiso como los otros asustadizos e ignore ese detalle. Si es así, podre seguir disfrutando de su canto y compañía...si es así...>> El demonio mostró los dientes. Algo le molestaba de esa posibilidad.


Con un gruñido, el demonio miró a su alrededor, tardo un rato pero encontró lo que buscaba. La flor carmín que creía la más bella y adecuada para el ángel y voló hacia la sombra del viejo árbol.


...


Arthur comenzó a surcar los cielos deprisa, ansioso por llegar a su pedazo de paraíso y así poder cantar y escuchar lo que era su música preferida. La que componía un desconocido.


Al ángel le gustaba el tiempo con ese desconocido, con él, sus melodías eran menos tristes y podía cantarle a cualquier cosa. Al cielo, al sol, al árbol. Sus notas tenían color y fue por eso que después de varias composiciones, su ansiedad se calmó.


-Es para ti.


Su tranquilidad duro relativamente poco.


Antes de que Arthur comenzara a cantar, la vio. Tendida y quieta, perdiendo la vida.


-Es un obsequio, por las canciones que me has dejado escuchar y componer para ti.


Las rodillas del ángel tocaron el césped para recoger a la flor de pétalos carmín.


-¿No te gusta?


Arthur entró en conflicto consigo mismo.


-Lo siento. He hecho que le quitaras la vida a un ser tan bello.-Dijo sintiendo los pétalos tersos con sus dedos.


-¿Acaso estas triste por la flor?


Arthur mordió su labio. Estaba contento por aquel gesto amable del desconocido, con el simple "gracias", Arthur hubiera sido feliz, por eso, se sentía mal por aquella flor había sido elegida para llenar su banal sentimiento.


-Lo siento.-Agregó el desconocido interpretando el silencio del ángel.-Yo, la verdad, no sé porque la tome. Solo lo hice pensando en que te gustaría y yo...debí pensarlo mejor.


Arthur negó lentamente.


-Tú no tienes la culpa. Yo soy el culpable, dijiste que lo habías hecho pensando en mí.


-Pero...


Arthur sintió el arrepentimiento del desconocido en su voz y tomando la flor en sus manos, le cantó, pensando en su color vivo y la belleza que irradiaba a pesar de haber sido cortada. Cuando los pétalos comenzaron a caer en sus piernas su melodía cambio a una tonada tranquila. Como si fuera una canción de cuna. Pétalo tras pétalo Arthur siguió cantando, hasta que el décimo calló.


-No dejo de pensar por qué cortarías una flor para mí.


Arthur no esperaba respuesta a su pensamiento hecho en voz alta, pero la hubo. El desconocido carraspeó.


-En mi camino las vi. Miles de ellas. Creciendo de entre enredados tallos con espinas. Me acerque a observarlas de cerca por su dulce perfume y al hacerlo, tus labios y mejillas vinieron a mi mente. Solo fue un impulso, uno tonto porque al final solo logre molestarte.


La respuesta sincera del desconocido logró que el ángel se ruborizara tal como él había dicho. Pareciera que dos pétalos rubíes se habían posado en sus mejillas.


Eso le hizo pensar una cosa. El desconocido podía verle, pero Arthur a él no.


-¿Qué pasa?


-Hablas de impulsos, de deseos...creo que yo también tengo uno. Pero creo que, te molestare si lo digo. Tal vez te vayas como hace algunas canciones pasadas.


-Si me lo dices, estaremos a mano. Yo te moleste con mi deseo, tú puedes decirme el tuyo y juro que no me iré.-Explicó el desconocido.


Arthur titubeó.


-Pensaba que puedes verme, pero yo aun no te conozco.


El ángel no tuvo que decir más.


-¿Por qué te importa? ¿Tanto quieres ver mi apariencia?


Un calor se desbordo dentro de Arthur.


-¡No es eso!- gritó por culpa del calor.-E-es solo que...quiero saber si eres como mi imaginación cree que eres.


El ángel escucho una risita.


-Te aseguro que te desagradare en cuanto me veas. Es mejor que no pase.


-Eso no puede ser. Y me has mal interpretado. No es que me importe tu apariencia física es solo...solo. - ¿Cómo podía explicarle? ¿Cómo podría interpretarse aquel impulso, aquella curiosidad?


...


Alfred lo sabía, sabía que el ángel no era como los otros y por eso, aquel momento se había presentado.


El demonio se tomó un momento para pensarlo y se le ocurrió una idea para desanimar a su especial y curioso ángel. De esa forma alargaría su estadía en su compañía.


...


-Bien.


-¿Umh?


-Si tanto quieres verme...te esperare en el campo de flores carmín. Solo guíate por el eterno atardecer y las veras, su fragancia te llamara y las podrás encontrar y a mí, en medio de estas. Te estaré esperando ahí, en las ruinas que se encuentran en el centro.


Arthur pudo escuchar el agitar de sus alas, él ya no estaba.


El desconocido le había dado la oportunidad de conocerle y el ángel identifico algo más dentro de él, algo impropio de un ángel: El deseo de satisfacer su curiosidad.


Dejando la flor descansar bajo la sombra, desplegó sus alas y con el corazón acelerado, fue tras el desconocido.


El viento acarició las plumas de Arthur cuando volaba hacia el eterno atardecer, su luz creaba una sombra lejana en la superficie del campo y el ángel se preguntó, que tan lejos estarían las flores carmín de su escondite, hasta que una fragancia conocida llegó a él. Era como el desconocido había dicho. Arthur se detuvo y miró al horizonte. Una masa verdosa con puntos rojizos se extendía más allá. Ese debía ser, ese era el jardín.


Arthur se acercó y cuando estuvo sobrevolando las primeras enredaderas espinosas, sus alas se sintieron pesadas y rígidas, obligándole a descender.


-¿Qué pasa? - El ángel trató de moverlas, pero no podía, no le respondían.-Ugh.


Las enredaderas espinosas eran un mar peligroso y solo podía cruzarlo caminando. Arthur miró la lejanía del mar y distinguió las ruinas de las que hablaba el desconocido. Pilares de mármol erguidas y adornadas con flores carmín que les rodeaba, una tras otra.


-Viniste.


Escuchó en la lejanía y el ángel alzo el cuello. El desconocido se encontraba tras los pilares escondido.


-¿Cómo pudiste llegar allá? Mis alas...


-No se puede volar por encima del jardín.-Interrumpió el desconocido.-Yo camine hasta acá.


<< ¿Él, caminó?>>


-¿Ya lo pensaste mejor? Las espinas cortarán tu piel, tus pies sentirán dolor. Por eso te repito, no vale la pena. No necesitas verme.


Advirtió y Arthur bufó.


-¡No me importan las espinas!


-Desiste ¿Qué importa si me ves o no?


-¡Llegare hasta donde tu estas!.-Gritó Arthur decidido, ignorando la advertencia.-Si tu pediste hacerlo, yo también puedo.


Y dio un paso dentro sintiendo sus pies pincharse. El dolor recorrió la planta de sus pies como si un fino y alargado aguijón se enterrara en su piel.


-¡Espera!-Gritó la voz.-¡No lo hagas!


Arthur no le escuchó.


-La flor la tomaste de ahí adentro ¿No? Eso quiere decir que has cruzado este camino con anterioridad solo por mi ¿Cómo puede ser que yo me asuste cuando la recompensa es mayor? -Decía y las espinas se hundieron en los pies descalzos del ángel.


-Eres demasiado obstinado, eres un ángel raro...uno idiota. Por favor...¡Detente!


-Quiero verte.-Confesó el ángel y un nuevo rastro de sangre brotó de sus pies.-Se que elegiste este lugar para que me desanimara, pero no lo hare.


Arthur siguió avanzando y con cada paso, el dolor se incrementó.


-¡Basta!.-Gritó y Arthur se detuvo. -Basta...¿Porque actúas de esa forma? ¿Por qué me obligas a hacer esto? No quiero...no quiero...me gusta escucharte, me gusta ver la forma en la que sonríes cada vez que componemos música ¿Qué no puedes conformarte con eso?


El ángel cerró los puños. De nuevo el dolor de su pecho se difuminó dentro de sí.


-Un ángel como yo...no debería sentir lo que yo. Los ángeles no poseen estos deseos, sin embargo, tu y yo los poseemos por alguna razón...


-No.-Intervino con tono agrio. -Te equivocas.


Las flores carmín a su alrededor contrastaron con ese ser que salía de su escondite. El desconocido era...


-Es por esto que no quería que me vieras. Se que-


-Azul.-Soltó el ángel y el iris esmeralda de su mirada se iluminó.-Tienes ojos claros, como el cielo...


...


¿Eso es lo que le interesó al ángel curioso? ¿El color de su iris?


Alfred abrió la boca deseando decir algo, pero el ángel le había arrebatado las palabras. El demonio parpadeó sintiendo como su cuerpo se llenaba de un curioso miedo y emoción mezclados.


¿Qué era esto? ¿Por qué sentía eso? Esto, no lo provocaba un simple capricho. Y el ángel reanudo su doloroso andar.


...


Arthur se acercó y a un brazo de distancia del demonio se detuvo. Las espinas tras de él se habían alimentado de su sangre pura y al ángel no le había importado.


-¿Por qué no me temes?


-Siempre he temido. -Respondió Arthur.-Temía que tus melodías ya no acompañaran mis cantos...


-¿Por qué? -Arthur frunció su cejo desviando la mirada.


A Alfred le pareció que la pregunta le había molestado al ángel, aquel gesto, le pareció adorable.


-Yo...no lo sé.-Respondió el ángel con un mohín de disgusto y volvió a mirar al demonio.-¿Es tan malo que no lo sepa?


El ángel y el demonio por fin se miraron fijamente, cada uno inmerso en sus pensamientos ruidosos, en sus descubrimientos peligrosos.


-No.-Respondió el demonio maravillado por aquellos simples gestos.-Entonces ¿Puedo seguir escuchándote cantar?


-Solo, si tus notas acompañan las mías.


Respondió el ángel con una amable sonrisa que le hizo ver al demonio que su simple capricho, era mucho, mucho más que solo eso.


...


...


...


Al destino poco le importó lo que fueran, al destino nunca le importaba. Y este, ya estaba decidido.


...


...


... 


 

Notas finales:

 Espero que lo hayan disfrutado, gracias por leer y dejarme sus comentarios >w<


pd: Estos dos se ven muy tranquilos ahora, pero en mi mente ya ---Censura para evitar spoiler--- diez veces 7w7 jejeje


¡Gracias por su apoyo! ¡Nos leemos! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).