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Amor Verdadero por angelllirio

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Notas del fanfic:

Estos personajes pertenecen a Disney y bla bla.

Malora Maléfica x Aurora

Notas del capitulo:

Solo disfrútenlo y eso.

 
Contare de nuevo una vieja historia, para ver que tan bien me conoces. Había una vez dos reinos vecinos, uno de ellos era el reino de los humanos y como todos los humanos no sabían de la bondad ni del amor, a diferencia de mi reino en el cual reinaba la paz y el amor por las cosas que nos rodeaban. En mi reino habitaban seres de todo tipo, yo por mi parte era un hada, con hermosas alas que me permitían volar sin ningún límite. Yo era muy joven cuando esta historia inicio,  yo como los otros seres del páramo creía en la bondad hasta que conocí a un ser humano de nombre Stefan, lo conocí cuando el intento robar una joya de un pozo, era joven quizás tanto como yo, al pedirle que la regresara el me la dio y pude regresarla a su lugar, con el tiempo nos hicimos amigos y con los años lo ame,sí, creía que él me  amaba cuando a mis dieciséis años me dio un beso de amor verdadero, que ilusa era en ese entonces. Con el paso del tiempo Stefan perdió todo rastro de bondad en él y se alejó de mí. Había días en los que yo lo echaba de menos, pero siempre supe que si él me amaba regresaría a mi lado, yo con el pasar de los años me convertí en la protectora del páramo y con esto la  responsabilidad que conlleva.
 
Los seres humanos por su parte veían que el poder del páramo era cada vez era más fuerte, he intentaron atacarlo con un ejército pero esta pelea recuerdo fue la más fácil de toda mi vida, el rey que gobernaba aquel reino al perder contra mi decreto que aquel que osara tomar mi vida seria se sucesor, por cosas del destino Stefan que estaba a los órdenes del rey al escuchar esto fue hacia el páramo y disfrazado de buenas intenciones me hablo y yo le creí. Mientras charlábamos Stefan  me ofreció agua y yo la acepte, en ese momento yo misma firme una sentencia que duraría gran parte de mi vida. 
 
Dormí a su lado y al despertar no solo el ya no estaba sino que también mis alas se habían ido con él, todo el plan que había trazado Stefan había funcionado. Me había quitado no solo mis alas sino mi libertad, cambie, deje de creer en el amor verdadero, camine por días sin ningún rumbo aparente, hasta que conocía cuervo, donde impedí que lo mataran, en ese momento se convirtió en mi fiel sirviente y mi más leal amigo Diaval.
 
Me informaba de lo que pasaba en el reino de los humanos y también me informo cuando ella nació, la mujer que cambio mi vida como la conocía  Aurora. Fui a la fiesta que Stefan que le hizo a su primogénita sin saber que el destino a veces no es lo que una espera.
 
Las hadas del páramo habían ido, a darle regalos a Aurora, una de ellas le dio el regalo de la felicidad en cada momento de su día, otra le dio el don de la belleza y antes de que la última de las tres hadas le diera su regalo hice mi espectacular entrada a la fiesta.
-Vaya, vaya- sonreí mientras miraba solamente a Stefan-. Que esplendida fiesta- continúe mirándole.
-La realeza, la nobleza y los plebeyos- hable mientras acariciaba a Diaval-. Admito que me causó sorpresa no recibir invitación- volví a mirarlo tratando de intimidarle.
-No eres bienvenida Maléfica- pronuncio Stefan
 
Si en ese preciso momento me rompí, toda la parte racional de dejo de existir, intente no perder el control y si solo me hubiera controlado un momento más ahora mismo la historia seria completamente diferente.
Reí para no hacerle notar a Stefan que él me había roto y como era incapaz de hacerle daño a él, le haría daño a aquello que había engendrado.
 
-Para demostrar que no hay rencores yo misma le ofreceré un don a su hija- dije mientras caminaba a la cuna de la pequeña Aurora.
- No te acerques a la princesa- dijeron al unísono las hadas del páramo. Las arroje mientras me detenía en la cuna de Aurora y la vi por primera vez, lo que paso después ya es historia.
-Ahora todos escuchen esto, la princesa crecerá con  gracia y belleza, quien la conozca la amara- hable mientras formulaba la magia.
-Es un hermoso don- dijo la madre de la princesa, ella no sabía lo que le esperaba.
-No lo hagas- suplico Stefan mientras buscaba algo que ya no había en mí.
-¡Pero al cumplir los dieciséis años antes de que el sol se ponga, se pinchara el dedo con la aguja de una rueca y se sumirá en un sueño de muerte eterno. Un sueño del cual ella jamás despertara!
-Maléfica no lo hagas por favor- hablo Stefan, por un instante que agradecí al destino.
-Me gusta que implores, te escucho.
-Te lo imploro- dijo ya arrodillado.
-Tú ganas- conteste sonriendo-. La princesa si despertara de su mortal sueño pero solo con un beso  de amor verdadero, ¡El hechizo durara hasta el final de los tiempos, no hay poder en la tierra que lo altere!
 
Hasta el día de hoy me arrepiento de lo que hice pero tarde aún más tiempo en reconocerlo. No lo hubiera lamentado sino hubiera sido porque Stefan creyó que las hadas cuidarían a Aurora de mí, si es una buena manera de culpar a Stefan incluso de este mal. Esta parte de la historia ya la conocen Stefan mando a destruir todas las ruecas del reino y mando a la princesa Aurora lejos del palacio custodiada de las hadas más ineptas que he conocido hasta ahora, también mando a buscarme y yo levante muros para que los humanos no volvieran dañar al páramo.
Sí, no solo fue por el páramo fue para que no me dañaran a mí, sin saber que el muro de espinas de nada serviría para evitar esto que más tarde sentí por Aurora.
 
Notas finales:

Hace años que deje de escribir y ayer me levanté de la cama y dije -¿Por qué no volver?


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