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Amor Verdadero por angelllirio

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Notas del capitulo:

Qué va un poco lento el avance, pero ya en el tercer capítulo habrá más.

-¿Qué noticias tienes del paradero de la princesa?- dije sin mirarlo. 
-La princesa está en una cabaña en el bosque con las hadas Maléfica. 
 
Después de meditarlo un segundo, quise ver donde pasaría su corta vida la princesa. Al llegar a la cabaña vi a la princesa en una ventana, sola y sin ningún tipo de cuidado, desde ese momento me di cuenta que quizás no llegaría ni siquiera a los dieciséis años. Pensé en ese entonces que era horrenda y que tenía lastima de la pobre princesa, aunque cuando ella me sonrió sentí una sensación de felicidad y aunque intente asustarla no funciono, ni en ese momento ni en los siguientes años. Aunque también por ese entonces creí odiar a la pequeña bestia, bestia, si un apodo nada tierno. 
 
Aunque intente alejarme en su infancia había días en los que Diaval me llevaba casi a la fuerza, ya fuera porque la pequeña bestia se metía en problemas o porque las hadas eran unas ineptas en su labor para criarla. Incluso hubo una vez que creí que la matarían de inanición. 
Algunas veces los hombres intentaban penetrar el muro de espinas pero nunca lo lograron ni de lejos. Si los seres humanos son demasiado estúpidos al igual que las hadas. 
 
Me sorprendió cuando cumplió los tres años, Diaval me había informado que las hadas llevarían a la pequeña bestia a comer fuera de la cabaña a un lado de un acantilado y como siempre Diaval estaba preocupado, y no se equivocó las hadas como siempre no la observaban y ella corrió hacia el acantilado, Diaval creía que la dejaría caer en incluso se tapó los ojos con las alas. 
 
Cuando la salve el me miro, estoy segura que fue el primero en ver que la pequeña bestia me estaba devolviendo mi bondad poco a poco. 
 
 
Pasaron los años más deprisa entre causar miedo a los humanos y asegurarme que bestia no muriera con las hadas. La primera vez que ella me vio fue cuando yo curaba un árbol, nunca supe de donde salió pero ahí estaba frente a mí con una linda sonrisa y un vestido amarillo. 
 
-Hola- dijo sonriéndome. 
- Aléjate, largo- hice un ademan para que ella se fuera de mi vista.- Vete, detesto a todos los niños- pero ella ya me había abrazado. 
 
Ese fue el primer abrazo de Bestia que nunca podré olvidar. Cabe aclarar que Diaval vio estas escenas y siempre que podía molestar con el tema lo hacía. 
 
-Vamos, es una linda niña debes quererla aunque sea un poco. 
 
-La quiero muerta a los dieciséis años así que hasta una idea de cuánto la quiero- dije como siempre mintiéndome a misma. 
 
Y como lo prometí la pequeña Bestia seguía creciendo con gracia y una increíble belleza, no solo físicamente sino de alma. Diaval al parecer que se había encariñado con la niña de nueve años. Pasaba las tardes jugando con ella, siempre me molestaba que hiciera eso, quizás porque yo siempre quise pasar algún tiempo haciendo lo mismo con Bestia. Por otra parte yo tenía demasiado que hacer por culpa de los humanos que cada vez herían más a los bosques y seguían intentando entrar al paramo, así pasaron los años, entre peleas con Diaval y yo ignorando que Bestia cada vez se acercaba mas a los dieciséis años. 
 
-Deberías quitarle la maldito Maléfica tiene quince años, merece vivir- dijo acusatoriamente. 
 
-¡Tú qué sabes de merecer!- grite mirándolo con rabia.- Yo merecía más de lo que tengo ahora. 
 
-Ella no debería cargar con los pecados de su padre. 
 
Por primera vez sentí que me había equivocado al hacer ese hechizo, me aleje de él y fui al bosque, había nieve por todas partes, el silencio reinaba hasta que escuche la voz de alguien y la vi, era Bestia, una joven de increíble belleza, la vi mientras acariciaba a un ciervo, al parecer ella tenía la bondad que creía yo los humanos habían perdido hace mucho tiempo. La vi muchas veces acercarse al muro de espinas quizás preguntándose porque estaba ahí pero nunca tuve el valor de acercarme para explicarle el porqué,  hasta que un día los soldados del Rey casi la confundieron conmigo y eso me hizo de alguna manera enojar, quizás hasta quise matarlo pero no pude. 
 
Mientras estaba la pelea lleve a Aurora a un lugar más seguro con mi magia, no quería que la dañaron lo cual es hipócrita ya que yo fui la primera en hacerle daño. 
 
Al terminar la pelea si es que se puede llamar pelea a lo que paso, Diaval se molestó conmigo por convertirlo en lobo, que yo sepa no era tan malo. Lleve a Bestia conmigo adentro del muro de espinas no sé qué me llevo a hacer eso, pero sin duda fue la primera vez que sentí algo después de mucho tiempo. 
 
Ahí estaba Bestia despertándose en un mundo pacífico y maravilloso, la veía y lo único que podía pensar era en que yo no era ajena a aquella frase del hechizo “Quien la conozca la amara”. Se veía maravillada ante mi mundo, un mundo que incluso yo misma deje de sentir y ver como ella lo veía. Hasta que ella me saco de mis pensamientos. 
 
-Ya sé que estás ahí, no temas, sal- dijo con voz suave y tranquila. 
 
-No tengo miedo-dije con voz burlona. Claro que tenía miedo, pero no de ella de mis sentimientos, de mi misma. 
 
-Entonces ven. 
 
-Si lo hago me temerás- hable de forma segura. Yo no quería que ella me viera con temor como los demás. 
 
-No, no lo hare- dijo convenciéndome. Salí de entre los árboles que cubrían el paisaje entre nosotras dos. Al verme ella no parecía asustada quizás la mejor manera de describir su rostro era de paz. 
 
-Ya sé quién eres. 
 
-¿En serio?- pregunte intrigada. 
 
-Eres mi hada madrina- dijo con una sonrisa que hizo que el hechizo se incrustara en mi corazón profundamente. 
 
-¿Qué?- fue la única respuesta que se vino a mi mente. 
 
-Mi hada madrina- dijo como si fuese más lógico del mundo.-Toda mi vida me has protegido ¿Verdad que si? Sabía que estabas cerca de mí. 
 
-¿Cómo?- algo en mi mente no estaba cuadrando. 
 
-Tu sombra, la veo seguirme de desde que era pequeña, a donde yo fuera tu sombra siempre iba conmigo.- contesto sonriendo. 
 
-De ti también me acuerdo, bello pájaro- dijo viendo a Diaval que acababa de interrumpir el momento. 
 
-Él es Diaval- conteste mientras lo convertía en humano. 
 
-¿Qué tal Aurora?- dijo Diaval sonriendo amablemente. 
 
Ella asintió mientras le sonreía y por un pequeño instante quise golpear a Diaval, hicieron una pequeña conversación, mientras Aurora decía que estaba maravillada del mundo se acercó a mí y yo tuve tanto miedo, pero era porque ella me hacía sentir feliz de una manera extraña, volví a dormirla antes de que ella pudiera tocarme como cuando fue niña. La lleve a la cabaña de las hadas y deje que soñara con el mágico mundo que acababa de conocer. 
 
Mientras iban pasando los días ella seguía regresando al muro de espinas quizás esperando a que yo volviera aparecer y así lo hice. 
 
-Si lo miras tanto a lo mejor se abre mágicamente- dije con voz sarcástica. 
 
-¿Cómo se llama mi hada madrina?- contesto mirándome atentamente. 
 
-Mi nombre es Maléfica, ¿Cómo estas tan segura que yo soy tu hada madrina? 
-¿Por qué otra razón me has protegido toda mi vida? 
 
-Quizás no haya ninguna razón- conteste mientras abría el muro de espinas.- ¿Vienes? 
 
-Sí, segura- dijo mientras me sujetaba del brazo. 
 
-¿Quieres ver algo fantástico?-dije  intentando alejarme un poco de ella. 
 
-Tú eres fantástica- dijo de manera natural. 
 
Al estar dentro del páramo fuimos a un estanque donde los seres que lo habitan brillan de maneras fantásticas, mientras danzan, caminos por todo el páramo, ella asombrada por todos los seres que habitaban, tenía una curiosidad innata que todos los seres la amaban como alguna vez me amaron a mí. Mientras jugaba con los seres en lodo, un poco me arrojaron a mí, se hizo un silencio incomodo que ella no terminaba de comprender hasta que Diaval río y yo misma le arroje una buena cantidad de lodo a él, en ese momento deje de pensar en el hechizo en el dolor y por primera vez sentí que no necesitaba mis alas para ser feliz. 
 
A la siguiente noche convencida de que lo mejor era quitar el hechizo, visite su cuarto, para redimir el error que cometí por culpa de un profundo dolor que estaba sanando gracias a Aurora, con mi magia la dormí y empecé a quitarle lo que más bien era una maldición. 
 
-Yo revoco mi hechizo- susurre.- No atormentara nunca más. 
 
-¡Yo revoco mi hechizo, no atormentara nunca más!- grite y sentía una magia que no creí que fuera mía. 
 
No funciono, yo no podía quitarle mi hechizo, no entendía la razón, pero sin duda yo su ahora hada impediría que ella muriera. 
 
Notas finales:

Es todo por hoy hasta el viernes. Siganme en mis redes sociales estoy como angellliro :)


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