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RECUERDOS DE PAPEL por kiyuki

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Notas del fanfic:

Disculpen las faltas ortográficas y las incoherencias.

Agradecimientos a Alo, es un dulce corazón que me beteo este fic.

Notas del capitulo:

Los personajes son propiedad de los verdaderos autores y no míos.

 

RECUERDOS DE PAPEL

 

— ¡Es mi amigo!

—Yo también lo era, Steve.

Los golpes ya no dolían tanto a comparación del zumbido que venía de su corazón; sin embargo él quería huir de ese lugar, estar en otro lado, soñar que todo había sido una pesadilla y cuando abriera los ojos se encontraría con las gemas azules de la persona que amaba, no a éste ser cruel que caminaba tranquilamente a la salida, dejando atrás un futuro que era la segunda oportunidad que le entregaba  la vida para ser feliz.

—El escudo no te pertenece, no lo mereces. Mi padre fabricó ese escudo —, el rubio caminó despacio, se detuvo y pareció meditar las palabras de Tony; él era el capitán américa, el hombre que luchó contra Alemania nazi e HYDRA, era el primer súper soldado del mundo, el hombre que estuvo congelado en el hielo por casi 70 años.

 Era muchas cosas pero cuando su mano se sintió más liviana supo que no importaban todos esos títulos, él quería ser solamente Steve Rogers, una persona común y corriente que había salido vivo de la guerra.

El sonido del escudo que cayó en el frio hielo, fue el indicio de que una etapa de la vida de ambos hombres, había acabado.

El rubio sacó a su amigo, de aquel único lazo que conservaba de su pasado, hacia afuera, a lo más cercano de la libertad que pudieron saborear, desde hoy serían prófugos de la justicia, perseguidos por todos los países del mundo.

Steve había prometido muchas cosas a lo largo de su vida: le prometió  a su madre regresar a casa, le prometió a Bucky estar con él hasta el final, cuidarlo; le prometió un baile a Peggy, su primer amor, su chica favorita. Muchas de esas promesas nunca las pudo cumplir, le había fallado a sus seres queridos y dos de ellas ya no se encontraban en este mundo. Pero la promesa que más le dolió romper fue la de proteger a Tony... había fallado una vez más.

El  hombre de acero por fin pudo sentir que era el regresar de la muerte, Visión lo observaba curioso y en sus ojos había aparecido algo nuevo, una emoción perteneciente a los seres vivos, era tristeza. El humanoide había peleado con una amiga en una pelea real y ahora veía como uno de sus creadores se encontraba en el frio suelo de Siberia sufriendo un paro cardiaco. Puso sus manos en el pecho del hombre y comenzó a hacer ejercicios  al corazón, lo había estabilizado, pero tenían que salir de ahí antes  de que Tony tuviera otro ataque al corazón.

 Lo envolvió en una esfera que lo mantenía tranquilo mientras conectaba con viernes, la IA prepararía todo a la llegada de su dueño.

Anthony Stark tenía que vivir.

La recuperación física fue en realidad la más sencilla, pero la emocional  duro mucho tiempo; las pesadillas comenzaron desde el primer día que había despertado del coma inducido, la llamada del congresista Ross exigiendo una explicación a la perdida de los prisioneros no se hizo esperar, aquello no ayudaba a la recuperación del genio millonario. Visión pudo ver como uno de esos días en que Tony se sentaba en la azotea a ver la ciudad solo, había un aire que lo rodeaba, el humanoide reconoció aquel sentimiento como  nostalgia, no quiso interrumpir a su padre y decidió que era mucho mejor dejarlo solo.

 

— ¿Sabes...? —La voz de Tony lo detuvo de su huida—, no sé qué hacer, Visión.

—Aconsejo que se abrigue, señor, el clima de Manhattan suele ser engañoso, no deseo que se resfríe, hace poco que acaba de salir de una operación difícil.

—Ja…—una pequeña risa se escuchó por parte del castaño—, lo último que me importa sería un resfriado, no me refiero a eso, Jarvis con esteroides. Quiero decir que ahora que ya no están los vengadores, pienso que Iron Man también debería tomarse unas largas, muy largas vacaciones. Tal vez no volver a aparecer.

—Señor, creo que está apresurando las cosas, debe descansar primero y  luego puede pensar las cosas más claramente.

—No. Creo que estoy tomando las cosas bien, Iron Man descansará.

—Sea cual sea la decisión que usted tome, yo lo seguiré.

—No es necesario, tú puedes hacer lo que creas más conveniente, Visión, las puertas de mi humilde torre siempre estarán abiertas para ti.

—Lo agradezco, señor.

 

 

Un día, un objeto desconocido llegó a la torre, la pequeña caja de cartón contenía una bomba para la estabilidad emocional de Tony. Las palabras que estaban escritas en el sobre con una caligrafía que ya había visto antes;  junto con aquella carta llegó un móvil a las manos del genio. Los ojos castaños lo leyeron en mutismo hasta llegar a la última palabra, en donde tuvo que tragar saliva, para no terminar por romperse una vez más.

Lo había amado tanto, que cuando llegó aquel momento en que todo había acabado, en que Steve Rogers había elegido el pasado sobre el futuro. Agarró la caja y lo botó al tacho de basura, no volvería a llorar por él.

´´…te prometo que si nos necesitas, si me necesitas. Ahí estaré.´´

 

Al final Steve falló en todo.

 

Las decisiones que Tony iba a tomar de ahora en adelante cambiarían el mundo en donde él había vivido. Había confiado en un equipo, había entregado cada parte de su tiempo por proteger aquella familia improvisada, desde el momento en que esas visiones de un mundo en caos con sus amigos muertos habían aparecido.

La primera cosa que hizo después de recuperar la mayoría de sus heridas físicas, fue encontrarse con aquel chico castaño, un novato que tenía que entrenar y al mismo tiempo protegerlo. La torre que antes había albergado a sus camaradas ahora iba a ser vendida a algún excéntrico millonario, aunque ninguno como él.

Había escuchado por parte de un ex doctor de los viajes espirituales a la India, esos que se hacían para curar el espíritu, se tomaría algunas vacaciones ahí, dejaría la excéntrica ciudad y a todos los que quisieron aprovecharse de él.

Tan pronto como siento que el mundo se abría nuevamente ante él, supo que podía tomar las riendas de su destino, Fury había llamado varias veces amenazando para que se vuelva a presentar en las nuevas instalaciones que SHIELD había reconstruido, pero Tony sabía que su época de jugar al héroe ya había acabado. Cuando regreso de su viaje espiritual se encontró con el chico a quien tenía que cuidar y proteger, un novato que no hacía nada más que ponerse en riesgo a cada segundo, si seguía a este paso, estaba considerando mantenerlo a sólo vigilar la cuidad de día; el chico era impulsivo ante sus nuevos poderes que aún no terminaba por dominar, sin embargo esa rebeldía que se presentaba en Peter, era lo que lo había terminado por atraer.

Las prótesis que había creado para su amigo estaban funcionando a la perfección y si seguía a este paso estaba la posibilidad de que este podría regresar a su vida normal.

Las reuniones de negocios se comenzaron a ser cosa de todos los días, los tragos de café aumentaron  al doble de su rutina y los tragos de alguna bebida  se triplicaron en su quehacer, Tony había encontrado la solución a su lucidez en el alcohol. Fue en uno de esos días en que se encontraba viendo la gran ciudad por el ventanal de su oficina, su mente se desconectó de la realidad y lo llevaron a un viaje a su pasado, un pasado tranquilo que aún no admitía, pero anhela con desesperación.

Steve había ido un día a su cuarto con un ramo de rosas y chocolates, algo cliché y antiguo para la época en la que vivían. El capitán hablaba algo cohibido y tímido, aún para él era extraño salir con un hombre, ya que en su época eso era visto como un pecado. Le había tomado tres segundos darse cuenta que amaba al castaño y tres años terminar por aceptar su posible homosexualidad. Ese día fueron al cine por pedido de Steve.

En el rostro del castaño se dibujó una sonrisa, aquella había sido la tercera cita que habían tenido. Agarró su vaso de ron y tomo la bebida ante el amargo recuerdo. Más al rato tendría otra reunión de la empresa.

 

Visión lo recibió en la puerta de la nueva mansión, en el último tiempo, Tony le había enseñado varias cosas, cosas que le terminaban orientando a conocer el lado humano; el humanoide descubriría que la vida de un humano terminaba por ser efímera, no había un propósito exacto por el que nacía y tenía miles de pretextos a lo largo de su vida, eran débiles y tenían miedo, sin embargo sus creadores eran humanos que salían del estereotipo típico del ser humano. Tony era ante sus ojos alguien efímero, pero era el humano al que más respeto le tenía.

— ¿Y cómo ha estado mi muñeco favorito?

—Me encuentro bien, señor.

—Me alegra, ¿algo nuevo?

—El directos Fury ha vuelto a llamar.

— ¿Le dijiste que me fui de vacaciones?

—Sí, pero el director insiste.

—El pirata nunca se da por vencido, Friday reforzaste los sistemas de seguridad, no quiero invitados indeseables en mi casa.

—Correcto, señor.

Tony estuvo en el taller trabajando en una nueva armadura, algo que sirviera para un terror mucho más grande, no era más Iron Man, pero siempre creyó que era mucho mejor prevenir algo que no vendría, a que lo atrapen en el momento menos indicado.

Tony… —como un riachuelo sin control la voz de Steve se escuchó en su cabeza; amaba esa voz, el timbre vocal que siempre lo hacían reaccionar, pero esta vez no volteó la cabeza como solía hacerlo—. ¿Otra vez te vas a quedar hasta tarde en taller? Deberías descansar, eso le hace mal a tu salud.

—Si como digas, capipaleta, pero estos bebés tienen que salir ahora, no creo poder aguantar otro segundo sin que estén terminados.

Una suave risa se oyó en medio del solitario lugar.

— ¿No te cansas Tony?

—Ja, podría hacerlo todo el día, abuelo.

—Tony… ¿Quieres ir a la habitación?

— ¿Esa es una propuesta para tener sexo? Que directo Rogers, no esperaba eso de ti.

—No. Es que, Tony, digo que es mejor ir a dormir a la cama.

—Y yo que estaba a punto de ir a follar contigo.

El rostro del rubio mostro un toque rojo, Tony era así, directo y bromeaba con todos, hacía que el mundo se relaje con su presencia y apreciaba molestar a todo al que se le acercara, amaba a Tony, amaba cada parte de su ser, pero aun para él era difícil poder mantener una charla con su novio sin que se sonrojara.

—Tony… sólo vamos a dormir.

—Como digas, dorito, pero si quieres meter mano no te lo voy a impedir.

El castaño dejo sus herramientas en la mesa, se paró y volteó a la puerta para luego bajar la vista y cambiar la sonrisa de su rostro por una expresión afligida en ella. Steve no estaba ahí, el rubio estaba lejos de él y la vida le jugaba una mala pasada haciéndolo enloquecer con aquellas alucinaciones.

—Otra vez… creí que ya habían desaparecido los seres imaginarios…

Caminó despacio, como si un sus hombros cargara el peso de todo el mundo y tal vez así lo era. Había amado a ese estúpido rubio, lo quería a pesar de todo el daño que le había ocasionado incluyendo el post trauma después del coma, pero le era muy difícil deshacerse del pasado, tal vez al final el castaño era similar a Steve, a ambos les costaba dejar atrás todo y vivir el futuro.

 

Una nueva mañana apareció en la vida de los habitantes de la tierra, una rutina que se hizo común en el trascurso del tiempo, fue un verdadero milagro el que ningún villano hubiese hecho aparición en el descanso de los vengadores, más para otros, sólo era el preludio de algo peor.

El sol del mediodía y el cielo celeste se comenzaron a cubrir de una mancha rojiza, la tierra retumbó, el estruendo de un ser primigenio era la entrada para lo que sería el final de los días de la humanidad. Thanos, como se hacía llamar, era el ser que destruiría todo lo que se encontraba en las galaxias. Había nacido sólo para ser el heraldo de la muerte.

La guerra por la supervivencia había iniciado.

A Stark no le costó mucho comprender que ese ser era mucho más de lo que él podría enfrentar, necesitaba ayuda y esta no se hizo esperar. Fue en uno de los ataques de aquellos extraterrestres que iba a dar directo a su reactor que un escudo negro lo detuvo, su corazón latió… algo le dijo quién era el dueño de ese objeto.

 

´´…te prometo que si nos necesitas, si me necesitas. Ahí estaré.´´

 

—Te dije que me llamaras—, una voz que conocía, una voz con la que siempre soñó, estaba presente en el aire.

—Pues esa chatarra era algo muy antigua para mi gusto, podrías al menos haber comprado mis nuevos modelos, ya sabes de esos que son transparentes y aparecen en el aire.

—Tony, yo...

—No es el momento capitán, tenemos traseros que patear.

—Lenguaje.

— ¡Ja!

Unas bestias comenzaron a aparecer, la Viuda Negra comenzó a disparar y el arquero no falló ningún tiro, Tony sintió que esto podría ser tal vez un sueño del pasado y pronto despertaría, estaba pelando una vez más al lado de sus camaradas.

Ganaron la batalla, más la guerra final aún no daba inicio, aún con pesar, decidió que era hora de llevarlos a la mansión, tenía que entregar las armas para esta última pelea.

—Bien, sus nuevos juguetes ya están, Visión los llevara allí y, por favor, estos no los rompan, papi no les comprara otro juguete.

—Tony, tenemos que hablar.

—No creo que sea el momento indicado, capitán.

Steve bajó la mirada, había soñado miles de veces cómo se presentaría con Stark, cuáles serían las palabras correctas que diría, cómo quería disculparse, pero el castaño sólo dio media vuelta y desapareció. Luego le diría todo lo que estaba guardado en su corazón.

Mas sin embargo, la vida era caprichosa, Thanos era incluso más fuerte ahora que tenía la gema de visión, una fuerza imparable. Los dos súper soldados habían tenido una pelea cuerpo a cuerpo con el destructor, no obstante, terminaron con algunos huesos rotos.

Como si toda música hubiese parado, el mundo se volvió un silencio mortal, a  lo lejos se oyó un rugido lastimero, los colores del mundo se pagaban, los golpes no dolieron más y Steve supo lo que tenía que hacer, había vivido mucho tiempo como para seguir haciéndolo. Miró a Bucky y con la mirada en silencio pudo comprender cuál era el plan del capitán, por un momento sus ojos lo negaron pero también era lo único que se les ocurría en ese momento.

—Lo siento… pero es la única forma.

—Podemos intentarlo.

—No.

El soldado respiró hondo y luego salió corriendo.

Steve alistó el nuevo escudo que Tony le había dado, anhelaba cada cosa que el castaño le otorgara, sin embargo, no era ansioso de tener armas, quería un mundo en paz en donde pudiese vivir tranquilamente con Tony, adoptar un perro y retirar a una casa de campo a vivir pacíficamente hasta que llegara la vejez de sus vidas y entonces todo terminaría.

— ¡No te atrevas! —una voz se escuchó por el auricular de su traje, sabía quién le hablaba.

— ¿Sabes?, me tomó tres segundo haberme enamorado de ti.

—No hables, voy para allá paleta suicida.

—Tres años para finalmente admitir que me gustabas.

—No es el momento, Rogers.

—Si este no es el momento, ¿Cuándo lo va a ser, Tony? —caminó despacio, seguro de lo que haría.

—Puede ser luego, cuando vayamos a comer… maldición estos no se cansan.

—Tony, siempre te he amado—, la pelea con Thanos comenzó una vez más, puño con puño y el capitán no era un oponente a la altura del gigante —. Incluso amo esa absurda adicción al café y las donas.

—No te metas con mis donas, Rogers

—Discúlpame por todo lo que hice, Anthony, en verdad te quiero y no quería dañarte, soy un cobarde—. Los dispositivos que Loki le había dado se comenzaron a poner en la armadura de Thanos mientras que este no se daba cuenta y sólo golpeaba al rubio capitán.

— ¿Cansado, humano?

—Puede hacer esto todo el día—, respondió éste mientras se sujetaba las costillas, estaba seguro que tenía algunas rotas por el impacto del puño del otro.

Una vez más corrió, tenía que presionar todos los botones, Loki le había dicho que este era un destructor de masa, pero si estaba muy cerca también podría ser absorbido por aquel extraño objeto, no le importó desaparecer mientras que Tony estuviese vivo.

Te amo, Anthony Stark.

Un portal se abrió, Thanos rio ante el inútil intento del humano, aun así, otros cuatro portales se abrieron, tarde entendió el plan del capitán, sería absorbido por aquellas agujeros, pero no se iría solo, se llevaría a su oponente. El rubio dio puñetazos al rostro del gigante haciéndolo retroceder a los portales, tal vez podría lograrlo, tal vez podría salir casi ileso de esa guerra e ir a los brazos de su amado, podía ver su sonrisa, podía escuchar su risa y luego… una mano, un enorme dolor en su abdomen. Thanos se reía.

—Ya no eres tan fuerte, humano…

Steve miro al cielo, sintió frio y pareció que nuevamente el mundo se quedaba en silencio, había nubes y humo, no pudo oír nada más hasta que bajó la mirada para todo volverse oscuro.

Cuando Thanos estaba siendo absorbido junto al cuerpo inerte del capitán, el cuerpo del rubio fue atrapado por una soga y retirado de su lado, iría solo al vacío.

Clint pudo recuperar el cuerpo de su amigo, Iron Man salió de su armadura corriendo al lado de él, tocó su rostro, acarició cada mejilla y su frente se pegó al del rubio, un gemido se oyó y las lágrimas comenzaron a caer, lo había perdido una vez.

Todos los héroes que lograron sobrevivir al fin del mundo llegaron a su lado, rodearon a los dos más grandes héroes, había comenzado el luto para sus seres queridos.

La reconstrucción de la ciudad inicio a los dos días, algunos regresaban a sus casas buscando los cuerpo de sus seres queridos y otros a recuperar lo poco que quedaba de su vida. La situación no era diferente en la mansión Stark, después de todo eso, varios de sus camaradas habían regresado a sus casas o buscar algo que les ayudara a amortiguar el daño que se había producido con la llegada de Thanos.

—… Regrésalo.

—…

—Strange, tú puedes hacerlo.

—No sé qué quieras decir Tony, pero no.

—Me contaste que pudiste regresar una manzana a su estado inicial, el cuerpo humano no es muy diferente, pudiste regresar a la vida a varias personas, ¿por qué no lo puedes hacer con él?

—Tony, estamos hablando de alterar la línea del tiempo, ¿sabes lo que puede ocurrir si hago eso?

—Puedo cargar con las consecuencias.

—Tony, no.

— ¡Tony, sí! Strange, tenemos que traerlo a la vida —. El castaño tocó el cristal que rodeaba el cuerpo del que había sido el símbolo de la paz en Estados Unidos, había vivido mucho para terminar como todo había iniciado.

—Anthony, es hora de que el Capitán América descanse después de todo el tiempo que ha tenido que soportar.

—Yo no necesito al Capitán América, Strange, necesito a Steve Rogers a mi lado, por favor… —las lágrimas comenzaron a descender de su rostro, sujetó la mano del rubio y la acercó a su rostro besando las yemas de sus dedos, el hechicero se quedó quieto, en silencio.

Sabía lo que aquel soldado modificado físicamente significaba para el hombre de metal, sabía lo mucho que había llorado y cuanto le costó si quiera fingir que lo había superado, sabía que si Tony se volvía a encontrar a Rogers este terminaría por lastimar una vez más al castaño y sin embargo, ahí estaba dudando de lo que haría, si darle otra oportunidad.

—No creo que sea buena idea.

—Ni yo, pero lo necesito.

— ¿Quieres que traiga a todos?

—… Sí.

Los ceños de las manos de Strange comenzaron, Tony una vez más besó la mano fría de Steve, no le pudo decir todo lo que sentía, no le pudo decir que lo amaba, no lo pudo besar cuando lo tuvo cerca y en un abrir de cerrar de ojos, todo había acabado. Unas nuevas lágrimas comenzaron a caer de su rostro.

Tal vez era egoísta como todos le decían, pero ya había sacrificado mucho por el bien de todos, había entregado más de lo que debía y nadie se lo agradeció, había perdido a la persona que amó y  cuando los necesitó, todos se fueron, estaba solo una vez más, no lo soportaría, ya no… Ya no quería perder a nadie más.

—Te amo Steve, siempre lo haré.

Notas finales:

Gracias por leer.


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