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El conserje rockstar por Fullbuster

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Las clases debían empezar en breve, Sasuke sabía eso y, por tanto, aceleró el paso para ir al estudio del último piso. Esos momentos eran los más tranquilos de todos. Mientras escuchaban a sus docentes, los pasillos y los estudios se vaciaban por completo. Le gustaba esa soledad, porque podía practicar tanto como el tiempo de las clases durase. Además… casi nadie iba al estudio del último piso, decían que era el peor de todos, el más viejo, pero por algún motivo… era su favorito.

 

Los dedos le dolían. Hacía un par de semanas que se le había desgastado la plumilla, sin embargo, no había podido ir a reemplazarla todavía. Pese a ese hecho, Orochimaru le seguía pidiendo las canciones, por lo que acabó volviendo a tocar con los dedos hasta que pudiera hacerse con una nueva. Quizá dentro de poco… ¡Hasta le pidiese hacer los exámenes de Kabuto! Aún no entendía cómo con lo incompetente que era su hijo para la música, seguían ambos insistiendo en hacerle una carrera musical. ¡Ahora peleaban por el contrato que ese chico daría para unirse a su banda! Sinceramente… no le interesaba tener que ver en nada de eso aunque reconocía que ese contrato sonaba increíble. Tocar en una de las mejores bandas del país. Casi un sueño hecho realidad, pero esos sueños simplemente, no eran para él. Él siempre sería un simple conserje encargado de mantener el suelo reluciente.

 

Al llegar al estudio, abrió la funda de la guitarra y la observó durante unos segundos. Aquella guitarra que una vez fue de su padre todavía parecía nueva. Su color azul seguía casi como el primer día. Las cuerdas estaban un poco desgastadas y seguramente pronto debería cambiarlas, sin embargo, aún creía poder aguantar un poco más. La última de las canciones aún la tenía a medias. Faltaba parte de la letra y parte de la composición musical, pero quería darle hoy un buen avance.

 

Sacó los papeles donde tenía la letra y el cuaderno con los pentagramas y los acordes que había conseguido componer hasta el momento. Se sentó en una de las sillas altas frente al micrófono apagado, colocándose la guitarra para empezar a tocar los primeros compases que tenía, cantando la escasa letra que había conseguido escribir y pensando cómo continuar la canción.

 

Por algún motivo, la canción que había escuchado de aquel chico le venía a la cabeza por mucho que intentaba apartarla para poder escribir la suya. Aquel chico era brillante con la música y él le había confundido con un estudiante. Sonrió y trató de centrarse nuevamente en la música.

 

Mientras tanto, en el otro rincón del edificio, Naruto disfrutaba finalmente de algo de tranquilidad. Durante las próximas semanas iba a tener que aguantar a todos esos candidatos que querrían obtener el contrato para trabajar en su banda. Todos querían ser famosos. Elegir a uno sería difícil pero al menos ahora… tenía algo de tranquilidad mientras estaban en las clases.

 

Caminó por los pasillos llevando consigo su guitarra. Esa canción que estaba intentando componer le traía loco. Él nunca había sido bueno con las letras, ni con los ajustes, tampoco componiendo, sin embargo, quería hacer algo suyo. Llevaba meses con esa dichosa canción y todo… ¿Para qué? Ni siquiera era buena, ni podría ponerla en su disco, tampoco la tocaría con la banda, se perdería entre las miles de letras que jamás llegarían a nada.

 

Quería encontrar un estudio, uno donde estar solo y que nadie le molestase, pero parecía misión imposible. Casi todos los estudios estaban ocupados y ya estaba empezando a desechar la idea y salir al patio trasero, cuando se encontró con uno de los profesores de la escuela. Por el violín que llevaba, supuso que haría música clásica o enseñaría acordes o alguna cosa así en la facultad.

 

- Perdone… ¿Sabe dónde puedo encontrar un estudio libre? – preguntó Naruto.

 

- Supongo que en el cuarto piso – comentó – aunque es un estudio mediocre al que ya nadie va.

 

- Suena perfecto – sonrió Naruto al escuchar que ya casi nadie iba allí.

 

Por él… como si se caía a pedazos el estudio. Lo único que le interesaba era un sitio solitario y tranquilo, un lugar que pudiera ser casi como su lugar secreto, un lugar donde nadie le molestase. Sería… “su santuario”.

 

Subió por las escaleras. Una de las cosas que más odiaba eran esas cajas de metal a las que llamaban ascensores. Odiaba esos trastos y sólo los cogía en emergencias. La idea de quedarse allí atrapado, esa mínima posibilidad… ya le echaba para atrás y le hacía pensar que era mejor caminar un poco.

 

Estaba llegando al cuarto piso cuando escuchó aquella voz. ¡Era la mejor voz que había escuchado en mucho tiempo! Era cierto que paraba alguna vez, casi como si estuviera escribiendo y repetía la secuencia hasta perfeccionarlo, añadiendo algunas frases que quizá luego cambiaba. Ya no era sólo la voz, la música, esos acordes eran increíbles y más aún la forma en que iniciaba con armónicos. No conocía a muchos que tuvieran ese patrón, aunque en la academia podría haber unos cuantos que lo hicieran.

 

¡Era bueno! Ese chico que cantaba allí dentro era realmente bueno. ¿Se habría apuntado al casting? Podría ser, aun así, quería saber quién era para tenerlo en cuenta. ¡Esa voz era sencillamente impresionante!

 

Se acercó al estudio, pero ni siquiera tenía una simple ventana para ver el interior. No le quedaba más remedio que acceder al espacio para poder conocer al chico tras aquella voz de ensueño. Empezó a bajar el picaporte dejando así de escuchar la voz y los armónicos que aquel muchacho dejaba escapar de la guitarra.

 

Durante apenas un segundo, la mano de Naruto se detuvo al escuchar algo de ajetreo en el interior. No sabía lo que ocurría, pero por los ruidos de la silla moviéndose, parecía como si estuviera recogiendo. ¿Se estaría saltando clases y creería que entraba un profesor? No estaba seguro, pero movió la manivela más rápido, entrando y escuchando cómo una puerta se cerraba.

 

Era cierto que el estudio no era precisamente de los mejores. Tenía algo de polvo y no parecía que la gente lo utilizase, sin embargo, se encontró con una amplia sala, desde donde se encontraba, podía ver la cabina al fondo donde mezclaban el sonido y hacían los ajustes. Los sillones eran viejos y tenían el hueco hecho de las veces que la gente se habría sentado en ellos, sin embargo, no había nadie. Quizá estaba en la cabina.

 

Naruto caminó hacia allí, pasando de la sala del micrófono y esa silla que estaba ahora volcada en el suelo. Seguramente habría salido con tanta prisa, que ni siquiera había querido recogerla al tirarla. Al abrir la cabina, esperaba encontrar a ese chico, pero lo único que pudieron ver sus ojos fue la oscuridad que allí reinaba, tan sólo con algunas pequeñas luces que dejaban ver levemente el lugar y una puerta al fondo. ¡Sonrió! No esperaba que el estudio tuviera doble puerta, pero suponía que por eso le gustaba ese estudio, más si tocaba saltándose clases.

 

***

 

¡Cerca! Había estado muy cerca de ser descubierto y no podía permitirse algo así. Tan sólo cuando llegó al piso inferior y escondido dentro del cuarto de las fregonas, se dio el lujo de apoyarse contra la pared y tratar de recuperar el aire. La funda de su guitarra estaba en el suelo, pero él sólo podía pensar en quién narices sabía sobre ese estudio. ¿Quién se estaba saltando las clases? No debería haber nadie por los pasillos. La curiosidad pudo con él, tanto, como para volver a subir y tratar de ver quién le había interrumpido.

 

Cogió la guitarra una vez más y subió intentando tener cuidado de no ser descubierto. Entró por la puerta por la que había salido, justo en la cabina, sin embargo, se quedó atónito al ver por el cristal opaco a aquel chico rubio intentando componer la canción que había escuchado a trozos hacía un rato.

 

¡No estaba nada mal! Aunque le faltaba ese toque rockero que su grupo vendía. Sin eso… no creía que fueran a sacar esa canción, no la verían rentable. Con una sonrisa, primero escuchó hasta donde Naruto tenía escrito, su voz era algo más aguda que la suya y ese tono que estaba utilizando tan profundo no parecía quedar muy acorde con él. Armándose de valor, pulsó el botón de la cabina que comunicaba con el altavoz del otro lado y habló.

 

- Te recomendaría subir a un Drop D, así no perderás la profundidad que buscas en la canción pero estarás más cómodo. Además… deberías añadir una segunda guitarra. Estás haciendo una canción muy lenta y tus managers no la verán comercial con lo que hace tu grupo.

 

Naruto sonrió desde el otro lado pese a su desconcierto al escuchar aquella voz por el megáfono. No esperaba que nadie estuviera allí y menos que se dignasen a dar una crítica de una canción suya propia.

 

- No es para el grupo, es algo que llevaba tiempo queriendo hacer – sonrió Naruto – es sólo… nunca se me ha dado bien componer, pero quiero hacer una canción mía propia. No sé… supongo que es un sueño estúpido.

 

- Como quieras.

 

Sasuke dejó de pulsar el interruptor. Estaba dispuesto a marcharse cuando escuchó de nuevo la voz de ese chico.

 

- ¿Tocas la guitarra? – Sasuke se giró, observando cómo Naruto se había levantado y se acercaba al cristal opaco. No podía verle desde el otro lado, pero Sasuke sonrió sintiéndose también un poco seguro tras aquel cristal – Sé mi segunda guitarra, probemos tu idea.

 

- Tócala una vez más, tengo que hacerme una idea de qué le falta. Yo improvisaré siguiendo tu ritmo.

 

- De acuerdo.

 

El rubio se colocó mejor, posando sus dedos de nuevo sobre su guitarra “Ibanez gio” color rojiza. Desde que su padre se la había regalado con tan sólo diez años, no se había separado de ella. Esa guitarra era una parte importante para él y una de las cosas que le recordaban a su padre, quien siempre estaba viajando por su trabajo.

 

Tocó la canción nuevamente, intentando afinar la poca letra que tenía hasta ese momento. Para cuando acabó, Sasuke parecía tener algo en mente para darle otro toque un poco más movido. Sacó su guitarra y dejó pulsado el botón del megáfono para que Naruto pudiera escuchar.

 

- Ponte los cascos y comienza de nuevo.

 

Naruto se colocó los cascos para escuchar solamente lo que tanto él como el chico al otro lado del cristal iban a tocar. Inició él, esperando escuchar algo diferente pero nada cambiaba, hasta que llegó al tercer compás, entonces pudo oír la guitarra del otro chico. No era un sonido demasiado rápido, ni demasiado rockero, pero sí le daba esa chispa que le faltaba a su canción. Sonrió sin poder evitarlo, ese chico sabía tocar y era muy bueno improvisando. Cuando acabaron el trozo hasta donde tenía, Naruto se quedó perplejo.

 

- ¿Por qué tocas? – preguntó Sasuke por la megafonía – por favor, no me digas que es por la fama, el dinero y las chicas – sonrió.

 

- No sé, siempre he sentido la música como algo que tenía que sacar.

 

- No he sentido nada cuando has tocado excepto nervios. Relájate y vuelve a conectar con esa parte de ti que disfrutaba de la música. ¿Cuándo cambiaste de amarla a ser una obligación? – preguntó Sasuke, lo que hizo sonreír a Naruto.

 

- Creo que desde que firmé el contrato y se convirtió en un trabajo.

 

- Es tu canción, tu sueño, así que deberías divertirte. Nadie está aquí escuchando lo que has compuesto, es algo tuyo, personal. Sólo… toca como te gustaría, no vas a escuchar a nadie quejándose. Creo que deberías volver a conectar con aquel chico que sentía pasión por la música y lo que hacía. Suena genial la canción, confía un poco más en tu instinto, es muy bueno – le agregó Sasuke intentando subirle el ánimo.


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