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El conserje rockstar por Fullbuster

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¡Le gustaba! Era cierto que con una segunda guitarra y cambiando algunas notas, conseguía hacer una canción más movida y comercial que quizá… a su representante también le gustase para publicarla en algún álbum.


- ¿Dónde aprendiste a tocar? – preguntó Naruto aunque no obtuvo respuesta alguna - ¿Estás ahí?


Se levantó de la silla enseguida, llevando aún consigo la guitarra colgada y se decidió por entrar en la cabina. Por un segundo, su mano dudó en el pomo de la puerta. Quizá era tímido ese chico, puede que no quisiera que nadie le viera tocar o supieran de él, no estaba seguro, al fin y al cabo, no le había dado la cara. Casi estaba convencido de que era el mismo chico que había salido corriendo segundos antes. Finalmente, abrió la puerta para darse cuenta de que no había nadie.


- ¿Por qué siempre acabas huyendo? – sonrió Naruto – tenemos un diamante en bruto en esta academia y ni siquiera das la cara.


La puerta de la cabina que daba al pasillo estaba cerrada, pero no fue eso lo que llamó su atención, sino la nota que había clavada con una chincheta en ella. Sólo era un papel en blanco. Lo tomó entre sus manos, dispuesto a ver de qué se trataba. ¡Las notas que él había tocado para su canción!


- ¿En serio? – se preguntó – y me lo regalas así sin más. ¿Es que no sabes quién soy ni lo que podría hacer por ti?


No creía que su representante quisiera contratar un nuevo guitarrista para el grupo, evidentemente sólo buscaban al vocalista, pero… quizá sí le interesase ese chico para cualquier otro grupo. Podría ser alguien famoso y lo único que hacía era huir. No entendía el motivo.


***


- Brillante – comentaba Neji al ver la partitura que Naruto le había dejado leer – simplemente brillante. ¿En cuánto has dicho que lo compuso?


- Sólo me escuchó tocar una vez – comentó Naruto.


- Increíble, hay notas aquí que hasta a mí me costaría tocar, pero si practico un poco, creo que puedo hacer el dúo contigo, ser tu segunda guitarra si te interesa de verdad sacar esta canción.


- ¿De verdad? ¿Lo harías?


- Claro, eres mi compañero, déjame que estudie esto, ¿vale? Hay notas complicadas y… estos armónicos que ha tocado…


- Lo sé – dijo Naruto con una sonrisa.


- Deberías dar con él, tiene talento.


- Es escurridizo – sonrió el rubio – pero voy a intentarlo.


- Recuerda que las primeras audiciones empiezan en unas horas en el salón principal. Te esperaremos allí.


- Sí, allí estaré. Me han pedido que dé una clase de guitarra ahora en un rato. Lo que pasa es que no encuentro el aula.


- Eres un desastre para orientarte – sonrió Neji – déjame ver.


Neji le dio las explicaciones necesarias según el mapa del pasillo y, aun así, Naruto se perdió en aquel laberinto de escaleras. Era cierto que siempre había sido un poco despistado, pero esa construcción le estaba volviendo loco. Todo parecía igual.


Caminaba por el pasillo de la primera planta sin éxito alguno. Por suerte, todo estaba muy tranquilo por ahora, los estudiantes seguían en sus clases y eso le daba cierto margen para poder caminar con libertad sin tener a los locos fans detrás de él. Una gran sonrisa surcó su rostro al ver finalmente a alguien al final del pasillo al que poder preguntar.


- Perdona, ¿podrías indicarme el aula 204?


- Vaya, pero si es el que me encierra en los cuartos de limpieza – sonrió Sasuke volviendo a fijar su vista en la fregona.


- Eres tú… - dijo desilusionado Naruto – el que me confunde con un estudiante. ¿Es que no lees revistas o qué?


- No tengo tiempo para los ídolos adolescentes – sonrió – tengo cosas más importantes que hacer.


- ¿Como fregar el suelo? – preguntó con cierta arrogancia, lo que no le hizo mucha gracia a ese moreno.


- Idiota prepotente.


¡Por eso odiaba a los artistas! A la gran mayoría se les subía la fama a la cabeza y acababan convirtiéndose en unos idiotas al completo. Intentó pasar de él, seguir fregando, pero la sirena sonó y las puertas de las aulas empezaron a abrirse, llenando toda la academia con las voces de los estudiantes.


- Mierda – susurró Naruto.


- Yo de ti me escondía, artista de pacotilla – sonrió Sasuke con diversión esperando a que todos arrollasen a Naruto y se lo llevasen de allí.


Lo único que sintió Sasuke fue cómo le empujaban a él y lo arrastraban prácticamente hacia la puerta de la derecha, encerrándole nuevamente en el cuarto de la limpieza junto a todas las escobas y fregonas.


- ¿En serio? – preguntó Sasuke hacia ese rubio que intentaba ocultarse - ¿Por qué tengo que esconderme yo contigo?


- Eres mi guía en esta academia. Tienes que llevarme al aula 206.


- La 204 – le corrigió Sasuke.


- ¿Qué?


- Me dijiste que buscabas la 204. ¿Cómo se te puede haber olvidado ya?


Naruto quiso contestarle, pero cuando Sasuke levantó la mano para buscar el cordón que colgaba del techo y dar la luz, se fijó en aquellas tiritas en sus dedos y el ligero gesto de dolor que hizo cuando apretó la cuerda y tiró de ella. No quería decir nada al respecto pero… no podía evitarlo, esas señales eran inconfundibles para él. Aún recordaba de niño cómo su madre le ponía esas tiritas con dibujitos cuando le dolían los dedos por el roce de las cuerdas. En aquel entonces no estaban acostumbrados y no usaba plumilla.


- ¿Tocas la guitarra?


- ¿A qué viene eso?


- Es que… tus dedos – indicó Naruto – y la guitarra que llevabas esta mañana.


- Era de mi padre – dijo sin más – yo no toco. La traía de arreglar.


- Mientes. Yo también sufría con las cuerdas al principio cuando no usaba la púa. Recuerdo que mi madre me sumergía los dedos en vinagre de sidra para calmar la punta de mis dedos.


- Eres muy pesado – dijo Sasuke sin más – me quemé limpiando un fogón de la cocina. Además… no debería darte explicaciones.


No podría decir si aquello era verdad o mentira. Le gustaría pensar que era por la guitarra pero… su excusa era bastante convincente también. Además… ¿Por qué un conserje que fregaba suelos tocaría la guitarra en una escuela de arte? Seguramente él estaba en lo cierto, sólo la habría traído de repararla como un recuerdo de su padre.


Por algún extraño motivo, estar en aquel cuarto de limpieza con ese chico, le gustaba. Era cierto que era un poco desagradable a veces, pero él tampoco se lo estaba poniendo fácil, aun así y pese al olor a químico, podía percibir en el aire otro olor y sabía que era por su cercanía al joven en ese minúsculo cuarto. Olía a cítricos, lo que le recordaba a su padre. Cuando volvía a casa tras sus largas misiones en el ejército, siempre le traía naranjas, mandarinas o cualquier otra fruta. Quizá por eso su padre siempre olía a cítrico o él lo relacionase sin darse cuenta a ello.


- Creo que ya se han ido – aclaró Sasuke al sentir ese tenso ambiente y el silencio en el que se habían quedado – debería volver al trabajo.


Sasuke iba a salir cuando sus piernas se desequilibraron y tuvo que apoyar la espalda contra la pared de nuevo, dejando que todo su cuerpo se contrajese por la tos repentina que apareció.


- ¿Estás bien? – preguntó Naruto.


- Sí, es sólo tos. Estaré pillando un resfriado.


- Deberías tener cuidado con los aires acondicionados en estas fechas.


- ¿No me digas? – preguntó Sasuke – yo no tengo aire acondicionado en mi cuarto, tranquilo.


- Vale… llévame al aula 208.


- 204 – le repitió Sasuke – y no me des órdenes o no te acompaño.


Naruto permaneció en silencio, era mejor callarse a que decidiera no acercarle al aula y acabase perdido de nuevo. Sasuke abrió la puerta viendo que ya todo el mundo había regresado a sus clases, seguramente ese aula estaría esperando a Naruto para alguna clase especial de guitarra.


- ¿Vas a enseñarles tú? – preguntó Sasuke comenzando a subir los primeros peldaños.


- Los profesores me han pedido que les enseñe algo, pero la verdad… es que estoy un poco cansado de que siempre me pidan enseñarles mi famoso movimiento de “Do sostenido menor con la novena añadida”, o bueno… la combinación que hago con él – sonrió algo defraudado.


- Deberías enseñarles lo que tú quieras y no lo que ellos te pidan. Tú inventaste tu combinación, creo que es como tu firma, no deberían intentar imitarla, sino inventar su propia combinación. Lo mejor de la música… es crear algo tuyo – sonrió.


- Así que sí tocas – susurró Naruto para sí mismo, dándose cuenta de que tenía razón en algo, aunque era posible que fuera tan malo que no quisiera que nadie le escuchase, por eso mentía con lo de que no tocaba.


Observó cómo el moreno se giraba hacia él, casi como si hubiera escuchado su murmullo aunque no creyó que hubiera escuchado sus palabras, sin embargo, no pudo decir nada cuando apareció el director de la academia frente a ambos.


- ¿Sasuke? ¿Qué haces tú aquí? Creí haberte pedido limpiar todo el piso de abajo y encerar el suelo.


- Tenías a alguien perdido por ahí – dijo Sasuke sin más.


- Lo siento, le he hecho perder tiempo. Es mi culpa – intentó calmar el ambiente Naruto.


- Por supuesto, le diré a mi hijo que te dé un tour por la academia cuando acabe la clase. “Aus” – le dijo a Sasuke como si fuera un perro, lo que hizo que frunciera el ceño enfadado.


Sasuke resopló, pero dio media vuelta y decidió marcharse. Era mejor que estar soportando a Orochimaru o a su hijo. Con volver a su trabajo y poder practicar luego un poco en su “habitación” le sobraba. En cuanto Naruto entró por el aula y la puerta se cerró, Orochimaru aprovechó para ir hacia Sasuke y cogerle del brazo para girarle.


- ¿Cómo se te ocurre acercarte a Naruto?


- Yo no me he acercado, es él quien me ha pedido ayuda. ¿Qué quieres que haga?


- No te acerques a él. ¿Y si descubre que cantas?


- Pues tendrás un problema – sonrió Sasuke.


- Te recuerdo que tu hermano está en juego. ¿Quieres que dé parte de lo que hicisteis?


- No – le aclaró Sasuke frustrado.


- Pues sigue cantando y componiendo para nosotros y todo estará bien. Ésta es una gran oportunidad para Kabuto de hacerse con el puesto en su banda.


- ¿Y qué harás cuando lo consiga? ¿Cantaré yo desde un camerino porque él no sabe cantar? – preguntó Sasuke divertido.


- Ya me las arreglaré, tú sigue grabando las canciones. Es lo único que te interesa saber. Eres el conserje, largo de aquí, vete a fregar los suelos.


¡Estupendo! Simplemente ésa era la palabra que le venía a Sasuke. Ahora debería alejarse de un chico que no le interesaba en lo más mínimo y encima… seguir regalándole sus canciones a ese par de de inútiles. ¡Todo fuera por su hermano! Al fin y al cabo, la música para él hacía mucho tiempo que había dejado de ser una opción.


Volvió a colgarse los cascos de música sobre la cabeza y continuó fregando el suelo, hasta que su hermano apartó los cascos para poder hablar con él.


- Mira lo que tengo – sonrió.


- ¿Un catálogo de viajes? – preguntó Sasuke con una sonrisa - ¿Y eso?


- He pensado que podríamos irnos… no sé. ¿Dónde quieres vivir?


- ¿En serio, Itachi? ¿Con qué dinero y a dónde?


- No lo sé, pero será mejor que quedarnos aquí.


- Estás huyendo por lo que hiciste y ya te dije que dejes de preocuparte por eso.


- No me fío de ellos. ¿Y si quieren denunciarme?


- No lo harán.


- ¿Cómo estás tan seguro?


- Porque el trato era trabajar para ellos unos meses – comentó Sasuke, sin decirle realmente su trato auténtico con esos dos – hagamos esto, librémonos de tu culpa y rehagamos la vida, ¿vale? Ya está.


- ¿Me culpas? – preguntó Itachi algo decaído.


- No.


- Pero estás aquí por mi culpa.


- Yo decidí acompañarte aquel día, deja de darle vueltas. Lo arreglaremos, como siempre hemos hecho.


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