Estaba perpleja, no había otra palabra para la reacción de Ino. Era cierto que Sasuke no solía interesarse en los nuevos grupos musicales, tampoco leía las revistas de cotilleo ni las de música a menos que fueran a ponerle unos acordes increíbles que quisiera aprender, ¡lo cual era raro que sucediera!
- ¡Joder! Que he confundido al tío capaz de tocar con soltura y rapidez un “Do sostenido menor con la novena añadida” con un simple estudiante.
- Ya te he dicho que no sé lo que es eso, Sasuke – se quejó nuevamente Ino.
- Ya que tú me llamas el rompededos, básicamente… lo suyo es un rompemano – le dijo Sasuke con una sonrisa – es brutal, yo quiero aprender ese acorde con la soltura con la que él lo toca.
- ¿Es que sólo él puede tocar eso?
- Claro que no, no seas ingenua – susurró Sasuke – mucha gente puede tocarlo, pero él es “Dios” tocando esa nota en la rueda de acordes que hace.
- Entonces sí conocías el grupo – sonrió Ino.
- No sé nada de su grupo – sonrió Sasuke – sólo de ese impresionante acorde y la rueda musical que hace, nada más. ¿A qué ha venido? Dudo que a estudiar en esta academia con lo que puede hacer en una guitarra – susurró hacia su compañera.
- Creo que dicen por ahí que va a realizar un casting para encontrar a un vocalista para su nuevo grupo. De hecho… tú tocas la guitarra y eres vocalista, podrías presentarte.
- Claro… ¿Con las canciones de Kabuto? – preguntó Sasuke con ironía.
- No, idiota, no con las que te roba, con una nueva, algo tuyo y personal. Creía que estabas trabajando en una.
- No voy a presentarme, Ino. Soy el conserje, un simple limpiador, nada más – le añadió antes de levantarse, recoger su bandeja y salir de la cafetería.
- ¡Ay, Sasuke! Si ellos supieran que el mayor talento de esta escuela friega suelos… - sonrió Ino para ella misma.
Caminó por los silenciosos pasillos. Todos debían estar en la cafetería persiguiendo al integrante de la banda Kyuubi para mostrarles sus virtudes musicales, sin embargo, él se alejaba de allí para ir hacia su “habitación”. Estaba a punto de llegar cuando se cruzó con su hermano que venía con un elegante traje y la etiqueta de la lavandería.
- ¿Dónde vas con eso? – preguntó Sasuke con una sonrisa.
- Aquí el señor Don Víbora me ha mandado a recoger el traje a la tintorería del otro extremo de la ciudad. He tenido que coger cinco autobuses para llegar y otros cinco para volver y todo porque dice… “Que es la mejor tintorería” – se quejó Itachi – y por cierto… algo ha dicho sobre que vayas al estudio enseguida.
- Vale. Voy ahora mismo. No podemos impacientar a Don Víbora – aclaró Sasuke.
Al ver que su hermano se marchaba hacia el despacho del director, aprovechó para entrar en la sala de calderas y junto al fino colchón en el suelo, encontró la guitarra que una vez perteneció a su padre. Perfectamente guardada, se colocó la cinta de la funda cruzando el pecho y subió para ir al estudio. Evidentemente… ¡no podía contarle a su hermano cómo le estaban robando su voz y sus canciones! Eso lo debía tener en silencio para todos… tan sólo Ino conocía el pequeño secreto y porque una vez le pilló ensayando en el viejo cobertizo del fondo del gran patio.
- Por fin llega el hijo pródigo, a ver si esta vez puedes tocar algo un poco menos… - intentó explicar Orochimaru.
- ¿Rockero? – preguntó Sasuke – perdona… no sabía que te gustaba el pop, pero si es así, puedes buscar a otro, yo no compongo pop – sonrió con prepotencia.
- Es igual. Siéntate de una vez y empieza a grabar. No tenemos tiempo que perder.
Una sonrisa escéptica se le escapó a Sasuke antes de tomar asiento frente al micrófono y desenfundar la guitarra. La colocó y movió las clavijas revisando las cuerdas y el sonido hasta hallar en el que él se encontraba más cómodo.
- ¿Por qué suena tan pesado? Es casi como si un muerto se levantase de la tumba – se quejó Orochimaru.
- Porque la estoy afinando a Drop E – le aclaró Sasuke.
- ¿En serio, Sasuke?
- ¿Qué tiene de malo? Hagamos un poco de heavy – sonrió moviendo la mano a lo ancho de las cuerdas, creando un sonido que hizo que Orochimaru y Kabuto tapasen sus oídos y Sasuke sonriera con arrogancia – estoy más cómodo cantando en graves.
- Y con distorsionador – se quejó aún más Orochimaru - ¿Qué se supone que vas a tocar?
- Rock duro – sonrió al sentir que finalmente la tenía afinada donde quería y algo con lo que hacer rabiar a ese par.
El sonido inundó la sala, impidiendo que ese par pudieran seguir hablando, dejando que Sasuke sacase aquellas notas más cercanas al heavy metal que al rock, pero sin decir ni una palabra. Aún con su temperamento, Orochimaru podía ver el potencial de ese chico, sus notas y sus acordes eran perfectos. La dificultad residía en la velocidad a la que movía sus dedos por el mástil de la guitarra combinando aquellas notas que tenía maravillados a todos los profesores de su academia y que… todos creían que Kabuto tocaba. Ya corrían rumores de que Kabuto era el mejor estudiante de primer año, con un grandísimo potencial. Nadie sabía quién se escondía realmente tras aquellos acordes. Así que Orochimaru… simplemente le dejaba a Sasuke hacer lo que quisiera con tal de que sacase su mejor trabajo. Cuanto más se divertía, mejor tocaba el condenado.
- ¿Vas a dejar que toque eso? – preguntó Kabuto a su padre al otro lado de la cabina.
- Sí.
- ¿Por qué?
- ¿No te has fijado los acordes que está haciendo? Hay estudiantes de último año que no saben tocarlos. El muy desgraciado se burla de nosotros – se rió Orochimaru – pero saca todo lo que tiene al divertirse humillándonos. Déjale que siga sacando su potencial, nos viene bien.
- ¿Por qué suena tan raro? – se quejó Kabuto aunque sabían que eran acordes perfectos.
- Porque el muy desgraciado ha cambiado las pastillas de posición.
Cuando Sasuke terminó de tocar la canción, acabó con un golpe a las cuerdas, dejándolas “al aire” y que retumbase por la sala de grabación como todo buen rockero que se preciaba.
- ¿Ahora te crees “Dimebag Darrell”? – preguntó Orochimaru.
- Algo así. Vi un vídeo suyo y quise probar algo nuevo. No esta mal, ¿eh?
- Los muertos están retorciéndose en sus tumbas. Deja de cambiar las pastillas de sitio, ¿quieres? Ponte serio o ya sabes lo que le pasará a tu hermano, y no quieres eso, ¿verdad?
- Se acabó la diversión – sonrió Sasuke al verse chantajeado de nuevo, volviendo a colocar las pastillas en el sitio adecuado y afinando de nuevo a “Drop D”.
Volvió a iniciar la canción, tocando la última rueda que había compuesto para la canción anterior que ahora Kabuto deseaba. Tras los primeros compases de sólo guitarra, finalmente empezó a cantar, dejando anonadados a ambos.
- El muy cabrón lo tiene todo – dijo Kabuto – sabe tocar y potencia de voz.
- Tiene una de las mejores voces que he oído en años. Y es muy ágil con los dedos. Habría llegado muy lejos si le hubieran descubierto. Por suerte para nosotros… serás tú el que triunfe con sus canciones – sonrió Orochimaru.
Siguieron grabando y haciéndole repetir lo mismo una y otra vez durante las dos horas que le mantuvieron allí. Ya estaba un poco cansado y los dedos le dolían de pasarlos tanto rato por las cuerdas, pero no dijo nada. Sabía lo idiotas que eran y que no le dejarían marcharse hasta que ellos creyeran que la canción estaba perfecta. Por suerte para él, avisaron por los altavoces de la sala que otro alumno necesitaba la sala, por lo que tendrían que dejarlo para otro momento.
Sasuke sonrió al ver cómo los dos salían de la cabina. Aprovechó para levantarse y antes incluso de que pudiera hablar para quejarse o decirle algo, Sasuke ya estaba sonriendo triunfante, caminando de espaldas hacia la puerta.
- Nos vemos, idiotas – sonrió, sacando su dedo corazón en forma de insulto y empezando a tocar de nuevo, moviendo su cabeza de delante atrás al ritmo de los acordes rockeros mientras sólo el dedo corazón permanecía moviéndose en el mástil a modo de insulto.
Al llegar a la puerta, dejó resbalar sus dedos por las cuerdas haciendo que volvieran a tener que taparse los oídos mientras él se giraba y se marchaba por el pasillo.
- El imbécil – se quejó Kabuto al sentirse dolido por aquel dedo que le había sacado Sasuke, pero Orochimaru empezó a reírse sin poder evitarlo.
- Hasta con un dedo y tocando las cuerdas al aire… ese chico tiene un potencial que nos va a hacer de oro.
¡Sí! Estaba chantajeado. ¿Y qué? Eso no le impedía demostrar su descontento por la situación. Ellos necesitaban más sus canciones que él otra cosa. Era cierto que todo tenía un límite, no podía jugar demasiado o su hermano podría pagar las consecuencias, pero eso no le iba a impedir tocarles las narices un poco.
Caminaba por el pasillo cuando escuchó aquellos preciosos acordes de una canción lenta. Siempre decían que los heavys y los rockeros escribían las mejores canciones de amor, pero él no se lo había creído hasta que escuchó esa melodía. Venía del aula magna, la más grande y con un escenario enfrente. Al asomarse, pudo ver a un hombre de mediana edad sentado en una mesa como si fuera el tribunal y a su lado, un chico que tenía los pies sobre la mesa y tocaba la guitarra mientras componía lo que parecía ser su nueva canción.
- Ya te he dicho mil veces, Naruto, que no es bueno escribir cosas lentas.
- No es para publicar en un CD – sonrió el rubio – tan sólo es para mí. En algo tengo que hacer tiempo hasta que vayan inscribiéndose al casting, ¿no? Ahora vengo, tengo que ir al aseo.
¡El casting! Sí… ése que organizarían para todos los alumnos de la escuela. Le habría gustado pensar que sería como en toda película romántica, que todos serían muy malos y él tendría una oportunidad, pero no sería así. En esa academia había mucho potencial, excepto por Kabuto, al que ahora decían que era el mejor alumno de primer curso y todo… porque tenía sus composiciones. Seguramente hasta Kabuto se presentaría con sus propias canciones, era jugoso el hecho de ser vocalista de un grupo tan famoso, aunque no sabía cómo saldría luego de ésa si le elegían, porque él no podía estar toda la vida cantando tras la un telón fingiendo ser Kabuto.
- ¿Vas a presentarte? – preguntó alguien a su espalda.
- ¿Yo? – se preguntó casi a sí mismo – no, en absoluto. Sólo soy el limpiador.
- Ya… - escuchó que decía el joven – para ser limpiador, tienes una guitarra ahí detrás. ¿Seguro que no vas al casting?
- Segurísimo.
- Vaya, Kiba, por fin te dignas a aparecer – sonrió Naruto, ofreciéndole la mano que Kiba cogió enseguida a modo de colegas.
- ¿Dónde ibas? – preguntó Kiba hacia su compañero.
- Al aseo, pero ya sabes que mi sentido de la orientación no es muy bueno. A ti… - se refirió hacia Sasuke – a ti te conozco. ¿Vienes al casting?
- No – dijo con seriedad Sasuke.
- Eras bueno, te he escuchado tararear esta mañana.
- ¿Antes de arremeter contra mí y esconderme en un armario? – preguntó con ironía, aunque Naruto sonrió.
- ¿Puedo verla?
- Como quieras – le dijo Sasuke, dejando que Naruto abriera la cremallera de la funda y viera la guitarra.
- ¡Madre mía!, una “Fender Stratocaster”, ésta es de las míticas – sonrió Naruto, fijándose en cómo su rostro se reflejaba en aquel azul oscuro brillante de la guitarra – no veía una desde… ¡Dios! Desde no sé cuándo, creo que nunca he visto una en vivo – sonrió - ¿De dónde has sacado una preciosidad así?
- De mi padre – comentó Sasuke.
- ¿Y no te presentas al casting con esto? Vamos… vas con los cascos a todos lados, tienes una guitarra… te debe de gustar la música. Preséntate.
- Quizá en otra vida, en ésta soy limpiador – sonrió Sasuke con cierta tristeza.
- Lástima que sólo tenemos una vida – le agregó Naruto antes de devolverle la guitarra – ya nos veremos. Espero que cambies de opinión, me gustaría escuchar cómo suena esa guitarra.
No fue hasta que observaron que el joven se marchó, cuando Kiba realmente empezó a pensar la situación.
- No creo que toque, quizá sólo es la guitarra de su padre a la que le tiene aprecio. Mírale, es un chico de la limpieza.
- ¿Has visto sus manos? – sonrió Naruto – sus dedos estaban enrojecidos y parecía que iban a sangrar. Ha estado tocando y lo ha hecho sin púa.