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¡La Flor Que Florece En Ti! por anonimo0219

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Notas del capitulo:

Hola espero que esta  historia les guste esta es la ultima parte como ya sabrán esta es una adaptación del manga la flor que florece en ti es la primera vez que escribo este tipo de historias espero les guste no siendo mas los dejo para que la disfruten.        

Ciel: ¿qué ocurre? de alguna manera, no pareces animado hoy - pregunto mientras realizaban una caminata cerca del rió.

Sebastián: estaba pensando... que desde entonces, Ciel no ha venido a verme, ni una vez - decía sin mirar a Ciel, quien se sorprendió por escucharlo decir eso - aunque tú has venido a verme cada día, Shion - de repente un escalofrió paso por la espalda y el corazón de Ciel empezó a palpitar por miedo.

Ciel: ¿qué es lo que piensa... sobre mi verdadero yo? - pensaba angustiado por la respuesta que recibiría - ¿qué piensas... sobre Ciel?, si no lo hubieras tapado aquel día, no te hubieras herido así. Ahora mismo, ¿qué piensas sobre él, el que te arrebato la luz? - decía curioso, esperando la respuesta del mayor.

Sebastián: ...no es su culpa. Fue un accidente. No se podía evitar. No es culpa de nadie. Se eso... en mi mente... ¡aunque lo sé, aun así no puedo perdonarlo...! - decía mientras se agachaba, tomando entre sus manos su cabeza y el viento pasaba. Decidió continuar al no escuchar respuesta - hoy, me dijeron en el hospital que es difícil encontrar un donante de córnea. Quizás tengo que estar así el resto de mi vida. si pasa eso, tengo el presentimiento de que siempre le guardare rencor a Ciel. Aunque estoy seguro de que él también está sufriendo ahora mismo... - Ciel lloraba en silencio escuchando los sentimiento de Sebastián - ¡No puedo detener estos sentimientos de odio...! - le explicaba escondiendo su cabeza dentro de sus rodillas, tapándose con sus brazos - lo siento es tu hermano pequeño, aun así yo... - termino de decir, mientras Ciel solo sonreirá tristemente.

Ciel: no, está bien... Está bien - fue lo único que pudo decir en ese momento. Más tarde en su casa lloraba y lloraba en su habitación - estoy avergonzado de mí mismo por tener esperanza, aunque fuera un poco. Pensé que quizás, solo quizás, ya me había perdonado. Pero eso es solo porque al único al que le sonríe es a Shion. Si fuera yo, el, Ciel real, nunca me hubiera sonreído de nuevo. Pero... - pensaba mientras lloraba en su habitación con la margarita junto a él.

???: ¡Sebastián! ¡Hay una llamada del hospital! ¡Dicen que han encontrado un donante para ti! ¡Date prisa! ¡Cámbiate de ropa! - decía un familiar sorprendiendo a Sebastián y Ciel, que se encontraban tomando te, en la habitación del azabache, quien al escuchar esa noticia se levantó pasmado, mientras Ciel solo lo abrazaba por atrás.

Ciel: todo estará bien ahora, Sebastián - pronunciaba aliviado, mientras lloraba - ten cuidado por el camino - Sebastián sonrojado se giró, para poder besar al azulino conmovido por su apoyo.

Sebastián: casémonos. Cuando termine la cirugía, y mi vista haya vuelto a la normalidad, casémonos de verdad esta vez - decía con alegría al menor, quien solo lloraba - esta vez, quiero hacerte feliz, Shion - Ciel no podía hacer más que llorar - entonces me voy ya - decía saliendo y cerrando la puerta, dejando solo al azulino.

Ciel: solo hay una cosa más... que puedo hacer - pensaba para salir de esa casa y así dirigirse a su hogar; mientras Sebastián se encontraba en la sala de operaciones - por favor, quédate a su lado - Ciel se encontraba arrodillado completamente, frente a su hermano gemelo Shion - su vista volverá a la normalidad muy pronto, así que, en ese momento, quiero que actúes como si no hubiera pasado nada... - rogaba el azulino menor, mientras su hermano solo expresaba miedo y angustia.

Shion: Ciel... no me digas que... todo este tiempo... ¿has...? - decía imaginándose lo que su hermano había hecho - ¡No puedo! ¡No hay forma de que pueda hacerlo! ¡No tengo el derecho de estar con él nunca más! - gritaba angustiado; mientras Ciel continuaba arrodillado, sin levantar en ningún momento su rostro.

Ciel: ¡por favor, Shion! – suplicaba sin levantar su rostro.

Shion: le has estado apoyando todo este tiempo... como podría... - no pudo continuar, pues fue interrumpido por Ciel.

Ciel: ¡Tienes que ser tú! - le grito Ciel intentando que su hermano aceptara - tienes que ser tú, Shion... por favor, te lo suplico. ¡Por favor vuelve a la forma en la que era antes...! piensa en ello como una salvación para mí, y una salvación para Sebastián... por favor... ¡por favor...! - gritaba llorando sin levantar su rostro - deja que mi mentira se complete - fue el fugaz pensamiento que atravesó su mente.

Ya en el hospital, Sebastián despertaba de la cirugía completamente sorprendido.

Sebastián: ¡puedo ver...! - fue lo único que pudo pronunciar, al tener una vista tan clara de su entorno; lagrimas caían de sus ojos pero de la felicidad que sentía, de repente escucho la voz de alguien familiar.

???: ¡Sebastián! – decía un pequeño joven azulino con una sonrisa, mirando a aquel con quien prometió casarse anteriormente y había abandonado cruelmente; quien solo al verlo no pudo evitar correr a abrazarlo y besarlo, con el amor que tenía y había crecido en el poco tiempo que el perdió la luz.

...Medio año después de eso, todo volvió a la forma en la que era antes. El cabello de Ciel había vuelto a crecer y la relación entre su hermano y su amado también había crecido.

Un día mientras Ciel llegaba a su casa, escucho una conversación de sus padres.

Padres: así que ya lo has decidido - se acercó para poder escuchar mejor la conversación del otro lado, observando a su hermano y a Sebastián frente a sus padres.

Sebastián: si - aun no entendía de que estaban hablando, pero suponía cual era el tema que trataban y termino por confirmárselo Sebastián - quiero casarme con Shion-san, y protegerlo de verdad esta vez. Justo como me ha estado apoyando el a mí - al escucharlo solo pudo sentir un vacío en su interior y decidido se alejó de aquella puerta, sin querer escuchar más. En cambio su hermano sintió culpa, al escuchar a su prometido decir tales palabras, pero aun así guardo silencio.

Padres: ya veo, si es lo que habéis decidido de superar un duro periodo, os daremos nuestra bendición desde el fondo de nuestros corazones - decían alegres por la noticias de su hijo y prometido.

Sebastián: muchas gracias, yo también me esforzare mucho para conseguir la licencia de doctor - decía alegre de poder casarse con su amado, aquel que supuestamente lo apoyo cuando pasaba por un mal momento. Al salir de aquel comedor observo a Ciel subiendo las escaleras, sus miradas solo se cruzaron.

Ciel: ah... - fue lo único que pudo pronunciar, el mayor lo llamo para hablar en un sitio más privado, aun había un asunto pendiente entre ellos.

Sebastián: han pasado muchas cosas... pero ahora puedo estar con Shion, así que... - decía, pero el menor lo interrumpió con una reverencia.

Ciel: lo siento mucho... yo... - se disculpaba, pero ahora fue Sebastián quien lo interrumpió.

Sebastián: ¡No, ahora está bien...! - decía impidiendo que Ciel se arrodillara - para ser honesto, hubo días en que odie el hecho de haberte protegido, pero ahora, ya no me siento de esa forma... así que, a partir de ahora - decía girándose para agarrarse de la baranda del balcón, siendo imitado por Ciel, quien aún no levantaba su rostro - quiero llevarme bien contigo, ya que vas a ser mi cuñado. ¿Puedo...? - finalizo observando de reojo a Ciel, quien sollozaba con cada palabra, después de un silencio incomodo dio a conocer su respuesta asintiendo con la cabeza - gracias - finalizo el azabache alborotando el cabello del azulino, como una muestra de cariño y reconciliación entre ellos.

Ya en su habitación, el azulino sentado en el piso observaba aquella flor que habían hecho, recordando sus días junto a Sebastián. de un momento a otro se sintió triste, molesto por aun tener ese objeto sabiendo que el mayor nunca le correspondería, tomando el bote de basura de su cuarto planeaba deshacerse de él entre lágrimas, pero...

Ciel: ¿porque no puedo tirarlo? - pensaba con lágrimas cayendo de sus azules ojos, temblando sin poder arrojar aquella flor de papel que solo traía sentimientos de amargura a su vida – u... u... No puedo rendirme como antes nunca más. Ah... ah... u... – lloraba y gritaba en su habitación, aferrándose aún, sin poder soltarla a ella y aquel amor que no puede tener, por pertenecerle a alguien más con quien comparte únicamente su rostro.

Así paso el tiempo, hasta que llego el día tan esperado - tengo que calmarme. El día de hoy... - pensaba observando a su hermano en su traje de boda.

Sebastián: ¡estas precioso, Shion! - decía sonriendo con su elegante traje negro, observando al azulino con el que se casaría, con su hermoso traje blanco; junto a él se encontraba Ciel, quien vestía un elegante traje azul metálico, se veía completamente hermoso con su cabello recogido en un pequeño moño, que dejaba sueltos unos pocos mechones sin quitarle lo formal de la ceremonia.

Ciel: mi mentira estará completa - pensaba visualizando a la pareja, decidió acercarse a Sebastián para darle su apoyo - ...por favor, cuida de Shion - decía extendiendo su mano para que el mayor la tomara y así lograr estrecharla, sin notar como el cuerpo del azabache se estremecía, al sentir un contacto tan familiar - también estoy seguro de que tu sueño se volverá realidad, Sebastián. Esfuérzate - finalizo alejándose del azabache, dejándolo confundido y sorprendido a la vez, hasta que Shion logro sacarlo de sus pensamientos.

Shion: ¡Sebastián! ¡Mira esto! - decía emocionado y contento - ¡son las flores para la lluvia de flores! ¿Cuál es su nombre...? ¿Lo sabes? - preguntaba a su futuro esposo, quien solo lo miro confundido.

Sebastián: son margaritas. Vamos, solíamos hacer origami... - Shion solo lo observo confundido.

Shion: ¿origami? ¿Qué quieres decir? - preguntaba sin comprender, lo que el azabache decía.

Sebastián: ¿eh...? ¿De que estas hablando? es tu especialidad, ¿no? - pregunto aun sin comprender que sucedía.

Shion: ¿eh? claro que no. No he hecho ni una sola pieza de papel de origami al menos desde hace diez años. Ciel es el que es bueno en ello. Es realmente bueno con sus manos, así que - decía con una sonrisa en su rostro, observando las flores con felicidad, pero Sebastián la interrumpió.

Sebastián: hace medio año, ¿no plegamos un montón de origami? ¿Lo has olvidado? - pregunto confundido, observando como el rostro de su futuro esposo se desfiguraba por lo anteriormente dicho, mostrando un semblante angustiado.

Shion: ah... tienes razón. Ahora lo recuerdo... plegamos un montón, ¿verdad? Uhm... plegamos mil grullas de papel juntos, ¿verdad? - balbuceaba nervioso, esperando despistar a Sebastián. Pero él lo miraba aún más confundido por sus respuestas.

Sebastián: las mil grullas... las plegaste tú. Tu solo, en dos días. Te esforzaste mucho, para plegarlas para mí... - decía esperando la respuesta de su prometido, mientras que en el rostro de este, se reflejaba el miedo al no saber qué contestar, hasta que fueron interrumpidos por el encargado de la recepción.

Encargado: es la hora de la ceremonia - Shion respiro hondo y Sebastián detuvo su interrogatorio - por favor venid por aquí - decía guiándolos, Sebastián observo a Shion pensativo, antes de volver a hablar.

Sebastián: vamos, Shion – decidió seguir al encargado, mientras el azulino derramaba unas cuantas lagrimas mirando aquellas margaritas que adornaban su boda, para después seguirlos al altar – oye... - llamo Sebastián a Shion.

Shion: ¿humm? - respondió sin ánimos.

Sebastián: ¿aun recuerdas el lenguaje de las flores del que hablamos aquel día? - preguntaba esperando escuchar una respuesta afirmativa - el lenguaje de las flores de la margarita - decía mientras recordaba los sucesos de hace medio año, cuando perdió la vista - tu luz brillaba en la oscuridad de mi desesperación. Te convertiste en mis ojos - decía mientras Shion lo escuchaba atentamente - eras mi luz, Shion. Por eso, esta vez, quiero que me dejes recompensarte por ello. Durante el resto de mi vida, hare lo que lenguaje de las flores de esa flor sugiere - finalizo mientras Shion lloraba, a lo lejos se escuchaba al padre dando inicio a la ceremonia.

Padre: Entonces, viene el novio – daba la introducción a la ceremonia.

Shion: no lo sé, no hay forma... de que lo sepa - decía entre lágrimas, sorprendiendo al azabache, quien se giró para verlo mejor - lo único que pude hacer fue alejar mis ojos de tu sufrimiento. Soy un cobarde... - decía sollozando, mientras algo en la mente del azabache hacia clic, de repente empezó a recordar.

"Todo irá bien, Sebastián" "no tienes que preocuparte de nada" - fueron las palabras que recordó, de aquella persona que lo animo cuando se encontraba sumergido en la densa oscuridad.

Ciel lloraba al ver a su hermano gemelo en el altar, junto a la persona que él amaba, no podía hacer nada; ya le había arrebatado un vez su futuro juntos, ahora lo único que podría hacer seria apoyarlos – mama... lo siento... voy a salir un momento... - decía parándose para salir a tomar un poco de aire, dejando sorprendida a su madre.

Sebastián quien dirigió su mirada hacia Ciel, noto como este salía de la iglesia, entendiendo la verdad que se escondía tras la oscuridad y no había visto hasta ahora – entonces... el "Shion" de esos días... - decía en voz alta mientras Shion lloraba y se agachaba por el dolor, a la vez que Sebastián también se le cristalizaban los ojos al recordar aquellas palabras, que antes le habían dicho - yo siempre... estaré a tu lado - pensaba en ellas mientras su corazón se estrujaba, levanto su mirada hacia su prometido, observándolo dijo - lo siento Shion. No puedo volverme uno contigo. Lo sien - fue interrumpido por el menor frente a él.

Shion: está bien. ¡No tengo ningún derecho a casarme contigo, Sebastián...! - decía llorando, mientras su familia solo la veían preocupados - al final, dime el significado de la margarita. El significado... que no pude entender... - pregunto entre lágrimas.

Sebastián: es amor verdadero - contesto sin más a su ahora ex prometido.

Shion: amor verdadero... ya veo... ya veo... realmente... se adapta perfectamente a Ciel... - lloraba amargamente en medio de la iglesia, siendo observada por el azabache.

Mientras tanto en otro lugar, Ciel no hacía nada más que llorar observando aquella margarita, que alguna vez plegó con el amor de su vida; recorriendo el camino que alguna vez transito junto a él, se arrodillo abrazando aquella flor que representaba todo lo que el sentía.

Ciel: ja... jajá. Jajá. Soy un inútil... - reía entre lágrimas de amargura, levantándose – cuando... seré capaz de rendirme... ¡! - decía de pie dándole la espalda al rio, observando a aquella margarita; sin pensar que el viento se la arrebataría - ¡ah...! - fue lo único que pronuncio al verla volar hacia el rio, dándose vuelta fue hacia ella con la intención de recuperarla - ¡espera! - gritaba entrando en el agua helada, llorando. hasta que logro llegar donde se encontraba, tomándola la observo con un rostro de alivio que desapareció al descubrir, que en realidad era una real y no la de papel que buscaba - justo como pensé. No es buena... ¡una falsa no es buena...! - grito con desesperación al no encontrarla en aquel rio, tan grande - quería estar reflejado como el verdadero... en tus ojos - pensaba mientras lloraba en aquel rio que se llevaba las gotas saladas que caían de sus ojos azules como el cielo. Cuando noto como aparecían margaritas - ¿...las margaritas de verdad...? ¿De dónde han venido tantas? - decía tomándolas en las manos sin entender lo que sucedía – ¿Por qué...? - era su única pregunta, hasta que lo vio, un azabache al otro lado del rio.

Sebastián: porque las flores de verdad se adaptan mejor a ti. Ciel - decía con una hermosa sonrisa dirigida al azulino dentro del rio, en su mano llevaba un enorme ramo de flores que se fundían con el rio, Ciel al verlo tan cerca se giró para lograr alejarse de él.

Ciel: ¿Por qué? ¿Por qué? Yo... no soy Shion... - eran sus pensamientos en ese instante, comenzando a alejarse de ese lugar y el mayor, siendo seguido por el mayor quien intentaba atraparlo - ¡te has equivocado de persona Sebastián...! - decía pero el mayor solo lo abrazo por la espalda, a pesar de que este forcejeaba con él, no lo iba a soltar, no de nuevo.

Sebastián: no lo he hecho - decía afianzando aquel contacto sin la intención de dejarlo

Ciel: soy Ciel, no Shion - dijo intentando que el mayor entrara en razón.

Sebastián: pero tú eres el verdadero para mí - dijo, logrando que Ciel detuviera toda acción para mirarlo - al final no pude ver nada. Incluso aunque mis ojos estaban curados. no pude ver ninguna de las cosas que son preciadas para mí - decía girando el cuerpo del menor para observar con cariño el rostro del azulino, tomando entre sus manos sus mejillas le regalaba una hermosa sonrisa - gracias por apoyarme. Ahora puedo verte... con claridad - decía acercándose para juntar sus labios con el menor; mientras un último pensamiento llegaba a su mente - puedo verte amado mío. Las flores que florecieron en la luz... son flores reales que nunca se marchitaran. A tu lado, estas flores siempre florecerán. 

 

Notas finales:

Muchas Gracias a las personas que siguieron esta historia espero la hayan disfrutado y a las personas que dejaron sus reviews me alegro mucho leerlos espero volver a encontrarlos en otra historia y disculpen los errores de ortografia y tengan una muy buena semana y un buen dia.

Gracias... Adios...


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