Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Valentín por Ale Moriarty

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Advertencias: Posible Ooc.


Manhua: 19 days


Pareja: He Tian x Mo Guan Shan


Palabras: 2,415 –OS-

Notas del capitulo:

Notas: Esto va para ti morrita (¿?). Feliz San Valentín, sabes que ocupas un enorme pedazo de mi corazón, espero que te guste este humilde obsequio, me releí el Manhua para que fuera lo menos Ooc posible, ojalá te saque una sonrisa, me divertí escribiéndolo. Por cierto, lamento no haber tenido imaginación para el título del fanfic, me costó un huevo. Esto transcurrirá cuando ya son más adultos, como sea, síganme el rollo, yo me invento todo.

VALENTÍN

[Fue repentino, el pervertido me pidió que saliéramos juntos en San Valentín, ¡¿cómo podía aceptar eso?!]

¿Por qué demonios estaba ese payaso parado frente a mi puerta? Había desaparecido de mi vida durante unos años y esperaba que, de buenas a primeras, ¿le aceptara como si nada? Instintivamente cerré la puerta, pero este pervertido detuvo el azote con su pulido zapato. Me sonreía de esa forma que me ponía irritable, ¡¿podrías dejar de lucir espeluznante?!

—No eres bienvenido aquí, lárgate —es mi jodido departamento, este enfermo debería aprender a respetarme ¡por una puta vez! Su cara comienza a tornarse oscura y siento un revoltijo en mi estómago, ¿por qué sigo temiéndole a este bastardo?

—Esperaba una calurosa bienvenida, Mo Guan Shan —escuchar mi nombre de sus labios aun me sigue pareciendo incómodo, me recuerda a la vez que dejé que viera más de mis debilidades, a causa del enorme shock que tuve en ese jodido restaurante.

—¡Púdrete! ¡No digas mi nombre! —lo maldigo, estoy harto de la actitud altanera de este tipo, se pasea como un pavo real, queriendo que todo el mundo le bese el culo, ¡sígueme fastidiando y te arrancaré las plumas del trasero!

—¿Entonces prefieres un apodo? ¿Qué te parece estúpido Mo? —¡este imbécil! ¡Venir hasta mi casa para insultarme!

—¿Es todo lo que quieres? Ya puedes largarte —me dispuse a VOLVER a cerrar la puerta, pero ahora la mano de este bestia se interponía, a pesar de que alardeaba de mi fuerza, este idiota fácilmente podía romper cada uno de mis huesos, incluso después de tantos años, seguía siendo más fuerte que yo.

—No se te ha quitado el mal hábito de interrumpirme cuando hablo —veo ese rosto temible y siento mi garganta seca, ¿por qué aún soy vulnerable a él? —Déjame entrar, tenemos que hablar.

—Lo que sea que tengas que decirme, dilo afuera. Un bastardo que se desaparece sin avisar, no merece pisar mi departamento. —me doy cuenta del tono con el que digo semejante cosa, pero estuve preocupado, lo acepto, y este imbécil no dio señal alguna de donde se encontraba, fui dejado atrás y ahora, ¿viene con una sonrisa radiante y finge que solo fueron unos días? ¡Que le den por culo!

Puedo percatarme que las facciones sombrías de su cara van suavizándose, parece que toqué un punto sensible.

—Mañana es San Valentín —sus palabras me sorprenden, a decir verdad, esperaba cualquier comentario estúpido y me sale con algo que me confunde.

—¿Y? ¿Eso a mí qué jodidos me importa? —repliqué con amargura. Sabía el día que sería mañana, en el restaurante estaríamos hasta el tope de estúpidas parejas que ordenarían miles de platillos, de solo pensar en todo el trabajo que me esperaba, ¡deseaba morir!

—Ponte algo bonito, mañana saldrás conmigo —¡este cabrón pretencioso! ¿Quién se creía para ordenarme como cuando éramos mocosos de secundaria?

—¡En tus putos sueños! ¡Ojalá todos fuéramos tan despreocupados como tú, bastardo! ¡Pero a diferencia de ti, yo tengo un empleo! ¿Por qué no te largas de mi departamento? ¡Desaparécete de una vez! ¡No te dolió la última vez ¿o sí?!

No entiendo de dónde salen estos reclamos, solo quiero quejarme y eliminar todos los momentos de preocupación de ese tiempo, solo quiero que esta puta sensación de pesar abandone mi corazón, no quiero ver tu puta cara ahora.

—Te veo mañana…

Esas son las últimas palabras que dice con una cara estoica y finalmente deja la entrada de mi departamento. El silencio nunca me molestó antes, pero ahora siento el latido de mi corazón perforando mis oídos, este bastardo, ¿por qué ha venido a voltear mi mundo de nuevo?

Me quedo de cuclillas en el suelo mientras cubro mi rostro, siento mi cara roja, ¿por qué?

.

.

.

14 de febrero. San Valentín.

Esto era peor que el año pasado, el restaurante tenía una enorme fila de parejas esperando a que se desocuparan las mesas. El gerente había ordenado que los de la cocina ayudáramos a atender mesas también, y aquí estaba yo, esperando que una pareja de imbéciles ordenara mientras se decían palabras dulces.

—¿Qué van a ordenar? Llevo 10 minutos esperándolos —gruñí, yo no debía estar aquí fingiendo paciencia. Prefería hacer comida deliciosa, no soportaba este ambiente cariñoso.

—Tráeme el plato del día y a mi novia una ensalada —dijo por fin el estúpido, miré a la chica que parecía descontenta. Estaba seguro que no deseaba comer una ensalada.

—¿Qué quieres comer? —le pregunté. Me importaba una mierda ser grosero, pero por un momento, me recordó lo que más me frustraba de He Tian, ¡nunca me preguntaba qué era lo que yo quería! Me arrastraba a todos lados y terminaba haciendo planes por mí, sería bueno que alguna vez hiciéramos algo que YO quisiera.

—Por favor, que sea un filete a la parrilla y un trozo de pastel de chocolate —la chica sonrió alegremente y le regresé el gesto. Ignoré al tipo, estaba seguro de que ahora mismo me odiaba, ¡él tenía la culpa por ser tacaño! ¡Malditos controladores de mierda!

¡Joder! ¡Ahora me daba cuenta que no dejaba de pensar en ese pervertido! ¿Me estaría esperando en mi departamento?

—Enseguida traeré su orden —hablé y caminé con la cajera para que les dejara la nota a los cocineros. Me sentía decaído por algún motivo, ¿acaso yo quería pasar tiempo con ese idiota?

Mis pensamientos fueron interrumpidos por otro par de tortolitos que lucían más enamorados que los anteriores, este sería un largo día.

.

.

.

Terminamos a media noche de arreglar todo el desastre del restaurante, cada uno de los empleados ayudamos a recoger. Me sentía agotado y tenía sudor hasta en partes que creí que no me sudarían, mi última tarea fue tirar la basura, así que me dispuse a cargar las 4 enormes bolsas negras y salí del local despidiéndome de todos.

Durante estos años había aprendido a llevarme mejor con la gente de mi alrededor, claro, mientras no fueran unos estúpidos. Tiré la basura en el enorme contenedor y suspiré, la noche era fría. El cielo estaba iluminado por varias estrellas, ¿estaría esperándome?

—¡¿Por qué demonios estoy pensando en ese bastardo?! —me exalté, desde la mañana pensamientos de He Tian me habían jodido la mente.

—Es porque soy encantador —¡ese demonio! Me quede estático viéndolo acercarse a mí desde un rincón oscuro de ese callejón. Si He Tian fuera un color, sería negro; podía escabullirse entre las sombras sin ser visto, me sentía tan avergonzado que quería darme un puñetazo en la nuca y dejarme inconsciente.

—¡¿Q-q-qué haces acá?!

—Te dije que saldríamos hoy, compré un pastel —observé la bolsa de plástico que sostenía frente a mi cara, podía sentir el aroma dulce de la caja que estaba adentro, ¿era un pastel de fresas y crema?

—¡¿Y eso a mí qué?! ¿Por qué no te vas a meter a un pozo? Estoy cansado, no tengo tiempo para tus estupideces —comencé a escabullirme, no tenía la energía para lidiar con este imbécil, pero su mano me detuvo y sentí sus uñas clavándose en mi antebrazo, este cabrón seguía siendo una bestia.

—Mo, quiero comerme este pastel contigo.

No sé qué fue lo que me sucedió en ese instante, pero pude notar una pequeña fractura en esa máscara egocéntrica que siempre portaba. Mi madre siempre me había dicho que no debía de ser duro con la gente que mostraba sus debilidades, maldita sea.

—Eres un fastidio —gruñí, sentía ese rubor de nuevo en mis mejillas, ¿por qué me comportaba como una colegiala? Este día me estaba afectando de forma extraña.

Fui arrastrado de nuevo, este idiota seguía jalándome toscamente, ¿por qué le había tenido lastima?

.

.

.

—No toques nada, iré a cambiarme de ropa —le advertí, el bastardo ya había cambiado a esa expresión que me sacaba de quicio y estaba sentado cómodamente en mi sillón, ¡quería patearlo lejos! Tomé algo de ropa de mi habitación y me dirigí al baño, tenía el cesto de ropa sucia allí, sería más sencillo ponerla en su lugar mientras me desvestía.

Juro que no tardé más de cinco putos minutos y cuando salí ¡He Tian no estaba!, corrí desesperado porque me imaginaba en donde estaba y si tenía razón, yo estaría en graves problemas. Abrí la puerta de mi habitación y lo vi parado frente a una pequeña mesa que tenía en mi habitación, donde colocaba mis productos para la piel, los perfumes y algunos anillos o aretes, me había convertido en un adicto a comprarlos.

Mi cara se tornó completamente roja, más brillante que mi cabello. Este bastardo estaba sosteniendo la caja donde yo guardaba ese estúpido arete y lo miraba con detenimiento.

—Aun lo conservas —sonaba serio, esperaba una burla o un tono ególatra, pero parecía sereno, incluso podría decir que sonaba como un humano por primera vez, sin toques de arrogancia, simplemente suave.

—¡NO TE HAGAS IDEAS RARAS! ¡ERA PARA DEVOLVERLO! ¡NO NECESITO TUS MIERDAS! —ataqué.

—¿Entonces el peluche del sándwich también planeabas devolvérmelo y por eso lo tienes en tu cama? —de nuevo volvía a usar ese puto tono altanero, y juro que a este demonio solo le faltaban los cuernos y la cola para ser habitante del infierno.

—¡VETE AL INFIERNO, BASTARDO!

—No sabía que me extrañabas tanto, pequeño Mo. Ven, voy a darte un poco de amor —se acercó peligrosamente mientras rodeaba mi cuello con su brazo y casi me ahogaba, no podía dejar de gritar, me sentía apenado de haber sido descubierto.

.

.

.

Mañana era mi día de descanso así que no me importaba que ya fuera la 1 de la mañana, pero deseaba que este idiota se largara de una vez. Comía el pastel con tanta lentitud que no sabía si tenía problemas dentales, se atragantaba con facilidad o solo quería fastidiarme, me di cuenta de su media sonrisa juguetona y supe que la respuesta sería la opción tres.

—¡¿QUÉ ESPERAS?! ¡TERMINA DE COMER Y LÁRGATE! —me quejé obviamente irritado, estaba harto de tener a este imbécil en mi casa, aun sentía ese dolor agudo en mi pecho.

—Esperaba que me dejaras dormir aquí.

—¿Ah? ¿Perdiste la razón? ¿Por qué haría esa estupidez?

—Quiero pasar San Valentín contigo —su confesión me tomó desprevenido y esa punzada en mi corazón se volvió más recurrente. Por extraño que parezca, el dulzor en mi boca se intensificó.

—N-n-no digas cosas tan asquerosas como esas. Además, ya terminó —le aclaré, después de todo, mi trabajo no me había permitido tomar el día libre.

—Eso no importa, todos los días son San Valentín cuando estoy contigo.

Escuché aquellas palabras tan cursis que me habrían hecho vomitar en otra ocasión, pero ahora, solo podía sentir mi piel hirviendo en calor, ¡¿por qué me decía estas cosas?! Estaba mudo, miraba su expresión calmada y no podía burlarme de él.

—Y-yo… ¿qué? ¿Qué mierdas dices? —intenté no tartamudear y entonces este imbécil comenzó a reírse a carcajadas.

—¿Viste tu cara? ¡Oh! ¡Qué lindo! ¡¿Te gusta oír cosas dulces?! Te susurraré todas las que quieras —sentí como se lanzaba encima mío y comencé a luchar por quitármelo de encima, detestaba la actitud de este pervertido, quería sacármelo de encima y echarlo por la puerta, me sentía tan ultrajado, engañado y avergonzado ¡como nunca!

—¡MUÉRETE PERVERTIDO! ¡NO QUIERO VERTE DE NUEVO! —gritaba con tanta fuerza que me quedé sin oxígeno, mi respiración era agitada mientras luchaba por quitármelo de encima, pero era inútil. Sentí sus brazos aprisionándome, en una especie de abrazo tan fuerte que me sofocó —Me estás lastimando, suéltame, no es gracioso.

—Me voy a quedar, no te he visto en mucho tiempo.

Escuchaba de nuevo ese maldito tono de voz que me doblegó la primera vez, ¿por qué cedía a sus caprichos? Este momento me recordaba cuando me abrazó por primera vez, durante ese partido de basquetbol.

—Me deberás una —murmuré y dejé que su calor me embriagara. Mi corazón había dejado de doler. Pasaron unos minutos y entonces nuestras caras se encontraron cuando se separó de mí.

No sé cómo, pero sus labios terminaron en mi boca y otra vez sentí su lengua intentando entrelazarse con la mía, no podía respirar. He Tian me había robado mi primer beso y ahora volvía a besarme, aunque sonara patético no había besado a nadie después de eso. Estaba tan enfocado en trabajar que mi vida amorosa murió en algún punto, solo me preguntaba dónde estaría este bastardo descorazonado y ahora, me besaba de nuevo con él.

Logré empujarlo y me cubrí la boca, sentí unas pequeñas lágrimas acumulándose en mis ojos. Este maldito bastardo, ¿no se cansaba de hacerme lucir ridículo?

—Mo Guan Shan…

—¿No te cansas de burlarte de mí? ¿Qué quieres exactamente? ¡Deja de hacer lo que te plazca por una puta vez y piensa en mí!

Allí estaba, lo había soltado. Maldición, ¿por qué no lo eché a patadas?

—No quiero que me alejes, por eso no hago lo que tú quieres.

—¡Bastardo!

—Te extrañé —aquella frase despertó ese dolor en mi corazón —Demasiado.

Durante toda mi vida había levantado aquellas murallas que me protegían como un caparazón, las personas son crueles, tienes que volverte una bestia para sobrevivir en la jungla de la vida, pero ahora me sentía como un insecto, He Tian me había derrotado con aquella frase.

—B-bastardo —comencé a balbucear, las lágrimas iban a desbordarse, ya no podía seguir pretendiendo —¡Si tanto me extrañaste, no te vuelvas a desaparecer! ¡¿Por qué me revuelves la vida si te vas a largar?! ¡Si lo haces de nuevo no te lo perdonaré! ¡No me trates como si fuera desechable, joder!

Sentí el tacto de este demonio en mis mejillas y comenzó a limpiar mis lágrimas, me sentía tan avergonzado de que él tuviera que cuidar de mí como si fuera un puto bebé, pero no podía calmarme.

—No me volveré a ir, y si me voy... te llevaré conmigo.

No sabía si podía confiar en este imbécil, no comprendía qué pasaba por su cabeza, pero ahora mismo quería creerle, quería sentir ese toque lleno de cariño que hace mucho tiempo no sentía, solo este pervertido provocaba que mi corazón se comportara extraño.

Jalé el cuello de su camiseta y ladeé mi cabeza para que nuestros labios volvieran a unirse, me sentía mareado, ni me importaba ya que los dos fuéramos hombres, quería calmar los latidos que amenazaban con hacerme explotar.

El futuro podría esperar, por ahora, aceptaría a este pervertido y su promesa de que se quedaría conmigo, después de todo, si todos los días eran San Valentín, nos quedaríamos en este ciclo sin fin.

Fin.

Notas finales:

Huelen ese romance sadomaso (? okno. Espero sus comentarios♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).