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Promesa de 10 Años por Kumagoro2093

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Notas del capitulo:

El gran final! disfruten^^

 Kuroko, igual que todos los dias, se levantaba temprano. Desperaba de un beso en la frente a su marido, y luego dedicaba atención a su pequeño hijo. No lograba aburrirse de esa rutina, pensando en la felicidad que disfrutaba cada día viendo despertar a la persona que tanto amaba cada mañana a su lado, y al bello e inusual fruto de su amor igualmente. Despues de tantos altibajos, la tranquilidad que sentía era envidiable. Tanto que en sus momentos mas sensibles, a pesar de ser el antiguo fantasma de Seirin, soltaba delgadas lagrimas de lo mas fondo de su corazón. Siendo atendido de inmediato por el gran hombre de cabello rojo que ahora habia crecido aun mas, y era su esposo. Kagami Taiga.

Pensar que los problemas que causó su relacion a sus familias, al ser "anormal", y que afectaba notablemente el estatus social de la familia Kagami, y la decepción de los padres de Kuroko, al saber que su hijo estaba con otro hombre; más la culpa de su madre por insisitir que no lo habia cuidado bien, ni criado como hombre que era, hacía a Kuroko sentirse despreciable.

Pero el unico que le ayudó a superarlo fue el mismo Kagami. Abriéndole su corazón y dejándole llorar y descansar entre sus brazos, solucionando los terribles problemas que su alma enfrentaba. 

Lograron superar cada prueba, y problema que su familia les trajo. Ahora pasaban sus vidas de manera independiente de los que le dieron la vida; y ellos, al parecer arrepentidos, no esperaban llegar cada fin de mes para lograr ver a su tierno nieto.

—Kagami, apresúrate. Llegarás tarde, y esta vez no sera culpa mia. —Dijo Kuroko mientras peinaba a su hijito, recordando todas y cada una de las cosas que habian pasado.

—Lo se, lo se... Maldita sea... —Sacando un pan de su boca, se despidió con un beso suave con su marido, y un desorden de cabello a Hikaru erizando los vellos de Kuroko.

—Kagami... estaba peinando a Hikaru... —Al terminar de decir eso, tira un vaso lleno de agua al rostro del fisicamente mas grande.

Pasaron unos minutos de discusión, y risas por parte de Hikaru hasta que Kagami se fue, y ahora Kuroko se preocupaba de prepararse para irse con su pequeño niño a la escuela. Donde el enseñaba.

 

 —Papi... —Musito Hikaru mientras iba de la mano en la calle junto a su padre. —¿Cuanto amas a papá? ¿Mas que yo?

—No lo se. —Sonrió Kuroko, mirandole con ternura. —Ambos queremos de manera diferentes a papá. Pero ambos lo queremos y amamos mucho.

Hikaru sonrió, y se fue contento todo el camino, al igual que su padre. El último, algo emocionado por el dia de hoy, pero tambien el sentimiento contrario porque quizas su marido no lo recordó.

El día paso tan común como lo esperaba. Los niños jugaban contentos en el patio, mientras el profesor les miraba de cerca por cada cosa que hacían cuidándoles de las caidas, y rasguños. Mas aun, las peleas entre ellos.

 

El final del día llegó muy pronto. Demasiado rápido para Kuroko, quien algo quizas desganado, caminaba a su casa con el pequeño sosteniendole su dedo meñique.

—Papi... ¿Por que estas triste? —Preguntó Hikaru con su sonrisita desvanecida, al ver que su padre quizas no se encontraba bien.

—¿Eh? —Rio mirandole con una sonrisa algo debil. —No te preocupes Hikaru. Estoy bien...

El pequeño le miró todo el camino. Pues si bien sabia que su padre ocultaba bien sus sentimientos, como una sombra, entendia perfectamente el hecho de que se encontraba desganado. Así que intentando subirle el animo, al llegar, corrio a su habitacion, en donde hizo un pequeño dibujo de su papi sonriendo. Se lo daría cuando llegase papá.

 

Ya eran las diez. Hora en donde Kagami volvía de su trabajo, y cenaba junto a toda su familia. Él, estaba algo inquieto, impaciente. Iba a su casa mordiendo sus uñas, con la otra mano llena de bolsas, y otras bolsas dentro de las mas grandes, lleno de objetos, regalos, y finalmente, una rosa blanca. Una bella rosa blanca, que artificialmente en su origen se encontraba teñida de celeste. Tan linda, que le dolió en el alma que ella ya estuviera muerta.

Al llegar a su casa, escondió todas y cada una de las bolsas en una pequeña caja, y entró, saludando a su esposo e hijo.

Kagami notaba que Kuroko estaba desganado. Tanto que el beso de bienvenida fue en unos labios frios. El hombre de cabello rojo reía. ¿Como podría olvidar aquel importante acontecimiento?

—Kagami... yo–

 

No pudo terminar la oración, cuando tocaron el timbre. Kuroko fue a ver, y se encontró con Kise en la puerta. —¡Kurokocchi! ¿Como estás? —Dijo con su clásica voz de felicidad.

 

 —Hola Kise-kun, bien gracias. ¿Que te trae por...?

—¡Hikaru! —Gritó Kise entrando a la casa, y buscando al niño, su mochila con su pijama, y otras cosas. —Me llevaré a Hikaru, lo traeré mañana. ¡Buenas noches! 

—¡Adiós papi, adiós papá! —Gritó el niño besando su frente mientra cerraban la puerta y se iban.

Pasaron un par de segundos para que Kuroko entendiese a la perfeccion que carajo habia pasado 3 segundos atras. Kagami yacia atras corriendo buscando las cosas. Poniendo las servilletas, lo vasos, el vino.

Mágicamente, en un par de minutos, tenia incluso la carne en el horno.

Kuroko se dio la vuelta sin decir nada, y camino hacia la sala de estar, en donde se encontró a su marido, con una bella rosa en sus manos, una mesa de mantel rojo, y unas copas de vino servidas.

—Feliz aniversario, amor de mi vida. —Se le acercó suavemente, y mientras Kuroko aún procesaba los hechos, le regaló un dulce beso en sus labios, despertando sus sentidos, y cayendo a sus brazos en un movimiento rápido. Abrazándolo con fuerza, y ahora Kuroko besando con algo mas de furia sus labios.

—Creía que lo habias olvidado... —Dijo sincero.

—No puedo olvidar el dia más importante de mi vida entera. ¿Quien crees que soy?

Su noche la pasaron fantaseando entre ellos. Comieron y bailaron. Disfrutaron de un par de copas, y cuando iban a la cama, ella estaba envuelta en flores. Kuroko sorprendido, miraba a Kagami, y este complacido le llevaba a la cama sin esperar mas, haciendole el amor como la primera vez, como todos los dias. Lleno de paciencia, amor, ternura. Sin apurarse, tocando todos lo rincones del cuerpo contrario; erizando y deteniendo los sentidos ajenos. Y pronto, en cada embestida que uno daba, y el otro recibia, y cada uno de los gemidos entrecortados por besos lujuriosos, les enamoraba más, les hacia volverse completamente dependiente a su amante. A su esposo, a quien amaba con el alma.

Al terminar el acto, se acostaron acurrucados en la cama, se abrazaron, y durmieron sin preocupacion alguna.

En la proxima salida que tuvieron como grupo, como la "Generacion de los Milagros", se supo que Furihata Kouki se encontraba embarazado. Todos le aplaudieron, mientras el avergonzado agradecía. Midorima sintió un codazo de parte de Takao, dandole una pequeña indirecta bastante directa, y Murasakibara sintió lo mismo.

Los niños jugaban como todos los dias. Ellos eran felices en su mundo utopico, que absolutamente nadie quería quitarles jamas. Su inocencia servida en platos de oro, seria cuidadas con el mejor de los esmaltes.

Asi es la vida actual de cada uno de ellos. Viviendo con quien realmente aman, sin sentir consecuencias, ya que ni siquiera las hay. No hay climax, porque eso paso en su juventud. Ahora existe simple relajación y felicidad, apretándoles y soltándoles el pecho y el alma.

Notas finales:

Gracias a todos por seguir esta historia^^ 


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