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Promesa de 10 Años por Kumagoro2093

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— Buenos dias... —Susurró Aomine perezoso. Se habia levantado a una hora bastante atrasada, ya que por su trabajo no había dormido bien.

Se acercó con cuidado a Sakurai, quien al parecer no le había escuchado. Y es que estaba sumido en pensamientos un tanto importantes. Así que Aomine lamió sus labios con ojos de fiera, se preocupó de que no estuviera con un cuchillo ni un objeto filoso entre sus manos, y saltó sobre el cual pantera atacando a  su presa provocando que Sakurai saltara del miedo, y no pudiera evitar que a Aomine le diera un buen ataque de risa.

 

—Dios... ¡D-Daiki! —Gritó asustado Sakurai. —Me diste un buen susto... Buenos dias. —Suspirando, le sonrió y besó suavemente, para seguir en sus labores.

—¿Que comeremos hoy? —Aomine abrazó sin escrúpulos el delgado cuerpo de su marido desde hace ya dos años.

—Hoy comeremos algo liviano. Si sigues comiendo tantas golosinas, quedarás como los gorditos de las peliculas americanas. —Reía Sakurai. Pues pasando los años desde que se convirtieron en amantes y se casaron, el ha tenido cambios en su conducta. Pues actualmente sentía mas confianza en si mismo y en los que le rodean. Todo ello gracias a Daiki.

 —Oye... ¡Mira este espectacular cuerpo! — Dio la vuelta a Sakurai para que le observaba fijamente, e hizo que tocara su abdomen y lo masajeara. —Mi cuerpo esta tan duro como una roca, y sigue igual que cuando era un enano.

 

Sakurai no evitó sonrojarse por ese comentario. Sonrió a sus adentros y antes de emitir palabra un muy pequeño niño a pesar de su edad, caminaba a pasitos de tortuga, tallandose un ojo y bostezando hacia sus padres.

— Hola mamá, hola papá... —Su voz angelical erizaba los vellos de cualquiera, enamorandolos al instante. "Mataré a quien sea que este detrás de mi lindo hijo o intente hacerle daño". Pensaba Aomine, buscando en su cabeza  en distintas formas de tortura que podría emplear en unos años más en caso de que sea necesario. 

 

—Hola pequeño. —Decían con suavidad ambos padres. Con el tiempo que llevaba en vida su pequeño niño, se habian dado cuenta de lo frágil que era. No en el sentido de la salud, si no que hasta en la más mínima cosa, era capaz de llorar. Tenia el alma de un ángel.

Despues de todo el saludo, Daiki, —Como parte de una mala costumbre que jamas se le pudo quitar—, se sentó en el sillón y comenzo un buen zapping por los canales. Veía unos minutos una serie, y luego las cambiaba por las noticias matinales. Se encontraba completamente distraido, por lo que no se dio cuenta que su hijo Yoshiki le habia hablado. Sobra decir que la voz de Yoshiki es tan angelical como suave y baja. Así que si se le desea escuchar bien, se le debe de dar completa atención. 

—P-Papá... —Repitió una vez mas. Pero este estando tan concentrado en que tan malo estaba el mundo, que no se dio cuenta. Hasta que escucho pequeños jadeos de su pequeño, se que encontraba sollozando, mirándole con tristeza.

—Yoshiki... ¿Que pasó? —Preguntó preocupado, apagando el televisor y acercándose para tomarle entre sus brazos.

—Pa-Papá no me escuchaba... ¿No me quieres? —Yoshiki limpiaba sus ojos con su manga, y le miraba con ojos rojos. Sin contar lo rojo que se veía su diminuta nariz.

—¿Cómo dices eso? —Dijo Aomine lo mas calmado y sereno que pudo. —Yo te amo, hijo. Al igual que tu madre. No llores, no te escuché ya que tenía la television con un volumen alto. ¿Que querías decirme? Escucharé todo lo que me tengas que decir, hijo mío. 

 

Yoshiki secó sus lagrimas, y le miró con mayor confianza. —Q-quiero... ir a jugar básquetbol con todos...—Dijo aunque timido, con una voz confiada. Su padre, le observó sorprendido, y mostró sus dientes en una gran sonrisa, aceptando esa invitación.

—Invitaremos a todos despues de comer, este es un día festivo así que todos deben tener libre—. Yoshiki, sonrió emocionado, y cuando su padre le bajó de sus brazos, corrió a toda velocidad a buscar su balón preferido. Con el cuál su padre había jugado cuando era joven, y ahora se lo habia heredado a el.

 

Sakurai miraba con una sonrisa la conversación de sus dos seres más amados. No podía sentirse más feliz, que cuando Midorima le había propuesto el que si podia tener un bebé con Daiki. Ese día lloro mas que nunca de la emoción. 

Se había rendido desde que comenzaron la relacion a tener un bebé, ya que era imposible. Pero, gracias al ahora mejor doctor licenciado de Japón, lo habia logrado. Todo estaba legal, asi que no se preocupaba de eso. Todo lo que había sido usado, primeramente había sido certificado. Por lo qué tuvo completa confianza cuando dejó introducir el antídoto dentro de su cuerpo. 

 

Pero habia algo que le mantenia distraido gran parte del tiempo, y era el hecho del posible manotaje que le podrian hacer  su hijito por haber nacido del vientre de un hombre. Eso le tenía preocupado, y le hacía sentir culpable. Pues sabia que no era natural.

¿Y si el primer dia de clases, alguien le hablaba en un tono molesto, y Yoshiki comenzaba a llorar? No podría hacer nada. Y menos aún el que le molesten por la razón que habia comentado anteriormente. 

Sakurai, a pesar de que el sabia que era un hombre y como tal quería ser mas maduro y orgulloso y no llorar, eso era lo que en esos momentos deseaba. Le apretaba el pecho de la tristeza, y a pesar de ser un hombre, el tambien tenía sentimientos. —Cosa que normalmente no se dice, supuesto "orgullo" masculino—. Sin embargo, no lloró. No deseaba llorar aún, ya que el no se sentia comodo haciendolo solo. Debía estar con Daiki; o de otra manera, no lograría calmarse.

Dio un fuerte suspiro, y limpió aquellas amenazantes lagrimas, para seguir con la comida. Pero le tiritaban las manos del miedo. En unos meses mas, su pequeño niño comenzaría a ir a la escuela. Y a pesar de que se habia precupado de todo, el simple hecho de pensar que su pequeño niño estaria indefenso ante las burlas, no le arreglaba su humor. No se dió cuenta de como tiritaban sus manos, hasta que sintió un ardor algo agudo. Se había cortado con un cuchillo, haciendose una linea vertical en la yema del dedo medio. Gimió suavemente, y el dolor se agudizo por el hecho de que tenía su mano en agua caliente. 

Daiki escuchó el pequeño estruendo, y dejando a Yoshiki jugando, corrio a ver a Sakurai quien se encontraba con pequeñas lágrimas en sus ojos. Se imaginó lo peor en ese momento. ¿Se cortó un dedo completamente? ¿Se cortó una vena? Sin embargo, Sakurai no lloraba por aquello, si no por la ira que sentía de ser tan débil. El joven de cabellos cafés fue rápidamente a los brazos de Daiki, y le abrazó a pesar del ardor de su dedo. Su amado asustado, revisó su rostro, levantándolo con sus manos, y le quitó sus lagrimas con suavidad, regalándole un suave beso que los dejó con tiernos deseos. Luego separó su abrazo y miro sus brazos. También le regaló un beso en cada uno de ellos. Y por último, miro sus manos, y en uno de sus dedos vio un corte. Suspiró aliviado, y beso sus manos, para luego ir a buscar una vendita, y ponersela encina de su herida.

 

—Gracias... —Le sonrio Sakurai.

 

—No me asustes asi, imaginé lo peor... —Relajó sus hombros, y se dio cuenta de cuanto había cambiado en todo ese tiempo junto a su amante. Se habia convertido en alguien preocupado, —Solo con su familia—, y alguien protector. —Solo con su familia—, alguien mas serio y menor burlon. —También, solo con su familia—, Bien, cambió, pero solo con su familia.

 

—Papá, mamá, ¿Están bien? ¿Por que mamá esta llorando? ¿Estas triste? ¿Quieres un beso, mamá? —Ryo no podía sentirse más feliz por la preocupación de su hijo. Y si bien habia llorado por su debilidad, se habia dado cuenta de lo maduro, —Que a pesar de la edad—, Su pequeño niño era.

—Estoy bien, Yoshiki. Pero un beso a mamá no le haria nada mal. —Se agachó con cuidado, y Yoshiki se acercó a el para besar su mejilla con suavidad. Con mucho amor.

—¿Por que le das besos sólo a mamá? —Gruñó haciéndose notar enojado, aunque ni siquiera estaba cerca de ello. —Yo tambien merezco besos, pero de ustedes dos. —Sonrió, al ver como sus dos amores reian, y posaban sus labios en sus dos mejillas. —Así esta mejor.

 

Luego de todo esa relajacion familiar, decidieron almorzar todos juntos. Preparandose para el partido que tenian entre todos sus amigos un poco mas tarde. Almorazon verduras cocidas, —Las cuales a Daiki no le agradaba ni un poco— Pero se lo comió por obligacion. Mas que nada, por la fiera mirada de Sakurai hacia su plato.

¡Cocinaba para que comieran, y si dejaban algo en el plato, mamá les castigaba! —Y bueno, Daiki habia sido castigado muchas veces, y habia estado en abstinencia durante dos meses. Los peores dos meses de su vida.

 

Al terminar, entre todos arreglaron la mesa dejándola totalmente ordenada, y se fueron a sentar todos juntos al sillón. Daiki estaba sentado directamente en aquel lugar cómodo, Sakurai entre sus piernas, y Yoshiki entre las piernas de su madre. Todos completamente comodos, siendo tapados por una deliciosa manta color rojo.

Daiki, con esfuerzo, estiró su mano que originalmente estaba en las piernas de su marido, hacia la mesita para tomar su celular. Marcó a todo ser existente que fuera buen amigo de el, —Sinceramente, solo sus amigos de los dieciseis años—, y literalmente los obligó a asistir en una hora al parque. "Los quiero todos en el parque en una hora. Mi hijo quiere jugar con los suyos así que mas les vale que se presenten". El único que no recibió ese mensaje fue Akashi, pues... que miedo. 

 

—¿Están listos? —Dijo Daiki poniendose sus zapatos, y con el balón de su hijo en su mano izquierda.

—¡Y-Yo si... papá! —Yoshiki corría hacia el, y hacía lo mismo, mientras esperaban a mamá.

—Esperen un minuto... —Sakurai buscaba su bolso con comida, y algunas otras cosas por precaución. Al final, despues de varios minutos, al fin salieron de su casa directo al parque. Yoshiki iba en brazos de su padre junto con su preciado y gastado balón. Mientras Ryo iba tranquilo con el bolso en su hombro.

—Papá... ¿Por que este balón es tan especial para ti? —Preguntó Yoshiki, curioso. —A-Aunque no es necesario q-que papa me conteste... —Dijo avergonzado.

Daiki le miró con una gran sonrisa en su rostro, recordando la importacia de ese balón.

—Bueno... cuando era mas joven, era un verdadero idiota. —Comenzaba a relatar, mientras Ryo asentia dandole credibilidad a sus palabras. —Era flojo, y si no fuese por tu tia Momoi, estaría quien sabe que haciendo ahora. Quizas abajo de un puente. —Rio ante su comentario. —Cuando hablé con tu madre por primera vez, era como tú. Muy tímido, y si hacia cualquier cosa, repetía "Lo siento, Lo siento"... Aunque siéndote sincero, creo que eso fue lo que enamoró de tu madre, a parte de la deliciosa comida que hacia. Su preciosa ternura que jamás encontré en nadie más. —El rostro de Sakurai se adornó con un rojo en sus mejillas, ya que lo que decía era completamente verdad, y le halagaba el que su marido hablara así de el. —Aunque comencé a decir cosas que no tienen que ver. En fin, con tu tío Taiga, siempre peleabamos en un Uno contra Uno. Y siempre le ganaba yo, y me lucía, y burlaba. Pero en un campeonato... ya no recuerdo su nombre, ¿Pero recuerdas tu cuando te hable de ella? Pues en esa, el me ganó. Y ahí entendí mi pasión, por lo cual volví a amar el basket tanto como antes le hacia. Por lo que pedí a unos de los hombres que por favor me regalara el balón, y el aceptó. Ese balón es el  que tienes tu en tus manos, hijo. Cada vez que lo veo, me dan ganas de mejorar, y hasta que mi basket sea perfecto, no me pienso rendir. —Decia cada una de las cosas con nostalgia, y sinceridad. 

Yoshiki, sonrió mirando el balón, y lo abrazó. —Yo seré tan fuerte como papá algún dia, asi que papá, tienes que ser el mejor. —Dijo confiado.

Daiki le miró, y solto una gran carcajada. —Claro hijo, cuando crezcas jugaremos en un Uno contra Uno, junto con Hikaru y Taiga.

El pequeño asintió, y se fue jugando con el balón lo que restó del camino.

 

La tarde fue de grandes risas. Pues Yoshiki y todos los demas niños, —Incluyendo a Masaki—; jugaron en la pequeña cancha que había en el parque. Mientras los mayores les miraban, y conversaban entre ellos. No faltaron jamas las peleas de Daiki y Taiga por saber quien es el mejor. Kuroko como siempre les golpeaba y eso hacia que se detuvieran. Al final suspiraron, y Daiki fue a sentarse atras de Sakurai para abrazarle, mientras Taiga hacia lo mismo con Kuroko. Finalmente, terminaron peleando por quien era el mas lindo de los dos. No ganó ninguno.

Takao conversaba con Himuro, y se unia a la conversacion Furihata, y Kasamatsu. Hablaban de sus trabajos y de cómo se mantenían al tanto con la familia. Reían y se molestaban entre ellos.

Akashi, Midorima, Murasakibara y Kise, —Quien curiosamente estaba mas maduro—,Hablaban de puras estupideces, y es que no existía un tema de conversación serio entre ellos. Murasakibara era molestado por Kise por sus dulces en los bolsillos, —Los cuales estaban a punto de explotar de tantos que tenía—, y este intentaba ignorarlo. Por otro lado, Midorima hablaba sobre el objeto de la suerte que le había tocado ese día, luciendo que cáncer nuevamente era el número uno.

 

Mas tarde, podían ver a todos juntos conversando, sin nadie a un lado. Sentados todos creando un óvalo. Sus niños ya cansados se acostaron en los brazos de sus padres, y decidieron dormir. Un día cualquiera, pero con una amistad muy grande.

 

Aunque Midorima no quiera admitirlo completamente, y Kise se burle de eso.


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