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Calico por Pip

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4

Mi asistente —aprendiz— está esperando como siempre en la puerta de mi despacho mientras juega con su teléfono. La luz de la pantalla le ilumina el rostro por completo y hago la habitual mueca de dolor, ya que de solo imaginar el brillo de aquel aparato, me lloriquean los ojos. Soy de las personas que necesita tener al mínimo la luz o se me irrita hasta el cerebro, sin bromear.

— Buenos días, Dallas ¿Lista para otro día en el paraíso?

— No tan lista como tú, Olive. —murmuró en lo que parece más un gruñido que un murmullo. Joder, este día será eterno.

— Auch, alguien tuvo problemas anoche. —me mira con curiosidad. Sus perfectos y redondeados ojos grandes mirándome como si tratara de averiguar todo lo que pienso.

— No es tu asunto, gracias. ¿Tienes los casos que atenderemos hoy?

— Sip. —suspira con su habitual tono no-sé-cómo-terminé-en-este-cuchitril y me extiende una carpeta café.

La tomo sin entender el por qué solo me entrega una cuando habitualmente son veinte en un día normal. A veces llegan a treinta, y realmente no sé cómo esperan que atienda bien a todas esas personas en menos de media hora. No puedo diagnosticar ni una mísera cosa con media hora, malditos sistemas públicos, los odio con la vida.

De igual forma hojeo el expediente, percatándome de inmediato que no es un caso fácil por la cantidad y grosor del mismo.

— Se llama Dilthey. —camina hasta la silla donde recibo a los pacientes, tomando asiento con calma cruzando las piernas para mirarme con total atención.— Thrasher.

Dilthey thrasher, 23 años.

20 intentos de asesinato.

Hija de figura pública política.

Jamás internada de forma permanente.

 

Observo el nombre del supuesto Dilthey Thrasher y suelto una leve risita por lo cómico que se me hace nombre, más sin embargo la risa se me esfuma al ver la cantidad de atentados contra su propia vida… veinte. El último fue hace menos de unas cinco horas.

— Llegó de urgencias en la madrugada. Está sedada en el pabellón psiquiátrico.

— ¿Sedada…? —.

Frunzo el ceño observando de nuevo el archivo, específicamente la parte donde se detalla el sexo: femenino. Mi ceño se hace todavía más profundo ya que no puedo creer que realmente sea una muchacha quien haya realizado tantos atentados contra su propia vida. Mi atención se va a la edad y necesito sentarme unos segundos para tratar de asimilarlo…

— Impresionante ¿no? Tiene solo veintitrés años.

— ¿Cómo es posible que no esté internada permanentemente en un establecimiento? —no me cabe en la cabeza. Las pocas neuronas que hoy me están funcionando realmente están lentas.

— Es hija de una famosa figura pública… política.

— ¿Y eso es lo suficientemente importante para no internarla solo por la importancia de una estúpida reputación?

— Eh, no te desquites conmigo. —Olive levanta las manos totalmente en la defensiva, pero tiene razón.

Me paso una mano por la cara restregando mis ojos. Realmente mi humor está de perros hoy día, no puedo mantener mis emociones alejadas. Necesito calmarme si voy a enfrentarme a un caso así. De pronto vuelvo a arrugar mi ceño mirando a Olive como si recién me estuviera dando cuenta de algo sumamente importante. Ella me corresponde la mirada sonriendo muy divertida.

— Claro que sí, al fin has caído en cuenta. Bravo. —da un innecesario y fuerte aplauso que hace mis tímpanos irritar.

— Oh no, no, yo no voy a aceptar eso.

— Lamentablemente ya lo aceptó el jefe, tu superior, a mí solo me informaron. Dijeron que si logramos estabilizar a la niña, podemos ir a casa temprano ¿no suena genial?

— ¿Te suena genial que mañana nos den el doble de trabajo y dar menos atención a las personas por compensar esta irresponsabilidad? —ataco mirándola de mala manera.

— Bueno… no, eso no, pero igual no podemos hacer nada… ya ves, son órdenes de arriba. —al menos parece arrepentida.

— Mierda. —

Me llevo las manos al cabello jalando de este en un gesto inconsciente, de tan solo imaginar el nivel de estrés con el que estaré mañana, me está dando un fuerte dolor en el cuello. Cierro los ojos soltando un suspiro y me quito la mochila junto con el abrigo.

— Bueno, hay que ir. —

Levanto mi trasero de la cómoda silla acolchada, que logré conseguir por ser la lamebotas de mi superior, y me ato las hebras más largas del cabello en una cola baja. Miro a Olive quien está más que entusiasmada escribiendo con quién sea que esté despierto a las seis de la mañana en un lunes. Restriego mis ojos una vez más, suspirando por décima vez en lo que llevo despierta. Realmente este día se ve como de nunca acabar, y eso que tendré jornada extremadamente corta.

Tomo el archivo hojeándolo otro poco mientras salgo del despacho. Las zapatillas de mi asistente-ayudante hacen pequeños sonidos irritantes en el poluto suelo y le doy una mirada despectiva que capta de inmediato tratando de hacer el menor ruido posible.

— Sabes que es una paciente difícil ¿no? Esa actitud que tienes hoy día, no te va a ser favorable…

— ¿Acaso no todos los pacientes lo son?

— En serio ella es algo totalmente distinto a lo que he visto en los pocos meses que llevo a tu lado… Dallas, ella en serio tiene algo fuerte.

— ¿Depresión? ¿Distimia? ¿Trastorno del ánimo? ¿Trastorno disociativo?

— No… no lo sé. —le doy una mirada cabreada. Es muy temprano para que me venga con sus respuestas indecisas. — Es solo que… bueno, es difícil decirlo, ni siquiera la hemos examinado.

— Exacto, ¿y eso significa que…? —le formulo la pregunta para que la complete. Me mira con su habitual rostro confuso y los ojos un poco más abiertos y alerta. De inmediato veo cómo su boca se abre y cierra buscando la respuesta que siempre le pido.

— Significa que… um… —mira al suelo frunciendo el ceño y se muerde una uña mientras seguimos caminando al pabellón psiquiátrico. — ¡Significa que no podemos hacer un diagnóstico así como así sin antes hacer el examen clínico!

— Bingo. —suelto una risa algo corta dándole un leve empujón amistoso. — Vas mejorando, en un mes estarás lista para atender por ti sola. —

Me da una sonrisa forzada con una mirada de todo menos entusiasmada, es la misma expresión que adopto al llegar a la habitación donde uno de los enfermeros me indica cuál es el lugar donde se encuentra la chica en cuestión.

Notas finales:

No me dejen morir, espero que les vaya gustando un poco la trama, se aceptan críticas, sugerencias, dudas, odio, lo que sea uwu tengan bonita semana!!

Pip.


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