Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

PROTCOLO: GHOST por J Young

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Tardo mucho en actualizar, pido disculpas por ello. 

Mientras las sondas, objetos de no más de diez centímetros de diámetro, que proyectaban un halo de luz cálida, flotaban a su alrededor analizando su cuerpo y signos vitales, Hayden veía las noticias.

La cámara se agitaba mientras seguía al emperador Valerian Mengks, que caminaba en medio de sus escoltas entre una multitud, tanto de personas como de destellos fotográficos. 

-Emperador Valerian ¿Cómo responderá a las amenazas de los corsarios? – preguntó uno de los periodistas que logró acercarse con su micrófono lo suficiente.

-Los Corsarios no presentan un peligro para el real imperio – respondió el emperador sin detenerse.

-¿Quiere decir que no tomara medidas al respecto?

-Son bandidos, que roban y embaucan, como otros tantos en el sector. Las patrullas de seguridad y vigilancia bastaran para mantenerlos a raya.

-¿Qué opina de su creciente influencia? ¿y sus ataques? ¿Dará crédito al reciente video?

Valerian se detuvo.

-Los mundos del sector no tienen nada que temer. Ahora mismo nos estamos encargando de fortalecer las colonias débiles para cualquier tipo de amenaza. – un hombre a su lado se acercó para decirle algo al odio, y el emperador asintió – Si me disculpan...

El tumulto de periodistas siguió escupiendo preguntas y cuestionando acciones.

-Emperador ¿Qué hay de su reciente acuerdo con Umoja?

-…¿Por qué rechazo la propuesta de Alexander Sher?...

-…¿Qué está sucediendo con los fantasmas? …

-…¿Cuándo será su boda?...

Valerian Mengks flanqueó una línea de marines que impedían el paso a cualquier otro; la cámara lo siguió mientras ascendía por la rampa de una nave sideral, y desaparecía dentro de esta.

‘’Fortificar más las colonias nuevas es una buena idea’’ Hayden apartó una de las sondas, que le bloqueaba la vista, y se acomodó en la camilla acolchonada. La imagen de la tv se empequeñeció hasta ocupar un pequeño recuadro en la esquina, y la reportera de la KNN apareció en pantalla.

-A continuación, la amenaza de los Corsarios para con Valerian.

Se trataba de una grabación limpia, pero pasada por un filtro que la hacía parecer una imagen antigua. Un hombre ocupaba el centro de la cámara, cubriéndose el rostro con un pañuelo rojo sangre, que dejaba solo una rendija para sus ojos; en el fondo se vislumbraba el espacio atreves de un cristal, brillante como un mar de estrellas. Apuntó a la cámara con un arpón, y dijo:

-Si Valerian Mengks se casa con una umojiana, correrá la sangre en el imperio.

‘’¿Cuál es el problema de estos tipos?’’ pensó Hayden, ceñudo. No llegaba a entender como alguien podía estar en contra del mandato de Valerian. El imperio Terran no había hecho más que sanar y crecer desde que había ascendido a emperador; y Umoja había sido un papel importante en aquel proceso.

Hayden tenía más de una razón para odiar a los Corsarios, y cualquier otro rebelde; sin embargo, hacerlo no le producía más que impotencia.

Una mujer regordeta entró a la sala, vestía un atuendo blanco, con bata de doctora; sus mejillas eran rubicundas y sus ojos siempre expresaban una alegría viva.

-¿Cómo va todo, Hayden? – Le preguntó la doctora Collins, mientras manipulaba un mando que hizo que las sondas se replegaran.

-Bueno… esperaba que usted me lo dijera.

En ocasiones, estar en presencia de aquella mujer, que no era prefecta o estrictamente militar, lo hacía sentir incómodo. Sin protocolos, ni conductas. Solo alguien que expresaba una, aunque profesional, preocupación por él.

-Todo se encuentra en orden. Ningún cambio desde tu ultima cita el mes pasado. ¿Todo está bien, Hayden?

Acudió a la enfermería justo después del desayuno matutino. No había dormido en toda la noche, y se pasó la mañana manejándose las muñecas, inquieto, aun sintiendo el metal contra su piel.

No encontraría nada, y lo sabía. Pero lo reconfortaba intentarlo.

-Yo solo… me he sentido un poco decaído – confesó Hayden, pasándose la mano por el hombro, allí donde la sonda había dejado su calor.

-Bueno, tuviste un descanso de dos semanas antes de comenzar este último año. Y es normal que sientas que tu cuerpo aún se está adaptando – La doctora Collins sonrió.

-Tal vez… ¿algo en mi energía… psi? – preguntó Hayden, lo más indiferente que pudo.

La doctora chequeo su tableta.

-No. Los niveles que muestras son exactos para esta hora de la mañana. Doscientos por doscientos por ciento.

Hayden asintió.

-Pero si tienen alguna duda al respecto – continuó la mujer regordeta – habla con la prefecta Grosenvor.

 

 

 

La prefecta Carol Grosenvor era la encargada de instruir a los reclutas del nivel 3 en la ciencia de la energía Psionica. Desde su manipulación para la telepatía más básica, hasta la exploración y explotación de cualidades mas extraordinarias, como la piroquinesis, o una telequinesis avanzada.

Solo los reclutas con un factor psi mayor a 5 podían avanzar más allá de los barracones. Y solo aquellos que superaban un factor de psi de 7 en adelante se ganaban la atención especial de la prefecta Carol Grosenvor.

Hayden recordaba sus lecciones; Un fantasma contaba con una cantidad regenerativa limitada de energía psionica, que podía almacenar de tiempo indefinido. Si se empleaba de forma correcta, podría crear tormentas de energía, aumentar su fuerza, su velocidad, hacer sondeos psionico, y cosas más inhumanas. Pero si se empleaba de forma incorrecta los resultados podían ser desastrosos, como fatigar al individuo rápidamente dejándolo fuera de combate.

Los trajes de ambiente hostil, particulares del equipamiento de un fantasma, trabajaban de forma simbiótica con esta energía, y era por ello que estos eran los únicos que podían utilizarlos de forma eficiente.

En promedio, los reclutas tenían un factor psi de entre 5 y 7. Lo suficiente como para activar el sigilo, el camuflaje, y tener un alcance telepático aceptable. Pero con el tiempo, Hayden aprendió que era más importante las facultades individuales a la hora de emplear la energía psionica, que el nivel o la cantidad que pudieras poseer.

Pueden acabar con un enemigo diez veces más fuerte y grande que ustedes con una canalización correcta. O pueden sobrevivir por tiempo indefinido usando su invisibilidad y camuflaje, aniquilando a sus enemigos uno por uno, pasando desapercibidos. 

 

Hayden entró al salón donde se desarrollaban las pruebas de aptitudes psionica, al tiempo que una docena de reclutas de nivel tres lo abandonaban. Vestían los atuendos de acuerdo a su división, y algunos se fijaron en él con interés, pero Hayden no les prestó atención.

Sus paredes pentagonales y la luz natural que se filtraban por sus vidrieras le otorgaban un aspecto surreal. Como si un halo de energía danzara en el aire todo el tiempo. Hayden lo atravesó hasta el otro extremo, donde había una sala sin puerta.

El aspecto de la prefecta Carol Grosenvor siempre lo había fascinado, era delgada, alta y calva. No parecía dura como Irelia Akhil, y claro no era ni de lejos tan atractiva como Luke Hite. Pero sus rasgos felinos en el rostro en forma de corazón, de ojos astutos y boca grande poseía un encanto hipnotizaste.

Algunos reclutas decían que no era su aspecto verdadero, que ella se metía en sus mentes cuando eran ingresantes, y truncaba su propia imagen. Hayden no estaba tan seguro de si esto era cierto o no.

-Prefecta. ¿Puedo hacerle unas preguntas? – Preguntó Hayden adentrándose tímidamente.

El lugar estaba pulcramente atestado de objetos electrónicos y libros físicos en buen estado. La mujer vestía una túnica que le llegaba hasta los tobillos, de mangas con tiras ajustadas que se ataba por delante.

-Puedo sentir tus inquietudes a una decena de pasos, Hayden Kingston – dijo, sin despegar la vista del pergamino que estaba leyendo. - ¿Sigues siendo incapaz de controlar tu manto psionico?

Hayden había tenido serios problemas a la hora de aprender a utilizar su energía psionica; aquellas clases lo agobiaban, y su preferencia por el combate con armas antes que por el uso de energía psi no había pasado desapercibido, algo que siempre había disgustado a la prefecta.

Pero, aunque su trato no había sido el más cálido, siempre se había mostrado abierta a ayudar a los reclutas.

-No, no es eso prefecta – dijo Hayden negando con la cabeza – es algo relacionado con…

La prefecta había dejado a un lado lo que estaba haciendo y se acercó hasta quedar frente a él. Posó sus manos a ambos lados de su cabeza sin llegar a tocarlo, y lo miró a los ojos cortándole el habla.

-Tienes venas rotas en tu cavidad nasal, y una jaqueca persistente – le tocó la frente con dos dedos – Uso prematuro de tu telepatía. – soltó un suspiro de desaprobación y volvió a alejarse - ¿Acaso intentaste levantar un objeto de tamaños desproporcionales con la mente?

Hayden se pasó la mano por el cabello. Sabía que se arriesgaba a ese tipo de lecturas. La prefecta Carol Grosenvor podía pasarse el día reprochándole sus deficiencias. Decidió ir al grano.

-No… no prefecta. Quería saber si… quería saber si es posible romper una pantalla psionica.

La prefecta frunció el ceño ligeramente mientras ordenaba unos libros.

-¿A qué te refieres?

-Con la mente, Prefecta – Hayden se masajeo la muñeca izquierda – quiero decir, con un nivel avanzado de…  no se… telepatía.

-Esa es una pregunta interesante – dijo irguiéndose la mujer con ojos felinos – pero tú no tienes el poder para algo semejante.

‘’Auch’’ Hayden lo dejo pasar.

-Lo sé. Pero me refiero a que, las pantallas psionica sirven para evitar que usemos nuestra telepatía – recitó de manual – que leamos pensamientos y nos comuniquemos por medio de un canal psionico. Hay algunas actuales que incluso anulan casi por completo la energía si se usa en un individuo con facultades psionica. ¿pero es posible sobrepasar sus límites?

-No – dijo sin medición la prefecta – es como querer atravesar una pared con un haz de luz… sin embargo, aunque se requiere un poder significativo, puedes aumentar la energía de esa luz hasta que se convierta en algo tan poderoso como un rayo. Su calor incineraría el acero.

Hayden asintió.

-Entiendo.

Una pantalla psionica era solo un objeto electrónico. Podía destruirse si se actuaba de la forma correcta.

-¿Hay algún precedente de esto? – preguntó.

-Los tecnopatas avanzados son los únicos que pueden anular sus funciones fácilmente. Así pasó su prueba Kay Sheky – lo miró de forma extraña – entiendo que estás en su escuadrón ahora mismo.

-Sí, pero no. No me refiero a un tecnopata. – enfatizó sus palabras poniendo las manos en jarra – Habló de alguien… con una capacidad telepática avanzada.

La expresión elocuente de la prefecta cambio abruptamente, y se tornó sombría, como un gato erizado. Le dio la espalda al hablar.

-Solo conocí a un recluta con el factor psi suficiente como para ejecutar tal hazaña – Hayden fue a preguntar como era su nombre, pero la prefecta lo interrumpió – era indisciplinado y arrogante.

Eso no tenía sentido, Hayden sabía que la prefecta tenía una clase especial para aquellos que presentaban facultades descomunales. Que eran sus estudiantes prodigios.

-¿Qué fue de él? – se atrevió a preguntar en su lugar.

-Termino el programa demasiado rápido, y se convirtió en agente. Pero su poder… - Negó con la cabeza – Yo misma presenté la petición para someterlo a una resocialización neuronal. Tengo entendido que fue aprobada.

 

 

 

 

‘’Telepata de nivel nueve’’ pensó Hayden, mientras observaba a un grupo de reclutas varones hacer calistenia.

‘’Pero ¿Qué significa? ¿de verdad vi atreves de sus ojos la otra noche?’’ y si aquello había sucedido realmente, ¿de verdad había estado desnudo frente a él en las duchas?

‘’No. Eso fue solo un sueño’’

Uno de los reclutas se quitó la camisa manchada de sudor al tiempo que se secaba la frente. Hayden se ruborizó, y desvió la mirada, cuando la voz mecánica de Tarrence sonó en su cabeza:

-Hayden Kingston. Las pruebas de Simulación de combate Zerg, comenzaran en T menos cuarenta minutos. No se aceptan demoras.

 

 

 

 

 

Debajo en la hectárea, reinaba el caos.

Cientos de criaturas que asemejaban a los zerlings correteaban de un lado para otro, en grupos de hasta una docena. El talo zerg cubría la selva casi por completo, y los hidraliscos se ocultaban en la maleza, al acecho.

De nuevo se trataba de un asentamiento Terran infestado, aunque la infraestructura del terreno había cambiado. Ahora los caminos discurrían y se entrelazaban formando intersecciones cada una más peligrosa que la otra, aunque de una forma u otra todos iban a parar al centro del área, donde había una base estelar infestada. Aquel era el destino de su escuadrón.

-Deberán llegar al asentamiento, nuevamente, valiéndose de sus trajes, sus rifles con municiones contadas, y de sus compañeros – les explicó la Prefecta Irelia Akhil – contaran con una IAZ 307, pero no puedo decirles que les deparará allí dentro. Deberán descubrirlo con su astucia. Aun así… solo diré que es mortífera. Buena suerte, reclutas.

Tendido sobre su pecho en lo que quedaba de una torre derruida, Hayden miraba atreves de la mirilla de su rifle C-10, ahora personalizado para obtener el alcance de un antaño francotirador, siguiendo los pasos de Todd, Jonas, y Kay, que se abrían pasó a marcha constante por la espesura.

Luego de un rápido sondeo psionico por parte de Todd Olwhys, fue idea de Jonas la de sepárese.

-El terreno se eleva hasta dos puntos de control perfectamente ubicados por los flancos. – había explicado, mientras dibujaba en la tierra del recinto – si dos de nosotros se adelantan por aquí – hizo una línea curva a la derecha – y por aquí – otra la izquierda – podrán darnos al resto visión e información de lo que nos espera más adelante.

-Y cubrirnos las espaldas, y tal vez limpiar un poco el camino – dijo Berttodd Olwhys asintiendo.

-No lo sé, Jonas. – cuestionó Kay Sheky –  Tal vez deberíamos permanecer juntos ¿recuerdas lo que paso la última vez?

-Eventualmente, no escucho a Kay cuando habla – dijo Grace, rascándose la cabeza – pero creo que tiene razón esta vez. No quiero volver a oler como zerlings chamuscado.

Pero Jonas Moabs había negado con la cabeza.

-El objetivo está claro, y las distancias son más cortas – rectificó – Kay; tú y Todd vendrán conmigo, nos abriremos paso por medio de la calle principal hasta la base estelar; Escucharon a Irelia, allí dentro nos espera una madre de la colmena, cuando lleguemos, accionaras la IAZ como hiciste la última vez y terminaremos con esto.

-¿Una madre… de la colonia? – Kay Sheky tenía los ojos como platos.

-Gran plan Jonas – Dijo Grace con sarcasmo, llevándose las manos a las caderas - ¿te llevas a Kay a la diversión, y me dejas a mi viéndole la cara imberbe al novato?

Hayden se había tocado las mejillas inconscientemente.

-Lo hiciste muy bien la última vez, kamikaze. – Jonas se levantó sacudiéndose el polvo de las manos – pero como ambos son los más rápidos de nosotros, y con mejor puntería, los necesito en los flancos, abatiendo a cualquier cosa que nos espere en el camino, divisando atajos, y cubriéndonos las espaldas.

-Cuenta con ello, camarada – había replicado la joven, satisfecha.

-Solo trata de no dispararnos – le dijo Todd, girándose luego hacia Hayden que había permanecido en silencio todo el tiempo – Y tu novato, espabila. – lo tomó por los hombros, sonriendo – no tengo idea de donde está tu mente. Pero ahora estas con nosotros, aquí ¿de acuerdo?

Hayden había asentido, aunque se sentía intranquilo.

Llegar hasta la torre de vigilancia del flanco derecho lo había dejado jadeante, y cubierto de sudor. El techo de cristal filtraba los rayos del sol, provocando que el clima tropical se sintiera diez veces más húmedo de lo normal; el destello de luz reflejado en el metal de un tanque de asedio volcado lo cegó, haciéndole perder el foco.

Parpadeó y flexionó los dedos antes de volver a ubicar a sus compañeros.

-Mucho fango y porquería al frente, desvíense por la derecha. – Comunicó Grace, quien se encontraba al otro extremo de su ubicación.

-Hayden, tu tienes mejor posición ¿Qué opinas? – Jonas iba a la retaguardia de fila, mientras que Todd barría el frente que su rifle, y Kay se ocupaba de mirar a los alrededores.

-Solo un gran árbol caído de este lado, si siguen por esa bifurcación… un momento….

‘’Mierda’’ pensó, viendo como las aguas más abajo se agitaban.

-Hayden. Necesitamos información. Ahora.

-H-hay una pequeña ciénaga a unos treinta metros, y…

-Esta atestada de pequeños y sabrosos zerlings – termino Grace por él.

Hayden siguió el camino que deberían tomar al cruzar la ciénaga; una larga y ancha avenida, obstruida por árboles caídos, cráteres, y tanques de asedio abatidos. Al final los esperaba la puerta, y sobre las murallas de defensa…

-Bien. Podemos pelear contra unos cuantos zergesnos. – dijo Todd.

-Cubridnos de cualquier cosa que se nos escape – ordenó Jonas.

-Y Grace, no me dispares.

 En el momento en que pusieron pie en las orillas de la ciénaga, las criaturas emergieron a la superficie, agitando el agua y la tierra. Hayden dudó en disparar, ya que su escuadrón se movía demasiado rápido y de improviso, por lo que temía darles a ellos. De forma que se limitó a abatir a los zerlings que se encontraban en los puntos ciegos, y dejarles el resto.

Las criaturas se acercaban al acecho, dando pequeños saltos, pero Todd Olwhys los eliminaba uno a uno, con tiros precisos, mientras que Jonas se ocupaba de los que venían desde atrás, dando patadas y puñetazos a aquellos que se atrevían a acercarse demasiado; Kay también disparaba, pero gastaba demasiada munición en sus intentos.

Cuando llegaron al otro extremo, Jonas dio la orden de echar a correr; Hayden los siguió con la mira, pero en el momento en que se escudaban detrás de los escombros de una nave, su visión se nubló, la imagen se tambaleó, y sus sentidos se extraviaron más allá de su cuerpo.

Dolor. Sus muñecas despellejadas y sangrantes por el forcejeo. Todos y cada uno de sus músculos tensos por el esfuerzo físico sobrehumano de liberarse; no tenía la fuerza, lo habían drenado psíquicamente, y vuelto a llenar de forma repudiable.

Vio su reflejo en el vidrio espejado que tenía enfrente, era él mismo y luego alguien más, y mordió la correa que sujetaba su boca.

-Es inútil resistirse, agente Hanson. Colabore.

La aguja hizo su inserción justó detrás del lóbulo de la oreja, y Mathew Hanson gritó con furia.

Hayden volvió en si repentinamente, su cabeza dolía terriblemente, y a duras penas si se sostenía sobre la gravilla bajo su cuerpo.

‘’¿Qué… acaba de pasar?’’ pensó, con la respiración agitada, parpadeando varias veces.

-¡Hayden! ¡Hayden, responde! – Le llegó la voz de Jonas.

Le tomó otros cinco segundos recordar donde estaba; en el aire sofocante de la selva del recinto, en la prueba de simulación de combate zerg, en su propio cuerpo… Volvió a tomar el rifle, y se posicionó nuevamente.

-¡Esos malditos me persiguen! – gritaba Grace.

-¡Hayden, necesitamos ayuda! ¡Ahora!

Purgó la calle principal con la mira, buscando a su escuadrón, y su respiración se entrecortó al toparse solo con centenares de zerlings que correteaban entre los tanques de asedio volcados, y los arboles caídos.

‘’Mierda. Mierda. Mierda’’

Jonas, Todd, y Kay, se encontraban varios metros más allá de donde los había visto la última vez después de que cruzaran la ciénaga, casi en las puertas de la base estelar. ¿pero cómo…? Se resguardaban detrás de una empalizada a las espaldas, disparando.

-Jonas… te recibo – dijo, controlando su mareo.

-¿Dónde carajos te habías metido? – inquirió Todd – Grace está en peligro, y nosotros estamos rodeados. Necesitamos tu ayuda.

Encontró a Grace por medió del enlace psionico, un grupo de zerlings habían emergido en su posición, obligándola a replegarse.

-Yo…Yo…

Sintió la aguja entrando en su cabeza, y con un gemido, volvió a bajar el rifle.

-Hayden, escúchame. – Habló Jonas, con tono tranquilo – Los zerlings nos bloquean la retaguardia, y no podemos entrar a la base, porque ¿ves aquellos muros que la rodean? – Hayden asintió – Está repleto de Hidraliscos, si intentamos correr, no ensartaran sus púas. Debes abatirlos para que podamos entrar.

-Yo… - Respiró para concentrarse – Puedo hacerlo. Lo haré.

-Date prisa, Novato. – lo apremió Todd –  Kay ya se quedó sin balas.

Hayden divisó con la mira de su rifle a largo alcance a los hidraliscos, eran como mucho una docena, se movían arrastrando su cuerpo de lado a lado, disparando sin cesar; parpadeó para quitarse el sudor de los ojos, y apuntó al primero, lo siguió mientras iba de derecha a izquierda, y con determinación, jaló el gatillo.

La criatura mutada soltó un chillido ante el impacto, y giro sobre sí mismo antes de desplomarse sobre el asfalto. Sus hermanos, percatándose de la perdida, se agitaron encolerizados, para luego ver en la dirección de la que provenía el disparo. Su dirección.

-Mierda.

Al instante, los cimientos de la torre en la que se encontraba se tambalearon, y oyó chillidos provenientes de la primera planta. Había tenido que salvar una escalera derruida de un salto para llegar a donde estaba. Pero no creía que eso fuera problema para los zerlings.

’Concéntrate Hayden, concéntrate’’

Volvió a apuntar el rifle C-10, y disparo sin miramiento: otro hidraliscos calló muerto al tiempo en que se enfocaba el siguiente, que lo imito con un chillido, que bien podría tratarse de los que ahora subían por las escaleras en su búsqueda. Contuvo la respiración, y obviando su propio peligro, asesino una a una a las criaturas que obstaculizaban a su escuadrón. Cuando la última calló desplomada, dio el aviso.

-Jonas, el camino está libre.

No esperó respuesta; giró sobre su eje, y disparo al primer zerlings que apareció por la puerta de la torre de vigilancia, que se desplomo a pocos metros de su posición; pero en cuanto iba a disparar al segundo, se multiplicaron como un enjambre de avispas furiosas dispuestas a devorarlos.  

Miró a su alrededor, dándose cuenta desesperado, de que estaba acorralado. Echó un vistazo más abajó, hacia donde estaba su escuadrón que ahora parecían muy pequeños, y luego a la cornisa de la torre.

No se tomó tiempo de reflexionar; arrojó su rifle al vació, y al punto se colgó del borde, dejándose caer.

 

 

 

 

El vehículo de traslado lo encontró bajo la sombra de un gran árbol centinela, exhausto.

Había corrido como un frenético cuando abandonó la torre, dejando su rifle c-10 atrás, y un pie sano. Los zerlings le pisaban los talones, algunos disparaban enormes astillas, otros solo chillaban tratando de alcanzarlo.

Derrapo sobre una ladera poco empinada, y se adentró en la jungla, sus compañeros le gritaban incesantes atreves del enlace psionico, pero no se detuvo a escuchar lo que decían. Solo quería huir; y pensó que estaba acabado cuando se vio atrapado contra una elevación del terreno, pero las criaturas lo olfatearon, y retrocedieron en la espesura.

-¿Viste eso? ¡fue increíble! ¡Kay lo hizo! – Exclamaba Grace airosa – mira esto, me dieron – dijo moviendo el brazo izquierdo como un péndulo – pero ¡no siento nada! ¿Cómo sabían esos capullos que era zurda? ¿se lo dijiste tú, Kay?

Todd le tendió una mano para ponerlo en pie, y lo ayudo a subirse al vehículo; Tenia una expresión extraña en el rostro; Kay Sheky se encontraba tendido sobre el asiento, sujetándose la cabeza, y Jonas Moabs estaba sentado en el suelo.

-¿Entonces… funcionó esta vez? – pregunto Hayden, acomodándose.

-Bueno… se puede decir que si – le respondió Todd. – veras…

-¿Qué te pasó en la torre, Hayden? – lo interrumpió Jonas.

-Yo… ¿Qué? – Hayden tragó saliva, sabía exactamente a que se refería.

-Perdimos contacto contigo aproximadamente por un minuto y medio – explicó el líder, con el ceño fruncido – un minuto y medio en el que estábamos en peligro, Grace estaba en apuros, y solo contábamos contigo. ¿Qué sucedió?

-H-había zerlings en mi posición – mintió, consternado –  y… tuve que encargarme de ellos antes de continuar.

La mirada de Jonas se intensificó.

-Tenías que informar sobre ello. En combate real, podríamos haber muerto ¿sabes? Un error así y toda la misión puede fracasar.

Hayden se ruborizo ligeramente ante la reprimenda, nunca había visto a Jonas hablar de ese modo.

-Yo… lo siento. – murmuró, sin saber que más decir.  De repente se volvía sentir como un niño en los barracones, ante los gritos de los oficiales, cosa que no le gustó para nada.

Todos guardaron silencio, hasta que Todd rompió la tensión carraspeando.

-Con calma, Jonas. Solo fue una prueba – le palmeó la rodilla y a continuación sonrió travieso – ¿Pero saben que fue lo más interesante? Kay fue mamá hoy.

Kay Sheky quitó el brazo de su rostro, y lo miró con gesto de frustración.

-Jodete, Olwhys – dijo, malhumorado.

-¡Madre de todos los zerlings! – Exclamó Todd poniéndose en pie para hacer una reverencia.

Grace rompió a reír sujetándose el estómago, y Hayden esbozo una sonrisa girándose para ver a Jonas, pero este mantuvo sus reservas.

 

 

 

 

La IAZ 307 había funcionado esta vez. En cuanto Jonas y Todd lograron acercarse lo suficiente a la madre de la colonia en la base estelar, Kay la había accionado usando su potencial psionico.

Mantuvo una conversación con la máquina, concentrado, y sudoroso, pero al final, había logrado hacerse el con el control de la mente de la criatura zerg, ordenando a los vasallos que se retiraran.

Sin embargo, lucía más fatigado de lo habitual, y cuando Hayden lo interrogó al respecto, dio un par de respuestas cegases y esquivas.

-Soló le dije a la máquina que hacer. Nada más.

La prefecta Irelia Akhil los esperaba en la cueva del recinto, para darles sus puntajes. Los felicitó por su desempeño, y luego dio la orden a Tarrence para que hiciera lo suyo.

-Recluta Jonas Moabs. Tercera Prueba se Simulación de Combate Zerg. Mejora de puntuación 75%. Puntos fuertes: Estratega. Puntos bajos: Factor psi.

-Recluta Berttodd Olwhys. Tercera Prueba de Simulación de Combate Zerg. Mejora de puntación 75%. Puntos fuertes: Uso del factor psi.  Puntos bajos: sin cambios.

-Recluta Kay Sheky. Tercera Prueba de Simulación de Combate Zerg. Mejora de puntuación 60%. Puntos fuertes: uso del factor psi. Mejoras: Trabajo en Equipo. Observaciones: Factor Telepático de uso Avanzado.

-Recluta Grace Righte. Tercera Prueba de Simulación de Combate Zerg. Mejora de puntación 60%. Puntos fuertes: Manejo de armas de fuego. Puntos bajos: Uso del Factor psi.

-Recluta Hayden Kingston. Segunda Prueba de Simulación de Combate Zerg. Mejora de rendimiento 70%. Puntos Fuertes: Trabajo en equipo, manejo de armas de fuego. Puntos bajos: Factor psi. Observación mejorada: Capacidad de trabajo bajo presión.

‘’Sesenta por ciento’’ su puntaje había aumentado considerablemente, y aunque sabía que seguía siendo aceptable, no pudo sentirse satisfecho con él. Llevó una mano hasta su oreja, pero solo tanteó tierra y sudor. Nada de sangre.

‘’Jonas tiene razón, no puedo trabajar con este… ruido’’

Mientras el ascensor remontaba a la superficie, su escuadrón dialogaba animadamente acerca de la prueba, y de ir comer a la cafetería. Hayden se replegó hasta el fondo, en silencio.

-Novato, ¿Por qué la cara larga? – le pregunto Todd cuando las puertas se abrieron.

-Estoy cansado, solo es eso.

-Anímate, ven, iremos con Kay y Grace a comer algo de porquería de Agria Corp.

Al poner pie en la sala de control se toparon con varios marines de trajes negros aguardando entre los demás grupos. Dos de ellos se acercaron a Hayden y preguntaron:

-¿Tu eres Hayden Kingston? – El visor del casco le otorgaba un efecto electrónico y amortiguado.

-Eh… sí, soy yo – respondió Hayden con el ceño fruncido.

Los marines se miraron entre sí y uno de ellos asintió, mientras que el otro levantó su enorme rifle de asalto, dándole con la culata en el abdomen, arrebatándole todo el aire de los pulmones.

 

 

 

 

Los nervios lo consumían mientras esperaba sentado en medio de aquella habitación de luces blancas. Una mesa cuadrada y de metal ocupaba el centro, solo había una puerta y ni una sola ventana, y Hayden podía ver su reflejo en el vidrio de la pared frente suyo.

Cuando lo dejaron solo, levantó su remera de entrenamiento para verificar el golpe: un enorme hematoma se estaba formando horizontalmente sobre su abdomen plano.

La prefecta Irelia había montado en cólera cuando lo vio caer en el suelo; y Berttodd Olwhys se arrodilló a su lado susurrándole palabras que no discernía a causa del repentino ruido sordo en sus oídos.

-Te crees tan fuerte e imbatible, pero solo eres otro número descartable. Que pérdida de tiempo…

La sangre le producía sabor metálico en la boca, y calidez en el cuello. La imagen frente a sus ojos se rompía en mil pedazos, y sus venas se inyectaban de furia.

-¿Qué demonios piensan que están haciendo? – Inquirió la prefecta se Táctica y Estrategia, interponiéndose entre Hayden y los marines.

-Tenemos ordenes de llevarnos a este hombre. – respondió un marine, dando un paso al frente.

-Quien da las ordenes en este lugar soy yo. – replicó la mujer, imperiosa – ¿Quién os creéis que sois para golpear a los reclutas?

-Lo siento, prefecta. Pero son órdenes del Mayor Wheters. Así que apártese.

Otros dos marines lo habían levantado del suelo, aun ante la resistencia de la prefecta Irelia y de sus compañeros de escuadrón. Al final, Hayden había recuperado el aliento, y accedido a ir por su propia cuenta.

No quería más problemas de en los que ya se encontraba.

‘’Puede ser cualquier cosa, tranquilízate’’ pensó, teniendo el presentimiento de que sabía exactamente de qué se trataba. Suspiró, pasándose las manos por el rostro, cuando la puerta de la pequeña sala se abrió, y un hombre entró haciendo eco con sus botas.

-Hola, Hayden. – Lo saludó. Llevaba un portafolios y una tableta electrónica encima –  Lamento haberte hecho esperar.

Hayden se irguió en su asiento, y tragó saliva.

‘’Mierda – pensó aún más cohibido – es ese tipo’’

-Mi nombre es Dalton Dojhall -  Se presentó el hombre de atuendos negros y acento marcado – y hay algunas… cosas de las que me gustaría conversar contigo.

Hayden estiró la mano por encima de la mesa, por costumbre, pero se sintió como un estúpido cuando el otro no la recibió.

-No hay necesidad de eso – sonrió acentuando aún más su nariz aguileña – No vengo armado, y sospecho que tú tampoco ¿no es así?

-No… yo no traigo armas – Afirmó Hayden, confundido - ¿estoy en… estoy en problemas? – preguntó, arrepintiéndose al instante.

‘’¿Me recordara? ¿sabrá que estuve ahí?’’ Hayden se fijó en sus ojos pequeños y ratoniles, y un pensamiento cruzó por su cabeza: Voy a asesinarte. Sufrió un escalofrió.

-¿Problemas? No, para nada Hayden. – parecía entusiasmado – veras, iré directo al grano: Hace aproximadamente dos semanas, unos agentes renegados arrimaron en la luna de Ursa; se suponía que debían tener ningún contacto con los demás reclutas de la Academia, pero hubo vayas en el protocolo.

-¿R-renegados?

-Traidores, Hayden. – le hablaba como si fuera corto de luces – Cuatro agentes que pudieron haber causado un gran daño a ti o a tus compañeros, pero que por suerte pudimos aprisionar a tiempo.

‘’¿Traidores? Entonces, si lo que he estado viendo es verdad…’’ Solo había un castigo para tal infracción, uno que iba acompañado de un acta de defunción.

-Yo… no tenía idea. – Murmuró Hayden.

El CEO de Alecia Corp. volvió a sonreír como lo haría a un niño mentiroso, y manipuló la tableta en sus manos mientras hablaba.

-Esos agentes contenían información valiosa para los intereses del imperio – explicó el hombre – Pero ninguno pudo dárnoslas; hicieron un pacto entre sí, y prefirieron… prescindir de su puesto antes que hablar – hizo un gesto con la mano, como si apartara el asunto – sin embargo, uno de ellos confesó haber hablado con un recluta de la academia. Y es curioso que digas que no ‘’tenías idea’’ cuando chequeando las cámaras de seguridad de la biblioteca – le tendió la tableta: – pudimos encontrar esto.

Hayden la tomó en sus manos, sus esquinas eran de neoplásico y los bordes de vidrio; en su pantalla mostraba una imagen de cuatro fantasmas rodeando al que era el propio Hayden, no tenía audio, y cuando el fantasma de cabello ondulado y negro lo tomaba por el brazo para meterlo en la sala contigua, la grabación volvía al comienzo.

‘’Mierda. Mierda. Mierda’’ Lo habían atrapado, y para peor, había mentido al respecto.

-Alguien saboteó las cámaras de la sala de creación de cristales – continuó Dalton Dojhall – pero creo que con lo que viste bastó para refrescarte tu memoria. Mira Hayden, leí tu expediente, se todo sobre ti: ingresaste con catorce años a la academia, tu factor psi es del 6.5, tuviste notas teóricas casi por debajo del promedio, y tu desempeño en los barracones fue… aceptable.

-Yo solo estaba p-pasando… cuando esos tipos me…  – No pudo terminar la frase, su cabeza le dolía terriblemente.

‘’Él no cumplió. Él les dijo acerca de…’’

-Eres un recluta del promedio. Pero quieres llegar a ser un agente ¿no es así? – Hayden asintió – Bien, Hayden no tengo nada contra ti, de hecho, estoy aquí para ayudarte, así que piensa bien al responder: ¿Fraternizaste con el agente Mathew Hanson?

-¿¡Que!?

‘’…Lo cuidaras como si se tratara de tu propio culo. Y no hablaras con nadie sobre él…’’

-Cuando te llevo a esa sala, y os quedaron a solas ¿te dio algo para que le guardaras? ¿mencionó algo que no debías olvidar?

-No. – dijo rápidamente Hayden.

‘’Si’’ pensó sintiendo la boca seca.

Dalton Dojhall se había reclinado sobre la mesa, y lo escrutó con la mirada; Hayden trató de mantenérsela lo más que pudo mientras su cuerpo se cubría de sudor frio. Al final, el hombre volvió a replegarse.

-Tu eres un chico listo, Hayden. – Comenzó a decir con voz tranquila – y seguramente debes saber quién soy. – volvió a sonreír de forma grotesca – Y no, no soy solo un CEO de Alecia Corp. soy el director general de Investigaciones de la empresa. Un tipo importante – le guiño el ojo – de una de las principales potencias del sector; Puedes confiar en mí, Hayden, y ser amigo de Alexander Sher, el salvador que alimento los mundos después de la guerra. Eso, o ser el cómplice de un traidor. ¿sabes en lo que te convertirías si es lo que prefieres?

Hayden se masajeó las muñecas, tragando saliva. ‘’Vamos Hayden, ¿lo vas a arriesgar todo por un tipo que ni siquiera conoces?’’ sin embargo, no podía dejar de pensar que había algo mas además de aquello. La forma en la que se había visto a si mismo atado en aquella silla, y las palabras de aquel fantasma en su cabeza, carentes de emoción.

-Hola, Kingston

-No soy un traidor – dijo por fin, levanto la cabeza – pero… pero tampoco puedo darle lo que busca, porque no sé de qué está hablando.

-¿Qué quieres decir? ¿niegas haberte cruzado con los agentes?

-No. Yo si me los cruce. – negó con la cabeza – pero no es lo que usted piensa. Aquel agente me metió en la sala y me dijo… me dijo que me quedara allí o estaría en problemas. – lo miro a los ojos – eso fue todo.

El CEO de Alecia Corp. se reclinó sobre la mesa nuevamente y lo miró directamente a los ojos. Hayden contuvo la respiración, experimentando un déjá vu.  

-No, ese no es el estilo de Mathew Hanson. – susurró –  Ahora mismo, deberías haberte quitado la vida de una forma espantosa si él no quisiera nada de ti.

-¿Q-ue?

Dalton Dojhall le dio la espalda.

-Puedes irte, Hayden Kingston – le dijo –  Pero, reflexiona sobre esto: ¿quieres ser un agente leal al imperio, o prefieres ser cómplice de traidores? -  lo miró por medio del reflejo del vidrió espejado – Por experiencia te digo, te conviene cooperar conmigo.

Hayden estuvo a punto de confesarse, sobre Mathew Hanson, sobre el cristal que le había dejado a su cuidado, y las amenazas de los otros fantasmas, cuando la puerta se abrió abruptamente, y la prefecta Irelia Akhil entró acompañada del director de la Academia, Joseph Wilsimm, y el Mayor Roger Wheters.

Notas finales:

Si llegaste hasta aqui, Hayden volvera a toparse con Mathew en los proximos capitulos...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).