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Tightrope por Yuki_Eiri

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Notas del fanfic:

Ambientada después de la primera película de The Avengers. 

También lo pueden seguir en Wattpad:

https://www.wattpad.com/717256498-tightrope-cap%C3%ADtulo-1 

Notas del capitulo:

Después de 7 años de no escribir me parece de lo más curioso regresar al maravilloso mundo del fanfic con una historia Stony porque la euforia que esta provocando la última pelicula de The Avengers no me esta pegando nada... en serio.

No soy de discursos largos, así que disfruten! :)

Capítulo 1

 

El reloj marcaba las 9 de la noche. Steve Rogers se miró de nuevo en el espejo y resistió el intenso deseo militar que lo obligaba a querer fajarse la camisa dentro del pantalón.

-          ¿Acaso eres un anciano? – le había recriminado Natasha, la última vez que lo había visto hacer eso – así no lograrás conquistar a nadie.

Teóricamente si, era un anciano, uno con cuerpo atlético y cara joven; pero con conversaciones e ideales “anticuados”. Quizá por eso nunca funcionaba cuando trataba de invitar a salir a alguna chica, además era tímido.

Volvió a mirarse en el espejo y suspiró.

 

-          Steve, tienes que salir y conseguir ligar con alguien.

-          Lo dices como si fuera algo sencillo Nat, además tener una cita no es una necesidad básica y yo…

-          ¡Lo es! Eres joven, guapo y no obtendrás nada dedicándole tu vida solo a pelearte con cualquier imbécil con el que te manden. ¡Sal y diviértete! Es una orden soldado – Natasha le había guiñado el ojo y palmeado la espalda con una completa camaradería.

-          ¿Y porque no vamos juntos como la vez pasada?

-          Porque todo el mundo volvería a pensar que somos pareja y nadie se acercaría, así no funcionan las cosas. Mira – había sacado una pequeña hoja con la propaganda de la apertura de un glamuroso antro en el corazón de la ciudad – este lugar tendrá su inauguración mañana ¿por qué no vas y le invitas una copa a alguna chica afortunada?

 

Natasha Romanov tenía un enorme poder de convencimiento. Los pretextos, su apretada agenda, su clara incomodidad y su alma de abuelo no la detuvieron para obligarlo a salir el viernes por la noche. Incluso le “exigió” una fotografía para revisar el atuendo que él usaría ese día.

Estaba vestido con una camisa de manga larga, azul marino (la que Natasha le había regalado en su cumpleaños) abotonada hasta el cuello, pantalón beige y botas.

Apuntó el teléfono al espejo y con cierta dificultad tomó varias fotos. Sólo una no estaba borrosa y era la única en la que salía con una cara torpe. Genial…

-          ¡Te ves fantástico! J - había respondido su amiga al mensaje.

-          Procura no avisarme cuando regreses a casa, así sabré que te fuiste con alguien ;)

Si, claro, como si pudiera socializar.

Cuando terminó de gruñir, tomó su chamarra de cuero negra, el casco de la motocicleta y salió de su casa.

 

 

El antro era un lugar enorme. En el último piso de un lujoso edificio alguien había decidido inaugurar este lugar lleno de ruido y gente gritando. Sus oídos aún no estaban acostumbrados a la música actual por lo que, aquellos ritmos repetitivos y escandalosas melodías le parecieron molestos.

Consiguió una cerveza y se refugió en uno de los muros. Al fondo pudo visualizar el bar con una enorme barra blanca iluminada desde el piso y una pared repleta de bebidas alcohólicas y a unos cuantos metros, una cabina elevada donde un hombre con lentes parecía dirigir la música.

Había tantas personas que por un momento él, el Capitán América, se sintió intimidado. Terminó su cerveza y decidió tomar otra, que algún mesero le ofreció.

A lo lejos, una mujer joven y rubia le sonreía constantemente. Steve giró a ambos lados para cerciorarse que realmente era a él y al confirmarlo, le regresó el gesto con una torpe sonrisa.

Su mejor amiga Natasha (o la única) le había dado algunos consejos para estar a la altura de la situación pero la falta de experiencia, su timidez y su origen de otra generación le impedían tener la práctica suficiente como para convertirse un experto en el tema.

Al cabo de un tiempo la chica se animó a acercarse y con una coqueta sonrisa le preguntó por su nombre.

-          S… Steve, soy Steve ¿y tú?

-          Diane, mucho gusto Steve – la sonrisa de la mujer se había ampliado.

Quizá este era un buen inicio, quizá ligar con alguien no era tan difícil como creía. O eso pensó Steve al principio, porque las siguientes dos horas se perdieron en una monótona, aburrida y nada interesante conversación sobre la “alocada” vida llena de lujos, alcohol y fiestas, que Diane tenía.

Steve quiso preguntarle sobre su escuela o trabajo, pero cuando intentó desviar la conversación hacía allá, la chica se había mostrado claramente descolocada.

Después intentó bailar con él, pero el cuerpo torpe del Capitán era tan rígido que cuando intentó dar algún paso de baile lo único que consiguió fue pisar fuertemente a la chica que lo empujó claramente molesta y se alejó gritando algo sobre que “el muy idiota le había arruinado la manicura de sus pies”.

¿La qué?

Suficiente, Steve ya estaba cansado. Eso había sido un pésimo intento de ligar, miró la hora y el reloj marcaba las 2 de la mañana, se tomaría una última cerveza para olvidar el momento vergonzoso por el que acaba de pasar y luego se iría a casa.

En su camino al bar algunas otras chicas le sonrieron, incluso una quiso bailar con él, pero intentando ser lo más caballeroso que pudo las rechazó a todas y abriéndose paso entre el bullicio, por fin llegó a la barra.

Le encargó una cerveza oscura al cantinero y después del primer trago, suspiró. La noche estaba siendo muy pesada, ya le reclamaría a Natasha al día siguiente. Definitivamente no volvería a salir sin ella o quizá no volvería a salir, en general.

Nunca había sido un hombre del todo sociable, ni siquiera en su época. Su único amigo había sido Bucky pero él ya había muerto hace mucho tiempo.

Su recuerdo le entristeció demasiado, jamás volvería a tener una conexión tan profunda con nadie, de eso estaba seguro.

Le dio un último trago a su cerveza y cuando estaba a punto de irse reconoció a una figura en el otro extremo del bar. Curioso, se acercó con cautela esperando no haberlo confundido con otra persona, ya había tenido suficiente de momentos vergonzosos.

El hombre, vestido con un saco color cobrizo y camisa negra; estaba recargado sobre su palma izquierda mirando aburrido el vaso con hielos con el que jugueteaba su otra mano. Y, al acercarse un poco más se dio cuenta de que estaba claramente alcoholizado.

-          ¿Tony? – le llamó cuando estuvo completamente seguro de su identidad.

-          ¿Rogers?

-          ¿Qué haces aquí?

-          Es la inauguración de mi antro ¿Tú que haces aquí?

-          ¿Tu antro?

-          Claro que si ¿de quién más?

-          No sabía que te dedicabas a este tipo de negocios

-          No lo hago, pero algunos socios insistieron… Pero bueno ¿qué te parece?

-          Horrible

Tony quiso mostrarse ofendido, pero estaba tan borracho que la cara de fingida sorpresa que había puesto se desvaneció a los pocos segundos y comenzó a reír escandalosamente.

-          Si es horrible, tienes razón. ¿Qué estas tomando? Déjame invitarte algo.

-          No, yo ya estaba a punto de irm…

-          ¿En serio? Pero si aún es temprano, quédate a tomar un poco con tu compañero de equipo, no esperarás que termine con el bar yo solo.

Steve no tenía ganas de seguir soportando aquella música, ni a la gente ni más alcohol pero se dio cuenta de que la ubicación del bar ayudaba mucho a reducir el ruido, eso estaba bien. Además, nunca había tenido la oportunidad de platicar con Stark, quizá podría ser algo bueno, quizá podrían pasar de los roces incomodos y prepotentes discusiones que habían tenido en un inicio. Quizá sería interesante convivir un poco con él.

-          De acuerdo, voy a aceptarte una cerveza

-          Que aburrido, te mostraré la bebida de la casa… ¡Hey, tráeme dos “Stark especial”! – y le hizo una seña con la mano al cantinero.

-          ¿Stark especial? ¿Es en serio? – a Steve le pareció de lo más gracioso que Tony le hubiera puesto su nombre a un coctel, sabía que era arrogante, pero eso era demasiado.

-          ¿Qué? Yo lo creé.

-          No lo dudo

El cantinero les acerco dos vasos transparentes llenos con hielos y un líquido color caoba, Steve lo acercó a su nariz y lo alejó rápidamente con un gesto de desagrado.

-          ¿Pero qué es esto? ¿Alcohol etílico?

-          Me ofendes Rogers – le dio un trago largo a su bebida – está más que claro que ese congelamiento no te hizo tan resistente a la vida como creí

-          Cállate Stark – e imitando el gesto de Tony le dio el mismo trago – ¡demonios! – bajó rápidamente el vaso y golpeó la barra con el.

-          ¿Está bueno verdad?

Y milagrosamente, si, estaba bueno. Increíblemente fuerte (Steve había sentido algo parecido a un golpe en la cabeza cuando lo probó) pero detrás de todo el alcohol había notado algunas especias suaves y aromáticas.

-          ¿Qué es lo que tiene?

-          Ah lo normal, vodka… whisky… un poco de esto, un poco de aquello y el toque Tony Stark especial.

-          Quieres matarme.

-          Claro que no ¿Por qué lo haría? Somos amigos

-          ¿Lo somos? ¿En serio?

-          Por su puesto que si… ¡hip! – un violento hipo lo había atacado – eres mi capi paleta favorito. 

Ahí estaba. El mismo sarcástico Tony Stark de siempre. Steve casi se había creído aquella ligera amabilidad, pero no tenía remedio. Sin embargo, sorpresivamente, se estaba divirtiendo.

Intentando hacer un poco más de plática, dejó que el otro pidiera dos más de las mismas bebidas y pensó en algún tema de conversación que pudiera funcionar.

-          Y… ¿Dónde está la señorita Potts? – miró hacia atrás intentando localizar a la pareja de su compañero en algún punto del lugar.

-          Ah ella no vino

-          ¿Por qué?

-          Tuvimos una discusión un poco fuerte y no creo que nos veamos en algún tiempo

-          Oh disculpa – ese había sido un pésimo tema de conversación, Steve se sintió arrepentido.

-          No, no, está bien… ¡hip!... es mi culpa, como siempre

El semblante de Tony se había vuelto sombrío cosa que le preocupó al otro. Dándole un ligero trago a su nueva bebida, se dijo a si mismo que quizá lo más correcto sería indagar un poco sobre el tema y preguntar si habría alguna forma en la que pudiera ayudar…

-          ¿Puedo saber qué pasó?

-          Que soy un perfecto imbécil, eso es lo que pasó

-          Disculpa Tony, no quería…

-          No es tu culpa Steve, ¿puedo llamarte Steve cierto? Porque estamos ¡hip! Teniendo esta conversación y bebiendo los Stark especiales y bueno yo…

-          Si, llámame Steve – lo interrumpió mientras soltaba una ligera carcajada, él no se había dado cuenta pero llegados a este punto, también estaba ebrio.

-          Bueno, S - te- ve – se regodeó en su nombre, mientras le hacía un gesto con la cabeza y alzaba su vaso para brindar con él – lo que pasa es que Pep… la señorita Potts quiere algo más formal, ya sabes

-          No.

-          Uhmmm ella quiere casarse y formar una familia y yo lo entiendo, todo eso sería magnífico, en serio me encantaría querer lo mismo en algún momento pero…

-          ¿No lo quieres?

-          No, si… ¡No lo sé!

-          ¿Qué significa eso?

-          ¡Si! Justamente eso dijo ella, creía quererlo también pero – Tony agachó la cabeza completamente avergonzado y luego se tomó todo el vaso de una sola vez (su compañero hizo lo mismo) se aclaró la garganta y tratando de encontrar las palabras correctas simplemente soltó:

-          No creo que sea ella

Esta declaración había dejado a Rogers boquiabierto, no estaba seguro de haber escuchado bien o de entender y el maldito alcohol estaba nublando su mente pero aun así se atrevió a indagar.

-          ¿Ella no es qué?

-          La persona ¡hip! Uhmm – le costaba trabajo decirlo – la persona… indicada…

-          ¡Pero ella es maravillosa!

-          Definitivamente lo es ¿sabes? La amo, ha salvado mi vida un montón de veces, no sé qué haría sin ella, pero mira… ¿ves este Stark especial?

-          Si…

-          Ella por si sola es una especia encantadora, dulce, inteligente (¿las especias lo son?), pero cuando la mezclas en el coctel simplemente no funciona ¿entiendes?

-          Eso creo – si estuviera sobrio definitivamente Steve no entendería - ¿ya le dijiste?

-          Jamás, como dije ¡yo ¡hip! La amo! Como desearía que fuera esa persona, no la merezco… soy un idiota.

Steve decidió que cambiar la conversación era lo mejor, le soltó un par de palmadas en la espalda y le sonrió. Fue una sonrisa cálida y sincera que incluso hizo que Tony casi se sonrojara.

Siempre había admirado a Stark, incluso más que a su padre Howard con el que había tenido el gusto de trabajar. Pero Tony era muy diferente.

Increíblemente inteligente, de apariencia arrogante pero una buena persona en el interior, Steve lo había notado ya varias veces, verlo así tan pensativo, tan… ¿triste? Definitivamente no sabía cómo manejarlo. Pensó que lo mejor sería ofrecerle compañía, un abrazo, algo que los amigos suelen hacer para apoyarse.

Pensó en Bucky… “Siempre estaré a tu lado”. Que lejanas sonaban esas palabras ahora, miró a Tony, quizá con un poco de suerte podría llegar a decirle algo así… quizá.

Steve sacudió su cabeza ¿pero que estaba pensando?, volvió a palmear a su nuevo amigo en la espalda, pidió dos cocteles más y cambió el tema de conversación.

A los 15 minutos ambos estaban riéndose, completamente ebrios, de banalidades de la vida como si se conocieran desde años atrás.

 

 

Steve rio estrepitosamente mientras echaba la cabeza hacía atrás. Tenía mucho tiempo que no reía así y sentía que se estaba quedando sin aire.

-          No puedo creer que lo hayas hecho- dijo intentado recuperar la respiración

-          Todo es verdad

-          ¡Pero por favor! ¿despertar desnudo a lado de la piscina del decano de tu universidad? ¡es demasiado hasta para ti! – imaginó la escena y volvió a soltar una sonora carcajada.

-          Y bañado con el vómito de su hija… si, así es – Tony hizo una mueca de desagrado que se borró después de beber del vaso que sostenía con la mano derecha.

Después de haber pasado un tiempo en el antro, Tony le había insistido en irse juntos a su casa, Steve no estaba en condiciones de manejar su moto y tampoco de recordar su dirección.

Sin embargo aún estaban animados en la plática por lo que decidieron seguir alcoholizándose en la sala que tenía dentro de su habitación, una vez llegados a casa de Stark.

-          ¿Qué pasó con la chica?

-          No volvió a dirigirme la palabra – levantó un poco sus hombros en señal de despreocupación

-          Que mal, aunque bueno… se ve que siempre has tenido suerte con las mujeres, a pesar de todo

-          ¿Qué significa a pesar de todo? Y ¡por favor! ¿me vas a decir que el gran Capitán América no tiene suerte con las damas?

Steve desvió la mirada claramente incómodo.

-          ¿En serio?

-          Si…

-          No puedo creerlo, mírate… eres todo un galán.

El rubio se sorprendió frente a estas palabras y soltando una risilla tímida solo atino a darle un ligero codazo a su amigo.

 

El reloj marcaba las 5 de la mañana. Las risas se habían silenciado y la distancia prudente que uno debía mantener hacia una persona se había terminado.

En algún punto de la noche, los dos habían entrado a una profunda plática sobre su pasado, sobre que querían en el futuro, sobre la visión de la vida. Pegados hombro con hombro, incluso Tony se había dado la libertar de recargarse en Steve cuando sentía que el sueño podía vencerlo en cualquier momento.

-          Vuelve a explicarme eso de la persona indicada

-          ¿Mh? – Tony había cabeceado ligeramente y estaba a punto anunciar su retirada a dormir cuando la inquieta mirada de Steve le hizo reconsiderar quedarse solo un poquito más para abundar en el tema – Mi mamá decía algo al respecto. Ella pensaba que cuando uno encuentra a su persona indicada no hay duda alguna, no importa el momento ni la situación, el cuerpo lo sabe; y esa persona es como un poderoso imán muy ajeno a cualquier tipo de atracción que hayamos sentido antes. No sé si sea verdad, pero crecí con esa estúpida idea en mi cabeza.

-          Quien diría que eres un romántico.

-          No lo soy, ese es el problema, pero creo que hay algo de lógica en eso. Si tuvieras que compartir el resto de tu vida con alguien ¿porque no hacerlo con una persona que te vuelva completamente loco? En mi caso, siempre he pensado que pasaré toda mi vida soltero. Y está bien.

-          Entiendo

-          ¿Qué me dices de ti? ¿Has sentido ese “click” con alguien?

Steve se detuvo un momento para hacer memoria. Si, hubo alguien, alguien con quien pensó que por un momento había sentido algo cercano a ese click. Bucky…

 

-          ¿Cómo es eso de que nunca has besado a una chica? ¿Hablas en serio? – Bucky había dejado de abotonarse la chaqueta militar para mirar con sorpresa a un delgado Steve, que intentaba arreglarse el cabello.

-          Cállate

-          No podemos salir así ¿Qué pasará si consigues acercarte a alguien? No puedo permitir que mi mejor amigo quede en ridículo.

-          Bucky, déjalo. No tienes que salir conmigo si te avergüenzo –Steve se dio la media vuelta buscando su chaqueta.

-          Déjame intentar algo – Bucky se había levantado de la silla, acercándose hacia la espalda de su amigo. Tocó ligeramente su hombro, obligándolo a girarse y de la nada, comenzó a besarlo.

Steve abrió los ojos lo más que pudo y empujó con todas sus fuerzas (que realmente no eran muchas dentro de aquellos delgados brazos) a James.

-          ¡¿Qué es lo que haces?! – gritó completamente en pánico, allá había ido su primer beso.

-          ¿No es obvio? Te hago un favor, ahora deja de actuar como una colegiala y aprende la primera lección: No aprietes los labios.

 

Bucky le gustaba, eso había sido una realidad. La voz de Tony lo trajo de nuevo al presente, sacándolo de sus pensamientos. Lo miró fijamente y pensó en aquella atracción que había mencionado el otro “como un poderoso imán”. Lo estaba sintiendo ahora, quizá lo había sentido siempre.

Su mirada recorrió lentamente el rostro de su anfitrión y envalentonado por el alcohol se atrevió a acercarse un poco más. Admiró sus ojos color avellana, sus facciones suaves. “Como un imán” eso era justo lo que sentía.

-          Steve… ¿Qué demonios?

Pero ya era tarde. Quizá todo esto era un sueño, quizá ya se había ido a dormir desde hace mucho, quizá estaba tan borracho que su cabeza ya no entendía la separación entre lo correcto e incorrecto. 

Una peligrosa idea llenó su cerebro y en un enorme acto de imprudencia, eliminó los escasos centímetros que lo separaban de Tony y lo besó.

Tony estaba completamente sorprendido. Sorprendido de Steve porque bueno, lo estaba besando pero también sorprendido de él mismo por no haberle soltado ya un puñetazo en la cara para alejarlo. Maldito alcohol.

El movimiento brusco que hizo Steve para acercarse aún más solo logró que Tony derramara su vaso, que era más hielo que licor, sobre la camisa de este. El contacto del frio líquido con su pecho sobresaltó a Rogers y se alejó rápidamente.

-          ¡Lo siento!

-          ¿Eh? – miró la enorme mancha húmeda sobre su camisa (Nat lo mataría por eso) – ah no, tranquilo – comenzó a tartamudear en algún punto – más bien, yo lo… lo siento por…

-          Iré a buscarte una camisa, estoy seguro de que tengo algo que pueda quedarte – lo miró de reojo – grandulón. – bromeo y se dirigió rápidamente hacia su vestidor.

Steve estaba confundido, en definitiva ese imprudente acto había lo arruinado todo pero, no había habido golpes o reclamos, quizá Tony pensó que había sido un accidente de borrachos y entonces solo lo dejaría pasar y ambos lo olvidarían. Mejor así.

Animado por esta idea, se levantó del sillón y después de un par de tambaleos se dirigió hacía el vestidor.

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado, trataré de actualizar lo más pronto posible. 


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