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Lobo Protector por lotochoc

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Notas del capitulo:

Tarde pero llega

 
Llegamos a la casa de Erland y su nadre nos quedó mirando. -¿Les a ocurrido algo? ¿Pasó algo con mi nieto? -Claro que no madre. El bebe está bien. Alexander tendrá que quedarse con nosotros. -Bien pueden quedarse en mi habitación. Yo me quedará en el dormitorio de invitados. -No es necesario madre-se acercó a ella, yo tras él. -Claro que lo es. Mi dormitorio es el mas grande. Tiene la cama matrimonial y cabera perfectamente la cuna de su pequeño. -Madre...-detuve a Erland- Muchas gracias señora. Mas tarde ese día su madre nos dejó instalados en el dormitorio. Estaba cansado así que yo me acosté primero. El dormitorio era grande y la cama también, incluso tenia su propio baño. Mientras yo leía un libro esperando a Erland que se estaba bañando repasaba en mi cabeza lo que era mi vida, lo que estaba viviendo, cuando Erland salió del baño, ya estaba con pijama y eso fue algo decepcionante, me sonrió y se acercó a un sofá que estaba en una esquina, armándolo como cama. -¿Que haces?-pregunté algo confundido, el seguía ordenando el sillón cama.-Dormiré aquí. No quiero molestarte. -Por favor no seas bobo.-me levanté raudo y le quité de las manos el cubrecama que tenia en sus manos, lo puse sobre el sillón y tomándolo de las manos lo acerqué a la cama-Esta cama es lo suficiente grande para albergarnos a los tres-el me miró extrañado y yo miré a mi vientre. Erland sonrió y se acostó suavemente a mi lado. Quedamos mirándonos, embriagados de miradas, nos acercamos y comenzamos a besarnos lentamente, disfrutando cada segundo-Alexander yo...-lo detuve negando y volviendo a besarlo. Dormimos abrazados y fue reconfortante despertar en sus brazos. Al abrir mis ojos estaba observándome, sonreí.-¿Desde que hora estas despierto?, me alejé para sentarme y estirarme. -Ni siquiera se si dormí algo.-se sentó y nos miramos.-Eres un bobo ¿lo sabes?-reimos y lo besé suavemente en los labios para luego ponerme de pie. Entré a la ducha y pronto estábamos desayunando. Jamas había estado en una mesa tan animada y feliz. -Llegaré tarde. Cualquier cosa me avisas.-se despidió con un beso en mi frente seguido del de su madre. Ambos salían temprano. La mujer anciana tranquilamente se levantó y volvió a su dormitorio. -Tengo que ir a mi club. Vendré para hacer la comida. -Puedo hacerla yo si quieres abuela. -Claro que no. No has tomado en tu vida una olla y en tu estado no es el momento para hacerlo. Descansa o has algo en tu dormitorio. -Creo que saldré-dije recordando mi cita con la religiosa del centro de adopción. Antes de medio día estaba en la oficina. Se demoró un rato en atenderme, pero al anunciarme su asistente que debía pasar me recibió con una gran sonrisa. -Me alegra tanto verte por aquí. ¿Como han ido las cosas? -Mucho mejor.Traje los papeles médicos. Todo marcha perfectamente con el bebe. -Me parece muy bien. Ya apareció una familia muy interesada. -¿Podría saber quienes son?-dije algo confundido. -En realidad han preferido que lo de la adopción quede en secreto. Tomarán al niño como propio y se irán del país. -sus palabras me incomodaron algo. Ni siquiera existe la posibilidad de poder encontrarlo nuevamente. -¿Aun quieres esto verdad?-me insistió al ver mi animo decaído. -No se trata de si quiero o no. Es lo que debo hacer por él.-acaricié mi vientre y recibí un pequeño golpe a cambio. Supuse que el sentía mi miedo. Volví a casa sin que se enteraran de donde había estado. El último día de la penúltima semana de mi embarazo fuimos con la doctora que me había estado controlando. -Es un niño increíblemente sano y animado...no como su padre-me atreví a mirarla-¿Que ocurre Alexander? Te noto algo tenso. -Solo estoy algo nervioso por el parto y todo lo que se viene.-sonreí esperando que sus dudas se calmaran. -Recuerda que tienes que estar bien, no solo por tu bebe, sino por ti. El parto es un acto muy cansador no solo para tu cuerpo sino para tu mente también. Apoyate en Erland. Es un chico encantador y se nota que te ama muchísimo. Observé la puerta como viendo a Erland a través de ella. Él andaba haciendo los tramites para la sala de parto. Al salir de la consulta fuimos a casa, me sentía bastante desanimado. Erland me hizo acostarme y me llevó de cenar a la cama. Se quedó conmigo mientras jugaba con mi comida. -Por favor Alexander. Debes comer. Llegarás muy débil al parto. -Erland.-suspiré tomando valor-Daré en adopción al bebe. Está todo listo.-lo observé esperando una reacción, pero nada. Simplemente tomó la bandeja de mi regazo-Iré a dejar esto. Esperé a que volviera. Cuando ya estábamos acostados, él me daba la espalda. -Quiero quedarme contigo-susurré-Podemos ser felices aun sin él. -¿Crees que es tan fácil? No estás regalando una prenda. Es una parte tuya, sangre de tu sangre. -El fruto de un error. -Del cual no tiene la culpa él y lo sabes por que si no fuera así ya lo hubieras abortado hace mucho. -Erland, mirame por favor.-a regañadientes se giró-No me lo hagas mas difícil. -¿Que le diremos a mi madre y a mi abuela? ¿Que se nos dio la gana regalar a nuestro hijo? -Deberiamos decirle que no es tuyo. -No volverán a confiar en mi. -Eso no es cierto y lo sabes. Ellas deben sospechar algo. Las cosas han sucedido muy rápidamente. -Ppensé que era feliz conmigo, que te sentías seguro. -Nno haces otra cosa que trabajar aparte de tus estudios. Este otro año entras a la universidad y no te quiero quitar la oportunidad por tener que mantenernos. -Ya te dije que no soy tan buen alumno. Seguro que no me aceptan en ninguna. Aunque tenga que trabajar de sol a sol por ustedes dos estoy dispuesto a hacerlo, porque ahora ustedes son mi felicidad.-me besó de manera tan segura, encantador, como el hombre que quería demostrarme ser. Me faltaban dos días para cumplir 39 semanas, había estado toda la noche sintiendo puntadas en mi vientre, las ignoré por mucho rato, pero ya al amanecer se hicieron insoportables. -Buen día amor-Erland me besó suavemente, antes de que se alejara le tomé la mano -El bebe viene-dije aguantando los dolores de parto. La casa se hizo un caos. Antes de las nueve de la mañana estaba en la sala de parto. Casi de manera obligada entraron a Erland, quien estaba mas nervioso que yo. A mi pesar en medio del parto perdí la conciencia. Me despertó un remesón suave y la voz grave de Erland hablándome casi en susurro. -Amor despierta, nuestro bebe está aqui.-abri mis ojos suavemente, me incorporé y observé como Erland tenia un pequeño bultito entre sus brazos, me lo ofreció, sentia el tiempo correr tan lente, casi levemente detenerse. Lo observé y no pude evitar llorar, en una mezcla de dolor y alegria inmensa, estaba completamente sano, me miraba con grandes ojos curiosos, su cabello negro como carbón y sus ojos grises como la luna. Desee poder p¿encontrarlo aun antes de entregarlo, encontrarlo y arrebatarlo a quien me lo arrebate. Lo apreté contra mi pecho entregando todo el amor que brotaba de mi alma. Me sali de ese momento intimo mirando a Erland quien lloraba como un niño desconsolado, aun a él le dolia tanto esta prematura separación. Al encontrarse nuestras miradas me suplicó con sus ojos-No lo hagas. Simplemente no lo hagas. -Debo hacerlo-En ese momento sonó la puerta. Era la religiosa. Erland me miró adolorido, se acercó al bebé y besandolo en la frente le susurró al oido-Te amo bebé. Se feliz.-salió de la sala sin dirigirme la mirada. La mujer se acercó acariciando al bebé. -Es muy hermoso. Su nueva familia estara muy feliz de recibirlo. Ellos ya estan aqui, unas salas mas allá. Estan anciosos de tenerlo entre sus brazos-se acercó para tomar al bebé, mi corazón se aceleró, no podía respirar, instintivamente apreté a mi pequeño contra mi.-Yya es la hora muchacho.Debes desprenderte para obstar a un futuro mejor. Cuando estaba por entregarlo sentí un alboroto fuera de la habitación. Entonces entró Erland. -¡No lo entregues! Se lo darán al maldito que quiso violarte. Detrás de él llegó Cristóbal, mi profesor y ex amante, dio un golpe que le dio vuelta la cara, todo se volvió gritos y forcejeo, la religiosa quería quitarme a toda costa al bebé, por suerte llegó la doctora que me había controlado y luego la madre de Erland. Ya al anochecer vuelto la calma, observaba dormir a mi bebe. Erland con un hematoma en su rostro también observaba a mi pequeño. -¿Que haremos ahora? No tenemos nada para recibir a nuestro hijo. Erland sonrió y me besó en la frente-Por que crees que he trabajado tan duro estos meses. En casa está todo listo para nuestro hijo. -¿Como es eso?- dije confundido, él se sentó a mi lado. -Mientras estuvimos en modo parto, mi madre ayudada de varios jóvenes instalaron todas las cosas para nuestro bebe. La cuna, su cómoda, la bañera, la carriola. Su ropita. -Eres realmente un ángel amor.-nos besamos y terminamos en un largo abrazo. Por primera vez me sentía obligado en buena forma a amar, ya no habían excusas ni miedos tontos. Era seguro que Erland lucharía con todas sus fuerzaspara que fuéramos felices los tres juntos.
Notas finales:

Gracias por leer


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