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Corre Noah, corre. por Neko_san

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Notas del capitulo:

¡Hola! ¡Espero que hayan pasado una buena semana!

Y sin más, ¡A leer! 

15.

 No puedo dar crédito de lo que mis ojos me están mostrando.

     La cámara enfoca el cuerpo cubierto en una gran bolsa negra, sobre una camilla. Los policías tratan de apartar al equipo televisivo.

     Cuando me doy cuenta, mis pies se están moviendo involuntariamente y puedo escuchar los latidos de mi corazón.

     –Noah, ¿ese chico no es de tu colegio? –pregunta Adele; pero apenas la escucho desde las escaleras. Casi no puedo mantenerme en equilibrio, todo parece tan lento; me salto un escalón y caigo sobre bruces. Se escucha el estruendo, pero ahora tomo más firmeza y subo de dos en dos. A toda prisa.

     Al llegar a mi cuarto, con un remolino intenso de sentimientos furiosos y aflicción, tomo mi móvil y no me encuentro con nada. Marco al número que estoy pensando. Se me viene a la mente otra vez la imagen del cuerpo sobre la camilla; sacudo mi cabeza para quitarla.

     Esto no puede estar pasando. Tiene que ser una coincidencia; tal vez ese ni sea el cuerpo de  Logan. Él debe saber algo. Él me lo dirá.

     Es cuando me coge la llamada cuando mi voz se quebranta y las lágrimas me salen a borbotones con ira.

     –Noah...

     –Mica, ¿es verdad? ¿Es él? ¿Es Logan? –pregunto sin darle oportunidad de hablar.

     –Noah, yo... no creo que...

     –No puede ser... ¿por qué lo haría? Es otro cuerpo, debe ser otro cuerpo. Dime.

     –Noah, no puedo hablar ahora. Te veré en el colegio. –Dicho eso, me cuelga.

     Dejo caer el celular hasta que cuelga de mi mano; sin decir ni oír nada. Creí que me diría algo. Pensé que... Miro al sol ya sobrepasando al mar de pinos que es el bosque. Logan no puede ver esto; él está... Rememoro todos los recuerdos que tengo sobre él: nuestras charlas dominadas por mí, los trabajos en pareja, las pocas veces en que agregaba algo... «Las pocas veces en que agregaba algo», repito. ¿Él lo habrá hecho a pesar de saber quién era yo? ¿A pesar de lo que le hice? ¿Por qué nunca protestó que lo dejara en paz? ¿Por qué no se alejó?  ¿Y si...? Siento el nudo apretándome sin piedad la garganta. ¿Y si Logan nunca fue esa persona? ¿Entonces yo...?

     Me agito a un lado para no seguir escuchando mis pensamientos. Reposo en la orilla de la cama. Pero... creo que tal vez tenga razón. Creo que lo juzgué mal.

     –Noah ¿vas a desayunar? –me giro para ver a mi mamá sobre el umbral de mi habitación.    Tengo unas inmensas ganas de llorar en su pecho y que me cubra con sus brazos. Dudo, dudo en sí hacerlo o no durante este instante de debilidad.

     –Sí, ya bajo. –respondo, intentando no reflejar nada para no preocuparla.

     Asiente y se marcha; no tardo en seguirla. Al llegar, temo que la televisión siga encendida pero, para mi fortuna, está en negro. Harold está con sus gafas observando una pila de hojas; seguramente de la Universidad, y Adele da un bocado de su taza en tanto prepara su maletín de cuero.

     –Recuerda que hoy tenemos junta. –me informa.

     –No creo que vayamos a tardar mucho –aclara Harold–. Noah, el muchacho de las noticias –se aparta las gafas y los papeles– ¿lo has visto? Es de tu colegio. ¿Lo conocías? Dijeron que llevaba tres o dos días desaparecido.

     – ¿Han dicho algo en la página del colegio? ¿Tus compañeros ya lo saben?

     –No. –es lo primero que me sale; pues, la verdad es que no lo sé. Dejé el móvil sobre la cama y, empiezo a pensar que debe estar recibiendo muchas notificaciones.

     –La Policía cree que es un caso de homicidio; aunque no han querido declarar más nada.

     La cabeza me comienza a dar vueltas; no quiero escuchar nada sobre eso.

     Adele detiene todo movimiento y echa una mirada a Harold. Parece disgustada.

     –No creo que debamos dejarlo solo. No es seguro en vista de lo que le ha pasado a ese chico.

     Harold echa un suspiro, intentando buscar una respuesta ante la petición de Adele.

     –No –intervengo–. Voy a estar bien. Ustedes vayan a trabajar, no me sucederá nada –intento convencerlos; ambos se miran con una mueca. –. De verdad, estaré bien. No creo que... –Me sorprendo por lo que estoy a punto de decir–: a esa persona le convenga salir ahora, cuando está toda la Policía buscándolo.

     Pensar en eso me relaja un poco. «Debe haber un montonal de policías buscándolo»; sólo si esa persona resultara no ser Logan y es alguien más. Pero por lo menos mis padres pueden  estar más seguros.

     –Bien –contesta Adele, pero sigue luciendo como si aún no estuviera satisfecha–. Pero llámame si ocurre algo, no quiero mensajes, llámame. Recuerda que también están los vecinos, puedes gritarle a la Señora Black por cualquier cosa. También no olvides que tienes un padre –señala a Harold– y a la Policía.

     –Está bien, no te preocupes.

     Al término del desayuno, los dos se marchan y me quedo solo.

     Miro por el rabillo la televisión en la sala. Con cautela, me acerco y lo enciendo: todos los canales tratan de la noticia. «Cadáver encontrado en un arroyo en... » «Thomas Quirell detalla su hallazgo en el arroyo... » «Oficial Charles Scott da conferencia... » «El cadáver ha sido confirmado como Logan Riley».

     Aparto la vista. Me dan tumbos en la cabeza.

     Ya no sé cuánto tiempo llevo sentado en la misma postura, pensando en blanco, cuando escucho el timbre. Me despabilo y me encamino a la entrada; mis padres no pueden ser, ya que ellos tienen sus llaves. No puedo imaginarme quién pueda ser, hasta que con determinación abro la puerta y veo a Mica de pie, empapado. Advierto la abundante lluvia que hay detrás.

     –Mica –me quedo un poco atónito, hasta que al fin puedo conseguir bajar los pies a la tierra. –. Ven, pasa –Extiendo más la puerta y entra. –. ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué no me avisaste?

     –Te dije que no podíamos hablar por teléfono; tal vez nos podría haber escuchado.

     –Por eso me cortaste –suelto, ahora entendiéndolo. Lo miro, y recuerdo darle algo caliente: una manta o un café. Me muevo dentro de la cocina buscando la cafetera y una taza. –. No sabía... olvidé eso. Justo vi las noticias y... –me vuelvo– pensé que podrías decirme algo.

     Se queda observándome. Veo una expresión penosa en su rostro.

     –Era Logan. Mi padre me lo dijo.

     Ahora soy yo quien guarda silencio.

     –Sus padres fueron a verlo, y lo confirmaron.

     – ¿Cómo –Siento como se me dificulta articular palabra. –... cómo murió?

     –... Lo han catalogado como un caso de homicidio –hace una pausa, frunciendo su mandíbula–. Mi padre me dijo que le hicieron muchas cosas. Hasta ahora no tienen nada del asesino; no ha dejado huellas. Piensan que fue un crimen premeditado; como un ajuste de cuentas o... alguna deuda.

     Corre un viento desagradable fuera. El silbido de la cafetera resuena en toda la casa; lo apago sin poder describir qué sentimientos albergo.

     –Fueron a ver a Rory.

     – ¿Rory? –calco y vuelvo a virarme–. Sí, yo... les dije de Rory cuando me hicieron las preguntas.

     –Creen que él tuvo algo que ver por la pelea.

     Imagino a Rory siendo acorralado por la policía ya en su casa.

     –No creo que Logan haya sido esa persona –confieso con culpa.

     Por su expresión sospecho que piensa igual. Se aproxima y toma la cafetera para servirlo en la taza que dejé, y recoge otra para también servirlo.

     –Toma. –Me extiende la taza.

     – ¿Cómo murió Logan? –Inquiero, con intención de insistir hasta saberlo.

     Baja la vista. –Tenía golpes en la cabeza, hecha con alguna herramienta de metal; uno de esos lo mató.

     –Él no fue. No fue él, Mica.

     –Lo sé.

     –... esa persona sigue ahí. Pero no se ha vuelto a aparecer.

     La noche cae. La calle frente a mi ventana es alumbrada por una fuente de luz azul y roja.  Veo pasar a la patrulla lentamente. Mis padres han llegado a salvo con más noticias sobre  Logan, pero no más de las que me proporcionó Mica. En cuanto me recuesto con el único objetivo de pensar, de mortificarme con los recuerdos o realizar una estratagema, sólo puedo pensar en Logan, y luego de eso, cierro los ojos sin darme cuenta.

     Cuando los primeros rayos de sol se afirman a mi cuarto, despierto sudoroso y con los pulmones sin aire. «Fue una pesadilla », afirmo al verificar donde estoy.

     Soñé que caían piedras sobre mi casa, que rompían las ventanas y todo lo que había dentro.  Bajé a zancadas de la escalera. Era de noche, estaba obscuro, pero la luz de la luna iluminaba débilmente. Diviso el cuerpo de Logan sobre el suelo, escurriendo sangre de su cabeza, como me imaginé cuando Mica me describió cómo había muerto. Los cuerpos inertes de Adele y  Harold estaban en la cocina, de la misma manera. Salpicados con vidrio y la sangre recorriendo un camino. Luego, entre la oscuridad, advierto una silueta en la puerta, a punto de marcharse.  Al voltearse, me despierto.

     Empiezo a extrañar las antiguas pesadillas que tenía. Menos aterradoras.

     El eje central de las conversaciones del autobús tratan de Logan, pero son susurros, y se advierte en los tonos respeto, incredulidad, o simplemente unos tratan de que no se toque ese tema o que no se hable mal de eso.

     Por mi parte, me dan jaquecas cuando veo el paisaje frondoso de árboles asemejándolos con el lugar en el que encontraron a Logan. Es como tener un nudo dentro de mi cabeza, que cada vez se oprime más y eso significa un dolor más intenso.

     Al bajar, contemplo que no hay muchas personas en el colegio. Me adentro, pero aminoro el paso cuando veo al director caminar con paso apresurado, con el ceño fruncido y las manos hechas un puño. Dos policías le siguen y... una pareja adulta también.

     Retrocedo con el sudor frio en mis manos. No presagio nada bueno. Cuando estoy a punto de plantear qué puede significar eso, me doy contra alguien detrás y caigo sobre él. Al alzar la vista me encuentro con Ezra. Los dos nos ayudamos a ponernos de pie, y, en último instante, una ráfaga de emoción me embiste y le doy un abrazo sin pensarlo.

     –Ezra, perdóname por haberte hablado así el otro día –lo libero para verle el rostro–. No era mi intención, estaba mal... intenté buscarte para disculparme pero no te encontré, ni estos días tampoco.

     –Oh... –Luce sorprendido; parpadea rápidamente hasta que vuelve en sí mismo. –. No, ¡No! No fue tu culpa, todo lo que dijiste era cierto. Ni siquiera éramos amigos, y yo no tenía derecho de tratarte como se me antojaba... –En su mirada recuerdo que sólo tiene dieciséis años, ¿qué cosa podía esperarme que no fuera una actitud infantil con esa edad? –. Por eso decidí que es hora de madurar; no faltaré más a clases y, voy a dejar de ser un imbécil.

     –Es un buen comienzo. –lo aliento con una sonrisa. Se escucha el choque de la puerta contra un umbral al final del pasillo, en la sala de dirección. Ezra y yo nos volvemos a mirarlo.

     –Han venido más policías.

     –Sí. –trago saliva.

     – ¿Logan no era el chico pelirrojo que también se había metido a la pelea con nosotros?  ¿Has escuchado cómo lo encontraron?

     –Tenía golpes en la cabeza. –añado sin mucha importancia.

     –También tenía hendiduras en la espalda. Como si le hubieran rajado la piel con un cuchillo de carnicería; de hecho, el hombre que lo encontró dijo que era una carnicería: trozos de piel despedazados por todas partes, el arroyo sólo era pura sangre e insectos, una mano le colgaba y...

     Me vuelvo a verlo. Ezra se queda en silencio al verme.

     –Sólo sabía lo de los golpes... –Mica solo me contó eso.

     –No... estaba destrozado; hasta algunos dicen que lo que lo atacó fue un oso.

     Vuelvo a ver a la puerta de dirección. Puedo sentir el calor de las lágrimas formándose en torno a mis ojos; pensé que... había tenido una muerte rápida.

     – ¿Crees que vengan por él otra vez?

     –No lo sé. Pero esa pareja no eran los padres de Logan –reconozco–. Ezra, ¿tú puedes saber si un teléfono está pinchado? –Se me ocurre preguntar basándome en su genio.

     –Sí, es muy fácil.

     – ¿Puedes escanear mi móvil?

     –Claro, podemos ir a la biblioteca. Creo que oí decir que ahí había computadoras; los necesitaré.

     Se pone en marcha, pero lo tomo del hombro para frenarlo –: Ahora no. Recuerda que estamos por entrar a clases.

     –Oh –se lleva una mano a la frente–, sí. La costumbre. –Me saca una sonrisa por lo dicho.

     Los dos nos volvemos cuando escuchamos unos pasos aproximarse. Divisamos a Mica al final del pasillo, encaminándose hacia nosotros, con el rostro tenso. A tan poco de llegar vemos como el consejero pide que nos adentremos a nuestras aulas y se lo lleva. Me da una mirada apremiante, hasta que desaparece.

     –Vamos, todos a sus aulas.

     Vuelvo a sentir la misma sensación de cuando vi a los policías entrar con el director. Tengo la impresión de que quería decirme algo. Pero ya no podemos hablar.

     –Nos vemos en la biblioteca, a la hora del descanso. –le informo a Ezra.

     –Bien. –me sonríe y se va por su lado.

     Al entrar al aula, lo primero que advierten mis ojos es el asiento vacío de Logan. . «Ya no volverá a ocuparse», pienso. Recorro el camino hasta mi pupitre, y el tiempo pasa sobre mí volando. Cuando empiezo a volver, apenas estamos comenzado la clase. La puerta es abierta precipitadamente. El director y la pareja que vi a primera hora ingresan.

Lo siguiente que dice el director es similar a la noticia que dio hace casi una semana: Tom ha desaparecido.

     –La última vez que fue visto fue el día viernes. Si alguien lo ha...

     Los murmullos se agitan, todos se miran unos a otros.

     Viro a mi derecha... hacia el asiento que le pertenece a Tom, vacío. Justo a mí lado.

     Una capa de sudor le cubre la frente al director, los padres de Tom están tensos ante la reacción negativa y desconcertadora de mis compañeros, y yo solo quiero levantarme y decir que todo esto es un sueño; lo hago en mi mente, por ultimo gritándoles a todos que se callen.

     En la realidad del que no estoy del todo consiente, sigo inmerso en el asiento de Tom. ¿Por eso Mica estaba así? ¿Esto es lo que quería decirme? Un par de chicos se levantan y salen del aula persiguiendo al director y a la pareja, tal y como lo hice yo con Logan.

En cuanto la puerta es cerrada, se disparan las conjeturas que logran llegar hasta mis oídos.

     –... se fue de la fiesta solo, ¿no?

     – Estaba borracho. ¿Fred y Thomas no lo acompañaron a su casa?

     –No, estuvieron toda la noche con nosotros.

     Durante toda la clase permanezco inmóvil; sintiendo la ausencia de Logan en mi espalda, y la ausencia de Tom en mi lado derecho.

     El timbre suena y soy el primero en salir. Por un momento, me debato en buscar a Mica antes de recurrir a la biblioteca; pero no lo veo por ninguna parte, así que vuelvo a encaminarme hacia mi destino.

     Ezra está situado a un extremo solitario, con una computadora encima en la biblioteca.

     –Noah ¿supiste lo del nuevo chico desaparecido?

     –Sí... es mi compañero.

     – ¿Era tu amigo?

     –No... –Tom no pertenecía al grupo de Rory. Era agradable... aunque no éramos muy allegados.

     Frunce el ceño. –Los dos chicos: Logan y...

     –Tom. –agrego.

     –Sí, él. ¿Ellos eran cercanos?

     –No que recuerde. –Definitivamente no. Sólo yo hablaba con Logan. – ¿Puedes escanearlo? –Saco mi móvil y se lo extiendo. Lo recibe y comienza a realizar una serie de deslices sobre la  pantalla.

     – ¿Has visto a Mica?

     –No. En cuanto tocó el timbre sólo tuve ojos para dirigir mi camino aquí; aunque, debe estar muy ocupado. Su padre está a cargo del caso de Logan, y seguro también lo estará de este –suspira–. Creo que su madre también se ocupa de la autopsia de Logan; ella es medica forense.

     El caso está totalmente en manos de los padres de Mica... por eso él debe saber más que otros.

     –Noah, tu móvil está pinchado.

     – ¿Puedes... –las palabras se me enredan–... puedes saber quién lo ha pinchado?

     – ¿Se lo prestaste a alguien? –Ladeo de un lado a otro. –... entonces no lo configuraron manualmente. Creo que puedo intentarlo...

     – ¿Qué quieres decir con «manualmente»?

     –Desde aquí, que no lo hicieron desde tu celular, sino en otra parte. Pero... casi nadie puede hacerlo de esa forma. Sólo un maldito técnico... no puedo: está bloqueado. Maldita sea,  ¿cómo es que no puedo hacerlo?

     – ¿No puedes saber quién puede escuchar mis llamadas?

     Niega con la cabeza, haciendo muecas de enojo. –Pero sí puedo desinstalar lo que sea que esté chequeando tus cosas... espera, ¿por qué alguien te pinchó el teléfono?

     Medito en la posibilidad de limpiar mi móvil. Si lo hago esa persona se daría cuenta. No juzgo prudente hacerlo ante la probabilidad de que algo malo ocurra a raíz de eso; temo que lo más sensato es no hacer uso de él.

     –No, está bien –tomo el celular y lo guardo sin tener otro remedio–. Gracias Ezra.

     Antes de retirarme Ezra me llama.

     –Noah, nosotros... ¿estamos bien?

     –Claro, yo soy el que no debió tratarte así –Apunto de replicar me apresuro a agregar–:     Hagamos como si eso no hubiera ocurrido; retrocedamos el tiempo. –Por su entusiasmo como respuesta parece haberle agradado mi propuesta.

     –Prácticamente tú y Mica son mis únicos amigos.

     De repente a quien veo en su lugar es a una réplica de mí mismo, a esa vez en la que desistí en creer que tenía amigos.

     Aguardo unos segundos antes de dar una sonrisa penosa y le advierto–: Lo somos, y no lo dudes ni un segundo... tampoco vayas a los bosques. –Finalmente, parto.

     Mis cavilaciones comienzan a moverse como si fueran engranajes para fabricar un sinfín de hipótesis con la agilidad con la que me desplazo en el largo pasillo: si el celular está pinchado, James no pudo haber sido la única persona que haya visto la fotografía. Pero... Le doy un vistazo a la pantalla vacía de mensajes o llamados que muestra mi móvil. ¿Por qué esa persona no ha vuelto a aparecer?

Notas finales:

¡Hola de nuevo! Espero que hayan disfrutado el capítulo de hoy :D.

Nuestro Ezra volvió a aparecer :'), pero nuestro Logan ya no podrá D':. (Me siento malvada diciendo eso xD)

La verdad se acerca señores. Este miércoles habrá actualización ya que estoy con el próximo capítulo. ¡Ya hay estabilidad! 

¡Nos leemos!


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