Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Corre Noah, corre. por Neko_san

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! Espero que hayan estado bien estos días. Y tal como dice en la descripción, ya es Domingo, así que ya saben que es hora de saborear este nuevo capítulo.

2.

Me quedo por un largo tiempo meditando lo que acabo de ver. Ni siquiera se me ocurre algo en qué pensar. Pero cuando caigo en cuenta mis manos, sin mi permiso, están tecleando en mi celular.

« ¿Quién eres? » –Envío la pregunta más obvia, pero los minutos pasan como si fueran horas y no puedo lograr calmarme.

No encuentro absolutamente ninguna explicación para lo que estoy viviendo. ¿Por qué alguien estaría haciendo esto? Cuando pensé que la tormenta se había detenido para, poco a poco, brindarme un clima más seguro y reconfortante: mostrándome un majestuoso cielo; ahora, me encuentro en un ambiente en el que desconozco que vendrá. Como si las nubes estuvieran separándose una con otras pero su color cada vez se oscurece más; y la brisa que corre estuviera en un perpetuo debate en sí alejar las nubes o hacer que choquen entre ellas generando así otra tempestad.

No recibo respuesta en toda la noche. Y apenas consigo conciliar el sueño. Habré dormido una hora o dos, porque la mañana arriba sin previo aviso. Observo nuevamente mi teléfono pero aún no hay señales de esa... persona.

Ya es tiempo de desayunar y me detengo a pensar en si sería adecuado contarle esto a mi madre. Pero... extrañamente, consideré que a lo mejor estaba siendo un poco desmesurado. ¿Y qué tal si la preocupo mucho y al final resulta ser una tontería? No sé... tal vez una broma. ¿Pero quién me lo haría? ¿Con qué propósito si ahora no tengo a alguien próximo fuera de este lugar?

¿Simón? Tengo su número, pero él no es de esos que tomaría su tiempo para perseguirme por el medio del bosque solo para hacerme una broma. ¿James? También tengo su número, y con el poco tiempo que tiene tampoco creo que sea capaz de hacerlo. Además de que es un hombre serio y no le van este tipo de cosas;  ¿Logan? Ni debería tomarlo en consideración;  ¿Mica?... no tengo su número telefónico, pero... para nada haría algo como esto: es la persona más amable y atenta que he conocido. Por el algo es muy querido y popular entre las chicas; ¿Ethan?... Él no es un tipo que se le dan las bromas, toma las cosas en serio y este comportamiento de... sea quien sea esta persona, no se ajusta a su carácter; ¿Ezra y Rory?

–Noah, ¿estás despierto? –La voz de mi madre interrumpe mis pensamientos. Pero, a último minuto concluyo en no decirle nada al respecto.

Salgo lo más rápido posible para desayunar, ya que dentro de poco el autobús vendrá a recogerme. Acompaño a mi madre tratando de dejar a un lado el incómodo suceso pasado; ya que, al igual que yo, mi madre es una persona con un muy buen ojo,  y no tardaría nada en comprender que algo me pasa.

A fin de cuentas el autobús viene a por mí justo a tiempo. Al subir, no puedo evitar sentirme evadido, como si todas las personas dentro me clavaran sus ojos como si fueran clavos. Pero no hay nadie. Me miran unos segundos como a todos los que suben para ver de quién se trata y luego siguen charlando con los demás, restándoles importancia el resto.

Saludo al conductor y luego tomo asiento en un lugar vacío, solo. Aunque me pongo mis cascos para escuchar algo de música que me tranquilice, no surte efecto.

De un momento a otro me sumerjo en mis pensamientos. ¿Ezra y Rory? Me había quedado con esa cuestión antes de bajar a desayunar con mi madre. Cuestión que se había quedado en el aire sin una conclusión o respuesta alguna. Ezra tiene una personalidad naturalmente traviesa y juguetona; y no me costaría pensar que fuese capaz de haber hecho eso. La pregunta que aun así me planteo es: ¿Por qué? Tal vez solo puedo responder que es debido a su naturaleza como anteriormente mencioné, pero aun así no me convence. Mientras que Rory... quizás... ¿quiso molestarme? ¿Por haberlo rechazado?

Suspiro exhausto por el agotamiento que me causa pensar en esto. Como dije, seguramente estoy siendo dramático en algo que indudablemente resulte ser una broma. ¿El causante? Ya hará su aparición en cuanto baje del autobús y entre a la escuela.

Mientras me dirijo a mi salón se me pasa por la cabeza el nombre de Sophie. ¿Qué había sido de ella? Luego de haber descubierto esa dolorosa verdad, me había quedado tan inmerso en mis pensamientos que me olvidé de ella. Cuando pienso en Sophie como la autora de esa “broma”, la cosa se torna mucho más seria. Tomando en cuenta su condición actual, no puedo ver esto como una simple broma, sino algo más. Pero aun así, algo dentro de mí, me dice que no puedo verla de esa forma.

Veo a mis compañeras charlando en grupo, pero no hay indicios de Sophie. Me acerco a ellas saludándolas y para preguntar sobre su paradero:

– ¿Han visto a Sophie? –Las chicas se miran una a otras como si se preguntaran con las miradas si la otra habló o sabe algo de su amiga.

–No ha estado viniendo desde hace como dos semanas.

– ¿Tú no dijiste que le habías hablado?

–Eso fue hace como un mes, idiota. Ella aún seguía viniendo para ese entonces.

– ¿No te ha mandado nada?

Entre ellas empiezan una pequeña discusión cuestionándose el porqué de su ausencia. Pero no hay respuesta alguna, y solo eso hace que me deje en claro que ninguna se comunicó con su amiga. También, tristemente, me hacen pensar que tampoco se dieron cuenta de su ausencia hasta que yo se los mencioné.

– ¿Por qué preguntas? ¿Necesitas algo de ella? –Posteriormente su atención retorna a mí.

–Yo tengo su número ¿lo quieres?

Realizo una breve pausa para pensarlo pero, decido rechazarlo. Hay algo en mí que me dice que no debo considerarla como “esa persona”, así que me aferro a la idea de que, como dije, el causante aparecerá luego.

Dejo mis cosas en mi casillero y me llevo lo útil para la clase de Ciencias que iba a tener a primera hora.

Al llegar, veo a Rory con los demás, entonces espero a que cuando me vea me diga que él es el autor de dicha broma, pero, al voltearse, solo da una diminuta inclinación con la cabeza para saludarme, mientras que los otros siguen con sus cosas sin saber de mi existencia.

No puedo negar que me decepcioné al presenciar eso. « Rory no es », pensé. ¿Entonces Ezra? ¿Ezra lo hizo? Me había inclinado tanto a que sería Rory, pues, él tiene motivos más racionales para fastidiarme, mientras que Ezra, por más que lo piense, no termina de convencerme del todo.

La clase dio inicio, así que mejor no pretendo seguir pensando en esto. Prefiero dejarlo como una anécdota rara la cual contar en un futuro. Estoy consciente de que si sigo quemándome la cabeza con lo sucedido, lo único que voy a conseguir es revivir malos momentos y pasármela mal.

Pero, por más que trato de prestar atención a la clase, estoy muy alterado, vigilando todo a mí alrededor como un águila. Me doy cuenta de la incómoda atmosfera en la que estoy: debido a que antes era más “unido” a mis amigos, y generalmente todos aquí tienen su propio grupo de amistades en las que se sientan lo más próximo posible, yo estoy sentado dentro del grupo de Rory: no en el medio como para ser el centro de la atención, lo que haría mucho más embarazoso el caso, pero estoy lo suficientemente cerca para escuchar sus parloteos, lo cuales nunca cesan. Todos hablan, menos yo. Las palabras pasan cerca de mí, pero evitando aproximarse, como si hubiera un campo de fuerza invisible envolviéndome.

Logan, accidentalmente, golpea con su pie mi asiento en un movimiento para acomodarse mejor o estar en otra postura, pero tan solo ese minúsculo magullo hace que me sobresalte.

Es hora del receso, y todos salen quedándonos solo Logan y yo. En estos casos, yo giro para hacer inicio de mis monólogos ininterrumpidos, mientras que Logan tal vez esté escuchándome, o bien esté durmiéndose; eso no lo sé con precisión debido a que la capucha siempre esconde su rostro lo suficiente para no poder verle, y tampoco recibo respuesta. Pero ahora, y desde hace... ¿dos semanas? (Me guio por el tiempo que mencionó mi compañera y amiga de Sophie) ya no era así. Me quedaba en mi lugar pensando en cosas que ya ni puedo recordar. Pero, en este momento, por alguna razón que no puedo saber, me siento tan despavorido de estar a solas con Logan. Por más que sé que lo había descartado y había dejado el asunto atrás, creo que eso mismo, el haberlo, aunque sea por un mínimo segundo, incluido entre la lista de quienes podría ser “esa persona”, de haberlo pensado de tal manera, hace que me sienta de este modo.

Mi cuerpo se siente cada vez más pesado y sé que es por esta situación, por lo que determino que lo mejor será salir de aquí hasta que el receso acabe.

Salgo del salón y los pasillos tan habitados me dan un confort inexpresable. Exhalo un aire demasiado largo ¿Por cuánto tiempo habrán estado en mis pulmones temerosos por salir a través de mi boca?

– ¡Ey, Noah! –La forma tan melodiosa en la que salen esas palabras me avisan de que se trata de Ezra. Viro a verlo pero cuando lo hago ya estoy entre sus brazos.

Cabello de un color castaño oscuro, que comienza liso desde su cuero cabelludo pero casi a la mitad hasta el final acaban en terminaciones onduladas, separadas, pero entremezclándose entre sí, cayendo hasta la altura de su mentón. Ojos color oliva con pestañas y cejas muy pobladas y marcadas. Sus ojos tienen forma casi caídos dando la sensación de tristeza, pero una vez que sonríe su rostro se torna pícaro, como la de un niño. Es centímetros más pequeño yo, pero parece haber crecido. Hace mucho que no le veía. Siempre llega tarde o siquiera asiste, pero es todo un genio, está en el último año con tan solo dieciséis años.

Dejando a un lado su aspecto, vuelvo a recordar que Ezra estaba entre las personas de mi lista. Si Rory no había sido, entonces, por lógica, quedaba Ezra.

– ¿Me extrañaste? Tu cabello ha crecido, bebé. –Antes de poder hacer una pregunta discreta sobre el caso, me revuelve el pelo entre risas y ya no puedo detenerlo.

–Ezra, no molestes a Noah. –La voz de Mica hace su presencia y Ezra para dejándome el cabello todo alocado. Arreglo mi pelo con mis dedos y luego dirijo mi mirada hacia el presidente estudiantil que, aun siendo receso, ya está en órdenes de cumplir con su deber, es decir, ya tiene acumulado todo un montón de papeles entre sus manos. El semblante severo que le dirige a Ezra cambia a una más relajada y amable cuando me saluda. –Hace mucho tiempo que no te veo, Noah.

Puedo distinguir una mueca escondida entre su sonrisa, y eso me hace sentir apenado, ya que yo, fielmente, sin una falta, todos los días lo ayudaba, y a eso últimamente lo había dejado de hacer con mi rotundo cambio.

–Oh Mica, no te preocupes por eso. Lo he estado cuidando muy bien. –Ezra me envuelve entre sus brazos nuevamente, y se origina un ambiente incómodo. Siempre tuve la impresión que entre ellos había alguna rivalidad.

Mica: con cabello castaño claro a la misma altura que el mío, pero con los mechones de la frente llevados hacia su izquierda, a diferencia de mí que los dejo caer hasta el nivel de mis cejas; ojos tan celestes que apenas sí se puede conseguir ver sus pupilas; pestañas incluso más largas que los de Ezra, que chocan contra su parpado; piel casi tan blanca como la leche, me lleva al menos seis o siete centímetros de ventaja, es la personas más agradable y cortés que cualquiera podría conocer. Pero cuando se trata de Ezra, su personalidad cambia a ser una más rígida, tal vez debido a que Ezra es todo un rebelde sin causa mientras que Mica prefiere ser fiel a sus principios y responsabilidades... son totalmente polos opuestos.

Pero el hecho de que ahora aparezcan, y rememorando lo que éramos en verdad, todo menos amigos, me hace querer alejarme de ellos y no volver atrás. Dejo a un lado la pregunta que le iba a realizar a Ezra, pues, es tanto mi deseo de alejarme lo más rápido posible de ellos que prefiero olvidarme de la cuestión.

El timbre suena indicando el final del descanso, por lo que aprovecho para liberarme de los brazos de Ezra, despedirme de ambos y por consiguiente entrar al baño. No hay nadie. Pero aun así prefiero adentrarme a uno de los baños privados, al que siempre entro debido a que es el que está más aseado. Me apresuro, pero en el momento en el que estoy abrochando mi pantalón, algo en la puerta capta mi atención. « ¿Amigos? », repito la palabra escrita en él, de un tamaño considerable y de color rojo, que no había visto antes.

Por alguna razón, lo vínculo con lo que estoy experimentando, pero me digo a mi mismo que no tiene sentido alguno y que tal vez lo han hecho a la deriva.

Mi celular comienza a emitir el timbre de llamada. Una vez que lo tengo entre mis manos observo que es el número de “esa persona”. No sé qué hacer. Me quedo un largo tiempo paralizado. Unos pies se asoman por detrás de la puerta, pero no puedo ver más nada. El celular sigue sonando y, logro escuchar el pitido de llamado por la otra parte de la puerta, donde están esos pies. Debe ser una broma. El pitido suena más fuerte y concuerda con la llamada entrante a mi celular. No quiero salir, y menos contestar. “Esa persona” está ahí, afuera, esperándome, y no sé lo que quiera. Es inútil si quiero apagar mi móvil, de todos modos ya sabe estoy aquí. Pero, estúpidamente espero a que “esa persona”, en un momento inesperado me diga que es una broma y me demuestre su identidad. Pero yo no pienso salir de aquí.

Sigo inmerso en esas zapatillas blancas. El timbre cada vez se me hace más insoportable. Ahora me concentro en mi móvil. Sigue llamando, pero cuando vuelvo mi vista a los pies ya no están. Mi celular deja de sonar y... esa persona no me ha dicho quién es. Mi pecho se comprime y la respiración se me dificulta, pero consigo llenarme de valor y salir de una buena vez para enfrentar a esa persona. No está en los baños. Salgo fuera con la fe de que esté por los pasillos escapándose pero ya no hay nadie.

Trato de observar hasta lo más mínimo, procurando de que ya no esté, y así es. Ahora puedo saber con toda seguridad de que “esa persona” asiste a la misma escuela que yo. Pero no es suficiente. Ya no me gusta esto.

Cuando consigo reponerme, vuelvo a clases. Me disculpo con mi profesora por la tardanza y tomo asiento delante de Logan. Siento mis labios resecos y no puedo pensar en nada más que en lo sucedido. Todavía... me sujeto a la idea de que es una broma. Porque si no lo fuera... eso solo significaría algo más grande de lo que no soy capaz de imaginarme.

–Sus notas sí que han caído en pico. –Logro apenas escapar de mis pensamientos cuando escucho a mi profesora hablarles a Rory y a su grupo. –Habían venido bien y de pronto descienden de maneras colosales...

Los chicos se quejan o se excusan, mientras que mi profesora de Historia se lamenta negando con su cabeza.

¿Y si es por eso que me molestan? ¿Habían decaído tanto que ahora buscan vengarse de mí? El tiempo que menciona mi profesora es de aquellos en el que yo aún seguía ayudándolos incondicionalmente con sus tareas y exámenes. Y ahora, desde hace dos semanas que eso no sucede, sus notas  habían descendido exuberantemente. Vuelvo a vivir lo del baño y me provoca molestia ¿Fue acaso Rory a perseguirme y hacerme esos espectáculos? Si es así... esto no es una broma. Nada de lo que me está haciendo está cerca de ser una broma.

Las clases concluyen y es hora de regresar a casa. No quiero peleas. No tengo pensado reclamarle nada a Rory. Estoy demasiado enfadado como para hacerlo hoy, así que esperaré otro día para hablarlo tranquilamente con él. Espero afuera de la escuela hasta que el autobús se presente.

Mi celular está vibrando en mi bolsillo. Maldigo que el autobús aun no aparece. Saco de mi bolsillo el aun vibrante móvil. Es una llamada... del mismo número. Miro hacia todas partes para buscar a alguien que esté con su celular en la mano, pero hay muchas personas con ella. Entonces me limito a encontrar a alguien con su celular cerca de su oído. El timbre me está taladrando la cabeza, pero... logro ver a Rory, con su móvil en mano como si estuviera llamando a alguien. Para cuando me doy cuenta mi autobús acaba de irse dejándome abandonado. Ya no puedo esperar otro día.

Mis pies se mueven en dirección a Rory, y cuando llego, con mucha imprudencia, tomo su celular para verificar a quien está llamando. Sin pedirle permiso ni dirigirle la mirada.

–Oye ¿Qué te pasa? –Oigo reclamarme pero lo ignoro. Solo quiero saber a quién está llamando. Solo eso. –Devuélvemelo, idiota. –Me arrebata su celular sin haber logrado ver el número, y eso me enfurece.

–Deja de fastidiar, dámelo. –Le ruego que me haga caso. No pienso soltar ese teléfono hasta que vea el maldito número. Pero mis protestas son en vano así que decido imponer fuerza física. –Solo déjame ver el número.

– ¡Maldito fracasado! ¡Suéltalo! –Su tono de voz aumenta y puedo escuchar el bullicio alrededor nuestro. Me resisto a soltarlo.

Comenzamos a empujarnos sin liberar el teléfono móvil. Se comienza a poner más violento, y de un momento a otro su puño choca contra mi mejilla. Las personas comienzan a gritar pero... ¡Yo solo quiero ese maldito celular! Me repongo y le devuelvo la golpiza. Ya no puedo controlarme. Se produce una pelea entre nosotros y yo solo no puedo parar de pensar en que este tipo, al que creí mi amigo, al que había ayudado, se hubiera olvidado de eso y ahora estuviera golpeándome sin detenerse.

Al cabo de unos minutos nos han separado y ahora me encuentro sentado junto a Rory siendo reprendidos por el director por el escándalo. Rory está incontrolable gritándole al director, mientras que yo apenas puedo reconocerme. Trato de discutir tranquilamente; dándole mis razones.

– ¡Qué te he dicho que no he sido yo! –Rory me muestra finalmente su teléfono y... me siento tan angustiado al ver que tenía razón.

No era su número, y al número que estaba llamando era otro. Lo había agredido de tal manera que no puedo encontrar las palabras para disculparme. Por supuesto asumo la responsabilidad por todo.

–Disculpe. –Mica entra a la oficina donde nos encontramos llevando consigo unos papeles. Se sorprende al verme ¿Y cómo no? Seguramente no se esperaba a que yo fuera la persona que había iniciado tal pleito. Como yo tampoco todavía puedo asimilarlo.

–Tendré que llamar a sus padres. –Lo mencionado por el director me altera. Lo que menos quiero es que mis padres se enteren. Les debo tanto y ahora...

–Con su permiso ¿podría hablar con usted? –La voz de Mica se nota más apresurada y no para de lanzarme miradas. El directivo nos pide que esperemos afuera mientras se encarga de Mica.

Se demoran un poco, pero al final Mica sale junto al director:

–Esta vez lo dejaré pasar. –Nos da una mirada dura. –Pero no quiero saber que se vuelva a repetir. –Estoy muy asombrado y apenas consigo reaccionar para agradecerle. –Ya pueden irse.

Cierra la puerta detrás de sí. Rory me mira aun iracundo pero se marcha tomando sus cosas bruscamente.

–Ven, Noah. Mi mamá nos llevará a tu casa. –Mica ladea su cabeza en señal de que lo siga. Pero yo no puedo impedir preguntárselo:

– ¿Por qué el director ha cambiado de parecer? –Se queda unos segundos mirando al suelo, pero luego levanta la mirada esbozando una pequeña sonrisa.

–Le dije que lo hiciera como un favor para mí... además le hice recordar que eres un alumno ejemplar; con notas casi perfectas y cero problemas, a diferencia de tu compañero. – ¿En verdad había hecho eso por mí? ¿Por qué lo haría?... Esa pregunta me hace recordar las veces en que lo ayudé. No puedo conseguir en qué pensar. –Vamos. –Asiento para hacerle caso e ir tras él. Ya casi está anocheciendo.

Llegamos al aparcamiento para subir a un auto color melocotón. Saludo a su madre, quien parece ser una mujer muy amable por el aura que emana. Supongo que eso es algo hereditario.

–Bien, entonces ¿hasta dónde, chiquillos? –Antes de decirle mi dirección Mica se adelanta dándole la ubicación exacta de mi casa.

–Los formularios van y vienen. –Responde a mi expresión de confusión. Supongo que se refiere a los papeles que siempre porta. Con las veces que los ha tenido que llevar ya debe saber la información de cada estudiante. Sonrío ante su respuesta, el cual me devuelve.

Debo admitir que no sé cómo dirigirle la mirada. No sé cómo lo he estado haciendo hasta ahora. Me siento tan avergonzado ¿Y si su madre lo sabe también? ¿Qué estará pensando sobre mí ahora mismo?

Durante el trayecto pasamos por los bosques que acompañan mi casa, vuelvo a pensar en esa persona y en cómo me había vuelto tan...imprudente en estos días. Ya no quiero ni respirar.

–Entonces Noah ¿cómo te está yendo en la escuela? –La mamá de Mica entabla una conversación conmigo, en la que también poco a poco comienza a involucrarse el presidente. Durante toda la charla su madre bromea sobre los deberes de Mica y en como la escuela es dirigida realmente por él y no por el director, lo cual hace ruborizar a Mica la mayor parte del tiempo. Me saca una que otra risa, y me sorprendo por el propio sonido de mi voz ¿Hace cuánto no reía así?

Llegamos a mi casa y, antes de salir, me detengo por unos segundos esperando a que mis palabras salgan:

–Muchas gracias. –Le agradezco tímidamente en el final del trayecto. Mica se queda unos segundos observándome pero luego me dice que no es necesario atribuirle todo el crédito. Cuando estoy a punto de salir, se me ocurre la idea de pedirle algo –: ¿Me puedes dar tu número de teléfono? –Ruego en mi interior porque lo haga, y así ocurre. Me dicta su número, el cual agendo, y luego me despido para adentrarme a mi casa.

Mis padres no están. Pienso que todavía deben estar en sus trabajos. Suspiro de alivio pues, no será necesario tener que mentirles, o darle una excusa sobre la tardanza de mi llegada. Subo hasta mi habitación y en el baño observo los moretones y magulladuras en mi rostro.

La verdad es que todavía no puedo creerlo. Es la primera vez que causo un problema así en la escuela. La primera vez en la me meto en una pelea. No puedo parar de regañarme por haber perdido los estribos ¿En qué diablos pensaba? ¡Ni siquiera había sido Rory!

Mientras daba vueltas por mi cuarto mi móvil suena. Estoy comenzando a odiar el tono de llamada. Es ese número. Ese maldito número de nuevo. No espero que pase más tiempo y, con una valentía que no puedo reconocer, contesto el celular.

– ¿Qué rayos quieres? –Respondo cansado. No se escucha nada del otro lado. Salvo, una respiración agitada. Va y viene cada vez con más velocidad. La respiración comienza a volverse en jadeos y gemidos. No, Dios, no puede ser lo que estoy pensando. Los jadeos se tornan más ruidosos y cuelgo el teléfono para lanzarlo a mi cama.

Salgo corriendo hasta el lavado para expulsar todo el líquido ácido que se revuelve entre mis entrañas. Es asqueroso. Ese... tipo, se estaba masturbando.

Notas finales:

¡Espero que les haya encantado como a mí! 

Tengo que admitir que me gusta mostrar como son mis personajes físicamente, so... ya saben lo que eso significa >:D

Ezra: https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTo8mqoKs_UEU7Q2VTcoVc-SAfSVnfuM7Qk4UthHfL87zOUpl6J

Mica: https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcST0-2CemQerHYTWc8lSPdav9wwQU3Mx5HRB3BIK5fIWoG89a30

¡Nos leemos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).