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Familia por Siri_Looper

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Para Ji Yong su guitarra era su mundo, se la habían regalado para la navidad hace dos años y era su tesoro más preciado, no es que tuviera muchas cosas, viviendo en un orfanato para híbridos no eran muchas sus pertenencias así que cuidaba su guitarra como a su vida porque sabía que si le pasaba algo no podría conseguir otra.

 

A sus doce años en lo único que podía pensar era en la música, pasaba la mayoría del tiempo componiendo canciones en su mente, cuando los encargados del orfanato les daban tiempo libre se escapaba para escribirlas en su cuaderno porque si no las escribía pronto se perdían entre las nuevas ideas.

 

Era un día sábado en la tarde, tuvieron clases esa mañana y después de almorzar fueron liberados para que hicieran lo que quisieran. Ji Yong se fue al jardín, era primavera así que el clima era agradable, estaba sentado bajo la sombra de un árbol con las piernas cruzadas y la guitarra en los brazos, inventaba la melodía para una nueva canción que había bautizado como "Mariposa" la letra estaba lista en el cuaderno que estaba a su lado, pero la melodía le estaba dando problemas.

 

Ji Yong dio un suspiro y miro a su amigo SeungRi, este lo había acompañado al jardín, pero se había quedado dormido sobre el césped, Ji vio las pequeñas y redondas orejas negras de panda de su amigo, se movían de forma graciosa cuando el viento le hacía cosquillas o cuando un mosquito pasaba cerca de ellas, las orejas de SeungRi eran lindas, lo hacían sonreír, Ji creía que tenía mucha suerte de ser un híbrido de panda y no de conejo como él.

 

Cuando era pequeño los otros niños tiraban de sus orejas, solían creer que para eso eran, que por ser grandes servían para tirarlas y no le dolían, pero vaya que si lo hacían, hace algunos años había comenzado a usar gorros de hilo tejidos, los usaba todo el tiempo incluso cuando hacía calor, a esas alturas ya tenía de varios colores diferentes, los encargados del orfanato, viendo que le gustaba usar de ese tipo de gorros, adoptaron la costumbre de regalarle uno nuevo en cada uno de sus cumpleaños, en realidad no sabían el día exacto de su nacimiento, pero hace mucho habían definido que su cumpleaños sería el día en que lo encontraron en un cesta de mimbre abandonado en la puerta del albergue cuando tan solo era un bebe. 

 

Esa tarde de sábado Ji llevaba un gorro azul cielo que dejaba ver su cabello rubio aplastado en la frente y la punta de sus orejas blancas en la nuca. 

 

Ji Yong dio un bostezo aburrido, quizá si tomaba un descanso su mente se limpiaría y la melodía que le costaba al fin dejaría de darle problemas, dejo su guitarra con cuidado sobre el césped, se recostó, puso ambas manos sobre su estómago y cerró los ojos suspirando. 

 

Cuando los volvió a abrir Ji Yong supo que había dormido poco, solo un pestañeo, quería dormir más, pero en realidad no estaba cansado, intento dormir quedándose con los ojos cerrados un tiempo más, se rindió después de algunos minutos y se volvió a sentar sobre el césped. Miro a SeungRi, al parecer mientras dormía Young Bae se había acercado a ellos, se había acostado junto al panda, estaba usando su estómago como almohada, Ji podía escuchar al moreno ronronear y aunque tenía los ojos cerrados supo que estaba despierto porque Ji sabía muy bien que Bae no ronroneaba dormido. 

 

El híbrido de conejo miro su guitarra, estaba exactamente donde la había dejado, también su cuaderno, pero en el algo era diferente, el cuaderno estaba abierto en la hoja con la letra de la canción "Mariposa" y sobre el papel había un muffin de frambuesa cubierto con film transparente, ese día sábado esos muffins habían sido el postre del almuerzo, por lo general les daban fruta, pero muy de vez en cuando les daban cosas más deliciosas como esas. 

 

Ji Yong tomó la masa dulce y la miro, estaba seguro que él y SeungRi ya se habían comido los suyos, no podía ser de ninguno de los dos. 

 

─ ¿Esto es tuyo Bae? ─ pregunto Ji. El híbrido de pantera abrió los ojos y lo miro. 

 

─ No, yo ya me comí el mío ─ y cerró los ojos otra vez. 

 

Ji miro a todas partes buscando el dueño de la golosina, en el césped había más jóvenes y niños a lo lejos, otros híbridos huérfanos que descansaban o jugaban, quizá alguno de ellos lo había perdido, pero no había nadie suficientemente cerca como para ser el dueño del pequeño pastel. Los ojos de Ji se desviaron a su propio cuaderno, en él aparte de su canción habían escritas otras notas y apuntes desordenados por los bordes, pero uno en particular llamo su atención, no era su letra, era una más grande y desordenada, tomo el cuaderno con una mano sosteniendo en la otra aun el muffin. 

 

"Esta canción es muy bonita, por favor termínala, me gustaría escucharla. Toma mi muffin de regalo, te lo doy para que te inspire"

 

Ji volvió a mirar a todas partes sin entender muy bien ¿alguien le había regalado su muffin? Eso era muy extraño, ahí nadie regalaba su postre, mucho menos uno tan delicioso como ese.

 

─ Bae ¿viste quien dejo esto? ─ el aludido abrió los ojos y miro otra vez. 

 

─ No ─ respondió suspirando.

 

Young Bae quería dormir una siesta, acababa de jugar futbol con sus amigos, cuando el partido termino vio al híbrido de panda de lejos y se le antojo acostarse a su lado, pero no podía conciliar el sueño porque necesita de sus cariños, cuando se recostó a su lado no quiso despertarlo, pero ya no aguanto más, levanto su cabeza, rodo un poco y quedo boca abajo a un lado del panda, su cabeza quedo a la altura del pecho de su amigo. 

 

─ Riri, hazme cariño ─ tomo una de las manos dormidas y se la puso sobre la cabeza.

 

SeungRi medio despierto aliso el cabello de Bae y se quedó rascando detrás de unas de sus orejas, la pantera ronroneo con más ganas y entrecerró los ojos, los cariños de SeungRi eran únicos.

 

Ji Yong seguía mirando a todas partes en busca del dueño del muffin, no se atrevía a comerlo porque se estaría comiendo el postre de alguien más, una de las reglas de oro del orfanato era "un postre por persona" todos los niños sabían que si comían más de uno dejaban a alguien sin nada, así que Ji estaba receloso del regalo, era algo muy comprometedor. Dejo la golosina encima de su cuaderno y tomo su guitarra para continuar con su canción, quizá el dueño aparecería después. 

 

Ji Yong acomodó el instrumento en sus brazos, estaba a punto de dar la primera tonada, pero se detuvo al escuchar a sus dos amigos a su lado. 

 

─ Ahí, justo ahí ─ dijo Bae con un tono placentero en su voz.

 

SeungRi sonreía con los ojos abiertos, con una mano estaba rascando detrás de la oreja al moreno y con la otra debajo de su mentón alzado, Bae tenía los ojos cerrados, seguía acostado boca abajo apoyado sobre sus codos, su larga cola negra se mecía levemente y ronroneaba muy fuerte. 

 

Ji Yong no entendía como a SeungRi no le molestaban los ronroneos de Young Bae, hasta parecía disfrutarlos, siempre le hacía cariño cuando el híbrido de pantera se lo pedía, las especies felinas eran así, disfrutaban mucho de cuando le rascaban la cabeza o la espalda, pero Bae solo disfrutaba los cariños del panda, estaba comprobado: hace algunos meses un fuerte resfrió obligo a SeungRi a dormir en la enfermería por varias noches, la enferma lo tuvo en cuarentena para que no contagiara a alguien más y solo dejaba a sus amigos entrar a verlo por poco tiempo. Bae sufrió mucho esos días, estuvo decaído, desesperado le pidió a Ji Yong que le rascara detrás de las orejas, el conejo accedió porque ambos eran buenos amigos, pero el moreno se aburrió pronto, Ji no lo hacía como a él le gustaba. 

 

Su inspiración ese día estaba sensible, Ji necesitaba silencio para concentrarse, los ronroneos de Bae y las risitas de Ri lo distraían así que se levantó del césped decidido a buscar paz y tranquilidad.

 

─ Estaré en la biblioteca ─ dijo mientras recogía su guitarra, pero sus amigos parecieron no escucharlo, a veces se ponían así, demasiado melosos para su gusto.

 

─ Mmmmh ─ Bae suspiro, era lo único que fue capaz de responder cuando ya Ji Yong se alejaba a paso lento de ellos, realmente gozaba las caricias del panda. 

 

Otra de las características de los felinos híbridos era que solían no respetar el espacio personal de las otras personas. Young Bae se estiro y se dejó caer sobre el pecho de SeungRi, comenzó a frotar sus mejillas contra el cuerpo del otro. 

 

─ Eres el único híbrido de pantera acá ─ dijo Ri sin dejar de sonreír. Hace tiempo el mayor le había explicado que los de su especie se frotaban contra otras personas o cosas para dejarle su olor y marcarlo como suyo, en su caso para que ninguna otra pantera se acercara a su panda a pedirle los cariños que le pertenecían.

 

─ Lo se... es instinto ─ dijo Bae sin dejar de frotarse ni ronronear, Ri continuaba rascando su cabeza. 

Ji Yong al llegar a la biblioteca la encontró vacía, sabía que no encontraría a nadie ahí un sábado en la tarde, se sentó en una de las mesas con la guitarra en los brazos y dejo su cuaderno con el muffin sobre la madera. Comenzó a practicar la tonada para su nueva canción, pero después de unos pocos minutos unos pasos le hicieron dejar de tocar y levantar la cabeza de su instrumento, otro híbrido estaba en la biblioteca, había tomado un libro y se había sentado en la mesa de al lado, Ji Yong estaba dudoso de si debía continuar tocando o no, en la biblioteca había que guardar silencio.

 

─ Disculpa... ─ hablo despacio Ji mirando al otro, antes solo lo miro de reojo, pero ahora lo miraba directo, el otro joven tenía puntiagudas orejas negras y una cola del mismo color muy peluda que colgaba de la silla ─ ¿Te molesta si...?

 

Ji dejo de hablar por una risita, se llevó la mano a la boca divertido tratando de controlarse, el joven desconocido era un hibrido de lobo y estaba leyendo una especie de enciclopedia, tenía algunas fotos y letras en la tapa, el problema era que el libro estaba de cabeza entre las grandes manos morenas. 

 

─ ¿Si sabes que esta al revés cierto? ─ le pregunto Ji cuando el otro lo miro.

 

─ ¿Al revés? ─ pregunto sin entender, nervioso porque el conejo le había hablado. 

 

─ Tu libro, esta al revés ─ levanto una de las manos de su guitarra y apunto al objeto. 

 

Seung Hyun volvió a mirar su libro, su corazón salto de vergüenza cuando se dio cuenta que las letras frente a él estaban invertidas, se criticó a sí mismo, siempre echaba a perder las cosas. El lobo se puso nervioso ante su error, con manos sudadas y torpes dio vuelta la enciclopedia, pero esta resbalo de sus manos y se cayó al suelo cerca de los pies de Ji Yong. 

 

─ ¡Perdón! ─ dijo Seung inclinándose para recoger el libro, pero cuando casi lo alcanzaba su frente choco con algo.

 

Se enderezo rápidamente, vio como Ji Yong frotaba su frente por encima de su gorro, este había querido ayudarlo recogiendo el libro, pero sus frentes habían chocado. 

 

─ ¡Perdón, perdón! ─ se alteró Seung, tenía sus manos adelante como queriendo tocar a Ji para comprobar que estuviese bien, pero sin atreverse a hacerlo ─ ¿Estas bien? Soy un tonto, perdóname... 

 

─ Está bien ─ Ji le sonrió para tranquilizarlo y bajo la mano de su cabeza ─ ya no me duele. 

 

─ Lo siento, lo siento ─ decia haciendo pequeñas reverencias con su cabeza.

 

─ Ya no importa ─ Ji seguía sonriendo.

 

En ese orfanato había cerca de quinientos huérfanos, eran bastantes, la escuela y los dormitorios estaban dentro del mismo terreno así que todos los jóvenes se conocían de vista, pero no todos de nombre. Ji conocía los nombres de sus compañeros de clases y de dormitorio, pero a Seung Hyun solo lo había visto de lejos un par de veces, siempre estaba acompañado de otro, un hibrido de toro de pelo castaño que tampoco sabía cómo se llamaba. 

 

Seung Hyun finalmente recogió el libro del suelo y le sacudió el polvo de encima. 

 

─ ¿Lees al revés? ─ pregunto Ji divertido. 

 

─ Ahmm... yo...

 

Ji lo miraba curioso con una pequeña sonrisa aun sosteniendo la guitarra entre sus brazos, Seung miraba el libro sin atreverse a levantar la vista. Toda su vida fue tratado de manera injusta, por ser un lobo los demás niños le tenían miedo porque pensaban que era feroz, claramente estaban equivocados, Seung Hyun era una persona muy dulce y la falta de amigos lo convirtió en alguien tímido y con poca confianza en sí mismo, el único gran amigo que tenía era Daesung quien por ser un hibrido de toro entendía un poco como su mejor amigo se sentía. 

 

El lobo estaba pensando en que debía responder, recordó uno de los consejos de Dae "pase lo que pase no le mientas, no eres bueno en eso" 

 

─ Yo... no estaba leyendo, es que quería escuchar tu música. 

 

─ ¿Mi música? 

 

─ Si, me gusta, esa nueva canción que estás haciendo es bonita y quería escucharla. 

 

─ ¿Mi nueva can...? ─ todo encajo en el cerebro de Ji ─ ¡Tu! ¡¿Tú fuiste el que dejo esa nota en mi cuaderno?!

 

─ Si... perdón... ¿estás enojado? ─ Seung hablaba mirando sus manos encima del libro en su regazo.

─ No, pero no deberías tomar las cosas de otras personas.

 

─ Lo sé, lo siento, es que me gusta tu música, siempre te escucho de lejos y quería hacerlo más de cerca, mi amigo Daesung me aconsejo que te hablara pero yo no me atrevía, se me ocurrió regalarte algo, pero tampoco fui capaz de dártelo en persona, te vi durmiendo en el césped y solo lo deje ahí, después vi tu cuaderno y ya sabes, escribí eso. 

 

─ No tienes que darme nada ─ Ji tomo el muffin de encima de la mesa, se estiro y lo dejo en la de Seung ─ si querías acercarte solo debiste hacerlo.

 

─ Lo siento... ─ miro el pastel que estaba encima de su mesa ─ ¿no lo quieres? 

 

─ No puedo comerlo, es tu postre ─ respondió Ji enderezándose en la silla para continuar tocando, Seung lo miro desde su asiento. 

 

─ Pero es un regalo...

 

─ No puedo aceptarlo, comételo tú. 

 

Seung Hyun que por lo general hacia lo que le decían sin reclamo tomo el muffin y lo miro sintiéndose triste por el rechazo, Ji lo miro y se dio cuenta de su pena. 

 

─ Pero puedo aceptar si quieres compartirlo. 

 

El rostro del lobo se ilumino, quito el film plástico de la golosina, la partió por la mitad y le estiro la parte que le pareció más grande a Ji, este la recibió a traves del pasillo. 

 

─ Gracias. 

 

─ De nada ¿seguro que no lo quieres todo? ─ pregunto Seung alzando un poco la mano donde tenía su parte. 

 

─ Seguro ─ respondió antes de darle un pequeño mordisco a su mitad, luego hablo con la boca llena ─ siéntate acá para que escuches mejor. 

 

─ ¿No te doy miedo?

 

─ No ¿Por qué? 

 

─ Porque soy un lobo y tú eres un conejo, los híbridos como tú siempre me tienen miedo... 

 

─ Yo no soy un hibrido como los demás ─ respondió sonriendo con suficiencia ─ además, para tu información, los conejos no somos tan inofensivos como parecemos, tenemos filosas garras ─ levanto su palma para mostrarle sus puntiagudas y gruesas uñas.

 

Sonriendo Seung se levantó y se sentó en la mesa de Ji, en la silla justo en frente de él.

 

─ ¿Cómo te llamas? 

 

─ Seung Hyun.

 

─ Mucho gusto Seung Hyun ─ estiro su mano derecha por encima de la mesa ─ yo soy Ji Yong. 

Tímido el mayor respondió el saludo de mano apretando levemente la ajena, al soltarla pensó que era la mano más cálida y suave que hubiese tocado jamás. 

 

Ambos jóvenes conversaron toda la tarde, Seung le conto sobre su amigo Daesung, le prometió que se lo presentaría y Ji a SeungRi y Bae, el conejo le mostro lo que llevaba de la tonada de la canción, el lobo tenia buen oído y lo ayudo con sus opiniones a medida que avanzaban. Seung Hyun al ver que sus opiniones eran bien recibidas se relajó, estaba menos nervioso, ese chico era una persona muy agradable y le caía bien, tal como lo había imaginado cuando lo veía de lejos tocar su guitarra. Por otro lado Ji no termino la canción, pero avanzo bastante gracias a la ayuda de su nuevo amigo. 

 

Cuando anocheció se encaminaron juntos hacia el comedor, era la hora de la cena, mientras avanzaban entre los pasillos Seung Hyun se atrevió a preguntarle algo que lo tenía curioso desde hace rato. 

 

─ ¿Por qué siempre ocupas esos gorritos Ji Yong? 

 

─ Por que me gustan.

 

─ ¿Pero no tienes calor? 

 

─ Si, es que la gente siempre toca mis orejas porque son largas, las tiran y duele, los demás creen que no, pero duele mucho, me gustan porque con ellos no me las tocan.

 

─ Si estas a mi lado puedes quitártelo, yo no dejare que nadie te toque las orejas.

 

─ Está bien ─ sonrió ─ estoy acostumbrado. 

 

─ No, es en serio, yo defenderé tus orejas por siempre, mira... ─ Seung detuvo su caminar, Ji Yong a su lado también lo hizo y lo miro ─ no te asustes, es solo actuación. 

 

El conejo miro extrañado, Seung se aclaró la garganta, sus orejas estaban rígidas al igual que su cola, doblo un poco las rodillas, frunció el ceño, mostro los colmillos y un temible gruñido salió de su garganta. Ji dio un salto del susto, la expresión de su nuevo amigo por un segundo fue realmente terrorífica, pero en seguida su rostro se volvió a ablandar a como estaba antes.

 

─ Da miedo ¿no? ─ le sonrió a Ji.

 

─ Si ─ se llevó una mano al pecho ─ me asuste. 

 

─ Perdón, pero si alguien quiere tocar tus orejas yo le gruñiré y así jamás lo intentara de nuevo. 

─ Está bien ─ Ji sonrió, ese lobo era realmente una persona especial. Tomo en su puño su gorro azul y se lo quito, lo guardo en el bolsillo trasero de sus pantalones y revolvió su cabello rubio suspirando, ahora sus largas orejas blancas estaban erguidas sobre su cabeza y no aplastadas contra ella ─ mucho mejor. 

 

Al llegar al comedor Ji Yong comenzó a despedirse de Seung Hyun para ir a la mesa junto a sus amigos, el mayor haría lo mismo con Daesung, pero se le ocurrió una mejor idea: sentarse juntos.

 

Esa tarde los cinco se conocieron y fue la primera de muchas veces que comerían juntos. Seung se sentó junto a Ji porque estaba empecinado en no separarse de su lado, sabía que mientras no tuviese puesto uno de sus gorros debía defender sus orejas con su vida. 



─ ─ ─ 6 meses después... ─ ─ ─

 

─ Riri... 

 

SeungRi despertó, en seguida se dio cuenta que llovía, el sonido del agua sonaba muy fuerte sobre el techo, con un ojo abierto y otro cerrado vio a Young Bae agachado al lado de su cama. 

 

─ No puedo dormir, hazme cariño... ─ dijo Bae en un hilo de voz en la penumbra, sus orejas estaban encogidas, tenía miedo. 

 

Todas las especies de felinos tenían buen oído, podían escuchar cosas que el resto no y por lo mismo los sonidos normales para otras personas para ellos eran aterradores, la lluvia y los truenos para Young Bae eran horripilantes. 

 

SeungRi ya estaba acostumbrado a recibir a su amigo en su cama las noches como esa, se hizo a un lado y abrió las mantas, Bae se recostó y Ri lo tapo, ambos quedaron frente a frente, el panda llevo su mano a la nuca ajena y comenzó a rascar, cerró los ojos para volver a dormir, el otro empezó a ronronear.

 

Ji Yong dormía en la misma litera que SeungRi, pero por ser mayor había exigido la cama de arriba, abrió los ojos por la lluvia, el dormitorio estaba en el tercer piso, el más alto, la lluvia se escuchaba más fuerte ahí que en otros lugares, además de eso podía escuchar los ronroneos tan molestos de Bae en la cama de abajo y como si fuera poco tenia frio. Se dio un par de vueltas en la cama ¿Por qué no se iba SeungRi a la cama de Bae? Estaba en el mismo dormitorio, pero más lejos, al conejo no le gustaban las noches de lluvia, estaba un poco enojado y solo había una persona capaz de subirle el ánimo y por suerte esa persona pertenecía al dormitorio del segundo piso, seguramente la lluvia se escuchara menos fuerte ahí. 

 

Ji Yong se levantó, salto al suelo y se fue, Ri lo escucho de espaldas y solo asumió que iba al baño. 

SeungRi no podía dormir, ahora a él le molestaba la lluvia, Young Bae ya no ronroneaba, eso significaba que ya se había quedado dormido, seguía acariciando su cabello, a él le gustaba darle sus cariños tanto como a la pantera le gustaba recibirlos. Ri miro sus labios entreabiertos, solo los distinguía vagamente por la penumbra, hace tiempo que tenía ganas de tocarlos, esa era su oportunidad, se acercó despacio y lo beso, solo fue un toque, solo un roce que duro un par de segundos. 

 

Ri se separó con una leve sonrisa, pero esta se desvaneció cuando tuvo a la vista todo el rostro del moreno, sus ojos estaban abiertos de par en par y lo miraban con una expresión extraña. 

 

─ Bae... ─ balbuceo Ri, estaba a punto de disculparse cuando la pantera se acercó y dejo un nuevo beso en sus labios, no los movieron ni los abrieron, pero si apretaron muy bien sus bocas una contra la otra. Ambos sonrieron tímidos cuando se separaron. 

 

Young Bae comenzó a ronronear otra vez, se pegó a SeungRi colocando la mejilla en su pecho y lo rodeo con uno de sus brazos, el panda le acariciaba la espalda. 

 

─ Riri... cuando seamos adultos y nos vayamos de acá... por favor no te separes de mí, yo no sé qué haría sin tus cariños.

 

─ No nos separaremos, estaremos siempre juntos...

 

─ Júralo ─ dijo apretando su agarre contra la cintura de Ri. 

 

─ Lo juro. 

 

Ji Yong llego al dormitorio del segundo piso, Seung Hyun y Daesung dormían en la última litera pegada a la pared de una esquina, el conejo se paró en la orilla de la cama de Dae cuidando de no despertarlo y levanto una de sus piernas para subir a la cama de arriba, cuando estuvo sobre el colchón se acostó debajo de las mantas sin pedir permiso, Seung Hyun dormía muy sonoramente volteado hacia la pared, su respiración se escuchaba fuerte, pero para Ji era agradable, no era como los ronroneos irritantes de Bae, era una respiración tranquila y relajante. 

 

Contento comprobó que la lluvia se escuchaba menos fuerte ahí, pero aun tenia frio y la caminata desde su dormitorio había helado más su cuerpo, se acercó a Seung y se pegó a su espalda, apoyo la frente entre sus omoplatos y de esa forma se quedó dormido después que su cuerpo se calentó. 

 

Seung Hyun al otro día abrió los ojos contento, se sentía feliz porque era domingo y era libre de hacer lo que quisiera y por alguna extraña razón esa noche había dormido muy bien. Estiro sus brazos por encima de las mantas y dio un hondo suspiro, pero después pego un salto sorprendido cuando vio al conejo que dormía profundamente a su lado. 

 

─ ¿Ji Yong? ─ pregunto sin obtener respuesta.

 

Seung primero se preguntó a si mismo que podría estar haciendo Ji en su cama, pero luego dejo de preocuparse por eso al darse cuenta que su amigo movía su nariz de forma adorable cuando dormía, igual que los conejos en su forma animal, Seung sonrió mientras lo miraba, vio sus orejas, no estaba usando ninguno de sus gorros así que ellas estaban inertes sobre la almohada. 

 

Seung pensó muy bien lo que haría, intento disuadirse a sí mismo, pero realmente quería hacerlo, sabía que a Ji no le gustaba que le tocaran las orejas, pero él no quería tirarlas, hace tiempo que quería acariciarlas y comprobar si eran tan suaves como se veían. 

 

Exageradamente lento llevo una de sus manos a la almohada y tan solo con la punta de sus dedos toco el pelo corto de las orejas de Ji, acaricio muy despacio y comprobó lo suave que eran, reprimió una risita apretando los labios, las orejas de Ji eran las más bonitas, no podía entender cómo es que alguien quisiera tirarlas, el solo quería acariciar y quizá besarlas, pero eso era mucho, Ji no estaría de acuerdo. 

 

El lobo sonrió, se acomodó frente a frente a Ji y cerro los ojos sintiendo la dulce respiración del conejo sobre su rostro, se durmió pensando en que si algún día podría tocar el pompón de la cola de Ji, era como un esponjoso algodón de azúcar, quizás podría pedírselo algún día.



─ ─ ─ 1 año después... ─ ─ ─

 

Los cinco amigos estaba sentados en una hilera encima de un pequeño muro del jardín, este separaba el césped del cemento, Ji Yong tocaba su guitarra de forma floja, pasaba los dedos distraídos por las cuerdas. 

 

─ Hubiese sido lindo que alguien nos hubiese elegido ─ dijo Daesung triste, estaba al medio de los cinco entre el lobo y el panda. 

 

─ Si, pero ya es muy tarde para nosotros ─ Ri dio un suspiro. 

 

Era sábado de adopción, los organizaban un par de veces al año, consistía en un monton de parejas humanas e hibridas o hasta mixtas que se paseaban por todo el orfanato mirando a los niños, algunos lo hacían de lejos y otros se acercaban a hablarles, pero siempre a los más pequeños, los cinco amigos ya habían perdido la esperanza hace tiempo, Seung Hyun estaba a solo un año de convertirse en adulto y dejar el orfanato y así seguirían los demás uno por uno en los años siguientes, así que todos los sábados de adopción se aislaban por ahí y miraban a los extraños de lejos.

 

Ji Yong odiaba los días como esos, un montón de extraños paseándose por su casa y mirando a todos como si fuesen mercancía, eligiendo el mejor como si estuvieran en el supermercado. También los odiaba porque los sábados de adopción ponían a SeungRi y a Daesung muy tristes. 

 

─ Que se pudran, no los necesitamos ─ dijo Ji sin dejar de tocar con pereza mirando sus propios dedos sobre el instrumento ─ nos tenemos a nosotros, somos una familia. 

 

Ji Yong no vislumbro la verdadera magnitud de lo que acababa de decir, pero los otros cuatro si y sonrieron, pero ninguno dijo nada, Seung acaricio con cariño la espalda de Ji, Daesung balanceo sus pies en el aire con una enorme sonrisa, Ri apoyó su cabeza en el hombro de Bae y este comenzó a ronronear.

 


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