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Un único alma. por Junsuhiroishiwata

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El comprobarlo les dejó helados, el poder de convencimiento en el humano daba maravillosos resultados sobre la facultad de clint para refractar el espacio en una serie de luces tenues y colores vivaces. Recuerdos propios eran hallanados por la intrusión que en ese instante representaba strange. Y no por eso sintió mayor paz. Tenía algo claro; la gema le llamaba, le decía una serie de susurros inexplicables. En lenguas antiguas, desconocidas aún para su extenso conocimiento.

—Asi.... ¿esta bien? —aún al lado de un mago por demás competente. Reconoció que nadie le daría una razón objetiva de la situación. Era magia, sí. Pero olvidó que el encanto de esto mismo radica en el no poder explicarlo.

Strange asintió, no sin mostrar las facciones afligidas. Y dentro algo le cuestiono. —Tú sabías lo que podía pasar y aún así lo hiciste. ¿Había otra manera? — Un color carmesí y luego negro azabache. — ¡Verdad! Todo tiene más de una opción.

«No... No es así. No lo fue así. —miró a clint una vez más. Estremeciendose. » la lógica le pedía respuestas, el alivio de saber que siempre estuvo bien el camino que eligió. Y sin embargo, le embargó la amargura de cargar sobre sus hombros la muerte de la persona más brillante de su tiempo.

—Creo que sí... Pero, no sabría decir que lo ocasiona. — Al fin respondió ante una cara en espera. El remordimiento no tenía porque atormentar en momentos donde necesitaba de lucidez. Pensar no solo con mente, sino también con el corazón. Pero, eso le ponía nuevamente mal.

—Yo menos. Pero, aún percibo el dolor de batalla. — era sincero, clavando los ojos en el deforme suelo nácar bajo su mismo peso. ¿Necesitaba una explicación? O, simplemente no la quería. ¿Con eso era suficiente para instar que no estaba loco? ¿Le habría creído de verdad o, seguía en una alucinación?

Y fue abrazado por detrás, de la forma más calida y franca que jamás advirtió. Era la altura lo que le ayudaba a su contrario a enganchar ambos brazos y pasarlos por delante febrilmente. Tan sutil y compasivo le pareció el tacto, que tembló por un largo instante.

¿Porque se sentía débil? Insignificante al lado de un hombre tan capaz y calmo como lo era stephen. En cambio, temía que el otro le viera tan incompetente para manejar un poder como tal.

—Sí te sirve de consuelo... No es una alucinación. — pasó una mano por la frente del más bajo y la palpó con parsimonia. Como una madre revisa a un hijo con fiebre, comprobando que la temperatura no se ha elevado. Así strange le acariaba ocultamente preocupado. Nada tenía sentido, en el camino que habia cruzado aún sin estar realmente presente.
¿Entonces por qué sentía tanta responsabilidad?

—Eso quiere decir que cuando esto desaparezca. Usted me seguirá creyendo. — pregunto, tan turbado como desde el primer momento en que la anormalidad se presentó. Acaso, su perfil tan bajo lo hacía objetivo de ésta clase de efecto secundario. Solo la tocó una vez, la gema apareció sobre su mano cuándo natasha cayó. Pero, parecía que las secuelas le seguirán perseguiendo aun en tiempos de paz.

—Así es. — Y al responder todo cambió, el lugar se esfumaba, como una máquina al triturar. El ya acostumbrado, cerró los ojos decididamente. Apretando por mero instinto las clavículas de su compañero. Los nervios le eran engañosos en situaciones así.

Al parar, nadie podía adivinar que su paradero fuera nuevamente la habitación, donde ambos se hallaban desde la mañana. El amanecer seguía rebosante sobre su gran vebtaba. Y en cambio, algo dentro de si cambió. Tenía que hacer algo al respecto, algo que de verdad le ayudará a dejar el asunto de thanos detrás. Olvidar era anestésico, pero el tener que tratar con este caso en particular. Reabría cada minúscula cicatriz, cada minúsculo error que dejó pasar por alto.

Y le miró, dormido y consternado. Por que en efecto, el único creador de tan real ilusión seguía en un trance por cansancio. Pero, ahora ya no negaría la problemática.
—Por qué tu. Clint... — susurró, para ni despertar al dormilón recargado sobre la esquina del sillón. Con una expresión contraída por el espantó que implicaba cargar con tal poder. Y, denoto en sus mismas palabras que sentía suficiente confianza como para no llamarlo todo el tiempo tan formal. Barton era un apellido extraño de escuchar, pero el nombre le era fácil de recordar.
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