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Aprecia lo que tienes, no lo que perdiste por Yukihana-Hime

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Desvió la mirada de la luna, centrándose en las calles alumbradas de la aldea de Suna. Odia recordar su última plática con el Uzumaki, ya que el odio hacia sí mismo lo inundaba. ¿Cómo no pudo darse cuenta que lo amaba y era por eso que siempre lo buscaba? ¿No se suponía que era Uchiha Sasuke, siempre sabía lo que quería?


-Kankuro-san...-una voz conocida atrajo su atención.


Miro a su lado encontrándose con el sensei de sus hijos que se acercaba muy feliz al hermano mayor del Kazekage, al parecer ninguno lo había notado. Siguió viendo a Konohamaru, aquel chiquillo que tiempo atrás siempre estaba detrás de Naruto y que ahora lo odiaba a él. No lo culpaba, incluso él se odiaba. Después de que el Uzumaki se marchara de la aldea, Konohamaru y su equipo se dedicaron a buscarlo, más nunca lo consiguieron. Durante más de un año el nieto del tercero mantuvo un carácter serio, consecuencia de la partida de su "nii-chan", tiempo después y con las misiones secretas e importantes que le otorgo Shikamaru, el chico regreso a su carácter anterior, incluso se convirtió en el ninja guía de sus hijos.


Siempre creyó internamente que sus hijos se presentarían nada más salir de la academia, al examen chunnin, sin embargo no paso, ese año salió en una de sus búsquedas personales por Naruto, pensando que sus hijos le darían a su regreso la noticia de que lo habían pasado, mas no fue así, a su regreso le dijeron que ni siquiera fueron considerados para presentarlos. Por un tiempo creyó que Konohamaru no permitía que sus hijos no se presentaran por el rencor que le tenía, pero en la única vez en que presencio un entrenamiento entre sus hijos, noto que les faltaba mucho, y descubrió que ninguno había despertado el Sharingan, fue ahí que entendió porque Konohamaru no los había presentado en los dos exámenes anteriores.


Observo como aquellos ninjas intercambiaban palabras muy felices, el rostro del ninja de Konoha se ilumino con la misma sonrisa que se formaba tiempo atrás en su rostro, cuando estaba con el rubio. Kakashi le había comentado que el joven Sarutobi se había vuelto muy amigo de los hermanos Sabaku y lo noto cuando los ninjas de la arena estaban en su aldea por asuntos de los Kage's. Al aparecer encontró consuelo en Gaara al perder a su rubio hermano. Se le hacía curioso cómo le llamaba también "Gaa-niichan".


Los ninjas se alejaron, hacia la torre del Kazekage sin siquiera darse cuenta que él los había observado. El ver a Konohamaru tan crecido y siendo líder de su propio equipo, le restregaba los años que había perdido.


-Naruto...-susurro con melancolía mirando de nuevo la luna.


Mas no se hundió en sus recuerdos de nuevo, al sentirse amenazado, una mirada asesina era dirigida hacia él. Miro sus alrededores, solo viendo a los aldeanos pasear de manera alegre, algo que había caracterizado a la arena tiempo después del término de la aldea y del nombramiento del nuevo Hokage, Shikamaru era querido ahí por ser parte de la familia del Kazekage... estar seguros de una alianza inquebrantable entre las aldeas los tranquilizaba y alegraba... y tal vez había algo más, pero no se pondría a averiguar.


.


.


-Mamá, ¿está bien que paseemos así como si nada en otra aldea? -preguntó una jovencita de 15 años, de ojos y pelo negro, que utilizaba unos lenes de armazón rojo.


No era la primera vez que estaba en esa aldea pero siempre había sido como ninja en misión y acompañados de su sensei. Disfrutaban un poco de lo que su sensei les mostraba pero luego regresaban a su hogar, y a pesar de que eran aldeas aliadas, se sentía fuera de lugar.


-Sarada, no hay de qué preocuparse. -contesto amablemente Sakura a su pequeña.


Actualmente la pelirosa portaba el apellido Uchiha, al igual que su hija, Sarada Uchiha. Desde su embarazo, Sasuke le había prohibido realizar misiones y cuando nació su retoño, no quiso volver a hacerlas, se dedicó a ser la esposa ejemplar, intentando complacer en todo a su marido, pero ni así Sasuke la tomaba en cuenta.


-Sunagakure es aliada de Konoha, son aldeas hermanas. -agrego un joven pelinegro de 15 años, la viva imagen de Sasuke a su edad.- Después de todo, el sexto es cuñado de Kazekage-sama.


-Ryuu, no te alejes demasiado.-pidió Sakura al pequeño.


Ryuu Uchiha era hijo de Hotaru Utatane -fue la primera chica que embarazo Sasuke-, y que murió al darlo a luz, por lo cual la Haruno se hizo cargo de él, cuidándolo y criándolo como si fuera su propio hijo.


Meses después de que Naruto se marchara, se realizó un acuerdo para solucionar el dilema con la continuación del clan Uchiha. Con la intervención de Shikamaru como Hokage, se acordó que Hotaru sería la que se casaría con Sasuke, ya que pertenecía a una familia de mayor renombre dentro de Konoha y fue la primera, sin embargo al morir la prometida, Sakura fue la que contrajo matrimonio con su eterno amor de infancia.


-Sakura...-a pesar de haber sido criado por ella, sabia la verdad sobre su nacimiento, por lo que la llamaba por su nombre-... ¿Dónde esa papá?


-Dijo que daría una vuelta. -la pelirosa desvió la mirada un poco triste.


Desde hace mucho había aceptado que Sasuke nunca la querría y que siempre amaría a alguien más, considerándola a ella como una enfermedad que le destruyo la vida. Era su castigo y lo aceptaba por involucrarse con Sasuke aun sabiendo de la relación que mantenía con Naruto, y que este último no era consciente de los amoríos del Uchiha. Cuando le realizo el ultrasonido a Hotaru y la chica le confeso el padre, se aprovechó de su descubrimiento y amenazo al último Uchiha con contarle todo a su rubio compañero, lo chantajeo para tener, aunque fuera una vez, al renegado en su cama. Siendo honesta consigo misma, nunca espero quedar también embarazada.


Cuando supo sobre su estado se sintió mal por ello, no quería destruir la relación de sus compañeros por un capricho, más cuando se enteró que Naruto había terminado con Sasuke porque descubrió la verdad de sus amoríos con media aldea, pensó tener un oportunidad. Gran error, porque no solo nunca obtuvo el amor del azabache, si no que perdió un amigo por una razón que desconocía.


Durante su último mes en Konoha, Naruto la trataba igual al no saber sobre su embarazo con Sasuke, le pidió a todos que lo mantuvieran en secreto del rubio, ella buscaba la mejor manera de decírselo sin perder su amistad, pero si había algo diferente alrededor del rubio; lo notaba cansado, fatigado y agobiado, sumándole a la depresión de la ruptura con Sasuke, sin embargo el Uzumaki le prohibió examinarlo, dejando su cuidado a Tsunade.


Se sintió ofendida por ello y le reclamo en los últimos días, sacando a la luz su frustración porque la alejara, refugiándose siempre en Ino y Hinata...


...Naruto, su Naruto la había cambiado.


El candidato a Hokage no le dijo nada, se mantuvo callado todo el rato simplemente escuchándola, días después llegaron los Bijuu y perdió total contacto con él, su intención era disculparse por su arrebato y contarle la verdad el día de la ceremonia pero eso no ocurrió.


Quedando sola en la vida, había decepcionado a sus amigos y a sus padres...


Y a pesar de aceptar su karma de un matrimonio con amor unilateral, lo único que deseaba; era que Sasuke también aceptara su parte de la culpa y que tratara mejor a sus hijos, los que tanto había deseado.


El Uchiha se había desobligado de todo una vez que ambos niños nacieron, casándose con ella la dejo en casa yéndose a viajar solo, regresando de vez en cuando y solamente se la pasaba en misiones. Sabía muy bien que los dichosos viajes que hacia su marido eran para buscar a Naruto, y fue así como se convencía de que nunca la amaría.


-¿Crees que vaya a vernos durante el examen? -pregunto tímida y temerosa por la respuesta, Sarada.


-¡Por supuesto que sí! ¡Son sus hijos! -Respondió alegre la pelirosa, intentando transmitirles confianza a los menores.- ¿Por qué dudarían de eso, incluso viajo hasta aquí?


-No tienes que mentir Sakura. -dijo Ryuu con seriedad pero la mujer sabía que estaba triste.- Escuche al tío Kiba que el sexto lo obligo a venir, lo amenazo ya que en realidad él no deseaba vernos... de nuevo...


-Eso es...


La pelirosa miro a sus retoños, sintiendo una gran pena y dolor al no saber cómo contradecir la verdad. Ante el silencio de su figura materna, ambos menores Uchiha sintieron ganas de llorar, al comprender la silenciosa afirmación, pero no lo harían o de lo contrario no serían dignos Uchiha


Tanto Sarada como Ryuu desarrollaron una baja autoestima por culpa de su padre; Sasuke se había encargado de siempre reprocharles que no eran suficientes dignos del apellido a pesar de ser considerados genios por los demás. Su padre, siempre les decía que un Uchiha "era más esto, más aquello..." nunca cumplían sus expectativas a pesar de forzarse a su límite.


-Obligado o no, él está aquí. -Sakura rompió el triste silencio.- Y me asegurare de que él los vea.


-No tienes que forzarlo. -dijo Sarada.


-Es verdad, contigo nos basta y sobra...


-No, es su deber de padre. -interrumpió la pelirosa a su pequeño- Además, ustedes desean mostrarles sus nuevas técnicas ¿verdad? -les sonrió, revolviendo sus cabellos oscuros.


-Si -contestaron los hermanos a la vez con una sonrisa. Su madre siempre les dio amor.


Continuaron su recorrido por las calles de Suna, platicando animadamente. Los menores escuchaban con alegría y emoción -rasgo que no tenían en común con su padre ya que ellos eran más expresivos- las anécdotas de su madre. La Haruno les contaba sobre sus antiguas misiones en el equipo 7; ahora en particular contaban sobre el rescate del Kazekage.


El contarles aquellos días le alegraba aunque fuera un poco a ella misma, el recordar aquellos tiempos eran la única alegría que podía sacar de su pasado. La hermosa familia de tres, enmudeció al ver enfrente de ellos al cuarto miembro y siempre ausente, que miraba a los alrededores.


-Sasuke-kun...-el azabache mayor se percató de su "familia", chasqueo la lengua al acercarse a ellos-... ¿sucede algo?


-No... -contesto con simpleza.


Los pequeños Uchiha lo miraron curiosos por su extraño comportamiento, lo normal hubiera sido que él les cuestionara que hacían ahí y sin esperar respuesta les ordenara regresar a la casa e irse sin decirles algo más. Pero no, Sasuke seguía enfrente de ellos, mirando alrededor.


El azabache mayor intento concentrarse en sentir a alguien cerca de ellos, desde hacía un rato se sentía observado.


-¿Quieres que vallamos a cenar en familia? -pregunto Sakura con la esperanza de que su marido aceptara esta vez.


Los menores tomaron cada uno, una mano de su madre, buscando un poco de apoyo. Su padre los intimidaba y no sabían cómo debían comportarse enfrente de él sin molestarlo. El gesto de apoyo hizo que el Uchiha mayor frunciera el ceño, sus hijos eran débiles... siempre buscando la ayuda de alguien más.


-No. -una respuesta rápida y cortante como siempre


-Pero ya que los chicos presentaran mañana el examen, sería bueno que pasaras tiempo esta noche con...


-¿Por qué tendrían que pasar tiempo con ellos? -pregunto fríamente.- Solo es un examen...


-Pero, nunca sabemos que puede...


-Sakura. -La mujer callo al oír la severa voz de su esposo.- Si tanto te preocupa que les pase algo es porque siguen siendo débiles...


Sarada y Ryuu agacharon la mirada, conteniendo el llanto, no importaba que hicieran no serían reconocidos por su progenitor. Y antes de que cayeran completamente en el fondo del pozo de la tristeza, sintieron como la pelirosa apretaba un poco más sus manos, diciéndoles mudamente "Estoy aquí".


-...y en ese caso deberían estar entrenando.


Un estremecimiento recorrió la espalda de los menores y de Sasuke, por unos segundos sintieron una sed de sangre dirigida hacia uno de ellos. Se sentían cual presas siendo acechados por un cazador. Sin perder tiempo miraron a su alrededor notando que las personas a su alrededor no les prestaban atención, era como si les ignoraran. El azabache miro de reojo a sus hijos y desaprobando la actitud de estos; quienes ahora tomaban con mayor fuerza a su madre de la mano, como queriendo alejarla de un posible peligro.


Comenzaron a caminar de nuevo, esta vez en compañía de Sasuke quien iba unos pasos adelante. Los pequeños preguntándose porque no se iba, aunque también lo agradecían debido a que aún se sentían vigilados, temerosos de que algo los acechara de nuevo.


-¿Sucede algo? -pregunto la pelirosa, deteniendo a todos.


-Nada, no pasa nada. -respondió Ryuu en tono serio pero con una ligera sonrisa, dedicada a la mayor.


-¿En serio? -Sakura no les creía nada y más al sentir el nerviosismo de su hija a quien no le había soltado la mano.- Están actuando raro.


-No pasa nada, Mamá. -respondió Sarada forzando una sonrisa.


-Ryuu, Sarada...-los pequeños miraron a su madre-...no quiero que me mientan.


Sasuke bufo molesto ante las acciones de los pequeños. ¿Por qué no podían comportarse seriamente como un Uchiha? Serios, perfectos y dignos, siempre ocultando las cosas con la indiferencia. Prefirió alejarse de ellos antes de que lo llevaran a su límite de tolerancia.


-Alguien nos está vigilando. -dijo Sarada en voz baja y mirando al suelo.-...Son dos.


-Llevan un rato siguiéndonos...-agrego el chico en la misma posición que su hermana.- Y ahora están en aquel edificio. -señalo una posada cercana a la torre del Kazekage.


Y por primera vez, Sasuke no supo que cara poner; sus hijos afirmaban algo que él no podía. Era consciente que lo vigilaban, más no sabía cuantos y desde donde. Dirigió su mirada al lugar, solo alcanzando a ver como dos sombras desaparecían, ayudadas por la oscuridad de la noche.


.


.


.


Al siguiente día:


Shikamaru en compañía de Kakashi, Sai, Ino y Sasuke se encontraban acordando los últimos detalles de las próximos días en una de las salas de reuniones en la torre del Kazekage, junto con él, Matsuri -estudiante del Kage- y uno de los ancianos del consejo de Suna; los exámenes chunnin se harían esta vez en esa aldea y como tal, debían arreglar algunos puntos de vista. Lo curioso de tal evento, era que desde hacía unos años, lo que era un suceso serio, se había vuelto un festival que duraba varios días en aquella singular aldea.


Siempre que la arena era la responsable de ser la anfitriona, durante dos semanas toda la aldea se la pasaba celebrando y este año no sería la excepción, ya que los participantes eran de gran calidad.


-Bueno, creo que eso sería todo lo correspondiente al itinerario de estas semanas. -dijo Gaara suspirando de que al fin pudiera ser libre.


-Bueno, creo que no queda duda, por lo que estaría bien dejar esto aquí. Cualquier cosa que surja nos podremos hacer cargo en su momento. -Shikamaru recogió las hojas que había regado a su alrededor.


-Bueno, nosotros nos retiramos a dar las órdenes. -dijo el anciano al levantarse y salir seguido de la chica.


-Se los encargo. -dijo el pelirrojo.


-Con su permiso Kazekage-sama, Hokage-sama. -antes de cerrar la puerta, la chica hizo una reverencia.


Los dos líderes de aldea suspiraron, sintiéndose mejor ahora que todo quedaba en un círculo de amigos, bueno casi, Sasuke salía sobrando.


-Para empezar no sé porque hacemos esto. -se quejó Sasuke quien estaba de malhumor como siempre.- Solo deberíamos preocuparnos por el examen. Solo quiero largarme de aquí y regresar a Konoha.


-No puedes hacer eso. -Shikamaru se molestó con su mejor ninja, el pasar de los años solo lo habían amargado mas.- Tus hijos participarán en este examen, deberías estar pensando en eso.


-¿Y el que ellos participen que me importa? Ya perdieron dos años por la tonta opinión de su profesor, que no los creía listos hasta ahora. No serán dignos Uchiha si reprueban esta prue...


-¡Oto-san!


La discusión se detuvo ante el sonido de la puerta al ser abierta tan brutalmente. Los presentes solo observaron como un borrón rojizo se desplazaba desde la entrada, hasta el lugar del Kazekage, quien para sorpresa de todos, sonreía. Algunos miembros de Konoha no pudieron quedar más confusos por la situación, el pelirrojo tenía en brazos a una pequeña de aproximadamente 6 años, de cabello largo rojo, piel blanca y ojos azules, que sonreía tan abiertamente. La pequeña era una belleza y crecería atrayendo miradas más que inocentes, de eso estaban seguros.


-¡Oto-san, mira lo que me regalo la tía Temari! -la pequeña le mostró al mayor un abanico pequeño- La acabo de ver paseando por la aldea en compañía de...


-Es hermoso Mito. -dijo el pelirrojo dándole un beso en la mejilla, provocando una pequeña risita de la infante.- ¿Y tú papi?


-Se quedó platicando en la entrada con Yuu-oniichan. -respondió besando la mejilla del mayor


Los demás no podían creer nada de lo que veían; aquel frio y serio hombre, mostraba en esos momentos tantas expresiones llenas de sentimientos reales que no podían articular palabra. La pequeña sintió las miradas posadas en ellos y observo como el cuarto que creía vacío, se encontraba lleno de personas que no conocía.


-Lo siento, Oto-san. No sabía que estabas ocupado. -dijo con rapidez la pequeña- Papi dijo que era la hora del almuerzo y yo creí que...


-Está bien. No te preocupes. -interrumpió amablemente Gaara al notar la verdadera angustia de la pequeña, en verdad lo sentía, aunque no debía, no había hecho nada malo.- Fue mi error. Me olvide que el día de hoy comeríamos juntos, debí terminar mi trabajo hace un tiempo. ¿Me perdonas?


-¡Sí! -un sonoro beso de parte de la pequeña saco de su letargo a los ninjas de la aldea vecina.


-¿Y a mí no piensas saludarme, Mito-chan? -la pregunta cariñosa del Hokage, atrajo la atención de su sequito, quienes lo miraron sin saber cómo es que conocía a aquella pequeña y el porqué de tanto sentimiento al hablarle.


-¿Tío Shika? -la niña miro más detenidamente al contrario, quien se quitó su sombrero de Kage mostrando así su rostro.- ¡Tío Shika!


Sin perder tiempo y con una gran alegría que les era familiar a los presentes, la pequeña pelirroja se bajó de los brazos del pelirrojo y corrió sobre el escritorio, pisando algunos papeles a su paso, y en cuanto acorto la distancia se lanzó a los brazos de su tío.


-Nadie me dijo que vendrías. -decía la pequeña mientras abrazaba más fuerte al mayor.- Todos son malos conmigo. Nunca me dicen nada. Ni siquiera me dejan ir a Konoha...


-Ya, ya. -consolaba el Hokage con una sonrisa ladina.- Me alegra ver que no has cambiado mucho, sigues siendo pequeña y...


-¡Crecí! -chillo la menor haciendo un adorable puchero, sintiéndose ofendida por el comentario anterior.- Mis padres dicen que seré muy grande y muy bonita...


El ver los esfuerzos de la pequeña por convencer al castaño sobre sus cambios, atrajo la visión de un rubio revoltoso de Konoha a la mente de todos. El Uchiha chasqueo la lengua más que molesto, no quería pensar en lo que había perdido.


Ino fue la primera en hablar para salir de dudas, temiendo por las ideas que comenzaban a formarse en su mente; al ver los gestos, la actitud y aquellos ojos tan hermosamente azules de la pelirroja que eran tan iguales a un viejo conocido.


-Shikamaru...-dijo con voz queda, que fue apagada por la enérgica de la niña.- Shikamaru. -alzo la voz, atrayendo la atención de tío y sobrina.


Gaara detuvo su actividad -sacudir el polvo que dejaron las sandalias de la pequeña cuando corrió sobre los papeles-, y miro a la rubia. Sai se había colocado al lado de su esposa, y Kakashi al lado de Sasuke en espera de lo que sucedería.


-... ¿Y esa pequeña?


La niña en cuestión, ladeo su cabecita a un lado sin entender muy bien el tenso ambiente. Dirigió su mirada a la mujer. Se miraron fijamente unos segundos, dos pares de ojos azules en diferentes tonalidades. El contacto continuo hasta que la pequeña lo rompió al cerrar los ojos y sonreír aún más, provocando un estremecimiento mayor en la Yamanaka, quien no pudo evitar al igual que los demás, sobreponer la imagen de un rubio con graciosas marquitas sobre la pelirroja.


-Mito, modales. -dijo seriamente Gaara, reprochándose internamente por dejarse llevar por la energía sin freno de la infante.


-Lo siento, Oto-san.


Shikamaru deposito a la pequeña que aun sonría en la mesa. Todos observaron cómo sacudía la falda de su vestido intentando arreglarlo. Una vez que sentía que su vestimenta estaba presentable, levanto la vista a los invitados y sonrió.


-Perdón por mi tardía presentación... Mi nombre es Sabaku No Mito, hija del guapo y gran Kazekage de Suna; Sabaku No Gaara. El mejor hombre y padre que hay en la tierra. Es un gusto conocerlos. -hizo una leve reverencia.


Los ninjas dirigieron su incrédula vista al pelirrojo quien se las devolvió intrigado, ¿es que no lo creían capaz de tener familia? Sonrió al ver como el Uchiha fruncía el ceño ante los halagos de su hija. Si aquel ex-renegado le tenía envidia ahora, no quería pensar como lo vería más adelante.


-¿Hija de Gaara-sama? -pregunto Ino sin poder creerlo, mirando alternativamente a padre e hija.


-Sí. -contesto con alegría la pequeña, corriendo de nuevo a los brazos de su progenitor, quien suspiro al ver que de nada sirvió sacudir las huellas pasadas. Recibió gustoso a la pequeña de nuevo en brazos.- Somos igualitos.


Los ninjas los observaron detenidamente, aceptando que de no ser por los ojos, la pequeña sería una copia a escala del mayor.


-¿A que mi papá es guapísimo? -pregunto al ver que la chica no dejaba de ver a su padre.- ¿Sucede algo? -pregunto de nuevo al no oír respuesta y al notar los rostros nada felices de los presentes, a excepción de Shikamaru quien le sonría.


-Y antes de que les dé un infarto...-la gruesa voz del Kazekage se escuchó en la silenciosa habitación.- Les informo que tengo otros tres hijos...-los ojos de los contrarios se agrandaron de la sorpresa. 

Notas finales:

Yukihana: Con un dia de retraso pero aqui esta...


Espero les guste y comenten, asi como que disfruten...


Se cuidan~


Bye~ Bye~


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